lunes, 17 de marzo de 2014

Graham Greene

 
Graham Greene (1904-1991)
Graham Greene nace en Berkhamsted (Hertfordshire) en 1904. Fue hijo del director de la escuela pública del lugar en la que estuvo estudiando antes de marchar a Oxford. Desde su niñez, por tanto, convivió en casa con las ventajas y los inconvenientes del mundo académico que, en su caso, se tradujeron en una infancia aburrida y poco feliz. Ello le lleva a interesarse por la literatura de aventuras. No sin antes pasar por varias sesiones de psicoanálisis después de algunos infructuosos intentos de suicidio. Tras su graduación, escribe su primer libro [un pequeño volumen de poesía titulado Babbling April, (1925)], y se alista como militante en el Partido Comunista. Poco después, en 1926, se convierte al catolicismo. Este cambio se debió en parte al compromiso matrimonial con Vivien Dayrell-Browning pero también a la búsqueda personal de bases sólidas para su sentido de la trascendencia. Su conversión, según él nos cuenta, tuvo ciertas repercusiones de tipo intelectual pero no llegó a influir en sus novelas. La mayor parte de la crítica, no obstante, no piensa lo mismo ya que obras importantes de su producción como Brighton Rock, The Power and the Glory o The End of the Affair plantean interrogantes profundos que sólo se entienden dentro de una concepción católica de la vida. En cualquier caso, son muchos los que piensan que, al igual que Evelyn Waugh, se trata de un converso muy peculiar como luego veremos. La coletilla de "escritor católico" que muchos críticos, sobre todo en Francia y en España, le han colocado no le corresponde en absoluto.
Comienza a desarrollar su vocación periodística el mismo año de su graduación trabajando para el Nottingham Journal y poco después se va a Londres como colaborador del prestigioso periódico The Times. En 1940 se convirtió en el responsable de la sección literaria y cinematográfica del Spectator. Tras la publicación de su primera novela, se va a concentrar en su actividad literaria pero sin abandonar del todo el periodismo. Greene es más conocido como autor de novelas pero escribe también poesía y cultiva otro tipo de literatura. Son muchos los que le consideran un buen escritor de literatura popular pero le niegan una gran calidad artística. No obstante, no se trata, en absoluto, de un autor secundario. Su obra ha tenido un gran impacto. No tanto en Inglaterra como en otros muchos países europeos y americanos. Un católico converso con ideología izquierdista siempre iba a ser considerado un intruso en la Inglaterra de entreguerras. Y Greene lo fue. Vivió más tiempo fuera que dentro de su país y esa sensación de marginación va a acrecentar su excentricidad. De ahí que sus preocupaciones y planteamientos no encajen muy bien dentro de la tradición inglesa. Ha ido más bien por libre. Su obra resulta difícilmente clasificable por géneros, estilo o incluso períodos y ha generado cierta polémica. El lector se siente a la vez fascinado e irritado pero siempre atraído por su repertorio y por su originalidad. Algunos de sus títulos más conocidos, como The Third Man, The Human Factor o The Quite American, han sido llevados a la pantalla con éxito indiscutible y le han ganado una gran fama. A su muerte, en 1991, deja tras de sí una impresionante obra que cuenta con 25 novelas, 6 ensayos, 6 libros de cuentos, 6 de viajes y 7 obras de teatro. Así pues, se trata de un autor muy prolífico que, además, cultiva varios géneros. Incluso dentro de la novela experimenta con el thriller, la novela negra, la novela política, la de contenido moral y teológico, y la comedia; y casi siempre con gran éxito.


 
Temática.
Uno de los temas principales de las primeras novelas de Greene es el de la búsqueda, el de la persecución, bien sea del criminal, del traidor o de la misma víctima. Esta persecución simboliza la propia persecución, la del alma del hombre acosado, el que se siente acorralado y busca un remanso de paz que desgraciadamente sólo encontrará a la hora de la muerte. Sus personajes no son los típicos héroes románticos sino que encarnan al anti-héroe. Llegamos a conocerles a través del sufrimiento y del dolor, lo que les confiere una talla más heroica. Siempre se encontrarán atrapados entre sus ideales y sus propias limitaciones, quedándoles como único recurso el fracaso, a no ser que se aferren a la visión de un algo difícil de precisar: ¿la fe, la trascendencia, la moralidad, la caridad cristiana? Ese algo es difícil de describir, pero se repite con frecuencia en muchas de las obras del autor; es como una fuerza superior, situada por encima de los personajes y que puede conducirlos o bien a una profunda infelicidad, según se trate de una fuerza destructiva y diabólica, o bien a una relativa felicidad cuando se sienten poseídos por una fuerza positiva y provechosa. No obstante, pocos son los libros de Greene que se libran de un final triste o violento. "Greene´n novels form, within obvious limits, one of the most comprehensive surveys of modern social violence that has yet been made in European fiction… [a] fundamental struggle between the individual and the collective" (G. Woodcock, The Writer and Politics, p. 143).
Los héroes de Greene a menudo parecen más demonios que santos. La vida para ellos es fractura, dureza, injusticia. Pero todos sus personajes importantes, pese a las condiciones extremas y a su degradación personal, encierran grados distintos de bondad, en algunos casos incluso de santidad. Con frecuencia, se repite el arquetipo del hombre humilde que, si se muestra capaz de reconocer sus propios errores, alcanzará cotas altas de perfección. Según Greene, únicamente humillándonos ante Dios llegaremos al verdadero heroísmo. Si se desconfía de la propia perfectibilidad se admite entonces la posibilidad del pecado. El hombre imperfecto, el que está más cerca de las fuerzas del mal y se siente atraído por ellas, es precisamente el que más necesita de Dios y se acerca más a él, inconscientemente; puesto que es en el fracaso, no en el éxito, donde nos exponemos a nuestras debilidades y reconocemos nuestras faltas. El lector se siente desconcertado ante la figura de un Dios que parece reservar su atención casi exclusivamente para aquéllos que conviven con el mal, como si sintiera especial simpatía y piedad hacia el pecador, hacia el alma descarriada. En las obras de Greene, los que odian parecen estar más cerca de Dios que los que aman; los que niegan más que los que creen y quienes se desesperan más que los que se exaltan,; los violentos más que los mansos; los suicidas más que los que temen hacerlo; los que se entregan a la desesperación más que los que aceptan el dogma como referencia de salvación. Se trata por tanto de unos posicionamientos muy peculiares del autor con una filosofía de la vida y la comunicación con el concepto de Dios que a muchos creyentes se les puede antojar incluso como blasfemo. Al mismo tiempo, parece creer que el mal tiene una base religiosa. El diablo es una contrapartida necesaria para definir el concepto de Dios. La traición en sus variantes más conocidas: políticas, espirituales, sexuales es uno de los conceptos que mejor ilustra esa noción del mal.
Bajo estas coordenadas, la figura de Dios se muestra como un perseguidor benevolente del que nadie podrá escapar, incluso cuando la desesperación se apodera del ser humano y sólo queda el camino de la condena. Los personajes de Greene, siempre atormentados por sus instintos compasivos y temerosos de condenarse, se nos antojan así como paradójicas víctimas de su gran amor a Dios. La búsqueda de la paz interior y la perfección sólo terminan con la muerte, en consecuencia, el protagonista no suele disfrutar en el proceso pero puede ganar en dignidad. Los personajes de Greene ganan enteros al aceptar sus debilidades humanas y su existencia se dignifica al aplicarle cierta dosis de trascendencia. En sus obras, coexiste una actitud dual, una lucha entre el bien y el mal, entre la condena y la salvación, entre la fuerza y la debilidad; y esta dualidad existirá también entre la capacidad humana de amor, de compasión, miedo y desesperación y la infinita misericordia de Dios. El bien y el mal coexisten dentro de una inexplicable maraña que aboca a sus personajes a situaciones dramáticas. Son muchos los que creen que el mundo creado por Greene es caótico a pesar de la presencia de Dios como elemento que pretende ordenar ese caos. Él mismo ha aceptado esta observación y ha confesado que se debe a la sensación de caos que vivió en su infancia y juventud y las desagradables vivencias experimentadas durante la segunda guerra mundial y los conflictos bélicos que vivió muy de cerca en Asia y Sudamérica.
La violencia y la crueldad, casi siempre acompañadas de suicidios, asesinatos y traiciones, suelen también tener una presencia perturbadora en su obra. La traición, el engaño, el complejo de Judas figuran para él al mismo nivel de preocupación que la injusticia, la irresponsabilidad o los celos. No menos chocante resulta su obsesión por temas como la persecución, la miseria o el fracaso, la caries dental, las descripciones de cadáveres vivientes, historias de resurrección o las sutilezas de la relación cazador/cazado: "the terror of life, a terror of what experience can do to the individual, a terror at a premeditated corruption, is the motive force that drives Greene as a novelist" (K. Allot, The Art of Graham Greene, p. 15). En parte, esta inquietante presencia de esencias violentas simboliza la lucha interior del hombre y, en parte, encierra la expresión de la brutalidad y el terror con los que convivimos en nuestro mundo. Profundiza con gran acierto en los recovecos de la realidad humana aún por explorar y en la naturaleza del pecado. Para muchos lectores sus planteamientos pueden resultar maniqueos. La caída en el abismo de nuestro mundo moderno es inevitable. Paradójicamente, a pesar de la presencia de ese Dios, la posibilidad de redención para la mayor parte de sus personajes es escasa. Una de sus obsesiones omnipresentes es la muerte. Al igual que para Eliot, el ciclo de nacimiento, muerte, crecimiento y extinción es implacable: "our awareness that growth towards maturity is simultaneously a movement towards death…" (G. Smith, The Achievement of Graham Greene, p. 216). En su ensayo titulado "The Revolver in the Corner Cupboard", describe varios experimentos suicidas llevados a cabo por él mismo en su juventud jugando a la ruleta rusa. Prácticamente en todas sus novelas se describe, con detalles minuciosos, la muerte o el suicidio de uno a varios personajes. Tampoco podemos olvidarnos de otro elemento temático importante cual es la obsesión que tiene por los recuerdos infantiles. El impacto que este período de la vida puede ejercer en la personalidad y el comportamiento de cualquier personaje, en etapas posteriores de su devenir, es francamente significativo. En el caso de Graham Greene parece suficientemente probado.


 
 
Su obra literaria.
Muchos críticos dividen su obra en dos partes: una anterior a 1939 que podría encajar dentro del género policiaco y otra posterior con planteamientos ya mucho más complejos que obedecen a su búsqueda de trascendencia y a sus sinceras pretensiones de posicionarse ideológicamente ante cuestiones morales espinosas.
The Man Within es la primera novela de Greene y se publica en 1929. Ya en esta primera obra introduce los temas de la persecución y la traición y demuestra una gran habilidad para mezclar profundidad psicológica y aventura. El protagonista encarna a un joven contrabandista, Andrew, que ha traicionado a sus compañeros. Estos le persiguen, mientras se refugia en casa de una mujer que lo intenta convencer para que declare ante un tribunal en contra de sus cómplices. Él no se atreve, es un cobarde, mientras que, por contraposición, el lector adivina en ella un gran coraje. Elizabeth muere protegiéndolo de sus enemigos. El se rinde y con la muerte de ella es capaz de encontrarse a sí mismo, de llegar a reconocer su propia identidad. Esta historia tiene una cierta continuidad en otros dos libros: The Name of Action (1930) y Rumour At Nightfall (1931). Ninguno de estos tres títulos mencionados hasta ahora pueden considerarse como obras maestras, quizás porque su trabajo como periodista le absorbiera demasiado tiempo. La reputación de Greene le viene dada por su cuarta novela Stamboul Train (1932). Él mismo la calificó como "entertainment", denominación que dará a siete de sus libros para distinguirlos de aquéllos otros que él considera más serios. La distinción, no obstante, no deja de ser equívoca. Testimonios varios del propio autor nos confirman que escribió la obra muy deprisa porque necesitaba dinero. Ello explica la falta de cohesión argumental. El libro nos recrea la suerte que corren distintos viajeros del Orient Express que va desde Ostende a Estambul. En el viaje se combinan aspectos a los que estamos muy acostumbrados en este tipo de relatos con otros sorprendentes y desconocidos. En realidad, se trata de una historia con gran intriga, protagonizada por un comunista (Dr. Czinner), un comerciante judío (Myatt) y una corista (Coral Musker) que se encuentran en ese tren. Coral, una mujer con gran coraje pero muy vulnerable, va a servir de precedente a un tipo de mujer al que el autor recurrirá con frecuencia en sus obras posteriores. Hay otro grupo de personajes secundarios, un asesino en fuga, una periodista, un clérigo y un novelista que hacen de la obra algo muy pintoresco y divertido. Los lazos de unión entre todos ellos, que funciona como un magnífico recurso estructural, son el mismo viaje, el tren que comparten y el espacio que recorren. Las estaciones en las que paran sirven de punto de referencia para las cinco partes de las que consta la novela.
It's a Battlefield (1934) es una novela un tanto amarga e irónica que refleja la gran inquietud política que reina en el país cuando sale a la luz. No podemos olvidar que se publica en los años inmediatamente posteriores a la Gran Depresión. La palabra clave en esta obra es justicia. El espectáculo que se ofrece es el de unos individuos sin raíces, infelices, conviviendo sin ningún tipo de comunicación en un campo de batalla. Aparece también en un plano concreto la condena que sufre un conductor de autobuses comunista por el asesinato de un policía, y el empeño que sus compañeros ponen en salvarlo. En England Made Me (1935) aparece por primera y última vez la técnica del stream of consciousness pero no obtiene demasiado éxito. Se trata de la obra con más pretensiones de elaboración de Greene pero no consigue su objetivo. Sus personajes están descritos con cierta brillantez pero no dejan de ser superficiales, pues parece que están maniatados, privados de voluntad propia para su desarrollo y dan la impresión de estar atrapados por fuerzas ajenas y distantes, como condenados a un determinismo absoluto. Más que personajes de carne y hueso se nos antojan como caricaturas. La pretensión del autor de penetrar en la mente de éstos para descubrir la turbación de sus espíritus termina en fracaso. La obra se basa en las relaciones de un magnate sueco con su ama de llaves y el hermano de ésta.
En 1936 escribe Journey Without Maps que resume sus experiencias a lo largo de 350 millas de viaje por los bosques de África. Según él mismo nos cuenta, logró terminar un extraño y terrorífico viaje, a través del cual consigue salir de una vida monótona y sin sentido, para descubrirse a sí mismo y sorprenderse ante una gran revelación: su apasionado interés por vivir. Bajo esta óptica, la obra podría entenderse como un viaje iniciático. En este mismo año, escribe también otro de sus "entertainment": A Gun for Sale. Nos muestra a un criminal, víctima de la sociedad y de una infancia terrible. Raven ha sido alquilado por una firma de fabricantes de armamentos para matar a un estadista europeo pacifista. El precio por el trabajo será de 200 libras, pero éstas son declaradas a la policía como dinero robado y Raven tiene que huir. En su camino se encuentra con una chica, la novia del inspector de policía encargado de su caso, a quien intenta utilizar y luego asesinar; pero, por primera vez, gracias a la compasión que ella le inspira, no lo hace y se confía a esa persona. Al final, ella lo traiciona. El lector no puede por menos de sentir ternura y simpatía hacia Raven pues su violencia es solamente una extensión de la violencia institucionalizada. Sus faltas y errores quedan así minimizados al yuxtaponerse a los de aquéllos fabricantes de armas que desean y planean las guerras, que ayudan a matar a distancia pero sin mancharse las manos. Incluso el autor simpatiza aquí con el asesino/ladrón al considerarlo víctima de fuerzas alienantes que le despersonalizan y que él no puede controlar.
La primera manifestación tangible de su conversión al catolicismo fue Brighton Rock (1938). Pinkie, el protagonista, es un gangster católico y su mujer, Rose, con quien se casa para evitar que le delate a la policía, también lo es. Pinkie es un ser malvado, pero es consciente de su propia maldad y cómplice de su propia idea del infierno, aunque en su subconsciente piensa en el arrepentimiento. Al final aceptará la idea de la condena. Pinkie, al igual que Raven, está condicionado por su pasado y educación. Rose conoce la naturaleza de sus pecados cuando se casa con él, pero decide sufrir y arriesgarse en su compañía. En esta obra, se lleva a cabo una seria reflexión sobre la lucha entre el bien y el mal, sobre la naturaleza del pecado. En la primavera de 1939, se le encargó a Greene ir a Méjico para escribir un libro sobre la situación religiosa que se vivía allí en aquellos momentos. De esa experiencia nació The Lawless Roads (1939). La Iglesia católica había sido perseguida en muchas partes de Méjico y los ritos religiosos prohibidos, pero la gente continuaba practicando. Se mezcla la opresión y la idolatría pero todo bajo la sombra de la religión, de Dios o del Diablo.
Durante un tiempo va a abandonar los temas de trasfondo social y político, y va a buscar el sentido de la dignidad en otras fuentes. Su obra siguiente estaría también inspirada en el país azteca. The Power and the Glory se convirtió muy pronto en una de sus mejores novelas cuando se publicó en 1940. Ese mismo año, recibiría el Premio "Hawthornden". Por primera vez, la historia y sus personajes adquirían la forma de un todo coherente. La obra se desarrolla en los parajes agrestes y primitivos del viejo Méjico de Lawless Roads, durante una época de lucha política enconada y de persecuciones religiosas en los años ‘20. Todos los sacerdotes han huido, han sido asesinados o bien han tenido que renunciar a la práctica pública de la religión o a la celebración de los actos religiosos. Se cuenta la historia de un sacerdote que, debido a su lealtad a las exigencias derivadas de su condición, muere: va a dar la absolución a un moribundo aun a sabiendas de que es una trampa para apresarle. El sacerdote es demasiado humano (materialista, bebedor, adúltero) para convertirse en héroe y demasiado humilde (se considera a sí mismo egoísta y orgulloso) para convertirse en mártir. Cuando reflexiona en la cárcel sobre la condición humana llega a la conclusión de que la existencia del hombre sólo puede inspirar compasión. Su figura proyecta cierta semejanza con la de Cristo: le venderán los mismos por los que lucha. La santidad y las debilidades humanas se tocan por los lados, la muerte como redención del otro requiere una liturgia inexplicable de sangre, dolor y muerte. Del destino del sacerdote deducimos que los designios de Dios son inescrutables, que la gracia divina es sólo para los elegidos. La historia se divide en cuatro partes: en la primera, el cura trata de escapar de la persecución; en la segunda, vuelve al pueblo donde tiene una hija ilegítima (Brigitta) y es arrestado al ir a buscar vino para la celebración eucarística; en la tercera, tras haber sido liberado, se le llama para asistir a un gánster americano moribundo y es atrapado y ejecutado; en la cuarta, asistimos a la reacción que la muerte produce en aquéllos que le conocían. The Power and the Glory representa un cierto progreso respecto a Brighton Rock, porque lo bueno y lo malo, la debilidad y la fuerza se mezclan de manera más inteligente y ambigua en el "whisky priest" que en Pinkie y Rose.
Poco después de la publicación de este libro escribe otro perteneciente al grupo de los "entertainment": The Confidential Agent (1939). Es una novela en la que se mezclan el miedo, la persecución y la desesperación como principales ingredientes, reforzado con el horror y la crueldad de la guerra, en la cual la vida humana llega a ser algo sin importancia. Europa, y al fondo la guerra civil española, es un lugar donde impera la tiranía, la violencia y la sinrazón. Es la estampa típica de la década de los ’30 con gente buscando trabajo, ansiosa por su futuro y desesperada ante una realidad deprimente. Otra novela perteneciente a este grupo es The Ministry of Fear (1943). Gira en torno al concepto de la compasión. El protagonista se siente acorralado por sentimientos mal encauzados de compasión y de terror. Dejó morir por piedad a su esposa, una enferma incurable. Se le llevó a juicio y, aunque fue absuelto, él anhelaba recibir un castigo con el que redimir su culpa de alguna manera.
Una de sus mejores obras es The Heart of the Matter (1948). El personaje principal, Scobie se convierte al catolicismo cuando se casa con una mujer piadosa y católica. Scobie es un hombre bueno pero débil: no puede soportar herir a alguien a quien ama. La compasión que siente hacia Louise, su mujer, es más que amor y le lleva a pedir prestado dinero a un comerciante sirio para poder enviarla a África del Sur de vacaciones, como ella deseaba. Mientras su esposa está fuera, él se enamora de una joven de 19 años que ha llegado a la colonia (Sierra Leona) como superviviente de un barco torpedeado. Por un sentimiento de piedad más que por amor mantiene relaciones con la joven que ha enviudado en el naufragio. A la vuelta de su mujer, comprende la gravedad de su adulterio. Su mujer le insta a confesarse y arrepentirse. Pero su conciencia es más fuerte y se erige en un juez implacable: al final acaba suicidándose porque cualquier otra decisión significaría abandonar a una de las dos mujeres que quiere. Se trata de una de sus mejores novelas porque, en ella, desarrolla todos los temas que han ido apareciendo a lo largo de sus restantes obras: la compasión, el miedo, el amor y la desesperación, junto con la búsqueda del hombre por su salvación y el amor y la misericordia de Dios. Se nos ofrece un estudio profundo sobre la tragedia personal que puede ocasionar la persecución moral de la propia conciencia y parece que el autor comprende que la única salida posible a este tipo de situaciones es el suicidio. Una vez más asistimos a la peculiar interpretación del autor con respecto a la moral católica.
The End of The Affair (1951) es su siguiente obra y está escrita en primera persona con lo que roba perspectiva al lector. Es la historia de un novelista, Maurice Hendrix, que mantiene relaciones con Sarah Miles, la mujer de un funcionario. De repente, ella rompe esos lazos sin dar ninguna explicación. Al final se sabe que la causa de la ruptura fue que, creyendo ella que su amante había sido dado por muerto en una explosión, rezó para que se realizara un milagro: si se le encontraba con vida ella abandonaría su relación ilícita. Sarah sufre una transformación interna que resulta irreconocible tanto para su marido, Henry, como para Hendrix. No se trata del típico triángulo amoroso: los dos hombres no se disputan el amor de Sarah por uno u otro sino el amor de Sarah por el concepto que ella tiene de Dios. En el fondo, Greene pretende hacer una profunda reflexión, probablemente muy pretenciosa, sobre el amor humano y el amor divino. La conclusión es relativamente ambigua, parece que el autor ha abandonado ya su clásico maniqueísmo. Para una parte de la crítica, se trata de una obra bien planteada y con una gran dosis de buen hacer novelístico, para otro tipo de crítica, el libro en sí resulta un fracaso por la recurrencia a los milagros descritos y por la técnica utilizada. Rastreamos aquí influencias claras de los novelistas católicos franceses (Bloy, Bernanos y Mauriac) en lo que se refiere a la instrumentación de la fe, los votos, las conversiones repentinas o los milagros.
La primera obra de teatro de Greene fue The Living Room (1953) en la que desarrolla los temas de la desesperación y el problema del católico practicante en relación a un amor físico imposible. Rose, hija de madre católica y padre no católico, mantiene relaciones con un hombre casado. Antes de decidirse a rehacer su propia vida, asistimos a la angustiosa y dolorosa situación de abandonar a su amante. En 1955, publica una novela corta, otro "entertainment": Loser Takes All, en la que la situación de adulterio se resuelve en un "ménage a trois". Esta obra fue seguida por The Quiet American (1955) en la que usa como escenario de fondo la guerra en Indochina. A primera vista, parecía que Graham Greene había decidido abandonar temporalmente sus temas religiosos pero se pueden rastrear aquí una vez más: volvemos a la cuestión de la conciencia, de la persecución y a la conclusión de que las buenas intenciones no bastan ya que los juicios de los hombres no son necesariamente justos a los ojos de Dios.
En su segunda obra de teatro, The Potting Shed (1957) retorna de nuevo a temas religiosos dentro de un contexto católico. Hay una atmósfera de misterio y de suspense que puede caracterizar a la obra como una historia de detectives. El hijo de un famoso racionalista descubre, después de la muerte de su padre, que a la edad de 14 años, tras haberse suicidado, recobró la vida por un milagro que hizo un tío suyo, un sacerdote católico. Podemos rastrear aquí evidentes similitudes con The End of the Affair en la apelación al milagro como recurso de suspense. The Complaisant Lover es su tercera obra de teatro. Aparece el típico triángulo: un dentista, su mujer y el amante de ésta. El marido permite que continúe la infidelidad de su mujer, pero no por cinismo o indiferencia, sino porque la ama de una manera incomprensible para el resto, no posesiva, y lo que desea es la felicidad de su esposa más que la suya propia. Su séptimo "entertainment", Our Man in Havana (1958), representa una burla extravagante del servicio secreto británico. Su técnica para conseguir efectos de suspense, en esta obra, está ya muy depurada.
En 1961, publica A Burnt Out Case. La acción tiene lugar en una colonia de leprosos en el Congo Belga. El protagonista es un arquitecto famoso, Querry, víctima de un terrible arrebato de indiferencia. No cree en la religión, ni en el arte ni en el amor. Ello le lleva a un leprosario donde es diagnosticado como un "burnt-out case". Pero a medida que se integra en el ambiente y en el trabajo de la comunidad su enfermedad va desapareciendo. Poco a poco se nos va revelando quién es realmente el verdadero Querry y se va creando un entorno que el autor maneja a su antojo y con gran éxito: el culto a la persona, la ironía subyacente, el sufrimiento como ingrediente más genuino de la condición humana pero admitiendo siempre ciertos atisbos de redención. Muchos críticos han querido ver en los planteamientos de esta obra influencias claras de Teilhard de Chardin.
En el mismo año, Greene publica un interesante apéndice a esta novela: In Search of a Character que cubre dos períodos de su estancia africana. Recoge dos diarios: uno de ellos describe el viaje desde Liverpool a Freetown (Sierra Leona) en 1941, y el otro, el más importante, fue escrito en el Congo, cuando estaba reuniendo material para A Burnt-Out Case. A Sense of Reality (1963) consiste en una novela corta y tres historias relativamente largas. Greene alterna la realidad y el sueño, la cotidianeidad y la fantasía, y lo hace de manera muy acertada.
En su obra teatral Carving a Statue, abandona el realismo por completo. Fue un fracaso cuando se representó en 1964. El protagonista es un escultor obsesionado por su trabajo para concluir una estatua gigantesca. Es una mezcla entre tragedia y farsa. El tema de la indeferencia se trata con gran elaboración y complejidad en The Comedians (1966). La república negra de Haití es descrita con gran brillantez y con el sentido periodístico propio del autor. Moviéndose dentro de un discurso narrativo luminoso, mezcla, de forma muy inteligente, la risa y el miedo con la compasión. Sus comediantes son egoístas, indiferentes, experimentan el sexo sin amor, el entusiasmo sin fe, y se arriesgan a la aventura sin demasiada convicción. La obra es una descripción muy viva de un paisaje, de una cultura, de un entorno y de una sociedad compleja, muy alejada del simplismo al que la novela colonial a veces nos tiene acostumbrados. Greene anduvo siempre buscando fórmulas para describir el infierno y parece haberlas encontrado en Haití. Se nos pinta la sociedad corrupta de "Papa Doc", la brutalidad de su policía secreta ("The Tontons Macoute") y la miseria de un país desesperado y empobrecido que languidece bajo la tiranía. Brown, Jones y Smith se ven involucrados en una intriga política, en una tierra desangrada por la violencia y el terror. Más que personajes cómicos se nos antojan como tragicómicos: sus pretensiones de felicidad se convierten en absurdas en un mundo cruel e injusto, dominado por personajes inmorales que detentan un poder absoluto y atropellan los derechos humanos. Las palabras de Brown en uno de los pasajes del libro han de leerse como la propia voz autorial cuando nos confiesa:
When I was a boy I had faith in the Christian God. Life under his shadow was a very serious affair; I saw him incarnated in every tragedy… Now that I approached the end of my life it was only my sense of humour that enabled me sometimes to believe in Him. Life was a comedy, not the tragedy for which I had prepared.


Greene ha abandonado ya la distinción entre novela y "entertainment" cuando publica Tavels With My Aunt (1969) pero ésta realmente pertenece a este bloque. Describe el mundo desde una visión cómica, picaresca, con un gracejo amable y satírico, y nos narra la historia de un respetable trabajador de banca, Henry Pulling, solterón empedernido que, una vez jubilado, se siente arrastrado por su escandalosa y atrevida tía, a la que va a acompañar en varios viajes alrededor del mundo. La tía Augusta es bebedora y andariega, traficante de drogas, y, a pesar de sus más de 70 años, hace gala de un sano erotismo al que da rienda suelta con su mayordomo de color. En el fondo, y a pesar de la inocencia y la comicidad, hay también crítica social y didactismo moral. En el viaje a Paraguay, por ejemplo, se nos pinta un panorama miserable fruto de la dictadura, la oligarquía sin escrúpulos y los turbios manejos del capitalismo norteamericano. Todo ello controlado por el figurón de turno, apoyado por el clero, los terratenientes y el ejército. Como consecuencia, un cuadro de subdesarrollo: campesinos mal nutridos, sin acceso a la sanidad o educación, viviendas inhóspitas e incómodas, hambre y explotación.
En contraste está su sucesora The Honorary Consul (1973) que trata sobre un secuestro político en América del Sur en el que toma parte un sacerdote revolucionario. Es una novela llena de riqueza descriptiva y de matices, y de una complejidad moral de gran envergadura. El autor la defendió siempre como una de sus mejores obras y a sus personajes, Plarr y Fortnum, como de los mejor conseguidos. Tiene lugar en Argentina y una vez más se mezclan en la obra los temas típicos de Greene: las debilidades humanas representadas por el alcohol y las relaciones ilícitas, las intrigas políticas, la crítica implícita a la Iglesia que abandona a los pobres, las simpatías por la revolución y el guerrillero y, como no podía ser de otra manera, la implicación de un ex cura en un fallido secuestro del Embajador de EE.UU. Muchos críticos la han juzgado como una de las novelas mejor estructuradas del autor y donde los dilemas éticos se tratan con más ternura y comprensión humana.
En 1974 publica otra de sus novelas más conocidas, The Human Factor. En este libro, el autor vuelve a la intriga política y a los turbios enredos de los servicios secretos del Foreign Office. Se repiten esquemas utilizados ya en otras historias que tenían como fondo a Méjico, Cuba o Indochina. Ahora el paisaje en el que se desarrolla la obra está en Sudáfrica y, como protagonista, un espía, Maurice Castle, casado con una mujer de color en el país del apartheid. Greene simpatiza con su héroe a pesar de la traición y reflexiona con sencillez pero con gran criterio sobre las confrontaciones morales y éticas que allí se plantean. Hasta encontramos interesantes monólogos existencialistas. La angustia y el desconcierto de Castle es la angustia y el desconcierto del hombre moderno. La historia es lúcida, la tensión está perfectamente justificada al contemplar al hombre en todo su contexto, con sus debilidades humanas incluidas. Hay ternura, humor y ambigüedad, y los resortes que hacen saltar las chispas del conflicto están perfectamente estructurados. El discurso narrativo es sencillo, con un lenguaje fluido que utiliza con frecuencia recursos conversacionales, pero es limpio y lleno de fuerza.
Entre sus últimas obras, habría que destacar Dr. Fisher of Geneive (1979) y J'accuse: The Dark Side of Nice (1981). Ésta última constituye un panfleto duro pero bien documentado para denunciar la corrupción existente en la ciudad de Niza. Monsignor Quixote (1982) encarna la temática típica de Greene, con los valores humanos en continuo conflicto: la fe y la duda, la culpa y la desesperanza, el bien y el mal y la lucha entre ambos. Analiza de nuevo la confusión en el obrar humano y medita sobre si la vida es una comedia, una tragedia o una mezcla de ambas. En ella, incorpora escenarios y personajes reales de sus varias estancias en España y los describe a través de los ojos de un cura bonachón y un buen comunista. A partir de esas reflexiones acuñaría su conocida y contradictoria definición de sí mismo como un católico agnóstico. Lo que quiso decir con esa expresión sólo él lo sabe. En sus últimos años, escribió Getting to Know the General (1984) sobre el General Torrijos y el Panamá que dirigió con mano dura durante mucho tiempo. Poco después publicaría otras dos obras menos conocidas con los títulos de The Tenth Man (1985) y The Captain and the Enemy (1988).
El resto de los escritos de Greene consisten en una biografía de Lord Rochester, escrita durante su juventud pero no publicada hasta 1974, además de una serie de historias, cartas, artículos y ensayos. Los ensayos y los artículos han sido publicados en Collected Essays y The Pleasure Dome. En ellos despliega una crítica fresca y estimulante y arroja bastante luz sobre su propio trabajo como novelista. No podemos olvidar tampoco los guiones cinematográficos que tan buenos resultados le dieron, sobre todo en The Third Man, y algunas historias para niños. Una colección más tardía denominada May We Borrow Your Husband? está subtitulada como And Other Comedies of the Sexual Life.
Nos encontramos, por tanto, ante un autor muy prolífico, que ha conseguido un éxito considerable, convirtiéndose en una referencia popular al que Hollywood ha ayudado a promocionar valiéndose de sus magníficos guiones cinematográficos. Se nos antoja como un autor difícilmente clasificable dentro de las corrientes al uso en la Inglaterra del siglo XX. No olvidemos que su capacidad creativa, con muy pocos altibajos, está activa durante 60 años: desde 1929 hasta 1988. Más de medio siglo dedicado a la literatura. A pesar del éxito de las vanguardias y la experimentación nunca pareció atraerle la temática y las preocupaciones del modernismo. No puede, por tanto, decirse que es un escritor típico de los ’30 o los ’40. Siempre se confesó admirador de Conrad y de Ford Madox Ford pero nunca le preocupó el experimento técnico o la búsqueda de sofisticación estilística. De Conrad toma el recurso de la voz autorial que sirve de nexo para historias muy distintas, narradas en planos muy diferentes. Sus personajes ya sean negros o blancos, europeos, norteamericanos, africanos, asiáticos o sudamericanos, creyentes o agnósticos, hombres o mujeres, espías o policías responden a motivaciones reconocibles y hablan en un registro en el que rastreamos esa voz afín. Su prosa discurre fácil y cautivadora; huye del refinamiento y se muestra muy poco convencional. Introduce con éxito recursos propios del cine y el tono no desmerece en absoluto cuando recurre al lenguaje propio del periodismo. Su discurso fluido se nos antoja como el del maestro que, en realidad, no quiere serlo. Parecía contento entreteniendo a sus lectores y elucubrando sobre temas como la culpa, la traición, la moral o la injusticia. Los horrores de la Depresión le afianzaron en sus creencias sobre la defensa del débil. Desde entonces, mostraría siempre sus simpatías hacia el trabajador explotado y hacia el desvalido. En muchos de sus títulos, percibimos una sana inquietud por los temas sociales siempre del lado del frágil y, desde los primeros años, se erigiría en defensor de los derechos humanos y en un crítico duro del imperialismo americano. A pesar de todo, a nadie se le ocurriría clasificarlo como un autor izquierdista. Más bien habría que calificarlo como anti-autoritario y anti-fascista. En ocasiones, percibimos planteamientos inspirados en la caridad cristiana pero no creo que podamos etiquetarle, como algunos críticos han hecho, de "propagandista católico". Sus novelas podrían ser tildadas de "novels of belief" pero difícilmente encajarían como "catholic novels". No era un escritor religioso ni defendió nunca la ortodoxia del dogma. Más bien todo lo contrario. Se mostró muy crítico en temas de moralidad sexual y social y heterodoxo en temas de fe. Sus innatas simpatías por el ideario socialista le impidieron un ejercicio convencional del Catolicismo. Ello le acarreó problemas varios con destacados pensadores y dirigentes eclesiásticos. La guerra civil española acentuó aún más algunas de sus contradicciones: no podía apoyar a la República por su explícita posición anti-católica pero tampoco a Franco por su clara alineación con la ultraderecha. Ante las circunstancias difíciles que le tocó vivir respondió de forma subversiva a veces, reaccionaria otras pero raras veces se mostró indiferente. Tampoco sufría en exceso cuando tenía que aparcar temporalmente algunas cuestiones de fe. Un novelista comprometido no es más creyente por abordar aspectos religiosos en sus novelas respetando la ortodoxia sino por las vivencias, los sentimientos y las actitudes que pone en práctica en su vida diaria. Premio Nobel frustrado en varias ocasiones, se merece, no obstante, un puesto entre los grandes de la novela del s. XX. En España resulta un autor muy conocido, sus obras más importantes están todas traducidas y siempre mostró un gran entusiasmo por la cultura de nuestro país.

 
 
 
 
 
 
 
 
Bibliografía


(Los títulos precedidos de asterisco están en nuestra biblioteca)


 


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