
No obstante, la celebridad y el reconocimiento a escala internacional le llegan con la aparición en 1982 de su ya legendaria novela Memorial del convento, a la que siguió El año de la muerte de Ricardo Reis. En esta última, su precisa y sentimental indagación del universo de Fernando Pessoa -a través de uno de sus heterónimos- se convierte casi de inmediato en una obra «de culto», que cruza todas las fronteras. El trabajo narrativo de José Saramago goza desde entonces de una admiración sin límites, que cada nuevo título va confirmando: La balsa de piedra (1986), Historia del cerco de Lisboa (1989), El evangelio según Jesucristo (1991), Casi un objeto (1994), Viaje a Portugal (1995) o Ensayo sobre la ceguera (1996). Todos estos textos -que suscitan tantos elogios como reñidos debates- consagran a José Saramago como una de las principales figuras de la literatura de este siglo.
Distinguido por su labor con numerosos galardones y doctorados honoris causa (por las Universidades de Turín, Sevilla, Manchester, Castilla-La Mancha y Brasilia), José Saramago ha logrado compaginar sus viajes y su labor literaria con su amor a Lisboa y sus estancias en Lanzarote, lugares en los que reside alternativamente y donde lleva adelante su búsqueda artística de todo aquello que la historia no recoge, sustrayéndolo al conocimiento del hombre. Algo que señala con justificada reiteración en Cuadernos de Lanzarote, verdadera autobiografía espiritual donde Saramago subraya las líneas maestras que guían su escritura.
Ha recibido el Premio Camoes, equivalente al Premio Cervantes en los países de lengua portuguesa.
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Un hombre parado ante un semáforo en rojo se queda ciego súbitamente. Es
el primer paso de una `ceguera blanca` que se expande de manera
fulminante. Internados en cuarentena o perdidos en la ciudad, los ciegos
tendrán que enfrentarse con lo que existe de más primitivo en la
naturaleza humana: la voluntad de sobrevivir a cualquier precio. Ensayo sobre la ceguera es la ficción de un autor que nos alerta sobre la `responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron`. José Saramago traza en este libro una imagen aterradora y conmovedora de los sombríos tiempos que estamos viviendo y se pregunta sobre la posibilidad de sostener la esperanza. El lector conocerá una experiencia imaginativa única. En un mundo donde se cruzan literatura y sabiduría, esta novela nos obliga a parar, cerrar los ojos y `ver`. Recuperar la lucidez y rescatar el afecto son dos propuestas fundamentales de esta obra que es, también, una reflexión sobre la ética del amor y la solidaridad. `Hay en nosotros una cosa que no tiene nombre, esa cosa es lo que somos`, declara uno de los personajes. Tal vez el deseo más profundo del ser humano sea poder darse a sí mismo, un día, su nombre verdadero.
Fuente:N.N.
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