domingo, 4 de mayo de 2014

Ernesto Sabato. "Sobre héroes y tumbas". Novela.


Según declaraciones propias, a Sabato le tomó más de una década culminar la redacción de Sobre Héroes y Tumbas, publicada en 1961, en pleno auge del Boom Latinoamericano. Fiel al perfeccionismo formal y con un profundo tratamiento de los temas que lo obsesionaban (el vacío existencial, la soledad, el paso del tiempo, la muerte, la locura) logró una obra maestra, considerada la mejor novela argentina del siglo XX. En ella muestra una literatura de alto nivel intelectual, marcado por matices surrealistas, que lo consagró como uno de los mejores escritores contemporáneos.

El libro empieza contándonos el final, como crónica periodística de un asesinato seguido de un incendio. Luego el desarrollo trata de dar los antecedentes de estos hechos para responder las preguntas del caso: ¿Qué llevó a Alejandra a matar a su padre y luego incendiarse, cuál era la verdadera naturaleza de su relación, qué revela ese misterioso texto encontrado por la policía entre las pertenencias de Fernando, llamado Informe sobre Ciegos?

La estructura de la novela se basa en conversaciones que sostienen el joven Martín y Bruno (alter ego del Sabato adulto). En estos diálogos, Martín narra su tortuosa relación con Alejandra Vidal Olmos, descendiente de un miembro de la Legión de Lavalle, enfrentado a Rosas un siglo antes en sangrienta guerra civil. Martín es un chico inexperto, mientras Alejandra parece esconder muchos secretos para una persona de su edad.

Alrededor de ellos va apareciendo una galería de personajes con ideas y opiniones que cuestionan la existencia de Dios y la justicia humana dándole a todas las formas un contexto negativo del vivir diario, en una ciudad de Buenos Aires convulsionada por los enfrentamientos políticos: bombardeos militares para derrocar al presidente Perón y quema de iglesias en represalia.

En forma alternada se narra de una forma épica la huida del ejército de Lavalle hacia el norte, buscando salvar el cadáver de su general, durante la guerra civil de 1826. Los saltos temporales son constantes y ayudan a tejer una trama donde la historia contemporánea, marcada por la decadencia de los Vidal Olmos, se funde con rasgos de la propia historia antigua.

En la sección denominada «Informe sobre Ciegos», Fernando Vidal Olmos, padre de Alejandra, narra en tono policial sus esfuerzos para desenmascarar a la «Secta de los Ciegos», que según él dominan el mundo. Esto lo llevará a protagonizar terribles experiencias.

Martín pretende huir de ese mundo infernal, buscando un lugar de limpieza espiritual y de última esperanza.

La trilogia de Sabato catalogada como «El abismo de la condicion humana» comprende: El Túnel, Sobre Héroes y Tumbas y Abaddon el Exterminador.
Aporte: N.N.

 Fragmento: Novela. "Sobre héroes y tumbas".
Aquello con Alejandra era...
Y dejaba la frase sin terminar, mientras levantaba su cabeza, que había estado inclinada hacia el suelo, y miraba por fin a Bruno, pero como si a pesar de todo no lo viese.
—Más bien... —balbuceaba, buscando las palabras con empecinada ansiedad, como si temiera no dar la idea exacta de lo que había sido "aquello con Alejandra"; y que Bruno, con veinticinco años más, podía completar fácilmente di-ciéndose "aquello que a la vez fue maravilloso y siniestro".
—Usted sabe... —murmuraba, apretándose dolorosa-mente los dedos—, no tuve una relación clara... nunca en-tendí...
Sacaba su famoso cortaplumas blanco, lo examinaba, lo abría.
—Muchas veces pensé que era como una serie de fogonazos, de...
Buscaba la comparación.
Como estallidos de nafta, eso es..., como estallidos de nafta en una noche oscura, en una noche tormentosa...
Sus ojos se volvían a fijar sobre Bruno, pero segura-mente miraban hacia su propio mundo interior, obsesiona-dos por aquella visión.
Fue en aquella ocasión, después de una pausa meditativa, cuando agregó:
—Aunque a veces..., muy pocas veces, es cierto... me pareció que pasaba a mi lado una especie de descanso.
Descanso (pensaba Bruno) como el que pasan en un hoyo o en un refugio improvisado los soldados que avanzan a través de un territorio desconocido y tenebroso, en medio de un infierno de metralla.
—Tampoco podría precisar qué clase de sentimientos...
Levantó nuevamente su mirada, pero esta vez para ver-lo de verdad, como pidiéndole una clave, pero como Bruno no dijera nada, la volvió a bajar, examinando el cortaplumas blanco.
—Claro —murmuró—, eso no podía durar. Como en tiempos de guerra, cuando se vive al instante... supongo... porque el porvenir es incierto, y siempre terrible.
Después le explicó que en aquel mismo frenesí fueron apareciendo las señales de la catástrofe, como es posible imaginar lo que va a ocurrir en un tren en que el maquinista ha enloquecido. Lo inquietaba, pero al mismo tiempo lo atraía. Volvió a mirarlo a Bruno.
Y entonces Bruno, tanto por decir algo, tanto por llenar aquel vacío, dijo:
—Sí, comprendo.
Pero, ¿qué es lo que comprendía? ¿Qué?


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