lunes, 8 de septiembre de 2014

Poeta en Nueva York de Federico García Lorca. Federico Rivero Scarani.


UN ESTUDIO ESTILÍSTICO DE “POETA EN NUEVA YORK” DE FEDERICO GARCÍA LORCA - Por Federico Rivero Scarani

Introducción

 Lorca se refería a Poeta en Nueva York en 1931 como “una interpretación personal, abstracción impersonal, sin lugar ni tiempo, de aquella ciudad mundo. Un símbolo patético: sufrimiento. Pero de revés, sin dramatismo”.

 El poeta daba a entender que todo el poemario era un gran símbolo (1), una alegoría de la ciudad devoradora con su sistema avasallante y destructor anímico. Por lo tanto el mundo o contexto representado  en P. en N.Y. significa algo más que una descripción o visión denotativa, sino que se configura como el significante  de un significado más vasto que es la ciudad: cada poema es parte de ese sistema simbólico y contiene a la ciudad moderna, alienante, como espacio simbólico con dos caras: la social y la ontológica, donde un sistema social y económico injustos recrean el drama de la existencia humana. Dice Miguel García-Posadas: “El símbolo, pues, lo invade todo y, en un plano lingüístico, adquiere el rango de dominante expresiva de estos poemas. Este dominio no anula a otros procesos semánticos; lo que hace es contagiarlos. La metáfora es el procedimiento que resulta más afectado por esta omnisimbolización”.

 Debido a esta característica que se explaya en todo el poemario resulta complejo desentrañar los campos estilísticos (Pierre Guiraud) a través de palabras como en el caso de /abismo/ en Baudelaire. Para la aplicación de este método con sus respectivos postulados se debe partir de temas (2) para ir descubriendo estilísticamente el sentido y la complejidad semántica de los signos poéticos. Posteriormente nos detendremos en algunas palabras que abren ese campo estilístico sugerentemente relacionado con metáforas o imágenes poéticas.

 En el caso de “Romancero Gitano” el método del campo estilístico” de Guiraud sería más fiel al ensayo aplicado a Baudelaire, por ejemplo en el caso del color /verde/ que para Lorca está asociado con elementos sexuales inequívocos, con frustración erótica o connotaciones dolorosas. O el /viento/ que connota erotismo, o el /caballo/, símbolo de la pasión y el instinto. Sin embargo algunos pasos que se seguirán para la interpretación de P. en N.Y. serán de acuerdo al método psicocrítico de Guiraud: 1- el estilo que permite la idea de las relaciones entre palabras, 2- el valor de las palabras arraigado en el inconsciente (influencia de Bachelard), 3- la experiencia vital y poética, 4- la lectura lineal y vertical del poemario, 5- el manejo del concepto de étymon  espiritual (3) de Leo Spitzer. Siguiendo estas directicez se intentará dar un acercamiento estilístico de los campos.

   “POETA EN NUEVA YORK” Y LA MODERNIDAD

Poeta en Nueva York se transforma en cierta medida en una búsqueda del ser dentro de un paisaje de laceria y mutilaciones, donde la Naturaleza pierde su identidad “Porque los pájaros están a punto de ser bueyes” (“Panorama ciego de N.Y”.) y aparece dañada e incomprensible excepto para los marginados de la Gran Metrópoli. El amor, como uno de los temas de la obra, brilla en parte por su ausencia, o bien, cuando aparece es débil como las mismas golondrinas enfermas que son las únicas que lo saben pronunciar en lugares no comunes: “las cocinas”.

La voz angustiada se reafirma en su revuelta como poeta y hombre y en la liberación de la sensibilidad e imaginación; esta última parece converger con la estética surrealista sobre todo en lo que respecta a la renovación de imágenes por medio del poder del lenguaje. A fines de 1928 García Lorca abandona la estética gongorina y manifiesta su posición estética del momento diciendo: “inspiración, puro instinto, razón única del poeta. La poesía lógica me es insoportable”. Las imágenes no pasan por entero por el filtro de la lógica decantando su pureza, es ahora el inconsciente (herencia romántica) quien moldea dichas iluminaciones que a su vez poseen su propia lógica interna. Razón e “inspiración directa” parecen ser dos aguas en las que nada el poeta.



Lorca cuando llegó de N.Y. trajo “hechos poéticos” que “no son aptos para ser comprendidos rápidamente sin la ayuda cordial del duende”; el duende se transforma en el método de inspiración para acceder a “la difícil comprensión de la metáfora”. Porque el duende posee en su esencia la muerte y nace de la pena y del dolor, es así que para consustanciarse con los versos de este poemario es necesaria su presencia, sentirla en la letra y dejarse invadir por sonidos oscuros, sinestecia que ilustra el concepto. El duende además de creación, inspiración es una fuerza atávica comunicadora. Por él se llega al dolor y a la comprensión de la desdicha de aquellos anónimos oprimidos en una ciudad moderna que se comporta como un matadero: “He venido para ver la turbia sangre,/ la sangre que lleva  máquinas a las cataratas/ y el espíritu a la lengua de las cobras./ Todos los días se matan en N.Y.:/ cuatro millones de patos …” (N.Y. Oficina y denuncia). Es un mundo bajo la égida de la cantidad y los números.

 También hay que tener en cuenta que la pérdida de identidad en la multitud es una constante, y que Lorca no es el único poeta que vislumbró dicho hecho; haciendo una comparación con el texto “Las Iluminaciones” de Rimbaud se percibe esa carencia de identidad de los hombres ya en el siglo XIX: “Soy un efímero y no muy contento ciudadano de una metrópoli que se considera moderna (…)”, (Ciudad). El hombre, según la visión de los poetas y a pesar del tiempo, es un número, una cifra, un pequeño signo que posee sólo ese significado que se le atribuye, nada más. Para Rimbaud el hombre ya está muerto: “veo nuevos espectros”;  en P. en N.Y. los obreros gimen y aúllan de desesperación llegando casi a la animalización que les niega la condición humana.

 
BÚSQUEDA DE CAMPOS ESTILÍSTICOS

 Se dijo que el análisis del campo estilístico de algún término sería abordado partiendo del aspecto temático de la obra literaria ya que el poemario es el símbolo de la ciudad moderna. Siguiendo una lectura estructurada y horizontal se delimitarán algunos de los aspectos temáticos con el fin de llegar a una interpretación. Los temas elegidos para el análisis de los campos estilísticos son: 1- La soledad y la muerte, 2-  El del amor y la soledad amorosa, 3- El de la denuncia social. Es de destacar que cada uno de estos temas seleccionados contienen sub-temas que van ramificándose e interrelacionándose. Todo en P. en N.Y. está vinculado, es como un gran puzzle que forma un significado global el cual, como se dijo, es la ciudad.

 El libro denuncia, arremete, se duele. Rompe con esquemas culturales en una doble vertiente: lo socio-económico y la escritura. Los basamentos que sustentan esta dualidad son el plano ontológico y el histórico, el primero centrado en el ser, el segundo como marco de la Modernidad en occidente teniendo como escenario Nueva York. Estos planos se interrelacionan dando lugar a una visión del mundo comprometida en cada poema.

 TEMA DE LA SOLEDAD Y LA MUERTE.

 Comienza en la Parte I, “Poemas de la soledad en Columbia University”, y específicamente con el poema “Vuelta de paseo”:

“Asesinado por el cielo (…)

Tropezando con mi rostro distinto de cada día.

¡Asesinado por el cielo! (4)



No sólo el poeta se ve como víctima, por un ser muerto por lo que debería ser salvación, sino que se ve cósmicamente desorientado interiormente, perdido en la ciudad aplastante donde la naturaleza está mutilada: el árbol de muñones (…) animalitos de cabeza rota.” P. en N.Y.  comienza con un yo lírico en soledad, ignorando su identidad y desposeído. La muerte está presente en la mutilación de la naturaleza que aparece como escenario de fondo donde el  poeta se duele. Este es un étymon arraigado en esa visión del mundo cotidiano en el cual el pathos del poeta da lugar a un principio configurador. Lorca penetra en la aridez del mundo moderno; deja su Granada natal y se abisma en la Ciudad por antonomasia donde la aurora es percibida como un templo, un edificio, una arquitectura más del paisaje urbano. Se mete en lo profundo de la contemplación visionaria, en la abstracción de un fenómeno natural que concreta:





“La aurora de Nueva York tiene

cuatro columnas de cieno

y un huracán de negras palomas

que chapotean las aguas podridas”.



La soledad como tema está en la contemplación de una aurora oscura, de /cieno/, con /negras palomas/, decadente en la que las palomas se ensucian.;  más adelante se verá el campo estilístico del término /paloma/; la muerte que conjuntamente se une en lo temático se aprecia en estos versos:



“A veces las monedas en enjambres furiosos

taladran y devoran abandonados niños”.



El capitalismo en su antropofagia elige la inocencia representada por niños abandonados merced al sistema. Se comentó que todo el poemario estaba interrelacionado; éste es un ejemplo en el cual los temas se vinculan porque no sólo está la muerte y la soledad, sino que también temáticamente se encuentra presente la denuncia social que es el tercer tema que se abordará.



Sin embargo no se retrae, por el contrario denuncia su soledad y la muerte en vida de tantos ciudadanos que son cifras:



“Yo, poeta sin brazo perdido

entre la multitud que vomita”.

 Mezclado en la muchedumbre del puerto ve el ir y venir, observa a la mujer gorda que grotescamente anda mientras el gentío vomita asqueado un desequilibrio o una distorsión con la armonía universal. La muerte se aprecia en el microcosmos porque el universo, ahí, parece una masacre de seres: “porque tan sólo el banquete de la araña/ basta para romper el equilibrio de todo el cielo”, (“Paisaje de la multitud que orina”).

 Ontología e historia son indisolubles. Pero aquí lo ontológico no se remite exclusivamente al hombre, sino también a los demás seres: animales y vegetales, no en vano hay un bestiario y hasta un herbolario. La soledad es casi sinónimo de individualismo; parece no haber salida para nadie, incluido el poeta, por supuesto. De todas maneras hay que continuar en ese mundo patético y es por eso que el poeta proclama el hecho, el Facttum, de verlo todo y expresarlo porque su canto durará más que su vida:



“Toda la luz del mundo cabe dentro de un ojo  (el del poeta)/ canta el gallo y su canto dura más que sus alas”.



Si bien ese universo de destrucción, soledad y muerte están aplastando, la  esperanza de la poesía trasciende esas vicisitudes propias de la Modernidad. Lorca marca una crisis en el libro, o sea un cambio. De experiencia como ser solitario. Este tema que recorre horizontalmente el poemario no se limita al uso de una palabra en particular, un leit motiv, sino más bien que se explaya en cada poema. El vacío que deja la soledad y la muerte son movimientos de esta sinfonía simbólica llamada “Poeta en Nueva York.” Un ejemplo claro que ilustra este tema se encuentra en “Navidad en Hudson”:



“Y estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura.

No importa que cada minuto

Un niño nuevo agite su ramito de venas

Ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas,

Calme de sed la sangre de los que miran al desnudo.

Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura”.



Se está solo y el destino es morir; desarraigados y perdidos los ciudadanos están expuestos al final irremediablemente, desembocando como ríos.



TEMA DEL AMOR Y LA SOLEDAD.



“New York me parece horrible, pero por eso mismo me voy allí. Creo que lo pasaré muy bien”. Lorca le escribe a Morlan Lynch (Ian Gibson, 1987). Federico de Onís, filólogo y promotor de la literatura española en los EEUU lo esperaba junto a León Felipe, poeta y catedrático de la Universidad de Cornell. El primero de ellos le consigue alojamiento y lo matricula como estudiante de la Universidad de Columbia. La Universidad está al lado del río Hudson, en Manhattan, desde su habitación aprecia Broadway. Aquí tenemos una de las directrices a la que Guiraud apela: la experiencia vital y la poética. Los elementos biográficos, incluidas las epístolas, permiten ir delineando un perfil psicológico del autor, y por ende, una interpretación aproximativa de la obra.  El tema del “Amor y la soledad amorosa”, de un Lorca que arribó a N.Y. el 25 de junio de 1929, se constituirá como otro punto de partida para el análisis del campo estilístico de ciertos términos poéticos.



Siente la ausencia del amor y como consecuencia la soledad porque fue traicionado; esto se constituye como leit motiv de “Tu infancia en Menton”:



“Norma de amor de ti, hombre de Apolo,

llanto con ruiseñor enajenado,

pero, pasto de ruinas, te afilabas

para los breves sueños indecisos”.



La metáfora (5) como recurso estilístico, de la locura amorosa /ruiseñor enajenado/ lo ha dejado solo con el llanto porque esa /norma/, esa ley a la que se consagró, fue rota por la traición.  Este poema es considerado como una proclama de la homosexualidad de Lorca, (“hombre de Apolo”), apóstrofe dirigido a un varón, quizás dedicado al poeta norteamericano Hart Crane, quizás a Dalí, o a Emilio Aladrén, o tal vez a la sublimación hacia Whitman. En este caso es un amor estéril y vacío: “Alma extraña de mi hueco de venas”. Este desengaño trae como secuela la negación del amor adulto, y así el poeta lleva al ser amado a la niñez, dejando de lado todo amor erótico evidentemente:



“Sí, tu niñez ya fábula de fuentes”.



La adultez niega el amor, lo condena a la soledad; sin embargo hay o hubo pasión, entrega a la hora amorosa y esto se aprecia en el simbolismo que adquiere la palabra /caballo/ dentro del contexto poético como campo estilístico que puede rastrearse en otras obras:





“Allí, caballo azul de mi locura

pulso de nebulosa y minutero …”



A decir de Jung el caballo “is an archetype that is widely current in mythology and folkolore. As animal it represents the non-human psyche, the sub-human, animal side, and therefore the unconscius ...”  (Es un arquetipo el cual es extensamente común en la mitología y el folklore. Así como un animal representa la psiquis inhumana, lo infrahumano, el lado animal, y de esta manera lo anterior al inconsciente) Aquí el campo estilístico /caballo/  para Guiraud implicaría un universo semántico apreciable, pero en P. en N.Y. no se repite con tanta frecuencia como en el “Romancero Gitano”.



Los poemas poseen una flora y un bestiario propios del universo neoyorquino; y como dice García-Posada “el caballo es el verdadero astro del bestiario lorquiano; no deja de serlo en el universo neoyorquino”.



El caballo aparece en “1010”:  “Aquellos ojos míos en el cuello de la jaca”, en “Ciudad sin sueño”: “Un día los caballos vivirán en las tabernas”. El caballo es movimiento, fuerza ciega; es símbolo erótico. Aquí el signo poético se actualiza en un campo estilístico que se puede apreciar en otras obras del autor.



El amor vacío también se manifiesta en los demás, es decir, en los seres y en las cosas que deambulan por la ciudad alucinada que aliena condenando. La carencia de amor lleva al poeta a un periplo de soledad donde ve lo que falta, ese sentimiento que anima y estimula el vivir y cuando parece vislumbrarlo está enfermo; así lo manifiesta en “Panorama ciego de N.Y.”:



“Y algunos niños idiotas han encontrado por las cocinas

Pequeñas golondrinas con muletas que sabían pronunciar la palabra amor”.



Los niños son desmerecidos, no por el poeta, sino por el sistema; encuentran esas golondrinas lastimadas que aún recuerdan la palabra amor.



TEMA DE LA DENUNCIA SOCIAL

Este tema tiene varias sub-divisiones: 1-el del hombre negro, 2- el de los judíos, 3- el del sistema socio-económico, 4- el religioso. Evidentemente se vinculan en la escritura y en en el tejido del poemario; es así que Wall Street al cual Lorca lo vio temblar, se relaciona con la religión institucionalizada, en este caso con el Catolicismo donde la figura del Papa (Pío XI) baila al compás de un sistema detractor con sus cómplices (“Danza de la muerte”):



“¡Que no baile el Papa!

¡No, que no baile el Papa!

Ni el Rey,

Ni el millonario de dientes azules,

Ni las bailarinas secas de la catedral,

Ni constructores, ni esmeraldas, ni locos, ni sodomitas”.



Un carnaval donde la usura, el poder, el patetismo y el grotesco de los íconos de las catedrales bailan una danza de la muerte. La religión identificada con los opresores blancos es denunciada con más énfasis en “Grito hacia Roma”, en este poema el autor acusa al Papa de ser cómplice junto con los opresores del sistema de ser responsable del desequilibrio del mundo simbolizado a través de esta ciudad cosmopolita. Toda Roma se verá anatomizada como si el poeta tuviera una visión profética, la naturaleza herida, el amor corrompido caerán como castigo:



“Manzanas levemente heridas

por finos espadines de plata,

nubes rasgadas por una mano de coral

que lleva en el dorso una almendra de fuego,

peces de arsénico como tiburones,

tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,

rosas que hieren

y agujas instaladas en los caños de la sangre,

mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos

caerán sobre ti (…)

donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma

y escupe carbón machacado

rodeado de miles de campanillas.”



Ese hombre que se orina sobre la imagen de la paz /paloma/ es el mismo Papa, Pío XI, cuando firmó un tratado con Mussolini. Esta visión apocalíptica nace de la indignación y lo lleva a la denuncia refrendado en un Evangelio interpretado en términos de amor y fraternidad; La Iglesia también está corrompida. Dos ciudades que fueron centros de Imperios se alían; el campo estilístico de /paloma/ adquiere la doble vertiente simbólica de representante de la naturaleza (aunque en N.Y. chapoteaban en aguas sucias) y el emblemático símbolo de la inocencia y la pureza, un ícono trascendental de la representación tradicional del Espíritu Santo (6) el cual es blasfemado por este Papa en particular. Aquí se presencia el tema de la denuncia social, y en particular hacia la institución llamada Iglesia.



Conclusiones.



Se ha intentado hacer una aproximación del estudio de ciertas palabras poéticas con su carga connotativa y simbólica siguiendo el método de “campo estilístico” de Pierre Guiraud. El análisis intentó recorrer el  poemario rescatando lo temático y el sustrato lingüístico-poético que configuró al primero basándose en el étymon personal del artista. También fue intención dejar en claro que todo “Poeta en Nueva York” es un gran símbolo de la ciudad moderna. En cierta forma la metáfora se subordinó a esta visión,  fue contagiada al igual que las imágenes casi surrealistas trabajadas por Lorca. Los términos poéticos seleccionados trataron de ilustrar el estilo y el principio configurador del autor  teniendo en cuenta algunas experiencias personales, biográficas y críticas que han sustentado la obra.







Notas.

1(1)               Símbolo, del latín symblum,-i es un término polisémico que se emplea en diversas ramas del saber humano (Lógica, Matemática, Semiótica, Teología, etc.). Es un signo motivado pues habría un vínculo natural entre el significante y el significado. Está estrechamente ligado a la alegoría y a la metáfora. Símbolo y metáfora se diferenciarían en que el primero presenta un carácter insistente y repetitivo. Carlos Bousoño (1956) comenta que “ el símbolo puede ocupar todo el poema o una parte considerable de él...”,Diccionario Akal.

1(2)               Tema, según la visión de Ducrot y Todorov éste concepto es desarrollado en los siguientes términos: “La descripción de las unidades del análisis temático aún no está muy elaborada. (…) El motivo debe distinguirse del tema. Esta última noción designa una categoría semántica que puede estar presente a lo largo del texto o aun en el conjunto de la literatura (el tema de la muerte), motivo y tema se distinguen, pues, ante todo, por su grado de abstracción …” Diccionario.

1(3)               Étymon, tal concepto como principio configurador de la obra literaria conduce al aspecto psíquico de su creador. Leo Spitzer sugiere que para llegar al étymon intuido se debe realizar un análisis estilístico inductivo para luego pasar a un método deductivo; este “movimiento pendular”, que genera “desvíos” del lenguaje usual (Palabra o discurso poético) permitirá descubrir universos significativos que un poeta como Lorca en este caso manifiesta en su obra desde la perspectiva estilística.


1(4)               El /cielo/ adquiere una multiplicidad simbólica y su campo estilístico, siguiendo a Guiraud, se reconstruye a partir de su empleo:



1a)   Potencia cósmica hostil.

Está relacionado con lo religioso y la víctima no sólo es él (Lorca) sino la muchedumbre que marcha hacia la rutina buscando la locomoción del subterráneo:

“Asesinado por el cielo

entre las formas que van hacia la sierpe

y las formas que buscan el cristal”.

/Sierpe/ y /cristal/ configuran la arquitectura, el ajetreo y el ritmo al que obliga la ciudad. Rascacielos que tapan el cielo o lo construyen, tal vez el verdadero cielo neoyorquino sea de concreto, vidrio y metal para la visión del poeta.

1b)  El cielo como equilibrio.

Pero también este término toma el sentido de equilibrio, naturalidad, vulnerables por cierto, porque como dice en “Paisaje de la multitud que orina”:

“Tan sólo el diminuto banquete de la araña

basta para romper el equilibrio de todo el cielo”

Cada ser, ontología pura, incluido el devorado por la araña, es imprescindible para mantener el equilibrio estelar. En estos casos el campo estilístico del término poético /cielo/ se ajusta al método preciso de Guiraud; esta escritura y su consecuente estilo se emparentan con los surrealistas trayendo ciertas ambivalencias, aperturas que un método demasiado estricto no podría abordar.

N.Y. es visto como un infierno, parte de una dualidad compartida con el paraíso. Como en el infierno dantesco en la Ciudad no hay esperanzas:

“La aurora llega y nadie la recibe en su boca

porque allí no hay mañana ni esperanza posible …”

Hay carencia de sentimientos y por eso, personificada, la aurora se arrastra por las escaleras buscando “entre las aristas/ nardos de angustia dibujada.” La /aurora/ semánticamente posee un valor negativo que se le atribuye emparentado a ese infierno de carácter existencial, porque no hay esperanzas, porque parece un edificio, porque es una construcción desnaturalizada, vaciada de contingencia.

 (6)   ”Juan dio testimonio diciendo:

- He visto al Espíritu que descendía del cielo como paloma y posaba sobre él”. Juan 1:32, Nuevo Testamento.





BIBLIOGRAFÍA

Guiraud, Sörens, Mauron, Tres enfoques de la literatura, CEDAL, 1971, Bs.As.

García-Posada, Miguel, Lorca: interpretación de Poeta en Nueva York, Akal, 1981, Madrid.

Gibson, Ian, Federico García Lorca; Tomo 2, Grijalbo, 1987, Barcelona.

García Lorca, Federico, Poeta en Nueva York, Bruguera, 1982, Barcelona.

Ricoeur, Paul, Revista Relaciones, Nº 121, julio 1994, Montevideo.

Rodríguez, Juan Carlos, Lorca y el sentido, Akal, 1994, Madrid.

Rimbaud, Arthur, Prosas completas, Cátedra, 1991, Madrid.

García Lorca, Federico, Conferencia I, Alianza Editorial, 1984, Madrid.





DICCIONARIOS

Ayuso De Vicente, María Victoria y otros autores, Diccionario Akal de Términos Literarios, Akal, 1997, Madrid.

Greimas, A- Courtés, j., Semiótica, diccionario razonado de la teoría del lenguaje, Gredos, 1982, Madrid.

Ducrot, Oswald, Todorov, Tzvetan, Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, Siglo XXI, 1987, México.


1 comentario:

  1. Este ensayo me resulta imprescindible para el estudio de Poeta en Nueva York de Lorca.

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