jueves, 28 de diciembre de 2023

Camilo José Cela Oficio de tinieblas 5 FRAGMENTO

 


Camilo José Cela es, indiscutiblemente, una figura cumbre de la literatura española del siglo xx. Este genial autor ha sabido, de forma magistral, reflejar ambientes y situaciones con un dominio extraordinario de la pluma. En la presente obra, Cela nos propone un ejercicio literario de altura, equiparable, por ejemplo, a los de grandes innovadores como James Joyce. Las letras castellanas se ven así enriquecidas con una aportación indispensable que les abre unas perspectivas insospechadas. En suma, leer a Camilo José Cela constituye siempre una ambiciosa aventura intelectual.

 


 

 

 

Camilo José Cela

 Oficio de tinieblas 5

 

 

 


Título original: Oficio de tinieblas 5

Camilo José Cela, 1989

Diseño de cubierta: GS-GRAFICS, S. A.

sobre una obra artesana de Eduard Crespo

 

 

 


oficio de tinieblas 5 o novela de tesis escrita para ser cantada por un coro de enfermos como adorno de la liturgia con que se celebra el triunfo de los bienaventurados y las circunstancias de bienaventuranza que se dicen: el suplicio de santa teodora el martirio de san venancio el destierro de san macario la soledad de san hugo cuyo tránsito tuvo lugar bajo una lluvia de abyectas sonrisas de gratitud y se conmemora el día primero de abril

 


El guarismo 5 que figura en el titulo de esta novela no significa quinto sino que representa un ordinal alógico, paradójicamente abstracto, fluctuante e indeterminado.

He aquí algunas papeletas bibliográficas de igual enunciado en lengua castellana:

B[ernardo]. R[amírez]. de L[una]. El oficio de tinieblas. Narración escrita con arreglo a la más moderna prosodia por D. ... Vitoria, Establecimiento Tipográfico de la Viuda e Hijos de Iturbe. 1880. 64 ps.

Fidelino Yáñez L. Oficio de Tinieblas. [Poema], en la revista El guaco de oro, n.° 1 (y único), San José de Costa Rica, mayo de 1932.

Alejo Carpentier. Oficio de Tinieblas. [Cuento], en la revista Orígenes, n.° 1. La Habana, diciembre de 1944.

Antonio Larreta. Oficio de Tinieblas. Montevideo. [Pieza en tres actos. Imprenta El Siglo Ilustrado. 1954] 116 ps. Se estrenó el día 23 de abril de 1954, en el Teatro Solís, de Montevideo.

Rosario Castellanos. Oficio de Tinieblas. [Novela] J[oaquín] M[ortiz]. [México, Talleres de Litoarte. 1962.] 368 ps. 1 h.

Alfonso Sastre. Oficio de Tinieblas. Drama en tres actos, original de... Ediciones Alfil [Madrid, Escelicer; Cádiz, Imp. Escelicer. 1967 ] 79 ps. Colección Teatro, n.° 546. Se estrenó el día 8 de febrero de 1967, en el Teatro de la Comedia, de Madrid.

Salustiano Masó. Oficio de Tinieblas. [En] La bramadera [portadilla p. 7]. Carboneras de Guadazaón. [Madrid, Gráficas Do-Mo. 1971.] 76 ps., 4 hs. El toro de barro, 20.

 


naturalmente, esto no es una novela sino

la purga de mi corazón.

 


odi et amo. quare id faciam fortasse requiris.

nescio, sed fieri sentio et excrucior.

Catvlli Carmina, lxxxv.

 

La literatura no es más que muerte.

Unamuno, Cómo se hace una novela.

 


1

… es cómodo ser derrotado a los veinticinco años aún sin una sola cana en la cabeza sin una sola caries en la dentadura sin una sola nube en la conciencia con sólo dos o tres lagunas en la memoria y mirar el mundo desde el cielo desde el purgatorio desde el infierno desde más acá de los montes pirineos y la cordillera de los andes con frialdad con indiferencia con estupor

2no merece la pena que te desnudes a nadie le importa nada ni el precio oficial de la remolacha para la campaña azucarera ni nada la arroba de sexos de varón y hembra la arroba de nalgas de varón y hembra y menos que a nadie a tu padre no pronuncies su nombre que acaba de quedar en el cementerio civil detrás de las tumbas de los masones a su cobijo en el camino de las arañas y de los lagartos

3no, no te resignes aguanta di cien veces mil veces un millón de veces no quiero nada ni siquiera que me dejéis vivir en paz morir en paz no quiero la vida ni la muerte ni la paz tampoco la guerra no vivo no me doy cuenta de que vivo

4ni me muero no me doy cuenta de que me muero

5ni declaro la huelga del hambre ni me trago la lengua ni me ahorco

6es como una letanía ora pro nobis ora pro nobis

7tendréis que tomaros la molestia de matarme con un almohadón de seda con una toalla de felpa con una cuerda de esparto con el cuchillo de cocina que tiene las cachas de asta de ciervo con cinco fusiles de chispa

8hay cadáveres que no acaban de estarse quietos que dan ligeros respingos que tiemblan que suspiran y piden clemencia y se quedan mirando:

9para las mujeres que les escupen en la boca

10para los niños que les hurgan el vientre con un palito que a veces se quiebra con un palito de avellano

11para los hombres que se ríen llenos de temor y de estruendo

12entonces llega la horda de los sepultureros borrachos de ginebra cantando himnos litúrgicos himnos funerarios himnos procaces y cuplés y cubren los diversos cadáveres de tierra les echan encima tonelada y media de tierra para que no puedan levantarse jamás

13quienes quedan vivos suelen tener mucho miedo y por eso ríen y cantan ríen y cantan sin cesar también sin que nadie se lo pida y miran con malos ojos a los que no ríen y cantan y les preguntan que por qué no ríen y cantan

14ellos no lo saben pero se lo imaginan no ríen ni cantan porque también quieren morir por mano ajena

15no vivir por mano ajena

16no, no te mueras ni declares la huelga del hambre ni te tragues la lengua etcétera

17tú no participaste en el suplicio de santa teodora el día primero de abril

18ni en el martirio de san venancio el día primero de abril ni te reíste de él y de sus piruetas

19ni en el destierro de san macario el día primero de abril que acabará que ya acabó muriendo en méjico el extrañamiento es dolorosa enfermedad mortal

20ni en la soledad de san hugo el día primero de abril ni tampoco en las otras calamidades que se reciben bajo una lluvia de abyectas sonrisas de gratitud

21no, tú fuiste un espectador muy torpe y ése es tu grave pecado el pecado para el que no puede haber perdón sin penitencia dolorosa sin penitencia de sangre

22no te fies de fechas todas son falaces y torturadoras y muy débiles tarde o temprano todas son falaces y torturadoras y muy débiles

23algunos creyeron que la historia empezaba a un toque de silbato o de campana o a un concierto de silbato y campana y después se pasaron la vida y llegaron más allá de la muerte oyendo horrísonos silbidos ensordecedores destemplados y muy solemnes campanazos ensordecedores

24tú recibes el castigo en este mundo antes de muerto casi como todos y más tarde te alarmas y no puedes cargar con tu dolor te derriba tu propio dolor sobre el que saltan todas las mujeres desnudas que conoces

25las de color rojo sangre las de color naranja veneno las de color amarillo agonía tas de color verde yerba las de color azul ciruela las de color blanco hueso blanco yeso blanco de españa todas las harpías y alguna pantera llena de condecoraciones ganadas en justa lid

26recuérdalo siempre: no hay final glorioso de trompetería hay final amargo de fagot final neutro de fagot final confortador y doméstico de corno inglés y ni te enteras de sus ventajas o de sus vicios ni de sus ventajas ni de sus vicios

27no, no hay ventajas todas las ventajas se las toma el enemigo tu enemigo el dueño del arsenal tú sabes que es un obseso de las ventajas pero no es tu enemigo

28tú también eres un vicioso de las ventajas aunque no quieras declararlo soplas en una pajita y esperas que salgan pompas de jabón volando pero salen aullidos de lobo volando y tauteos de zorra volando o mejor maullidos de gato manso volando y te desesperas y quieres ahorcarte con una cuerda de violín o un sedal de pescador de jibias o ahogarte en el lavabo o desnucarte golpeándote contra la esquina de una mesa etcétera

29ése no es el camino que todo es como una letanía ora pro nobis ora pro nobis

30venecia se hunde equis centímetros cada equis tiempo mientras los venecianos cantan barcarolas románticas y se ofrecen desnudos a los turistas que necesitan acopiar sucesos o se refugian en la masturbación y la mendicidad tú dices los venecianos como si todos fueran rubicundos cardenales leprosos y venecia su sede el péndulo de venecia no hace tic tac sino tic tac toc es un péndulo muy raro de hábitos poco previstos

31y a los fetos de raza no blanca los disecan y los ponen de adorno encima del piano los fetos de biafra en los pianos europeos los fetos de vietnam en los pianos americanos los fetos indios y paquistaníes en los pianos rusos y chinos y así sucesivamente que en el mundo hay muchos pianos no tantos como fetos de raza no blanca pero muchos con su teclado blanco y negro

32a ti te falta valor bien lo sabes para encararte con el inhumano juez que duerme sobre tres mujeres gordas desnudas y muertas marta maría y bárbara y decirle vos que sois tan reglamentario y buen cumplidor dadme una licencia de loco que me permita dejar de hacer locuras hasta convertirme en el payaso que recibe las bofetadas del país quiero burlarme créeme que con timidez del más cruel carcelero oh inhumano juez que dormís vuestro hartazgo entre eructos saludabilísimos sobre tres mujeres gordas desnudas y muertas marta maría y ana sed clemente y acoged mi súplica con benevolencia en ello me va la dignidad y también el sosiego a ti te falta valor bien lo sabes y gozas sintiéndote diana de estudioso objeto erótico de zurradora monja de hospital obediente lazarillo de los tics más tenebrosos y viciosos de los más sumergidos recovecos no me lamas el esfínter del ano con precipitación irresponsable deja las prisas para los cuerdos prostituidos y tañe raros instrumentos melodiosos y enfermos olvidadas cítaras de funeral de infanta goda agonizante bajo la presión de su amante moro y robustísimo oh inhumano juez que seguís durmiendo sobre la carroña de las tres mujeres gordas desnudas y muertas marta maría y regina oh inhumano juez cuya vida dios guarde muchos años sonreíd a vuestro siervo maltratado y libertad a la jauría de locos mansos que no quieren más cosa ni sueñan con mayor placer que acariciar viejas paredes y pasar por la vida arrastrando los pies con parsimonia oh inhumano juez que siempre habéis dormido y por siempre pensáis dormir sobre tres mujeres gordas desnudas y muertas marta maría y margarita que esperan el administrativo instante de la autopsia dejad ya de mirar el mundo con vuestros prismáticos y tomad una decisión política dadme una licencia de loco que me permita volver a la obediencia automática a vuestro siempre sabio mandato os prometo que jamás intentaré buscar explicación a nada confieso mi vana pretensión pretérita mi soberbia actitud de la que me muestro podéis creerme muy sinceramente arrepentido sabéis que soy incapaz de mentir y aun esto habréis de perdonarme también fue mucho mi orgullo y siempre será mínimo vuestro castigo me arrastro a vuestros pies pisoteadme escupidme orinadme por encima que yo sabré sonreír agradecidamente

33apartas a imelda de la multitud y cautelosamente distraídamente le acaricias un pecho después le dices con entonación casi amorosa imelda vida mía para entender la teoría cuántica y las ideas de heisenberg es preciso leer el poema de parménides esto lo ignoran las muchachas a las que beso furtivamente en el bautizo del hermano en la boda de la madre en el entierro del padre pero no por eso deja de ser una evidencia von weizsäcker sabe que no estoy mintiendo

34tu padre no pronuncies su nombre no debes coadyuvar a la delación siempre lo decía el mundo está lleno de pianos que ya no tocan musiquillas acompañadoras y herméticas valses mazurcas y polonesas sino himnos solemnes y descocados para que las mujeres de raza no blanca escupan fetos a plena conciencia de que están prestando un señalado servicio socorredor fetos para los pianos fetos encogidos y graciosísimos

35no juegues con ventaja no te tomes ninguna ventaja en la salida es cómodo ser derrotado en plena juventud no lo olvides

36tampoco olvides que tus nietos jamás deberán decir de ti con justicia ni siquiera pensar de ti con justicia: fue un déspota epicúreo un hedonista campesino civilizado y sangriento que vivió cien años parasitando una idea fija: sólo es válida para el tiempo amoroso la belleza de la joven madre amamantadora de primer varón, este estado óptimo de la mujer se presenta a las mil horas del parto y no dura más allá de setenta y dos horas después empieza la decadencia

37es preciso reírse sobre la imagen de la propia derrota no debe nadie preguntar a nadie acerca de las causas de su derrota ésas ya son sabidas aunque sobre ellas se guarde silencio respetuoso

38de nada te sirve o tan sólo te reconforta muy tenuemente cantar las gloriosas bajas pasiones la seguridad del funcionario y su doméstica previsión de esquina a esquina la comida caliente el lecho tibio la mujer fría y hacendosa el hijo que te desprecia tras la trinchera de la barba

39el hombre se acostumbra a la pobreza y a la riqueza a la vida y a la muerte al dolor y también al dolor y por encima del hombre vuelan los pájaros vivos y los pájaros muertos

40no se distinguen más que en una ligera flaccidez del plumón

41a veces están huecos y ya no tienen carne porque los gusanos también vuelan como los espíritus y los buitres pero vistos por encima vistos a la ligera se enseñan idénticos o casi idénticos y muy difíciles de conocer si cantan están vivos pero ésta no es regla general porque también cantan los pájaros muertos cantan peor pero cantan

42tu padre no pronuncies su nombre tenía registrado en cinta magnetofónica el canto de los pájaros muertos golondrinas verderoles jilgueros gorriones mirlos cada uno con su cantar que era muy tenue y quebradizo casi imperceptible

43en algunos momentos hacía falta tener muy buen oído un oído de músico tísico para escucharlo

44si un mueble crujía o una mosca volaba o un pobre nacía o un mendigo se moría o eran las tres y media en punto el canto de los pájaros muertos y la rayita del olvido eran casi la misma cosa

45eso no debe apenarte ya que del canto de los pájaros muertos casi nadie se ocupa tan sólo atienden los descuartizados porque se dicen los unos a los otros para qué vamos a escuchar el canto de los pájaros muertos y nadie sabe responder

46antes de que le nazca la primera cana en la cabeza el hombre debe morir cautelosamente con dignidad sin excesivo espectáculo, no es aleccionador el espectáculo de la muerte

47es envilecedor y aburrido el espectáculo de la muerte monótono como un hígado saludable

48nada hay más vil que el hombre que se aburre y cae en la vileza ante el espectáculo de la muerte monótono como un hígado saludable

49sí, tú te aburres fundamentalmente llevas toda la vida aburriéndote fundamentalmente pero aunque quieres dejar de vivir no te suicidas es una paradoja varada en la piedad

50en la mónada número 50 aseguras: te sobra valor pero te falta resignación y después sigues

51también te sobra sentido del ridículo la sangre de un suicida dibujando escenas eróticas sobre el suelo es algo demasiado ridículo la gente no suele perdonarlo

52a lo mejor la muerte que sigue es más entretenida y soez pedir que fuera más emocionante y soez es quizá pedir demasiado y así de muerte en muerte no se acaba jamás

53no faltan condenados a muerte defensores de la pena de muerte que atenta contra su sentido de la misericordia

54sí, yo soy asesino y me repugna la misericordia yo no tuve misericordia

55os envidio porque podéis mandarme a la horca sin que nadie os exija responsabilidad

56aprovechad vuestra situación de privilegio y complaceos, matadme para dar gusto al populacho que reclama las mínimas emociones que no debéis negarle

57vosotros también sois populacho, que nadie pueda llamaros traidores de clase

58el cadáver de tu padre no pronuncies su nombre quedó en el cementerio civil detrás de las tumbas de los ateos en el camino del ciempiés y del caracol pero nadie sabe si resignado o no resignado

59tu padre no pronuncies su nombre murió viejo la muerte de los viejos es deslucida y poco alegre en nada se asemeja a un festín casi no es un espectáculo nadie quiere hacerles compañía y cerrarles los ojos o sellárselos con esparadrapo para que la araña el caracol el ciempiés el lagarto la robusta cucaracha no encuentren demasiadas facilidades en su paseo

60no, no, que se esfuercen como nos esforzamos todos tú el primero nadie debe dar ventaja a nadie no te tomes ventaja en la salida haz oídos sordos al toque de silbato del juez de salida

61no es ahí donde empieza la historia no seas ingenuo ni necio la historia viene desde más atrás nadie sabe con exactitud donde empieza si en adán y eva o en el sembrador de manzanos

62imagínate una cesta con nueve huevos de alondra:

63un huevo de alondra crudo sin galladura un huevo de alondra crudo con galladura un huevo de alondra crudo con galladura muerta

64un huevo de alondra cocido sin galladura un huevo de alondra cocido con galladura un huevo de alondra cocido con galladura muerta

65un huevo de alondra podrido sin galladura un huevo de alondra podrido con galladura un huevo de alondra podrido con galladura muerta

66imagínate otra cesta con otros tantos huevos de gaviota distribuidos de la misma forma

67imagínate aún otra tercera cesta con otros tantos huevos de pájaro carpintero distribuidos de la misma forma

68las posibles combinaciones exceden una cifra mayor a la expresada por la unidad seguida de veintisiete ceros no hay cosecha de trigo etcétera pero tan sólo tres supuestos incesantemente repetidos pueden ser fecundos su representación geométrica plana produce la media luna del islam proyectándose sobre la estrella de seis puntas del mogreb su representación geométrica espacial produce un móvil velocísimo y a punto de desorbitarse

69antes de que la geometría fuera enunciada no había más que manzanas de una sola clase una sola forma un solo color un solo tamaño una sola consistencia la confusión se produjo más tarde

70no es preciso que no pronuncies el nombre de tu primo tu primo no tiene nombre no es el ironduke el duquedelabruyère el duquedelarochefoucauld rosaluxemburgo la duquesaciega ni safo vestida de capitán de lanceros de antes de la guerra del 14 tu primo se nutre de buenas esperanzas se reconforta con buenas esperanzas y no forzosamente es sodomita pasivo la alcoba de tu primo es grandecita

71en el medio

72con los cuatro puntos cardinales exentos como las mesas de bridge

73está el lecho de las frustraciones con su colcha de indiana y su almohadón con un gato bordado la pared está empapelada con papel lavable: un cazador a caballo soplando en una trompa de caza mientras persigue un ciervo todo en colores y después otro cazador igual y otro y otro hasta trescientos o más

74en la pared hay dos reproducciones litográficas de la maja desnuda las dos del mismo tamaño una algo más pálida y una estampa de la virgen de los dolores clavada con una chincheta la estampa está algo torcida no mucho algo sobada

75el mobiliario no debe describirse al menos por ahora no es necesario

76tu primo no tiene nombre es posible que se llame tuprimo y celebre su santo el día primero de abril en cesárea de capadocia san tuprimo camarero del emperador trajano que siendo acusado de profesar la fe cristiana fue de varías maneras atormentado con diversos y atroces suplicios y encerrado en una fría mazmorra expiró consumido por el hambre y la fiebre y sus restos mortales fueron devorados por tres demonios encarnados en la rata zabulón ii el erizo transportista verdeleto ii y el puerco espín marchocias ii que a veces se disfraza de lobo súcubo para asustar a los seminaristas y a los profesores del seminario sección teología

77no te fies de fechas que todas son falaces y mentirosas y suficientemente débiles y andan siempre cambiando sin respeto a las lunas ni a nada

78tuprimo está delgado muy delgado come poco y se pasa las noches componiendo poesías y pegando carteles subversivos en las paredes

79su novia va a visitarlo de madrugada trepa por la fachada y se acuesta con él en la cama de las frustraciones se dan calor y se intercambian besos y consignas su novia es lesbiana y a tuprimo le resulta cómodo y reconfortador que sea lesbiana

80dios jamás supo que tú creías en él

81en venganza te regaló el éxito pero te regateó la felicidad

82dios es más pródigo con la espita de la felicidad pero contigo procedió al revés para restarte soberbia

83dios es vengativo pero tú que también eres vengativo finges que estás poblado de islas inaccesibles y por las noches cuándo te quedas a solas de verdad te asalta la amarga idea de que eres efectivamente un fingidor y sientes un gran desprecio hacia tu cabeza que de un momento a otro va a ser coronada de laurel

84no quedan ya islas inaccesibles ni siquiera en el corazón de los animales quedan islas inaccesibles todas han sido violadas y destrozadas por los préstamos de los poderosos

85los monstruos abdicaron de su última silvestre virginidad los grandes amores revolucionarios son siempre pasajeros los pequeños amores revolucionarios también lo son

86he aquí el fin de las especies una tras otra

87los mamuts homosexuales

88los rinocerontes blancos atacados de hastío del sexo de olvido de sus cautelosas excelencias, v. mónada 688

89el armadillo acorazado el asno de buridán la amante frígida la esposa dictaminadora el samurai que se ahorca con el cinturón de su quimono porque dos soldados norteamericanos prostituyeron el harakiri abriéndose el vientre con un sable

90no, ya no quedan islas por descubrir será preciso un nuevo cataclismo para que emerjan dos o tres islas minúsculas en las que guarecer el hambre y la sed de justicia el hambre y la sed de pan y agua el hambre y la sed de libertad

91los fláccidos falos sirven de pasto a las gaviotas he aquí el fin de las especies

92no sueñes con remotas islas inaccesibles limítate a reconfortarte pensando que dios jamás supo que tú creías en él

93tuprimo no apaga la luz jamás porque piensa que la muerte ha de sobrevenirle a oscuras es un pálpito él siempre lo dice y su novia casi no le escucha porque sabe que va a decir siempre lo mismo

94en la pared frente a la cama de las frustraciones y rodeado de cazadores a caballo soplando en una trompa de caza mientras persiguen ciervos de tenues colores hay un retrato mágico del poeta harumichi no tsurak que cuando se le da vaho y se le frota canta muy melodiosamente

95sobre el torrente el viento ha tendido una presa son las hojas rojas que no quiso nadie

96tuprimo guarda en un cajón de la mesa una cajetilla de tabaco inglés los jueves y los viernes la abre huele un poco y la cierra enseguida para que no pierda el aroma

97tuprimo no es fuerte ni perseverante tiene buena memoria eso sí pero carece de fuerza y de perseverancia su color es gris claro amarillento tuprimo es débil y mudadizo y tampoco tiene tan buena memoria como se dice tuprimo sueña con conservarse siempre débil y mudadizo por eso huele tabacos artificiales mientras su novia trepa por la fachada huyendo de la libidinosa policía

98una noche estaban tuprimo y su novia acostados y vino la policía a hacerles un registro los doce policías eran amables pero la novia de tuprimo no quiso yacer más que con uno que tosía mucho que tosía en quintas entonces se fueron sin registrar nada tampoco quisieron tomarse ventaja en la salida en eso fueron unos verdaderos deportistas

99la mujer vestida de harapos de oro toma todas las tardes una taza de té y escucha el parte meteorológico con suma devoción después huye y no regresa hasta la madrugada por lo común con una herida en la frente dicen que escala las altas tapias del cementerio civil coronadas de cruel alambre de espino y heridor vidrio de botella y que se da cinco o siete cabezadas sobre la losa del sepulcro de tu padre no pronuncies su nombre nadie sabe de cierto a dónde va por las noches la mujer vestida de harapos de oro cuando se lo preguntan sonríe con dulzura y guarda silencio o llora

100tuprimo tiene un lavabo en una esquina de la alcoba un aguamanil de hierro que semeja la silueta de la mantis religiosa

101en la mónada número 101 dices: gauguin pintó la orana maría polinesia invadido de mugre y de misericordia mientras el siglo xix vomitaba contrabando de esclavos negros sobre la ciénaga de nueva orleáns y las mujeres blancas creían honradamente en los mandamientos de la ley de dios y en el reparto de la tierra

102el lavabo está lleno de aromático y untuoso licor de cerezas y tuprimo y su novia beben un poco chupando con una goma de irrigador a nadie le importa la vida privada de nadie porque nadie nace con fe suficiente la fe invade a quienes la predican

103la madre de tuprimo está enamorada del comisario de policía del sector pero éste no le corresponde no le hace ni caso la mira por encima del hombro y le llama furcia descocada y muerta de hambre y aun otras cosas peores

104la necesidad no es una idea no hay ideas necesarias sino una evidencia sí hay evidencias necesarias las ideas pueden ser engañosas pero el hambre el dolor el miedo la lujuria jamás lo son

105la madre de tuprimo sufre mucho y escucha detrás del tabique tuprimo para desorientarla pone la cinta magnetofónica en la que tu padre no pronuncies su nombre había registrado el canto de los pájaros muertos algunas noches la madre de tuprimo se distrae y entonces le ruega que vuelva a ponerla otra vez desde el principio

106no llames jamás por su nombre a los mesiánicos prepotentes ni a los profetas menores fichados por la policía internacional

107tuprimo es muy complaciente con su madre y le ofrece a la novia para que ambas se amen con estupor y con violencia tuprimo aplaude da más volumen al magnetófono y chupa un par de buches del aromático y untuoso licor de cerezas color sangre

108no llames jamás a nadie por su nombre reserva esa rarísima actitud para designar más inteligentes conductas aunque no se produzcan

109tuprimo pega a su madre ya saciada con el gato de siete colas y se queda profundamente dormido mientras su novia restaña a la mujer herida ios latigazos con saliva vinagre y sal

110no debe obsesionarte la idea de que es cómodo ser derrotado a los veinticinco años debes acostumbrarte a vivir de espaldas a todas las ideas un caballero no tiene ideas y si no consigue no tener ideas debe procurar al menos no exteriorizarlas

111no, no llames jamás a nadie por su nombre limítate a despreciar a los ungidos imagínate y ordena con sumo cuidado el desdén que te inspiran descúbrete ante los vagabundos el hombre es un animal restador depredador el pájaro que canta sin objeto aparente es un animal sumador florido

112no todas las vidas son cómodas las hay muy decepcionadoras y longevas a nadie debe importarle la vida privada de nadie si es alcohólico u homosexual nadie nace con fe suficiente también hay confidentes de la policía que son alcohólicos y homosexuales y eso no les resta impopularidad ni remordimiento de conciencia

113tuprimo no es confidente de la policía

114tuprimo está señalado con la huella de la muerte se le ve en una arruguita en forma de signo de interrogación al revés que tiene en la comisura de los labios su novia le sacó un molde de escayola y lo tiene sobre la mesa de noche lo usa de cenicero y también para escupir sangre

115tuprimo quiere escaparse muy lejos quiere huir pero su novia le disuade y le pregunta que para qué los andes el himalaya el kilimandjaro el río nilo el éufrates y el tigris el orinoco que para qué

116una mujer desnuda no es un peligro pero es siempre un estorbo carece de la bienaventurada lentitud que señala los estratos superiores de la creación

117tuprimo lo sabe y se subleva vístete vístete no quiero vestirme porque desnuda puedo escapar mejor y con rapidez las mujeres desnudas volamos en el aire como el vilano con gran soltura y elegancia no quiero vestirme te anuncio que no me vestiré jamás que viviré siempre desnuda no quiero más vestido que la mortaja

118la madre de tuprimo aplaude desde detrás del tabique y ruega a la novia de tuprimo con voz muy amorosa muy zalamera que baje todavía más el volumen del canto de los pájaros muertos que suena en el magnetófono

119el dolor de tuprimo sirve de consuelo y hace mucha compañía a las mujeres solitarias y defraudadas casi todas las mujeres son o se sienten solitarias y defraudadas

120adán y eva usaban una serpiente alimentada de pájaros para que les silbase el canto de los pájaros muertos ruiseñores calandrias verderoles jilgueros mirlos cuclillos cada uno con su canto

121adán y eva bailaban con mucha cadencia porque por aquel tiempo aún estaba aherrojado el demonio bileto uno de los reyes del infierno jinete en su caballo blanco y sólo temeroso de la cimbreante vara de avellano y aún no se habían inventado ni la rata caraba ii en forma de estrella ni el erizo furcas ii con su larga barba y sus largos cabellos blancos ni el puerco espín caacrinolas ii que tiene alas de grifo ni la comadreja jezabel ii que come perros hidrófobos y dulces como la caña de azúcar ni el hurón marbas ii que muere disfrazado de león furioso

122aquéllos eran unos tiempos gloriosos en los que por el aire volaban los vilanos en forma de mujer desnuda después fue cuando la humanidad empezó a lastrarse de dolor y a languidecer amortajada en reglamentos

123en los matrimonios morganáticos el dalai lama y la mujer vestida de coronel prusiano en vacaciones en el lago ladoga por ejemplo la cojera del cónyuge de pura sangre hace el contrapunto a los modales no muy depurados del cónyuge plebeyo tacata tas tacatá tas tacatá tas es como una letanía miserere nobis miserere nobis espigada de aquella parte que es más breve y rítmica menos prevista y enojosa

124tuprimo duerme poco y mal le quitan el sueño las oleadas de fetos de raza no blanca que se suceden como las nubes de aves migratorias al llegar la primavera

125su novia acurrucada en la alfombra semeja una lombriz y procura guardar silencio pero tuprimo no duerme tiene los ojos abiertos y fijos en la luz, a las mariposas mientras dan vueltas y más vueltas alrededor de la luz les pasa lo mismo y al final arden y se queman desaparecen por completo porque se las come un pájaro que va de paso nadie sabe a dónde

126los guerreros creucobolos montaban grandes pájaros ahítos de mariposas quemadas grandes pájaros con yerba vivaz verbena mostaza cáñamo en lugar de plumas

127la mujer vestida de coronel prusiano en vacaciones en el lago balaton por ejemplo lamenta que en el tibet no sean cómodos los trámites del divorcio el dalai lama es un marido demasiado circunspecto que tiene trato carnal con kaidmorto nacido de una pata de toro y gana siempre el combate porque se alimenta de la piedra que llaman cactonita

128al marido de la mujer vestida de coronel prusiano en vacaciones en el lago ontario por ejemplo le brilla la crueldad mental en sus ojillos oblicuos y en el esfínter del uréter y le huele el aliento a cadáver de niña es muy difícil respetar las instituciones a su lado ya que su sola presencia hace temblar los principios que se habían venido teniendo por más sólidos e inamovibles

129nadie debe suponer que has delinquido nadie es delincuente por cometer delito ni la virtud ni el pecado son casuales sino que responden a las leyes todavía no del todo expresadas de la nostalgia geométrica del azar

130tuprimo recita de memoria los versos de ios poetas ignorados y solloza cuando va más o menos por la mitad

131vístete vístete no quiero vestirme vístete vístete no quiero vestirme vístete vístete no quiero vestirme prefiero la muerte desnuda puedo escapar mejor

132envíale una caja de habanos media docena de botellas de champán al vecino de la casa de enfrente para que siga permitiéndote contemplar cómo ama a su joven esposa con qué elegante violencia con qué torpe equilibrio mágico

133te ruego que bajes un poco más el volumen del canto de los pájaros muertos eva te hubiera pedido lo mismo

134envíale un ramo de flores exóticas un frasco de perfume exótico a la vecina de la casa de enfrente para que siga permitiéndote contemplar cómo es amada por su joven esposo con qué sabia languidez de acróbata cansado ama a su joven esposo con qué fruición de ciclista tísico ama a los jóvenes y destrozados e incontables proveedores de su economía doméstica:

135el robusto lechero que recuerda a un asno el aplicado frutero que recuerda a un jabalí el inexperto chico de la tienda de comestibles que recuerda a un bravito conejo de corral el misterioso carbonero que recuerda a un gallo fanfarrón el reverencioso electricista que recuerda a un limaco

136mientras su joven esposo se repone hojeando revistas deportivas

137tuprimo es muy espiritual y se refugia en los versos de los poetas ignorados baja un poco más el volumen del canto de los pájaros muertos hay ocasiones en las que no puedo soportarlo prefiero el hambre

138el dolor de tuprimo pobre hijo mío me devuelve a los gloriosos tiempos anteriores al pecado de la carne te ruego que bajes todavía un poco más el volumen del canto de los pájaros muertos no te vistas no te vistas sigue desnuda sobre la alfombra como un perro igual que un perro que se desangra

139deja a tuprimo que recite los versos de los poetas olvidados los sentimentales versos de los poetas que murieron antes de cumplir los veinte años no tuvo que ayudarles el amor de las mujeres negras ni el deleitoso juego de la bestialidad se murieron solos y con rapidez suficiente

140cuando alguien te pregunte que para qué les sirven los muertos a los vivos responde que lo ignoras no hurgues nunca en las conciencias atónitas o demasiado maleables

141piénsalo siempre tenlo siempre presente: es más gallardo y reconfortador ser criminal que hipócrita en la hipocresía no puede residir la salud ni anidar el contento en el crimen puede habitar la paz la hipocresía es la segunda más estéril parcela del hombre detrás de la envidia y antes que la avaricia por las venas de la hipocresía no corre sino el frío de la muerte no te dejes arrollar por la esperanza ni por la desesperanza niégate a sucumbir ante la tentación de la esperanza y la desesperanza

142tú sigue desnuda gloriosamente desnuda como una foca sin pluma ni pelo gloriosamente desnuda como una foca despellejada a palos gloriosamente desnuda sin piel siquiera es el ruego que te hace hija mía una mujer que va a morir quizá en la hoguera una mujer que quiere y no quiere morir en la hoguera déjalo eso es cosa mía

143tú sigue cautelosamente desnuda quema tu ropa en la chimenea o arrójala por el balcón sin que tuprimo se dé cuenta los jóvenes obnubilados están ciegos tienen los ojos llenos de piedras preciosas diamantes para sanar el cólera esmeraldas para combatir los síntomas del mal caduco rubíes para alejar los malos pensamientos jacintos para fortificar el corazón y aumentar la prudencia ópalo para conservar las durezas del organismo, y no ven nada

144pero las jóvenes desnudas son como fuentes de la montaña están llenas de vida mineral y vegetal

miércoles, 27 de diciembre de 2023

Camilo José Cela Café de artistas FRAGMENTO CAMILO JOSÉ CELA

 

Collage de escenas sobre los habituales de un café madrileño de los años cuarenta, a través de cuyas historias conocemos sus preocupaciones, el hambre, el peso de la reciente guerra civil sobre sus vidas, las costumbres…

Un joven de provincias viaja a Madrid dispuesto a triunfar, pero a su llegada entra en un café frecuentando por artistas, literatos y gente de la bohemia, donde nadie le hace caso.

Allí conoce finalmente a Rosaura, joven de la que se enamora perdidamente.

 



 Camilo José Cela

 

 Café de artistas

 La puerta giratoria da vueltas sobre su eje. La puerta giratoria, al dar vueltas sobre su eje, tiene un ruido mimoso, casi amoroso. En la puerta giratoria hay cuatro reservados, cuatro departamentos; si los poetas son flacos y espirituales, hasta pueden caber dos en cada porción. Los departamentos de la puerta giratoria tienen la forma de las porciones del queso fresco, del blando y albo queso reconstituyente, un queso para madres lactantes. La puerta giratoria tiene un cepillito a los bordes, de arriba a abajo, para que no se cuele el frío de la calle. La puerta giratoria es un bonito símil, algo así como una metáfora a la que se le puede sacar mucho partido. El Café de Artistas está lleno de bonitos símiles.

—Se han convocado unos Juegos Florales en Huesca. Flor natural y tres mil pesetas. Tema libre.

La poesía también está llena de bonitos símiles. Lo del blanco sudario de la nieve ya se lleva poco. Ahora se estila más hacer juegos de palabras y decir «víspera» y «costado». «Víspera» es muy frutal, muy frutal; es casi como «níspero». «Costado» es muy hondo y muy religioso, muy hondo y muy religioso; es casi como «jaculatoria».

Las señoras engordan, pero no importa. Las señoras escriben sus versos y sus prosas, pero tampoco importa. Se trata de un problema de glándulas de secreción interna.

Los poetas toman café con leche, que siempre alimenta. Algún poeta, de vez en cuando, pasa, y se ahorra catorce reales. Las señoras, en cambio, no pasan jamás. Las señoras son insaciables.

—Deme un café con leche.

Un joven de provincias se siente galante.

—¿Quiere usted una copita de anisete? Yo la invito, si no le parece mal.

—¡Gracias, amor!

El joven de provincias se pone colorado y, sin querer, fija la vista en la pechuga de la señora. En su provincia no pasan estas cosas. En su provincia, las señoras están gordas, sí, pero no hacen versos: hacen calceta y filtiré. En su provincia, las señoras también hieden a vaca, sí, pero no toman anisete: toman chocolate, y no siempre.

El joven de provincias se sobrepone. ¡Animo, muchacho!

—De nada, no se merecen.

La señora de la pechuga palpitante exhala un suspiro profundo.

—Brrrr…

La señora de la pechuga esplendorosa tiene propensión a la calvicie. Eso se corrige con una loción de azufre, frotando bien, todas las mañanas, al levantarse.

—Conque por Madrid, ¿eh?

—Pues, sí, ya lo ve…

—¡Vaya, vaya!

Algunos días, en lugar de decir esto, se dice esto otro: —Lo que yo le digo a usted, pero que muy en serio, es que Balzac… Bueno, ¡para qué hablar!

Entonces, el joven de provincias se pone a pensar en Balzac y lo confunde con Stendhal. «No, no; el de Madame Bovary, el de Madame Bovary».

La señora de la amplia pechuga tiene unos días mejores que otros.

—¿Qué te pasa, Rosaurita?

El joven de provincias encuentra un poco excesivo que a aquella señora, con lo grande que es, la llamen Rosaurita.

—Nada, no me pasa nada. ¡Oh, querido mío! ¡Mil gracias!

—No hay que darlas, no hay que darlas.

Con la señora de pechuga de pavo la conversación no languidece jamás.

—Se conoce que me ha caído mal el alimento, porque me está repitiendo toda la tarde.

—Eso es mismo de la digestión; toma bicarbonato.

El joven de provincias no se atreve a tutear a Rosaurita. El joven de provincias es un chico muy respetuoso con la edad.

En la mesa de al lado, unos señores regular de trajeados hablan de poesía.

—¿Me puedes dejar tres duros? Mañana te los doy.

Al señor que pide los tres duros le deben un dineral, un verdadero dineral, de premios en los Juegos Florales. El señor que pide los tres duros tiene mucho crédito.

—¿Habéis cobrado en La Coruña?

El señor que pide los tres duros pone un gesto elegiaco.

—¡La Coruña!

Rueda sobre las mesas, rebotando en el techo y escapando por la puertecilla del teléfono, un grave ángel de silencio, un ángel instantáneo.

Rosaurita baja el cocido con anisete.

—¡Está bueno!

El joven de provincias piensa: «¡Ya puede!».

Rosaurita se mete la mano por la pechuga y saca unas cuartillas, en las que apunta tres o cuatro palabras con un lápiz que le ha prestado el camarero. Después se las vuelve a guardar, arrugadas, tibias, animales.

—¿Qué va a ser?

—Solo.

En la tertulia, que es algo así como la estación del Metro de Antón Martín, se acaba de sentar un viejo temblequeante, que tiene dentadura postiza, incontinencia de orina y una hija monja en Albacete.

—Lo que le pasa a estos poetas de ahora, ya lo sé yo pero que muy bien. ¡Vaya si lo sé!

Los contertulios no le preguntan a don Mamed qué es lo que les pasa a estos poetas de ahora. ¡Qué mala uva!

La encargada del teléfono grita:

—¡Señor García Pérez!

La señora del teléfono gritando «¡Señor García Pérez!» es algo así como el contrapunto de todas las conversaciones del café.

—Pepe, te llaman.

—Voy.

Don Mamed parece un pájaro frito; dan ganas de cogerlo por las patas y comérselo, con cabeza y todo.

—Chico: ¡un blanco, para pasar mejor a don Mamed!

Don Mamed cuenta chistecitos costumbristas, chistecitos que huelen a alcanfor, a casa cerrada, a velatorio de niña que cascó en la flor de la edad, a maestro jubilado, a tocino húmedo, a pensión de dieciocho pesetas, a retrete de casino de pueblo, a pescadilla cocida, a alcoba de criada de servir, todo revuelto.

—¡Je, je! ¿Conocen ustedes el del guardia?

—Sí, sí; ése ya lo conocemos.

A don Mamed no le importa nada prodigarse.

—¡Je, je!

Don Mamed es incansable, es un pardillo muy resistente. Don Mamed rompe a contar el chiste del guardia: —¡Je, je! Un guardia le dijo a una niñera, ¡je, je! «Oiga usted, prenda, ¿qué tal la trata el señorito?». ¡Je, je! Y la niñera fué y le dijo, ¡je, je! «Oiga usted, guardia, ¿y a usted…?».

Don Mamed sigue con su bonita historia, ¡je, je! durante un largo rato. Nadie le escucha. Al joven de provincias le hubiera gustado saber en qué iba a parar aquello del guardia y la niñera.

—¿Quiere usted traer una jarra de agua fresquita?

Los poetas, cuando piden agua, dicen siempre «fresquita». Así, en diminutivo, queda más íntimo, más cariñoso, y hay más probabilidades de que, por lo menos por compasión, le hagan caso a uno.

El joven de provincias bebe agua y vuelve a mirar la pechuga de Rosaurita.

—¡Pues no es tan vieja! ¡Yo no sé esta gente!

Rosaurita, que hace ya cerca de treinta años que ha perdido el hábito de ser mirada, ni se da cuenta.

—Los papeles no le han podido llegar muy abajo —piensa el joven de provincias—; la Rosaurita está más bien cumplida.

El joven de provincias se decidió a llamarla Rosaurita, aunque no fuese más que en el pensamiento.

—Oiga usted, señora.

La señora con formas de paloma buchona, le interrumpió: —Llámeme usted Rosaura, joven; Rosaura, como me llaman todos mis amigos, todos mis buenos compañeros de letras.

—Bueno, muy agradecido. Oiga usted, Rosaura.

—Dígame, amigo mío.

El joven de provincias se cortó, igual que la mayonesa cuando la señorita se mete en la cocina.

—Pues… No sé… Se me fué el santo al cielo… No sé lo que iba a decirla… En fin, ¡ya me acordaré!

A la Rosaura le ofrecieron un «buby» y la Rosaura empezó a echar humo por la nariz; el joven de provincias hubiera jurado que incluso antes de encenderlo.

—¡Qué tía! ¡Qué ganas tenía de echarse un «pito»!

La Rosaura, fumándose su «buby», se sentía el ombligo del mundo. Lo bueno que tienen estas gordas literarias es que son fáciles de conformar; con cualquier cosa se contentan.

—Así da gusto.

—Ya, ya.

El joven de provincias había hablado consigo mismo.

 


 II

En el bar, delante de un café con leche, un editor le explica a un novelista flaquito, con cara de padecer del hígado y quién sabe también si de hemorroides.

—Mire usted, Cirilo, dejémonos de zarandajas y de modernismos. La novela, ¿me escucha usted?

Cirilo se sobresaltó por dentro y puso un gesto casi ruin de estar atendiendo mucho.

—Sí señor, sí. La novela…

El editor siguió.

—Pues eso. La novela, dejémonos de monsergas y de modernismos, debe constar de los tres elementos tradicionales, clásicos, esenciales. ¿Me entiende usted?

El novelista, por poco, le responde: —Sí, señor, le entiendo la mar de bien: fe, esperanza y caridad.

Pero pudo contenerse a tiempo.

—Sí, señor. ¡Ya lo creo! ¡Los tres elementos tradicionales, clásicos, esenciales! ¡Je, je!

El editor respiró hondo y continuó.

—¿Quiere usted un cafetito?

—Bueno…

—¡Oiga, un cafetito para este señor!

El editor miró para Cirilo y Cirilo se compuso unos ojitos de oveja, unos ojitos que querían significar todo su mucho agradecimiento.

—Y esos tres elementos de que le hablo, amigo mío, esos tres elementos tradicionales, clásicos, esenciales, dejémonos de gaitas y de modernismos, son, ¿sabe usted cuáles son?

—Siga, siga…

—Pues son: planteamiento, nudo y desenlace. Sin planteamiento, nudo y desenlace por más vueltas que usted quiera darle, no hay novela; hay, ¿quiere usted que se lo diga?

—Sí, señor, sí.

—Pues no hay nada, para que lo sepa. Hay, ¡fraude y modernismos!

El pobre Cirilo estaba hundido, anonadado. El editor usaba unos argumentos muy sólidos.

—Y si usted quiere que le encargue una novela, ya sabe: planteamiento, nudo y desenlace. Verbigracia: una joven huérfana trabaja como una negra para poder sacar adelante a sus once hermanitos, que también son huérfanos y están algo delicados. Para darle mayores visos de realidad, podemos decir que trabaja en el Instituto Nacional de Previsión, en la sección de seguros para Madres Lactantes. Bueno. La joven, que se llama, por ejemplo, Esmeralda de Valle Florido, o Graciella de Prado-Tierno, o algún otro nombre cualquiera, el caso es que sea bello y simbólico, conoce un día, en una cafetería americana, ¡hay que ser modernos!, a un joven apuesto, de mirar profundo, que se llama, por ejemplo, Carlos o Alberto. No se le ocurra ponerle Estanislao; comprenda que no hace bien.

—Claro; sí, señor.

—Pues eso. ¡Ya casi tenemos el planteamiento! Carlos, que es muy desgraciado, corteja a Esmeralda, que tampoco es feliz, pero Esmeralda le pone una condición. «¡Carlos!» «Dime, amor». «¡Quítate del vermú!» Carlos se aparta de la bebida y la joven pareja pasa por instantes muy dichosos. ¿Eh, qué tal?

Cirilo estaba entusiasmado.

—¡Extraordinario!

El editor sonrió, satisfecho.

—Pues nada, ¡para que vea mi afán de colaboración!, si le gusta, ¡se lo regalo!

—Gracias, don Serafín, machas gracias. ¡Nunca podré agradecerle bastante todo lo que usted hace por mí!

Don Serafín se esponjó.

—¡No hay que darlas! Bueno, vayamos ahora al nudo. Esmeralda, rebosante de dicha, esperó a que su prometido cumpliera años y le regaló un parchís. Carlos, al desempaquetar el parchís, no pudo disimular un hondo gesto de contrariedad. ¿Qué sucedía? ¿Por qué no le había agradado el presente de su amada? ¿Qué misterio encerraba el parchís? ¡Ah! ¡Ahí, precisamente ahí, estaba el misterio! ¿Le gusta a usted cómo va el argumento?

—¡Un horror! Siga usted.

—Pues ya tenemos el nudo. Pasemos ahora al tercero de los elementos tradicionales, clásicos, esenciales: al desenlace. Todo gira alrededor del parchís. ¿Estaba envenenado el parchís? ¿Traía a su mente recuerdos de su mala vida pasada, que hubiera preferido alejar de sí como una horrorífica visión? ¡Ah! Lo que sucedía era que Carlos, al ver cómo Esmeralda desenvolvía el parchís, se percató de que era cierto y bien cierto lo que siempre se había temido: que ambos eran hermanos de padre. ¡Maldición! ¡Ese gesto de ir enrollando el cordelito en un dedo le descifró todo el misterio! «¡Esmeralda!» «¡Diga! Digo, ¡dí!» «¡Nuestro amor es imposible!» «¿Y eso?» «Sí, Esmeralda, ¡una misma sangre late en nuestras venas!» «¡Caray!» «Sí, Esmeralda, ¡apartémonos el uno del otro!» Esmeralda se apartó y, ¡zas!, se desmayó. Carlos, cabizbajo, se hizo benedictino. ¿Eh? ¿Qué tal?

Cirilo no pudo menos de responder: —¡Magnífico, magnífico!

El editor siguió explicando su teoría de la novela y después se marchó. El joven de provincias se acercó a Cirilo.

—¡Hola, buenas!

Cirilo, que acababa de recibir un encargo en firme, ni le miró. ¡Estaría bueno!

—¿Le molesto?

—No, no…

El joven de provincias se acercó aún más a Cirilo a ver si se le pegaba algo.

 


 III

En tres o cuatro mesas en fila, los pintores guardan silencio. El joven de provincias, que también es un poco pintor, procura meter baza; con poca suerte, esa es la verdad. El joven de provincias no sabe bien lo que es, o lo que quiere ser, o lo que va a ser. El joven de provincias se quedó huérfano de padre y madre siendo aún muy niño. Entonces, sus tías le decían:

—Oye, Julito, hay que ir pensando en tu porvenir. ¿Qué vas a ser cuando seas mayor?

Y Julito se quedaba un poco desorientado y contestaba:

—¡Pues! ¡No sé! La verdad es que no sé…

A sus tías, aquella indecisión del Julito las sacaba de quicio.

—Pues paseante en Cortes no vas a ser, descuida. Para eso hay que tener bienes de fortuna.

—Bueno, ya saldrá algo…

El Julito, cuando sus tías se fueron para el otro mundo, malvendió lo poco que le dejaron y se vino para Madrid, a conquistar la ciudad.

—Y a invitar a copitas de anisete a la Rosaura.

—Bueno, ¡eso fué una vez!

El joven de provincias, en la tertulia de los pintores, procura meter baza:

—No, por ahora no hago más que dibujos…

—Bueno.

—Ya me meteré más tarde con el color…

—Bueno.

—Lo que quiero es preparar una exposición con cuidado…

—Bueno.

El joven de provincias guardó silencio porque adivinó que, de un momento a otro, ya no le iban a decir ni «bueno».

Los pintores aplastan las colillas contra el mármol de la mesa.

—¡Qué calidades! —pensó el joven de provincias.

El joven de provincias no se llama Julito. El joven de provincias se llama Cándido, Cándido Calzado Bustos. Cándido Calzado Bustos es flaquito, feuchín, paliducho. Cándido Calzado Bustos no va bien del vientre.

—¡Cándido!

—¡Qué!

—¿Qué tal vas?

—Mal…

Cándido Calzado Bustos hace poesías y dibujos. Si le dieran un destino en algún lado, también lo cogería. Cándido Calzado Bustos hubiera querido ser un nietzscheano. Pero no pudo. Cándido Calzado Bustos era, más bien, una monja de la caridad y hacía versitos a los niños pequeños y a los perros callejeros. Los versitos le salían muy grandilocuentes, pero quedaban bastante bien, aunque, según le habían dicho, con algunas «reminiscencias».

¡Oh, tú! Perrillo incierto,

o bien corazón que pende de nube,

o álamo,

etcétera.

Los pintores entienden poco de poesía. Como compensación, los poetas no entienden una palabra de pintura. Cándido Calzado Bustos era un poco poeta y otro poco pintor, y, claro, no distinguía; era como un negado, pero un negado de buena voluntad e incluso de principios.

—Las calidades, las calidades…

—¿Eh?

—Pues eso, las calidades.

—¡Ah!

—La pintura de Asterio se caracteriza por sus finas calidades: calidad de pez, calidad de jarra, calidad de coliflor…

—¿Quién es Asterio?

—Mi maestro.

Los camareros del Café de Artistas distinguen a los pintores buenos de los pintores malos por la cara. Con los poetas les pasa lo mismo; no fallan jamás.

—¿Ése? Ése es un ganapán que deja a deber el café.

Los camareros del Café de Artistas no se equivocan nunca.

—¿Ése? Ése es un pardillo que deja a deber el café.

Los camareros del Café de Artistas tienen una gran seguridad en sí mismos.

—¿Ése? Ése es un muerto de hambre que ni deja a deber el café.

—¿Y qué hace?

—¿Ése? Ése, pues nada; aguanta. Por no pedir, no pide ni bicarbonato.

El joven de provincias pide café, lo toma y lo paga. Conviene irse haciendo un prestigio, poco a poco. Si no, no le pedirán a uno, cuando llegue el momento, colaboraciones bien retribuidas, a veinticinco duros con descuento, poesías, artículos, cuentos. Las poesías, hasta las daría gratis. Salvo los ya muy consagrados, que cobran quince y hasta veinte duros por una poesía, los demás poetas las regalan. A los poetas, a pesar de que son agarrados, no se les suelen presentar más que ocasiones de desprendimiento. Claro que los poetas tienen, por regla general, otro oficio —delineante, maestro, confidente de la Policía—; si no, no podrían vivir.

—La pintura de mi maestro se caracteriza por sus finas calidades.

—Bueno.

En el Café de Artistas se masca un aire denso y manual, un aire que parece hecho de la misma pegajosa y estirable materia de la vejiga de la orina.

—Hace calor.

—No.

Los pintores son de variadas especies: pintores altos y delgados, pintores bajos y delgados, pintores delgados y de media estatura. Los sabios deberían determinar las escuelas de los pintores por su alzada y por sus carnes. Cándido, cuando piensa en eso, sonríe por dentro. Cándido tiene las ideas a destiempo, no lo puede evitar.

—Poesía, poesía, hada de…, bueno, hada de ambiguos ropajes. ¡Qué estupidez!

—¿Qué?

—Nada, hablaba solo.

Cándido se sorprende.

—¡Caray, para una vez que me hacen caso!

Cándido Calzado Bustos no encuentra un nombre de guerra que le acabe de llenar, un nombre de guerra que suene a nombre de gran poeta, a nombre de gran pintor, y que, de paso, no hieda a seudónimo. «Cancalbús» no le sirve; como descubrimiento, es peor que «Azorín».

El joven de provincias, con las manos en el bolsillo del pantalón, mira para el techo y procura acostumbrarse a «Cancalbús». Lo malo es que, a fuerza de repetirlo, cada vez lo encuentra más sin sentido, más vacío y extraño.

—Ahí va «Cancalbús». No; dicho así, parece el nombre de un tonto de pueblo. «Cancalbús», ¿quieres un higo? «Cancalbús», pareces un estornino sarnoso, te voy a dar un bastonazo.

La barriga del joven de provincias, a través del forro del bolsillo del pantalón, está tibia y latidora, y se mueve, para arriba y para abajo, al compás de la respiración. A la Rosaurita le acontece el mismo fenómeno en la pechuga.

Al joven de provincias no le desagrada la Rosaurita.

—Rosaurita maternal. Rosaurita de quita y pon. Rosaurita, más vale tener que desear, di que sí.

Si se pudiera leer el grasiento y blando corazón de la Rosaurita como se puede leer el colgado bofe de las vacas en las sosegadas, en las remordedoras casquerías, se hubieran aclarado muchas cosas. Pero la Rosaurita llevaba el corazón tapado con esa flor de cretona que se arranca del almohadón de la sala cuando muere el dueño de la casa y se lleva para el otro mundo —infierno, gloria, purgatorio y limbo— la llave de la despensa, la llave de hierro que guarda el aceite y el pan. Y ahora, ¿qué va a ser de la viuda? Nada, fregar despachos. O bien: y ahora, ¿qué va a ser de la viuda? Nada; se pegará la flor de cretona en la pechuga para taparse el corazón. El muerto, al hoyo; y el vivo, al bollo.

—¿Con leche, como siempre?

—Sí; tráigame también un bollo.

Rosaurita, cuando puede, mira de reojo al joven de provincias.

—¡Hijo!

Al joven de provincias se le reseca la garganta.

—Sí, sí, no está tan mal, no está tan mal… ¡Si tuviera un momento de decisión! Rosaurita, escuche. Rosaurita, atiéndame. Rosaurita, acépteme como su humilde servidor. ¡Rosaurita! ¡Qué!

El joven de provincias, de golpe, vuelve a la realidad. Cuando se tranquiliza, deja a los pintores y se acerca a Rosaurita. Si tuviera valor se le declararía. Rosaurita está hermosa como nunca. Rosaurita habla con una señora de la mesa de al lado, con una señora vagamente bigotuda que tiene todo el aire de haber sido muy desgraciada, primero con su marido, que era un barbián, y después con sus hijos, que eran un hato de golfos descastados.

—Yo tengo un vecino que es propietario de un «taxi» de los nuevos, de esos que les han bajado un poquito el piso y que sobre la puerta tienen un letrero que dice «Fácil entrada», que le puede poner un parche a su faja sin cobrarle mucho; es un hombre muy considerado. A mí me puso ya tres: uno aquí, otro aquí y otro aquí. Si no hubiese tanta gente, íbamos al tocador y se los enseñaba.

El joven de provincias procuró vencerse.

—Buenas tardes, Rosaura.

—¡Hola, amor!

La Rosaurita dirigió una mirada de hondo desprecio a la señora de la faja rota y el alma llena de sinsabores.

—¡Hola, amorcito!

—Buenas tardes, ¿está usted bien?

La Rosaurita se inclinó, sumisa y grandilocuente, como una pava a la que van a hacer el amor.

—A la vista está, amigo mío.

El joven de provincias pensó en su madre, muerta en la flor de la edad. El joven de provincias, en los momentos cumbres, pensaba siempre en su madre, muerta de tifus en la flor de la edad.

Ahora podríamos divagar: las letras de los boleros pueblan de amargos posos, de deleitosos sedimentos, los híbridos corazones de los jóvenes de provincias, de los jóvenes aficionados a las bellas artes. Hay quien cultiva, como la más rara flor, el acné juvenil, y hay, en cambio, quien se muere en la noche, igual que una lombriz desmemoriada, para después presumir delante de los amigos. En el fondo, es lo mismo: a la gente no se le quitan las ganas de comer ni el afán de pasarse la vida dando consejos al prójimo.

Rosaurita guarda en su casa, en un cajón de la cómoda, una faja llena de parches y de recuerdos.

—¡Qué gracioso, aquella tarde en la plaza de toros de Colmenar Viejo!

Rosaurita guarda entre algodones, en una caja de supositorios, el albo rosario de su primera comunión.

—¡Qué emocionante, aquella mañana en las sillas de hierro del paseo de Recoletos!

Rosaurita guarda en la vesícula las arenillas que el tiempo, ese hijo pródigo, se obstinó en no filtrar.

—¡Qué chistoso, aquel día que me cogió la mano y me dijo: «Rosaurita, dame un beso en la sien»!

Rosaurita supo que le iban a hablar.

—Oiga, Rosaura…

—Tutéame, tutéame.

—Oye, Rosaura…

—Llámame más dulcemente, dime Rosaurita.

—Oye, Rosaurita…

—¿Qué?

—Nada, se me olvidó.

El Café de Artistas está poblado de palomas torcaces que vuelan y vuelan haciendo un ruido infernal.

—Ya me acuerdo. Oye, Rosaurita.

—¿Qué?

—Pues que me gustaría tener alas como las aves y como los querubines y los serafines.

—¿Para remontarte y volar?

—No; para quedarme y abanicarte…

El joven de provincias hizo un esfuerzo inaudito, un esfuerzo tremendo.

—Para abanicarte igual que un fiel esclavo chino de oblicua mirada, sumisa trenza y tez de porcelana.

Rosaurita suspiró hondamente, como si estuviera haciendo gimnasia sueca.

Uno, inspiración.

—Calzado…

Dos, expiración.

—Llámame Cándido.

Uno, inspiración.

—Perdona.

Dos, expiración.

—Estás perdonada.

Uno, inspiración.

—Cándido.

Dos, expiración.

—¿Qué?

Uno, inspiración.

—¡Eres un ser superior!

Dos, expiración.

—No, mujer.

Rosaurita, ya más en calma, pudo continuar hablando al ritmo normal de sus pulmones.

—Sí. Cándido, te lo aseguro. ¡Eres un gigante!

Cándido Calzado Bustos vió claro por primera vez desde que llegó a Madrid. Pero su visión fué como un rápido fogonazo que pronto se borró. ¡Vaya por Dios!

—Yo soy más partidario de la poesía antigua, de la poesía eterna. A mí, estas poesías que es igual empezarlas por arriba que por abajo, no me dicen nada. A veces, esa es la verdad, me he permitido alguna licencia, pero donde esté un soneto, un buen soneto…

—Claro, lo mismo digo: ¡donde esté un buen soneto! El soneto está hecho para el amor, ¿verdad, Cándido?

—Verdad, Rosaurita, ¡una gran verdad! ¡El endecasílabo, como decía don Marcelino Menéndez y Pelayo!

—Ya, ya…

Rosaurita, que no era más tonta de lo corriente, ya había notado que el joven de provincias bizqueaba un poco.

—¡Bah, hasta le hace gracia!

El joven de provincias, más que bizco, lo que se dice bizco, era autónomo, y cada ojo se le iba para un lado, a discreción, como los cuernos de los caracoles.

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