jueves, 10 de junio de 2021

CANTO XVI. DIVINA COMEDIA. ANOTADA. DANTE ALIGHIERI. INFIERNO.

 


[L1]Para algunos comentaristas Dante alude a los luchadores grecorromanos, mas para otros, a las prácticas de los juicios de Dios de la Edad Media En todo caso, la imagen de estos tres nobles florentinos, desnudos y agarrados dando vueltas, no puede ser más humillante para su dignidad.

 [L2]36‑39 Guido VI Guerra fue un nobilísimo capitán de los güelfos florentinos, famoso por su valor y sus hechos de armas; en 1255 fue el general de los güel­fos que derrotaron a los gibelinos de Arezzo, después de haber sido nombrado benefactor de la Iglesia por el pontffice Inocencio IV. Exiliado tras Monteaper­ti, volvió a Florencia en 1267 y murió en 1272. Fue, en efecto, nieto de Gual­drada dei Ravignani, mujer considerada un modelo de virtudes domésticas, pues en ll70 se había negado a dar un beso de bienvenida al emperador Otón IV. Gualdrada era a su vez, lejana parienta de los Alighieri, pues una her­mana suya casó con Alighiero, hijo de Cacciaguida y fue, por tanto, bisabuela de Dante.

 [L3]Tegghiaio Aldobrandi degli Adimari, podestá de Arezzo, y ya muerto en 1267, aconsejó a los florentinos que no atacasen a los sieneses, con lo que hubieran evitado la derrota de Monteaperti.

 [L4]Jacoppo Rusticucci, también güelfo y contemporáneo de los anteriores, debió estar desposado con una mujer de muy mal carácter, que justificaría sus prácticas homosexuales.

 [L5]También Bocaccio habla en el Decamerón (I, 8) de este noble y virtuoso florentino muerto cerca de 1300, y por tanto acabado de llegar al Infierno.

 [L6]La gente de los alrededores de Florencia ha invadido la antigua ciudad, donde se enriquece súbitamente (ver las palabras de Cacciaguida en Paraí­so, XVI).

 [L7]Dante compara la caída del río infemal Flegetonte del séptimo al octavo círculo con la cascada del Montone, río de Romagna, que cae desde el Apenino antes de unirse con el Po, cerca de un gran monasterio benedictino donde de­bería ser recibido por mil monjes, pero que ahora se encuentra despoblado.

 [L8]Esta cuerda que Dante lleva ceñida y con la que pensó vencer a la onza, símbolo de la lujuria, es el cordón que se ceñían los miembros de la orden terce­ra franciscana, es decir, los laicos que, como Dante debió hacer, seguían la regla de San Francisco. Tras haber dejado atrás todos los círculos donde se purga la lujuria, Dante ya no necesita este símbolo de la castidad, y Virgilio la usa para llamar con ella a Gerión, como veremos más adelante.

 [L9]«Comedia» no como título de la obra, sino como descripción genérica en oposición a «Tragedia», pues, como Dante escribe, empieza mal y concluye bien.

CANTO XVI

 

Ya estaba donde el resonar se oía

del agua que caía al otro círculo,

como el que hace la abeja en la colmena;                              3

 

cuando tres sombras juntas se salieron,

corriendo, de una turba que pasaba

bajo la lluvia de la áspera pena.                                            6

 

Hacia nosotros gritando venían:

«Detente quien parece por el traje

ser uno de la patria depravada.»                                           9

 

¡Ah, cuántas llagas vi en aquellos miembros,

viejas y nuevas, de la llama ardidas!

me siento aún dolorido al recordarlo.                                               12

 

A sus gritos mi guía se detuvo;

volvió el rostro hacia mí, y me dijo: « Espera,

pues hay que ser cortés con esta gente.                                15

 

Y si no fuese por el crudo fuego

que este sitio asaetea, te diría

que te apresures tú mejor que ellos.»                                    18

 

Ellos, al detenernos, reemprendieron

su antiguo verso; y cuando ya llegaron,

hacen un corro de sí aquellos tres,                                        21

 

cual desnudos y untados campeones,

acechando a su presa y su ventaja,

antes de que se enzarcen entre ellos;                                    24[L1] 

 

y con la cara vuelta, cada uno

me miraba de modo que al contrario

iba el cuello del pie continuamente.                                      27

 

«Si el horror de este suelo movedizo

vuelve nuestras plegarias despreciables

‑uno empezó‑ y la faz negra y quemada,                              30

 

nuestra fama a tu ánimo suplique

que nos digas quién eres, que los vivos

pies tan seguro en el infierno arrastras.                                 33

 

Éste, de quien me ves pisar las huellas,

aunque desnudo y sin pellejo vaya,

fue de un grado mayor de lo que piensas,                            36[L2] 

 

pues nieto fue de la bella Gualdrada;

se llamó Guido Guerra, y en su vida

mucho obró con su espada y con su juicio.                           39

 

El otro, que tras mí la arena pisa,

es Tegghiaio Aldobrandi, cuya voz                                      41[L3] 

en el mundo debiera agradecerse;                                         42

 

y yo, que en el suplicio voy con ellos,

Jacopo Rusticucci; y fiera esposa                                         44[L4] 

más que otra cosa alguna me condena.»                               45

 

Si hubiera estado a cubierto del fuego,

me hubiera ido detrás de ellos al punto,

y no creo que al guía le importase;                                        48

 

mas me hubiera abrasado, y de ese modo

venció el miedo al deseo que tenía,

pues de abrazarles yo me hallaba ansioso.                            51

 

Luego empecé: «No desprecio, mas pena

en mi interior me causa vuestro estado,

y es tanta que no puedo desprenderla,                                 54

 

desde el momento en que mi guía dijo

palabras, por las cuales yo pensaba

que, como sois, se acercaba tal gente.                                              57

 

De vuestra tierra soy, y desde siempre

vuestras obras y nombres tan honrados,

con afecto he escuchado y retenido.                                    60

 

Dejo la hiel y voy al dulce fruto

que mi guía veraz me ha prometido,

pero antes tengo que llegar al centro.»                                 63

 

«Muy largamente el alma te conduzcan

todavía ‑me dijo aquél‑ tus miembros,

y resplandezca luego tu memoria,                                         66

 

di si el valor y cortesía aún se hallan

en nuestra patria tal como solían,

o si del todo han sido ya expulsados;                                               69

 

que Giuglielmo Borsiere, el cual se duele                             70[L5] 

desde hace poco en nuestro mismo grupo,

con sus palabras mucho nos aflige.»                                     72

 

«Las nuevas gentes, las ganancias súbitas,                           73[L6] 

orgullo y desmesura han generado,

en ti, Florencia, y de ello te lamentas.»                                75

 

Así grité levantando la cara;

y los tres, que esto oyeron por respuesta,

se miraron como ante las verdades.                                      78

 

«Si en otras ocasiones no te cuesta

satisfacer a otros ‑me dijeron‑,

dichoso tú que dices lo que quieres.                                     81

 

Pero si sales de este mundo ciego

y vuelves a mirar los bellos astros,

cuando decir “estuve allí” te plazca,                                     84

 

háblale de nosotros a la gente.»

Rompieron luego el círculo y, huyendo,

alas sus raudas piernas parecían.                                           87

 

Un amén no podría haberse dicho

antes de que ellos se hubiesen perdido;

por lo que el guía quiso que partiésemos.                             90

 

Yo iba detrás, y no avanzamos mucho

cuando el agua sonaba tan de cerca,

que apenas se escuchaban las palabras.                                 93

 

Como aquel río sigue su carrera

primero desde el Veso hacia el levante,

a la vertiente izquierda de Apenino,                                     96[L7] 

 

que Acquaqueta se llama abajo, antes

de que en un hondo lecho se desplome,

y en Forlí ya ese nombre no conserva,                                  99

 

resuena allí sobre San Benedetto,

de la roca cayendo en la cascada

en donde mil debieran recibirle;                                           102

 

así en lo hondo de un despeñadero,

oímos resonar el agua roja,

que el oído ofendía al poco tiempo.                                     105

 

Yo llevaba una cuerda a la cintura                                        106[L8] 

con la que alguna vez hube pensado

cazar la onza de la piel pintada.                                            108

 

Luego de haberme toda desceñido,

como mi guía lo había mandado,

se la entregué recogida en un rollo.                                      111

 

Entonces se volvió hacia la derecha

y, alejándose un trecho de la orilla,

la arrojó al fondo de la escarpadura.                                     114

 

«Alguna novedad ha de venirnos

‑pensaba para mí‑ del nuevo signo,

que el maestro así busca con los ojos.»                                 117

 

iCuán cautos deberían ser los hombres

junto a aquellos que no sólo las obras,

mas por dentro el pensar también conocen!                          120

 

«Pronto ‑dijo‑ verás sobradamente

lo que espero, y en lo que estás pensando:

pronto conviene que tú lo descubras.»                                 123

 

La verdad que parece una mentira

debe el hombre callarse mientras pueda,

porque sin tener culpa se avergüence:                                   126

 

pero callar no puedo; y por las notas,

lector, de esta Comedia, yo te juro,                                      128[L9] 

así no estén de larga gracia llenas,                                        129

 

que vi por aquel oire oscuro y denso

venir nadando arriba una figura,

que asustaría el alma más valiente,                                       132

 

tal como vuelve aquel que va al fondo

a desprender el ancla que se agarra

a escollos y otras cosas que el mar cela,                                135

que el cuerpo extiende y los pies se recoge.


 [L1]Para algunos comentaristas Dante alude a los luchadores grecorromanos, mas para otros, a las prácticas de los juicios de Dios de la Edad Media En todo caso, la imagen de estos tres nobles florentinos, desnudos y agarrados dando vueltas, no puede ser más humillante para su dignidad.

 [L2]36‑39 Guido VI Guerra fue un nobilísimo capitán de los güelfos florentinos, famoso por su valor y sus hechos de armas; en 1255 fue el general de los güel­fos que derrotaron a los gibelinos de Arezzo, después de haber sido nombrado benefactor de la Iglesia por el pontffice Inocencio IV. Exiliado tras Monteaper­ti, volvió a Florencia en 1267 y murió en 1272. Fue, en efecto, nieto de Gual­drada dei Ravignani, mujer considerada un modelo de virtudes domésticas, pues en ll70 se había negado a dar un beso de bienvenida al emperador Otón IV. Gualdrada era a su vez, lejana parienta de los Alighieri, pues una her­mana suya casó con Alighiero, hijo de Cacciaguida y fue, por tanto, bisabuela de Dante.

 [L3]Tegghiaio Aldobrandi degli Adimari, podestá de Arezzo, y ya muerto en 1267, aconsejó a los florentinos que no atacasen a los sieneses, con lo que hubieran evitado la derrota de Monteaperti.

 [L4]Jacoppo Rusticucci, también güelfo y contemporáneo de los anteriores, debió estar desposado con una mujer de muy mal carácter, que justificaría sus prácticas homosexuales.

 [L5]También Bocaccio habla en el Decamerón (I, 8) de este noble y virtuoso florentino muerto cerca de 1300, y por tanto acabado de llegar al Infierno.

 [L6]La gente de los alrededores de Florencia ha invadido la antigua ciudad, donde se enriquece súbitamente (ver las palabras de Cacciaguida en Paraí­so, XVI).

 [L7]Dante compara la caída del río infemal Flegetonte del séptimo al octavo círculo con la cascada del Montone, río de Romagna, que cae desde el Apenino antes de unirse con el Po, cerca de un gran monasterio benedictino donde de­bería ser recibido por mil monjes, pero que ahora se encuentra despoblado.

 [L8]Esta cuerda que Dante lleva ceñida y con la que pensó vencer a la onza, símbolo de la lujuria, es el cordón que se ceñían los miembros de la orden terce­ra franciscana, es decir, los laicos que, como Dante debió hacer, seguían la regla de San Francisco. Tras haber dejado atrás todos los círculos donde se purga la lujuria, Dante ya no necesita este símbolo de la castidad, y Virgilio la usa para llamar con ella a Gerión, como veremos más adelante.

 [L9]«Comedia» no como título de la obra, sino como descripción genérica en oposición a «Tragedia», pues, como Dante escribe, empieza mal y concluye bien.

martes, 8 de junio de 2021

INFIERNO. CANTO XV. DANTE. LA DIVINA COMEDIA. ANOTACIONES.



[L1]El Brenta es el río que riega Padua.

 [L2]Al parecer, territorio del ducado de Carintia, en Austria.

 [L3]Se trata de un grupo de pecadores contra la naturaleza, es decir, de ho­mosexuales que no siguen las leyes naturales de la procreación. Este primer grupo, en el que Dante encontrará a Bruneto Latino, está formado por gente de Iglesia y de letras; en el canto siguiente encontrará un segundo grupo de hom­bres dedicados a la polltica.

 [L4]Bruneto Latino nació en Florencia alrededor de 1210. Perteneció al par­tido güelfo y ocupó importantes cargos políticos, entre ellos el de embajador ante Alfonso X de Castilla, aparte de su dedicación a la tarea filosófica. Exilado en Francia tras la batalla de Monteaperti, escribió allí su libro Tresor en francés. Regresó a Florencia donde debió mantener relaciones cordiales con el joven Dante y murió en 1293, rodeado de prestigio entre sus contemporáneos. Con Bruneto se abre en Florencia la gloriosa sucesión de políticos humanistas, que supieron conciliar la vida de acción con la especulación intelectual, contri­buyendo así a dar gloria a la ciudad. Como vemos por el pasaje, Dante conservaba por él una enorme admiración y cariño. El colocarle a pesar de ello en este círculo de condenados, da cuenta del rígido sistema moral con el que Dante concibe su Comedia.

 [L5]El pueblo de Florencia, que parecía conservar de sus legendarios orígenes fiesolanos la dureza del monte en que esta ciudad está colocada.

 [L6]Güelfos y gibelinos, que se disputarán el apoyo del poeta.

 [L7]Se refiere a las palabras de Ciacco en Infierno, VI, cuya explicación espera obtener de Beatriz.

 [L8]Prisciano de Cesarea fue un gramático latino que enseñó en Constanti­nopla a comienzos del siglo VI, y tuvo una gran influencia en el Medioevo, pero es posible que Dante lo confunda con el hereje Prisciliano, a cuya secta, como a tantas otras, se acusaba de sodomía, o a un Prisciano que enseñó en Bolonia en el siglo XIII, lo cual parece más probable, dado que Dante sólo cita aquí perso­najes contemporáneos.

 [L9]Francesco D'Accorso fue profesor en la universidad de Bolonia y poste­riormente en Oxford, donde fue llamado por Eduardo I, murió en 1293, con una gran fama de jurisconsulto.

 [L10]Andrea dei Mozzi fue obispo de Florencia, de donde fue trasladado por el papa a la sede de Vicenza, sobre el río Bachiglión, donde murió en 1296. Aparte de sodomita, no debió ser un hombre de mucho juicio a juzgar por los antiguos comentaristas.

 [L11]«Il Tessoretto» es un poema didáctico escrito en lengua vulgar, elogiado por Dante; los Livres du tresor; escrito en francés, es una gran enciclopedia de sa­ber medieval.

 [L12]Era una carrera pedestre típica de las fiestas de las ciudades italianas. El «Lienzo verde» era la bandera con que se premiaba al ganador, mientras que el que llegaba el último era premiado con un gallo y un guante.


 

CANTO XV

 

Caminamos por uno de los bordes,

y tan denso es el humo del arroyo,

que del fuego protege agua y orillas.                                    3

 

Tal los flamencos entre Gante y Brujas,

temiendo el viento que en invierno sopla,

a fin de que huya el mar hacen sus diques;                           6

 

y como junto al Brenta los paduanos                                               7[L1] 

por defender sus villas y castillos,

antes que Chiarentana el calor sienta;                                               9[L2] 

 

de igual manera estaban hechos éstos,

sólo que ni tan altos ni tan gruesos,

fuese el que fuese quien los construyera.                              12

 

Ya estábamos tan lejos de la selva

que no podría ver dónde me hallaba,

aunque hacia atrás yo me diera la vuelta,                             15

 

cuando encontramos un tropel de almas                               16[L3] 

que andaban junto al dique, y todas ellas

nos miraban cual suele por la noche                                      18

 

mirarse el uno al otro en luna nueva;

y para vernos fruncían las cejas

como hace el sastre viejo con la aguja.                                 21

 

Examinado así por tal familia,

de uno fui conocido, que agarró

mi túnica y gritó: «¡Qué maravilla!»                                     24

 

y yo, al verme cogido por su mano

fijé la vista en su quemado rostro,

para que, aun abrasado, no impidiera,                                              27

 

su reconocimiento a mi memoria;

e inclinando la mía hacia su cara

respondí: «¿Estáis aquí, señor Brunetto?»                            30[L4] 

 

«Hijo, no te disguste ‑me repuso-

­si Brunetto Latino deja un rato

a su grupo y contigo se detiene.»                                         33

 

Y yo le dije: «Os lo pido gustoso;

y si queréis que yo, con vos me pare,

lo haré si place a aquel con el que ando.»                             36

 

«Hijo ‑repuso‑, aquel de este rebaño

que se para, después cien años yace,

sin defenderse cuando el fuego quema.                               39

 

Camina pues: yo marcharé a tu lado;

y alcanzaré más tarde a mi mesnada,

que va llorando sus eternos males.»                                      42

 

Yo no osaba bajarme del camino

y andar con él; mas gacha la cabeza

tenía como el hombre reverente.                                           45

 

Él comenzó: «¿Qué fortuna o destino

antes de postrer día aquí te trae?

¿y quién es éste que muestra el camino?»                             48

 

Y yo: «Allá arriba, en la vida serena

‑le respondí‑ me perdí por un valle,

antes de que mi edad fuese perfecta.                                               51

 

Lo dejé atrás ayer por la mañana;

éste se apareció cuando a él volvía,

y me lleva al hogar por esta ruta.»                                        54

 

Y él me repuso: «Si sigues tu estrella

glorioso puerto alcanzarás sin falta,

si de la vida hermosa bien me acuerdo;                                57

 

y si no hubiese muerto tan temprano,

viendo que el cielo te es tan favorable,

dado te habría ayuda en la tarea.                                          60

 

Mas aquel pueblo ingrato y malicioso

que desciende de Fiesole de antiguo,                                               62[L5] 

y aún tiene en él del monte y del peñasco,                           63

 

si obras bien ha de hacerse tu contrario:

y es con razón, que entre ásperos serbales

no debe madurar el dulce higo.                                            66

 

Vieja fama en el mundo llama ciegos,

gente es avara, envidiosa y soberbia:

líbrate siempre tú de sus costumbres.                                               69

 

Tanto honor tu fortuna te reserva,

que la una parte y la otra tendrán hambre                             71[L6] 

de ti; mas lejos pon del chivo el pasto.                                 72

 

Las bestias fiesolanas se apacienten

de ellas mismas, y no toquen la planta,

si alguna surge aún entre su estiércol,                                               75

 

en que reviva la simiente santa

de los romanos que quedaron, cuando

hecho fue el nido de tan gran malicia.»                                78

 

«Si pudiera cumplirse mi deseo

aún no estaríais vos ‑le repliqué­-

de la humana natura separado;                                             81

 

que en mi mente está fija y aún me apena,

querida y buena, la paterna imagen

vuestra, cuando en el mundo hora tras hora                         84

 

me enseñabais que el hombre se hace eterno;

y cuánto os lo agradezco, mientras viva,

conviene que en mi lengua se proclame.                               87

 

Lo que narráis de mi carrera escribo,

para hacerlo glosar, junto a otro texto,                                 89[L7] 

si hasta ella llego, a la mujer que sabe.                                  90

 

Sólo quiero que os sea manifiesto

que, con estar tranquila mi conciencia,

me doy, sea cual sea, a la Fortuna.                                       93

 

No es nuevo a mis oídos tal augurio:

mas la Fortuna hace girar su rueda

como gusta, y el labrador su azada.»                                    96

 

Entonces mi maestro la mejilla

derecha volvió atrás, y me miró;

dijo después: «Bien oye el precavido.»                                99

 

Pero yo no dejé de hablar por eso

con ser Brunetto, y pregunto quién son

sus compañeros de más alta fama.                                        102

 

Y él me dijo: «Saber de alguno es bueno;

de los demás será mejor que calle,

que a tantos como son el tiempo es corto.                            105

 

Sabe, en suma, que todos fueron clérigos

y literatos grandes y famosos,

al mundo sucios de un igual pecado.                                    108

 

Prisciano va con esa turba mísera,                                        109[L8] 

y Francesco D'Accorso; y ver con éste,                                110[L9] 

si de tal tiña tuvieses deseo,                                                 111

 

podrás a quien el Siervo de los Siervos

hizo mudar del Arno al Bachiglión,                                      113[L10] 

donde dejó los nervios mal usados.                                      114

 

De otros diría, mas charla y camino

no pueden alargarse, pues ya veo

surgir del arenal un nuevo humo.                                          117

 

Gente viene con la que estar no debo:

mi “Tesoro” te dejo encomendado,                                      119[L11] 

en el que vivo aún, y más no digo.»                                     120

 

Luego se fue, y parecía de aquellos

que el verde lienzo corren en Verona                                   122[L12] 

por el campo; y entre éstos parecía                                       123

de los que ganan, no de los que pierden.


 [L1]El Brenta es el río que riega Padua.

 [L2]Al parecer, territorio del ducado de Carintia, en Austria.

 [L3]Se trata de un grupo de pecadores contra la naturaleza, es decir, de ho­mosexuales que no siguen las leyes naturales de la procreación. Este primer grupo, en el que Dante encontrará a Bruneto Latino, está formado por gente de Iglesia y de letras; en el canto siguiente encontrará un segundo grupo de hom­bres dedicados a la polltica.

 [L4]Bruneto Latino nació en Florencia alrededor de 1210. Perteneció al par­tido güelfo y ocupó importantes cargos políticos, entre ellos el de embajador ante Alfonso X de Castilla, aparte de su dedicación a la tarea filosófica. Exilado en Francia tras la batalla de Monteaperti, escribió allí su libro Tresor en francés. Regresó a Florencia donde debió mantener relaciones cordiales con el joven Dante y murió en 1293, rodeado de prestigio entre sus contemporáneos. Con Bruneto se abre en Florencia la gloriosa sucesión de políticos humanistas, que supieron conciliar la vida de acción con la especulación intelectual, contri­buyendo así a dar gloria a la ciudad. Como vemos por el pasaje, Dante conservaba por él una enorme admiración y cariño. El colocarle a pesar de ello en este círculo de condenados, da cuenta del rígido sistema moral con el que Dante concibe su Comedia.

 [L5]El pueblo de Florencia, que parecía conservar de sus legendarios orígenes fiesolanos la dureza del monte en que esta ciudad está colocada.

 [L6]Güelfos y gibelinos, que se disputarán el apoyo del poeta.

 [L7]Se refiere a las palabras de Ciacco en Infierno, VI, cuya explicación espera obtener de Beatriz.

 [L8]Prisciano de Cesarea fue un gramático latino que enseñó en Constanti­nopla a comienzos del siglo VI, y tuvo una gran influencia en el Medioevo, pero es posible que Dante lo confunda con el hereje Prisciliano, a cuya secta, como a tantas otras, se acusaba de sodomía, o a un Prisciano que enseñó en Bolonia en el siglo XIII, lo cual parece más probable, dado que Dante sólo cita aquí perso­najes contemporáneos.

 [L9]Francesco D'Accorso fue profesor en la universidad de Bolonia y poste­riormente en Oxford, donde fue llamado por Eduardo I, murió en 1293, con una gran fama de jurisconsulto.

 [L10]Andrea dei Mozzi fue obispo de Florencia, de donde fue trasladado por el papa a la sede de Vicenza, sobre el río Bachiglión, donde murió en 1296. Aparte de sodomita, no debió ser un hombre de mucho juicio a juzgar por los antiguos comentaristas.

 [L11]«Il Tessoretto» es un poema didáctico escrito en lengua vulgar, elogiado por Dante; los Livres du tresor; escrito en francés, es una gran enciclopedia de sa­ber medieval.

 [L12]Era una carrera pedestre típica de las fiestas de las ciudades italianas. El «Lienzo verde» era la bandera con que se premiaba al ganador, mientras que el que llegaba el último era premiado con un gallo y un guante.


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