Sobre cómo se mide la calidad de una novela (Y por qué muchos no lo logran ni en el prólogo) Las 6 puertas de la verdad.
✒️ Por Enrico Giovanni Pugliatti, Dr. en Semiótica Crítica por la Universidad de Bologna
A veces me preguntan —con una mezcla de ingenuidad y pretensión práctica— cómo se distingue una obra literaria relevante de una novela “gaseiforme”, esas que evaporan su sentido en el primer párrafo y no dejan ni ceniza simbólica en la boca del lector.
Mi respuesta no es complaciente. Tampoco negociable. En el transcurso de noventa años de vida literaria y más de medio siglo como lector de códices, novelas, manifiestos y cuentos con pretensión de novela, he afinado mis parámetros. No son universales, pero son férreos. Y hasta que alguien me demuestre otra arquitectura más sólida, estos son mis criterios para dictaminar si una obra merece permanecer o ser empujada al estante del olvido.
🏆 1. Premios (pero no los de ferias de queso literario)
Un premio no define la calidad, pero sí revela que la obra entró en un circuito de legitimación. Hay premios honrosos y premios de indulgencia editorial, lo sé. Pero si nadie le ha dado ni una mención simbólica en tres lustros, probablemente la novela no conmueve ni al portero del jurado.
📚 2. Publicaciones y reediciones (la vanidad no cuenta)
Una reedición que nace del ego del autor es apenas un eco de vanidad. Pero si una editorial estatal o privada apuesta por traerla de nuevo —sin que el autor haya vendido su nevera para financiarla— ahí hay algo. Toda reedición por mérito ajeno es señal de vida textual.
📘 3. Uso académico (el aula no miente tanto como las redes)
Si la obra se estudia en secundaria o universidad, no es por capricho, sino porque se detecta material narrativo para formar criterio, análisis y lenguaje. No es canon, pero sí pista.
📖 4. Publicaciones críticas sin lazos de sangre
La reseña que aparece en el diario del amigo del autor no vale. Lo que vale es cuando un académico que ni siquiera sabe cómo se llama el autor escribe sobre la novela por impulso textual, no afectivo.
🌍 5. Proyección internacional (sin amiguismo ni traducción por lástima)
Si la obra se estudia fuera de nuestras fronteras, sin que el autor haya puesto un pie allá ni financiado su propia edición, entonces ha salido del ruido local. Ha tocado una cuerda universal. Y eso no se logra ni con likes ni con premios de autoedición.
🧠 6. Juicio de Autoridad (el verdadero, no el autoproclamado)
Cuando Borges, Sabato, Vargas Llosa o Piglia opinan de una obra, esa opinión vale más que tres mil reseñas de blog literario. Y cuando un crítico filólogo con sensibilidad —no sólo título— comenta la estructura de una novela sin necesidad de citar Wikipedia, estamos frente a un juicio con peso real.
📜 Epílogo para quienes aún sueñan con publicar
Si nada de lo anterior se cumple y la novela sigue esperando en PDF desde hace siete años, quizás aún está en fase de purificación, o quizás es una novela gaseosa que nunca encontrará forma.
Literatura no es voz ni verbo: es estructura, permanencia y resonancia. Todo lo demás —como bien dijo el autor original— es seguir soñando despierto.
Hay 8 Comentarios
Comprendo a Borges: el valor es un dios en sí mismo que puebla nuestra imaginación de héroes, de esplendentes hazañas y realidades a la medida de nuestros sueños.
De la mano de estos dos ladrones, unidos no sólo por el valor, sino tal vez más aún, por la inteligencia, el poder ver más allá y el saber decirlo, Merino nos presenta un texto sugerente y ágil, que nos lleva en volandas de Wilflingen a Buenos Aires, pasando por Bilbao, de la Primera a la Segunda Guerra Mundial, del ayer borgiano al ayer propio. Y en ese vertiginoso viaje deja caer, sin darle importancia, una cita poderosísima como la de Jünger (por verdad, por evocación, por belleza en sí misma), una personalísima como la de Borges (siempre lucidísimo en sus metáforas), más un guiño amoroso hacia Cervantes y un puñado de humildad del recién elegido doctor honoris causa.
Resulta hermoso pensar también que una cierta forma de heroísmo es conservar la lucidez, la inteligencia y por ende la esperanza, más allá de la edad real. Y esa batalla la podemos librar todos.
Por último, añadir a la galería de citas la de Hölderlin, a la que aludió el propio Jünger y referida por Santiago Fernández en su comentario. Y lamentar la instauración de esa edad de los titanes que ha acallado a poetas y héroes (¿acaso no son lo mismo?).
Publicado por: tabaquería | 09/05/2014 11:24:48
Me han encantado el texto y los comentarios. Y me resulta muy difícil entrar en el terreno de la supervivencia teniendo en cuenta el contexto. Una personalidad pública que fue utilizada por parte de individuos organizados que mutaron su categoría animal y su naturaleza humana primando sobre todas la vida de los insectos.
Me ha gustado la fotografía elegida. Coincido con el titular. Y agradezco siempre la ausencia de hipocresía en el terreno literario.
Publicado por: Belén Mtnez. Oliete | 08/05/2014 23:39:15
Como complemento del magnífico texto de José lus Merino señalaré que fue tal la admiración de Borges por Jünger que escribió un cuento titulado “Deutsches Requiem”, el mismo título de uno de los libros de Jünger. El cuento se publicó por primera vez en febrero del ‘46 en la revista Sur y lo incluyó en su libro El Aleph.en el año 49, pero curiosamente no fue incluido en las selecciones que hizo, tanto en 1961 como en 1967.
Para los que hayan leído a Jünger, en “Deutches Requiem” encontrarán frases exactas, tomadas del libro, e incluidas en el cuento de Borges. De hecho muchas veces reconoció el escritor argentino que que había “fusilado” otros textos, pero de éste guardó silencio hasta 1982.
¿Como llegó Borges a conectar con Jünger? Es posible que Arthur Schopenhauer tuviera mucha culpa.
Un saludo
Santi
Publicado por: Santiago Fernández | 07/05/2014 23:39:15
Desde luego nunca imaginé la admiración de Borges por Jünger. Es como mezclar dos perfumes antagónicos. Borges el preciso e intimista. Jünger el polémico y personaje público. Creo que la razón por la que Borges trató acercarse a Jünger no fue la de conocer al gran pensador sino admirar a la persona que los dioses le habían reservado un sentido épico.
De Jünger quiero recordar uno de sus pensamientos: "Una frase bien lograda es más importante que un combate ganado" dijo el escritor Ernst Jünger, durante su investidura como doctor “honoris causa” por la Universidad Complutense en San Lorenzo de El Escorial(1995).
A punto de cumplir los cien años Jünger ante la pregunta ¿Cómo imagina usted, por lo tanto, el próximo siglo?, respondía “No tengo una idea demasiado feliz y positiva. Por decirlo con una imagen, quisiera citar a Hölderlin, que en "Brot und wein" (Pan y vino) escribió que vendrá la edad de los titanes. En esta edad venidera el poeta deberá aletargarse. Los actos serán más importantes que la poesía que los canta y que el pensamiento que los refleja. Será una edad muy propicia para la técnica, pero desfavorable para el espíritu y para la cultura”
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Me gustaría cree que no fuera así … ya veremos.
Un saludo y gracias José Luis
Santi
Publicado por: Santiago Fernández | 07/05/2014 16:45:40
Es cuanto menos curioso que entre dos grandes de las letras sea el mayor motivo de admiración la valentía y el ardor guerreros. Obviamente, son hombres.
Publicado por: Zuriñe | 06/05/2014 8:42:58
Más allá de coincidencias estéticas creo que había grandes diferencias, digamos político-filosoficas, entre Jünger y Borges. Mientras el primero reivindicaba el nacionalismo alemán, el concepto de Volk, de indudable connotación colectivista, Borges era partidario de una suerte de individualismo radical, un "spenceriano" , como alguna vez se definió.
Publicado por: Osvaldo Pérez Pardo | 05/05/2014 15:35:56
Está muy bien hablar del "valor" así, en abstracto. Pero quizá tendría algún interés recordar que ese "valor" en abstracto no existe, que se lo ejerce en circunstancias concretas; en el caso de Jünger, por ejemplo, con el ejército nazi, durante la 2ª Guerra Mundial. Es cierto que fue crítico con Hitler, que posiblemente participó en un atentado contra él; también que él mismo escribió que "El uniforme, las condecoraciones y el brillo de las armas, que tanto he amado, me producen repugnancia". Justo por eso, porque el "valor" en abstracto no existe, y el oficial más valiente a cargo, digamos, del campo de exterminio de Auschwitz es algo más, y algo bastante más sórdido y atroz, que un ejemplo de valor personal. Quizá convendría hablar algo de eso, ¿no?
Publicado por: pedro ramos | 05/05/2014 14:43:29
Dos excepcionales filósofos: por lo poco que conozco a Jünger, deduzco que sus valores más apreciados, están insertos en la racionalidad, mientras los de Borges se inclinan hacia la metafísica.
Las guerras siempre son nocivas.
Publicado por: Nely García | 05/05/2014 9:42:55