viernes, 27 de febrero de 2015

Filippo Tommaso Marinetti. Istmos de vanguardia: Futurismo.


Filippo Tommaso Marinetti (Alejandría, Egipto, 22 de diciembre de 1876 – Bellagio, Como, 2 de diciembre de 1944) fue un ideólogo, poeta y editor italiano del siglo XX, y fundador del movimiento futurista. Estudió, además de en su ciudad natal, en París, donde terminó el bachillerato. Se licenció en Derecho en 1899 en la Universidad de Pavía.

Escribió algunos libros de poesía en francés, en los que utiliza el verso libre —precedente de las «palabras en libertad»— y desarrolla la mística del superhombre, inspirada en el poeta Gabriele D`Annunzio.

En 1905 fundó en Milán, en colaboración con el autor Sem Benelli, la revista Poesia. En 1909 publicó en el periódico francés Le Figaro el Manifiesto del Futurismo, y en 1910, en el mismo diario, el segundo manifiesto.
Fuente: N.N.


***

(Fragmento: Manifiesto y textos FUTURISTAS).

Las primeras batallas
He de comenzar declarando que amamos
muy apasionadamente las ideas !uturistas, para
que 1l0S sea posible revestirlas de formas diplomAticae
y de mAscaras elegantes.
Seré, pues, forzosamente agresivo en eete
libro, tanto mAs cuanto que profeso un franco
horror á las medias palabras y á la elocuencia
académica. Por otra parte, la lucha encarnizada
que sostenemos cada d(a contra todos y con·
tra todo en Italia, ha exasperado singularmente
nuestra violencia habitual.
Las circunstancias nos im ponen actitudes
brutales. Nuestro caminar azaroso apenas pue·
de cuidarse de eeneibler(as. Nos es forZOBO avivar
rudamente el mortecino rescoldo espiritual
de nuestros escépticos contemporáneos. La elec-
--25
ción de armas nos eetA vedada., y nos vemol
constrel1idos Aservirnos de piedras y de mar·
tillos groseros, de escobas y de paraguas para
romper y echar abajo la enorme batahola de
Duestros retrógradoe enemigos loe tradiciona·
lietaR.
Hace próximamente un afio, publicaba yo
en Le Figaro el célebre Manifiesto del FuturiB·
mo. Este fué el punto inicial de nuestra rebelión
contra el culto del pasado, la tiranla de
las academias y la baja venalidad que mina la
literatura contemporánea.
Ya estaréis al corriente, sin duda, del des·
encadenamiento de polémicas y de la racha de
injuI'ia8 y aplausos entusiasta. que acogieron
este manifiesto.
Sin embargo, es preciso decir que una gran
parte de los que n08 ban injuriado no habla
comprendido absolutamente nada de la virulencia
lfrica y un tanto sibilina de este gran
grito revolucionario.
Afortunadamente, entre los jóvenes, lo que
el cerebro no habla comprendido la sangre lo
babia adivinado. En efecto; á la. sangre de la.
raza italiana es á la que nos hemos dirigido,
respondiendo aquélla con la8 veintidós mil fervientes
adhesiones de j6venes convencidos por
nosotros. Y tengo el orgullo de declarar aqul
--26
que todo! los estudiantes de Italia estAn hoy A
Duestro lado.
Nuestro campo de acción se ensancha cada
dia, ganando las atmósfera! literarias y arUstl·
eas del mundo entero. Los pintores futuristas se
ban unido A los poetas futurista!, y Últimamen.
te hemos tenido la alegrfa de lanzar el ManIfiesto
del músico futurlsta Balilla Pratella, grito
de rebeldfa contra la forma mercantil y necia·
mente convencional del melodrama italiano.
Nuestro influjo ascendente S8 revela de una
manera inesperada basta en 101 escritos de
nuestrol ad versarjo8.
Los peri6dicos italianos, efectivamente, con·
eagran largos arUcul08 de polémica á la con-o
cepclón absolutamente luturista de la óltima
Dovela de Gabriel D'Annunzio, quien en una
interviá explicativa plagia nuestra afirmación
eobre el desprecio de la mujer, condición esen·
cial para la existencia del héroe moderno.
Reaccionario convertido, Gabriel D.'Annun·
lijo nos sigue desde lejos. sin tener el valor de
renunciar ABU innumerable clientela de erotó·
manos enfermizos y de arqueólogos elegantes.
Por eet.o mismo, DO nos contenta haber mar·
cado una huella tan decieiva en uno de 101
escritores mAs importantes de la Italia contemporánea,
ni vernos valerosamente defendid08
---27
por UD escultor de genio, como Vicenzo Gemit0t
y por un novelista tao ilustre como Luigi Ca.·
puana, que 8e duelen públicamente en la prensa
italiana de no poder-á C~U8a. de su edad
avanzáda-venir á batirse junto á nosotros á
pulletazos y bofetadas sonoras contra la vieja
Italia degenerada, mohosa y vendida.
Porque A pufietazo8 y bofetadas sonoras he·
moe luchado en los teatros de las más importantes
ciudades italianas.
Después de la victol'ia de Trieste, ganada
en el teatro Rossetti, reaparecimos súbitamente
en el teatro Lfrico de MUAn ante un público de
cuatro mil personas, al que no le ocultamos las
mAs insolentes y las más crueles verdades.
Yo tenia á mi alrededor los grandes poetas
de veinte aftos, A quienes ya eonrfe la glori9,
G. P. Lucini, P. Buzzi, E. Cavaccbioli, Giu
seppe Carrieri, Libero Altornare, Armando
Jrlazza, A. Palazzeechi. Elloe denunciaron con·
migo en prosa y vereo el eetadQ ignominioso en
tque Be debate Duestra intelectualidad, el oportunismo
y la mediocridad que presiden nuestra.
polUica extranjera y la necesidad urgente de
resucitar A toda costa DueBtra dignidad nacio-
• nal, Bin la cual no hay literatura ni arte posibles.
Á pe8ar de la racha de luterrupciones y eil·
---28
bidoB, yo declamé completa una oda al general
AsiDari de Bernezzo, obligado injustamente 1\
pedir el retiro por haber pronunciado ante 8UB
tropas un discurso futurieta. contra Austria.
Esta oda, llena de insultos contrA la debilidad
del gobierno y de la monarquia, levantó
UD tumulto espantoso. Yo me dirigfa unas veces
al público de las butacas, compuesto de con·
eervadol'es clericalAs y ultrapacifietas, y otrae
al pal'aieo, doude rumoreaba la masa. de obre·
ros de la CAmara del Trabajo, como las aguas
euependidas y amenazadoras de uoa esclusa.
Uno de éstos osó gritar de repente: e ¡Abajo
la patria!.
Entonces Jancé con todo8 mlS pulmones
estas palabras: -¡Eata 6S Duestra primera con·
clusión ruturísta!... ¡Vi va ]a guerra! ¡l.luera
AU9tria.! lt I que suscitaron una batalla en toda
la . sala, di vidida instaotAneamente en dos
bandos.
Los comisarios de servicio asaltaron la escena,
osteutando BUS insignias; mas nosotros continuamos
con uoa violencia infa.tigable nuestra
manifestación contra la Triple Alianza, entre
)8S aclamaciones frenéticas de los estudiantes.
Los agentes de policfa. invadieron la escena, y
yo fuf detenido; pero me soltaron momentos
después.
--- 29
Esta velada memorable tuvo UDa gran resonancia
en la prensa austriaca y alemana.
Los periódicos de Viena DO titubearon en pedir
rabiosamente al gobierno italiano una repara·
ción solemne, que no fué acordada.
En Turfn la tercera velada futurieta fué
una verdadera batalla de HernanL En la escena
del mAs vasto teatro de la ciudad aparecieron
conmigo otros poetas, tres pintores de
gran talento, 108 senore! Boccioni, CarrA y
RU8so10, que comentaron y defendi9ron en alta
'Voz BU Manifiesto, tan violento y revol9cioDsrio
como el de los poetas.
Á la lectura de eate Manifiesto, que es un
grito de rebeldfa contra el al'te académico,
contra los mueeos, contra el reinado de los prolesores,
de 108 arqueólogo8. de 108 chamarileo
ros, de los anticuario8, un alboroto inaudito
estalló en la sala, donde Be apretuja ban mAs de
tres mil personas, entre las que habis gran Dúmero
de artistas.
Loe alumnos de la Academia Albertin8 aclamaban
A )os futurietas con el mAs vivo entusiaemo,
mientras una parte del público tratab.'\
de imponerles silencio.
La enorme saja no tardó en convertirse en
un campo de batalla.
Pul1etazos y bastonazos, escándalos y rinas
--- 30
numerosas en las butacas y en el paralso. Intervención
de la policla, detenciones, setiora.
desmayadas, entre la algazara y el murmullo
indescriptible de la multitud.
Siguieron Aesta otras veladas mumultuos8a:
en NApoles, en Venecia, en Padua.•• En todaa
partes los dos bandos se formaron de improvi·
lO; cada cual se sentía libre ó esclavo, vivo ó
moribundo, constructor de porvenir Ó embalea·
mador de cadAveres.
Porque Duestras palabras hablan desen·
mascarado las almas y borrado las media..
tintas.
Por doquier hemos visto aumentar en poca..
horas el valor y el número de hombres verdaderamente
jóveneB y volverse locas graciosamente
las momias galvanizadas que nuestro'
gesto babia hecho salir de los viejos sarcó·
fagos.
Una noche, mAs caldeados 108 ánimos quede
costumbre, y habiéndose organizado una
resistencia de reacciouarios, 8e ·nos lanzó du·
rante una hora UDa lluvia de proyectiles en
. pleno rostro.
Como de costumbre, no nos inmutamos, permaneciendo
de pie y sonrientes.
Esto ocurrfa en el teatro Mercantil de Nápoles.
En el escenario, detrAs de nosotros,.
--- 31
ciento sesenta carabinieri presenciaban la lucha,
habiéndoles dado órdenes el prefecto de
policta de dejarnos asesinar á placer por el
público conservador y clerical.
Bruscamente, entre las trayectorias de patatas
y de frutas podridas, pude coger al
vuelo una naranja lanzada contra mL La mondé
con toda calma. y me puse Acomerla por gaj08
con lentitud.
Eutonces se .produjo el milagro. Un ,entusiasmo
extrafto se propagó entre estos queridos
napolitanos, y loe aplausos, ganando progresivamente
á mis mAs feroces enemigos, decidieron
la suerte A nuestro favor_
?tie apresuré, desde luego, A contesta.r con
nuevos insultos á esta rugiente multitud paralizada
bruscamente por la admiración, que lue
go, Ala salida, se reunió en torno nuestro para
formar un cortejo glorioso, aclamándoDos por
las callea de Nápoles.
Después de cada UDa de e8tas memorables
veladas tenemos la costtnllbre de subdividir la
tarea de propaganda, aportando individual·
mente nuestra energla dialéctica y polemista á
los circulos, á los clubs y hasta A las calles.•.
á todos los rincones de la ciudad, pronunciando
cada cual unas diez conferencia.s por dla, sin
tregua y sin reposo. pues la labor que nos
--- 32
hemos impuesto exige fuerzas casi 80brenaturales.
Hace unos meses, el Futurisml) tuvo la
dicha de entrar en cuentas con la justicia con
motivo de mi novela },fafarka le Futuriste, cuya
traducción italiana filé recogida é inculpada de
ofensiva á las buenas costumbres.
Desde las cinco de la manana una mul titud
euorme invadió el Palacio de Justicia.
La espaciosa sala de audiencias, aba.rrotada.
de gente, entre la que flotaban elegantes som·
breros de senora, estaba en alguno8 momentos
ocupada militarmente por futurietas llegados
de todos 108 puntos de Italia para defender la
hermosa idea. Ejército negro apretado de pin.
tores, de poetas y de múeico8. casi todos muy
jóvones y de un aspecto insolen-te y aguerrido
de hombres dispuestos á todo. Se dietingulan
108 pintores Boccioni, Rus801o, CarrA y 108 poetas
Bnzzi, Cavacehioli, Palazzescbi, Armando
Mazza•••
l.a curiosidad del público estaba aguijonea.da
por el prestigio y la celebridad de los abogados
de la defensa. Los estudiantes se apretujaban
alrededor del abogado BarzilaY, uno de
I
loe miembros mAs importantes del Parlamento
de Italia y jefe del pariido republicano. Cerca
de él Be vela A uno de 108 más grandes orado-
--- 33
res italianos, Innocenzo Cappa, y al socialista
!tI. Sarfatti.
Muchos aplauaos, mal reprimidos por el presidente,
acogieron las primeras frasea de mi
declaración, en la que, sin rodeos, dije ql1e el
proceso iba, evidentemente, dirigido contra el
Futuriemo.
Lejos de defender mi novela }'lafarka, me
limité á exponer mi programa renovador, 8. la
vez literario y político, con una ener~ia ideo·
lógica y una violencia verbal inauditas en el
Palacio de Justicia.
Mi sinceridad acabó conquistando A loa menos
futurietas de la sala.
Al instante se levantó un anciano imponente,
de alta frente pensativa y ojos de rebelde.
Era el ilustre novelista Luigi Ca puana,
profesor en la Uní vereidad de Catania, quíen,
con una admirable energía siciliana, confirmó
en su alocución literaria una profunda admiración
por lrfafa7'ka el Futu-rista y por su elevado
valor moral, lamentando que su edad no le
permita batirse en las filas futuristas.
Este discurso fué saludado con una ovación
frenética. La gran autoridad del maestro pare..
cía haber ganado la causa. Un prolongado murmullo
de indignación salido de la multitud aco·
gió el informe del 1.Iinisterio Público, que se
--34
hunde en un lamentable caos de tonterlas jurf.
dicas y concluye pidiéndome cuatro meses de
prisión.
En la segunda sesión la multitud habla creo
cido muy.notablemente. Ardía la sala, cuando
el gran orador Innocenzo Cappa, sobrepujAndose
Asi mismo y tocando en lo sublime, describió
la velada épica. del teatro Lírico, donde
por primera vez un centenar de poetas y de
pintores futuristas hablan proclamado y defen·
dido A puftetazos BU id~al renovador.
El dip11tado Barzilal improvisó luego una
brillante y profunda defensa jurfdica, encareciendo
con su genio y autoridad de legislador
la necesidad de UDa sentencia favorable. En su
peroración magnifica exaltó A los grandes cen·
tros intelectuales de París que hablan favore·
cido mi eclosión literaria.
Después el abogado Sal'fatti. con un torrente
de imAgenes coloristas y de palabras senti·
das y fogosas,. de8truye completamente la requisitoria
del Ministerio Público, y dirigiéndose
A los poetas y á los pintores futurietas prontos
á la lucha en torno mio glorificó Aloe más no·
tablee entre ellos: los lienzos ya célebres de
los pintores RU8s01o y CarrA, la última exposi·
sión de Boccioni en Venecia. los hermosos poemas
de Lucini, de Buzzi, de Cavacchioli, y
---35
concluyó en una adhesión calurosa al Futurlemo.
Seria dificil describir el murmullo y la agitaci6n
del público durante el acto del juicio.
Á las primeras frases del presidente, que
hicieron adivinar á los futuristas que yo estaba
abouelto, estalló un hurra formidable.
Aquello fué una ola de entusiasmo, y yo fuf
empujado y llevado en triunfo por mis amigos.
La muchedumbre entusiasmada acompanó
á los futuril!ltas A través de las calles de Milán
al grito de I Viva el FuturiBmol
Perrabiosa, elevó la cauea al Supremo. Era preciso
matar el Futuriemo.
Ftd condenado A dos meses de prisión. Bien
valla la pena el eepectAculo de este segundo
proceso rencoroeo, desastroso y grotesco.
El Ministerio Público, en efecto,-atacó violentamente
nuestro programa de berofemo intelectual
y de nacionalismo belicoso que se rebela
contra la debilidad polUfea, contra el
reinado de las academias, contra el culto del
pasado y contra el mercantilismo arUstlco.
La sentencia rué acogida eon un buracAn
de pitos y silbidos. EscAndalo espantoso, cosa
Inaudita en )a sala del Supremo. Desbordado
---36
repentinamente el rencor reaccionarío de 108
magistrados, ee ordenó A los carabinieri que
cerraran las puertas y detu vieran á todos 108
concurrentes. Media hora después Be libertaba
a todo el mundo por no ser posible encarcelar
á tantos centenares de personas.
En todas partes, en Milán, en Padua, en
Ferrara. en Palermo. en Mantua, en Pesaro,
en Como, en Bergamo, nuestra presencia ha
producido huracanes de entusiasmo y de odio.
Pero la que nosotr08 llamamos Revolución tuturista
de Parma será inolvidable. El motín, la
sedición, estalló en 18S calles eoncurridas y
Boleadas de la ciudad en fiesta que acababa de
surgir resplandeciente y fresca de entre 108
hilos de la llu vial La policla babia impedido la
velada futurista organizada por nosotros en un
teatro de Parma. Cincuenta estudiantes tuturistae
con los jóvenes y valientes Caprilli, Ta·
lamassi, Copertini, Provinciali, Burco y Jorl á
la cabeza, hablan sido expuleados de la Universidad
por profesores gazmolios y timorato8.
Estas patentes injusticias fueron las causas del
enorme tumulto.
Diez mil personas hablaDse amotinado en
I
las calles en torno á nuestro ejército vehemente
y temible de poetas, de pintores, de músicos y
de estudiantes futuristas.
--- 37
Las dos opuestas manifestaciones tomaron
una violencia extraordinaria.
Dirfase un torrente tumultuoso, tachonado
de rojo por los grupos de carabinieri que ululaba
bajo los balcones desbordantes de racimos
humanos. Refriega violenta. TreR de los nuestros,
heridos. Nos llevamos como botin veinti·
cinco rebenques arrebataJos al eaemigo. Las
calles ocupadas por la tropa; la caballería debla
venir 1\ reforzar la infanterfa. He Rquf á
los bersagtieri corriendo bajo el verde follaje
agitado de BUS caecos. Se practican detenciones
sin cuedto. Tres toques de atención, estridentes
chillidos de corneta, desgarraron la seda
admirable del firmamento, del que 108 comisarios
Bollaban ver caer haBta sus pechos jadeantes
dos arcos tricolores.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

Selección y prólogo de Sylvia Molloy

  LA VIAJERA Y SUS SOMBRAS Crónica de un aprendizaje Selección y prólogo de Sylvia Molloy La viajera y sus sombras presenta diversos escrito...

Páginas