Un
mundo cerrado, en ruinas, sin salida ni amanecer a la vista es lo que se
retrata en El ocaso, caída del sol y de sueños de
grandeza en el otrora Imperio del sol naciente.
Tras la II Guerra
mundial la inestabilidad y la angustia se apoderan de las nuevas generaciones
japonesas. Un universo de tradiciones y castas militares se desmorona. Esta
novela narra la historia de una desconcertada familia aristócrata al tiempo que
cada página va explorando una región de la moderna conciencia nipona.
Una madre prisionera
del pasado, un recién llegado del frente adicto a la droga y a los tugurios
húmedos, y una joven en busca de amor, de explicaciones y de nuevos caminos son
los protagonistas abatidos y aislados que se tocan casi tangencialmente.
Refugios individuales y
mucha incomunicación son las claves que nos acercan al paraíso perdido, un
lugar donde el sol poniente asedia y agota personajes y circunstancias hasta
acabar, tras la publicación de este libro, con la propia vida de su autor.
Osamu Dazai
El
ocaso
Título
original: 斜陽(Shayō)
OsamuDazai,
1947
Traducción:
Montse Watkins
El ocaso
Introducción
Osamu Dazai es uno de
los escritores modernos más apreciados en Japón. Tras cumplirse el cincuentenario
de su muerte, sus obras —de marcadas características autobiográficas y con una
rebeldía chocante en una sociedad de rígido conformismo—, cuentan con más
seguidores que nunca, tanto en Japón como en otros países.
Dazai, cuyo verdadero nombre
fue ShujiTsushima, nació en 1909 en Kanagi, una pequeña ciudad en la península
de Tsugaru, en la norteña región de Aomori. Al ser el décimo entre once
hermanos de una familia de terratenientes acomodados, careció de las atenciones
de sus padres y creció al cuidado de una tía y los sirvientes. Desde pequeño,
mostró un particular interés por la literatura, que utilizó como medio de
expresión de su desarraigo familiar y sus conflictos internos.
A los veintiún años, en 1930,
ingresó en el departamento de Literatura francesa de la Universidad de Tokio,
aunque dejó los estudios cinco años más tarde sin graduarse. Durante este
periodo, militó en el incipiente movimiento marxista nipón, experiencia que
influyó en su visión de la sociedad y su producción literaria.
Tres años después, comenzó a
publicar colecciones de relatos. En 1935 y 1936 fue candidato al Premio
Akutagawa, el más prestigioso en lapón para escritores de ficción. Pese a que
en ambas ocasiones otro autor recibió el galardón, ya se había asegurado un
lugar destacado entre los jóvenes escritores de la época.
El éxito de las obras de Dazai
corrió paralelo a una vida privada tumultuosa en extremo. Después de ser
desheredado por su familia a causa de la relación con una geisha
de bajo rango, tuvo cuatro intentos de suicidio —dos antes de cumplir los
veinte—, sufrió de adicción a la morfina y al alcohol, y estuvo internado para
tratamiento psiquiátrico y aquejado de tuberculosis crónica.
Su boda a los treinta años, en
1939, con MichikoIshihara, una maestra de escuela secundaria que le presentó el
escritor MasujiIbuse, cambió su existencia y dotó de mayor claridad y
equilibrio a su trabajo.
Este periodo de tranquilidad
duró hasta el final de la Segunda Guerra mundial, en 1945. En los siguientes
tres años, Dazai escribió dos novelas consideradas sus obras maestras: El ocaso (Shayo), en 1947, e Indigno de
ser humano (Ningenshikkaku), en 1948.
En estas dos novelas, el autor
se muestra mucho más cercano a Dostoyevski que a sus contemporáneos nipones.
Las historias, en las que se aprecia con claridad la influencia de la
literatura europea, muestran el interés por la cultura occidental entre las
clases más educadas. Sin embargo, los protagonistas de estas obras,
caracterizadas por una honradez sin adornos al mostrar la decadencia del ser
humano, no escapan a la falta de comunicación personal habitual en la sociedad
japonesa, y Dazai recurre a retrospectivas o a la descripción minuciosa de
pequeños acontecimientos para mostrar con mayor profundidad a los personajes.
En 1948, cuando se encontraba
en la cumbre de su carrera, se suicidó con su amante —una joven viuda de
guerra—, dejando atrás a su esposa y tres hijos en precaria situación
económica. Para terminar con su vida, eligió un canal del río Tama, en el
suburbio tokiota de Mitaka, cuyas aguas se encontraban muy altas y turbulentas
por las habituales lluvias de junio, época de los monzones en Japón. Los
cuerpos de ambos, atados el uno al otro con una cuerda roja, fueron encontrados
seis días después en un recodo del canal, justo cuando Dazai hubiera cumplido
treinta y nueve años.
El diecinueve de junio, fecha
de su aniversario, su tumba en el templo de Zenrin-ji, en Mitaka, recibe un
gran número de visitantes, que le ofrecen flores, incienso, así como
cigarrillos, sake o cerezas —que le gustaban a Dazai en vida—, junto a
fervorosas plegarias por el descanso del espíritu del polémico escritor, que
todavía ejerce una enorme fascinación sobre los lectores japoneses, en
particular las jóvenes generaciones.
Montse Watkins
Kamakura, diciembre 1998
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