EL TIEMPO SUPRAHISTÓRICO. Dra: Margarita Rojas G
Aunque las dos
novelas policíacas de Méndez Limbrick se ambientan en la época
contemporánea y no podrían considerarse novelas históricas, en
ambas hay cierta experimentación con el plano temporal. En
Mariposas negras, mediante un relato insertado se retrocede hasta la
antigüedad romana; el narrador es Macrón, un herbolario de la época
del emperador Augusto. La inclusión de esa época histórica permite
enlazar los acontecimientos del presente dentro de una especie de
plan suprahistórico, que atraviesa las épocas desde la antigüedad.
De esa manera, el texto parece sugerir que así como existe una
subciudad bajo la ciudad que normalmente todos vemos, a lo largo de
los siglos ha habido una cofradía que actúa impunemente, hereda sus
leyes y se mueve a través de los continentes.
En la otra novela,
El laberinto del verdugo, el tiempo histórico retrocede un poco
menos en la línea temporal y también se adelanta. El tiempo se
materializa en varias zonas urbanas que no siempre poseen un
referente real en la ciudad conocida. Así, algunos acontecimientos
se desarrollan en una ciudad del futuro: se viaja, por ejemplo, a
través de distintos distritos de San José en un metro periférico;
también la ciudad universitaria presenta características
futuristas: la biblioteca es toda electrónica y tiene diez pisos.
Respecto al pasado,
el tiempo se materializa sobre todo en el archivo del país que cuida
el nonagenario Gran Archivero de la Noche, hábil restaurador de
libros viejos y exdelincuente adicto a la morfina. Este construyó un
laberinto donde guarda la historia no oficial de Costa Rica, dédalo
que se llama, como la novela, el Laberinto del verdugo.
Sin embargo, donde
mejor queda atrapada la temporalidad es en los libros que transitan
desde distintas épocas y pasan de mano en mano. En el país, el
Archivero no solo es el guardián de tesoros bibliográficos
nacionales, desde joven asombró por su poder para la restauración
de las joyas patrimoniales hasta el punto que “cualquiera
sospechaba que el escribano o el gobernador de Cartago refrendaba los
documentos el día anterior” (p. 235).
Pero el tiempo que
se repasa en el Octaedro del Gran Archivero es sobre todo el de la
criminalidad; los asesinatos de jóvenes en el presente se conectan
con otros que se remontan a la primera mitad del siglo XX. Así, ante
la inoperancia de la investigación policial, un periodista y el
Archivero encuentran las claves que solucionan los crímenes en los
viejos periódicos y archivos que resguarda aquel. El pasado no solo
ofrece la información necesaria al presente sino que este repite los
hechos sucedidos antes; de este modo, el mal resulta ser una
presencia perenne, que cobija todas las épocas.
Fuente:
100 años de literatura costarricense tomo II
Páginas: 1000-1002.
Margarita Rojas. Flora Ovares.
Editorial Costa Rica - Editorial UCR. 2018.-
100 años de literatura costarricense tomo II
Páginas: 1000-1002.
Margarita Rojas. Flora Ovares.
Editorial Costa Rica - Editorial UCR. 2018.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario