viernes, 30 de mayo de 2014

Isaac Felipe Azofeifa. Oficio de Artista: Isaac Felipe Azofeifa JeannetteAlvarado Retana.


Oficio de Artista: Isaac Felipe Azofeifa
JeannetteAlvarado Retana

 Recibido: 22 de agosto de 2010
Aceptado: 6 de setiembre de 2010

Resumen:
El siguiente trabajo muestra a Isaac Felipe Azofeifa como el personaje soñador, transgresor, que rompió paradigmas a través de sus tiempos y espacios.  Que se atrevió a imaginar que las cosas podían ser diferentes y que nos invita a re-encontrarnos con nuestra esencia humana. Su trabajo no solo influyó a lo largo de su vida con su obra, sino que en su ausencia física su hechizo sigue aleteando en nosotros sutilmente escondido convirtiéndonos en seres con mayor sensibilidad  hacia el cambio, la auto-organización.
Palabras clave: influencia sutil, esencia humana, amor, educación, oficio, utopía

Abstract:
The following work is intended to show Isaac Felipe Azofeifa as the dreaming, transgressive character who broke paradigms through time and space, daring to imagine that things could be different and inviting us to revisit with our human essence. His work was not only influential during his lifetime, but even in his physical absence his spell is still fluttering inside us, subtly hidden and making us more sensitive to change and self-organization.
Keywords: subtle influence, human nature, love, education, occupation, utopia.

Oficio de artista (1)


  El espíritu  del hombre permanece en estado larvario
Isaac Felipe Azofeifa

Se dice que todos somos artífices de nuestro propio destino. Del cómo, porqué y para qué venimos a esta dimensión de travesía o aventura, de miedos y retos que nos confrontan con lo desconocido, en la complejidad y  la incertidumbre.

Lo mágico, de nuestra existencia, es que  somos seres únicos, iguales, pero diferentes. Cada cual ejerce su oficio de  artista en  el descubrimiento y en la construcción de su ruta, de su mapa, de sus cruces y entre-cruces, como realismo mágico, experimentando el acto artístico consigo mismo (2) en la complejidad del respiro.

Nos vemos reflejados en la construcción de nuestro mundo simbólico, posible y real cuando nos apasionamos y dejamos deslizar el velo de la puerta infinita a la imaginación. (3) Un realismo mágico, en donde el tiempo, se vuelve dimensión de nuestra conciencia, vivencia de nuestro ser individual como entidad colectiva. En donde la noción de la existencia se amplía,  pasando de lo infinito a lo finito con conciencia de nuestro pasado, no como un recuerdo histórico, sino como un viaje al útero de nuestro existir, como razón de lo que es en el presente… como componente de  nuestro destino, como proyección del futuro.


Como toda obra de arte, nosperfilamos en el espacio exterior, como  el espejo y la interpretación que hacemos del estado de la sociedad a la que pertenecemos, lleno de contradicciones internas, en un momento determinado de tiempo y espacio de nuestra evolución,  que siempre se diluye  entre el ideal y la realidad, viviendo un mundo “mío”, que nuestro espíritu crea según su propia medida, dotado de imaginación creadora, magia o fantasía, sin ponerlo fuera del mundo “otro”, el de los demás, lo que nos obliga a escuchar la inteligibilidad de nuestra vos cantora interior y, a comunicarla a la humanidad como pares en la celebración  de  la vida.


Es entonces cuando la creatividad nos convierte en transgresores, creadores o artistas, supervivientes astutos en busca de lo irracional, mágico y cósmico, en la configuración de nuestro espacio psíquico (4) con capacidad de conmocionarse ante la vida y trascender en el tiempo y espacio.
Cabe entonces reflexionar sobre la figura del artista Isaac Felipe Azofeifa, escritor, maestro, poeta, y sobre todo, del ser humano. Visionario de tiempos y dimensiones. Quién con su respiro, de más de ocho décadas, y la influencia sutil (5) de sus pensamientos y reflexiones sobre los problemas del ser humano, del mundo y del cosmos, por medio de su prosa y  poesía, trató de despertar  la consciencia dormida de muchos de sus conciudadanos.  Siendo su único propósito, el de contribuir en la consolidación de una sociedad e identidad cultural  de principios y valores basados en la solidaridad, libertad, paz y democracia.


Desde su oficio de escritor alzó su voz a sabiendas de que más parecía la marcha de un sonámbulo al través de un valle de dormidos. Con visión de nuestros tiempos en su tiempo. Trabajando siempre en la búsqueda sin fin de verdades,  de justicia, y de manera profunda, por la libertad del ser humano, consciente de que en nuestro país las palabras mayoría de veces se estrellan contra un muro de silencios.


Don Isaac nos invita a creer  en el ser humano, a escuchar los susurros de su alma, a  recuperar su esencia como ser espiritual con conciencia reflexiva, con valores y sentido de la ética  para transformar nuestra realidad. Somos seres esencialmente espirituales, afirmaba, vivimos su magia y hechizo.  Bajo este embrujo, trazamos el camino del corazón.


El proceso de vida, y por tanto de aprendizaje, se convierte en un acto de fe  y amor en el ser humano. En el re-encuentro con su luz interior, su espacio  interior, en el re-descubrimiento del sentido de pertenencia e interrelación cósmica.El ser humano contemporáneo…“desorientado, ha dejado de percibir el amor como el campo fértil que hay que aprender a cultivar: esta tarea, muy dura a veces -y que varía al infinito-, es la que le da sentido a la familia humana”  (Azofeifa, I, 2007, p.64).


Espiritualidad entendida como la experiencia directa de la totalidad, que reconoce el orden fundamental del universo y que se basa en valores como amor universal, la compasión y la libertad entre otros.  Esa espiritualidad, nos permite la percepción del universo como una comunidad de sujetos integrales conscientes de nuestro potencial humano y por naturaleza transdiciplinaria. Una espiritualidad que nos lleva a enfrentarnos a las situaciones de cambios simples y complejos dentro del proceso de descubrimiento y de aprendizaje,  teniendo como herramientas el amor y ternura, la inteligencia, el ingenio y la intuición. 


Sé que no eres centro del mundo; no eres el poderoso.
Tampoco el Universo tiene centro.
El azar te dio origen como a todo lo que ocupa
sitio en el cosmos.  Llámalo energía,
impulso, juego; llámalo Alfa,
espíritu de vida.
Azofeifa, “Origen.” – (Fragmento)

Como seres humanos, nos dice el maestro, somosproclives al pensamiento místico, a la solución no racional de nuestros problemas cotidianos.De esto  se nutre nuestro espacio interior. El embrujo de danzar entre nuestras creencias e ideas, se convierte en uno de los principales problemas del conocimiento, porque hace que nuestras realidades se nutran de sueños y fantasías, no solo como producto de la mente sino también de  las cosas de nuestro espíritu y el alma, lo que nos hace errar e ilusionarnos como parte esencial de nuestra naturaleza. 
Para don Isaac, la percepción  del conocimiento se convierte en la interpretación de lo que sentimos y percibimos como realidades y verdades que intentamos conocer. Sensaciones y emociones del amor, odio, éxtasis y gozo,  que nos poseen al enfrentarnos con los retos y lo desconocido.
Es entonces cuando la existencia y el aprendizaje, se transforman en  proceso creativo y  artístico. De convivencia y conversación, de diálogo abierto con los demás y con uno mismo.  La educación es el más complejo y más importante de los hechos sociales, porque es el instrumento que la sociedad ha creado para reproducirse a imagen y semejanza de sí misma. (6)


En génesis
La vida,
el mundo, fueron creados
-pasado, presente y futuro
y el instantáneo universo de la luz,-
por obra de hombre y mujer,
-dicho sea en forma breve,-
el once de abril de
mil novecientos nueve,
cerca del amanecer.
Azofeifa. “Nacimiento.”

En su último libro publicado después de su muerte, Oficio de Poesía, Manual de ruta de una vocación poética, nos invita a atisbar su oficio de poesía, sin embargo,  va más allá y nos muestra sus estrategias en su aventura del difícil oficio del respiro. El consejo y la experiencia son siempre útiles, nos hace ver, pero nuestro destino, en gran medida, depende de nosotros mismos al trazar  nuestra ruta en la que vamos definiendo nuestros pasos, caminos y metas.  Sobre todo se afirma en el descubrimiento creciente sobre uno mismo lo que nos va otorgando poderes y capacidades inmediatas y de perspectivas futuras (Azofeifa, 2007, p. IX).


Desde esa perspectiva, reconociéndose una simple criatura simple, según se autodefine en su poema “Vivíamos cerca del cielo”, don Isaac configuró sus estrategias para transitar las galaxias de su vida en la complejidad de cambios, de redes y sistemas, en busca de su equilibrio.  Se asombró con la magnificencia del cosmos,  inmerso en  la sensualidad y consensualidad de las cegueras, placeres y pecados del existir a través de sus tiempos y espacios dejando volar su espíritu, gozando con su danza y movimiento constante, afirmaba: “…el hombre,  en cuanto a espíritu, es esencialmente libre” (Azofeifa I. 1943, p 9).


Fue consciente de que su proceso de cognición inició cerca del amanecer; con el primer soplo de vida que vio la luz un 11 de abril, lo que le marcó como varón de espíritu libre y alma apasionada que cada día se sorprendía  y maravillaba con el milagro de la vida.  Todo aquello que nos parece complejo e  inexplicable, se le revelaba como una experiencia transformadora mágica, que le llenaba de energía cósmica, abriendo su corazón a nuevas experiencias y conexiones  que le enredaban en dimensiones biológicas, cognitivas y sociales de la vida en un Santo Domingo de Heredia, a inicios del siglo XX en medio del campo, de casonas de adobe y tapias viejas que lo adornaban.


Yo soy,
me llaman, soy, me digo
Isaac Felipe,
nacido en Santo Domingo,
una ciudad en medio del campo,
una vieja ciudad fuera del tiempo,
donde los años se medían en cosechas,
y ahora sólo están las campanas de las iglesias
y las golondrinas,
que desclavan la corona de Cristo
cada día, como antes.

Ahí entonces hace mucho
me nació el miedo de ser otra cosa
que una simple criatura simple,
y me dolía el vivir, como ahora.
Pero en aquel tiempo
la luz me confortaba largamente
la llaga de los nervios,
-Yo amo todavía la fresca claridad del verano-
y aunque el invierno pertinaz prolongaba sus lluvias,
me protegía su bandera verde sobre el campo.

De todos modos, yo y la ciudad vivíamos cerca del cielo.
Azofeifa, “Vivíamos cerca del cielo”.

Ahí empezó su secreto, íntimo, imprevisible y de misterioso desarrollo. En ese proceso cognitivo abrazó la percepción y la acción. Del modo en que logró convivir y entrelazarse con su entorno y con el mundo dependió su propia configuración como ser vivo y libre.  El ser responsable, el sentido común, la libertad de conocimiento y la reflexión hicieron posible que trascendiera de manera creativa su propia estructura.


Su padre Rubén, según reconociera, fue el primero en notar su capacidad de apasionarse, de fantasear, de imaginar. Le estimuló a desplegar sus alas. Rompiendo con la creencia familiar de que salir a la ciudad lo corrompería, así le permitió hacer lo que él nunca pudo hacer: estudiar y dedicarse a otro oficio que no fuera el campo con el fin que se formara como abogado…y su hijo le salió poeta.


Se tornó en sujeto protagonista de su propia  prosa narrativa: crónica, cuento u novela. Supo ver y experimentar el mundo a través de esquemas de significación, de cómo comprendía e interpretaba los signos de cada época y de cada comunidad como proceso transformador de los fenómenos naturales y sociales. Esto sin lugar a duda, hizo que  su existir y el proceso cognitivo, fuera tan diverso como culturas y espíritus existen en el cosmos.
Sabedor de que su desarrollo, el de la humanidad y nuestra cultura, no se cimentó en negar lo vivido, lo existente y lo futuro, reconoció todos los vórtices de su influencia sutil en los aspectos y procesos de su vida como un sistema, le apostó a su futuro, teniendo como principio de vida la naturaleza y el amor en la espiral infinita de cambio, de re-encuentro y de re-descubrimiento. Afirmaba el maestro “…La conciencia es memoria.  La conciencia es proyecto.  El presente de la conciencia la orienta hacia el pasado o hacia el porvenir.  El presente tiene sentido en cuanto es ya memoria y anticipación al mismo tiempo. Porque el presente es duración, y en todo presente está implícita la totalidad del tiempo”. (7)


Desde su perspectiva alzar nuestra vista más allá de la lógica clásica y de la linealidad en la complejidad de la existencia, nos hace ver el tejido integrador de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones y azares en la incertidumbre de una vida de cognición, sentimientos, instintos, sorpresa y locura.


Vivo el terror creciente de ser hombre.
Dentro de mi acurrucado existo.
No he llegado a comprender lo inverosímil del alma.
Me sobrecoge el terror de encontrarme sin mí
En un recodo de mí mismo.
Azofeifa.  “Sin sueño velo, acecho”. (Fragmento)

Se atrevió a imaginar las cosas de otro modo al dejar volar su alma, gozando con la danza y movimiento constante.  Destruyendo y re-encontrándose con sus sombras y sus luces. Porque el ser humano posee el sentido del renacimiento, de crear y recrear su vida al revelar que existe en su interior una fuerza dispuesta a brotar, crecer y evolucionar en busca de su integración de la plenitud y trascendencia del ser. Según la psicóloga y terapeuta Ascensión Belart “entender los modelos de la infancia, las imágenes represoras y conductas autodestructivas, los modelos de relaciones disfuncionales, la negación de nuestras necesidades, el  miedo al amor, al abandono y los apegos, es lo que nos lleva a construir una individuación auténtica” (Belart, 2007, p. 25).

Su vocación literaria la encontró en el goce de su existencia, en la búsqueda de lo espiritual humano, superando límites y fronteras del hacer cotidiano. Con actitud crítica y constructiva, con una concepción ética-estética y filosófica del mundo.


      Yo soy mi propia palabra.
Yo soy los libros que leo.
Yo soy el pueblo que amo y que está hecho
de miseria y palabras.
Yo soy el mar de palabras y deseos que navego.
¡Oh savia viva, río de sangre, raíz mía!
Yo soy don Quijote soñador, pero también Justo Sánchez, jornalero,
Y José Arcario Buendía, loco de sueños como don Quijote,
Pero también Roque Chaves, que me trae lechugas y naranjas.
Yo soy mi santo civil, García Monge,
pero también Mendoza, mi ladino abogado,
y soy mi Luis de Góngora, lengua de artífice irónico
pero también José Salvatierra, el albañil.
(  …)
     Yo soy mi propia palabra.
Herramienta de trabajo de Isaac Felipe, obrero.
Azofeifa. “Yo soy mi propia palabra.”(Fragmento)


Creyó en el poder de la palabra, en la prosa, en la poesía por medio del poema,  el amor,  el abrazo, el reencuentro, la creación, la co-inspiración, para el respiro y la autonomía.  Afirmaba que la vocación es innata, que el literato nace a la vida consciente de que en él se está formando el literato.  De la prosa planteaba que “ésta no se escribe para la posteridad.  Toda prosa es temporal.  La prosa es idea utilizable, discutible controversia. (…) La poesía sí puede fugarse de lo temporal, porque busca asentarse en lo radical, en lo universal del espíritu humano. La poesía es lenguaje esencial, acto puro de creación, encuentro, frustrado o no, del poeta con lo universal del hombre. La poesía es a la vez goce estético y buceo en profundidad” (Azofeifa, 1993, P.131).


El lenguaje, aseveraba, por medio de la palabra se convierte en la primera forma de crear y transmitir  conocimiento, “…los mundos que creamos y nos maravillan en los grandes creadores están creados a fuerza de palabras, de significaciones y sugestiones inauditas. (…) Nuestra conciencia individual surge en la narración de hechos, mitos, leyendas acontecimientos que hace muchas generaciones trasmitían oralmente en el seno de las familias o para la comunidad, por narradores y poetas” (Azofeifa, 2007, p. 88).



A partir de esta herencia, nuestra vida cotidiana y nuestro existir,  nos demuestra, que la realidad está llena de cosas extraordinarias, se vuelve mágica.  “Mientras mi espíritu habite la materia de nervios y músculos, de huesos y sangre de mi ser, yo y mi palabra seremos unidad absoluta, indivisible.  Y mi poesía será expresión inefable única por su raíz comunicable pero, al mismo tiempo, irracional, humana, universal en mí” (Azofeifa, 2007, p. 92).


Le apostó al cambio para provocar esa toma de conciencia y recuperación de nosotros  mismos como buscadores de espacios de apertura. En despertar la sensibilidad en los seres humanos para que ésta se convierta en la meta de la acción política, y esto según él, se logra mediante el lenguaje,“… el lenguaje hablado es el más completo instrumento de comunicación social, y el que define por sí mismo la esencia humana, la lengua que hablamos es un sistema, un código vivo y cambiante como el ser y la sociedad humana que lo crea y recrea día a día (…)  Por eso se convierte en millares de formas dialogales que de pronto nos pueden ofrecer dificultades de comprensión inmediata y espontánea.  Pero el ser espíritu humano está también dispuesto de tal modo que puede ejercitar súbitamente una automática sustitución de signos, de imágenes, de contenidos junto con la modulación de los sonidos y las curvas del habla y reconoce formas y contenidos porque en lo hondo inconsciente de su ser fueron fundadas primero las sustancias de esas formas y de esos contenidos.  Es que la lengua vive en el ser humano como el elemento espiritual por excelencia” (Azofeifa, 2007, p. 92).Lograremos trascender, apuntaba, cuando cambiemos el modo de dialogar y comprendernos a nosotros mismos y las relaciones con nuestro entorno.


El ocaso

Para concluir, Don Isaac, el artista, nos invita a ver más allá de nuestros tiempos.  A soñar y a vivir la magia de la utopía,que tiene el don de hacernos notar  que lo que no existe hoy  puede ser realidad mañana, vale decir una utopía no ilusoria, sino necesaria para acariciar nuestras realidades envueltas en el ir y devenir del tiempo, porque “hay toda una gama de tiempos pobres y tiempos ricos, tiempos llenos y tiempos vacíos.  Momentos que pasan sin percibirlos, y horas en que se vive intensamente”, (8) para proyectarnos como nuevos sujetos históricos preocupados por el buen vivir de toda la humanidad.


Comprendía que la función del escritor se encuentra unida a la vez a la de hombre y ciudadano, y que el aquí y el ahora son dos puntales que no debía abandonar… “el escritor es aquel que tiene la fortuna de penetrar con los cien ojos del dios del mito en el mundo, y ojea, vislumbra, atisba, penetra, examina y además –y por esto es escritor- , da forma, expresión comprensible a lo pasajero, a lo que por momentáneo no se inscribe en la mente del común de los mortales; a lo que por acostumbrado se volvió trivial, o a lo que por trascendente se escapa en el diario trajín humano entre cosas, personas y ocupaciones utilitarias.  Por esto, la función del escritor en la comunidad es la de un trabajador más, de cierta y definida función, entrenado y responsable: con oficio” (Azofeifa, 1993, p.98). Con su ejemplo de personaje “transgresor” un claro provocador del “efecto mariposa”, y su capacidad infinita de su ingenio creador, personificador del caos (9) que trae romper con lo ya establecido, nos incita a vivir el proceso de la creatividad.  En donde se traslapan el orden implicado  y  explícito  de  forma holística, como totalidad del ser, para  ir más allá de  lo que conocemos, en pos de la verdad de las cosas.  A buscar la información ausente como ventana abierta a todo, y desde la incertidumbre, abrir las puertas a las posibilidades como extensión de nuestras dimensiones.  
Nos reta a convertirnos en sujetos con capacidad de despertar una conciencia colectiva, la equidad, la solidaridad, el multiculturalismo y la participación de las sociedades del futuro, con sentido común de análisis ante la realidad en que vivimos.  Sujetos con ética,  entendida, como el elemento que configura la conciencia colectiva, no como imposición dogmática, sino como una obra colectiva en defensa de la humanidad, del ser integral.


Qué muerte quieres,
me preguntó el ángel
iluminando todo con su sombra.
Yo contesté: no quiero muerte
súbita, quiero luchar contra usted
si es usted la muerte.
Pero luchar en silencio, reciamente.
Sé por supuesto que toda la victoria
está en su mano.  Pero yo quiero
Pelear mi muerte como he peleado mi vida
Contra mis enemigos:
la fatiga, el dolor, el miedo,
la decepción, hasta –mire usted-
el cobarde suicidio.
Así como he sido el héroe
de mi vida, quiero ser anónimo
soldado de mi muerte.
El ángel respondió:
Te equivocas, poeta,
estás muriendo desde que naciste.
Tus células cuentan
uno a uno tus días.
Mi poder es un mito.
Pero tú trajiste en las venas
contigo, la poesía
vencedora eterna de la muerte.
Ahora mismo, ya has vencido.
Es tu victoria. Lo demás es
vacío, olvido, polvo apenas.
Azofeifa. “El ángel”.

Notas

1. En el presente ensayo analizo, narro y concluyo mucho del pensamiento de don Isaac Felipe a raíz del estudio permanente de su obra como interés personal, y muchos años de tertulia y convivencia por relación familiar por ser mi esposo Mario su hijo menor. Así mismo, utilizo documentos en propiedad de la familia muchos de ellos sin clasificar, sin título ni fecha.
2. Define Jorge Wagensberg (2003). Sinceridad en el arte: un artista experimenta el acto artístico consigo mismo.
3. Plantea, Maxine Greene (2005).  En su obra, sostiene que en la imaginación radica la posibilidad de mirar las cosas como si pudieran ser de otro modo, y que esa posibilidad es el significado probable del verbo reestructurar.
4. Según Maturana y Nisis (1999). El espacio psíquico es el que construimos diariamente al actuar, reflexionar, dialogar y sentir,  nos permiten dosificar y mezclar con sabiduría,  los ingredientes básicos, para que poco a poco, nos enredemos en nuestras pasiones, amores,  miedos y  desvelos.

5. Plantean Briggs y Peat (1999). La influencia sutil es lo que cada uno de nosotros afirma, para bien o para mal, por nuestro modo de ser. Cuando somos negativos o deshonestos, esto ejerce una sutil influencia sobre los demás, al margen de cualquier impacto directo que pueda tener nuestra conducta. Nuestro ser y nuestra actitud conforman el clima en el que otros viven, la atmosfera que respiran. Aportamos los nutrientes a la tierra donde los otros crecen.  Si nosotros somos genuinamente felices, positivos, reflexivos, colaboradores y honestos, eso influye sutilmente en aquellos que nos rodean.

6. En documento sin clasificar, sin título, sin fecha propiedad de su familia.

7. En documento sin clasificar, sin título, sin fecha, propiedad de su familia.

8. En documento sin clasificar, sin título, sin fecha, propiedad de su familia.

9. Para Briggs y Peat (1999). El término “caos” se refiere a una interconexión subyacente que se manifiesta en acontecimientos aparentemente aleatorios.  La ciencia del caos se centra en los modelos ocultos, en matices, en la “sensibilidad” de las cosas y en las “reglas” sobre cómo lo impredecible conduce a lo nuevo.

Bibliografía

Azofeifa, I.F. (1974)  La cima del gozo.  Costa Rica: Editorial Fernández - Arce

Azofeifa, I.F. (1993)  Prosa con ton y son. La imaginación creadora. Costa Rica: Editorial Juricentro.

Azofeifa, I.F. (1994)  Poesía Reunida. Costa Rica: Editorial Costa Rica

Azofeifa, I.F. (1997)  Orbita. Costa Rica: Editorial Farben

Azofeifa, I.F. (2007)  Oficio de poesía. Manual de ruta de una vocación poética. Costa Rica: Editorial Universidad Estatal a Distancia.

Belart, A. (2007) Un viaje hacia el corazón, El proceso terapéutico del ego al Sí mismo. Barcelona: Herder Editoriales, S. L

Briggs,J. Peat, F. (1999) Las siete leyes del caos. Las ventajas de una vida caótica. Barcelona: Grijalbo Mondadori, S. A

Greene, M. (2005) Liberar la imaginación.  Ensayos sobre educación, arte y cambio social. Barcelona: Editorial GRAÓ, de IRIF, S.L.

Maturana H, Nisis, S. (1999) Transformación en la convivencia. Chile: Dolmen Ediciones

Wagensberg, J. (2003) Si la naturaleza es la respuesta: Cuál es la pregunta? Barcelona Tusquets Editores, S.A.

Revistas:
Azofeifa.I.F. (setiembre de 1940). Educación para la Democracia. Surco. Revista del Centro para el Estudio de Problemas Nacionales. Sin número. San José, Costa Rica, pp.
2-3.

Azofeifa.I.F. (setiembre de 1940). Educación para la Democracia: La libertad, condición de la vida del Espíritu. Surco. Revista del Centro para el Estudio de Problemas Nacionales. Sin número. San José, Costa Rica, pp.13-14.

Azofeifa.I.F. (noviembre de 1940). Educación para la Democracia: Individualismo en la Educación. Surco. Revista del Centro para el Estudio de Problemas Nacionales. Nº 6. San José, Costa Rica, pp.9-10.

Azofeifa.I.F. (Febrero de 1941). Educación para la Democracia: La Escuela en una Democracia Vitalizada. Surco. Revista del Centro para el Estudio de Problemas Nacionales. Nº 37. San José, Costa Rica, pp.2-3.

Azofeifa.I.F. (marzo de 1943). El Maestro y la Libertad. Surco. Revista del Centro para el Estudio de Problemas Nacionales. Nº 33. San José, Costa Rica, pp.16-17.

Azofeifa.I.F. (julio de 1943). La  encrucijada en la historia. Surco. Revista del Centro para el Estudio de Problemas Nacionales. Nº 37. San José, Costa Rica, pp.26-27.

Azofeifa.I.F. (noviembre de 1943). El gramatiquero contra el espíritu de la lengua. Surco. Revista del Centro para el Estudio de Problemas Nacionales. Nº 41. San José, Costa Rica, pp.9-10.

Azofeifa.I.F. (diciembre de 1944). La moral del esfuerzo, del sacrificio y de la alegría. Educación para la Democracia. Surco. Revista del Centro para el Estudio de Problemas Nacionales. Nº 51. San José, Costa Rica, pp.10-11.

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