Escritos a lo largo de mas de cincuenta años, los diarios de Bioy Casares
—de los que procede este libro— conforman un vasto universo donde
los apuntes de las conversaciones con Borges conviven con el testimonio
de la vida cotidiana y el frecuente examen de cuestiones de conducta.
Porque representan la madurez estilistica de su autor y presuponen la
adopcion de un ideal de perfeccion para maestros, que «acoge lo superfluo y
la digresion», no es casual que comiencen en 1947. Durante la decada anterior,
las severidades de la literatura deliberada habian impuesto a las ficciones
de Bioy un estudiado distanciamiento ajeno a la confidencia; sus
diarios, en cambio, corresponden al impulso que aparece en los ultimos
cuentos de La trama celeste y en El sueno de los heroes donde, seguro de haber
«aprendido lo suficiente en la profesion de escritor», presta atencion
creciente a la caracterizacion psicologica, abunda en digresiones y alcanza
en la prosa su fluidez coloquial definitiva.
Las primeras entradas ya contienen anotaciones que Borges incluye:
en un mismo movimiento, las tendencias que consentian y propiciaban
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la actividad del diarista, tambien la volvian, desde una mirada nada discipular,
hacia el interlocutor inmediato. A este impulso, propio del progreso
de su estilo, contribuia, sin duda, el ejemplo de la Vida de Samuel
Johnson de Boswell, especialmente despues de la edicion de una Suma de
Johnson, prologada y anotada por Bioy entre 1944 y 1946, destinada a
una coleccion, luego frustrada, de antologias de autores clasicos proyectada
junto a Borges.
En septiembre de 1946 termino Bioy su prologo a la Suma; en 1947
empezo a registrar las «interminables, exaltadas conversaciones» con
Borges, afanes en los que persevero, calladamente, durante casi cuarenta
anos. Desde 1987 publico fragmentos de esas charlas, que aspiraba a reunir,
segun anuncio en 1990, en un libro donde Borges apareceria «riendose
de las cosas que el mismo respetaba, hablando como un amigo intimo
». En 1996, dentro de nuestro plan de edicion de sus papeles privados,
acordamos realizarlo: examine sus diarios, sus cuadernos de apuntes, sus
libretas y su correspondencia, y, durante 1997 y 1998 revisamos, organizamos
y corregimos el texto, que leimos integramente en su version final
no menos de dos veces antes del adverso milagro de 1999.
«Lo que podria hacer —explico alguna vez Bioy— es solo contar como
lo vi yo, como fue conmigo. Corregir algunos errores que se cometieron
sobre el, defender a Borges y, sobre todo, defender la verdad.»
Ojala esta edicion sea fiel a ese proposito.
DANIEL MARTINO
p. 12
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