jueves, 13 de noviembre de 2014

Francis Bacon. Filósofo.


Francis Bacon
•Nombre completo: Francis Bacon
•Género: Masculino
•Actividades: Ensayo, filosofía, teoría del conocimiento.
•Nacionalidad: Reino Unido
•Fecha de nacimiento: 22/ 1/ 1561 Strand (Reino Unido)
•Fecha de defunción: 9/ 4/ 1626 Londres (Reino Unido)

N. en el Strand, cerca de Londres, el 22 de enero de 1561, y m. en esta ciudad el 9 de abril de 1626. B. fue el fundador de una vasta enciclopedia del saber, en cuya base ponía la observación experimental y el método `inductivo` activamente entendido, y el fin último de la cual era la sumisión de la naturaleza al dominio del hombre. Su cultura afianzóse en oposición a la escolástica medieval, a cuya demolición procedió antes de iniciar la fase constructiva de su propia actividad. Era hijo de Nicolás, guardasellos de la reina Isabel, y de Ana Cook, mujer de gran cultura y profundamente religiosa. De su madre heredó el filósofo, posiblemente, un amor innato al saber, y recibió también, sin duda, la afición al estudio, el padre, en cambio, le deparó la ocasión de participar en las vicisitudes de la vida política londinense, su admisión, todavía joven, en la corte, y, en fin, su habituación a una existencia de fastos y honores, que muy pronto despertaría en él ambición y sed de poder. La vida de B., en efecto, aparece caracterizada por estos dos motivos fundamentales: el amor a la cultura y el afán de dominio, ambos prevalecieron alternativamente en su espíritu e hicieron de su persona una de las figuras más complejas de la historia moderna, destinada a experimentar en sí misma la mutabilidad de la fortuna y a verse vilipendiada y ensalzada al mismo tiempo. Como cortesano y político, B. recibió honores y riquezas, pero conoció también el dolor del fracaso, la humillación provocada por acusaciones infamantes y la tristeza de la miseria, en el estudio, en cambio, halló consuelo y refugio para las adversidades de la suerte y una grandeza imperecedera reconocida sin vacilaciones por la historia. Saber y poder: he aquí el binomio que hace comprensibles los altibajos de la existencia de B. y constituye como el centro de su pensamiento filosófico. Si en su condición humana alternan la ciencia y la fuerza, en lo que a su filosofía se refiere ambos elementos se unifican y completan en una superior concordancia mediante la cual la humanidad puede forjar en el saber las armas para la conquista de su propia fortaleza. En 1573 B. fue enviado a estudiar a la Universidad de Cambridge, y durante tres años figuró inscrito en el Trinity College, aun cuando no consiguiera entonces título alguno, pudo, sin embargo, establecer contacto con la filosofía aristotélica, que vio inadecuada a las exigencias de la nueva cultura. En 1576 dirigióse a Francia para el cumplimiento de una misión que le confiara el embajador de Inglaterra en París, aquí permaneció hasta 1579, no sin recibir ciertas influencias de la relación entablada con los inquietos círculos culturales de la capital francesa. Llamado a la patria por la muerte de su padre, las difíciles condiciones económicas de la familia le obligaron a dedicarse a los estudios de jurisprudencia para poder ejercer la abogacía. En 1580 ingresó en el Gray`s-Inn (colegio instituido para la formación de jueces y abogados), del que fue miembro toda su vida. En 1582 acabó sus estudios de derecho y empezó a buscar con insistencia un puesto bien remunerado, sin abandonar por ello sus aspiraciones científicas, de las que aparecen ya testimonios en sus obras de juventud y en sus primeras manifestaciones como renovador absoluto del saber (Temporis partus maximus, texto perdido). En 1584 B. ingresó en la Cámara de los Comunes, como representante del condado de Middlesex, no obstante, el cargo no le reportó beneficio económico alguno, porque, al militar en la oposición y votar, entre otras decisiones, contra la Corona en su petición al Parlamento de subsidios para la guerra con Felipe II, acabó por atraerse la enemistad de Isabel. Acudió entonces primeramente al gran tesorero Burleigh, su tío, y luego a Robert Devereux, conde de Essex, ministro y favorito de la reina, obtuvo así algunos empleos, pero poco o nada lucrativos. Sus condiciones materiales llegaron a ser tan precarias que en 1598 -y a pesar de la fama de escritor que le diera la publicación de los Ensayos (v.), efectuada un año antes- viose obligado a recurrir a algunos usureros y acabó encarcelado por deudas. En 1601 B. vislumbró la ocasión de merecer el favor de la reina en la desgracia de su bienhechor, el conde de Essex, debida a la conjura urdida por éste contra Isabel. Como abogado de la Corona, el filósofo sostuvo la acusación contra el antiguo favorito, y con tanta energía que éste fue condenado a muerte, y decapitado el 25 de febrero del mismo año. A continuación, B., a quien la soberana encargó redactar una apología del proceso, no vaciló en vilipendiar la memoria del ajusticiado con una Declaración de las traiciones del conde de Essex [A declaration of the Practices and Treasons, etc., of the Earl of Essex], en la que la figura del desaparecido era pintada con odiosos colores. Ello constituye un punto negro en la vida de B., y él mismo, en una Apología escrita un año después de la muerte de Isabel, trató de justificar su conducta vinculándola a los deberes de su cargo y a su fidelidad a la Corona. Sin embargo, ninguna excusa puede borrar la mancha de haber aplicado todo su saber y su habilidad en la acusación de su bienhechor, al que causó la deshonra y la muerte. También aquí el talento de B. se convertía en instrumento de fuerza, pero al precio de la ingratitud. De todas formas, la acusación no le reportó los beneficios esperados: en cuanto a la reina, consideró poco enérgica la Declaración, y el público juzgó execrable la figura del acusador. La suerte de B. mejoró con la llegada de Jacobo I al poder en 1603. Protegido por el rey y su favorito Georges Villiers, duque de Buckingham, consiguió, por los servicios prestados al Parlamento y a la Corona, los honores más elevados: obtuvo primeramente dos pensiones, luego fue nombrado sir, en 1604, consejero real ordinario: en 1607, `Solicitor General`, en 1613, `Attorney General`, consejero privado de la Corona en 1616, lord guardasellos en 1617, en 1618, lord canciller y barón de Verulamio, y en 1621 vizconde de St. Alban. Durante estos años B. no abandonó la investigación científica, según lo atestiguan sus numerosas obras. Por aquel entonces iba concretándose el proyecto acariciado por el filósofo desde su permanencia en Cambridge: la Gran instauración (v.), crítica del pasado y, al mismo tiempo, base de una ciencia nueva. Constituyen respectivamente la primera y segunda partes del plan el tratado en inglés On the Proficience and Advancement of Learning, publicado en 1605 y, más tarde, ampliado y traducido al latín (v. Dignidad y progreso de las ciencias), y el Novum Organum (v.). Luego, y también durante el mismo período, compuso una serie de obras comprendidas o no en el conjunto de la Gran instauración: De sapientia veterum (1609), Parasceve ad historiam naturalem et Experimentalem (1620), Historia del reinado de Enrique VII [The History of the Reign of King Henry the seventh, 1621-22]. Con carácter póstumo aparecieron Docta lectura sobre el estatuto de las costumbres [The Learned Reading upon the Statute of Uses, 1600], Valerius Terminus (1603), Partis secundae delineatio et argumentum (1606-07), Cogitata et visa (1607, v.), Redargutio philosophiarum (1609), De principiis atque originibus (1611-20), Descriptio globi intellectualis (1612), etcétera. Los honores alcanzados entonces por B. no iban a durar mucho tiempo. Fiel a la Corona y de tendencia aristocrática, apoyó sin vacilación las pretensiones absolutistas del monarca y legitimó las expoliaciones progresivamente realizadas en perjuicio del Parlamento. Cundía el malestar, y la oposición iba actuando ocultamente, y cuando se produjo el estallido, la organización parlamentaria, al no poder lanzarse contra la persona del rey o la de su favorito lord Buckingham, acusó a B. Llevado el caso a la Cámara de los Lores, se le incoó un proceso por venalidad y concusión. Durante el juicio, el filósofo, cediendo posiblemente a los ruegos del soberano y del favorito, no trató de volver las acusaciones contra quienes se hallaban por encima de él, antes bien, las aceptó en parte y se confió a la clemencia de la Cámara. El 3 de mayo de 1621 fue pronunciada la sentencia, que condenaba a B. a una multa de 40.000 libras esterlinas, al cautiverio en la Torre de Londres por el tiempo que el monarca decretase y su separación de la corte y de todos los cargos públicos. La gracia real mitigó el rigor de la condena, y devolvió al cabo de un mes la libertad al filósofo, que buscó en el estudio consuelo a las adversidades. En el curso de aquellos últimos años publicó una Historia naturalis et experimentalis ad condendam philosophiam (1622) y una Historia vitae et mortis (1623). La muerte le sorprendió mientras se dedicaba a la redacción del amplio repertorio científico Selva de selvas (v.), publicado con carácter póstumo en 1627, había enfermado cierto día de clima extremadamente riguroso al pretender experimentar la eficacia de la nieve para la conservación de la carne. En el testamento confiaba su nombre a la posteridad: en cuanto a su obra científica, el deseo de B. había de quedar satisfecho.


***
NOVUM ORGANUMNOVUM ORGANUMNOVUM ORGANUMNOVUM ORGANUM

Francis Bacon, considerado en justicia como uno de los fundadores del pensamiento moderno, fue el primero que expuso en forma sistemática el método inductivo, que tanto ha contribuido al desarrollo de las ciencias de la naturaleza. Y precisamente en el segundo libro del Novum Organum expuso prolijamente el fundamento del método, sus ventajas, sus posibles desviaciones y sus cánones, y ya desde el mismo título reveló su oposición del Organum (lógica) de Aristóteles. A partir de Bacon el estudio de la naturaleza se echó a andar por nuevos caminos -los caminos de la llamada inducción científica o baconiana-, y se vio empujado hacia nuevos procedimientos en armonía con el cambio de percepción de la realidad. Francis Bacon, canciller de Inglaterra, nació y murió en Londres (1561-1626). En 1620 publicó el Novum Organum. La presente versión es la primera traducción directa del latín que se ofrece en español. Risieri Frondizi prologó, anotó y cuidó la edición.

Fuente: NN.

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