jueves, 14 de febrero de 2019

William Faulkner. El ruido y la furia.









INTRODUCCIÓN


Para entender mejor a William Faulkner tal vez habría que pensar en lo que significa para los argentinos la figura de Jorge Luis Borges. Es decir: un escritor sublime,  emparentado íntimamente con la cultura de su país, venerado por la crítica y el público, y generalmente difícil de leer. Faulkner es algo así como el Borges norteamericano (la comparación debería plantearse al revés, pero es desde el mundo de habla hispana desde donde lo miramos).
Hay que ser un genio (y Faulkner lo era) para escribir un libro tan complejo y al mismo tiempo tan universal como éste. Para empezar: la novela está dividida en cuatro capítulos, que son narrados cada uno por diferentes personajes. El primero de ellos (más de 60 páginas) está contado por Benji, que es un deficiente mental. Y lo que leemos es justamente eso: la voz, los pensamientos, los miedos, el ruido, la furia y las cosas que hay en la cabeza de un deficiente mental. O sea: si uno no está prevenido, lo más seguro es que abandone el libro rápidamente.
En el segundo capítulo la lectura se aclara, pero no mucho. El narrador es Quentin, el hermano mayor de Benjy, pero Faulkner sigue jugando con la conciencia del personaje, que cuenta lo que le va pasando y lo que va sintiendo. También en esta parte hay que estar despierto. La obra deja de ser confusa recién comenzado el tercer capítulo, que resulta ser una especie de premio que concede el escritor a los lectores que decidieron continuar pese a todo.
La novela cuenta la historia de la familia Compson, en una típica comunidad del sur de los Estados Unidos a principios de siglo, que en realidad es un territorio imaginario bautizado por Faulkner como Yoknapatwpha. Los Compson no se llevan muy bien entre sí, y además el apellido parece haber sido marcado para siempre por las tragedias. El menor de los hermanos, Benjy, es un enfermo mental condenado a ser recluido en la casa y a quien sólo parecen cuidar los esclavos negros. La mayor, Caddy, tiene una hija de un padre desconocido y termina escapando del hogar. Quentin, eterno enamorado de Caddy, decide ahogarse en un río al no poder soportar la culpa de no haber cuidado de ella. Y Jason, el más brutal de todos, engaña y estafa a los de su propia sangre. Lo maravilloso es que Faulkner resume toda esta densa historia en solamente cuatro días.
El ruido y la furia resulta ser un relato ardiente y profundo, que nos habla de la desintegración y de las complejas relaciones entre los humanos. Y todo eso escrito en un estilo narrativo único. Sería algo así como el guión de una telenovela inteligente y nutritiva para el espíritu, si tales cosas existieran.
Fuente:
http://www.librodot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog

Un cuervo llamado Bertolino Fragmento Novela EL HACEDOR DE SOMBRAS

  Un cuervo llamado Bertolino A la semana exacta de heredar el anillo con la piedra púrpura, me dirigí a la Torre de los Cuervos. No lo hací...

Páginas