miércoles, 8 de julio de 2015

Premio Hugo de novela 1969. Novela: Todos Sobre Zanzibar.


Premio Hugo de novela 1969.
Novela: Todos Sobre Zanzibar.

Novela aún más larga que Duna de Frank Herbert, Todos sobre Zanzíbar, la obra más conocida de Brunner difiere notablemente de la de Herbert en casi todos los aspectos. Lo más llamativo de esta novela es que no trata de crear un mundo fantástico de la nada sino que emprende la tarea mucho más difícil de describir qué características podría tener nuestro mundo real dentro de tres o cuatro décadas. Brunner nos muestra el planeta Tierra en el umbral del siglo veintiuno: superpoblado, inestable, dominado por gigantescas corporaciones y los medios de comunicación. El libro se concentra en los Estados Unidos, aunque partes importantes de la narración están ambientadas en África y el Lejano Oriente, demostrando ?algo esquemáticamente? las diferencias entre países desarrollados, en desarrollo y subdesarrollados. Es una novela increíblemente ambiciosa. Aunque despareja, el esfuerzo del autor merece ser apreciado.

***

John Brunner fue un escritor británico de ciencia ficción perteneciente al movimiento llamado Nueva Ola.

Sus obras suelen versar sobre un futuro inmediato narrado a través de múltiples personajes, centrando su interés más en la descripción de la sociedad imaginada que en las peripecias o aventuras de sus personajes... o, más bien, lo que le ocurre a sus personajes siempre está enmarcado en un punto de vista sociológico. Es este peculiar enfoque, ausente de elementos épicos o de una trama central evidente, el que le ha impedido convertirse en un autor de éxito. Sin embargo, las historias de John Brunner siempre tienen un final (y una finalidad) que las dota de pleno sentido narrativo.

Sus mejores obras corresponden a la llamada `Trilogía del Desastre`, especialmente `Todos sobre Zanzíbar` y `El rebaño ciego`, y a la novela `El jinete de la onda de shock`, una de las obras precursoras de la corriente cyberpunk y que también inspiró el ensayo de Alvin Toffler `El shock del futuro`. Las obras posteriores (y las anteriores) se suelen considerar menores.

(Fragmento de novela).

COINCIDENCIA: No prestabas atención a la otra mitad de lo que estaba pasando.

—El diccionario del felicrimen, por Chad C. Mulligan.)

que tengamos locriminates. Soporte: «locriminal» es una adaptación de «Loki». No hagas caso a quien te diga que es un término compuesto de «loco» y «criminal». Se puede sobrevivir a un loco o a un criminal, pero si uno quiere sobrevivir a un locriminal lo mejor es que no esté allí cuando ocurra.

«Antes del siglo XX, la concentración mayor de seres humanos se daba casi con seguridad en las ciudades asiáticas (con la excepción de Roma, y ya hablaré de Roma más adelante). Cuando se metía demasiada gente por delante de uno, uno se armaba con un panga o un kris y salía a cortar unas cuantas gargantas. No tenía importancia el que uno supiera o no utilizar estas armas... la gente con la que se encontraba estaba en su marco de referencia habitual y moría. Uno se encontraba en el marco de referencia de los berseker. Soporte: los berseker se desarrollaron en comunidades que durante una gran parte del año estaban inactivas en los valles de los fiordos noruegos, con una cordillera inescalable a cada lado, una losa de horribles nubes grises por encima y sin poder alejarse tampoco por mar debido a las tormentas invernales.

»Según un dicho corriente entre los nguni de Sudáfrica, no basta con matar a un guerrero zulú: hay que empujarle para hacerle caer. Soporte: Chaka Zulú tomó por estrategia el apartar a su carne de cañón de los padres, en la primera infancia, y criarles en condiciones de barraca, sin más posesiones que una lanza, un escudo y una funda de caña para el pene y sin la más mínima intimidad. Realizó independientemente el mismo descubrimiento que los espartanos.

«También fue cuando Roma ya se había convertido en la primera ciudad del mundo, con más de un millón de habitantes, que las misteriosas religiones del Este, con sus ideas de miseria autoimpuesta y mutilación propia correspondientes, arraigaron. Uno se incorporaba a los seguidores de la procesión que honraba a Cibeles, tomaba un cuchillo de uno .de los sacerdotes, se cortaba los huevos y corría por la calle agitándolos al aire hasta llegar a una casa con la puerta abierta y entonces los arrojaba sobre el umbral. A uno le daban un vestido de mujer y se unía al sacerdocio. ¡Imaginaos la presión que le hacía pensar a uno que ése era el medio de escape más sencillo!»

—Eres un idiota ignorante, por Chad C. Mulligan.

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