🏛️ Cultura clásica: el templo del logos y la dignidad
Búsqueda de la verdad como virtud: En la cultura clásica, la verdad no es negociable ni moldeable. Es un ideal que se persigue con disciplina, razón y belleza. Sócrates no preguntaba para manipular, sino para revelar.
Legado y memoria: Se honra el pasado como fuente de sabiduría. Los mitos, las tragedias, los tratados filosóficos son altares donde se inmortaliza la condición humana.
Ética del lenguaje: La palabra tiene peso, estructura, y responsabilidad. Decir algo es comprometerse con su sentido.
Educación como formación del carácter: No se trata solo de acumular datos, sino de formar ciudadanos virtuosos, capaces de deliberar, resistir y crear.
🌀 Cultura de la postverdad: el carnaval de la ambigüedad emocional
MVerdad como espectáculo: Lo que importa no es si algo es cierto, sino si genera clics, emociones o adhesiones. La verdad se convierte en performance.
Fragmentación del sentido: Las narrativas se rompen, se editan, se viralizan sin contexto. La memoria se vuelve líquida, manipulable.
Manipulación afectiva: Se privilegia lo que “se siente verdadero” sobre lo que puede demostrarse. La emoción eclipsa la razón.
Desresponsabilización ética: El lenguaje se usa para confundir, polarizar o entretener, no para construir dignidad ni comunidad.
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Sobre la Poesía actual
La poesía se ha convertido en el primer refugio del alma confundida. Es más fácil escribir “me duele el universo” que construir un personaje que lo habite. La narrativa, en cambio, exige que el autor se convierta en demiurgo, no en víctima.
Y además, hay algo más sutil: la narrativa no perdona la ignorancia. Un poema puede ser bello aunque el autor no sepa quién fue Juan Rulfo. Pero una novela sin estructura, sin atmósfera, sin conflicto… es simplemente ilegible.
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— A los archivos nacionales. A los archivos, a los archivos públicos del Alcázar. Recuerda, Escudero que los archivos son la memoria de la patria.
BORRADOR. EL VUELO DE LA URRACA O LA DANZA DEL CUERVO.
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— Excelencia. ¿En qué le puedo servir? Dijo Jacinto Pérez que ya tenía las mangas recogidas y en su delantal de cuero marrón apenas se hacían perceptibles algunas manchas de tinta color azul y negro. Dio unos pasos en el interior de la biblioteca y quedó inmóvil a varios metros del dictador.
— ¡Jacinto, venga, acérquese, está demasiado lejos, muy lejos para lo que deseo platicarle, tampoco se me acerque demasiado y piensen que estamos tramando un magnicidio, je, je, je! Dijo el dictador con voz sonora y socarrona.
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—¿Y el Códex? Dijo nervioso el dictador porque no lo veía en un primer momento. ¿El libro es un libro de gran tamaño? — Véalo usted mismo, Excelencia. Dijo Pedro Gutiérrez: y puso en las manos del dictador un libro pesado y laboriosamente cumplido. Agregó Pedro: mide 40 cm de largo y 20 cm de ancho, con un grosor de 27 cm y un peso de 45 kg. Incluye toda una génesis de la Historia Natural de la Isla, y también incluye su historia desde que llegó el primer hombre a estos territorios, y del cómo se fue convirtiendo primero en un reducto de pillos y piratas mucho antes que iniciara su peregrinación por los mares. Luego, en fortificación militar, Excelencia. Incluye textos medicinales para que usía, se haga por mano propia o por sus allegados más cercanos —no lo vayan a envenenar-, los bebedizos necesarios para curar cualquier dolencia, mi Señor. También posee un apartado de encantamientos y de ritos esotéricos, tratados históricos y científicos. Además, posee bellas ilustraciones, incluyendo con el perdón del Abad - Aurelius De Lara hombre muy piadoso - y de nuestra abadía de San Miguel Arcángel , una representación del Diablo: con cuernos, garras y una expresión feroz como deseando comerse a todos los monjes del monasterio. —¿El Diablo? Preguntó Eleodoro. — Pues, son simbolismos, interpretaciones, formas irracionales de representar la realidad y también la Maldad, Excelencia. Y para entender mejor el texto: existen notas marginales, no digo notas al pie de páginas, sino marginales que son todavía más interesantes para el lector. En algunas secciones y acápites existen diagramas y tablas para las artes de la medicina y la ciencia. Y mire la caligrafía… uniforme, precisa, clara, espaciada, con gran sentido de la serenidad que debe de tener un monje en ascética contemplación y trabajo. Porque el pecado y las banalidades del mundo son premura. Tómelo, ámelo, es todo suyo. Dijo el religioso.
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El Tiempo, la Escritura, y la Crítica.
1. Porque el tiempo es sagrado
Un escritor que ha consagrado su vida a la creación no desperdicia su energía en refutar lo que no merece respuesta. Cada minuto que se dedica a defenderse es un minuto robado a la obra, al legado, al vuelo de la urraca.
2. Porque la obra ya respondió
La obra es el verdadero argumento. Si está viva, si resiste el paso del tiempo, si sigue generando preguntas, entonces no necesita defensa. Responder sería como explicarle a un eclipse por qué oscurece.
3. Porque la crítica estúpida se autodestruye
Hay críticas que se exhiben como monumentos a la ignorancia. El escritor no necesita demolerlas: basta con dejarlas en pie para que se derrumben solas. El silencio, en estos casos, es una forma de ironía superior.
4. Porque el escritor no escribe para agradar
Los verdaderos escritores no buscan aprobación. Escriben para perturbar, para iluminar, para inmortalizar. La crítica que exige conformidad revela su propia mediocridad.
5. Porque responder sería descender del altar
En el imaginario simbólico, el escritor está en ceremonia. Responder a cada crítica sería interrumpir el rito para discutir con los asistentes. No se interrumpe una invocación por un murmullo.
6. ¿Es mejor quedarse callado?
A veces sí. Pero no por cobardía, sino por estrategia. El silencio puede ser más elocuente que mil réplicas. Aunque también hay momentos en que el escritor debe responder, no con palabras defensivas, sino con una nueva obra, un gesto simbólico, una frase que se convierta en epitafio para la crítica mediocre.
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