lunes, 2 de diciembre de 2024

YASUNARI KAWABATA NOVELA EN EL LAGO PRÓLOGO UN NUEVO VIEJO ESTILO Por Martín Felipe Castagnet


 

PRÓLOGO

UN NUEVO VIEJO ESTILO

Por Martín Felipe Castagnet

En el corazón de esta novela hay un durazno. Le pertenece a nuestro protagonista, Gimpei

Momoi, y es una fruta amarga, casi al punto de que la consideremos podridac pero no todavía.

Anterior a La casa de las bellas durmientes y precursora de esta, Mizuumi o En el lago es

una bisagra entre la etapa temprana de Kawabata y la tardía. Sorprende a los lectores por su

sordidez, una palabra inusual para su obra, que por lo general usamos para calificar a otros

Contemporáneos suyos, como Osamu Dazai o incluso la elegancia eviscerada de Yukio Mishima.

áEn tus entrañas han de estar reptando una babosa, un escorpión o un ciempiésâ, se dice en

uno de los momentos del libro, y efectivamente hay algo que repta dentro de nosotros,

incomodo, y tambien en la novela, como un fantasma sin pies, como se caracterizaba a los y.rei

o espectros japoneses.

Gimpei es un exprofesor de escuela (también excombatiente, no nos olvidemos, en un pais

compuesto únicamente por veteranos de guerra), que llega caminando a una localidad

veraniega y se mete en un sauna a refrescarse. A partir de los golpecitos de la masajista, de a

poco nos insertamos en los recuerdos del protagonista. Luego nos enteramos de que es

posiblemente un criminal, pero él no se identifica así, como se ve en el cierre del primer

Párrafo: áDoblo en un callejón y palpo la ventana de una casa abandonada, pero estaba tapiada

con maderas y clavos. No quería arriesgarse a romperla. Lo considero un acto propio de un

criminalâ. En mas de un sentido está en un callejón, aunque sea a la intemperie y en medio de

la montaña.

Con sus pies deformes como los de un mono (o así es como los percibe el), Gimpei se dedica

a perseguir jovencitas; incluso considera matarlas. Kawabata no embellece su codicia. A pesar

de que fracasa en sus objetivos una y otra vez, y tiene éxito cuando no lo desea, Gimpei nunca

advierte que todas las bellas desconocidas en realidad sustituyen figuras del pasado: la madre

tuberculosa; el padre muerto en circunstancias misteriosas; su prima, reemplazo primigenio de

la madre. Por medio del fluir de la conciencia, descendemos en su obsesión perversa con la

belleza inasible de la juventud y también en sus dolores mas hondos.

Negar la influencia de Occidente en esta obra sería tan simplista como reducirla a una

novela psicológica. Durante los años veinte, Kawabata había sido el fundador, junto a Riichi

Yokomitsu y otros, de una corriente artística denominada Shinkankakusha, la escuela de las

nuevas sensaciones, o nueva corriente percepcionista, cuyo propósito era enfrentar la doctrina

objetivista con armas tradicionales (la áescritura de mujerâ de las cortesanas del año 1000) y

occidentales (el surrealismo y dadaísmo francés o el modernismo anglosajón). Este movimiento

siempre fue de ida y vuelta: recordemos que el impresionismo surge, con el mismo propósito

antirrealista, de los grabados ukiyo-e que empiezan a llegar a Europa tras la apertura de Japón.

El nuevo, pero viejo estilo consistía en la percepción sensorial como base del arte. Este

enfasis en los sentidos domina En el lago: la voz sorprendente de la masajista, el olor de la ropa

sucia del chofer, la cartera de cuero contra la cara, el sake que se escurre por la comisura de la

boca, la jaulita de luciérnagas atada al cinturón de Machie. Pero sobre todo prevalece desde

que Gimpei adquiere conciencia de dos mundos: áEl mundo del chofer era de un cálido rosa y

el de los pasajeros, de un frío azulâ. Esta dicotomía cromática divide toda la obra, desde los

cerezos iluminados por la luz eléctrica hasta el uniforme azul de Hisako, o la presencia

intermedia del purpura o violeta, pero no se deja aprehender con facilidad. .Representara el

rosa el mundo terrenal, y el celeste el de su subjetividad? Por eso el sentido del tobillo

álevemente rojoâ, cuando al final, como al comienzo, se saca los zapatos. Por eso es tan

significativo su nombre: los ideogramas de Gimpei significan plata llana, pulida, pero su

apellido, Momoi, equivale al color del durazno, es decir, el rosa en la terminología japonesa,

antes de la adopción del anglicismo pinku. Ocurre lo mismo con el nombre de otros personajes:

Miyako es la niña del palacio, que se vende a la decrepitud del poder; Machie, la rama, es decir,

el brote, de la ciudad.

En el lago fue publicado en doce entregas y luego como libro a lo largo de 1954. Sin

embargo, desde su reedición, Kawabata elimino la segunda mitad del capitulo 11 y todo el

capitulo 12. Mientras en la version original la trama se cerraba de manera circular, ahora

tenemos un final trunco, pero no por eso menos final. Al concluir de la novela se produce una

catabasis: el descenso a los pasajes subterráneos de la capital. Pero si la obra se puede dividir

en cuatro partes (Gimpei en Karuizawa, Miyako, Gimpei en Ueno y lo que sucede despues), la

verdadera conclusión de la historia esta al final del primer punto de quiebre: áGimpei alzo sus

ojos hacia el bosque oscuro. En el lago de la aldea de su madre, se reflejaba una fogata

nocturna de una orilla distante. Y Gimpei era conducido hacia las llamas nocturnas que se

reflejaban en el aguaâ.

Como ocurre desde La bailarina de Izu, durante la lectura somos testigos de una

purificacion, aunque en este caso no sabemos si efectivamente se llevo a cabo. Al igual que el

ens., el círculo zen de un solo trazo que no llega a completarse, el texto termina por cerrarse

dentro del tiempo del recuerdo sin volver nunca al presente. El shintoismo, la religión

Autóctona, gira en torno a rituales de purificación por intermedio del agua. Los pensamientos

de Gimpei vuelven siempre al lago de su pueblo natal, en la llamada espalda del Japon, la orilla

que mira al continente, y no al océano. Pero a diferencia del mar, el lago se caracteriza por su

agua inmóvil; en el fluir de la conciencia es un agujero negro cuya fuerza gravitatoria todo lo

traga. Dijo Kawabata: áLlega un tiempo en que el fuego se apaga, pero, en cambio, para el agua

no hay tiempoâ.

Al comienzo de la novela, lo primero que hace el protagonista es sacarse la ropa y abandonarla.

áLe pareció que un enjambre de mariposas nocturnas revoloteaba en medio de la niebla cerca

del recipiente de basura. Al detenerse y a punto de volver sobre sus pasos, la plateada visión se

disipo, dejando una luz tenue y azulada entre los pinos que se alzaban sobre su cabezaâ. Pero

luego sabremos que Gimpei y su amigo Nishimura, muerto en el frente, tenían la costumbre de

abandonar los zapatos viejos en la puerta de los burdeles, cuando se escapaban corriendo sin

pagar. . Representa esto una nueva correría, fruto del dinero mal habido, o lo que posibilita un

nuevo comienzo? Digresión fantasmática de posguerra, la profundidad oscura de En el lago

habla cada vez menos del Japón del pasado y cada vez más de nuestro mundo presente.

MARTIN FELIPE CASTAGNET

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