C. S. KIRK, J. E. RAVEN Y M. SCHOFIELD
LOS
FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS
HISTORIA CRÍTICA CON SELECCIÓN DE TEXTOS
VERSIÓN ESPAÑOLA
DE JESÚS GARCÍA FERNÁNDEZ
SEGUNDA EDICIÓN
PARTE
II
EDITORIAL GREDOS
Libera los Libros
Indice
LA FILOSOFÍA EN EL OCCIDENTE (GRIEGO)
CAPITULO VII
- PITÁGORAS DE SAMOS
CAPÍTULO VIII
- PARMÉNIDES DE ELEA
CAPÍTULO X
- EMPÉDOCLES DE
ACRAGAS
CAPÍTULO XI
- FILOLAO DE CROTONA Y EL PITAGORISMO DEL SIGLO V
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nota, la palabra “logos”, escrita en
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LA
FILOSOFÍA EN EL OCCIDENTE (GRIEGO)
Los dos primeros filósofos conocidos que enseñaron
en las ciudades griegas del Sur de Italia fueron dos emigrantes de Jonia,
Jenófanes y Pitágoras, que florecieron hacia el final del siglo vi a. C. Pero
las filosofías que se desarrollaron en el Sur de Italia fueron, desde el
principio, muy diferentes en sus motivos impulsores y en su Índole de las de
los Milesios. Mientras que éstos se sintieron impulsados por una curiosidad
intelectual y la insatisfacción con las viejas versiones mitológicas, en un
intento por procurar una sistemática explicación física de los fenómenos físicos,
el impulso subyacente al pitagorismo fue de orden religioso y los eleáticos
Parménides y Zenón propusieron paradojas metafísicas que destruyeron, de raíz,
la creencia en la existencia misma del mundo natural. El único pensador
importante que continuó en Occidente la tradición Jonia de investigación sobre
la naturaleza, de un modo similar a su espíritu, fue el filósofo siciliano
Empédocles. A pesar de todo, experimentó una poderosa influencia tanto del
pensamiento pitagórico como del de Parménides; su sistema está enmascarado por
preocupaciones metafísicas y religiosas, así como por una imaginación audaz
(por no decir fantástica), extraordinariamente personal.
Resulta tentador conjeturar que estas diferencias entre la filosofía griega occidental y la Jonia están en relación con diferencias en las condiciones sociales y políticas de la vida en estas partes tan distantes del mundo griego. El Sur de Italia y de Sicilia fue, ciertamente, la residencia de cultos mistéricos vinculados a la muerte y a la adoración de dioses del inframundo, mientras que este tipo de actividad religiosa tuvo escasa presencia en las ciudades de la costa ribereña de Jonia. Se ha sugerido que las ciudades occidentales eran inherentemente menos estables y que el compromiso de sus ciudadanos con los valores típicamente políticos de la polis griega estaba menos enraizado que en cualquier otra parte de Grecia (sin duda, la guerra entre los estados de Italia y Sicilia parece haber sido extraordinariamente encarnizada, hasta el punto de que originó deportaciones de poblaciones enteras y el arrasamiento total de sus moradas: la destrucción de Síbaris en el año 510 a.C. fue la más famosa de estas atrocidades). Cualquiera que sea la verdad de estas especulaciones, fue, en el Sur de Italia y no en Jonia, donde nacieron los elementos más distintivos de la moderna concepción de la filosofía. Pitágoras es el arquetipo del filósofo considerado como sabio, que enseña a los hombres el significado de la vida y de la muerte y Parménides es el fundador de la filosofía, entendida no como investigación de primer orden sobre la naturaleza de las cosas (lo que actualmente constituye la parcela de las ciencias naturales), sino como un estudio de segundo orden sobre lo que quiere decir el que algo exista, esté en movimiento o sea una pluralidad. Es significativo que, desde el principio, estas dos preocupaciones estuvieron asociadas a dos tipos muy diferentes de mentalidad, actitud que aún subsiste como característica de una misma denominación: la filosofía
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