MARIPOSAS NEGRAS PARA UN ASESINO
PREMIO UNA-Palabra 2004
NOVELA
5 EDICIÓN-
CAPÍTULO I
PASATIEMPOS-.
Además, a mis subalternos les
llegaron informes que el Gerente General y Administrador del lujoso Hotel
“Astoria San José Internacional”, Jaime Esquivel, ponía a rodar el sinnúmero de
influencias a su alcance para que la
noticia del asesinato no saliera a la luz pública como en realidad había
sucedido.
El cuerpo de la joven fue
retirado del “Astoria ”, a eso de las tres de la madrugada.
Los morgueros fingieron ser del 911.
Sacaron a la mujer como si estuviese herida
y con una mascarilla de oxígeno”.
Ernesto hizo una pausa, siseo,
acarició el cigarro entre sus dedos, y
agregó:
“-Es increíble lo que puede hacer el
dinero y las influencias, porque dinero sin influencias tampoco resulta, hay
que tener ambas para que todo ande a las mil maravillas”.
Ernesto volvió a mirar con cierta ironía y encendiendo el cigarro continuó:
“-Eso sí, al médico patólogo Rodrigo
Castilleja de la Cuesta le interesó la forma que el asesino dejó el cadáver: desnudo,
en cuclillas como en posición de parto y con la cabeza inclinada hacia adelante.
Se dijo en los medios policíacos que
de no estar amarradas las manos al respaldar de la cama era muy probable que el
cuerpo no hubiera podido resistir en esa posición mucho tiempo por la misma
fuerza de la gravedad. ¿!Te podés
imaginar lo depravado que fue el asesino para hacer una cosa como esa... ¡?”.
Henry estaba ansioso de mirar el
vídeo que le traía Ernesto. Giró una y otra vez en su silla ejecutiva, se
balanceó, un resorte rechinó... dejó que
continuara:
“-Yo, desafortunadamente no pude mirar la escena del crimen, al llegar ya habían levantado el cadáver.
Lo ocurrido me da asco, pienso que no
debe ocultarse algo tan delicado, debemos de alertar a la ciudadanía lo que ha pasado. Es una bomba de tiempo.
Pero bueno, yo solo sigo instrucciones de “arriba”.
Hizo otra pausa, aspiró el humo del
cigarro. Se paseó a lo largo y a lo ancho de la oficina. Miró hacia la noche.
“La víctima – continuó Ernesto- fue
asesinada a eso de las dos o tres de la mañana del sábado. El asesino o los asesinos utilizaron poca
violencia física. La mujer tenía un pequeño orificio de arma punzante
debajo del seno, cerca del corazón.
Parecía que el criminal se
procuró no deformar el cadáver.
No hubo violencia posterior a la muerte”.
Ernesto se sentó en el gran sofá de
cuero negro.
Henry
hizo un esfuerzo enorme para no encender un Derby, parpadeó, cerró los
ojos, y escuchó de nuevo la voz de Ernesto en su retahíla:
“-Otro punto importante que llamó la
atención a mis subalternos de investigación era el lugar donde fue asesinada la
mujer: en El Astoria San José
Internacional, en uno de los penthouse, en el mismísimo Valle de las
Muñecas”.
Y señaló con su mano enguantada de
humo más allá del enorme vitral. Henry miró la oscuridad y las lucecitas
furtivas a cientos de metros cintilantes.
“-Se le preguntó a la Administración
si observaron algo sospechoso el día del crimen o los días anteriores y posteriores. Nada.
Dijeron que era difícil recordar con exactitud por la gran actividad de
turistas que ingresan y salen a diario del Astoria.
No se tiene ninguna pista que pueda
servir a la investigación”.
Ernesto calló por un instante. Henry
miró.
Azules. Las espirales de humo se
alargaron lentamente para desaparecer al besar los vitrales. Ernesto Miranda
Rojas, tomó aire y ametralló:
“-El comportamiento de la víctima no
ayudaba a solucionar con facilidad el crimen. Ella era una prostituta y eso le
dio un mayor margen de impunidad al asesino. ¿Por qué? Nadie se preocupa quién
o quiénes salen con una ramera de un bar o de un motel. A nadie le interesa una
discusión que pudiera tener una puta en una esquina de San José, ni que un
carro con ventanas oscuras y sin placas, pasadas las diez de la noche disminuya
la velocidad y enganche a cualquier mujer del comercio fácil.
¡Parece mentira, son las trabajadoras
con menos garantías laborales que yo haya conocido! ”
Ernesto miró de reojo a Henry como si fuese un
reproche.
Miranda hizo otra pausa y al instante
de preguntarle Henry si traía el vídeo del asesinato - como por teléfono le prometió - las frases rodaron como un balín
cuesta abajo:
“- Existían en la víctima algunos
aspectos que diferenciaban dentro de esa generalidad a la mujer asesinada,
primero: nunca recogía clientes que no fueran en el bar del hotel. : los hombres
maduros y de buena apariencia eran sus elegidos. Decía según confesiones de
otras amigas prostitutas que los hombres de cierta edad lo hacen rápido y
punto, entretanto los jóvenes quieren “estar montados” las dos horas, y muchas veces
es un “bostezo”.
Se supo, que a la víctima no le gustaban los hombres
con tatuajes, decía en sus propias palabras:
“los hombres con tatuajes me producen asco, me parecen hombres sin el
menor garbo y cuido en su persona.”
Henry no pudo más y tomó un cigarro
que estaba junto al teléfono e interrumpió dejando exhalar el humo:
-Todo está muy bien pero trajiste
el... la frase quedó sin terminar,
rodaba, era desbaratada, se rompía en mil pedazos, y nuevamente Ernesto hacía uso de su voz grave continuando su relato-informe. Ahora lo
hacía de pie, tamborileando sus dedos huesudos en el filo del escritorio. Se
acomodó sus gruesos lentes, acarició su corbata, paladeó la frase que
venía acompañada con un torrente de
saliva a sus comisuras:
“-También supe que la víctima si lo hacía
en un motel se llevaba a una amiga no
para un espectáculo, sino para mayor seguridad, porque muchas veces sucedía que el tipo que solicitaba los
servicios profesionales de cualquiera de ellas al llegar la jovencita al motel
se encontraba con la desagradable sorpresa que también otro cliente la estaba
esperando “a culo pelado” para “coger”
dos por el precio de uno. ¡Idiay, en estos días de crisis... surprise!”-
exclamó Ernesto - y nuevamente dejó escapar una risa entrecortada a la vez que
apagaba la chinga del cigarro en el cenicero.
-Bueno, Henry, ya sabés los detalles,
vos sos el jefe - espetó guiñéndole un ojo- para mí todavía. El que te hayás
graduado como abogado me interesa poco, yo deseo que a la investigación oficial
vos llevés una paralela, - sentenció - mientras le ponía en el escritorio un
sobre de manila con la leyenda “Poder
Judicial uso exclusivo”.
Después
de que marchó Ernesto Miranda Rojas, ahora Jefe de la Sección de Homicidios,
cargo que Henry desempeñara por más de dos décadas, la cabeza le dió vueltas.
Miró el reloj de pared pasar... una... dos... tres veces...
A los pocos minutos el mareo
desapareció por completo... pensó... no sabía si lanzarse al vacío como la
última vez.... se sintió comprometido con sus excompañeros. Un sudor le
recorrió por el espinazo. Apretó los ojos.
Era una sensación de lealtad y de orgullo. Jamás podía defraudarlos en
un caso ya de por sí tan complicado. ¿Dónde estaría el monstruo?
Aquella primera noche que Ernesto le
contó del asesinato no pudo dormir ni
apartar de su mente la copia del vídeo.
Pronto iría allí... pero todavía no.
El asesinato había sido en la Torre Ambar,
su Torre de los encuentros furtivos. Sonrió.
Desde el ventanal las lucecitas de
los bulevares se miraban rectilíneas, al igual que sus alamedas. Las fuentes
iluminadas cerca de cada Torre se teñían de múltiples colores. No se miraba
demasiada gente. Era temprano. Su imagen se proyectó en el vidrio: siempre de
traje entero impecable.
Hotmail I.-
Querida Guillermina, estoy
contentísima porque hoy el muchacho del Cyber-Café me enseñó a utilizar mi
correo electrónico. El Cyber –Café es un
lugarcito esquinero muy cerca de donde trabajamos las chicas. El sitio es
bastante agradable, siempre ponen buena música,
es amplio, con aire
acondicionado, servicio de cafetería y pastelitos para las que desean endulzar
esta vida a veces tan monótona.
Otra de las cosas agradables es que el lugar no está iluminado
con luces fuertes como en la mayoría de estos negocios, y más que sitios de diversión parecen Campos
de Concentración de la Segunda Guerra Mundial.
Una luz tenue hace el lugar acogedor.
Por último, me parece fantástico que
el negocio sea amplio y no se esté pegando culo con culo con otras personas como
sucede muchas veces en algunos Café-internet.
Estoy contentísima con vos porque
ahora sí nos vamos a poder comunicar de lo lindo. No importa que estés en Italia con el “matusa”
de Paolo. Con el hotmail tendremos para rato.
Espero que la estés pasando de las
mil maravillas en Florencia, mi reina.
Deseo contarte cómo están las chicas y algunos acontecimientos no tan agradables
por las rencillas en el night club.
Dichosa vos – y la suerte que
tuviste- que pudieras encontrarte aquella noche con el viejo Paolo y hacer una
nueva vida. Te sacaste la lotería como decimos los ticos.
Entro en materia mi querida
Guillermina.
Hoy Armando- conocido en el ámbito de
los maripepinos y la farándula como “el Sable”- me dijo que me pusiera la
tanga blanca de corazones anaranjados. Dice Armando que con la luz violeta del
night club y mi contoneo suave y delicado en el hot tube mi número es todo un espectáculo. Yo no sé si
es verdad pero me gusta creerlo. Soy de
las personas que me agrada ser adulada.
Cuando bailo en el hot tube se me
erizan todos “los pelitos”, y si digo “todos”, estoy diciendo “eso”, “todos”. No
sé, es una sensación extraña es algo
difícil de explicar. Al principio es un
cosquilleo cerca del ombligo, quizá un poquito más abajo. Pero a partir de
varios minutos, ya no se siente el cosquilleo, y se comienza a sentir un calor
en todo el cuerpo. Y conforme escucho el griterío y los silbidos de los
clientes a mis espaldas siento cómo la
adrenalina se balancea ... se ahoga en los poros de mi piel. Poco a poco voy cogiendo el ritmo de la
música. Una y otra vez los chicos gritan
y una está ahí como Dios te trajo al mundo, en puras pelotas, en cueros.
Yo entonces, hago que no me importa
nada de lo que está a mi alrededor, y fijo mi vista en un anuncio luminoso que
tiene como emblema un caballo blanco con grandes crines... me imagino que
escapo en el corcel desnuda y montando a pelo. Huyo en medio de la
oscuridad con un hermoso joven que me
rescata de este burdel maloliente a tabaco y aerosol... luego recuerdo que no
me puedo mentir, y por más que trato de pensar en cualquier cosa no dejo de
sentir cierta vergüenza de estar en este prostíbulo disfrazado de night club.
Así es una de estúpida, se tiene un
trabajo para al final sentirse mal. Todo por la hablada hedionda de la gente.
Pero, también debo ser sincera: me agrada que los hombres observen mi cuerpo
desnudo, me excita pensar que les gusta mis contornos femeninos como mis pechos
duros y mi culito levantado. Es algo difícil de explicar: por un lado una se
siente explotada, por otro lado una se siente bien haciendo los espectáculos en
el hot tube. Es como un círculo vicioso... soy profesional, pero a veces una se
siente mal y luego se siente bien.
“Sable” me ha dado un gran apoyo que yo siento
es sincero, siempre se lo he agradecido.
Cuando “Sable” y yo nos conocimos, él
ya tenía algunos meses de estar en el business de los maripepinos. Sable es
guapísimo: es todo músculo. A mí me
parece sexy, aunque no es mi tipo –debo confesarlo-. Me emociona verlo con la
tanguita que usa y ese movimiento de cintura de adelante hacia atrás una y otra
vez como queriendo fornicar el aire cuando le ponen una buena música para su
número.
Al verlo bailar, da gusto oír cómo
gritan las mujeres. Es innegable que con su contoneo excita a más de una cuarentona
o a más de una veinteañera en su despedida de soltera.
El fue quien me motivó con los topless como dije anteriormente. Yo
no quería al principio, me pareció algo atrevido, poco “elegante” sin “style”
que rozaba con lo vulgar. Pero una se acostumbra a todo, incluso hasta quedar
en “cueros”, desnudita, desnudita.
Es cuestión de rutina: “prefiero
desnudarme en público, a que me desnuden en privado para que me forniquen”
dirían algunas mujeres, yo por el contrario, digo que “negocio es negocio” me
da igual en público o en privado siempre
que haya buen billete.
Decía que quien me ayudó a entrar en
el show de la noche fue Armando, yo no quería al principio estar así en el hot
tube a culo pelado, pero conforme fueron pasando días, semanas, meses, me fui sintiendo mejor.
Experimenté una sensación que
antes ni hubiera imaginado y pensé que no tenía por qué avergonzarme de lo
que hacía, además ¿por qué tendría vergüenza de mi cuerpo, que es casi perfecto
a no ser por el busto que es un poquitín pequeño? Y así me lo voy a dejar porque los implantes no van conmigo. Me da vergüenza
engañar tan campantemente a un cliente,
y hacerlo creer que una es superdotada en delantera y en retaguardia. Ese tipo
de timos siempre los he criticado entre mis “compas” del espectáculo.
Muchas se ríen de mis ocurrencias y
me dicen: “- Mirá Jackie ¿quién se va a dar cuenta que una se dé una ayudita
extra?” Es cierto, quizá no se den cuenta, pero me siento burlada. Yo soy la
primera que es engañada y eso no lo soporto. Me gusta ser así: cien por ciento
carnita al natural sin preservantes ni colores o sabores artificiales como
dicen las indicaciones de algún producto en el supermercado.
Cambio de tema mi querida
Guillermina: una tarde de la semana pasada Kiara y yo nos estábamos tomando un café en el centro de San
José, y una jovencita que desea entrar en el negocio de los topless le preguntó
a mi amiga si nosotras nos aburríamos de hacer lo mismo todas las noches. Antes
que Kiara le hiciera algún comentario yo me adelanté -tampoco quise dar mucha
explicación - y le comenté que era cuestión
de cada una y punto. No estaba con ganas de entrar en detalles, ahora sí
lo quiero hacer y lo primero que se me ocurre decir es que no todas las noches son iguales en el night
club. Así como los dedos de las manos son diferentes, así las noches son
diferentes en el Girl’s gold.
Incluso las horas tienen su propia
personalidad, su propio ritmo de
nacimiento y muerte al igual que las personas.
Todo el ambiente cambia en el night
club dependiendo de la hora en que estés bailando en la pista o sirviendo de dama
de compañía con algún cliente. Porque muchas veces a una la invitan apenas
terminás el numerito en el hot tube que se llegue a sentar justito al lado del
“matusa”. Esto sí que es un dolor de cabeza porque en ocasiones finalizado el
show lo único que deseo es irme a mi apartamento, meterme en la ducha tibia,
darme un bañito, eso es algo que no tiene precio. El estiramiento de los
músculos adoloridos con el agua caliente no tiene rival. Después viene el
masaje en la espalda con aceite y varios perfumes. Pero, lo del masaje solo
puede darse si tenés compañero o un amante,
porque de lo contrario, ¿ quién te lo va a dar? ¿ Quién te va a pasar
las manos por todo el cuerpo sin pensar alguna cosa sucia? Porque todos los hombres
son iguales solo piensan en la cama, en acostarse con una, y hasta ahí llegó el
amor: “mameluco el tuco, mami” como dice mi amigo “el macho Heindenreich”
A los hombres una no les puede pedir ningún
favor porque entonces están malinterpretando... siempre lo mismo, todos son
igualiticos, cortados con la misma tijera, un reguero de alborotados.
Decía que las noches son diferentes unas de otras en el
night club, eso es una realidad irrefutable, innegable, irrebatible. Los night
clubs son como los celajes – qué linda comparación ¿no?- van cambiando minuto a
minuto, de una hora a otra. Así es el night club donde trabajo, aunque una debe
confesar que existen lugares comunes, puntos de referencia que no cambian. Como
por ejemplo en los celajes se sabe que por más hermoso que sea, y por más intensa
la luz, todo acabará en la oscuridad total; así sucede en el night club,
llegada la madrugada, los murmullos van cediendo, se van disipando en el mismo
silencio, son tragados por la noche y el
espectáculo da su nota final. Entonces, me digo que todo nace y muere. Y a decir verdad me da nostalgia.
Es exactamente igual cuando una hace
el primer número en el hot tube, la primera vez en el hot tube jamás se olvida,
es otra cosa que la gente no entiende o no sabe: ¡ mentira que a una se le
quita el miedo, el pánico escénico con los años de bailar! Nada de eso, todo lo
contrario, siempre es como la primera vez como escribí al principio de este
hotmail. La mujer que diga lo contrario miente, siempre da un “taquillo” antes de iniciar el baile.
Kiara fue la chica que me instruyó
con eso del pánico escénico, es mi mejor amiga en el night club, por supuesto
que después de vos.
Es muy hermosa o eso me parece con el
pelo lacio cortísimo y rubio natural, rematando con unos ojos verdes grandes y
unas espesas pestañas.
Kiara tiene carácter en el hot tube.
Posee dominio en todos sus ritmos. Yo muchas veces la miro hacer sus números,
me agrada observar su ritmo lento al inicio para ir aumentando la cadencia
dependiendo de la música escogida.
A
Kiara siempre le gustan las melodías lentas o rapidísimas, no las
término medio. En las lentas se contorsiona
perezosamente, primero entrelaza las piernas en el tubo como queriendo
aprisionarlo por toda una eternidad, fundirse con él, luego curva su torso y la
cabeza hacia atrás colgando una mano
y con la otra se sostiene del tubo metálico, pareciera que no sigue a la música, sino al contrario, que
la música sale de su mismísimo cuerpo a cada movimiento suyo.
La primera vez que la vi bailando tocaban una pieza de
la cantante pop Roxete, es impresionante el parecido de ambas. Salió a pista
como sale Roxete en un vídeo: con un traje negro de tiranticos, de una sola pieza y descalza. Como era
cuestión de quitarse el traje de un tirón lo hizo despacio, bailando de un lado
para otro, contorsionándose, abarcando toda la pista hasta que al final quedó en ropa interior:
excitante debo confesarlo, sentí cómo se me subieron los colores a la cara. Al
desnudarse por completo las manos me sudaron.
Es un espectáculo hermoso el de Kiara.
Diferente sucede si escoge una música
rápida, entonces parece que va
persiguiendo cada ritmo y nota musical. Esto lo hace antes de entrar a escena y ha mirado el
público aletargado, en estado soporífero. Entonces, se va a donde el disck
jockey y le dice: “Mirá, Cristian ponéme “Fresa salvaje” para que estos
hijueputas se despierten, de lo contrario el patrón se va a poner chiva”.
Fríamente calculados sus movimientos,
inicia el número en el suelo. Son gustos y preferencias: muchas de nosotras
utilizamos el hot tube indistintamente para un número con música lenta o
rápida, ella no. Con la música
rápida, hace todo el número en el piso o
de un lado a otro recorre la pista sin
tocar el hot tube. Es una especie de danza con ritmos duros, fuertes, de gimnasia
y de aeróbicos. Debo confesar también que mi amiga puede
realizar varios de estos movimientos porque se pasa todo el día en el
sétimo piso del Astoria haciendo
ejercicios: ella es profesora de aeróbicos... Pero caramba, qué mierda si esto
no era lo que deseaba decir sino que en el ambiente de noche es difícil
conseguir buenas amigas, sin embargo, a veces se pueden encontrar. Continúo con
Kiara:
Mi amiga vive ahora en Barrio Amón,
en los apartamentos Florencia, cerca de la entrada del zoológico del Parque
Bolívar. Los días que me he quedado en el condominio es bellísimo oír el canto
de los pájaros que abundan por montones en la zona de Amón. De seguro que
muchas de las aves han tomado como hábitat el mismo zoológico.
Hace poco compartía el apartamento
con Karla... lástima porque ya no están
juntas, tuvieron una serie de diferencias a la hora de pagar las últimas
mensualidades del alquiler. Eso fue con Karla, conmigo siempre se ha llevado de
las mil maravillas...
Querida Guillermina, quisiera continuar
escribiéndote pero ya no aguanto el sueño, se me cierran los ojos, te escribo
el próximo viernes o jueves. Saludos. Jackie.