La melancolía editorial de un junco: crítica a Irene Vallejo
Durante los últimos años, El infinito en un junco se ha convertido en el libro de cabecera de quienes celebran la persistencia del pensamiento escrito frente al vértigo digital. Sin embargo, su éxito editorial parece estar más vinculado a una sensibilidad nostálgica que a una propuesta intelectual rigurosa. Aquí la crítica toma la palabra.
El eurocentrismo como filtro de la historia
Vallejo privilegia la tradición grecorromana como si fuera el único cauce legítimo de la cultura escrita. Ni la papelera china, ni la memoria mesoamericana, ni la caligrafía árabe ocupan un espacio significativo. Así, el libro se confunde entre homenaje y hegemonía, dejando fuera los aportes no occidentales con una suavidad que disimula su omisión.
Poética sin consistencia ensayística
La autora fluctúa entre la metáfora y la historia sin definir del todo su postura discursiva. El resultado: un texto bello pero conceptualmente difuso. Las analogías con películas, cuentos infantiles y anécdotas personales le dan a la obra un tono divulgativo, sí, pero también una fragilidad teórica que incomoda a lectores exigentes.
Lo que se promete y lo que se entrega
Quien llega al libro buscando una historia del libro encuentra apenas una colección de curiosidades clásicas. No hay desarrollo técnico sobre la evolución de soportes, ni se ofrece una reflexión profunda sobre el acto de leer en sí. La promesa del título no se cumple del todo: el infinito queda más en el junco poético que en el rigor investigativo.
La estructura como laberinto
La narrativa se vuelve repetitiva, y los conceptos se diluyen en una sucesión de episodios que podrían haberse estructurado mejor. Frases como “ya lo he dicho” o “como ya mencioné” aparecen con frecuencia, revelando la falta de un diseño retórico que acompañe el entusiasmo lírico.
Un fenómeno editorial más que intelectual
El impacto de El infinito en un junco responde al contexto: es un libro que gusta porque reconforta al lector culto, más que desafiarlo. Su éxito revela más sobre el mercado editorial que sobre su contenido. Es la literatura de la añoranza, no la de la confrontación simbólica.
DR. ENRICO PUGLIATTI.
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