sábado, 11 de junio de 2016

Bioy Casares. Diarios íntimos. Borges.


1931-1946
Creo que mi amistad con Borges procede de una primera conversacion,
ocurrida en 1931 o 32, en el trayecto entre San Isidro y Buenos Aires.
Borges era entonces uno de nuestros jovenes escritores de mayor renombre
y yo un muchacho con un libro publicado en secreto. Ante una
pregunta sobre mis autores preferidos, tome la palabra y, desafiando la
timidez, que me impedia mantener la sintaxis una frase entera, emprendi
el elogio de la prosa desvaida de un poetastro que dirigia la pagina
literaria de un diario porteno. Quizas para renovar el aire, Borges
amplio la pregunta:
—De acuerdo —concedio—, pero fuera de Fulano, .a quien admira,
en este siglo o en cualquier otro?
—A Gabriel Miro, a Azorin, a James Joyce —conteste.
.Que hacer con una respuesta asi? Por mi parte no era capaz de explicar
que me agradaba en los amplios frescos biblicos y aun eclesiasticos
de Miro, en los cuadritos aldeanos de Azorin ni en la garrula cascada de
Joyce, apenas entendida, de la que se levantaba, como irisado vapor, todo
el prestigio de lo hermetico, de lo extrano y de lo moderno. Borges dijo
algo en el sentido de que solo en escritores entregados al encanto de la
palabra hallan los jovenes literatura en cantidad suficiente. Despues, hablando
de la admiracion por Joyce, agrego:
—Claro. Es una intencion, un acto de fe, una promesa. La promesa
de que les gustara —se referia a los jovenes— cuando lo lean.
De aquella epoca me queda un vago recuerdo de caminatas entre casitas
de barrios de Buenos Aires o entre quintas de Adrogue y de interminables,
exaltadas conversaciones sobre libros y argumentos de libros. Se que
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1931-1946
una tarde, en los alrededores de la Recoleta, le referi la idea del «Perjurio
de la nieve», cuento que escribi muchos anos despues, y que otra tarde llegamos
a una vasta casa de la calle Austria, donde conoci a Manuel Peyrou y
reverentemente oimos en un disco La mauvaise priere, cantada por Damia.
En 1935 o 36 fuimos a pasar una semana a una estancia en Pardo,
con el proposito de escribir en colaboracion un folleto comercial, aparentemente
cientifico, sobre los meritos de un alimento mas o menos
bulgaro.1 Hacia frio, la casa estaba en ruinas, no saliamos del comedor,
en cuya chimenea crepitaban llamas de eucaliptos. Aquel folleto significo
para mi un valioso aprendizaje; despues de su redaccion yo era otro escritor,
mas experimentado y avezado. Toda colaboracion con Borges
equivalia a anos de trabajo. Intentamos tambien un soneto enumerativo,2
en cuyos tercetos no recuerdo como justificamos el verso
los molinos, los angeles, las eles
y proyectamos un cuento policial —las ideas eran de Borges— que trataba
de un doctor Preetorius, un aleman vasto y suave, director de un colegio,
donde por medios hedonicos (juegos obligatorios, musica a toda
hora) torturaba y mataba a ninos.3 Este argumento es el punto de partida
de toda la obra de Bustos Domecq y Suarez Lynch.
Entre tantas conversaciones olvidadas, recuerdo una de esa remota
semana en el campo. Yo estaba seguro de que para la creacion artistica y
literaria era indispensable la libertad total, la libertad idiota, que reclamaba
uno de mis autores, y andaba como arrebatado por un manifiesto,
leido no se donde, que unicamente consistia en la repeticion de dos palabras:
Lo nuevo;4 de modo que me puse a ponderar la contribucion a las
artes y a las letras, del sueno, de la irreflexion, de la locura. Me esperaba
una sorpresa. Borges abogaba por el arte deliberado, tomaba partido con
Horacio y con los profesores, contra mis heroes, los deslumbrantes poetas
1. Leche Cuajada [La Martona, 1935]. El folleto es un cuadernillo de dieciseis paginas
en octavo menor, en cuya cubierta aparece una ilustracion de Silvina Ocampo.
2. «Los angeles lampinos», soneto aliterado del que solo sobreviven cuatro versos.
3. «El doctor Preetorius» [LN, 1 / 1 1 / 9 0 ] . La inspiracion, segun ha descubierto Alfredo
Grieco y Bavio, proviene de la comedia de Curt Goetz, Dr. Med. Hiob Praetorius, estrenada en
Stuttgart en diciembre de 1932; Borges habria conocido su argumento a traves de la minuciosa
descripcion de Olaf Anderson —«Apuntes del teatro aleman. El Dr. Job Praetorius»—
aparecida en LN, 1/7/34.
4. GOMEZ DE LA SERNA, Ramon, Ismos [Madrid: Biblioteca Nueva, 1931]: 14-15.
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tas y pintores de vanguardia. Vivimos ensimismados, poco o nada sabemos
de nuestro projimo. En aquella discusion Borges me dejo la ultima
palabra y yo atribui la circunstancia al valor de mis razones, pero al dia
siguiente, a lo mejor esa noche, me mude de bando y empece a descubrir
que muchos autores eran menos admirables en sus obras que en las
paginas de criticos y de cronistas, y me esforce por inventar y componer
juiciosamente mis relatos.
Por dispares que fueramos como escritores, la amistad cabia, porque
teniamos una compartida pasion por los libros. Tardes y noches conversamos
de Johnson, de De Quincey, de Stevenson, de literatura fantastica,
de argumentos policiales, de L'Illusion Comique, de teorias literarias, de las
contrerimes de Toulet, de problemas de traduccion, de Cervantes, de Lugones,
de Gongora y de Quevedo, del soneto, del verso libre, de literatura
china, de Macedonio Fernandez, de Dunne, del tiempo, de la relatividad,
del idealismo, de la Fantasia metafisica de Schopenhauer, del
neo-criol de Xul Solar, de la Critica del lenguaje de Mauthner.
En 1936 fundamos la revista Destiempo. El titulo indicaba nuestro anhelo
de sustraernos a supersticiones de la epoca. Objetabamos particularmente
la tendencia de algunos criticos a pasar por alto el valor intrinseco
de las obras y a demorarse en aspectos folkloricos, teluricos o vinculados
a la Historia literaria o a las disciplinas y estadisticas sociologicas. Creiamos
que los preciosos antecedentes de una escuela eran a veces tan dignos
de olvido como las probables, o inevitables, trilogias sobre el gaucho,
la modista de clase media, etcetera.
La manana de septiembre en que salimos de la imprenta de Colombo,
en la calle Hortiguera, con el primer numero de la revista, Borges propuso,
un poco en broma, un poco en serio, que nos fotografiaramos para la Historia.
Asi lo hicimos en una modesta galeria de barrio. Tan rapidamente se
extravio esa fotografia, que ni siquiera la recuerdo. Destiempo reunio en sus
paginas a escritores ilustres y llego al numero 3.
En muy diversas tareas he colaborado con Borges: hemos escrito
cuentos policiales y fantasticos de intencion satirica, guiones para el cinematografo,
articulos y prologos; hemos dirigido colecciones de libros,
compilado antologias, anotado obras clasicas. Entre los mejores momentos
de mi vida estan las noches en que anotamos Urn Burial, Christian
Morals y Religio Medici de sir Thomas Browne y la Agudeza y arte de ingenio
de Gracian y aquellas otras, de algun invierno anterior, en que
elegimos textos para la Antologia fantastica y tradujimos a Swedenborg, a
Poe, a Villiers de L'Isle-Adam, a Kipling, a Wells, a Beerbohm.
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1931-1946
.Como evocar lo que senti en nuestros dialogos de entonces? Comentados
por Borges, los versos, las observaciones criticas, los episodios
novelescos de los libros que yo habia leido aparecian con una verdad
nueva y todo lo que no habia leido, como un mundo de aventuras, como
el sueno deslumbrante que por momentos la vida misma llega a ser.
Me pregunto si parte del Buenos Aires de ahora que ha de recoger
la posteridad no consistira en episodios y personajes de una novela inventada
por Borges. Probablemente asi ocurra, pues he comprobado que
muchas veces la palabra de Borges confiere a la gente mas realidad que la
vida misma.
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Fuente: Editorial Destino.

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