miércoles, 18 de septiembre de 2013

JUAN BAÑUELOS. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 2002. POESÍA. POEMARIO: A PASO DE HIERBA.

JUAN BAÑUELOS
Juan Bañuelos es una de las voces más poderosas de la poesía en lengua castellana. Bienvenida esta reunión de su obra, que es conversión del mundo a claridad. Juan Bañuelos no es un literato adobado en tinta y de tintero. Es un poeta y sabe que "las palabras son hijas de la vida". Su voz se instala en la historia, http://www.jornada.unam.mx/2001/02/10/banuelos.htmlpero no de cualquier manera: él oye el habla de las cosas y está atravesado por el tiempo de todos. No sólo el de hoy. Este chiapaneco recorre la realidad con ojos antiguos muy presentes y provoca el encuentro de misterios. "El misterio imita al hombre", dijo. Su palabra abraza a la Naturaleza para volverla infancia y devolverla al lugar que nadie puede escupir. Aquí asoma el prodigio: Bañuelos funde su mito personal con los mitos colectivos del pasado y en su materia irreductible encuentra brillos de futuro. Es, como quiso, agua para todos que nunca se agota. Sus imágenes tienen cara de recién sacadas de la tierra. Viven en estado constante de admiración, asombro y estupor. Estremece estas páginas una atención ética a "las luchas de los hombres y las batallas del espíritu" y, sobre todo, al enigma humano. Juan Bañuelos no va al pueblo, es pueblo desde allí, desde su humildad y su fulgor, desde la explotación, el hambre, la pobreza. De todo Juan sabe extraer belleza y esperanza, y esto es un milagro. Lo verdaderamente milagroso de los milagros, avisó Chesterton, es que a veces se producen. En Bañuelos todo se vuelve otro y jamás despide el olor a moho de la costumbre poética. No mira lunas fósiles. En su poesía estallan viejas cóleras y sufrimientos de un pasado que presenta facturas todavía sin pagar. En la contradicción de esa no contemporaneidad con el presente que no la resuelve, Bañuelos avizora cargas de porvenir. Y no hay distancias entre tal saber memorizado y los territorios de la infancia, porque ni el uno ni los otros aceptan la injusticia. Toda injusticia mutila al niño de los hombres. La poesía de Bañuelos no sólo ocupa la unidad de los contrarios: también ciñe la unidad de la unidad y los contrarios. Su palabra es joven, clara, vivida, y corrige lo que pasó. El dueño de esa palabra habrá nacido en 1932, pero tiene más de cinco siglos en su edad. "Con los que no conozco ni me conocen, caigo", dijo. Y cumple con su propósito de tiempo: abarcar todas las épocas.
 
Juan Gelman

 
 
JUAN BAÑUELOS
EL SONIDO DE LA HIERBA
Luis Hernández Navarro
 
 
EL PREMIO CHIAPAS
 
Fue un escándalo, un desafío. O, si se quiere, una jugarreta del destino.
Es la historia del poeta que, fiel a su pasado y a su futuro, desafió al general que era gobernador. En 1984, Juan Bañuelos recibió el Premio Chiapas. Gobernaba entonces el general Absalón Castellanos Domínguez, quien, diez años más tarde, sería secuestrado por el EZLN y castigado con la pena de obtener su libertad a manos de aquéllos a los que había humillado y oprimido. Hombre de horca y cuchillo, ordenó, apenas diez días antes de la ceremonia de entrega del premio, un operativo policiaco en contra de la comunidad irónicamente llamada El Paraíso, en el municipio de Venustiano Carranza, que había tenido como saldo el asesinato de 30 indígenas. El poeta dudó. No sabía si admitir o renunciar al reconocimiento a su obra. Pensó rechazarlo. Sus hijos lo convencieron y decidió aceptarlo. Como su padre había sido amigo del gobernador preparó dos discursos distintos para la ceremonia. Si el mandatario hablaba bien de su familia se limitaría a darle las gracias al jefe de Gobierno; si se ponía grosero, denunciaría la matanza. El día de la ceremonia se fue a echar unos tragos. Presuroso, llegó a su hotel y recogió los dos escritos preparados para la ocasión. Ante un teatro lleno de empleados públicos, Absalón habló bien del papá del vate, pero criticó a los maestros del estado por hacer una huelga. "Este es el ejemplo para tantos maestros que andan por ahí de revoltosos --dijo. Deberían seguir lo que hace este gran poeta alumno de Rosario Castellanos...". La puerta del teatro se abrió. Samuel Ruiz, obispo de San Cristóbal, entró. Bañuelos no lo conocía personalmente, pero al verlo supo que le iba a dar el premio para que esos 30 millones de pesos fueran entregados a las viudas y a los huérfanos de la matanza. Cuando llegó el momento de hablar, el homenajeado sacó el discurso para agradecer las palabras del gobernador. Resultó ser la denuncia. Guardó el documento. Sacó un nuevo escrito. Era también la denuncia. Había llevado dos copias del mismo documento. Se dijo entonces a sí mismo: "La suerte está echada". Cuando comenzó a leer el texto, el gobernador se indignó. "Oiga usted --afirmó el general al subsecretario de Educación--, éste es un malagradecido, le estamos dando un premio importantísimo". El funcionario lo interrumpió: "No, señor, lo que está haciendo el poeta es una cuestión de tipo cultural: está cediendo el premio a los huérfanos y a las viudas". De pie, el auditorio ovacionó a Bañuelos durante largos minutos. Una década después, Samuel Ruiz lo invitaría a formar parte de la Conai por ese gesto.
 
SER HIERBA
 
Ni el premio ni la actitud fueron una casualidad. Aunque Juan Bañuelos nació en una tierra (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 6 de octubre de 1932) en la que --según él mismo ha dicho-- "hay más poetas que árboles", ha ejercido su oficio con tenacidad, disciplina y talento. Y, a pesar de que nunca ha sido político ni ha militado en partido alguno, siempre ha defendido las causas en las que cree. Andrés Fábregas, exiliado español, desempeñó un papel clave en su formación preparatoria. Lo mismo lo introdujo en la lectura de los clásicos que le prestó libros y, ya borrachos, lo llevó a un célebre lugar non sancto de Tuxtla Gutiérrez: La Chusita. Irónicamente, aunque se formó en la poesía declamatoria, que tanto daño hizo a los políticos que la confundían con la oratoria, Bañuelos llegó a la poesía en forma cuando ésta no debía decirse en voz alta. con octavioEn contra de la opinión de su padre, con una modesta beca y un pasaje llegó a México a estudiar Derecho. Durante meses se alimentó en un comedor público de las calles de El Carmen, en el centro, al lado de indigentes. En los primeros días de su estancia en la capital unos invidentes tropezaron con él derramándole su sopa de pescado en la ropa. A partir de ese día y durante meses su saco olió indistintamente a pescado y a gasolina. La generosidad de la administradora del comedor, vieja conocida de los días de Chiapas y cuya belleza le provocaba abrir la boca de chamaco, le permitió sortear la precariedad económica. Ya como estudiante de Derecho en la ciudad de México, Rosario Castellanos se hizo cargo de su formación literaria. Saliendo de la facultad, Bañuelos la visitaba en San Angel. Ella era una experta en la historia de la literatura mexicana, gran conocedora de Sor Juana y de la poesía contemporánea. Juntos analizaron la obra de Valery. La autora de Oficio de tinieblas lo recomendó con Jaime Sabines. El lo tomó como alumno. "Déjemelo a mí --le dijo a su paisana--, no vaya a resultar mampo". Jaime lo esperaba a las tres de la tarde para comer y echar unos tragos de ron Cortés. Juan Bañuelos fue, al igual que muchos otros personajes relevantes de su generación, integrante del grupo Medio Siglo de la Facultad de Derecho. Allí publicó su primer poema: La calle. Conoció también a Raúl Ortiz y a Sergio Pitol, amistades que le dieron una visión cosmopolita. Encontró que la literatura no terminaba en Cuautitlán. A los 14 años descubrió a Saint-John Perse. Lector curioso y voraz, un autor lo condujo a otro. Cuando vio que detrás de Eliot está Shakespeare, leyó a Shakespeare; al descubrir que detrás de Claudel se encontraba Dante, se volcó en la obra de Dante y después sobre la de Lucrecio. Bardo solitario, a pesar de tener muchos amigos, siente que apenas ha nacido. Fueron muchos años los que tomó su formación. Su obra ha sido un parto doloroso. Estudiante aventajado de geografía, su trabajo parece ser, en ocasiones, una cartografía trazada con la convicción de que un poema no es menos real que la realidad. Estudioso de la métrica, sigue escuelas diversas. Lejos de buscar temas --dice-- éstos lo encuentran. Con el poeta Martínez Rivas, uno de los más importante escritores de Nicaragua, y de quien Juan reconoce una importante influencia. Un largo día de farra se presentó en la oficina del director de la revista Poesía de América para darle a conocer su trabajo. Publicó allí su segundo poema. Conoció entonces al poeta catalán Agustí Bartra, quien lo animó a seguir escribiendo. Bañuelos lo presentó con el grupo, que después sería conocido como La Espiga Amotinada, en honor a su primer libro, publicado, en mucho, gracias a la generosidad de Bartra. Sus cinco autores fueron acusados de "manchar la poesía" de pasión social e intereses políticos. Las lecturas lo absorbieron. Su vocabulario creció. Conoció a Luis Cernuda en México. A Huidobro y a Neruda los encontró después. Cuando descubrió a César Vallejo se dijo: éste habla igual que los indios de Chiapas. En 1968, al poco tiempo de que Octavio Paz advirtiera que su poesía "es poderosa pero su peligro no es la dispersión sino el ruido: la retórica de la fuerza", recibió el Premio Nacional de Poesía. Fue --dice el chiapaneco-- de las pocas veces que contradije a Paz y tuve razón... Su primer empleo fue como corrector de estilo en editorial Novaro. Allí se hizo experto en La pequeña Lulú y Batman, y dio trabajo a compañeros suyos de otros países. Es curioso, pero muchos de sus mejores amigos han sido regularmente extranjeros. Con ellos se iba a una cantina llamada El Golfo de México a beber y a platicar sobre las tragedias de sus países. En Novaro, Aurelio Garzón del Camino, traductor de Balzac, le enseñó el castellano, señalándole los defectos en los que incurría por usar el español del vencido. Además se preocupó por su formación gastronómica: con frecuencia lo invitaba a comer y a tomar buenos vinos. Fue ascendido a jefe, pero no por mucho tiempo: lo bajaron rápidamente de categoría porque lo primero que hizo fue subirle el sueldo a sus empleados. Es que, dice él, había grandes conocedores de latín que trabajaban mucho, pero ganaban el salario mínimo. Cuando la editorial lo liquidó se esforzó en conocer el mundo. En 1978 recibió una invitación para viajar a Baja California y de allí saltó a San Francisco. En esa ciudad se reunió con el mundo beat de la librería City Lights Books, donde hizo buenos amigos. Un poeta de ese grupo de apellido Lamantia lo tradujo al inglés. Nueve años más tarde, en 1987, después de ser nombrado huésped distinguido por las autoridades de Sicilia, viajó por Italia, Grecia y Turquía leyendo poemas y dictando conferencias. Allí recobró la pasión por las raíces y los mitos.
 
MARCIANO CULEBRO ESCANDON
 
A los diez años de edad Juan Bañuelos estuvo a punto de conocer la selva. No llegó hasta allá. En cambio descubrió la discriminación a los indios. Su padre, mecánico de oficio, fue contratado para reparar la maquinaria procesadora de café que don Marciano Culebro Escandón tenía en su finca por los rumbos de San Quintín. Don Marciano Culebro Escandón tenía, según el poeta, unas cejas y una mirada como de diablo. Su tez era blanca con chapas coloradas y caminaba con grandes dificultades. El finquero tenía los dedos de los pies juntos. Sus padres, que eran primos hermanos, se casaron y procrearon un hijo y una hija con malformaciones genéticas. elsub OKPadre e hijo llegaron a San Cristóbal de las Casas provenientes de Tuxtla Gutiérrez, como a las seis de la tarde. Hacía un frío endemoniado. Tenían que salir al día siguiente, a lomo de mula, a las cuatro de la mañana. Estaban allí los arrieros y los peones de don Marciano que fueron a comer tamales y atole. Cuando regresaron, el finquero vio que algunos de ellos se iban de lado y comenzó a insultarlos. Les dijo: ya fueron a tomar, tales por cuales. Le respondieron: fuimos a tomar, patroncito, un poquito de posh, porque hace mucho frío. Es que no basta el atole. Entonces, con su fuete en la mano, los llamó por su nombre. --¿No les dije que no fueran a tomar nada? --los recriminó enérgicamente--. Tenemos que salir a las cuatro de la mañana. De seguro traen otra botella para seguir tomando. ¿No les dije que no tomaran...? Comenzó entonces a golpearles el rostro con el fuete. El padre del escritor, antes de que pegara al tercero intentó detenerlo: don Marciano, eso no se hace. Son seres humanos. El hacendado le respondió: maestro, usted a lo suyo. Porque usted dice que son seres humanos... Pero eso es lo que usted cree. Allí terminó el viaje.
 
AMOR A PRIMERA VISTA
 
Recién llegado de Chiapas, Juan Bañuelos fue a una librería de viejo cercana a la Alameda. Los granaderos llegaron y arremetieron contra todo el mundo, el poeta incluido. Eran días de lucha sindical de ferrocarrileros, maestros y telegrafistas; también de represión. Demetrio Vallejo y Othón Salazar representaban la dignidad y la esperanza. El estudiante chiapaneco aprendió la lección sobre el país en que vivía. Figura clave de la vida intelectual y la izquierda mexicana, José Revueltas tuvo, en muchos sentidos, una gran influencia en la formación de Bañuelos como disidente. La expulsión del autor de Los días terrenales del Partido Comunista le dio idea de lo que podía ser un dogma y lo hizo desistir de militar en las filas del partido. En 1960 intentó participar en una huelga de hambre para exigir la libertad de los presos políticos organizada por Juan de la Cabada y el mismo Revueltas. El duranguense envió a Bañuelos al lado de su padre moribundo. Sus amigos de la Liga Espartaco pensaban, sin embargo, que el bardo no tenía remedio. De alguna forma siempre se las ideaba para salir en las páginas de sociales de la prensa nacional. En una ocasión en que lo juzgaron por tener desviaciones pequeño burgesas, Revueltas, entrado en copas, lo defendió: --Ya déjenlo en paz --dijo--, ¿es o no compañero? ¿Es o no buen poeta? Terminó proponiendo que fuera espía del proletariado dentro de la burguesía. Siguieron en el país las luchas sociales. Campesinos, médicos y estudiantes tomaron tierras y calles. De ellas abrevó Bañuelos y con ellas fijó señas de identidad y mapas. Los estudiantes del 68 declamaban sus poesías y las utilizaban como consignas. Ese año, a bordo de un camión se encontró con un verso suyo pintado en una barda de las calles de Reforma. Pensó que la policía iba a ir por él. Vendrían después la guerra sucia y los desaparecidos; las revoluciones centroamericanas y el trueno zapatista. A todas ellas las acompañó y recreó Juan. De todas ellas tomó inspiración y aliento. Cuando se divorció, después del 68, se encontró con lo inverosímil. En la demanda legal fue acusado de no tener principios cristianos y de que en su casa se juntaban puros comunistas para echar abajo el gobierno. Crítico del totalitarismo de la usura y promotor de la política como humanismo, encontró en el levantamiento indígena de 1994 la esperanza. Integrante de la Conai y figura relevante de las iniciativas ciudadanas por encontrar una salida justa al conflicto, Bañuelos asegura que lo mejor que le ha pasado en su vida es volver a Chiapas, ser uno de los promotores por una paz digna y que se reconozcan los derechos de los indígenas; conocer a los indios más profundamente, ser partícipe de sus demandas. JUAN  BA„UELOS-5La emergencia de los pueblos originarios no es en él un descubrimiento. Varios años antes del 94, después de una crisis personal, comenzó a estudiar etnología y arqueología en un retorno a los orígenes que le dió fuerza. Su contacto directo con la riqueza cultural grecolatina lo llevó a concluir que necesitaba hacer un viaje a las profundidades del país. Recobró entonces el contacto con el mundo indio que había conocido desde su niñez y alimentó su obra con él. Ese renacimiento fue, sin embargo, doloroso. En una de las primeras reuniones hechas en Chiapas días después de la insurrección por un grupo reunido alrededor del obispo Samuel Ruiz y de don Pablo González Casanova con el objetivo de que distintos representantes indígenas expusieran sus problemas, Bañuelos se impresionó mucho con las quejas que escuchó. De repente, cuenta él, "se paró un joven y le preguntamos: ¿cuál es su problema?, ¿de qué comunidad viene? No, mi problema --dice-- es que no sé quién soy. No sé quién soy ni quienes fueron mis antepasados. ¿De qué etnia es usted? Yo soy zoque, pero ya desaparecieron mis abuelos. Ya todo mundo está trabajando. Yo sufro. Yo trabajo en la hacienda y sufro mucha discriminación. Se burlan mucho de mí. Estudié para cuestiones administrativas, pero yo quiero saber de dónde vengo". El poeta se conmovió profundamente ante el relato de un hombre que se había perdido, que no sabía de dónde venía. Como poeta, dice de sí mismo, ha crecido como la hierba sin nombre. Testigo de los pasos de los habitantes, se ha secado muchas veces. Y, terco, ha vuelto a crecer. Como hombre ha vivido indignándose con los Marciano Culebro Escandón del mundo, doliéndose de los presos políticos y los desaparecidos de la guerra sucia, lamentando a los hombres que se pierden a sí mismos, pero, también, ha saludado con júbilo los ¡Ya basta! que de cuando en cuando se dejan oír en territorio nacional y donando su Premio Chiapas a las víctimas de los atropellos gubernamentales. Al igual que Faulkner, Juan Bañuelos cree que es privilegio del escritor ayudar a que el hombre resista. Su libro El traje que vestí mañana es testimonio de esa resistencia construida con oficio, sensibilidad y sabiduría; es material vivo del esfuerzo para que, desde la poesía, lo profundamente humano prevalezca


 

MARIO BELLATIN. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 2001. NOVELA. TÍTULO: "FLORES".

 
 
 
Semblanza: nos hemos encontrado este interesante artículo del ganador del premio
Xavier Villaurrutia 2001. Espero a todos los amigos puedan disfrutarlo.
Fuente:http://www.elcoloquiodelosperros.net/numerobellatin/bemay.HTML
 
Mario Bellatin:
el beneficio de la nada




Mayra Luna
 
 
     El libro en blanco
     Quién está en busca de diversión no debe elegir una novela de Mario Bellatin. Mientras la mayoría de la ficción apela al lector mediante estrategias atávicas, la obra de Bellatin lo repele. Su lenguaje es parco, carece de suspenso y de una trama envolvente que intente atrapar la subjetividad de quien lee: sus inicios, sus desarrollos, sus finales —si es que puede nombrarse de ese modo a la conclusión de sus obras—, se reducen al describir; son descripciones de las formas de vida que acaecen en mundos enrarecidos, acaso inverosímiles:
     Revisando un cuaderno de ejercicios, cierto profesor de Antonio encontró algunas indicaciones sobre la forma correcta de enterrar a un niño. Los apuntes hablaban de las flores adecuadas, de la necesidad de tener cerca los objetos amados y de las oraciones que sirven para acompañar los velorios. El profesor leyó la afirmación de que así como los niños tienen las obligación de obedecer y cumplir con los deberes, así también están forzados a entregar a sus padres sus cuerpos muertos. (1)

El beneficio de la nada © Mario Bellatin
El beneficio de la nada © Mario Bellatin

     En un texto que se inicia así, todo está dado. Puede existir por sí mismo sin necesidad de un desarrollo posterior. No requiere al lector que continúe con el texto para una mejor comprensión. No sugiere una continuidad. ¿Qué mantiene entonces la curiosidad? La promesa de suspenso. Se aguarda, eso que Milorad Pavic llama la zanahoria que debe darse a un lector que, como un buen caballo, se ha comportado tal como se esperaba. Pero Bellatin no da ninguna recompensa. Sus textos tampoco la prometen, ¿qué sucede entonces con el lector que durante siglos ha sido entrenado para recibir? El autor de El gran vidrio sabe de esa espera, pero le da con la puerta en las narices. Sólo que, al cerrar esa puerta, es posible observar que ésta tiene suspendido un espejo. En él, el lector puede mirar reflejada su imagen; la absurda imagen del hombre que espera.      Elegir la descripción de procedimientos por encima de las acciones, tiene como finalidad, según Bertolt Brecht «el descubrimiento (alienación) de las condiciones mediante la interrupción de sucesos». Respecto a esta afirmación de Brecht, Walter Benjamin explica que, cuando interrumpimos la consecución de sucesos, irrumpimos en el mundo de las condiciones de vida, observando a distancia y con ojos de extraño los procedimientos habituales de los que se compone cierta existencia. (2)     El problema de la mera narración de sucesos es que refieren al lector a condiciones similares a las de su experiencia de vida. La similitud produce empatía con el texto. Cuando esta empatía es conseguida, el autor-complaciente puede guiar las emociones del lector. Lo obtiene mediante la identificación del lector con la historia que se le narra. Un autor de este tipo desea agradar. Agradando, obtiene el agradecimiento de su lector, pues le ha permitido olvidarse de sí mismo por unos instantes. Los lectores-agradecidos hacen cosas por su autor-complaciente: le dan un “nombre”, lo colocan en el canon, lo entronizan. Así se garantiza la continua producción de obras que permiten «olvidarse del mundo» (o de las propias emociones), involucrándose e identificándose con el texto. Obras que son di-versión para el lector.     Bellatin no ofrece este paraíso de remanso. Sus narraciones distanciadas, con lenguaje quirúrgico, provocan en quien las lee menos emociones que un libro de medicina. Y la lectura resulta insoportable cuando, después de un rato de fingir identificación (3), el lector toma conciencia de que son sus propias emociones las que se los confrontan, pues el autor ha tenido la maestría suficiente para no despertar en él la más mínima empatía. Entonces, lo que se deseaba fuese una di-versión, se convierte en una in-versión, volviendo al lector hacia sí mismo, al contacto real con sus emociones que nada tienen que ver con el texto que tiene entre sus manos."Flores" de Mario Bellatin     Esta negación de la identificación característica de la obra de Bellatin, genera que el lector presencie algo ajeno a sí; por lo tanto, produce una toma de conciencia mayor que la de obras que, en un intento pobre de aconsejar directamente al lector, lo distancian aún más de su presente inmediato a través de la identificación, o de la provocación de una mera catarsis. Mediante el uso de la identificación, las obras se vuelven diversión: el apartamiento del individuo de su entorno y de sí mismo. Al fundirse en un mundo ficticio que demanda su atención total para funcionar adecuadamente (4), el mundo disfuncional (el que supuestamente busca intervenir el texto) se queda sin él.     Contrariamente, el autor de El jardín de la señora Murakami (2000), al no brindar  posibilidad de la identificación, empuja al lector hacia la realidad de sí mismo: el sitio donde se gestan los verdaderos sucesos. Estado que solo puede percibirse mediante las propias emociones.     Así, un Bellatin supuestamente apolítico, utiliza las ideas de Brecht (autor explícitamente marxista) para construir sus textos (5), produciendo obras (implícitamente) más politizadas y críticas que aquellas que lo hacen frontalmente.     Bertolt Brecht nos dice al respecto:
     Solo una reacción contraria de esta índole —que arranca al espectador de su trance de identificación, y solo puede producirse si se rompe el hechizo sugestivo del escenario— tiene justificación desde el punto de vista social, en una época como la nuestra. (6)
     Y la época de Brecht se extiende hasta la nuestra, pues la diversión y la consiguiente identificación continúa siendo el arma principal utilizada para evitar la toma de conciencia de la realidad inmediata; sin embargo, como afirma Brecht: «no es posible la identificación con seres alterables, con hechos evitables, con padecimientos innecesarios». Desde esta perspectiva, Bellatin nos impide di-vertirnos, para in-vertir en nuestro presente.
 
     No dibujar: borrar
     Si tal o cual elemento aparece desdibujado, solo hay que desdibujar todos los demás elementos y mantenerse dentro de esa tónica para que el conjunto se salve.
Bertolt Brecht
     Aparte de negarnos la posibilidad de emociones ficticias, Bellatin también nos niega la posibilidad de conocer. Incluso de imaginar.     Al elaborar textos eminentemente descriptivos, tipo reportajes apócrifos en los que se “informan” detalladamente las costumbres de mundos extraños, el autor intenta que quien lea su obra termine apoderándose de nada. Esto lo consigue desdibujando sus personajes, en los cuales, cada característica añadida disminuye la posibilidad de elaborar una idea clara acerca de ellos:
     ...ocurrió cuando Jacobo Pliniak, al sumergirse al lago para llevar a cabo las abluciones rituales que efectuaba cada mañana, regresó a la superficie convertido en su propia hija. Pero no en la niña que hasta ahora se ha conocido, sino en una anciana de más de ochenta años de edad. (7)
     Estas técnicas derriban la necesidad de mantener una identidad fija. O una idea coherente de la personalidad o de la cronología. El objetivo es convertir en fragmentos a todos los elementos de la narración, fragmentos tan disímiles que nunca puedan embonar uno con otro de la manera en que embonarían en el espacio-tiempo familiar para el lector.     Y para volver el texto aún más inasible, Bellatin utiliza imágenes. Shiki Nagaoka: una nariz de ficción, Perros héroes y Jacobo el mutante funcionan a la manera del cine: apagando la imaginación del espectador, limitándolo a visualizar únicamente las imágenes que se muestran en pantalla. Pero la intención trasciende los efectos de la cinematografía, pues de quedarse ahí, el lector podría fácilmente envolverse en las imágenes; la finalidad de Bellatin es que la fotografía lo lance fuera.      ¿Cómo logra eso?     La obra se dirige a un lector inteligente del que se espera que posea los códigos para identificar la mayoría de los registros apócrifos en los textos (citas, personajes históricos, referencia a libros, a traducciones, a costumbres). De igual modo, identificará la artificialidad de las imágenes, de modo que, en vez de que éstas formen un continuo con el texto y contribuyan a reafirmar la veracidad de lo que se dice, reafirman la ficción, mostrando al lector lo que hay tras bambalinas, el behind the scenes, para repetirle una y otra vez que entre sus manos no hay una historia, sino una construcción.
 
Un lector incrédulo © Mario Bellatin
Un lector incrédulo © Mario Bellatin
 
     Revelaciones para la incredulidad
     Bellatin incluye en su escritura elementos básicos de la posmodernidad, pero los utiliza siempre encaminados a la interrupción y el distanciamiento. Sus novelas se desarrollan en espacios y tiempos indeterminados y son totalmente autorreferenciales; utiliza elementos apócrifos a la usanza borgeana, y elementos (pseudo)autobiográficos (por ejemplo, las alusiones a la prótesis que lleva en su brazo derecho) que funcionan para perder la credibilidad del lector. Mas, ¿existe una ficción sin autobiografía? ¿O una autobiografía sin ficción?
     Mi madre no me ha pedido que me ponga la pijama ni que me despoje del brazo ortopédico. El brazo, se llama. Colócate el brazo, quítate el brazo, ¿dónde has dejado el brazo? No asustes a los niños con el brazo. En efecto, a partir del mal uso del aparato ortopédico cada vez me invitan menos a las fiestas infantiles. (8)
     Este juego con lo autobiográfico-corporal lo ejercita en la mayoría de sus novelas. Los personajes poseen narices exageradas, testículos enormes, prótesis en las extremidades, cuerpos inmóviles o malformados que atraen y rechazan al lector. Bellatin mismo habla de los personajes defectuosos en las historias “anónimas” que anexa al final de Shiki Nagaoka:
     En el hombre conviven dos sentimientos opuestos. No hay nadie, por ejemplo, que ante la desgracia del prójimo no sienta compasión. Pero si esa misma persona consigue superar esa desgracia, ya no nos emociona mayormente. Exagerando, nos tienta a hacerla caer de nuevo en su anterior estado. Y sin darnos cuenta sentimos cierta hostilidad hacia ella. Lo que Naigu sintió en la actitud de todos ellos fue, aunque él no lo supiera con exactitud, precisamente ese egoísmo del observador ajeno ante la desgracia del prójimo. (9)
     Esta atracción-repulsión asegura la lectura y evita la inmersión. Bellatin lo declara explícitamente cuando en La escuela del dolor humano de Sechuán dice: «Desde cierta perspectiva, se trata de una mujer que mira desde afuera hacia fuera» (p. 30). Una visión de ese tipo evita la posibilidad de contacto, pues ninguna de las partes se comunica desde lo interno. Estas superficies externas en las que se trastoca el lenguaje son los cuerpos deformes, la corporeidad como instrumento de repelencia.
 
     Un místico lingüístico
     En la novela de La escuela del dolor humano de Sechuán, Bellatin nos informa acerca de la costumbres de una sociedad en la que solamente es permitido un hijo varón por cada familia. En caso de que haya un segundo, es necesario que la madre lo lleve a los baños públicos para que las demás usuarias lo capen. En el caso de un tercero, se procede a conducirlo a la plaza para que una mujer designada para ello lo ahogue ante la mirada de los ciudadanos."El jardín de la señora Murakami" de Mario Bellatin     La referencia a Gertrude Stein (un niño es un niño es un niño) se trastoca cuando Bellatin la reinventa atribuyéndole significados. Mientras que en la frase original (una rosa es una rosa es una rosa) la rosa se va develando y transformándose, adquiriendo distintos significados por su repetición; el autor de Canon perpetuo nos revela anticipadamente los significados de las transformaciones del niño, de modo que, frente a esta frase, evitemos la necesidad de interpretar y simplemente la repitamos. Se nos transmite información (la explicación se incluye anulando la interpretación) y no experiencias.     No es casualidad que en las narraciones de Bellatin los temas religiosos abunden. Referencias al judaísmo, budismo, sufismo, religiones híbridas y rituales japoneses se encuentran en casi la totalidad de su obra. El uso del lenguaje repetitivo en las prácticas religiosas tiene un objetivo bien establecido; existe en el rosario del catolicismo, en el mantra del budismo, e incluso en cierto tipo de música electrónica. Se emplea como instrumento para la meditación, al utilizar las palabras como pantalla que bloquea las distracciones y permite ir hacia un estado alterado de conciencia.     En este sentido las narraciones de Bellatin apelan a lo místico. El objetivo de las repeticiones es lograr el aburrimiento y, como afirma Benjamin: «Si el sueño es el apogeo de la relajación física, el aburrimiento es el apogeo de la relajación mental» (10). Lograr el aburrimiento e impedir una di-versión del sujeto. La lectura de frases que no pueden ser interpretadas desvía la atención de sí mismas o de su posible contenido. La lectura se vuelve un puente que conduce hacia quien lee.     El lector no queda atrapado en la historia, pues no hay tal. Tampoco en el contenido de lo que se describe: apócrifo e irrelevante. Este se mantiene en el ritmo, en la superficialidad de los significantes, en las páginas que avanza sin realmente leer:
     Los recluidos desaparecen en la penumbra. Antes le aseguran al Universal que no cabe la posibilidad de un error. Han mezclado la sangre de los tres. Al verlos correr, el perro da un brinco. Quiere perseguirlos. Emite un par de gemidos antes de callar nuevamente. El Universal mira la huella que la aguja le ha dejado en el brazo. Después de repasar los dedos sobre el punto escogido, espanta al perro y se viste con lentitud. Se demora al ponerse las botas. Luego recoge la jeringa abandonada en el suelo y con un movimiento brusco la arroja al otro lado. (11)
     Esta lectura mántrica tiene el ritmo del tiempo interno del texto, que es presente continuo.      Este enfoque permite volcar la definición de Bellatin como aquel un autor de textos supuestamente informativos, carentes de reflexiones, sin propuestas o aportaciones más allá de la mera experimentación literaria, a la de un creador con altas habilidades en el manejo del lenguaje, quien las utiliza secretamente como agentes de cambio desde lo individual (inversión) y como medios para un sutil regreso hacia la experiencia mística como práctica esencial para el desarrollo personal.      Enfermedades y mutaciones. Animales y médicos. Rituales religiosos ficticios y costumbres apócrifas. Extranjeros y genealogías que saltan entre las novelas. El mundo descrito en la obra de Mario Bellatin apela más al arte visual que a la literatura. Ya sea un jardín japonés, un salón de belleza, la liebre muerta de Joseph Beuys, o El gran vidrio de Duchamp, el autor describe sus escenarios a partir de imágenes fijas, tal como sucede en la meditación. Por ello, en su obra la narración es un elemento que se desdibuja. No estamos ante un narrador. Mario Bellatin es un descriptor. Un extraño asceta lingüístico contemporáneo.
 
     Notas finales sobre el vacío
     Hacer una lectura de la obra de Mario Bellatin equivale a dejar de lado los elementos reconocibles de la narrativa —tales como la identificación o la emotividad— para adentrarse en los desconocibles. Mientras la mayoría de la ficción en nuestro idioma apela al lector mediante estrategias atávicas, la obra de Bellatin, lo repele. Es partiendo de la repelencia desde donde inicia la lectura de la obra de este escritor.
     Trastocar los bordes es propio de quien habita las fronteras. La presencia de las fronteras es evidente en la obra de este autor. Las fronteras de la lógica, de la cordura, de lo verosímil, de la crueldad. Una escritura que produce asombro es aquella que osa transgredir los límites que la seguridad ha impuesto. Caminar en los bordes no es garantía de éxito, sino de rechazo. Cruzar la frontera es un riesgo. Desde sus primeras “novelas” Mario Bellatin se constituyó un escritor fronterizo. Solo que, mediante quirúrgicas estrategias, consiguió ir más allá de la marginalidad que de inicio suponen las fronteras. Rompiendo así otra convención: la del escritor experimental desconocido. ¿Para qué se vive en una frontera si no es para cruzarla?
     «¿Cuándo he sido más feliz?, me pregunto. Puedo contestar que nunca. Ni siquiera la vez que vi a toda una camada de ratas domésticas jugar con sus ruedas y sus columpios como si estuvieran disfrutando de un parque de diversiones. El piso de la jaula estaba recubierto de aserrín. Los animales tenían la edad perfecta. Y eran totalmente míos».
La jornada de la mona y el paciente, Mario Bellatin
 
Trastocar los bordes © Mario Bellatin
Trastocar los bordes © Mario Bellatin

     Borges afirmaba que un buen escritor crea a sus precursores. Posiblemente Macedonio Fernández, Bertolt Brecht, V. Schklovski y los OULIPO no formen UNA escuela, o un movimiento, pero es evidente que si deseamos retrodecir la obra de Bellatin, debemos apelar a ellos para explicar el absurdo, el distanciamiento, la singularización, el artificio, y el extrañamiento que atraviesan la escritura de este insólito autor.
     Sería incongruente solicitar suspenso a una obra que se caracteriza por distanciar al lector. La escritura de Bellatin, por ende, carece de suspenso. Con facilidad muestra al lector todos sus elementos desde el inicio sin guardar ninguno como factor sorpresa. ¿Qué mantiene entonces la curiosidad del lector? La promesa de suspenso. Se aguarda, eso que Milorad Pavic llama la zanahoria que debe darse a un lector que, como un buen caballo, se ha comportado tal como se esperaba. Pero Bellatin no da ninguna recompensa. Sus textos tampoco la prometen, ¿qué sucede entonces con el lector que durante siglos ha sido entrenado para recibir? El autor de El gran vidrio sabe de esa espera, pero le da con la puerta en las narices. Solo que, al cerrar esa puerta, es posible observar que ésta tiene suspendido un espejo. En él, el lector puede mirar reflejada su imagen; la absurda imagen del hombre que espera.
     PREGUNTA: ¿Qué sucedió con el paraguas y la máquina de coser cuando fueron montados sobre la mesa de disección?     RESPUESTA: Nada. Personajes tan disímiles no tendrían de que hablar.     En su escritura, Bellatin realiza reuniones similares. Entre sus personajes no suceden historias. Pero, como en la imagen de Lautrémont, no podemos dejar de mirar el extraño escenario.
     No hay nada más atractivo que fisgonear los detalles de la vida de una persona. Cierto que todas las historias han sido contadas, por ello, ya a nadie interesa escuchar una historia más. Interesa el cómo. El morbo de los detalles sucios es más interesante que lo que pasó después. Los reality shows, las publicaciones amarillistas, o los libros de Las Memorias de. La sensación de pertenencia a la masa se abate con la singularidad. No importa que esta sea ficticia, fabricada, y puedan mirarse las costuras tejidas en su piel.
     «Dostoievski escribía que en arte, para mostrar el objeto, es necesario proceder por exageración, deformar su apariencia precedente, colorearlo como se colorean las preparaciones para observarlas en el microscopio».
Sobre el realismo artístico, R. Jakobson
Aprender a no escribir © Mario Bellatin     El absurdo es la ridiculización de la autoridad del padre. El padre literario, el canon, se ridiculiza en la escritura que rompe las convenciones. De Lewis Caroll a Ionesco, Alfred Jarry, los absurdistas rusos, Borges o Harold Pinter, aquél que rompe las estructuras acepta de un modo u otro exponer sus genitales a punto de reventar ante un grupo de mujeres obesas. Y permanecer inmutable en el evento.
     Para explicar qué le sucede a un lector al entrar en contacto con la obra de Mario Bellatin es oportuno hablar de Tijuana. El visitante que llega a esa ciudad sabe de antemano que no hay ninguna razón por la cual visitarla. Desde que se acerca por aire o por tierra, lo constata. Sin embargo llega, se instala, permanece esperando que al fin suceda Tijuana y, como lo esperaba, jamás sucede. A su regreso (si es que no decide mudarse a esa urbe) contará a todos de lo asombrosa que es la ciudad. Pero jamás podrá explicar por qué.
     Se habla de un singular taller literario impartido por el escritor Mario Bellatin del cual sus integrantes no han querido dar información. Se rumoran historias relacionadas con la comida china. También se dice que estos escritores consumen asiduamente literatura norteamericana, la cual asocian con frecuencia a la obra de Bellatin. Entre esas obras, se halla la de un escritor que radica en Búfalo, E.U. llamado Charles Bernstein, entre cuyos precursores están los concretistas brasileños y, por ende, los formalistas rusos. El escritor estadounidense, sin embargo, jamás ha aludido a tales nexos.
     «La descripción de los hechos en Salón de belleza no escapa a las cuatro paredes representadas. Se circunscribe a un vetusto salón decorado con dudoso gusto. Poco a poco la escritura va haciendo aparecer los acuarios, la enfermedad como una prisión del cuerpo, las ventanas sin abrir y el ambiente recargado de miasmas más propias de un hospital o de una morgue que de una estética».
Lecciones para una liebre muerta, Mario Bellatin
     Se dice que en cierta ocasión, mientras Bellatin presentaba su libro Perros héroes mediante un serie de imágenes, comentó que él no pretendía que sus libros gustaran al lector, sino que lo único que deseaba era que los terminaran de leer. Dos horas después de finalizada la lectura, una mujer de mediana edad permanecía sentada en la sala. Nadie se atrevió a acercarse a preguntarle qué necesitaba.
     Más que obvio resulta que, ante una obra hermética, no pueda vislumbrarse nada. Es tal el objetivo. ¿Pero qué veo cuando nada puedo ver? Me veo a mí mismo.
     En México rechazar la tradición es casi un acto herético. Los brazos están abiertos para quien hace genuflexión ante los próceres y manifiesta aspirar a sus destinos, construyendo su escritura a partir de esos patrones fijos. Pero quienes se atreven a construir borgeanamente a sus precursores, deben realizar un esfuerzo titánico para no disolverse en el anonimato. Construir una tradición personal equivale, en México, a ser un escritor experimental.
     «Parecían pretender construir una historia de la comunidad, a través de las imágenes poéticas que iban analizando».
Flores, Mario Bellatin
 
¿Puedo ser tu fiel amante? © Mario Bellatin
¿Puedo ser tu fiel amante? © Mario Bellatin

     «La finalidad del arte es dar una sensación del objeto como visión y no como reconocimiento; los procedimientos del arte son el de la singularización de los objetos, y el que consiste en oscurecer la forma, en aumentar la dificultad y la duración de la percepción. El arte es un medio de experimentar el devenir del objeto. Lo que ya está “realizado” no interesa para el arte».
El arte como artificio, V. Shklovski
     Enfermedades y mutaciones. Animales y médicos. Rituales religiosos ficticios y costumbres apócrifas. Extranjeros y genealogías que saltan entre las novelas. El mundo descrito en la obra de Mario Bellatin apela más al arte visual que a la literatura. Ya sea un jardín japonés, un salón de belleza, la liebre muerta de Joseph Beuyis, o El gran vidrio de Duchamp, el autor describe sus escenarios a partir de imágenes fijas. Por ello, en su obra la narración es un elemento que se desdibuja. No estamos ante un narrador. Mario Bellatin es un descriptor.
     ¿Existe una autobiografía sin ficción? ¿O una ficción sin autobiografía?
     No hay final. Sólo está el vacío.
 
 
     —————
     (1) Mario Bellatin, Efecto invernadero, Ed. Plaza y Janés, México, 1999, p. 13.     (2) “¿Qué es el teatro épico?” en Walter Bejamin, Illuminations, Ed. Harcourt, Brace & World, Inc., Estados Unidos de América, 1968. En este texto Benjamin analiza la teoría de Brecht acerca de la interrupción, la cual trata acerca de la eliminación de los hechos que distraen la atención del espectador de las condiciones de vida. Con esto Benjamin se refiere a cómo debe manejarse la narración en el teatro épico, según las ideas de Brecht; sin embargo, limita éstas cuando afirma que, al no ofrecer la posibilidad de empatía, debe ofrecer asombro. Mientras que las ideas originales de Brecht sugieren una ausencia total de emociones en la narrativa, con la finalidad de que el lector genere las propias, que no son producto de una inducción directa del autor.     (3) La identificación del lector con las obras es un mero aprendizaje social que se remonta a los orígenes del teatro, pues en éste, presionado por las exigencias públicas de la obra que se representaba y, estando ante los testigos que verificarían su identificación (el resto del público) aprendió a fingir esta identificación. Posteriormente, con la invención de la imprenta, surge la posibilidad del espectador de enfrentar la obra de manera privada, y el ahora lector reproduce la conducta aprendida en la colectividad, fingiendo reacciones de identificación en los intersticios que el autor elabora con esa finalidad, aunque ya no existan vigilantes que funjan un papel coercitivo hacia el lector-espectador. Ahora él se convierte en elemento autocoercitivo. El problema con los textos de Bellatin es que carecen de estos intersticios, y el lector así entrenado puede inventarlos para simular identificación mediante la negación, pretendiendo que todo está «como debe ser».      (4) Estas obras se basan en la interactividad, de modo que dependen del lector para su funcionamiento. Siendo dependientes merman el desempeño personal de quien se relaciona con ellas. Una obra autosuficiente requiere de la presencia del lector pero no demanda sus emociones, fomentando así la independencia del lector.     (5) En la parte final de La escuela del dolor humano de Sechuán Bellatin incluye, bajo el título de “Señal para el lector”, una nota en la que desliga su obra de cualquier influencia de Perl  S. Buck (supuestamente atribuida por un escritor que leyó sin su aprobación algunas de las páginas de esa novela), y acepta las influencias de Herman Melville, así como la del dramaturgo alemán Bertolt Brecht, influencia que puede observarse en toda su obra.     (6) Bertolt Brecht, Escritos sobre el teatro, Nueva Visión, Buenos Aires 1970.     (7) Mario Bellatin, Jacobo el mutante, Ed. Alfaguara, México, 2002.     (8) Mario Bellatin, La escuela del dolor humano de Sechuán, Ed. Tusquets, México, 2001, p. 65.     (9) Mario Bellatin, Shiki Nagaoka: una nariz de ficción, Ed. Sudamericana, México, 2001, p. 93.     (10) “El narrador: reflexiones sobre el trabajo de Nikolai Leskov” en Walter Bejamin,  Illuminations, Ed. Harcourt, Brace & World, Inc., Estados Unidos de América, 1968.     (11) Mario Bellatin, Poeta ciego, Ed. Tusquets, México, 1998, pp.13-14.
 
 
     Excepto la sección “Notas finales sobre el vacío”, artículo originalmente publicado en la revista TextoS, núm. 16-17, México, 2003, pp. 245-252.


martes, 17 de septiembre de 2013

DE ESCRITORES, MUSAS Y MUSOS EN LA LITERATURA UNIVERSAL.


 


Rate This
 
Quantcast

  1. JORGE MANRIQUE Y D.ª GUIOMAR DE CASTAÑEDA

http://www.los-poetas.com/g/jorge1.htmhttp://www.los-poetas.com/g/jorge1.htm



Pincha aquí

Jorge Manrique (Paredes de Nava, Palencia o Segura de la Sierra, Jaén, 1440? – Santa María del Campo Rus, Cuenca, 24 de abril de 1479), poeta español del Prerrenacimiento, sobrino del también poeta Diego Gómez Manrique. Es autor de las Coplas a la muerte de su padre, uno de los clásicos de la literatura española de todos los tiempos.

Era Jorque Manrique sobrino, hijo y hermano de poetas, entre los que destaca su tío Gómez Manrique, uno de los tres o cuatro mejores del siglo XV si su sobrino carnal no los hubiera eclipsado a todos. Por los datos que tenemos, escasos y convencionales. Jorge siguió con aprovechamiento los estudios de Humanidades y se adiestró concienzudamente en el oficio militar que su tradición y su época requerían. A los cuatro años perdió a su madre, doña Mencía de Figueroa, y su padre se volvió a casar dos años después con doña Beatriz de Guzmán.

Quince años duró el matrimonio, por lo que cabe pensar que ella fue, si se dejó, la madre real del poeta, aunque éste guardara siempre el recuerdo de la verdadera.

Su boda a los 26 años denota lo identificado que estaba Jorge Manrique con su familia: en 1469 se casa por tercera vez su padre con doña Elvira de Castañeda y al año siguiente, 1470, se casa Jorge con la hermana de su madrastra, doña Guiomar. Para entonces ya eran célebres su valor y arrojo en el campo de batalla.


DIZIENDO QUÉ COSA ES AMOR
Es amor fuerça tan fuerte

que fuerça toda razón,

una fuerça de tal suerte,

que todo seso conuierte

en su fuerça y afición;

vna porfía forçosa

que no se puede vencer,

cuya fuerça porfiosa

hazemos más poderosa

queriéndonos defender.

Es plazer en c’ay dolores,

dolor en c’ay alegría,

vn pesar en que ay dulçores,

vn esfuerço en c’ay temores,

temor en c’ay osadía.

vn plazer en c’ay enojos,

vna gloria en c’ay passión,

vna fe en c’ay antojos,

fuerça que hazen los ojos

al seso y al coraçón.

Es vna catiuidad

sin parescer las prisiones,

vn robo de libertad,

vn forçar de voluntad

donde no valen razones;

vna sospecha celosa

causada por el querer,

vna rauia desseosa

que no sabe qu’es la cosa

que dessea tanto ver.

Es vn modo de locura

con las mudanças que haze:

vna vez pone tristura,

otra vez causa holgura

como lo quiere y le plaze;

un desseo que al ausente

trabaja, pena y fatiga,

vn recelo que al presente

haze callar lo que siente,

temiendo pena que diga.

[Fin]

Todas estas propiedades

tiene el verdadero amor;

el falso, mil falsedades,

mil mentiras, mil maldades,

como fengido traydor.

El toque para tocar

quál amor es bien forjado,

es sofrir el desamar,

que no puede comportar

el falso sobredorado.

  1. 2. DANTE Y BEATRIZ:
 http://amediavoz.com/alighieri.htmhttp://amediavoz.com/alighieri.htm



pincha aquí

Dante (Florencia, 29 de mayo de 1265 – Rávena, 14 de septiembre de 1321) fue un poeta italiano. Su obra maestra, La Divina Comedia, es una de las obras fundamentales de la transición del pensamiento medieval al renacentista. Es considerada la obra maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de la literatura universal. En italiano es conocido como "el Poeta Supremo" (il Sommo Poeta). A Dante también se le llama el "Padre del idioma" italiano. Su primera biografía fue escrita por Giovanni Boccaccio (1313-1375), en Trattatello in laude di Dante.

Conoció a Beatriz Portinari cuando ésta contaba con nueve años, de la cual se enamoró «a primera vista», y al parecer sin aún haberse hablado. Él la vio con frecuencia después de los 18 años, a menudo intercambiaban saludos en la calle, pero nunca llegó a conocerla bien, él mismo con eficacia propuso el ejemplo para el supuesto Amor cortés.

Es difícil entender lo que este amor comprendía en realidad, pero algo sumamente importante para la cultura italiana pasaba. Era en nombre de este amor que Dante dio su impresión al Dolce stil nuovo que influenciaría a escritores y poetas a descubrir el tema del «Amor», que nunca antes había sido tan acentuado. El amor por Beatriz, al parecer, era la razón de su poesía y de su vida, junto con sus pasiones políticas.

Cuando Beatriz murió en 1290, Dante trató de encontrar un refugio en la literatura latina.

Tan gentil y tan honesta luce
mi dama cuando a alguien saluda,
que toda lengua temblando quédase muda,
y no se atreven los ojos a mirarla.
Ella se va, sintiéndose alabada,
benignamente de humildad vestida;
pareciera ser cosa venida
del cielo a la tierra a mostrar milagro.
Muéstrase tan agradable a quien la mira,
que por los ojos da al corazón una dulzura,
que no puede comprender quien no la prueba.
Y parece que de sus labios surgiera
un espíritu suave de amor pleno
que al alma va diciendo: – ¡Suspira!

  1. 3. PETRARCA Y LAURA:
 http://amediavoz.com/petrarca.htmhttp://amediavoz.com/petrarca.htm



Pincha aquí

Francesco Petrarca (Arezzo, 20 de julio de 1304 – Arquà Petrarca, Padua, 19 de julio de 1374) fue un lírico y humanista italiano, cuya poesía dio lugar a una corriente literaria que influyó en autores como Garcilaso de la Vega (en España), William Shakespeare y Edmund Spenser, en Inglaterra, bajo el sobrenombre genérico de Petrarquismo. Tan influyente como las nuevas formas y temas que trajo a la poesía, fue su concepción humanista, con la que intentó armonizar el legado grecolatino con las ideas del Cristianismo. Por otro lado, Petrarca predicó la unión de toda Italia para recuperar la grandeza que había tenido en la época del Imperio romano.

Laura de Noves (1308-1348) fue la musa de Petrarca, el aliento de su poesía, la inspiración de su vida. Conoció Petrarca a Laura en Aviñón.

Su auténtica corona de laurel, su inspiración, su pasión única e inextinguible era Laura. Fue el de Petrarca un amor romántico, apasionado, inspirado. Era Laura una mujer casada, y Petrarca un hombre de recta conciencia, por lo que siempre le atormentaron los escrúpulos sobre su relación con su amada, que no fue tan solo espiritual y poética. Pero sus versos nunca fueron profanados por nada que no fuese la llama misteriosa de su pasión, la gentileza, el éxtasis intelectual, el deseo sofocado apenas nacido. Fue el carácter de amor imposible lo que hizo que se transformase su amor por Laura en amor poético, amor cortés. Gustaba hablar de la esclavitud a que le tenía sometido Laura. Era recibido Petrarca en casa de ésta, pues al marido le halagaba sobremanera ser el anfitrión de tan ilustre visitante, que en una inspiración inagotable dedicaba a Laura sus bellos homenajes literarios. Pero cuando la pasión de Petrarca arreció tanto que temió Laura caer en la infidelidad, lo rechazó y lo alejó de su casa, sin que por ello se apagase el amor mutuo que se profesaban. Murió Laura víctima de la peste que asoló Aviñón, y fue enterrada en la iglesia de los frailes menores de esta ciudad. Cuando se enteró Petrarca de la muerte de su amada, su alma cambió desde lo más hondo. Su poesía mudó la alegría por la gravedad, la profundidad, la religiosidad. Petrarca siguió cosechando los laureles de la gloria, pero sin Laura no tenían el mismo perfume ni el mismo valor.


SONETO A LAURA
Paz no encuentro ni puedo hacer la guerra,
y ardo y soy hielo; y temo y todo aplazo;
y vuelo sobre el cielo y yazgo en tierra;
y nada aprieto y todo el mundo abrazo.

Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra,
ni me retiene ni me suelta el lazo;
y no me mata Amor ni me deshierra,
ni me quiere ni quita mi embarazo.

Veo sin ojos y sin lengua grito;
y pido ayuda y parecer anhelo;
a otros amo y por mí me siento odiado.

Llorando grito y el dolor transito;
muerte y vida me dan igual desvelo;
por vos estoy, Señora, en este estado.

  1. 4. GARCILASO E ISABEL FREYRE:
 http://www.poesia-inter.net/Garcilaso_de_la_Vega.htmhttp://www.poesia-inter.net/Garcilaso_de_la_Vega.htm



Pincha aquí

Garcilaso de la Vega (Toledo, entre 1498 —quizá algunos años antes a partir de 1494— y 1503 – Le Muy, Condado de Niza, Ducado de Saboya, 14 de octubre de 1536) fue un poeta y militar español del Siglo de Oro, considerado uno de los escritores en español más grandes de la historia.

La emperatriz Isabel de Portugal vino a España a casarse con Carlos I con su corte de damas, entre ellas Isabel Freire. Ésta no sabía ni que existía Garcilaso, pero él se quedó perdidamente enamorado. El amor crecía en Garcilaso y su obra, incluso cuando Isabel se casó con "un hombre gordo y romo en amores y ambiciones".

En 1520, el rey manda a Garcilaso a Italia. Después volvió a España y volvió a irse a Nápoles. Allí conoció la cultura renacentista y la trajo a España. Al volver a Italia, se entera de la muerte de Isabel de Freire. Murió en el parto.

Le dedicó decenas de poemas, aunque nunca la llegó a tocar. No hubo en sus versos ira ni reproches, ni mucho menos celos de amante resentido, de amor que pudo ser y se quedó en el camino de tantos otros antes; su amor salió a la luz doblemente en sus églogas disfrazado de diversos nombres, que van de Elisa a Galatea. Garcilaso se casó con Elena de Zúñiga, sin embargo, el recuerdo de Isabel de Freire continuó fluyendo en Garcilaso hasta el día de su muerte.


SONETO V
Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.

  1. 5. FERNANDO DE HERRERA Y D.ª LEONOR DE MILÁN:
 http://www.poesia-inter.net/Fernando_de_Herrera.htmhttp://www.poesia-inter.net/Fernando_de_Herrera.htm



Pincha aquí

Fernando de Herrera (Sevilla, 1534 – 1597) fue un escritor español del Siglo de Oro, conocido especialmente por su obra poética. Fue apodado «el Divino».

En 1565 trasladaron definitivamente su residencia a Sevilla don Álvaro de Portugal, conde de Gelves, y su esposa doña Leonor de Milán. El Conde auspició una tertulia literaria a la que asistían, entre otros, Juan de Mal Lara, el licenciado Pacheco, Baltasar del Alcázar, Juan de la Cueva, Mosquera de Figueroa, y el propio Herrera. La Condesa causó un gran impacto en Herrera, quien la convirtió en el centro de su poesía amatoria. En su poesía la relacionó con elementos lumínicos: estrella, sol, Aglaya…La relación entre la noble y el poeta fue de gran confianza, pues doña Leonor lo hizo depositario de su testamento. Una vez que se murió Leonor dejó la poesía amorosa de su cancionero y se pasó a la poesía moral. Los últimos años de su vida los pasó calladamente en la ciudad de Sevilla, donde murió en 1597, a los 63 años de edad.

¿Por qué renuevas este encendimiento,
tirano Amor, en mi herido pecho?
que ya, casi olvidado del mal hecho,
vivía en soledad de mi tormento.

Cuando más descuidado y más contento,
rebuelves a meterm’ en tanto estrecho;
oblígasme, cruel, qu’ a mi despecho
procure contrastar tu fiero intento.

Las armas, en el templo ya colgadas,
visto, y el azerado escudo embraço,
y en mi vengança salgo a la batalla.

Mas ay, qu’ a las saetas, que templadas
en la luz de mi Estrella están, y al braço
tuyo no puede resistir la malla.

  1. 6. LOPE DE VEGA Y MARTA DE NEVARES:
 http://www.los-poetas.com/h/lope1.htmhttp://www.los-poetas.com/h/lope1.htm



Pincha aquí

Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562 – 27 de agosto de 1635) fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la literatura universal.

El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (por Miguel de Cervantes), renovó las fórmulas del teatro español en un momento en que el teatro comienza a ser un fenómeno cultural y de masas

Después de cosechar una larga lista de conquistas, en sus últimos años de vida Lope de Vega se enamoró de Marta de Nevares, en lo que puede considerarse "sacrilegio" dada su condición de sacerdote; era una mujer muy bella y de ojos verdes, como declara Lope en los poemas que le compuso llamándola "Amarilis" o "Marcia Leonarda", como en las Novelas que le destinó. Los últimos años de Lope fueron infelices a pesar de los honores que recibió del rey y del Papa. Sufrió que Marta se volviera ciega en 1626, y muriera loca, en 1628.

Canta Amarilis, y su voz levanta
mi alma desde el orbe de la luna
a las inteligencias, que ninguna
la suya imita con dulzura tanta.

De su número luego me trasplanta
a la unidad, que por sí misma es una,
y cual si fuera de su coro alguna,
alaba su grandeza cuando canta.

Apártame del mundo tal distancia,
que el pensamiento en su Hacedor termina,
mano, destreza, voz y consonancia.

Y es argumento que su voz divina
algo tiene de angélica sustancia,
pues a contemplación tan alta inclina.

  1. 7. EL CONDE DE VILLAMEDIANA Y LA REINA ISABEL:
 http://www.poesia-inter.net/Conde_de_Villamediana.htmhttp://www.poesia-inter.net/Conde_de_Villamediana.htm



Pincha aquí

Juan de Tassis (o Tarsis) y Peralta, II Conde de Villamediana, (Lisboa, 1582 – Madrid, 21 de agosto de 1622), poeta español del Barroco, adscrito por lo general al Culteranismo, si bien siguió esta estética de modo muy personal.

Famoso en su tiempo, compartió batallas, en el mismo o en distintos bandos, con las más célebres figuras del barroco. De Góngora fue amigo e imitador; de Quevedo fue enemigo abierto; y despreció a Lope de Vega. Exagerado en la palabra y gesto, extravagante en el vestir, endeudado jugador (como su amigo Góngora), y desenfrenado conquistador de mujeres. Se casó a los 19 años, pero no estaba plenamente satisfecho con sus relaciones maritales, al parecer. Las infidelidades y las relaciones sexuales con diversas mujeres fueron no pocas. Sedujo a doncellas casadas y fue cliente habitual de los burdeles. A pesar de todo, existían rumores de que era homosexual.

Tras la muerte de Felipe III asistió al ascenso al trono de Felipe IV. El nuevo monarca, de 16 años, heredó de su padre la poca predisposición a los asuntos políticos y el gusto por el placer palaciego. Lo casaron con Isabel de Borbón, un par de años mayor, y fue adúltero desde el primer día. Cerca del nuevo rey se encontraba el Conde de Villamediana, nombrado gentilhombre de cámara, hombre de confianza del rey. Juan de Tassis se ganó el favor del rey escribiendo sonetos para sus amores y enalteciendo su figura en representaciones teatrales.

En esos momento, el Conde estaba el mejor posicionado para el título de Valido y era el noble más brillante de la Corte. Pero no lo supo aprovechar. Continuó con sus letras afiladas y su vida licenciosa. Incluso se dice, que llegó a enamorarse de la misma reina. Esto último es difícil de saber, pero las anécdotas al respecto sus muchas. Al parecer el conde se paseó un día de fiesta por la Plaza Mayor de Madrid con un traje cubierto de monedas (reales de plata) y una divisa: "son mis amores reales". Toda una temeridad.

Isabel, sin embargo, nunca correspondió las intenciones de un libertino que con tantas mujeres estuvo. Se llega a decir, que su pasión por la reina fue tal que incendió el teatro de Aranjuez, en 1622, el día del cumpleaños del Rey, para poder rescatar y coger en brazos a la reina.

Cuando el rey Felipe IV, indeciso, tenía que elegir valido, Tassis estaba convencido de su nombramiento. Lo cierto es que a la corte le interesaba, por su fama de integridad y por acallar sus críticas, siempre mordaces. Pero Villamediana no estaba preparado para ser estadista y frente a él se encontraba un rival más astuto y preparado, Gaspar de Guzmán, Conde de Olivares, futuro conde-duque.

Juan de Tassis recibió muchas amenazas, de distintos frentes, para que depusiera su actitud crítica, pero continuó con sus poemas y su tren de vida desenfrenado. Se labró su propio fin. Para Olivares, Villamediana apenas era un obstáculo en su carrera, pero sí un incordio. Persuadió al rey y le sacó una sentencia de muerte.

El conde murió acuchillado por un mercenario en la Calle Mayor de Madrid. El crimen nunca se investigó, gracias al rey. Epitafios alababan su figura y el pueblo extendió su mito de buen amante, cayendo sobre el rey la responsabilidad del crimen.

El conde estorbaba más muerto que vivo. Olivares se sacó de la manga un motivo para justificar la muerte. Procesó al conde – ya muerto – por sodomía. Fue declarado culpable y ya nadie lamentó posteriormente su muerte.


Oh cuánto dice en su favor quien calla!
porque de amar, sufrir es cierto indicio,
y el silencio el más puro sacrificio
y adonde siempre amor mérito halla.

Morir en su pasión sin declaralla
es de quien ama el verdadero oficio,
que un callado llorar por ejercicio
da más razón por sí, no osando dalla.

Quien calla amando, sólo amando muere,
que el que acierta a decirse no es cuidado;
menos dice y más ama quien más quiere.

Porque si mi silencio no os ha hablado,
no sé deciros más que, si muriere,
harto os ha dicho lo que yo he callado.
  1. 8. EDGAR ALLAN POE Y VIRGINA CLEMM
 http://amediavoz.com/poe.htmhttp://amediavoz.com/poe.htm



Pincha aquí

Edgar Allan Poe (Boston, Estados Unidos, 19 de enero de 1809 – Baltimore, Estados Unidos, 7 de octubre de 1849) fue un escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. Fue renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror. Considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia-ficción Por otra parte, fue el primer escritor estadounidense de renombre que intentó hacer de la escritura su modus vivendi, lo que tuvo para él lamentables consecuencias.

Poe y Virginia Clemm ella eran primos hermanos, y se casaron cuando ella tenía 13 años y él 27. Algunos biógrafos han sugerido que los esposos mantuvieron una relación más fraternal que conyugal, y que nunca consumaron el matrimonio. Virginia enfermó de tuberculosis en enero de 1842, y murió por esta causa en enero de 1847, a los 24 años de edad. Su fallecimiento se produjo en la casa de campo de la pareja, situada en las afueras de Nueva York.

Años antes de contraer matrimonio, Virginia Clemm y Edgar Allan Poe ya habían vivido ocasionalmente bajo un mismo techo, con otros miembros de la familia. La pareja tuvo que mudarse con frecuencia para adaptarse a los cambios de empleo de Edgar. Vivieron intermitentemente en Baltimore, Filadelfia y Nueva York. Pocos años después de su boda, Poe se vio envuelto en un grave escándalo que involucraba también a las poetisas Frances Sargent Osgood y Elizabeth F. Ellet. Los rumores acerca de las supuestas infidelidades de su esposo afectaron a Virginia hasta el punto de que, en su lecho de muerte, declararía que Ellet la había asesinado. Tras su muerte, su cuerpo fue finalmente ubicado bajo el mismo monumento funerario que alberga los restos de su marido, en el cementerio Westminster.

La enfermedad y posterior muerte de su esposa causaron una gran impresión a Edgar Allan Poe, que quedó muy abatido y se refugió en la bebida. Se cree que el trágico final de Virginia tuvo también una notable influencia en la obra de Poe, donde es frecuente el motivo del fallecimiento de una joven, como por ejemplo en los famosos poemas "Annabel Lee" y "El cuervo".


Annabel Lee
Hace muchos, muchos años,
en un reino junto al mar,
vivía una doncella
cuyo nombre era Annabel Lee;
y vivía esta doncella sin otro pensamiento
que amarme y ser amada por mí.

Yo era un niño, una niña ella,
en ese reino junto al mar,
pero nos queríamos con un amor que era más que amor,
yo y mi Annabel Lee,
con un amor que los serafines del cielo
nos envidiaban a ella y a mí.

Tal fue esa la razón de que hace muchos años,
en ese reino junto al mar,
soplara de pronto un viento, helando
a mi hermosa Annabel Lee.
Sus deudos de alto linaje vinieron
y se la llevaron apartándola de mí,
para encerrarla en una tumba
en ese reino junto al mar.

Los ángeles, que no eran ni con mucho tan felices en el Cielo,
nos venían envidiando a ella y a mí…
Sí: tal fue la razón (como todos saben
en ese reino junto al mar)
de que soplara un viento nocturno
congelando y matando a mi Annabel Lee.

Pero nuestro amor era mucho más fuerte
que el amor de nuestros mayores,
de muchos que eran más sabios que nosotros,
y ni los ángeles arriba en el Cielo,
ni los demonios abajo en lo hondo del mar,
pudieron jamás separar mi alma
del alma de la hermosa Annabel Lee.

Pues la luna jamás brilla sin traerme sueños
de la bella Annabel Lee;
ni las estrellas se levantan sin que yo sienta los ojos luminosos
de la bella Annabel Lee.
Así, durante toda la marea de la noche, yazgo al lado
de mi adorada -mi querida- mi vida y mi prometida,
en su tumba junto al mar,
en su tumba que se eleva a las orillas del mar.

  1. 9. LARRA Y DOLORES ARMIJO:
 
Mariano José de Larra y Sánchez de Castro (Madrid, 24 de marzo de 1809 – Madrid, 13 de febrero de 1837) fue un escritor, periodista y político español y uno de los más importantes exponentes del romanticismo español.

Es considerado, junto con Espronceda, Bécquer y Rosalía de Castro, la más alta cota del romanticismo literario español.

Se casó en 1829 y tuvo tres hijos, pero su matrimonio con Josefina (Pepita) Wetoret, una joven de la burguesía madrileña (Cuentan los rumores de la época que era una chica superficial y caprichosa, por lo que evidentemente poco o nada podía a aportar a la compleja personalidad de Larra) nunca se caracterizó por el amor. Dos años más tarde conoce a Dolores Armijo, una mujer casada con la que mantuvo una intermitente relación. Él estaba profundamente enamorado, sin embargo, ella mantuvo una relación con él intermitente.

Así las cosas, decide marcharse, en 1835, a París (donde conoce a Alejandro Dumas y a Víctor Hugo) y Londres durante poco más de un año. A su regreso, se convierte, con 27 años, en articulista de "El Español", el diario más importante de la época, erigiéndose, al poco tiempo, como el periodista más prestigioso y mejor pagado en España. Sin embargo, esto no es suficiente, y sufre otro importante revés amoroso: Dolores le devuelve todas sus cartas de amor. Por si fuera poco, Larra, con gran vocación política liberal (moderada) con cierto aire pre – regeneracionista, perdió su escaño como diputado tras el golpe de Estado progresista de agosto de 1836.

De esta forma, descontento con su país, con la sociedad, con la clase política, con el porvenir de España, el 13 de febrero de 1837, recibe la visita en su casa de Dolores Armijo, quien termina definitivamente con la relación, pidiéndole que le deje en paz y que le dé todas las cartas que ella le había escrito. A los pocos minutos de marcharse de casa de Larra, éste se pega un tiro en la cabeza, frente al espejo.

  1. 10. ESPRONCEDA Y TERESA MANCHA:
http://www.poesia-inter.net/Jose_de_Espronceda.htmhttp://www.poesia-inter.net/Jose_de_Espronceda.htm



Pincha aquí

José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda y Delgado (Pajares de la Vega, cerca de Almendralejo, Badajoz, 25 de marzo de 1808 – Madrid, 23 de mayo de 1842), fue un célebre escritor de la época del Romanticismo, considerado como el más destacado poeta romántico español.

En Lisboa, Espronceda conoció a una joven de 16 años llamada Teresa Mancha, hija de un militar español emigrado a Lisboa por sus ideas liberales. A finales de 1827 Espronceda realiza numerosos viajes.
En 1831 se trasladó a Londres, donde la familia Mancha llevaba una vida de honrada miseria.

Cuando Espronceda regresa a Londres, la situación de estrechez había conducido a Teresa a casarse con Gregorio del Bayo, rico comerciante vizcaíno-español establecido en Londres, quien le daba todo a su esposa, menos amor, puesto que le llevaba muchos años.

Al reencontrarse con su amado, renació en Teresa el recuerdo de su amor en Lisboa, anidando en ambos la idea de la fuga. Teresa tenía que ir a París con su marido y allí la esperó Espronceda. En la noche del 15 de octubre de 1831 ella abandonó el hotel donde se hospedaba y se fugó con su amante. En 1833, acogiéndose a la amnistía general a favor de todos los liberales emigrados, los amantes José y Teresa, pasan a España, a vivir en Madrid, dejando este breve periodo en el ánimo del poeta, imborrables recuerdos.

Pero quien fue capaz de abandonar a su esposo y a un hijo que había tenido en su matrimonio, lo fue también al ir olvidando aquel amor e irlo sustituyendo por caprichos de casquivana. El genio altanero de Espronceda tampoco contribuyó a la paz del hogar, y así vino a suceder que Teresa se fugara a Valladolid cierto día con un tal don Alfonso, abandonando a Espronceda y a Blanca, la hija de ambos. El poeta logra reunirse con ella en dicha ciudad, durando la reconciliación poco tiempo, pues Espronceda es nuevamente perseguido por sus ideas liberales y tiene que refugiarse en casa de un amigo. Teresa, siguió llevando una vida inquieta, hasta que en 1839 murió de tuberculosis, siendo enterrada de limosna en Madrid.


Canto a Teresa
¡Oh, Teresa! ¡Oh, dolor! Lágrimas mías
¡ah!, ¿dónde estáis, que no corréis a mares?
¿Por qué, por qué como en mejores días
no consoláis vosotras mis pesares?
¡Oh, los que no sabéis las agonías
de un corazón que penas a millares,
¡ay!, desgarraron y que ya no llora,
¡piedad tened de mi tormento ahora!
¡Oh, dichosos mil veces, sí, dichosos
los que podéis llorar, y, ¡ay! , sin ventura
de mí, que entre suspiros angustiosos
ahogar me siento en mi infernal tortura!
¡Refuércese entre nudos dolorosos
mi corazón, gimiento de amargura!
También tu corazón, hecho pavesa,
¡ay!, llegó a no llorar, ¡pobre Teresa!
¿Quién pensará jamás, Teresa mía,
que fuera eterno manantial de llanto
tanto inocente amor, tanta alegría,
tantas delicias y delirio tanto?
¿Quién pensara jamás llegase un día
en que perdido el celestial encanto
y caída la venda de los ojos,
cuanto diera placer causara enojos?

¡Pobre Teresa! ¡Al recordarle siento
un pesar tan intenso…! Embarga impío
mi quebrantada voz mi sentimiento,
y suspira tu nombre el labio mío;
para allí su carrera el pensamiento,
hiela mi corazón punzante frío,
ante mis ojos la funesta losa
donde, vil polvo, tu beldad reposa.

  1. 11. ÓSCAR WILDE Y LORD ALFRED DOUGLAS:
 http://amediavoz.com/wilde.htmhttp://amediavoz.com/wilde.htm



Pincha aquí

Oscar Fingal O’Flahertie Wills Wilde (n. 16 de octubre de 1854, en Dublín, Irlanda, entonces perteneciente al Reino Unido – 30 de noviembre de 1900, en París, Francia) fue un escritor, poeta y dramaturgo irlandés. Wilde es considerado uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío; además, fue una celebridad de la época debido a su gran y puntilloso ingenio. Hoy en día, es recordado por sus epigramas, obras de teatro y la tragedia de su encarcelamiento, seguida de su temprana muerte.

Alfred Douglas consideraba a Oscar Wilde como la representación del éxito, la brillantez y el mundo artístico. Cuando se conocieron, Wilde no era muy atractivo, sin embargo, Oscar compensaba sus carencias con ingenio y una conversación brillante.

En 1891 se conocieron, Alfred apenas tenía 21 años mientras que Wilde 37. Juntos exploraron el camino de la prostitución masculina en Londres durante la época victoriana. Al respecto Oscar Wilde comparaba estas practicas con «cenar con panteras» aludiendo a su peligrosidad. En alguna ocasión, uno de estos chicos, Albert Wood, se apoderó de algunas cartas que Wilde enviaba a Douglas y demandó una suma de dinero para devolverlas.

Alfred era un joven un tanto egoísta muchas veces propenso a las rabietas y otro tipo de escenas en público, las cuales irritaban a Oscar. Además tenía ojos azules y cara de niño. Incluso, absorbía la mayor parte del tiempo de Wilde y le imposibilitaba escribir.

Alfred Duglas a quien llamaban Bosie, había sido acusado de no corresponder al amor de Wilde, de quien aprovechaba su dinero y su generosidad. De igual manera, Alfred lo quiso a su manera y quizás su único error fue ser demasiado joven.

La vida de Wilde no fue fácil, muchas veces parecía caminar hacia la autodestrucción, en el fondo vivía atormentado por su homosexualidad. El escritor demandó en 1895 al padre de su amante, el marqués de Queensberry. El marqués presentó pruebas referidas a la homosexualidad de Wilde (la cual era considerada un delito). A raíz de ello, Oscar fue sentenciado a dos años de trabajos forzados por el crimen de sodomía. Sin embargo, tuvo la oportunidad de huir a París cuando se supo que la sentencia le iba a ser desfavorable, pero, en contra de los consejos de sus amigos, no lo hizo.

Luego de tener varias novias, se casó en 1824 con Constance Lloyd a los 29 años, para ocultar su homosexualidad. Su esposa era una mujer bella y leal que intentó por todos los medios comprenderle. Con ella, tuvo dos hijos que la estropearon por lo que él empezó a sentir horror ante cualquier contacto y la convenció para que no tuvieran relaciones sexuales.

En 1886, la vida de Wilde cambió; le sedujo Robert Ross, un muchacho de diecisiete años que se convertiría en su amigo/amante incondicional hasta el final.

Durante su cautiverio escribió una bella carta a Bosie, De Profundis, que terminaba así: «Viniste a mí para aprender el Placer de la Vida y el Placer del Arte. Acaso se me haya escogido para enseñarte algo que es mucho más maravilloso, el significado del Dolor y su belleza. Tu amigo que te quiere, Oscar Wilde».

  1. 12. LEWIS CARROLL Y ALICIA LIDELL:
 
Lewis Carroll es el seudónimo por el que es conocido en la historia de la literatura Charles Lutwidge Dodgson (Daresbury, Cheshire, 27 de enero de 1832 – Guildford, Surrey, 14 de enero de 1898), diácono anglicano, lógico, matemático, fotógrafo y escritor británico, conocido sobre todo por su obra Alicia en el país de las maravillas y su secuela, Alicia a través del espejo.

Carroll era un hombre tímido y soltero que inventaba historias para las hijas de un amigo suyo. La más pequeña era su preferida, Alicia Lidell, a ella dedicó todo su talento y su morbo. Con estas tres niñas salía a pasear por las cercanías de Oxford y en estas excursiones el hombre relataba sus historias, que luego convirtió en el famoso libro.

La sordidez de aquella amistad entre el hombre y la niña Alicia Lidell no pudo ser probada completamente. Sin embargo, la ruptura de la amistad con la familia resulta sospechosa e inexplicable.

Algunos dicen que a la señora Lidell le parecieron extrañas las cartas de amor que le escribía a su hija, sus regalos y la foto en la que la inmortalizó, vestida de mendiga con el pecho descubierto. Otros cuentan que pidió la mano de la niña que tenía once años contra los 31 de él.

Carroll convirtió aquella pasión enfermiza en un libro que publicó en 1864, cuando ya ni siquiera tenía contacto con ella. Pero, al parecer, nunca la olvidó.

En 1885 cuando aquella niña había crecido y era Alicia Hargreaves (antes Liddell), recibió una carta del escritor, que salió a la luz en la exposición por su centenario (Reflections in a Looking Glass: A Lewis Carroll Centenary Exhibition):

"Voy percibiendo lo que significa la pérdida de memoria en un hombre viejo, y me refiero a nuevas amistades (por ejemplo, hice amistad, hace unas pocas semanas, con una niña de unos doce años, con la que di un paseo, ¡y ni siquiera puedo recordar su nombre en este momento!); pero mi memoria visual de aquella que fue, a través de tantos años, mi ideal amiga-niña, es más clara que nunca. Desde aquella época he tenido docenas de amigas-niñas, pero con ellas todo ha sido diferente…"

El profesor, también amante de la fotografía, conservaba un tesoro hecho de montones de cuerpos infantiles desnudos que sonreían desde las cartulinas. Cuando murió en 1898, dejó la orden de destruirlas, su última voluntad.

  1. 13. BÉCQUER Y JULIA ESPÍN Y CASTA ESTEBAN:
http://www.poesia-inter.net/Gustavo_Adolfo_Becquer.htmhttp://www.poesia-inter.net/Gustavo_Adolfo_Becquer.htm



Pincha aquí

Gustavo Adolfo Domínguez Bastida (Sevilla, 1836 – Madrid, 1870), más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo, aunque escribió en una etapa literaria perteneciente al Realismo. Por ser un romántico tardío, ha sido asociado igualmente con el movimiento Posromántico. Aunque fue moderadamente conocido mientras vivió, comenzó a ganar prestigio cuando al morir se publicaron muchas de sus obras.

Hacia 1858 conoció a Josefina Espín, y empezó a cortejarla, pero pronto se fijó en la hermana de Josefina, la cantante de ópera Julia Espín, la que sería su musa, de ojos negros, e hija del músico Joaquín Espín. Gustavo se enamoró irremediablemente y empezó a escribir sus primeras Rimas, como Tu pupila es azul, pero la relación no se consolidó porque a ella no le agradaba la vida bohemia que llevaba el poeta, que aún no había alcanzado la fama.

Te vi un punto y flotando ante mis ojos
la imagen de tus ojos se quedó,
como la mancha oscura orlada en fuego
que flota y ciega si se mira al sol.

A dondequiera que la vista clavo
torno a ver sus pupilas llamear;
mas no te encuentro a ti, que es tu mirada,
unos ojos, los tuyos, nada más.

De mi alcoba en el ángulo los miro
desasidos fantásticos lucir:
cuando duermo los siento que se ciernen
de par en par abiertos sobre mí.

Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche
llevan al caminante a perecer:
yo me siento arrastrado por tus ojos,
pero adónde me arrastran no lo sé.

En 1860 publica Cartas literarias a una mujer en donde explica la esencia de sus Rimas que aluden a lo indescriptible. En casa del médico Francisco Esteban, conoce a su futura esposa, Casta Esteban Navarro. Contrajeron matrimonio en 1861. Bécquer, gracias a su amigo Rodríguez Correa, consigue un puesto de redactor en El Contemporáneo, fundado por González Bravo, y dirigido por José Luis Albareda. En este periódico el poeta trabaja para la nueva familia haciendo de todo: crónica de salones, política, literatura hasta que desaparezca en 1865.En 1862 nació su primer hijo, Gregorio Gustavo Adolfo, en Noviercas (Soria), donde Bécquer tuvo una casita para su descanso y recreo, perteneciente a familia de Casta. Para ganar dinero para su pequeña familia, empieza a escribir de manera forzada, creando así algunas de sus Leyendas.

En 1866 ocupa de nuevo el cargo de censor hasta 1868; un año trágico para Bécquer, donde la suerte se le quiebra: Casta le es infiel, su libro de poemas desaparece y los disturbios revolucionarios le llevan a Toledo breve tiempo. En diciembre de ese año nace en Noviercas el tercer hijo de Bécquer, Emilio Eusebio, lo que significa el fin para la relación conyugal, pues se dice que este último hijo es del amante de Casta, pero sin embargo los esposos se escriben.

Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas,
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de dónde estaba.

Cayó sobre mi espíritu la noche
en ira y en piedad se anegó el alma
¡y entonces comprendí por qué se llora!
¡y entonces comprendí por qué se mata!

Pasó la nube de dolor… con pena
logré balbucear breves palabras…
¿Quién me dio la noticia?… Un fiel amigo…
Me hacía un gran favor… Le di las gracias.

  1. 14. RIMBAUD Y VERLAINE:
 http://amediavoz.com/rimbaud.htmhttp://amediavoz.com/rimbaud.htm



Pincha aquí
 
http://amediavoz.com/verlaine.htmhttp://amediavoz.com/verlaine.htm



Pincha aquí

Jean Nicolas Arthur Rimbaud (Charleville, 1854 – Marsella, 1891) fue uno de los más grandes poetas franceses, adscrito unas veces al movimiento simbolista, junto a Mallarmé, y otras al decadentista, junto a Verlaine (Francia, 1844-1896). Escribió sus primeros versos cuando apenas contaba con quince años y dejó para siempre la literatura a la prematura edad de veinte. Para él, el poeta debía de hacerse "vidente" por medio de un "largo, inmenso y racional desarreglo de todos los sentidos".


Fuente: http://juanberpor.wordpress.com/2011/06/23/1461/

Archivo del blog

MANUAL DE CREATIVIDAD LITERARIA DE LA MANO DE LOS GRANDES AUTORES FRAGMENTO

  Literatura y vida Prólogo de Alicia Mariño Espuelas   Leer para vivir, como decía Gustave Flaubert, y como reza al comienzo de este libr...

Páginas