miércoles, 30 de diciembre de 2015

Jorge Guillén. Premio Internacional Alfonso Reyes. Año: 1977.

Nació el 18 de enero de 1893 en Valladolid. Fue el mayor de cinco hermanos.

Cuando cuenta 16 años se traslada a Suiza y estudia francés en la ciudad de Friburgo. Cursó estudios de Filosofía y Letras en Madrid, aunque se licenció en Granada en 1913. En 1920 empieza a publicar sus poemas en revistas como `La Pluma` y en la `Revista de Occidente`. Fue lector de español en La Sorbona entre 1917 y 1923 y Catedrático de Lengua y Literatura Españolas en Oxford. Catedrático de Literatura en las universidades de Murcia y Sevilla.


Durante la Guerra Civil estuvo preso y consigue la libertad gracias a las gestiones de su padre, pero es inhabilitado por el Ministerio de Educación para el ejercicio de cualquier cargo público. Tras abandonar España cruzando a pie el Bidasoa, en 1938 se establece en Estados Unidos. Dio clases en diversas universidades estadounidenses y de Latinoamérica. El el 11 de octubre de 1961 contrajo matrimonio en Bogotá con Irene Mochi Sismondi. Regresó a España en 1975, instalándose en Málaga hasta su fallecimiento.

Cántico, su libro de poemas editado en 1928, fue ampliado en los años 1936, 1945 y 1950. El segundo periodo en que suele dividirse su obra, viene constituido por Clamor, con sus tres volúmenes: Maremágnum (1957), Que van a dar en la mar (1960) y A la altura de las circunstancias (1963). En Homenaje (1967), el tercer periodo de su obra, realiza una síntesis de las dos tendencias previas, con una poesía pura. Aire nuestro (1968) recoge su poesía completa, a la que luego se añadirán Y otros poemas (1973) y Final (1982). Además publicó obras críticas como Lenguaje y poesía (1962).

Fue galardonado con el Premio Cervantes en el año 1976. En 1978, fue elegido académico de honor de la Real Academia Española.

Jorge Guillén falleció el 6 de febrero de 1984 en Málaga.

CÁNTICO.
(Fragmento).

DEDICATORIA INICIAL
A MI MADRE
EN SU CIELO

A ELLA,
QUE MI SER, MI VIVIR Y MI LENGUAJE
ME REGALÓ,
EL LENGUAJE QUE DICE
AHORA
CON QUÉ VOLUNTAD PLACENTERA
CONSIENTO EN MI VIVIR,
CON QUÉ FIDELIDAD DE CRIATURA
HUMILDEMENTE ACORDE
ME SIENTO SER,
A ELLA,
QUE AFIRMÁNDOME YA EN AMOR
Y ADMIRACIÓN
DESCUBRIÓ MI DESTINO,
INVOCAN LAS PALABRAS DE ESTE CÁNTICO.
 Por el otero asoma
Al aire de tu vuelo.
SAN JUAN DE LA CRUZ

1. AL AIRE DE TU VUELO
I
MAS ALLÁ
I
(El alma vuelve al cuerpo,
Se dirige a los ojos
Y choca.) –¡Luz! Me invade
Todo mi ser. ¡Asombro!

Intacto aún, enorme,
Rodea el tiempo. Ruidos
Irrumpen. ¡Cómo saltan
Sobre los amarillos

Todavía no agudos
De un sol hecho ternura
De rayo alboreado
Para estancia difusa,

Mientras van presentándose
Todas las consistencias
Que al disponerse en cosas
Me limitan, me centran!

¿Hubo un caos? Muy lejos
De su origen, me brinda
Por entre hervor de luz
Frescura en chispas. ¡Día!

Una seguridad
Se extiende, cunde, manda.
El esplendor aploma
La insinuada mañana.

Y la mañana pesa,
Vibra sobre mis ojos,
Que volverán a ver
Lo extraordinario: todo.

Todo está concentrado
Por siglos de raíz
Dentro de este minuto,
Eterno y para mí.

Y sobre los instantes
Que pasan de continuo
Voy salvando el presente,
Eternidad en vilo.

Corre la sangre, corre
Con fatal avidez.
A ciegas acumulo
Destino: quiero ser.

Ser, nada más. Y basta.
Es la absoluta dicha.
¡Con la esencia en silencio
Tanto se identifica!

¡Al azar de las suertes
Únicas de un tropel
Surgir entre los siglos,
Alzarse con el ser,

Y a la fuerza fundirse
Con la sonoridad
Más tenaz: sí, sí, sí,
La palabra del mar!

Todo me comunica,
Vencedor, hecho mundo,
Su brío para ser
De veras real, en triunfo.

Soy, más, estoy. Respiro.
Lo profundo es el aire.
La realidad me inventa,
Soy su leyenda. ¡Salve!

II
No, no sueño. Vigor
De creación concluye
Su paraíso aquí:
Penumbra de costumbre.

Y este ser implacable
Que se me impone ahora
De nuevo –vaguedad
Resolviéndose en forma

De variación de almohada,
En blancura de lienzo,
En mano sobre embozo,
En el tendido cuerpo

Que aun recuerda los astros
Y gravita bien– este
Ser, avasallador
Universal, mantiene

También su plenitud
En lo desconocido:
Un más allá de veras
Misterioso, realísimo.

III
¡Más allá! Cerca a veces,
Muy cerca, familiar,
Alude a unos enigmas.
Corteses, ahí están.

Irreductibles, pero
Largos, anchos, profundos
Enigmas –en sus masas.
Yo los toco, los uso.

Hacía mi compañía
La habitación converge.
¡Qué de objetos! Nombrados,
Se allanan a la mente.

Enigmas son y aquí
Viven para mi ayuda,
Amables a través
De cuanto me circunda

Sin cesar con la móvil
Trabazón de unos vínculos
Que a cada instante acaban
De cerrar su equilibrio.


Fuente: Editorial Fuenteovejuna. 1985.

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