lunes, 15 de agosto de 2016

CORRER EL TUPIDO VELO Página 190. PILAR DONOSO.


CORRER EL TUPIDO VELO Página 190. PILAR DONOSO. Editorial . Alfaguara. 2010. Barcelona. España.
“...La confirmación de esta posibilidad, aunque la había negado por completo, ocurrió en un almuerzo en la casa de Santiago, en un día común y corriente. Sentados a la mesa como siempre, comencé  que era una pena que un escritor joven que conocíamos fuese homosexual, pues lo encontraba muy atractivo.  Hubo entonces un gran silencio que se prolongó  en el tiempo y quedó detenido por la sombra del dolor.  Mi padre se levantó disimuladamente, como un fantasma. Pero, ahí vino la tormenta. Mi madre me miró y me dijo:
- Le has causado un dolor muy grande a tu padre con ese comentario.

Sin entender muy bien todavía, pero sintiendo una culpa inmensa, el peso de la “realidad” (que no es la única realidad)  cayó sobre mí. Mi madre prosiguió:

- ¿Es que acaso no sabes que tu padre tuvo experiencias homosexuales cuando era joven?”

domingo, 14 de agosto de 2016

Lolita y la censura MANUEL CERDÀ.


Lolita y la censura

MANUEL CERDÀ
Historiador y escritor.
Dominique Swain en “Lolita” (1997)
DOMINIQUE SWAIN EN “LOLITA” (1997)

“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta (…) Era Lo, sencillamente Lo, un metro cuarenta y ocho de estatura con los pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita”.

Así empieza una de las novelas más controvertidas y admiradas de la literatura contemporánea, Lolita, editada por primera vez en septiembre de 1955. Su autor, Vladimir Nabokov (1899-1977) era un migrante ruso que, con su familia, se exilió en Alemania en 1919 y en 1940 se estableció en Estados Unidos tras haber estudiado filología en Cambridge, si bien en 1959 se trasladó a Suiza, en donde vivió hasta su muerte. Los protagonistas de su obra son generalmente personajes que viven una pasión anormal en mundo de aparente normalidad, normalidad que no es otra cosa que la manifestación de las conveniencias sociales y la moral burguesa. Lolita –la novela más célebre de cuantas escribió– es un evidente ejemplo de ello. Subtitulada “Confesiones de un viudo de raza blanca”, es una embriagadora mezcla de apología, diario de prisión y súplica al jurado que juzga al profesor de literatura Humbert Humbert –que hace él mismo– y relata su historia de amor con una adolescente de 12 años que, además, es su hijastra.

***

Olympia Press
PRIMERA EDICIÓN DE “LOLITA”.

En la primavera de 1954, Nabokov tenía listo ya un primer manuscrito y lo presentó a cuatro editoriales (Farrar Straus, Viking, Simon & Schuster y New Directions). Ninguna lo aceptó. “¿Crees que estoy loco?, le dijo uno de los editores. Otros expresaron su temor a la censura e incluso a acabar en prisión. Finalmente consiguió que un año después una pequeña editorial francesa, Olympia Press, especializada en literatura erótica y que publicaba libros en inglés con el fin de burlar la prohibición que pesaba sobre ellos en Estados Unidos y Gran Bretaña, llevase a cabo una tirada de cinco mil ejemplares en dos volúmenes, aunque plagada de errores tipográficos. Salió a la venta en septiembre de 1955 y le edición se agotó pronto. Uno de quienes la leyó fue Graham Greene, que para la selección que hizo el periódico británico The Sunday Times sobre los mejores libros del año eligió Lolita. Enseguida, el Sunday Express reaccionó y su director dijo de la novela que era “el libro más sucio que he leído”, “pura pornografía desenfrenada”.

***

Durante dos años, las copias de Lolita fueron proscritas por las autoridades y perseguidas por las costumbres británicas. En Estados Unidos la primera edición la llevó a cabo Putnam en agosto de 1958, cuando el macartismo estaba ya en horas bajas. El libro fue un éxito, se sucedieron varias ediciones más y se dice que de Lolita se vendieron más de cien mil ejemplares en sus primeras tres semanas, algo que no sucedía desde que en 1936 se publicó Lo que el viento se llevó. Lolita entraba en la mitología literaria.

La censura siguió, no obstante, persiguiendo a Lolita. Así, cuando en 1962, con guión del propio Nabokov, Stanley Kubrick la llevó a la gran pantalla tuvo que sortear varios problemas con la censura como elevar la edad de la protagonista o la negativa de varios actores para interpretar el papel de Humbert. Finalmente se eligió a Sue Lyon para encarnar a Lolita. Sue tenía en ese momento 17 años y, por ser menor de edad, no pudo asistir al estreno. Aunque cuando comenzó el rodaje eran 15, su aspecto la hacía mayor de lo que en realidad era. Ya sé que una cosa es el cine y otra la literatura, que son lenguajes diferentes, pero entonces habrá que convenir que hablamos de los lolitas distintas. La original no es creíble viendo a Sue Lyon, es otra Lolita.

Con el filme de Kubrick, la popularidad de Lolita aumentó, se llevaron a cabo nuevas ediciones y lolita –ahora en minúscula– pasó a ser una nueva voz en los diccionarios mediante la cual se define a una “mujer adolescente, atractiva y seductora”. Al menos así lo hace la Real Academia Española.

La censura estadounidense volvió a cebarse con Lolita treinta y cinco años después. Contra todo pronóstico, Adrian Lyne –director de películas tan taquilleras como infumables como Nueve semanas y media– estrenó en 1997 una versión –puede que lo mejor que haya hecho, lo que tampoco es decir gran cosa– en la que Lolita sí parecía ser esa joven ninfa por la que perdió la cabeza Humbert Humbert (Jeremy Irons en la película). Y es que Dominique Swain, a pesar de contar con la misma edad que Sue Lyon cuando comenzó el rodaje y de que también se elevó esta a 14 años el filme, sí daba la imagen de adolescente procaz y seductora que tan magistralmente describió Nabokov. Por ello, en Estados Unidos no se estrenó hasta un año y medio después, pues no encontraba distribuidora. Lyne –también director de las exitosas Flashdance, Atracción fatal y Una proposición indecente– se convirtió, a causa de ello, en el director de una de las películas menos taquilleras de la historia. Con un presupuesto de 58 millones de dólares, apenas recaudó en Estados Unidos un millón y medio.

“Deseo que esta memoria se publique cuando Lolita ya no viva”, puso Nabokov en boca de Humbert Humbert al final de la novela, una obra maestra sin duda a la que la censura –es lo que tiene cuando se prohíben las cosas– ayudó a encumbrar.

sábado, 13 de agosto de 2016

LUIGI PIRANDELLO. TEATRO. "Si os parece".


LUIGI PIRANDELLO. TEATRO. "Si os parece".
Así es (si así os parece) es el título de una obra de teatro popular del escritor italianio Luigi Pirandello, definida por el mismo como una `farsa filosófica`, y realizada en 1917. Como ocurre en la mayor parte de su teatro, el autor desarrolla la obra a partir de un relato. En este caso la comedia está sacada del cuento `La señora Frola y el Señor Ponza`, su yerno. La obra trata el tema de la verdad, el contraste entre realidad y apariencia, entre verdadero y falso. Pirandello pone en crisis la idea de una realidad objetiva que pueda interpretarse de modo unívoco mediante los instrumentos de la racionalidad.
El contexto histórico de la obra y la ambientación están magistralmente matizados por el autor. Los hechos transcurren en una pequeña capital de provincia, lo que permite al autor reflejar sus ideas sobre la sociedad pequeño burguesa, a la que ve como una jaula, que impone una vida miserable y frustante.
En cuanto a los personajes, Pirandello los coloca en una situación paradójica para demostrar lo contradictorio de la existencia. Para el autor,el hombre, a pesar de sus esfuerzos, no logra penetrar hasta el final del laberinto de las apariencias, ni conocer lo que está encerrado en las formas de las que es responsable y a la vez prisionero.
Fuente:
Enrico Pugliatti.

viernes, 12 de agosto de 2016

El club de los adictos literarios. Conan Doyle y otros.


El club de los adictos literarios
- Un club poco exclusivo-
El club de los literatos adictos tiene muchos más socios. Imposible dejar en el tintero al creador de Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle, consumidor de cocaína; la poeta británica Elizabeth Barrett Browning, a quien le recetaron opio y morfina a los 14 años ("Ansío poder estar tres meses aislada en una sucesión alternada de párrafos poéticos y dosis de morfina", escribía a su hermano); el escritor uruguayo Horacio Quiroga, autor de 'El hachís', cuyo objetivo era advertir a los incautos acerca de lo que él llamaba "los infiernos artificiales" y a Jack Kerouac, que escribía bajo los efectos de la bencedrina porque, como le escribió a Allan Ginsberg, "Benny (la bencedrina) me deja ver claramente".
De ser investigados por un tribunal antidopaje de la literatura universal deberían devolver todos sus títulos y sus premios. ¿Su culpa? Haber recurrido a los paraísos artificiales, convertidos al final en infiernos malditos, para lograr acabar la maratón más agotadora de todas, la de la escritura.
Fuente:
El club de los adictos literarios | Vanity Fair
http://www.revistavanityfair.es/moda/tendencias/articulos/el-club-de-los-adictos-literarios/17103

jueves, 11 de agosto de 2016

El club de los adictos literarios. Aldous Huxley.


El club de los adictos literarios.

El interés de Aldous Huxley por las drogas se remonta a los años 30, cuando escribió 'Un mundo feliz', una novela en la que una sustancia llamada 'soma' se convierte en el personaje central. En los 50 empezó a experimentar con la mescalina con la idea de despojarse de sus miedos y de conseguir abrirse a la belleza absoluta. Un ideal psicodélico que se repetiría a lo largo de las siguientes décadas. De esa experiencia surgió 'Las puertas de la percepción', un ensayo sobre arte y religión, cuyo título inspiró a Jim Morrison el nombre de su grupo, The Doors.

Fuente:
http://www.revistavanityfair.es/moda/tendencias/articulos/el-club-de-los-adictos-literarios/17103

miércoles, 10 de agosto de 2016

El club de los adictos literarios. Charles Baudelaire.


-Poetas malditos y casos extraños-
Después llegó el poeta francés Charles Baudelaire, autor de 'Las flores del mal'. Influido por De Quincey y sus confesiones, Baudelaire escribió en 1860'Los paraísos artificiales', un ensayo en el que narra su experiencia con el hachís y el opio, "las drogas más eficientes para crear lo que yo llamo el ideal artificial". Es probable que la idea del libro surgiera en una de sus visitas al último piso del hotel Pimodan, donde residía. Allí, Charles asistía a las reuniones del Club des Haschischins, un salón por el que pasaron otros escritores que buscaban abrir las puertas de su percepción creativa con el hachís y el láudano, como Teophile Gautier, Victor Hugo y Honoré de Balzac. En aquellas reuniones consumían el hachís por vía oral y en forma de lo que se llamaba 'dawamesk', una mermelada hecha de hachís, almizcle, canela, pistacho y azúcar.
Fuente: http://www.revistavanityfair.es/moda/tendencias/articulos/el-club-de-los-adictos-literarios/17103

DE LA NOVELA NEGRA AL SUBMUNDO URBANO. ENTREVISTA.

NARRATIVA CONTEMPORÁNEA DE COSTA RICA en la voz de sus autores.

martes, 9 de agosto de 2016

El club de los adictos literarios Thomas de Quincey.


El club de los adictos literarios
Thomas de Quincey
En muchos casos ya es tarde. No hay posibilidad de recurrir al análisis de tejidos ni a controles antidoping, pero algunos medallistas olímpicos de la palabra, que forman parte del canon universal (como Lance Armstrong lo ha sido del canon deportivo) lograron sus triunfos tras recurrir al efecto de las drogas para acabar un poema, una novela o para superar el miedo a la derrota del escritor: la mente en blanco.
-El principio: un inglés comedor de opio-
El opio había comenzado a llegar a Europa desde Oriente a principios del siglo XIX, tras provocar guerras sin fin. En las ciudades europeas se vendía como medicamento para los dolores musculares y como estimulante, por su bajo precio, para resistir las agotadoras jornadas laborales de los obreros.
El escritor Thomas De Quincey empezó a consumirlo para poder soportar los dolores de estómago y pronto descubrió que, aparte de efectos curativos, el opio le provocaba una exaltación intelectual, perfecta para su proceso de creación literaria. Diecisiete años de adicción le permitieron escribir 'Confesiones de un inglés comedor de opio' (1821), obra en la que narra su experiencia como adicto. "Preguntarle a un comedor de opio confirmado y habitual si tal día en particular había o no tomado opio equivaldría a preguntarle si sus pulmones habían respirado, o si su corazón había cumplido sus funciones". De Quincey, gran amigo de Coleridge, que escribió su poema 'Kubla Khan', también bajo el influjo del opio, murió a los 74 años, después de intentar dejar la droga. "Me di cuenta de que moriría si seguía consumiendo opio y decidí, por tanto, morir si era preciso en el intento por librarme de él".

Fuente:
http://www.revistavanityfair.es/moda/tendencias/articulos/el-club-de-los-adictos-literarios/17103

lunes, 8 de agosto de 2016

Alejandra Pizarnik & León Ostrov Cartas. No.12.


Carta N.º 12[24]
Querido León Ostrov, gracias, como siempre, por sus palabras. Cuanto a las que mencionan la posibilidad de un nuevo psicoanálisis, aún no, aún no puedo, aún no quiero, y aunque lo quisiera, alguien en mí no lo quiere. Usted comprende, ¿verdad?
La fecha de la probable partida, la fecha anual, mi primer año en París, pasó imperceptible. En verdad, París es el pretexto, el lugar de ensayo, sólo por ver si puedo vivir, aprender a vivir. Me quedo. Las dificultades aumentan. Son materiales ahora. Mejor dicho, la antigua imposibilidad, mi vocación de intocada se concreta en las experiencias de cada día. Tensión a toda hora. La cuestión de siempre: destrucción o creación, sí y no. Me repito la frase aquella que leí hace mucho: «Le seul rémède contre la folie c’est l’innocence des faits». Felizmente no ha muerto el humor y no deja de divertirme mi vida cotidiana en la que mi torpeza actúa y transforma todo en un viejo film de Chaplin. Así es como me resistí durante muchos meses a lavarme la ropa (me compraba cosas nuevas) lo que me impidió suicidarme porque qué poeta se dejaría manosear sus valijas de muerto si hay en ellas ropa no lavada. Pero luego establecí premios para mi particular beneficio: un libro, alguna reproducción. Felizmente descubrí cierto jabón en polvo que contiene juguetes en el fondo de cada caja. Es verdad que en París hay todo para todos.
Mi nuevo trabajo es por ahora fácil y llevadero. Algunas cartas y un poco de corrección de estilo (a veces). Como la revista es esencialmente política (made in USA) y como yo execro esas cuestiones, trato de no hablar allí de literatura ni de poesía.
Me dice usted que no le hablo de mis poemas. Es curioso pero hace tiempo que no deseo comentarlos ni mostrarlos ni publicarlos. De pronto me di cuenta de lo que es la poesía, quiero decir, leyendo y releyendo poetas muy distintos sentí cierto ritmo, cierta iluminación, cierta vivencia distinta del lenguaje. Mis últimos poemas son lo mejor que hice. (Y qué hice). Pero no me contentan. Confieso tener miedo. Sé que soy poeta y que haré poemas verdaderos, importantes, insustituibles, me preparo, me dirijo, me consumo y me destruyo. Es mi fin. Y no obstante corro peligro. Tal vez si me encerraran y me torturaran y me obligaran mediante horribles suplicios a escribir dos poemas maravillosos por día, los haría. Estoy segura de ello. Tal vez yo no busco un maestro, busco un verdugo. También esto estoy segura que lo comprende.
Y hablando de mi vocación de objeto sigo dándome en holocausto a la sombra de la Madre. Mi pasión por esa periodista persiste. La encontré por azar varias veces. Un ser casi despreciable, que no sabe nada ni comprende nada de las cosas serias e importantes. Pero nada más fácil que desechar su realidad molesta, de desnudarla en mi memoria y vestirla del color de mis deseos. Pero ¿quién hablará del amor? No yo. Yo amo. Y cuanto más comprendo su inexistencia y su condición de fantasma, más la amo concretamente.
Veo a la gente de siempre más algunas relaciones nuevas: Alicia Penalba, la escultora argentina (que aquí es muy famosa) y André Pieyre de Mandiargues, el escritor surrealista. Pero en verdad estoy sola pues ninguno me es imprescindible y hablo y saludo y realizo mi comedia social para no perder todo contacto humano. Pero tal vez es ya tarde para reanudar las relaciones simples y fáciles, el placer de conversar, de estrechar manos. Sólo me reconozco en mi nostalgia.
En verdad, muchas cosas dejaron de importarme. Y me alegro. Que me roben las maletas y yo pueda viajar con las manos libres.
¿Y qué se puede analizar? Anduve haciendo algunos relatos obsceno-humorísticos. En uno hice el amor con mi madre. En otro me torturaban y yo gozaba. Después de escribirlos me sentí feliz «hereux comme un petit enfant candide». Y es siempre la misma voz: tú sabes más de lo que sabes.
Hasta la próxima. Abrazos para los tres,
Alejandra


Mi dirección es como siempre la del Consulado Argentino.
En verdad, en lo que se refiere a los poemas, he tratado de hacerle una pequeña sorpresa pues existe la posibilidad de que publiquen algunos en una revista francesa. Espero que se realice.

domingo, 7 de agosto de 2016

Juan Rulfo, el escritor mexicano más traducido.


Juan Rulfo, el escritor mexicano más traducido
Información: JLB
Comunicado No. 724/2010
15 de mayo de 2010
***Conaculta rinde homenaje al autor nacido el 16 de mayo de 1917, en Jalisco
***Alcanzó la fama mundial con el libro de cuentos “El Llano en llamas” y la novela “Pedro Páramo” 
El escritor jalisciense Juan Rulfo, quien nació un 16 de mayo de 1917, alcanzó el reconocimiento mundial con la publicación sólo de dos obras: el libro de cuentos El Llano en llamas (1953) y la novela Pedro Páramo (1955), y aunque después no dejó de escribir sólo dio a la imprenta contados textos (guiones de cine y reseñas). Además es autor de una gran cantidad de fotografías, mayoritariamente de la gente y el campo mexicanos, que lo sitúa entre los maestros de la lente del siglo XX.

En el 93 aniversario de su nacimiento, Conaculta rinde homenaje al autor, cuya obra ha sido ampliamente difundida internacionalmente con más de 50 traducciones a idiomas como inglés, francés, alemán, portugués, holandés e italiano, pero también al serbocroata, ucraniano, griego, chino, japonés, turco, hebreo, lapón y árabe, por mencionar sólo algunos.

     Además, el impacto de la literatura rulfiana también se explica por la temprana atención que recibió de la crítica. Han reflexionado sobre su trabajo los escritores Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Mario Benedetti, Carlos Fuentes y José María Arguedas, entre otros. También los críticos Emmanuel Carballo, Carlos Blanco Aguinaga, Emir Rodríguez Monegal, Hugo Rodríguez Alcalá y Joseph Sommers, entre otros.

     Fuera del ámbito hispanoamericano, han escrito sobre Rulfo autores de la talla de Günter Grass, Elias Canetti, Tahar Ben Jelloun, Susan Sontag, Kenzaburo Oé, Urs Widmer, Gao Xingjian y el crítico inglés Jean Franco.

     Borges escribió en 1985: “Pedro Páramo es una de las mejores novelas de las literaturas de lengua hispánica, y aun de la literatura.”

     Por su parte, Gabriel García Márquez, en 1978, dejó este testimonio: “A Juan Rulfo, por otra parte, se le reprocha mucho que sólo haya escrito Pedro Páramo. Se le molesta siempre preguntándole cuándo tendrá otro libro. Es un error. En primer término, para mí los cuentos de Rulfo son tan importantes como su novela Pedro Páramo, que, lo repito, es para mí, si no la mejor, si no la más larga, si no la más importante, sí la más bella de las novelas que se han escrito jamás en lengua castellana. Yo nunca le pregunto a un escritor por qué no escribe más. Pero en el caso de Rulfo soy mucho más cuidadoso. Si yo hubiera escrito Pedro Páramo no me preocuparía ni volvería a escribir nunca en mi vida.”

     A Susan Sontag pertenece esta opinión: “La novela de Rulfo no es sólo una de las obras maestras de la literatura mundial del siglo XX, sino uno de los libros más influyentes de este mismo siglo.”

Breve apunte biográfico
“Juan Rulfo nació el 16 de mayo de 1917. Él sostuvo que esto ocurrió en la casa familiar de Apulco, Jalisco, aunque fue registrado en la ciudad de Sayula, donde se conserva su acta de nacimiento. Vivió en la pequeña población de San Gabriel, pero las tempranas muertes de su padre, primero (1923), y de su madre poco después (1927), obligaron a sus familiares a inscribirlo en un internado en Guadalajara, la capital del estado de Jalisco”, informa la Fundación Juan Rulfo, de cuya página electrónica reproducimos casi en su totalidad esta “nota biográfica” del autor de Pedro Páramo.

     “Durante sus años en San Gabriel entró en contacto con la biblioteca de un cura (básicamente literaria), depositada en la casa familiar, y recordará siempre estas lecturas, esenciales en su formación literaria. Algunos acostumbran destacar su temprana orfandad como determinante en su vocación artística, olvidando que su conocimiento temprano de los libros mencionados tendría un peso mayor en este terreno.

     “Una huelga de la Universidad de Guadalajara le impide inscribirse en ella y decide trasladarse a la ciudad de México. La imposibilidad de revalidar los estudios hechos en Jalisco tampoco le permite ingresar a la Universidad Nacional, pero asiste como oyente a los cursos de historia del arte de la Facultad de Filosofía y Letras. Se convierte así en un conocedor muy serio de la bibliografía histórica, antropológica y geográfica de México, temas que un estudio minucioso de su obra literaria y fotográfica permite rastrear en las mismas, además de los textos y la labor editorial que les dedicó.

     “Durante buena parte de las décadas de 1930 y 1940 viaja extensamente por el país, trabaja en Guadalajara o en la ciudad de México y a partir de 1945 comienza a publicar sus cuentos en dos revistas: América, de la capital, y Pan, de Guadalajara. La primera de ellas significa su confirmación como escritor, gracias al apoyo de su gran amigo Efrén Hernández. Publica sus fotografías por primera vez, también en América, en 1949. Pero fue a finales de la década de 1930 cuando se iniciaba como escritor y fotógrafo, aunque pocos sabían de esto.

     “A mediados de los cuarenta da comienzo también su relación amorosa con Clara Aparicio, de la que queda el testimonio epistolar (publicado en 2000 en Aire de las colinas. Cartas a Clara). Se casa con ella en 1948 y los hijos aumentarán la familia poco a poco. Abandona su trabajo en una empresa fabricante de neumáticos a principios de los cincuenta y obtiene en 1952 la primera de dos becas consecutivas (1952-1953 y 1953-1954) que le otorga el Centro Mexicano de Escritores, fundado por la estadounidense Margaret Shedd, quien fue sin duda la persona determinante para que Rulfo publicase en 1953 El Llano en llamas (donde reúne siete cuentos ya publicados en América e incorpora otros ocho, nuevos) y, en 1955, Pedro Páramo (novela de la que publicó tres adelantos en 1954, en las revistas Las letras patrias, Universidad de México y Dintel). En 1958 termina de escribir su segunda novela (muy breve), El gallo de oro, que no se publicará hasta 1980.

     “Encuestas hechas en México, España, Alemania, Noruega y otros sitios ubican siempre los títulos de Juan Rulfo en un lugar prominente de la literatura universal. Sus lectores en las más diversas lenguas se renuevan continuamente y las nuevas traducciones no cesan de aparecer. Juan Rulfo es el escritor mexicano más leído y estudiado en su país y en el extranjero.

     “En 2003, con motivo de los cincuenta años de la publicación de El Llano en llamas, apareció Noticias sobre Juan Rulfo, del reconocido especialista en Rulfo Alberto Vital. Se trata de un libro de gran formato y calidad, profusamente ilustrado, y constituye la biografía más completa dedicada al escritor y fotógrafo mexicano. En 2005, con motivo del 50 aniversario de la aparición de Pedro Páramo, se publica La recepción inicial de Pedro Páramo, de Jorge Zepeda, quien se consagró con este título como uno de los estudiosos más competentes de la obra de Juan Rulfo. 

     “En 2006, para recordar el 20 aniversario luctuoso de Rulfo, se publicó Tríptico para Juan Rulfo: poesía, fotografía, crítica, donde diversos autores abordan los temas del subtítulo en relación con su obra. En 2008 apareció Retales, compilación de 17 textos de otros autores que Rulfo había propuesto a los lectores de la revista El Cuento. En 2010 se ha presentado Juan Rulfo: otras miradas, obra de 500 páginas coordinada por Víctor Jiménez, Julio Moguel y Jorge Zepeda, en la que se reúnen opiniones sobre la obra de Juan Rulfo de autores extranjeros de primera importancia, como Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges, Susan Sontag, Tahar Ben Jelloun, Urs Widmer, Gao Xingjian, Kenzaburo Oe y otros, así como una serie de ensayos sobre el tema de la traducción de esa obra a los más diversos idiomas.

     “Las dos últimas décadas de su vida las dedicó Rulfo a su trabajo en el Instituto Nacional Indigenista de México, donde se encargó de la edición de una de las colecciones más importantes de antropología contemporánea y antigua de México. Rulfo, que había sido un atento lector de la historia, la geografía y la antropología de México a lo largo de toda su vida, colmaría con este trabajo una de sus vocaciones más duraderas.

     “La obra literaria de Juan Rulfo no cesa de editarse en español y un número creciente de idiomas, que se acercan al medio centenar actualmente. De algunas lenguas se han realizado ya varias versiones.

     “Juan Rulfo falleció en la ciudad de México el 7 de enero de 1986”.

Rulfo fotógrafo

Rulfo adquirió su primera cámara —Rolleiflex— a finales de los años treinta y desde entonces se dedicó intensamente a la fotografía. Su acervo consta de 7 mil negativos de construcciones arquitectónicas (templos, casas, pirámides), estaciones de tren, pueblos y ciudades con gente (niños, mujeres, músicos).

     “Rulfo publicó fotografías suyas por primera vez en 1949, en la revista América, como ya se dijo, y en 1960 expuso en Guadalajara una pequeña colección (unas 23) de sus fotos, pero fue la exposición de 1980 en el Palacio de Bellas Artes la que abrió al público más amplio el conocimiento de esta parte de su creación; desde entonces el interés por el fotógrafo Juan Rulfo no ha cesado de incrementarse y con él las exposiciones y los libros dedicados a sus imágenes”, consigna la Fundación del escritor.

     En 2001 apareció México: Juan Rulfo fotógrafo, libro-catálogo de la exposición del mismo nombre, traducido ya al inglés, francés, italiano y alemán. La exposición se ha presentado en España, Italia, Francia, Grecia, Brasil, Argentina, Perú, los Estados Unidos, Marruecos, Portugal y México.

     “En 2002 apareció el libro Juan Rulfo, letras e imágenes, con textos suyos sobre la historia y la arquitectura de México y una selección de sus fotografías de edificios mexicanos de diversas épocas. A principios de 2006 se presentó el libro de pequeño formato Juan Rulfo, fotógrafo (Conaculta, 2005-INAH, 2007), con una selección de fotos y estudio preliminar de Andrew Dempsey.

     “En 2007 se dio a conocer el libro Tríptico para Juan Rulfo: poesía, fotografía, crítica, coordinado por Víctor Jiménez, Alberto Vital y Jorge Zepeda, con ensayos sobre la fotografía de Rulfo por Carlos González Boixo, Daniele De Luigi y Lon Pearson. Éste último autor presenta la exposición de 1960, recuperada gracias a su testimonio, y se reproducen las 23 fotografías que la integraron. Igualmente se hace en este libro una edición facsimilar del encarte que apareció en 1949 en la revista América con once fotografías de Rulfo, las primeras que alguna vez publicara.

     “En 2009 ha aparecido otro libro de pequeño formato, Juan Rulfo: Oaxaca, con cincuenta imágenes tomadas por Rulfo en el estado mexicano de Oaxaca en la década de 1950. La selección de las fotos estuvo a cargo de Andrew Dempsey y Francisco Toledo.”

     Las fotografías de Rulfo se han exhibido en los principales museos y galerías de México, y en el extranjero en países como Francia, Estados Unidos, China, Rusia, Grecia, España, Bélgica, Austria, Reino Unido, Brasil y Alemania, entre otros.
Fuente:

sábado, 6 de agosto de 2016

J. M. CABALLERO BONALD MANUAL DE INFRACTORES. (Diez poemas).


J. M. CABALLERO BONALD
MANUAL DE INFRACTORES.
Seix Barral, 2005/
2007 (2ª ed.)
 1
SUMMA VITAE
De todo lo que amé en días inconstantes
ya sólo van quedando
rastros,
marañas,
conjeturas,
pistas dudosas, vagas informaciones:
por ejemplo, la lluvia en la lucerna
de un cuarto triste de París,
la sombra rosa de los flamboyanes
engalanando a franjas la casa familiar de Camagüey,
aquellos taciturnos rastros de Babilonia
junto a los barrizales suntuosos del Eufrates,
un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,
los prolijos fantasmas
de un memorable lupanar de Cádiz,
una mañana sin errores
ante la tumba de Ibn'Arabi en un suburbio de Damasco,
el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,
aquel café de Bogotá
donde iba a menudo con amigos que han muerto,
la gimiente tirantez del velamen
en la bordada previa a aquel primer naufragio...
Cosas asi de simples y soberbias.
Pero de todo eso
¿qué me importa
evocar, preservar después de tan volubles
comparecencias del olvido?
Nada sino una sombra
cruzándose en la noche con mi sombra.

INTROSPECCIÓN
Una luz vespertina de prostíbulo,
de resto de alcohol, de inconsolable
cantina ferroviaria, irrumpe
y persevera en esos intramuros
fugaces de la desmemoria.
Se oye el paso decrépito del tiempo
entre las inconstantes dádivas
de la felicidad,
mientras fluyen
los cuerpos juveniles y el olvido
otra vez se delata y lame
con su liviana lengua
un penúltimo rastro de deseo.
Rostro ficticio de vacias
cuencas, madre
de los espejos, ¿en qué me he equivocado?
Emigra la verdad como las aves.

BLANCO
El color blanco ocupad cfñtrg
de la vida, refrenda
su vacío,
su plenitud,
participa de todo lo naciente,
de todo lo extinguióle,
de su certeza, de su negación.
Pauta consecutiva,
el blanco
concierne al aire libre, al vuelo
de las aves, al trazo inaugural
de la imaginación, al semen.
Es el preludio de lo incomenzado,
la cifra terminal de lo perpetuo.
Tiempo en blanco y aviso
del vacío:
mi palabra y mi alma.

LA CLAVE VENTUROSA DE LA VIDA
Recuerdo paso a paso aquel camino
de tierra oscurecida por la lluvia, con charcos
despiadados, alambradas hirsutas
en las lindes y unos chopos sin hojas
afligiendo al paisaje.
Un lugar anodino,
difuso, apenas predecible, y sin embargo
dotado de una nítida hermosura,
no por ningún expreso ornato natural
sino porque precisamente allí, hace ya tiempo,
percibí de improviso una presencia
parecida a la plenitud, ese raudo bosquejo
que irrumpe en la memoria y se incorpora
ya para siempre a los indubitables
rudimentos de la felicidad.
Sólo eso:
unos ojos pendientes de los míos,
y en ellos, descifrándose,
la clave venturosa de la vida.

ATAJO DEL TIEMPO
Sedienta luz calcárea
que repta entre Damasco y Namaniyya,
la miel solar vertiéndose
por las junturas del adobe
y el brusco ardor del aire
arrastrando rastrojos entre ruinas,
mientras llegas
no llegas
a un chamizo
de polvorientos anaqueles, restos
de guarnicionerías y divanes
de ajada piel de cabra, dulces
andrajos de un linaje de príncipes,
y oyes de pronto el torrencial acorde
del arameo, único aduar del mundo
(te dijeron)
donde gentes de venerables rostros
y túnicas hendidas como llagas
hablan aún la lengua que habló Cristo,
en tanto que la trama del aire predecía
ese atajo del tiempo en que se aloja
la palabra matriz de las palabras.

SOMBRAS LE AVISARON
Trémula sombra diurna, agreste
sombra servil saliendo
del fondo del desdén, entre tus piernas
procelosas, debajo
de los lívidos lienzos del otoño,
amparándose dentro de otra sombra.
Sombra que identifico con el tacto
como si fuera un ciego, sombra
que intento desplazar  
hacia las periferias del pasado
y vuelve
y vuelve
y vuelve
como la enfermedad que padecí
cuando era joven y aun se anuncia
con un sabor de sangre en la saliva.
Sombra que acosa al tiempo y lo trastorna:
equidistancia entre mañana y nunca.

cUIQUE SUUM
Yo, que sé lo que no sabe nadie,
ignoro en qué consiste
ese impío episodio de las hojas caducas
y los recuerdos devastados.
Yo, que dejé que me vencieran
con tal de no pecar de victorioso,
no sé dónde termina ese litigio
entre la historia y sus culpables.
¿Todo aquel que recuerda se equivoca?
¿Ignorantes y sabios permutan sus errores?
¿Sólo podrá alcanzar a conocerse
quien descrea de todas las verdades?

VENID A LA LUZ DEL ALBA
Esa luz en que anidan las alondras,
que irradia de la lluvia y del sudor
de los cuchillos, que incumbe
al alba y a sus macilentas
predicciones)
¿es la misma que ahora
arriba desde el mar, transita
entre los pájaros, profana
la intimidad de los cristales?
Sellan las sombras sus litigios
y todo ronda al en la mansedumbre.
¦Vida mía y mi descanso,
venid a la luz del alba.

MIRADA DEL VIDRIO
En el borroso alféizar persevera
la botella vacía.
Procede de la noche
y ausculta desde el vidrio
el paso de las horas, la lenta niebla rosa
cercando las retamas, la luz que ya despunta
por detrás de la cerca.
¿Hasta cuándo
duró la noche ayer, por qué
sitios anduve, a quién atañe
lesa botella impávida
que mira lo que yo, que está asomándose
al mismo mar que yo
y parece acusarme de haber capitulado?
Raudo se aferra el día al lívido
dintel de la ventana,
mientras dentro
propaga sus agravios
ese huraño testigo que culpa a la botella
de haber sobrevivido a su consumación.
Triste ornato carnal, tiempo de los venenos,
otra vez soy mi propio contendiente
y he leído todos los libros.

EFIGIE
Ella vendia frutos, abalorios,
flores de trapo en un bazar
de Esmirna, en el mercado de Sanlúcar,
en Basora, en Palermo, en Medellín.
Era la misma esclava manumisa,
eran los mismos desperdicios
amontonados en los intramuros
irreparables de la soledad.
La recuerdo entre brumas
suspensivas, rodeada de perros
y garrafas, un bulto aletargado
entre otros bultos igualmente inanes,
mientras caían como copos
las pedregosas horas del invierno.
Seguirá estando allí donde yo esté.

Archivo del blog

Un cuervo llamado Bertolino Fragmento Novela EL HACEDOR DE SOMBRAS

  Un cuervo llamado Bertolino A la semana exacta de heredar el anillo con la piedra púrpura, me dirigí a la Torre de los Cuervos. No lo hací...

Páginas