sábado, 25 de febrero de 2012

JOSÉ GARCÍA NIETO: PREMIO CERVANTES 1996.


Premio Cervantes 1996
JOSÉ GARCÍA NIETO
Poeta español
(Iria Flavio, La Coruña, 1916 – Madrid, 2002)
Su infancia la pasa en Soria y Toledo.
Estudia el bachillerato en Toledo y Madrid. Inicia Estudios Superiores de Matemáticas,
que abandona. Finalmente, se licencia en Periodismo. En 1936 obtiene una plaza
como oficial de secretaría en el Ayuntamiento de Chamartín de la Rosa. En 1939 es
detenido en dos ocasiones y, aunque es absuelto ambas veces, pierde su puesto en el
Ayuntamiento y es movilizado. En 1940 se le restituye su plaza y publica su primer libro,
Víspera hacia ti.
En 1943 aparece el primer número de la revista Garcilaso, de la que es fundador y
director, seguramente el más importante medio de expresión de la generación
poética de la posguerra española, que pretendió mantener la tradición literaria
autóctona libre de influencias extranjeras. En torno suyo se constituye el grupo de la
llamada "Juventud Creadora".
Por esos años, acude a la tertulia del Café Comercial en la Glorieta de Bilbao. Conoce
a R. Sánchez Mazas, a P. Mourlane Michelena, a José María Alfaro, a Camilo José
Cela. Con este último viaja en 1944 a las Navas del Marqués, donde pasan unos días.
Ello da origen a los Versos de un huésped de Luisa Esteban. Al año siguiente publica
Retablo del ángel, el hombre y la pastora, y Toledo. El Retablo se estrena en el Teatro
Español de Madrid.
En 1946, año en que se deja de editar la revista Garcilaso, publica Del campo y
soledad. En 1950 obtiene el Premio Adonais el libro titulado Dama de soledad, del que
es autora Juana García Noreña. Se sospecha, no obstante, que su autor, según las
iniciales del nombre y apellidos de la ganadora, es José García Nieto.
Se le concede el Premio Nacional de Literatura "Garcilaso" por su libro Tregua. Es
nombrado secretario general de la revista Mundo Hispánico del Instituto de Cultura
Hispánica. En este mismo año se publican, en dos tomos (Primer libro de poemas,
Segundo libro de poemas), todos sus libros publicados hasta ese año excepto Tregua.
En 1951 aparece el primer número de Poesía Española, de la que José García Nieto es
director. En 1955 obtiene el premio Fastenraht de la Real Academia Española por
Geografía es amor, que también será galardonado con el Premio Nacional de
Literatura. Se publica La red.
En 1962 publica Corpus Christi y seis sonetos y, al año siguiente, Memorias y
compromisos. En 1970 publica Los tres poemas mayores, libro compuesto por El parque
pequeño, Elegía en Covaleda y La hora undécima. En 1976, recibe el Premio Francisco
de Quevedo del Ayuntamiento de Madrid por su libro Sonetos y revelaciones de
Madrid.
Publica Los cristales fingidos en 1978. Se jubila como archivero del Ayuntamiento de
Madrid. Se le rinde un homenaje en Madrid, cuya convocatoria firman más de treinta
escritores y al que asisten más de doscientas personas.
En 1982 es elegido académico de la Real Academia Española. Se publica en la
colección Austral un volumen que contiene Tregua, La red y Geografía es amor.
Obtiene, en 1986, el premio de periodismo Mariano de Cavia y, en 1987, el Premio de
Periodismo César González Ruano. En 1988, obtiene el VI Premio Mundial Fernando
Rielo de Poesía Mística con su libro Carta a la madre.
Una enfermedad le obliga a dejar su cargo de Secretario de la Real Academia
Española. Publica el poema inédito "Soneto a Madrid" en el libro Madrid: Historia. Arte.
Vida. El Alcalde de Madrid le concede, en 1993, la Medalla de Oro de la Villa de
Madrid. En 1996 recibe el Premio Cervantes.
José García Nieto ha publicado también numerosos cuentos para niños, entre ellos
Pipepaco en la selva (1960), Copien trescientas veces, El titiritero, ¡Guau....,guau....,!,
Josito, el descontento y muchos otros. Se le deben también numerosas adaptaciones
de teatro clásico y de obras para el cine.


CEREMONIA DE ENTREGA DEL PREMIO CERVANTES 1996
Discurso de JOSÉ GARCÍA NIETO

- 1 -
Es para mí un alto honor, no exento de responsabilidad aceptada gustosamente,
dirigirme a Vuestras Majestades para agradecer en nombre del Excelentísimo Señor e
Ilustre poeta don José García Nieto la distinción de que ha sido objeto al concedérsele el
premio Cervantes.
Las circunstancias personales de nuestro poeta galardonado le impiden (aunque
contamos con su presencia) subir a esta cátedra y con la galanura de su estilo y el
entonado y grave tono de voz que siempre ha tenido, exponer las múltiples razones de
agradecimientos que siente al verse distinguido por tan alto galardón.
Serán, pues, mi persona y mi palabra las que representen a las suyas. Pero lo haré con la
sola y grata misión de transmitir en su nombre y con sus propias palabras toda la alegría
y la honra que hoy inundan su corazón.
El primer deseo que me ha transmitido ha sido el de manifestar su convencimiento de
que al otorgársele este alto honor que supone la concesión del premio Cervantes "Se ha
querido (dice) rendir tributo y homenaje a todos los poetas que, surgidos en la década de
los años cuarenta, comenzaron a crear su obra en esos años tan atribulados y
conflictivos de la moderna historia de España".
Piensa, con esa nobleza de espíritu y esa grandeza de intenciones que siempre le han
distinguido, que "cualquiera de los poetas de mi generación, todos amigos personales y
admirados como líricos, hubiera sido merecedor de este premio. Con ellos conviví, con
ellos me lancé a ese difícil camino de la poesía y de ellos aprendí a soportar las "iras del
espíritu" frente a una sociedad que acuciada por necesidades más urgentes, veía la
poesía como un quehacer inocuo al no poder valorarla en toda su absoluta y redentora
dimensión.
Así, pues, manifiesto públicamente mi agradecimiento más sincero a todos y cada uno
de los miembros del jurado que decidió concederme tan distinguido galardón". El
Premio Cervantes tiene además para nuestro poeta, un valor añadido: el que le otorga su
denominación. Y manifiesta:
"Cuando pienso en Miguel de Cervantes, gloria de las letras hispanas, no sólo tengo en
cuenta al dramaturgo que saliéndose de los límites de su llaneza dijo: "que se vieron en
los teatros de Madrid representar Los tratos de Argel, que yo compuse, La destrucción
de Numancia y La batalla naval, donde me atreví a reducir las comedias a tres jornadas,
de cinco que tenían; mostré, o, por mejor decir, fui el primero que representase las
CEREMONIA DE ENTREGA DEL PREMIO CERVANTES 1996
Discurso de JOSÉ GARCÍA NIETO
- 2 -
imaginaciones y los pensamientos escondidos del alma, sacando figuras morales al
teatro, con general y gustoso aplauso de los oyentes..."
Ni recuerdo sólo al gran escritor que "como novelista es el maestro del género en la
literatura moderna universal, creador de varias de sus formas y autor, en el Quijote, de
la más famosa, profunda y original de sus manifestaciones". Sino que tengo presente,
sobre todo, el Cervantes poeta quien, "con su habitual modestia y preocupado por su
propia poesía y también por su tendencia al riguroso autoanálisis de su vida y escritos",
llegó a decir de sí mismo:
Yo, que siempre trabajo y me desvelo
por parecer que tengo de poeta
la gracia que no quiso darme el cielo.
Versos que, por otro lado, como la crítica ha puesto de manifiesto, "encubren una ironía
bajo su fingida humildad".
Ese Cervantes es el que nuestro galardonado siente en lo más profundo de su alma, y
con el que tiene algunos puntos comunes:
"Porque yo, como Cervantes, creo que la poesía "es como una doncella tierna y de poca
edad, y en todo extremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar
otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas,
y todas se han de autorizar con ella".
Y porque Miguel de Cervantes fue un gran admirador de Garcilaso, admiración que no
se demuestra tan sólo en las huellas que su propia obra ofrece, sino también en los
elogios que del autor de las Églogas vierte a lo largo de su prosa.
Así, dice Persiles cuando llega a las orillas del Tajo, junto a Toledo: "No diremos: Aquí
dio fin a su cantar Salicio, sino: Aquí dio principio a su cantar...; aquí sobrepujó en sus
églogas a sí mismo; aquí resonó su zampoña, a cuyo son se detuvieron las aguas de este
río, no se movieron las hojas de los árboles, y parándose los vientos dieron lugar a que
la admiración de su canto fuese de lengua en lengua y de gente en gentes por todas las
de la tierra...".
Podemos decir, pues, que Cervantes fue el primer garcilasista de nuestra historia
literaria y que mi poesía fue una de la que con más entusiasmo, a principios de los años
cuarenta, alabó la belleza y el sentimiento de la obra del poeta toledano.
Cuando en los años inmediatos a la terminación de la nuestra guerra civil española, un
grupo de muchachos pusimos en la revista Garcilaso el resumen de una serie de
encuentros donde se recogieron tanto nuestros primeros poemas como como las
primeras consecuencias que podíamos haber encontrado en nuestro apasionado contacto
con la Poesía, no pensamos nunca ni dictar un programa, ni agrupar en torno nuestro
unos nombres que estrecha y escolásticamente se consideraran sustentadores de unos
principios por nosotros promulgados.
Éramos jóvenes y se había mutilado nuestra formación: se habían sustituido unos años
preciosos de aula y biblioteca por otras experiencias, trágicamente importantes,
- 3 -
dolorosamente aleccionadoras. No eran tiempos de crítica ni siquiera de reflexión. Pues
bien, Garcilaso, nos parecía algo así como una palanca para alzar con más fuerza, mejor
con toda su fuerza, la continuidad de la poesía española. Y vimos, eso sí, que el poeta
toledano servía de símbolo y referencia para algunas actitudes que de pronto se nos
aparecían vivas y urgentes como nunca. Nos servían su juventud, su combatividad y su
muerte. No servían su "dulce discurrir", su sencillez, su armonía, su sosiego, su
belleza".
Igual que admiraba a Garcilaso, estimulaba desde la revista de ese mismo nombre (y
desde otras que dirigió posteriormente) a los jóvenes poetas que iniciaban sus pasos en
el difícil y arriesgado camino de la poesía. Siempre apoyó a los poetas jóvenes porque
en ellos veía la evolución y el futuro de la lírica cuando se escribe libremente como él
mismo hacía. Y así dice:
"La poesía es para mí una forma total de vida y una forma de conocimiento. Creo en
ella, aunque no la encuentre en mí. Sé bien dónde está la poesía de los demás. Con la
poesía a veces creo que soy un elegido por entender, por explicar el mundo con su
esencia. Yo no soy el de ayer, y la poesía tampoco lo es. Creo que soy un buen lector de
poesía y, acaso no un hacedor de poesía. Eso sí, escribo con independencia, y soy
incapaz de traicionarme o mentirme en un poema". Si "la experiencia poética es" -como
se ha dicho- "avanzar tan lejos como uno pueda (tan lejos como uno se atreva) hacia la
aventura", la experiencia poética del galardonado ha avanzado valientemente por un
pedregoso camino, asediada por cientos de peligros, resistiendo miles de seducciones
hacia el incierto destino que hoy es su obra. Se diría que fiel a lo que afirmaba
rotundamente Stein sobre que la poesía es esencialmente el descubrimiento, el amor, la
pasión por el nombre de las cosas, José García Nieto ha desarrollado ese
descubrimiento, ese amor, esa pasión a través de la mirada.
"Soy un mirador. El "Miradero" se llama un paseo de Toledo, que tiene una larga
barandilla que da a un dilatado paisaje con el Tajo hundido, con el río perdiéndose en el
fondo. Yo he aprendido a mirar desde allí. Yo he mirado siempre. Yo tengo muy
ejercitada mi capacidad de observación. Me he acostumbrado a mirar el mundo, a
aprendérmelo con los ojos. Mirar es mi oficio, una manera de entendimiento. He mirado
muy despacio, muy de cerca, las piedrecillas de las playas; los fondos de las fuentes; la
estructura de la nieve: el resplandor de una piel".
Desde esa postura humilde y amorosa José García Nieto ha ido creando su obra a lo
largo de más de cincuenta años de vida de poeta. Siempre fue exigente y honesto
consigo mismo y generoso y desinteresado con los demás, porque así lo aprendió de sus
maestros, que son, como confiesa: "El primero, claro está. Garcilaso, y San Juán de la
Cruz es el milagro de la palabra. No se puede llegar a más hablando. Por él se explica
que el lenguaje pueda ser más que la pintura, más que la música. ¿Lo divino? ¿Lo
humano? No sé. En él es todo lo mismo. La distancia más corta, infinitesimal, entre
criatura y espíritu está aquí. Rubén Darío es total, siempre digo que sin él hubiese sido
otra la poesía en español. Juan Ramón es la poesía, así, sin más. En él está la poesía. La
delgadez de su palabra es infinita y de imposible remedo. Antonio Machado es un
amigo mayor, un conductor de sensibilidades. Después de leerlo, indudablemente, nos
sentimos mejores".
Y otros muchos autores antiguos y modernos.
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Estos juicios vertidos por José García Nieto dan una clara idea de breviario lírico en el
que junto a la palabra Poesía figuran, también con mayúsculas, las palabras Verdad,
Emoción y Belleza. "La palabra del poeta -dice José García Nieto- es un instrumento
valiosísimo en cuanto es portadora de paz, y de armonía, de fe y de entendimiento para
todos los hombres de "todos los tiempos" -que en definitiva son los mismos- y nunca
debe utilizarse como arma de segundos intereses. Lo peor que puede ocurrirle a un
poeta es que confundan su misión de enriquecer la Humanidad desde lo más puro de sus
sentimientos, con la de alimentar de manera excluyente las sensibilidades de
determinados hombres. El político y el sociólogo saben bien que caminan hacia metas si
no fijas, sí susceptibles de programación, pero el poeta sabe que no hay meta posible.
Dejemos a los poetas, no en su "torre de marfil", sino en su "cárcel de amor", en su
"soledad sonora" -que dijo San Juan de la Cruz-, donde la orilla de la esperanza ilumina
y aclara a los demás. No los obliguemos en su canto ni condicionemos su mensaje:
Hasta que llegue. ¿Quién? El poema, ¿Por dónde?
¿De qué lugar? ¿Sirviendo a qué gota de amor?
Y, así, libre en su canto, sin condicionamientos, nuestro poeta fue poniendo en verso día
a día todo lo que guardaba en el alma. Comenzó con una Víspera hacia tí donde el
pronombre personal del título debe leerse como un "nosotros" solidario porque, desde
entonces, a todos han estado dirigidas las meditaciones líricas que encierra su obra.
Meditaciones, principalmente, sobre tres pilares esenciales en toda poesía: Amor, Dios
y paisaje patrio.
"Soy un hombre amoroso. Creo que el amor mueve el mundo. Y todos deberíamos
respetar más el amor, cualquier amor, en todos los demás:
Arrojado a la luz madrugadora,
me muero niño y soy todo un deseo
de varón en continuo jubileo
hacia tu corazón de ruiseñora.
También soy un ente religioso. "Dios está aquí..." es el principio de un canto religioso.
Yo cantaría "Dios está ahí...". Es una cuestión de distancia. He tenido una fe sencilla y
oracional, que va cambiando con el tiempo. Pero esto, Él lo sabe. Y espero que a mi
debilitación se asome su misericordia, que creo infinita, porque es hermoso que lo crea.
El poeta ha visto cerca como nunca la condición de finalidad de las cosas, ha buscado
también como nunca en ellas su vestigio de inmortalidad, ha buscado en ellas, en él
mismo y en su palabra la huella primera de la divinidad. Antes de todo era la esencia y
en ella se derramó sobre todo, y en todo está todavía para el que sepa descubrirla. Si,
Dios estaba como estuvo siempre en las cosas:
Gracias, Señor. porque estás
todavía en mi palabra;
porque debajo de todos mis puentes
pasan tus aguas.
Conozco España palmo a palmo. He preferido la montaña porque es más silenciosa que
el mar; el paisaje de la tierra es más asequible y puedes adueñarte de él. El mar me ha
podido siempre. Soy vecino del mar. Un entrañado en la tierra. Los ríos, ¡ah, los ríos!.
Esos arroyos pequeños. "Corrientes de aguas puras, cristalinas...":
- 5 -
Esto que tienes ante ti,
hijo mío, es España.
No podría decirte -yo no puedo,
al menos, con palabrascómo
es su cuerpo duro, cómo es su cara trágica,
cómo su azul cintura, extensamente
humedecida y agitada.
Yo sé, Majestades, que he cantado muchas veces sin estar en verdadera situación de
pureza. He escrito por amor, he escrito por fastidio; lo he hecho hasta por pequeños
compromisos. He tenido tal holgura y he puesto tanta libertad sobre mi obra que no he
temido ni a perderme un poco en ella.
Creo que la misión de la poesía -al menos de mi poesía- no es tanto "despertar
conciencia" de una manera inmediata y polémica, como despertar sensibilidad. No creo
que sea misión de los poetas abrir los caminos del odio sino del amor.
Estas son las hermosas palabras del nuevo Premio Cervantes, José García Nieto.
Alcalá de Henares 23 de abril de 1997

NOTICIA:Celebrarán 30 años del Nobel de Literatura para García Márquez


Celebrarán 30 años del Nobel de Literatura para García Márquez

El escritor radica en México desde 1975.
El escritor radica en México desde 1975.Cuartoscuro
Realizarán una mesa redonda en Bellas Artes con la participación de Elisa Corona, José Mariano Leyva y Armando González Torres
Notimex

México.- Para conmemorar los 30 años de que el escritor colombiano recibió el Premio Nobel de Literatura, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) ofrecerá la mesa redonda “La memoria del corazón: Gabriel García Márquez”, en la que participarán Elisa Corona, José Mariano Leyva y Armando González Torres.

Dicha plática, en la que participará como moderadora la escritora Rosina Conde, se llevará a cabo el próximo martes en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, y servirá para releer, revalorar y disfrutar la obra del escritor colombiano acreedor del Nobel de Literatura en 1982, informó el INBA en un comunicado.

El poeta y ensayista Armando González, ganador del Premio Bellas Artes de Ensayo Literario “José Revueltas”, hablará del entorno y del “boom” latinoamericano en relación a la obra “Cien años de soledad” (1967).

Por su parte, la ensayista Elisa Corona, galardonada con el Premio Nacional de Ensayo Joven “José Vasconcelos” 2008, por su obra "Amigo o enemigo: el debate literario en Foe de J. M. Coetzee”, leerá una ponencia titulada "Las malas mujeres de Macondo".

Asimismo, el novelista José Mariano Leyva, ganador del Premio Bellas Artes de Novela “José Rubén Romero” 2009, hablará del ejercicio de libertad narrativa y creativa en la obra de Gabriel García Márquez, con énfasis en “Cien años de soledad” y “El amor en los tiempos del cólera” (1985).

La mesa redonda, en la que los ponentes también leerán algunos de sus pasajes favoritos en la obra de García Márquez, tiene como objetivo que escritores de diversas generaciones aborden distintos aspectos de la narrativa del escritor colombiano.

Gabriel García Márquez nació en Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1927, pero radica en México desde 1975; ha publicado gran cantidad de obras, entre las que se incluyen cuentos, novelas y una breve incursión en teatro.

Durante su discurso para aceptar el Nobel de Literatura, “La soledad de América Latina”, en alusión a una de sus más grandes obras, habló sobre la realidad social y política en dichos países, la cual parece no cambiar a pesar de los años transcurridos.
Cultura y Entretenimiento
Viernes, 24 de Febrero de 2012 22:25
Redactor: Andrés Nolasco

viernes, 24 de febrero de 2012

MARCUS AURELIUS: MEDITACIONES. LIBRO II.



Meditaciones: o del buen vivir.  Como lo prometí, trataremos en lo posible de insertar todas las semanas uno o varios fragmentos de este maravilloso libro de las MEDITACIONES.


Marco Aurelio Antonino Augusto[2] (apodado "El Sabio") (26 de abril de 121[3]17 de marzo de 180) nacido en Roma, fue emperador del Imperio romano desde el año 161 hasta el año de su muerte en 180. Fue el último de los llamados Cinco Buenos Emperadores, tercero de los emperadores Hispanos y es considerado como una de las figuras más representativas de la filosofía estoica.
Su gobierno estuvo marcado por los conflictos militares en Asia frente a un revitalizado Imperio parto y en Germania Superior frente a las tribus bárbaras asentadas a lo largo del Limes Germanicus, en la Galia y a lo largo del Danubio. Durante el período de su imperio tuvo que hacer frente a una revuelta en las provincias del Este liderada por Avidio Casio a la cual aplastó.
La gran obra de Marco Aurelio, Meditaciones, escrita en griego helenístico durante las campañas de la década de 170, todavía es considerada como un monumento al gobierno perfecto. Es descrita como "una obra escrita de manera exquisita y con infinita ternura".[4]
Fuente: Wikipedia.


LIBRO II
1. Al despuntar la aurora, hazte estas consideraciones
previas: me encontraré con un indiscreto, un ingrato, un
insolente, un mentiroso, un envidioso, un insociable. Todo
eso les acontece por ignorancia de los bienes y de los males.
Pero yo, que he observado que la naturaleza del bien
es lo bello, y que la del mal es lo vergonzoso, y que la
naturaleza del pecador mismo es pariente de la mía, porque
participa, no de la misma sangre o de la misma semilla,
sino de la inteligencia y de una porción de la divinidad,
no puedo recibir daño de ninguno de ellos, pues
ninguno me cubrirá de vergüenza; ni puedo enfadarme con
mi pariente ni odiarle. Pues hemos nacido para colaborar,
al igual que los pies, las manos, los páφados, las hileras
de dientes, superiores e inferiores. Obrar, pues, como adversarios
los unos de los otros es contrario a la naturaleza.
Y es actuar como adversario el hecho de manifestar indignación
y repulsa.
2. Esto es todo lo que soy: un poco de carne, un breve
hálito vital, y el guía interior. ¡Deja los libros! No te dejes
distraer más; no te está permitido. Sino que, en la idea de
que eres ya un moribundo, desprecia la carne: sangre y
polvo, huesecillos, fino tejido de nervios, de diminutas
venas y arterias. Mira también en qué consiste el hálito
vital: viento, y no siempre el mismo, pues en todo momento
se vomita y de nuevo se succiona. En tercer lugar,
pues, te queda el guía interior. Reflexiona así: eres viejo;
no consientas por más tiempo que éste sea esclavo, ni que
siga aún zarandeado como marioneta por instintos egoístas,
ni que se enoje todavía con el destino presente o recele
del futuro.
3. Las obras de los dioses están llenas de providencia,
las de la Fortuna no están separadas de la naturaleza o de la
trama y entrelazamiento de las cosas gobernadas por la Providencia.
De allí fluye todo. Se añade lo necesario y lo conveniente
para el conjunto del universo, del que formas parte.
Para cualquier parte de naturaleza es bueno aquello que colabora
con la naturaleza del conjunto y lo que es capaz de
preservarla. Y conservan el mundo tanto las transformaciones
de los elementos simples como las de los compuestos.
Sean suficientes para ti estas reflexiones, si son principios
básicos. Aparta tu sed de libros, para no morir gruñendo, sino
verdaderamente resignado y agradecido de corazón a los
dioses.
4. Recuerda cuánto tiempo hace que difieres eso y
cuántas veces has recibido avisos previos de los dioses
sin aprovecharlos. Preciso es que a partir de este momento
te des cuenta de qué mundo eres parte y de qué
gobernante del mundo procedes como emanación, y comprenderás
que tu vida está circunscrita a un período de
tiempo limitado. Caso de que no aproveches esta oportunidad
para serenarte, pasará, y tú también pasarás, y ya
no habrá otra.

5. A todas horas, preocúpate resueltamente, como romano
y varón, de hacer lo que tienes entre manos con puntual
y no fingida gravedad, con amor, libertad y justicia, y
procúrate tiempo libre para liberarte de todas las demás distracciones.
Y conseguirás tu propósito, si ejecutas cada acción
como si se tratara de la última de tu vida, desprovista
de toda irreflexión, de toda aversión apasionada que te alejara
del dominio de la razón, de toda hipocresía, egoísmo y
despecho en lo relacionado con el destino. Estás viendo cómo
son pocos los principios que hay que dominar para vivir
una vida de curso favorable y de respeto a los dioses. Porque
los dioses nada más reclamarán a quien observa estos
preceptos.

6. ¡Te afrentas, te a f r e n t a s a l m a mía! Y ya no tendrás
ocasión de h o n r a r t e ¡ B r e v e es la vida para cada uno! Tú,
prácticamente, la has consumido sin respetar el alma que te
pertenece, y, sin embargo, haces depender tu buena fortuna
del alma de otros.
7. No te arrastren los accidentes exteriores; procúrate
tiempo libre para aprender algo bueno y cesa ya de girar
como un trompo. En adelante, debes precaverte también de
otra desviación. Porque deliran también, en medio de tantas
ocupaciones, los que están cansados de vivir y no tienen
blanco hacia el que dirijan todo impulso y, en suma, su imaginación.

8. No es fácil ver a un hombre desdichado por no haberse
detenido a pensar qué ocurre en el alma de otro. Pero
quienes no siguen con atención los movimientos de su propia
alma, fuerza es que sean desdichados.
9. Es preciso tener siempre presente esto: cuál es la naturaleza
del conjunto y cuál es la mía, y cómo se comporta
ésta respecto a aquélla y qué parte, de qué conjunto es; tener
presente también que nadie te impide obrar siempre y decir
lo que es consecuente con la naturaleza, de la cual eres
parte.
10. Desde una perspectiva filosófica afirma Teofrasto^^
en su comparación de las faltas, como podría compararlas
un hombre según el sentido común, que las faltas cometidas
por concupiscencia son más graves que las cometidas por
ira. Porque el hombre que monta en cólera parece desviarse
de la razón con cierta pena y congoja interior; mientras que
la persona que yerra por concupiscencia, derrotado por el
placer, se muestra más flojo y afeminado en sus faltas. Con
razón, pues, y de manera digna de un filósofo, dijo que el
que peca con placer merece mayor reprobación que el que
peca con dolor. En suma, el primero se parece más a un
hombre que ha sido víctima de una injusticia previa y que se
ha visto forzado a montar en cólera por dolor; el segundo
se ha lanzado a la injusticia por sí mismo, movido a actuar
por concupiscencia.





jueves, 23 de febrero de 2012

NOTICIA: García Lorca: "Haré el teatro como me dé la gana"


García Lorca: "Haré el teatro como me dé la gana"

El Centro de Documentación Teatral recupera una entrevista con el poeta publicada en 1931 en el primer y único número de la revista 'Miradero'.
CARMEN SIGÜENZA (EFE) / MADRID | ACTUALIZADO 23.02.2012 - 17:29
Primera página de la entrevista publicada por la revista 'Miradero'.
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El Centro de Documentación Teatral (CDT) ha recuperado una entrevista con Federico García Lorca que se publicó en 1931 en el primer y único número de la exclusiva revista Miradero y que no está incluida en las Obras Completas del poeta de Granada. Se trata de una entrevista de cinco páginas realizada por Juan de Alfarache a un García Lorca que habla de sus pensamientos sobre el teatro, los toros, el fútbol, Granada, Cuba, las actrices o su viaje a América, y que se completa con las fotografías de La zapatera prodigiosainterpretada por Margarita Xirgu, realizadas por Calvache.

Tan valioso documento ha sido donado recientemente al Centro de Documentación Teatral por María Jesús Gómez Llano, sobrina del editor de la revista Miradero, José Gallo de Renovales. Miradero fue un proyecto cultural de alta calidad que puso en marcha Renovales, que no consiguió sacar el número dos a la calle. Esta bella e importante entrevista se completa con un artículo del profesor Huélamo Kosma, estudioso de la obra de García Lorca y director del CDT. 

Juan Alfarache abre la entrevista escribiendo: "García Lorca me tiende la mano generosamente... y su mano, extendida hacia mí generosamente, me ha significado tanto o más que sus palabras...". García Lorca empieza diciendo, entre otras cosas: "Yo siempre haré el teatro que me guste, el que siento; y lo haré como me dé la gana"

Después de comentar que en julio de 1931 había vuelto de seguir un curso en Estados Unidos en la Colombia University y de haber dado un curso de conferencias en Cuba, el poeta comenta, a la pregunta del entrevistador sobre el público de Granada, que "nadie es profeta en su tierra". "Tengo un grupo de amigos -dice-, sí, es cierto, que toman con el cariño de las cosas propias mis triunfos en escena. Pero Granada, que es una ciudad inteligente, es una ciudad muy fría... Lo que vale allí es el pueblo, son las afueras, el Albaicín, todo lo que hay de secular en la entraña de las gentes del pueblo. Es el pueblo de las calles". "La ciudad -continúa- es una ciudad acolchada, muerta... Ahora bien: todo carácter del pueblo vierte a raudales simpatía". Y precisa: "El único sitio donde no ha gustado Mariana Pineda ha sido en Granada"

El autor de Poeta en Nueva York también habla de su primer estreno, La zapatera prodigiosa, que califica de "un hermoso pateo", y comenta dos de sus aficiones, el fútbol y los toros. Dice que es más aficionado a los toros, pero que no tiene un torero predilecto, y del fútbol añade: "Sin que mi pasión llegue a vincularse a un equipo". "Cuando presencio un partido, unos me son más simpáticos que otros. Conquistan espontáneamente la simpatía por cualquier accidente del juego. Y deseo que gane el que más rápidamente captó mis simpatías. Voy al espectáculo deportivo sin prejuicio alguno", concluye. 

Con respecto al teatro de vanguardia, el autor de El público, ese drama que considera su "mejor poema" y el más experimental junto con Así que pasen cinco años, como recuerda Julio Huélamo en el artículo que acompaña la entrevista, contesta un año después, "en términos bastantes restrictivos": "Considero que el teatro puede ser muy atrevido; pero con una norma: que sea para todo el mundo"

"Está bien algo de laboratorio, de teatro experimental; pero toda obra de teatro no debe buscar limitaciones, sino ser ampliamente para todos", decía el poeta.

CAMILO JOSÉ CELA.


Si existe una novela que ha dejado una huella indeleble en mi memoria de joven fue: LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE. Una obra descarnada, sincera, sórdida y con ecos existencialistas. Es por tal motivo que, los lectores curiosos la pueden bajar en digital. 
De esta novela se dice que:

La novedad de esta obra consistía en un argumento truculento, sórdido, abundante en escenas de violencia gratuita, narrado con un lenguaje que evoca el habla rural, pero al mismo tiempo muy cuidado. Es una novela que, aunque situada en una época imprecisa, fue capaz de reflejar el ambiente de pesimismo existencial que vivía la España de posguerra. En realidad, la visión del mundo subyacente en esta obra no estaba muy lejos del existencialismo francés o del neorrealismo italiano. Pero a diferencia de los autores existencialistas, Cela optó por rehuir la ambientación contemporánea y recuperar la tradición realista española: la picaresca, el naturalismo, Pío Baroja y la novela social de los años treinta.
Reseñado por Pilar 26/10/2007J.Méndez-Limbrick. Escritor.

Premio Cervantes 1995
CAMILO JOSÉ CELA


Poeta, narrador, dramaturgo, ensayista y
articulista español
(Iria Flavio, La Coruña, 1916 – Madrid, 2002)
Estudia Derecho y asiste a clases en la
Facultad de Filosofía y Letras en Madrid. En 1935 se anuncia como poeta en El
Argentino, revista de La Plata, prometiendo la publicación del poemario Pisando la
dudosa luz del día, que se imprime en 1945.
A partir de 1931, una enfermedad pulmonar le obligó a numerosos periodos de reposo
en los que se dedicó a las lecturas que habían de conformar su personalidad literaria:
Cervantes, Quevedo y Ortega y Gasset, a los que habría que sumar su desgarrada
visión de España, emparentada directamente con la de Goya y Valle-Inclán. A este
esperpentismo corresponde, en buena medida, el carácter brutal de algunas páginas
de sus libros como El bonito crimen del carabinero y otras invenciones (1947), El gallego
y su cuadrilla y otros apuntes carpetovetónicos (1951) o La Familia de Pascual Duarte
(1942); con tal brutalidad el autor busca acudir a la raíz primaria del ser humano, más
allá de todo lo que implique educación del carácter. La búsqueda de esa misma
esencia primitiva fue la impulsora de sus libros de viajes, iniciados en 1948 con el
conocidísimo Viaje a La Alcarria, y a los que pertenecen también, entre otros, El
gallego y su cuadrilla (1949), Judíos, moros y cristianos (1956), Viaje al Pirineo de Lérida
(1965) y Primer viaje andaluz: notas de un vagabundo por Jaén, Córdoba, Sevilla,
Huelva, y sus tierras (1989).
En 1942, la publicación de La familia de Pascual Duarte supuso un revulsivo dentro del
desolador panorama de la narrativa española de posguerra. Su excelente estilo se
ponía al servicio del realismo más crudo y sin concesiones que dio lugar a la creación
de una corriente denominada tremendismo. En 1957 ingresó en la Real Academia
Española, pronunciando un discurso sobre La obra literaria del pintor Solana.
El tono lírico se diluye mediante la utilización de la perspectiva múltiple en Pabellón de
reposo (1943). En 1944 se volverá hacia el molde picaresco para escribir Nuevas
andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes, reconstrucción literaria que destaca
especialmente por la riqueza léxica.
En La Colmena, publicada en 1952 y en Buenos Aires por los problemas que le causó la
censura en España, el autor se comporta como el fotógrafo que sale a la calle con su
cámara a cuestas para retratar lo que ve. En la obra, más de trescientos personajes,
muchos de ellos sólo nominales, se entrecruzan en tres días de diciembre y por dos o
tres barrios del centro de Madrid. En Mrs. Caldwell habla con su hijo (1953), tiene lugar
un alucinado monólogo de una mujer con su hijo muerto, plasmado -nuevo
experimento narrativo- a través de cartas que la mujer escribe. En La Catira (1955),
asistimos a la recreación de la naturaleza y el lenguaje venezolano. En 1969 publica
Vísperas, festividad y octavas de San Camilo de 1936 en Madrid, ambientada en los
primeros días de la guerra civil en Madrid y que le sirve para bucear una vez más en el
primitivismo hispano, ahora analizando el cainismo de la sociedad española.
Las últimas novelas del autor son: Oficio de Tinieblas (1973), su obra más personal, a la
que se ha referido, como ya lo hiciera Espronceda con el Canto a Teresa, como a
"una purga de mi corazón”. Se encuentran también Mazorca para dos muertos (1983);
Cristo versus Arizona (1988) y La cruz de San Andrés (1994).
Entre 1956 y 1979 fue director de la revista mallorquina Papeles de Son Armadans,
auténtico foro cultural de aquellos años. Son también de interés sus colaboraciones en
libros de pintura como Gavilla de fábulas sin amor (1962, sobre Picasso) y El Solitario
(1963, sobre Rafael Zabaleta); de fotografía, como Toreo de salón (1963).
Asimismo, es autor de una breve obra dramática compuesta por dos títulos estrenados
en 1970: María Sabina y El carro de heno o el inventor de la guillotina, y de diversos
ensayos sobre temas varios tales como Vuelta de hoja (1981); Rol de cornudos (1985).
En el otoño de 1997, Camilo José Cela acabó la redacción de una obra de teatro
titulada Homenaje a El Bosco, segunda parte, extracción de la locura o El inventor del
garrote. En septiembre de 1989 presentó Madera de boj, la novela que aplazó al
recibir el Premio Nobel.
Ya consagrado, como uno de los grandes escritores del siglo, durante las dos últimas
décadas de su vida se sucedieron los homenajes, los premios y los más diversos
reconocimientos, entreverados ocasionalmente con algunas polémicas. Entre aquéllos
es obligado citar, en orden cronológico, los tres más importantes: el Príncipe de
Asturias de las Letras (1987); el Nobel de Literatura (1989) y el Miguel de Cervantes
(1995). El 10 de marzo de 1991 se casó con Marina Castaño. En 1996, el día de su
octogésimo cumpleaños, el Rey don Juan Carlos I le concedió el título de Marqués de
Iria Flavia; el lema que Cela adoptó para el escudo de marquesado fue El que resiste,
gana. Falleció en Madrid, el 17 de enero de 2002.


SEGUNDA NOTA BIOGRÁFICA:

Poeta, narrador, dramaturgo, ensayista y articulista español (Íria Flavia, La Coruña, 1916). Nacido en el seno de una familia de ascendencia inglesa e italiana por parte de madre, vivió en Madrid desde su niñez, ciudad en la que estudió Derecho y asistió también a clases en la Facultad de Filosofía y Letras. En 1935 se anunció como poeta en El Argentino, revista de La Plata, prometiendo la publicación del poemario Pisando la dudosa luz del día, que sería impreso en 1945.

En 1931, una enfermedad pulmonar le obligó a numerosos períodos de reposo en los que se dedicó a las lecturas que habían de conformar su personalidad literaria: Cervantes, Quevedo y Órtega y Gasset, a los que habría que sumar su desgarrada visión de España, emparentada directamente con la de Goya y Valle-Ínclán. A este esperpentismo corresponde en buena medida el carácter brutal de algunas páginas de sus libros como El bonito crimen del carabinero y otras invenciones (1947), El gallego y su cuadrilla y otros apuntes carpetovetónicos (1951) o La Familia de Pascual Duarte (1942), con tal brutalidad el autor busca acudir a la raíz primaria del ser humano, más allá de todo lo que implique educación del carácter. La búsqueda de esa misma esencia primitiva fue la impulsora de sus libros de viajes, iniciados en 1948 con el conocidísimo Viaje a La Alcarria, y a los que pertenecen también, entre otros, El gallego y su cuadrilla (1949), Judíos, moros y cristianos (1956), Viaje al Pirineo de Lérida (1965) y Primer viaje andaluz: notas de un vagabundo por Jaén, Córdoba, Sevilla, Huelva, y sus tierras (1989).

En 1942, la publicación de La familia de Pascual Duarte supuso un revulsivo dentro del desolador panorama de la narrativa española de postguerra. Su excelente estilo se ponía al servicio del realismo más crudo y sin concesiones que dio lugar a la creación de una corriente denominada tremendismo. En 1957 ingresó en la Real Academia Española, pronunciando un discurso sobre La obra literaria del pintor Solana. El tono lírico se diluye mediante la utilización de la perspectiva múltiple en Pabellón de reposo (1943).

En 1944 se volverá hacia el molde picaresco para escribir Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes, reconstrucción literaria que destaca especialmente por la riqueza léxica. En La Colmena, publicada en 1952 en Buenos Aires por los problemas que le causó la censura en España, el autor se comporta como el fotógrafo que sale a la calle con su cámara a cuestas para retratar lo que ve. En la obra, más de trescientos personajes, muchos de ellos sólo nominales, se entrecruzan en tres días de diciembre y por dos o tres barrios del centro de Madrid. En Mrs. Caldwell habla con su hijo (1953), tiene lugar un alucinado monólogo de una mujer con su hijo muerto, plasmado -nuevo experimento narrativo- a través de cartas que la mujer escribe. En La Catira (1955), la recreación de la naturaleza y el lenguaje venezolano.

En 1969 publica Vísperas, festividad y octavas de San Camilo de 1936 en Madrid (1969), ambientada en los primeros días de la guerra civil en Madrid y que le sirve para bucear una vez más en el primitivismo hispano, ahora analizando el cainismo de la sociedad española. Las últimas novelas del autor son: Óficio de Tinieblas 5 (1973), su obra más personal a la que se ha referido, como ya lo hiciera Espronceda con el Canto a Teresa como `una purga de mi corazón`, Mazorca para dos muertos (1983), Cristo versus Arizona (1988) y La cruz de San Andrés (1994). Entre 1956 y 1979, fue director de la revista mallorquina Papeles de Son Armadans, auténtico foro cultural de aquellos años. Son también de interés sus colaboraciones en libros de pintura como Gavilla de fábulas sin amor (1962, sobre Picasso) y El Solitario (1963, sobre Rafael Zabaleta), de fotografía, como Toreo de salón (1963).

Es autor de varios volúmenes de memorias y numerosos relatos, artículos periodísticos y trabajos de erudición, entre los que destaca su Diccionario secreto (1968 y 1971). Asimismo, es autor de una breve obra dramática compuesta por dos títulos estrenados en 1970: María Sabina y El carro de heno o el inventor de la guillotina, y de diversos ensayos sobre temas varios tales como Vuelta de hoja (1981), Rol de cornudos (1985) o Rol de comidas (1989). En el otoño de 1997, Camilo José Cela acabó la redacción de una obra de teatro titulada Homenaje a El Bosco, segunda parte, extracción de la locura o El inventor del garrote. En septiembre de 1999 presentó Madera de boj, la novela que aplazó hace diez años, al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1989.

En su importante faceta como articulista, colaboró con los periódicos El Independiente, El País, El Mundo, ABC, entre otros. En 1985 se constituyó la Fundación Camilo José Cela, con sede en el conjunto arquitectónico del siglo XVIII conocido como la Casa de los Canónigos, en Iria Flavia (Galicia), que alberga el legado del autor y tiene como principal objetivo la difusión y el estudio de su obra. En 1977 fue nombrado senador por designación real en las primeras Cortes Generales Constituyentes de la transición española, cargo que ejerció hasta 1979. En 1996 fue nombrado marqués de Iria Flavia. Murió el 17 de enero de 2002, en Madrid, y sus restos mortales fueron enterrados en su ciudad natal.
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CEREMONIA DE ENTREGA DEL PREMIO CERVANTES 1995
Discurso de CAMILO JOSÉ CELA



Señor. Señora.
Dignísimas autoridades. Señores académicos. Señoras y señores.
Merece la pena esperar los años que Dios disponga para recibir este premio de la mano
de Vuestra Majestad. Nunca se llega tarde a ningún sitio, jamás se nace ni se muere
cinco minutos antes, y todos los puertos son seguros tan pronto como se rinde en ellos la
más azarosa y difícil singladura. El tiempo lima las asperezas de la conciencia y amansa
la voz del hombre si se acierta a ponerla a remojo en el benevolente rocío de la
paciencia; aliado con el tiempo, al decir de Shakespeare, al miserable no le queda más
medicina que la esperanza: ni siquiera la caridad ni el azar aunque quizá sí el amor y la
fe, esas dos palancas que sólo los más clementes dioses enseñan a manejar a los
elegidos. Hay que dar tiempo al tiempo para que pueda granar con opimo provecho y no
se debe ensayar a acelerarlo puesto que jamás abdica de su ritmo previsto y cadencioso
o vertiginoso, según se mire. El mundo es tal cual se nos presenta y para San Agustín, el
mundo de nuestros afanes y nuestras impaciencias, el mundo en que vivimos, se hizo no
en el tiempo sino al mismo tiempo que el tiempo, ya que el tiempo no existía antes del
mundo.
En mi espera, eso tan parecido al vicioso naipe solitario, jamás perdí la esperanza,
aunque a veces la vi tan huidiza como una liebre en campo abierto y, en los instantes de
mayor desconcierto e impaciencia, en las pausas que alimentaban de aire la
desesperanza e incluso el estupor, siempre busqué cobijo a la sombra de Tirso de
Molina y de Antonio Machado, aquellos dos hábiles prestidigitadores de la palabra
cuando, prestando oídos al saber popular, decían que el que espera, desespera: ¡qué
verdad tan verdadera! La verdad es lo que es y sigue siendo verdad aunque se piense al
revés.
Dentro de pocos días, Deo volente, voy a cumplir ochenta años; el novelista Gutiérrez
Gamero, de las Reales Academias Española y de Jurisprudencia y Legislación, hubiera
dicho "mis primeros ochenta años". Pues bien: a los ochenta años y caminando ya, en
consecuencia, por el último recodo del sendero de la vida, se hacen sinceras las
humildades, honestos los propósitos y circunstanciadas y serenas hasta las vanidades.
Este oficio que ejerzo y en el que todavía no me corté la coleta, me dio todo lo que le
pedí y más, sin duda alguna, de lo que hubiera merecido. Cuando me concedieron el
premio Nobel pensé que cuatro o cinco escritores españoles de mi generación lo
hubieran podido recibir al mismo tiempo y aun antes y con mayor mérito y dignidad que
yo, y ahora que recibo el Cervantes no puedo desechar de mi mente la idea de que lo
CEREMONIA DE ENTREGA DEL PREMIO CERVANTES 1995
Discurso de CAMILO JOSÉ CELA
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consigo amparado por la fortuna y ayudado por la siempre generosa casualidad. Dos
alemanes acuden a sacarme de dudas: Schiller, que supone que sólo cuando está maduro
cae el fruto de la suerte, y Schopenhauer, que piensa que la suerte echa las cartas pero
nosotros las jugamos. Al primero le expreso mi gratitud por advertirme que mi obra no
maduró hasta hoy, supuesto que ni pongo en cuarentena, y al segundo le digo que sé de
sobras que en la timba de la vida me tocaron muy buenas cartas: la verdad es que casi
no tuve ni que jugarlas.
Es mi voluntad de hoy, también mi deber, el hablar, por tanto, con palabra mesurada
para decir lo que quisiera decir, porque aprendí de Aristóteles que el habla es la
representación de la mente y la escritura lo es del habla, y mi mente es hoy sosegada, mi
palabra aspira a ser clara y mi discurso, lo que antes fue mi escritura, pretende enseñarse
diáfano y sincero; sé de sobras que, tal como pensaba Gracián que decía Fernando el
Católico, es la espera fruta de grandes corazones y muy fecunda de aciertos, ya que en
los hombres de pequeño corazón ni caben el tiempo ni el secreto. Quizá nuestra mejor
prudencia sea la de hablar, con muy discreta razón, con la palabra de Cervantes, el
hombre a quien zurró el destino y derrotó la envidia, el árbol frondoso a cuya sombra
nos acogemos respetuosa y devotamente.
Hablé poco antes del largo trecho que hube de recorrer hasta llegar a este gozoso
momento de hoy; Cervantes, en Persiles y Sigismunda, me trajo el consuelo al decirme
que no hay ningún camino que no se acabe, como no se le oponga la pereza y la
ociosidad. Aunque la sabiduría no es pegadiza -recuérdese que todo se contagia menos
la hermosura-, sí es, al menos, manantial de consuelo y esperanza y próvida fuente de
abiertos y bien dibujados horizontes; cuando yo era pequeño oí decir -y creí a pie
juntillo- que la mejor medicina contra la pereza era la diligencia, y ahora veo cuán cierto
era lo que tuve la bienaventuranza de aprender a su debido tiempo.
En este trance para mí tan vitalizador y solemne, quisiera alabar la palabra y confesar mi
amor por la palabra; para ello empiezo por declarar mi buen deseo de ahorrar palabras
para decir lo que pienso, recordando que Cervantes, también en el Persiles, nos advierte
que no hay razonamiento que, aunque sea bueno, siendo largo lo parezca y en el Quijote
nos avisa de lo mismo cuando pide brevedad en los razonamientos, ya que ninguno es
gustoso si es largo; en la misma obra alerta contra el énfasis al pedir llaneza, puesto que
toda afectación es mala.
Amo la palabra ya que en ella habita la idea y reside el primer huevecillo de la
literatura, ese raro y punto menos que misterioso planeta cuya consideración hoy nos
convoca aquí, en esta mañana de primavera. Goethe temía a las palabras, en plural -en el
Fausto dice que cuando faltan ideas siempre hay palabras para substituirlas-, pero yo
hablo ahora de otra cosa, yo discurro ahora sobre la palabra en singular esencia.
Amo siempre la palabra como a veces se ama a una mujer, con frenesí, pasión e
inconveniencia, y este desmelenado amor me envara el sentimiento porque, otra vez el
Quijote, donde hay mucho amor no suele haber demasiada desenvoltura. Y puesto que
amo la palabra también alabo, oso y me arriesgo a alabarla, aun corriendo el riesgo de
darme de hoz y coz con el envés de mi propósito puesto que, de nuevo el Persiles, la
alabanza tanto es buena cuanto es bueno el que la dice, y tanto es mala cuanto es vicioso
y malo el que alaba. Confiemos una vez más en la suerte.
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En El laberinto de amor Cervantes canta en verso de romance:
Es el amor, cuando es bueno,
deseo de lo mejor;
si esto falta, no es amor,
sino apetito sin freno.
Y aquí se me presentan primero la duda y después el estupor porque, ¿amo yo así a la
palabra y a su bosque umbrío, la literatura? ¿Les deseo lo mejor y no lo más duradero y
bello y eficaz? ¿Estaré confundiendo el amor con el desenfreno? ¿Estaré tomando el
rábano, por las hojas y los celos por los temores? ¿No será Cervantes el equivocado al
querer ponerle puertas al campo del amor? Tampoco es ese el camino por el que haya de
seguir porque las apologías, como los ditirambos y los arrebatos nadan por diferentes
cauces que el sentimiento o el pensamiento en llamas.
Señor, Señora. Ya estoy llegando al fin, ya no me queda sino desollar el rabo de mi
discurso y os pido un poco de paciencia para escuchar mi última razón ya que, como el
solitario Amiel, no podría contentarme con tener razón yo solo. Hace ya algunos años y
con motivo de recibir el premio Príncipe de Asturias, tuve ocasión de decir en público y
ante un ilustre senado presidido por S.A. el Príncipe Don Felipe que en España, el que
resiste, gana. Lo dije en la noble ciudad de Oviedo y lo repito hoy, ante Vuestras
Majestades y también el instruido y selecto cónclave que nos arropa y en la noble
ciudad de Alcalá de Henares, a .medio camino entre la capital de España y el paraíso.
Sí me permitiría aclarar con mi voz más desnuda y sincera, sí quisiera pregonar con mi
acento más cierto y verdadero, que esta victoria de hoy no es mía sino de la palabra
dicha en español y a esta o a la otra orilla de la mar, que acierta a comparecer ante
Vuestras Majestades en cada aniversario de Miguel de Cervantes y resistiendo siempre
todas las tarascadas. Yo no soy más que el cambiable excipiente de la medicina de la
literatura (úsese y tírese). Cervantes dice, en las misteriosas y enriquecedoras páginas
del Persiles, que el arrepentimiento es la mejor medicina que tienen las enfermedades
del alma. No puedo arrepentirme de haber visto pasar la vida entera con la pluma en la
mano, yo ya no puedo dar marcha atrás por haberme pasado la vida escribiendo,
tampoco quiero ni debo hacerlo y proclamo mi lealtad a mi oficio. Me reconforta pensar
que la palabra tiene su mejor premio en sí misma, y doy gracias a Dios, también a los
hombres, por no haberme querido mudo ni muerto.

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