miércoles, 7 de junio de 2017

CARLOS PELLICER. POESÍA.


Carlos Pellicer Cámara (San Juan Bautista (hoy Villahermosa, Tabasco, México, 16 de enero de 1897 - Ciudad de México, 16 de febrero de 1977) fue un escritor, poeta, museólogo y político mexicano. Cursó estudios en la Escuela Nacional Preparatoria y en Colombia, a donde fue enviado por el gobierno del entonces presidente Venustiano Carranza. Fue cofundador de la revista San-Ev-Ank en 1918, de un nuevo Ateneo de la Juventud en 1919 y secretario privado de José Vasconcelos Calderón. En la Escuela Nacional Preparatoria se relacionó con intelectuales de primera línea. Es nombrado agregado estudiantil para representar a México en Colombia y Venezuela. Desempeña su labor con éxito y regresa sorprendido por la dictadura Venezolana. Al rendir el informe de sus actividades ante la Federación de Estudiantes, pronunció un airado discurso en contra del dictador Juan Vicente Gómez, y causó un gran tumulto.

Como poeta, perteneció a una generación de intelectuales mexicanos que adoptaron el nombre de Los contemporáneos. Corresponde a éstos haber aportado, desde Latinoamérica, un estilo literario de vanguardia. Este hecho adquiere mayor importancia si se tiene en cuenta que México ha adoptado con facilidad influencias extranjeras. En ese sentido, Pellicer no fue sólo un gran poeta, también fue un innovador. La modernidad del siglo XX, que en México fue especialmente notoria hacen que Pellicer busque esta modernidad en la poesía. Carlos Pellicer es el primer poeta realmente moderno que se da en México. No se rebela contra el modernismo: lo incorpora a la vanguardia, toma de ésta y otras corrientes aquello útil para decir lo que quiere decir.

Cuando muchos de los Contemporáneos exploraban los desiertos de la conciencia, Pellicer redescubre la belleza del mundo. Sus palabras quieren reordenar la creación. Y en ese trópico entrañable los elementos se concilian: la tierra, el aire, el agua, el fuego le permiten mirar `en carne viva la belleza de Dios`. Pellicer ve el mundo con otros ojos y al hacerlo modifica la poesía mexicana. Su obra, toda una poesía con su pluralidad de géneros, se resuelve en una luminosa metáfora, en una interminable alabanza del mundo: Pellicer es el mismo de principio a fin.
Compilador: Dr. Enrico Pugliatti.

NOTA INTRODUCTORIA
En esta breve antología, el lector poco avezado en la poesía de Carlos Pellicer, encontrará algo que quiere ser una guía relativa que lo conduzca por los innumerables caminos que trazó la obra del singular poeta tabasqueño durante sesenta años de ininterrumpida labor creativa. Los otros, los afortunados, los que han tocado las aguas de ese mar profundo, iluminado por el estado de la gracia poética, consideren
esta aportación simplemente como un homenaje, tan modesto como entrañado.
Incluyo el poema “Grecia”, escrito en 1914, es decir cuando Pellicer tenía 15 años de edad; todo hace suponer que fue éste el primer poema que publicó (Gladios, México, 1916); y cuatro sonetos, de los cuales fechó el último en octubre de 1976. El resto del material ha sido tomado de Colores en el mar, 6, 7 poemas, Piedra de sacrificios, Hora y 20, Camino, Hora de junio, Exágonos,Recinto, Subordinaciones y Práctica de vuelo, libros que conjuntó la UNAM con el título general de Material poético, bajo el cuidado
de Juan JoséArreola yAlí Chumacero. Este volumen, y la antología que publicó el Fondo de Cultura Económica en su Colección Popular (1969) son –dígase lo que se diga– los únicos esfuerzos que se han hecho, desde 1956, para divulgar la obra de uno de los mayores poetas que ha habido en nuestro país y en nuestro idioma. ¿Cuántos Pelliceres hay?, se preguntaba Luis Rius en su entusiasta ensayo que dio la bienvenida alMaterial poético, reconociendo la gran dificultad de abordar en un ensayo exhaustivo la obra total del genial tabasqueño. Desde luego, existen estudios
que han rozado ya ese intrincado universo, como
4
los realizados por Frank Dauster, JesúsArellano,Octavio
Paz,Grabiel Zaid,Castro Leal, Luis Rius y otros
más que, no obstante la brillantez de algunos carecen
de ese carácter de compleción que exige la obra
entera de Carlos Pellicer.
En esta antología señalo algunas de las distintas
direcciones temáticas de su obra; constantes jamás
debilitadas a lo largo de su vida: la mirada voraz
sobre el paisaje; su cristianismo pagano; la devoción
a los héroes y su tuteo con el ángel poético.
Para el poeta, la muerte es la victoria, decía Luis
Cernuda.Y como siempre sucede, su vasta construcción
iluminada tendrá que afrontar el riesgo de las
miradas e intereses súbitos y la amenaza de las obras
completas.
Quienes conocemos su obra –unos más, otros
menos– sabemos que ahora,más que nunca, la fecha
de su muerte es la de su verdadero nacimiento. Y
pienso en estos momentos en un poema que Francisco
Hernández le dedicó a Pellicer unos días antes
de que éste muriera –antes del alud que veo venir–,
donde, entre otras cosas le decía: eres una
lámpara/de la que sólo se ha salvado/la luz.
GUILLERMO FERNÁNDEZ
México, D.F., febrero 16 de 1977

***
GRECIA
Ella es la fiesta de las líneas
y de las rosas soñadoras
y las diademas apolíneas
entre la flor de las auroras.
Tropa de dioses pescadores…
Píndaro canta, dicta Aspasia.
Y un atropello de visiones
en los suspiros de la magia…
Solemnidad de columnata.
Y en las mandíbulas de plat
del trípode, alza sus esfuerzos
la lividez de los aromas,
como una ráfaga de versos
en un encanto de palomas…
México, 1914
8
JUGARÉ con las casas de Curazao,
pondré el mar a la izquierda
y haré más puentes movedizos.
¡Lo que diga el poeta!
Estamos en Holanda y en América
y es una isla de juguetería,
con decretos de Reina
y ventanas y puertas de alegría.
Con las cuerdas de la lira
y los pañuelos del viaje
haremos velas para los botes
que no van a ninguna parte.
La casa de Gobierno es demasiado pequeña
para una familia holandesa.
Por la tarde vendrá Claude Monet
a comer cosas azules y eléctricas.
Y por esa callejuela sospechosa
haremos pasar la Ronda de Rembrandt.
…¡Páseme el puerto de Curazao!
Isla de juguetería,
con decretos de Reina
y ventanas y puertas de alegría.
De Colores en el mar, 1921
9
NOCTURNO
No tengo tiempo de mirar las cosas
como yo lo deseo.
Se me escurren sobre la mirada
y todo lo que veo
son esquinas profundas rotuladas con radio
donde leo la ciudad para no perder tiempo.
Esta obligada prisa que inexorablemente
quiere entregarme el mundo con un dato pequeño.
¡Este mirar urgente y esta voz en sonrisa
para un joven que sabe morir por cada sueño!
No tengo tiempo de mirar las cosas,
casi las adivino.
Una sabiduría ingénita y celosa
me da miradas previas y repentinos trinos.
Vivo en doradas márgenes; ignoro el central gozo
de las cosas. Desdoblo siglos de oro en mi ser.
Y acelerando rachas –quilla o ala de oro–,
repongo el dulce tiempo que nunca he de tener.
De 6, 7 poemas, 1924
10
A GERMÁN ARCINIEGAS, EN BOGOTÁ
América mía,
te palpo en el mapa de relieve
que está sobre mi mesa predilecta.
¡Que cosas te diría
si yo fuese tu Profeta!
Aprieta con toda mi mano
tu armónica Geografía.
Mis dedos acarician tus Andes
con una infantil idolatría.
Te conozco toda:
mi corazón ha sido como una alcancía
en la que he echado tus ciudades
como la moneda de todos los días.
Puestas de sol, desde Buenos Aires
llevaron a México el ojo futuro de mis osadías.
Tú eres el tesoro
que un alma genial dejó para mis alegrías.
Tanto como te adoro lo saben solamente
las altísimas noches que he llenado contigo.
Vivo mi juventud en noviazgo impaciente
como el buen labrador esperando su trigo.
Serenata que te he llevado
río arriba del Paraná;
salmo que te he cantado
sobre los Andes o desde el mar.
Rango industrial de Sao Paulo.
Palacios y muelles de Buenos Aires.
Escuelas del Uruguay.
Dulzura caraqueña por las vegas del Guayre.
Y el ritmo colombiano
y la ternura del Perú.
11
Desde una esquina deValparaíso
vi alzarse un astro audaz sobre un triángulo azul.
Y toda tu Amada, y tus islas envilecidas
por un desembarco brutal.
Y tus breves repúblicas raídas
por la extranjera voracidad.
Rondo tu mapa en relieve
con el paso invisible de mis ojos.
Te palpo con mis dos manos,
y cuando voy a decírtelo todo
me vuelvo un cielo de lágrimas
tan ancho y tan hondo,
como la angustia de un buque en la noche
cuyo jefe se ha vuelto loco.
América mía:
mi juventud se ha vuelto trágica
por este amor a ti, terrible, bello, solo.
De Piedra de sacrificios, 1924
12
GRUPOS DE PALOMAS
A la señora Lupe Medina de Ortega
1
Los grupos de palomas,
notas, claves, silencios, alteraciones,
modifican el ritmo de la loma.
La que se sabe tornasol afina
las ruedas luminosas de su cuello
con mirar hacia atrás a su vecina.
Le da al sol la mirada
y escurre en una sola pincelada
plan de vuelos a nubes campesinas.
2
La gris es una joven extranjera
cuyas ropas de viaje
dan aire de sorpresas al paisaje.
3
Hay una casi negra
que bebe astillas de agua en una piedra.
Después se pule el pico,
mira sus uñas, ve las de las otras,
abre una ala y la cierra, tira un brinco
y se para debajo de las rosas.
El fotógrafo dice:
para el jueves, señora.
Un palomo amontona sus erres cabeceadas
y ella busca alfileres
en el suelo que brilla por nada.
13
Los grupos de palomas
–notas, claves, silencios, alteraciones–,
modifican lugares de la loma.
4
La inevitablemente blanca
sabe su perfección. Bebe en la fuente
y se bebe a sí misma y se adelgaza
cual un poco de brisa en una lente
que recoge el paisaje.
Es una simpleza
cerca del agua. Inclina la cabeza
con tal dulzura,
que la escritura desfallece
en una serie de sílabas maduras.
5
Corre un automóvil y las palomas vuelan.
En la aritmética del vuelo
los ocho árabes desbóblanse
y la suma es impar. Se mueve el cielo
y la casa se vuelve redonda.
Un viraje profundo.
Regresan las palomas.
Notas. Claves. Silencios. Alteraciones.
El lápiz se descubre, se inclinan las lomas,
y por 20 centavos se cantan las canciones.
De Hora y 20, 1925

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