VISTA DEL AMANECER EN EL TROPICO
Guillermo Cabrera Infante
«Ahí está la isla, todavía surgiendo entre el océano y el golfo: ahí está», se lee al final del primero de estos 101 textos perfectamente encadenados al ritmo trágico y musical de una historia que pudiera parecer inventada pero que no es sino el espejo de lo real. ¿Relatos? ¿Novela? Posiblemente poemas. Lo que sí está claro es que este libro de Guillermo Cabrera Infante, publicado por vez primera en 1974, ocupó la mente del escritor durante largos lustros. Cuando en 1964 obtuvo el premio Biblioteca Breve con Tres tristes tigres, el manuscrito presentado llevaba ya este título, Vista del amanecer en el trópico, que posteriormente cobijaría este libro completamente distinto.
«Y ahí estará», se dice en el texto final de este extraordinario conjunto verbal que desgrana un brillante, sutil y terrible desfile de imágenes encadenadas en una incomparable cascada multicolor. Como en un diorama, como en una linterna mágica, aquí se cuenta a golpes la historia de un país y de sus gentes, de una isla, Cuba, desde que surge del Océano y entra en la historia, de la mano de su primera tragedia, el descubrimiento y la conquista, hasta los últimos años después de la revolución; desde los primeros indios, esta sucesión de imágenes tan fulgurantes que parecen estáticas, pero cuyo ritmo en sucesión se anima y dinamiza irremediablemente, la historia atraviesa la conquista, la colonización, la dramática guerra de la
independencia, la explotación posterior, la tiranía y la revolución final. Estampas, grabados, viejas fotografías, se animan bajo la pluma densa y espectacular de Guillermo Cabrera Infante, y configuran un relato unitario y despedazado a la vez, cargado de magia y de sangre, de violencia y aurora al mismo tiempo, hasta llegar a un final que no lo es: «Esa triste, infeliz y larga isla estará ahí después del último indio y después del último español y después del último africano y después del último americano y después del último de los cubanos, sobreviviendo a todos los naufragios y eternamente bañada por la corriente del golfo: bella y verde, imperecedera, eterna».
Fuente:
NARRATIVA MONDADORI
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