miércoles, 18 de septiembre de 2013

MARIO BELLATIN. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 2001. NOVELA. TÍTULO: "FLORES".

 
 
 
Semblanza: nos hemos encontrado este interesante artículo del ganador del premio
Xavier Villaurrutia 2001. Espero a todos los amigos puedan disfrutarlo.
Fuente:http://www.elcoloquiodelosperros.net/numerobellatin/bemay.HTML
 
Mario Bellatin:
el beneficio de la nada




Mayra Luna
 
 
     El libro en blanco
     Quién está en busca de diversión no debe elegir una novela de Mario Bellatin. Mientras la mayoría de la ficción apela al lector mediante estrategias atávicas, la obra de Bellatin lo repele. Su lenguaje es parco, carece de suspenso y de una trama envolvente que intente atrapar la subjetividad de quien lee: sus inicios, sus desarrollos, sus finales —si es que puede nombrarse de ese modo a la conclusión de sus obras—, se reducen al describir; son descripciones de las formas de vida que acaecen en mundos enrarecidos, acaso inverosímiles:
     Revisando un cuaderno de ejercicios, cierto profesor de Antonio encontró algunas indicaciones sobre la forma correcta de enterrar a un niño. Los apuntes hablaban de las flores adecuadas, de la necesidad de tener cerca los objetos amados y de las oraciones que sirven para acompañar los velorios. El profesor leyó la afirmación de que así como los niños tienen las obligación de obedecer y cumplir con los deberes, así también están forzados a entregar a sus padres sus cuerpos muertos. (1)

El beneficio de la nada © Mario Bellatin
El beneficio de la nada © Mario Bellatin

     En un texto que se inicia así, todo está dado. Puede existir por sí mismo sin necesidad de un desarrollo posterior. No requiere al lector que continúe con el texto para una mejor comprensión. No sugiere una continuidad. ¿Qué mantiene entonces la curiosidad? La promesa de suspenso. Se aguarda, eso que Milorad Pavic llama la zanahoria que debe darse a un lector que, como un buen caballo, se ha comportado tal como se esperaba. Pero Bellatin no da ninguna recompensa. Sus textos tampoco la prometen, ¿qué sucede entonces con el lector que durante siglos ha sido entrenado para recibir? El autor de El gran vidrio sabe de esa espera, pero le da con la puerta en las narices. Sólo que, al cerrar esa puerta, es posible observar que ésta tiene suspendido un espejo. En él, el lector puede mirar reflejada su imagen; la absurda imagen del hombre que espera.      Elegir la descripción de procedimientos por encima de las acciones, tiene como finalidad, según Bertolt Brecht «el descubrimiento (alienación) de las condiciones mediante la interrupción de sucesos». Respecto a esta afirmación de Brecht, Walter Benjamin explica que, cuando interrumpimos la consecución de sucesos, irrumpimos en el mundo de las condiciones de vida, observando a distancia y con ojos de extraño los procedimientos habituales de los que se compone cierta existencia. (2)     El problema de la mera narración de sucesos es que refieren al lector a condiciones similares a las de su experiencia de vida. La similitud produce empatía con el texto. Cuando esta empatía es conseguida, el autor-complaciente puede guiar las emociones del lector. Lo obtiene mediante la identificación del lector con la historia que se le narra. Un autor de este tipo desea agradar. Agradando, obtiene el agradecimiento de su lector, pues le ha permitido olvidarse de sí mismo por unos instantes. Los lectores-agradecidos hacen cosas por su autor-complaciente: le dan un “nombre”, lo colocan en el canon, lo entronizan. Así se garantiza la continua producción de obras que permiten «olvidarse del mundo» (o de las propias emociones), involucrándose e identificándose con el texto. Obras que son di-versión para el lector.     Bellatin no ofrece este paraíso de remanso. Sus narraciones distanciadas, con lenguaje quirúrgico, provocan en quien las lee menos emociones que un libro de medicina. Y la lectura resulta insoportable cuando, después de un rato de fingir identificación (3), el lector toma conciencia de que son sus propias emociones las que se los confrontan, pues el autor ha tenido la maestría suficiente para no despertar en él la más mínima empatía. Entonces, lo que se deseaba fuese una di-versión, se convierte en una in-versión, volviendo al lector hacia sí mismo, al contacto real con sus emociones que nada tienen que ver con el texto que tiene entre sus manos."Flores" de Mario Bellatin     Esta negación de la identificación característica de la obra de Bellatin, genera que el lector presencie algo ajeno a sí; por lo tanto, produce una toma de conciencia mayor que la de obras que, en un intento pobre de aconsejar directamente al lector, lo distancian aún más de su presente inmediato a través de la identificación, o de la provocación de una mera catarsis. Mediante el uso de la identificación, las obras se vuelven diversión: el apartamiento del individuo de su entorno y de sí mismo. Al fundirse en un mundo ficticio que demanda su atención total para funcionar adecuadamente (4), el mundo disfuncional (el que supuestamente busca intervenir el texto) se queda sin él.     Contrariamente, el autor de El jardín de la señora Murakami (2000), al no brindar  posibilidad de la identificación, empuja al lector hacia la realidad de sí mismo: el sitio donde se gestan los verdaderos sucesos. Estado que solo puede percibirse mediante las propias emociones.     Así, un Bellatin supuestamente apolítico, utiliza las ideas de Brecht (autor explícitamente marxista) para construir sus textos (5), produciendo obras (implícitamente) más politizadas y críticas que aquellas que lo hacen frontalmente.     Bertolt Brecht nos dice al respecto:
     Solo una reacción contraria de esta índole —que arranca al espectador de su trance de identificación, y solo puede producirse si se rompe el hechizo sugestivo del escenario— tiene justificación desde el punto de vista social, en una época como la nuestra. (6)
     Y la época de Brecht se extiende hasta la nuestra, pues la diversión y la consiguiente identificación continúa siendo el arma principal utilizada para evitar la toma de conciencia de la realidad inmediata; sin embargo, como afirma Brecht: «no es posible la identificación con seres alterables, con hechos evitables, con padecimientos innecesarios». Desde esta perspectiva, Bellatin nos impide di-vertirnos, para in-vertir en nuestro presente.
 
     No dibujar: borrar
     Si tal o cual elemento aparece desdibujado, solo hay que desdibujar todos los demás elementos y mantenerse dentro de esa tónica para que el conjunto se salve.
Bertolt Brecht
     Aparte de negarnos la posibilidad de emociones ficticias, Bellatin también nos niega la posibilidad de conocer. Incluso de imaginar.     Al elaborar textos eminentemente descriptivos, tipo reportajes apócrifos en los que se “informan” detalladamente las costumbres de mundos extraños, el autor intenta que quien lea su obra termine apoderándose de nada. Esto lo consigue desdibujando sus personajes, en los cuales, cada característica añadida disminuye la posibilidad de elaborar una idea clara acerca de ellos:
     ...ocurrió cuando Jacobo Pliniak, al sumergirse al lago para llevar a cabo las abluciones rituales que efectuaba cada mañana, regresó a la superficie convertido en su propia hija. Pero no en la niña que hasta ahora se ha conocido, sino en una anciana de más de ochenta años de edad. (7)
     Estas técnicas derriban la necesidad de mantener una identidad fija. O una idea coherente de la personalidad o de la cronología. El objetivo es convertir en fragmentos a todos los elementos de la narración, fragmentos tan disímiles que nunca puedan embonar uno con otro de la manera en que embonarían en el espacio-tiempo familiar para el lector.     Y para volver el texto aún más inasible, Bellatin utiliza imágenes. Shiki Nagaoka: una nariz de ficción, Perros héroes y Jacobo el mutante funcionan a la manera del cine: apagando la imaginación del espectador, limitándolo a visualizar únicamente las imágenes que se muestran en pantalla. Pero la intención trasciende los efectos de la cinematografía, pues de quedarse ahí, el lector podría fácilmente envolverse en las imágenes; la finalidad de Bellatin es que la fotografía lo lance fuera.      ¿Cómo logra eso?     La obra se dirige a un lector inteligente del que se espera que posea los códigos para identificar la mayoría de los registros apócrifos en los textos (citas, personajes históricos, referencia a libros, a traducciones, a costumbres). De igual modo, identificará la artificialidad de las imágenes, de modo que, en vez de que éstas formen un continuo con el texto y contribuyan a reafirmar la veracidad de lo que se dice, reafirman la ficción, mostrando al lector lo que hay tras bambalinas, el behind the scenes, para repetirle una y otra vez que entre sus manos no hay una historia, sino una construcción.
 
Un lector incrédulo © Mario Bellatin
Un lector incrédulo © Mario Bellatin
 
     Revelaciones para la incredulidad
     Bellatin incluye en su escritura elementos básicos de la posmodernidad, pero los utiliza siempre encaminados a la interrupción y el distanciamiento. Sus novelas se desarrollan en espacios y tiempos indeterminados y son totalmente autorreferenciales; utiliza elementos apócrifos a la usanza borgeana, y elementos (pseudo)autobiográficos (por ejemplo, las alusiones a la prótesis que lleva en su brazo derecho) que funcionan para perder la credibilidad del lector. Mas, ¿existe una ficción sin autobiografía? ¿O una autobiografía sin ficción?
     Mi madre no me ha pedido que me ponga la pijama ni que me despoje del brazo ortopédico. El brazo, se llama. Colócate el brazo, quítate el brazo, ¿dónde has dejado el brazo? No asustes a los niños con el brazo. En efecto, a partir del mal uso del aparato ortopédico cada vez me invitan menos a las fiestas infantiles. (8)
     Este juego con lo autobiográfico-corporal lo ejercita en la mayoría de sus novelas. Los personajes poseen narices exageradas, testículos enormes, prótesis en las extremidades, cuerpos inmóviles o malformados que atraen y rechazan al lector. Bellatin mismo habla de los personajes defectuosos en las historias “anónimas” que anexa al final de Shiki Nagaoka:
     En el hombre conviven dos sentimientos opuestos. No hay nadie, por ejemplo, que ante la desgracia del prójimo no sienta compasión. Pero si esa misma persona consigue superar esa desgracia, ya no nos emociona mayormente. Exagerando, nos tienta a hacerla caer de nuevo en su anterior estado. Y sin darnos cuenta sentimos cierta hostilidad hacia ella. Lo que Naigu sintió en la actitud de todos ellos fue, aunque él no lo supiera con exactitud, precisamente ese egoísmo del observador ajeno ante la desgracia del prójimo. (9)
     Esta atracción-repulsión asegura la lectura y evita la inmersión. Bellatin lo declara explícitamente cuando en La escuela del dolor humano de Sechuán dice: «Desde cierta perspectiva, se trata de una mujer que mira desde afuera hacia fuera» (p. 30). Una visión de ese tipo evita la posibilidad de contacto, pues ninguna de las partes se comunica desde lo interno. Estas superficies externas en las que se trastoca el lenguaje son los cuerpos deformes, la corporeidad como instrumento de repelencia.
 
     Un místico lingüístico
     En la novela de La escuela del dolor humano de Sechuán, Bellatin nos informa acerca de la costumbres de una sociedad en la que solamente es permitido un hijo varón por cada familia. En caso de que haya un segundo, es necesario que la madre lo lleve a los baños públicos para que las demás usuarias lo capen. En el caso de un tercero, se procede a conducirlo a la plaza para que una mujer designada para ello lo ahogue ante la mirada de los ciudadanos."El jardín de la señora Murakami" de Mario Bellatin     La referencia a Gertrude Stein (un niño es un niño es un niño) se trastoca cuando Bellatin la reinventa atribuyéndole significados. Mientras que en la frase original (una rosa es una rosa es una rosa) la rosa se va develando y transformándose, adquiriendo distintos significados por su repetición; el autor de Canon perpetuo nos revela anticipadamente los significados de las transformaciones del niño, de modo que, frente a esta frase, evitemos la necesidad de interpretar y simplemente la repitamos. Se nos transmite información (la explicación se incluye anulando la interpretación) y no experiencias.     No es casualidad que en las narraciones de Bellatin los temas religiosos abunden. Referencias al judaísmo, budismo, sufismo, religiones híbridas y rituales japoneses se encuentran en casi la totalidad de su obra. El uso del lenguaje repetitivo en las prácticas religiosas tiene un objetivo bien establecido; existe en el rosario del catolicismo, en el mantra del budismo, e incluso en cierto tipo de música electrónica. Se emplea como instrumento para la meditación, al utilizar las palabras como pantalla que bloquea las distracciones y permite ir hacia un estado alterado de conciencia.     En este sentido las narraciones de Bellatin apelan a lo místico. El objetivo de las repeticiones es lograr el aburrimiento y, como afirma Benjamin: «Si el sueño es el apogeo de la relajación física, el aburrimiento es el apogeo de la relajación mental» (10). Lograr el aburrimiento e impedir una di-versión del sujeto. La lectura de frases que no pueden ser interpretadas desvía la atención de sí mismas o de su posible contenido. La lectura se vuelve un puente que conduce hacia quien lee.     El lector no queda atrapado en la historia, pues no hay tal. Tampoco en el contenido de lo que se describe: apócrifo e irrelevante. Este se mantiene en el ritmo, en la superficialidad de los significantes, en las páginas que avanza sin realmente leer:
     Los recluidos desaparecen en la penumbra. Antes le aseguran al Universal que no cabe la posibilidad de un error. Han mezclado la sangre de los tres. Al verlos correr, el perro da un brinco. Quiere perseguirlos. Emite un par de gemidos antes de callar nuevamente. El Universal mira la huella que la aguja le ha dejado en el brazo. Después de repasar los dedos sobre el punto escogido, espanta al perro y se viste con lentitud. Se demora al ponerse las botas. Luego recoge la jeringa abandonada en el suelo y con un movimiento brusco la arroja al otro lado. (11)
     Esta lectura mántrica tiene el ritmo del tiempo interno del texto, que es presente continuo.      Este enfoque permite volcar la definición de Bellatin como aquel un autor de textos supuestamente informativos, carentes de reflexiones, sin propuestas o aportaciones más allá de la mera experimentación literaria, a la de un creador con altas habilidades en el manejo del lenguaje, quien las utiliza secretamente como agentes de cambio desde lo individual (inversión) y como medios para un sutil regreso hacia la experiencia mística como práctica esencial para el desarrollo personal.      Enfermedades y mutaciones. Animales y médicos. Rituales religiosos ficticios y costumbres apócrifas. Extranjeros y genealogías que saltan entre las novelas. El mundo descrito en la obra de Mario Bellatin apela más al arte visual que a la literatura. Ya sea un jardín japonés, un salón de belleza, la liebre muerta de Joseph Beuys, o El gran vidrio de Duchamp, el autor describe sus escenarios a partir de imágenes fijas, tal como sucede en la meditación. Por ello, en su obra la narración es un elemento que se desdibuja. No estamos ante un narrador. Mario Bellatin es un descriptor. Un extraño asceta lingüístico contemporáneo.
 
     Notas finales sobre el vacío
     Hacer una lectura de la obra de Mario Bellatin equivale a dejar de lado los elementos reconocibles de la narrativa —tales como la identificación o la emotividad— para adentrarse en los desconocibles. Mientras la mayoría de la ficción en nuestro idioma apela al lector mediante estrategias atávicas, la obra de Bellatin, lo repele. Es partiendo de la repelencia desde donde inicia la lectura de la obra de este escritor.
     Trastocar los bordes es propio de quien habita las fronteras. La presencia de las fronteras es evidente en la obra de este autor. Las fronteras de la lógica, de la cordura, de lo verosímil, de la crueldad. Una escritura que produce asombro es aquella que osa transgredir los límites que la seguridad ha impuesto. Caminar en los bordes no es garantía de éxito, sino de rechazo. Cruzar la frontera es un riesgo. Desde sus primeras “novelas” Mario Bellatin se constituyó un escritor fronterizo. Solo que, mediante quirúrgicas estrategias, consiguió ir más allá de la marginalidad que de inicio suponen las fronteras. Rompiendo así otra convención: la del escritor experimental desconocido. ¿Para qué se vive en una frontera si no es para cruzarla?
     «¿Cuándo he sido más feliz?, me pregunto. Puedo contestar que nunca. Ni siquiera la vez que vi a toda una camada de ratas domésticas jugar con sus ruedas y sus columpios como si estuvieran disfrutando de un parque de diversiones. El piso de la jaula estaba recubierto de aserrín. Los animales tenían la edad perfecta. Y eran totalmente míos».
La jornada de la mona y el paciente, Mario Bellatin
 
Trastocar los bordes © Mario Bellatin
Trastocar los bordes © Mario Bellatin

     Borges afirmaba que un buen escritor crea a sus precursores. Posiblemente Macedonio Fernández, Bertolt Brecht, V. Schklovski y los OULIPO no formen UNA escuela, o un movimiento, pero es evidente que si deseamos retrodecir la obra de Bellatin, debemos apelar a ellos para explicar el absurdo, el distanciamiento, la singularización, el artificio, y el extrañamiento que atraviesan la escritura de este insólito autor.
     Sería incongruente solicitar suspenso a una obra que se caracteriza por distanciar al lector. La escritura de Bellatin, por ende, carece de suspenso. Con facilidad muestra al lector todos sus elementos desde el inicio sin guardar ninguno como factor sorpresa. ¿Qué mantiene entonces la curiosidad del lector? La promesa de suspenso. Se aguarda, eso que Milorad Pavic llama la zanahoria que debe darse a un lector que, como un buen caballo, se ha comportado tal como se esperaba. Pero Bellatin no da ninguna recompensa. Sus textos tampoco la prometen, ¿qué sucede entonces con el lector que durante siglos ha sido entrenado para recibir? El autor de El gran vidrio sabe de esa espera, pero le da con la puerta en las narices. Solo que, al cerrar esa puerta, es posible observar que ésta tiene suspendido un espejo. En él, el lector puede mirar reflejada su imagen; la absurda imagen del hombre que espera.
     PREGUNTA: ¿Qué sucedió con el paraguas y la máquina de coser cuando fueron montados sobre la mesa de disección?     RESPUESTA: Nada. Personajes tan disímiles no tendrían de que hablar.     En su escritura, Bellatin realiza reuniones similares. Entre sus personajes no suceden historias. Pero, como en la imagen de Lautrémont, no podemos dejar de mirar el extraño escenario.
     No hay nada más atractivo que fisgonear los detalles de la vida de una persona. Cierto que todas las historias han sido contadas, por ello, ya a nadie interesa escuchar una historia más. Interesa el cómo. El morbo de los detalles sucios es más interesante que lo que pasó después. Los reality shows, las publicaciones amarillistas, o los libros de Las Memorias de. La sensación de pertenencia a la masa se abate con la singularidad. No importa que esta sea ficticia, fabricada, y puedan mirarse las costuras tejidas en su piel.
     «Dostoievski escribía que en arte, para mostrar el objeto, es necesario proceder por exageración, deformar su apariencia precedente, colorearlo como se colorean las preparaciones para observarlas en el microscopio».
Sobre el realismo artístico, R. Jakobson
Aprender a no escribir © Mario Bellatin     El absurdo es la ridiculización de la autoridad del padre. El padre literario, el canon, se ridiculiza en la escritura que rompe las convenciones. De Lewis Caroll a Ionesco, Alfred Jarry, los absurdistas rusos, Borges o Harold Pinter, aquél que rompe las estructuras acepta de un modo u otro exponer sus genitales a punto de reventar ante un grupo de mujeres obesas. Y permanecer inmutable en el evento.
     Para explicar qué le sucede a un lector al entrar en contacto con la obra de Mario Bellatin es oportuno hablar de Tijuana. El visitante que llega a esa ciudad sabe de antemano que no hay ninguna razón por la cual visitarla. Desde que se acerca por aire o por tierra, lo constata. Sin embargo llega, se instala, permanece esperando que al fin suceda Tijuana y, como lo esperaba, jamás sucede. A su regreso (si es que no decide mudarse a esa urbe) contará a todos de lo asombrosa que es la ciudad. Pero jamás podrá explicar por qué.
     Se habla de un singular taller literario impartido por el escritor Mario Bellatin del cual sus integrantes no han querido dar información. Se rumoran historias relacionadas con la comida china. También se dice que estos escritores consumen asiduamente literatura norteamericana, la cual asocian con frecuencia a la obra de Bellatin. Entre esas obras, se halla la de un escritor que radica en Búfalo, E.U. llamado Charles Bernstein, entre cuyos precursores están los concretistas brasileños y, por ende, los formalistas rusos. El escritor estadounidense, sin embargo, jamás ha aludido a tales nexos.
     «La descripción de los hechos en Salón de belleza no escapa a las cuatro paredes representadas. Se circunscribe a un vetusto salón decorado con dudoso gusto. Poco a poco la escritura va haciendo aparecer los acuarios, la enfermedad como una prisión del cuerpo, las ventanas sin abrir y el ambiente recargado de miasmas más propias de un hospital o de una morgue que de una estética».
Lecciones para una liebre muerta, Mario Bellatin
     Se dice que en cierta ocasión, mientras Bellatin presentaba su libro Perros héroes mediante un serie de imágenes, comentó que él no pretendía que sus libros gustaran al lector, sino que lo único que deseaba era que los terminaran de leer. Dos horas después de finalizada la lectura, una mujer de mediana edad permanecía sentada en la sala. Nadie se atrevió a acercarse a preguntarle qué necesitaba.
     Más que obvio resulta que, ante una obra hermética, no pueda vislumbrarse nada. Es tal el objetivo. ¿Pero qué veo cuando nada puedo ver? Me veo a mí mismo.
     En México rechazar la tradición es casi un acto herético. Los brazos están abiertos para quien hace genuflexión ante los próceres y manifiesta aspirar a sus destinos, construyendo su escritura a partir de esos patrones fijos. Pero quienes se atreven a construir borgeanamente a sus precursores, deben realizar un esfuerzo titánico para no disolverse en el anonimato. Construir una tradición personal equivale, en México, a ser un escritor experimental.
     «Parecían pretender construir una historia de la comunidad, a través de las imágenes poéticas que iban analizando».
Flores, Mario Bellatin
 
¿Puedo ser tu fiel amante? © Mario Bellatin
¿Puedo ser tu fiel amante? © Mario Bellatin

     «La finalidad del arte es dar una sensación del objeto como visión y no como reconocimiento; los procedimientos del arte son el de la singularización de los objetos, y el que consiste en oscurecer la forma, en aumentar la dificultad y la duración de la percepción. El arte es un medio de experimentar el devenir del objeto. Lo que ya está “realizado” no interesa para el arte».
El arte como artificio, V. Shklovski
     Enfermedades y mutaciones. Animales y médicos. Rituales religiosos ficticios y costumbres apócrifas. Extranjeros y genealogías que saltan entre las novelas. El mundo descrito en la obra de Mario Bellatin apela más al arte visual que a la literatura. Ya sea un jardín japonés, un salón de belleza, la liebre muerta de Joseph Beuyis, o El gran vidrio de Duchamp, el autor describe sus escenarios a partir de imágenes fijas. Por ello, en su obra la narración es un elemento que se desdibuja. No estamos ante un narrador. Mario Bellatin es un descriptor.
     ¿Existe una autobiografía sin ficción? ¿O una ficción sin autobiografía?
     No hay final. Sólo está el vacío.
 
 
     —————
     (1) Mario Bellatin, Efecto invernadero, Ed. Plaza y Janés, México, 1999, p. 13.     (2) “¿Qué es el teatro épico?” en Walter Bejamin, Illuminations, Ed. Harcourt, Brace & World, Inc., Estados Unidos de América, 1968. En este texto Benjamin analiza la teoría de Brecht acerca de la interrupción, la cual trata acerca de la eliminación de los hechos que distraen la atención del espectador de las condiciones de vida. Con esto Benjamin se refiere a cómo debe manejarse la narración en el teatro épico, según las ideas de Brecht; sin embargo, limita éstas cuando afirma que, al no ofrecer la posibilidad de empatía, debe ofrecer asombro. Mientras que las ideas originales de Brecht sugieren una ausencia total de emociones en la narrativa, con la finalidad de que el lector genere las propias, que no son producto de una inducción directa del autor.     (3) La identificación del lector con las obras es un mero aprendizaje social que se remonta a los orígenes del teatro, pues en éste, presionado por las exigencias públicas de la obra que se representaba y, estando ante los testigos que verificarían su identificación (el resto del público) aprendió a fingir esta identificación. Posteriormente, con la invención de la imprenta, surge la posibilidad del espectador de enfrentar la obra de manera privada, y el ahora lector reproduce la conducta aprendida en la colectividad, fingiendo reacciones de identificación en los intersticios que el autor elabora con esa finalidad, aunque ya no existan vigilantes que funjan un papel coercitivo hacia el lector-espectador. Ahora él se convierte en elemento autocoercitivo. El problema con los textos de Bellatin es que carecen de estos intersticios, y el lector así entrenado puede inventarlos para simular identificación mediante la negación, pretendiendo que todo está «como debe ser».      (4) Estas obras se basan en la interactividad, de modo que dependen del lector para su funcionamiento. Siendo dependientes merman el desempeño personal de quien se relaciona con ellas. Una obra autosuficiente requiere de la presencia del lector pero no demanda sus emociones, fomentando así la independencia del lector.     (5) En la parte final de La escuela del dolor humano de Sechuán Bellatin incluye, bajo el título de “Señal para el lector”, una nota en la que desliga su obra de cualquier influencia de Perl  S. Buck (supuestamente atribuida por un escritor que leyó sin su aprobación algunas de las páginas de esa novela), y acepta las influencias de Herman Melville, así como la del dramaturgo alemán Bertolt Brecht, influencia que puede observarse en toda su obra.     (6) Bertolt Brecht, Escritos sobre el teatro, Nueva Visión, Buenos Aires 1970.     (7) Mario Bellatin, Jacobo el mutante, Ed. Alfaguara, México, 2002.     (8) Mario Bellatin, La escuela del dolor humano de Sechuán, Ed. Tusquets, México, 2001, p. 65.     (9) Mario Bellatin, Shiki Nagaoka: una nariz de ficción, Ed. Sudamericana, México, 2001, p. 93.     (10) “El narrador: reflexiones sobre el trabajo de Nikolai Leskov” en Walter Bejamin,  Illuminations, Ed. Harcourt, Brace & World, Inc., Estados Unidos de América, 1968.     (11) Mario Bellatin, Poeta ciego, Ed. Tusquets, México, 1998, pp.13-14.
 
 
     Excepto la sección “Notas finales sobre el vacío”, artículo originalmente publicado en la revista TextoS, núm. 16-17, México, 2003, pp. 245-252.


martes, 17 de septiembre de 2013

DE ESCRITORES, MUSAS Y MUSOS EN LA LITERATURA UNIVERSAL.


 


Rate This
 
Quantcast

  1. JORGE MANRIQUE Y D.ª GUIOMAR DE CASTAÑEDA

http://www.los-poetas.com/g/jorge1.htmhttp://www.los-poetas.com/g/jorge1.htm



Pincha aquí

Jorge Manrique (Paredes de Nava, Palencia o Segura de la Sierra, Jaén, 1440? – Santa María del Campo Rus, Cuenca, 24 de abril de 1479), poeta español del Prerrenacimiento, sobrino del también poeta Diego Gómez Manrique. Es autor de las Coplas a la muerte de su padre, uno de los clásicos de la literatura española de todos los tiempos.

Era Jorque Manrique sobrino, hijo y hermano de poetas, entre los que destaca su tío Gómez Manrique, uno de los tres o cuatro mejores del siglo XV si su sobrino carnal no los hubiera eclipsado a todos. Por los datos que tenemos, escasos y convencionales. Jorge siguió con aprovechamiento los estudios de Humanidades y se adiestró concienzudamente en el oficio militar que su tradición y su época requerían. A los cuatro años perdió a su madre, doña Mencía de Figueroa, y su padre se volvió a casar dos años después con doña Beatriz de Guzmán.

Quince años duró el matrimonio, por lo que cabe pensar que ella fue, si se dejó, la madre real del poeta, aunque éste guardara siempre el recuerdo de la verdadera.

Su boda a los 26 años denota lo identificado que estaba Jorge Manrique con su familia: en 1469 se casa por tercera vez su padre con doña Elvira de Castañeda y al año siguiente, 1470, se casa Jorge con la hermana de su madrastra, doña Guiomar. Para entonces ya eran célebres su valor y arrojo en el campo de batalla.


DIZIENDO QUÉ COSA ES AMOR
Es amor fuerça tan fuerte

que fuerça toda razón,

una fuerça de tal suerte,

que todo seso conuierte

en su fuerça y afición;

vna porfía forçosa

que no se puede vencer,

cuya fuerça porfiosa

hazemos más poderosa

queriéndonos defender.

Es plazer en c’ay dolores,

dolor en c’ay alegría,

vn pesar en que ay dulçores,

vn esfuerço en c’ay temores,

temor en c’ay osadía.

vn plazer en c’ay enojos,

vna gloria en c’ay passión,

vna fe en c’ay antojos,

fuerça que hazen los ojos

al seso y al coraçón.

Es vna catiuidad

sin parescer las prisiones,

vn robo de libertad,

vn forçar de voluntad

donde no valen razones;

vna sospecha celosa

causada por el querer,

vna rauia desseosa

que no sabe qu’es la cosa

que dessea tanto ver.

Es vn modo de locura

con las mudanças que haze:

vna vez pone tristura,

otra vez causa holgura

como lo quiere y le plaze;

un desseo que al ausente

trabaja, pena y fatiga,

vn recelo que al presente

haze callar lo que siente,

temiendo pena que diga.

[Fin]

Todas estas propiedades

tiene el verdadero amor;

el falso, mil falsedades,

mil mentiras, mil maldades,

como fengido traydor.

El toque para tocar

quál amor es bien forjado,

es sofrir el desamar,

que no puede comportar

el falso sobredorado.

  1. 2. DANTE Y BEATRIZ:
 http://amediavoz.com/alighieri.htmhttp://amediavoz.com/alighieri.htm



pincha aquí

Dante (Florencia, 29 de mayo de 1265 – Rávena, 14 de septiembre de 1321) fue un poeta italiano. Su obra maestra, La Divina Comedia, es una de las obras fundamentales de la transición del pensamiento medieval al renacentista. Es considerada la obra maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de la literatura universal. En italiano es conocido como "el Poeta Supremo" (il Sommo Poeta). A Dante también se le llama el "Padre del idioma" italiano. Su primera biografía fue escrita por Giovanni Boccaccio (1313-1375), en Trattatello in laude di Dante.

Conoció a Beatriz Portinari cuando ésta contaba con nueve años, de la cual se enamoró «a primera vista», y al parecer sin aún haberse hablado. Él la vio con frecuencia después de los 18 años, a menudo intercambiaban saludos en la calle, pero nunca llegó a conocerla bien, él mismo con eficacia propuso el ejemplo para el supuesto Amor cortés.

Es difícil entender lo que este amor comprendía en realidad, pero algo sumamente importante para la cultura italiana pasaba. Era en nombre de este amor que Dante dio su impresión al Dolce stil nuovo que influenciaría a escritores y poetas a descubrir el tema del «Amor», que nunca antes había sido tan acentuado. El amor por Beatriz, al parecer, era la razón de su poesía y de su vida, junto con sus pasiones políticas.

Cuando Beatriz murió en 1290, Dante trató de encontrar un refugio en la literatura latina.

Tan gentil y tan honesta luce
mi dama cuando a alguien saluda,
que toda lengua temblando quédase muda,
y no se atreven los ojos a mirarla.
Ella se va, sintiéndose alabada,
benignamente de humildad vestida;
pareciera ser cosa venida
del cielo a la tierra a mostrar milagro.
Muéstrase tan agradable a quien la mira,
que por los ojos da al corazón una dulzura,
que no puede comprender quien no la prueba.
Y parece que de sus labios surgiera
un espíritu suave de amor pleno
que al alma va diciendo: – ¡Suspira!

  1. 3. PETRARCA Y LAURA:
 http://amediavoz.com/petrarca.htmhttp://amediavoz.com/petrarca.htm



Pincha aquí

Francesco Petrarca (Arezzo, 20 de julio de 1304 – Arquà Petrarca, Padua, 19 de julio de 1374) fue un lírico y humanista italiano, cuya poesía dio lugar a una corriente literaria que influyó en autores como Garcilaso de la Vega (en España), William Shakespeare y Edmund Spenser, en Inglaterra, bajo el sobrenombre genérico de Petrarquismo. Tan influyente como las nuevas formas y temas que trajo a la poesía, fue su concepción humanista, con la que intentó armonizar el legado grecolatino con las ideas del Cristianismo. Por otro lado, Petrarca predicó la unión de toda Italia para recuperar la grandeza que había tenido en la época del Imperio romano.

Laura de Noves (1308-1348) fue la musa de Petrarca, el aliento de su poesía, la inspiración de su vida. Conoció Petrarca a Laura en Aviñón.

Su auténtica corona de laurel, su inspiración, su pasión única e inextinguible era Laura. Fue el de Petrarca un amor romántico, apasionado, inspirado. Era Laura una mujer casada, y Petrarca un hombre de recta conciencia, por lo que siempre le atormentaron los escrúpulos sobre su relación con su amada, que no fue tan solo espiritual y poética. Pero sus versos nunca fueron profanados por nada que no fuese la llama misteriosa de su pasión, la gentileza, el éxtasis intelectual, el deseo sofocado apenas nacido. Fue el carácter de amor imposible lo que hizo que se transformase su amor por Laura en amor poético, amor cortés. Gustaba hablar de la esclavitud a que le tenía sometido Laura. Era recibido Petrarca en casa de ésta, pues al marido le halagaba sobremanera ser el anfitrión de tan ilustre visitante, que en una inspiración inagotable dedicaba a Laura sus bellos homenajes literarios. Pero cuando la pasión de Petrarca arreció tanto que temió Laura caer en la infidelidad, lo rechazó y lo alejó de su casa, sin que por ello se apagase el amor mutuo que se profesaban. Murió Laura víctima de la peste que asoló Aviñón, y fue enterrada en la iglesia de los frailes menores de esta ciudad. Cuando se enteró Petrarca de la muerte de su amada, su alma cambió desde lo más hondo. Su poesía mudó la alegría por la gravedad, la profundidad, la religiosidad. Petrarca siguió cosechando los laureles de la gloria, pero sin Laura no tenían el mismo perfume ni el mismo valor.


SONETO A LAURA
Paz no encuentro ni puedo hacer la guerra,
y ardo y soy hielo; y temo y todo aplazo;
y vuelo sobre el cielo y yazgo en tierra;
y nada aprieto y todo el mundo abrazo.

Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra,
ni me retiene ni me suelta el lazo;
y no me mata Amor ni me deshierra,
ni me quiere ni quita mi embarazo.

Veo sin ojos y sin lengua grito;
y pido ayuda y parecer anhelo;
a otros amo y por mí me siento odiado.

Llorando grito y el dolor transito;
muerte y vida me dan igual desvelo;
por vos estoy, Señora, en este estado.

  1. 4. GARCILASO E ISABEL FREYRE:
 http://www.poesia-inter.net/Garcilaso_de_la_Vega.htmhttp://www.poesia-inter.net/Garcilaso_de_la_Vega.htm



Pincha aquí

Garcilaso de la Vega (Toledo, entre 1498 —quizá algunos años antes a partir de 1494— y 1503 – Le Muy, Condado de Niza, Ducado de Saboya, 14 de octubre de 1536) fue un poeta y militar español del Siglo de Oro, considerado uno de los escritores en español más grandes de la historia.

La emperatriz Isabel de Portugal vino a España a casarse con Carlos I con su corte de damas, entre ellas Isabel Freire. Ésta no sabía ni que existía Garcilaso, pero él se quedó perdidamente enamorado. El amor crecía en Garcilaso y su obra, incluso cuando Isabel se casó con "un hombre gordo y romo en amores y ambiciones".

En 1520, el rey manda a Garcilaso a Italia. Después volvió a España y volvió a irse a Nápoles. Allí conoció la cultura renacentista y la trajo a España. Al volver a Italia, se entera de la muerte de Isabel de Freire. Murió en el parto.

Le dedicó decenas de poemas, aunque nunca la llegó a tocar. No hubo en sus versos ira ni reproches, ni mucho menos celos de amante resentido, de amor que pudo ser y se quedó en el camino de tantos otros antes; su amor salió a la luz doblemente en sus églogas disfrazado de diversos nombres, que van de Elisa a Galatea. Garcilaso se casó con Elena de Zúñiga, sin embargo, el recuerdo de Isabel de Freire continuó fluyendo en Garcilaso hasta el día de su muerte.


SONETO V
Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.

  1. 5. FERNANDO DE HERRERA Y D.ª LEONOR DE MILÁN:
 http://www.poesia-inter.net/Fernando_de_Herrera.htmhttp://www.poesia-inter.net/Fernando_de_Herrera.htm



Pincha aquí

Fernando de Herrera (Sevilla, 1534 – 1597) fue un escritor español del Siglo de Oro, conocido especialmente por su obra poética. Fue apodado «el Divino».

En 1565 trasladaron definitivamente su residencia a Sevilla don Álvaro de Portugal, conde de Gelves, y su esposa doña Leonor de Milán. El Conde auspició una tertulia literaria a la que asistían, entre otros, Juan de Mal Lara, el licenciado Pacheco, Baltasar del Alcázar, Juan de la Cueva, Mosquera de Figueroa, y el propio Herrera. La Condesa causó un gran impacto en Herrera, quien la convirtió en el centro de su poesía amatoria. En su poesía la relacionó con elementos lumínicos: estrella, sol, Aglaya…La relación entre la noble y el poeta fue de gran confianza, pues doña Leonor lo hizo depositario de su testamento. Una vez que se murió Leonor dejó la poesía amorosa de su cancionero y se pasó a la poesía moral. Los últimos años de su vida los pasó calladamente en la ciudad de Sevilla, donde murió en 1597, a los 63 años de edad.

¿Por qué renuevas este encendimiento,
tirano Amor, en mi herido pecho?
que ya, casi olvidado del mal hecho,
vivía en soledad de mi tormento.

Cuando más descuidado y más contento,
rebuelves a meterm’ en tanto estrecho;
oblígasme, cruel, qu’ a mi despecho
procure contrastar tu fiero intento.

Las armas, en el templo ya colgadas,
visto, y el azerado escudo embraço,
y en mi vengança salgo a la batalla.

Mas ay, qu’ a las saetas, que templadas
en la luz de mi Estrella están, y al braço
tuyo no puede resistir la malla.

  1. 6. LOPE DE VEGA Y MARTA DE NEVARES:
 http://www.los-poetas.com/h/lope1.htmhttp://www.los-poetas.com/h/lope1.htm



Pincha aquí

Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562 – 27 de agosto de 1635) fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la literatura universal.

El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (por Miguel de Cervantes), renovó las fórmulas del teatro español en un momento en que el teatro comienza a ser un fenómeno cultural y de masas

Después de cosechar una larga lista de conquistas, en sus últimos años de vida Lope de Vega se enamoró de Marta de Nevares, en lo que puede considerarse "sacrilegio" dada su condición de sacerdote; era una mujer muy bella y de ojos verdes, como declara Lope en los poemas que le compuso llamándola "Amarilis" o "Marcia Leonarda", como en las Novelas que le destinó. Los últimos años de Lope fueron infelices a pesar de los honores que recibió del rey y del Papa. Sufrió que Marta se volviera ciega en 1626, y muriera loca, en 1628.

Canta Amarilis, y su voz levanta
mi alma desde el orbe de la luna
a las inteligencias, que ninguna
la suya imita con dulzura tanta.

De su número luego me trasplanta
a la unidad, que por sí misma es una,
y cual si fuera de su coro alguna,
alaba su grandeza cuando canta.

Apártame del mundo tal distancia,
que el pensamiento en su Hacedor termina,
mano, destreza, voz y consonancia.

Y es argumento que su voz divina
algo tiene de angélica sustancia,
pues a contemplación tan alta inclina.

  1. 7. EL CONDE DE VILLAMEDIANA Y LA REINA ISABEL:
 http://www.poesia-inter.net/Conde_de_Villamediana.htmhttp://www.poesia-inter.net/Conde_de_Villamediana.htm



Pincha aquí

Juan de Tassis (o Tarsis) y Peralta, II Conde de Villamediana, (Lisboa, 1582 – Madrid, 21 de agosto de 1622), poeta español del Barroco, adscrito por lo general al Culteranismo, si bien siguió esta estética de modo muy personal.

Famoso en su tiempo, compartió batallas, en el mismo o en distintos bandos, con las más célebres figuras del barroco. De Góngora fue amigo e imitador; de Quevedo fue enemigo abierto; y despreció a Lope de Vega. Exagerado en la palabra y gesto, extravagante en el vestir, endeudado jugador (como su amigo Góngora), y desenfrenado conquistador de mujeres. Se casó a los 19 años, pero no estaba plenamente satisfecho con sus relaciones maritales, al parecer. Las infidelidades y las relaciones sexuales con diversas mujeres fueron no pocas. Sedujo a doncellas casadas y fue cliente habitual de los burdeles. A pesar de todo, existían rumores de que era homosexual.

Tras la muerte de Felipe III asistió al ascenso al trono de Felipe IV. El nuevo monarca, de 16 años, heredó de su padre la poca predisposición a los asuntos políticos y el gusto por el placer palaciego. Lo casaron con Isabel de Borbón, un par de años mayor, y fue adúltero desde el primer día. Cerca del nuevo rey se encontraba el Conde de Villamediana, nombrado gentilhombre de cámara, hombre de confianza del rey. Juan de Tassis se ganó el favor del rey escribiendo sonetos para sus amores y enalteciendo su figura en representaciones teatrales.

En esos momento, el Conde estaba el mejor posicionado para el título de Valido y era el noble más brillante de la Corte. Pero no lo supo aprovechar. Continuó con sus letras afiladas y su vida licenciosa. Incluso se dice, que llegó a enamorarse de la misma reina. Esto último es difícil de saber, pero las anécdotas al respecto sus muchas. Al parecer el conde se paseó un día de fiesta por la Plaza Mayor de Madrid con un traje cubierto de monedas (reales de plata) y una divisa: "son mis amores reales". Toda una temeridad.

Isabel, sin embargo, nunca correspondió las intenciones de un libertino que con tantas mujeres estuvo. Se llega a decir, que su pasión por la reina fue tal que incendió el teatro de Aranjuez, en 1622, el día del cumpleaños del Rey, para poder rescatar y coger en brazos a la reina.

Cuando el rey Felipe IV, indeciso, tenía que elegir valido, Tassis estaba convencido de su nombramiento. Lo cierto es que a la corte le interesaba, por su fama de integridad y por acallar sus críticas, siempre mordaces. Pero Villamediana no estaba preparado para ser estadista y frente a él se encontraba un rival más astuto y preparado, Gaspar de Guzmán, Conde de Olivares, futuro conde-duque.

Juan de Tassis recibió muchas amenazas, de distintos frentes, para que depusiera su actitud crítica, pero continuó con sus poemas y su tren de vida desenfrenado. Se labró su propio fin. Para Olivares, Villamediana apenas era un obstáculo en su carrera, pero sí un incordio. Persuadió al rey y le sacó una sentencia de muerte.

El conde murió acuchillado por un mercenario en la Calle Mayor de Madrid. El crimen nunca se investigó, gracias al rey. Epitafios alababan su figura y el pueblo extendió su mito de buen amante, cayendo sobre el rey la responsabilidad del crimen.

El conde estorbaba más muerto que vivo. Olivares se sacó de la manga un motivo para justificar la muerte. Procesó al conde – ya muerto – por sodomía. Fue declarado culpable y ya nadie lamentó posteriormente su muerte.


Oh cuánto dice en su favor quien calla!
porque de amar, sufrir es cierto indicio,
y el silencio el más puro sacrificio
y adonde siempre amor mérito halla.

Morir en su pasión sin declaralla
es de quien ama el verdadero oficio,
que un callado llorar por ejercicio
da más razón por sí, no osando dalla.

Quien calla amando, sólo amando muere,
que el que acierta a decirse no es cuidado;
menos dice y más ama quien más quiere.

Porque si mi silencio no os ha hablado,
no sé deciros más que, si muriere,
harto os ha dicho lo que yo he callado.
  1. 8. EDGAR ALLAN POE Y VIRGINA CLEMM
 http://amediavoz.com/poe.htmhttp://amediavoz.com/poe.htm



Pincha aquí

Edgar Allan Poe (Boston, Estados Unidos, 19 de enero de 1809 – Baltimore, Estados Unidos, 7 de octubre de 1849) fue un escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. Fue renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror. Considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia-ficción Por otra parte, fue el primer escritor estadounidense de renombre que intentó hacer de la escritura su modus vivendi, lo que tuvo para él lamentables consecuencias.

Poe y Virginia Clemm ella eran primos hermanos, y se casaron cuando ella tenía 13 años y él 27. Algunos biógrafos han sugerido que los esposos mantuvieron una relación más fraternal que conyugal, y que nunca consumaron el matrimonio. Virginia enfermó de tuberculosis en enero de 1842, y murió por esta causa en enero de 1847, a los 24 años de edad. Su fallecimiento se produjo en la casa de campo de la pareja, situada en las afueras de Nueva York.

Años antes de contraer matrimonio, Virginia Clemm y Edgar Allan Poe ya habían vivido ocasionalmente bajo un mismo techo, con otros miembros de la familia. La pareja tuvo que mudarse con frecuencia para adaptarse a los cambios de empleo de Edgar. Vivieron intermitentemente en Baltimore, Filadelfia y Nueva York. Pocos años después de su boda, Poe se vio envuelto en un grave escándalo que involucraba también a las poetisas Frances Sargent Osgood y Elizabeth F. Ellet. Los rumores acerca de las supuestas infidelidades de su esposo afectaron a Virginia hasta el punto de que, en su lecho de muerte, declararía que Ellet la había asesinado. Tras su muerte, su cuerpo fue finalmente ubicado bajo el mismo monumento funerario que alberga los restos de su marido, en el cementerio Westminster.

La enfermedad y posterior muerte de su esposa causaron una gran impresión a Edgar Allan Poe, que quedó muy abatido y se refugió en la bebida. Se cree que el trágico final de Virginia tuvo también una notable influencia en la obra de Poe, donde es frecuente el motivo del fallecimiento de una joven, como por ejemplo en los famosos poemas "Annabel Lee" y "El cuervo".


Annabel Lee
Hace muchos, muchos años,
en un reino junto al mar,
vivía una doncella
cuyo nombre era Annabel Lee;
y vivía esta doncella sin otro pensamiento
que amarme y ser amada por mí.

Yo era un niño, una niña ella,
en ese reino junto al mar,
pero nos queríamos con un amor que era más que amor,
yo y mi Annabel Lee,
con un amor que los serafines del cielo
nos envidiaban a ella y a mí.

Tal fue esa la razón de que hace muchos años,
en ese reino junto al mar,
soplara de pronto un viento, helando
a mi hermosa Annabel Lee.
Sus deudos de alto linaje vinieron
y se la llevaron apartándola de mí,
para encerrarla en una tumba
en ese reino junto al mar.

Los ángeles, que no eran ni con mucho tan felices en el Cielo,
nos venían envidiando a ella y a mí…
Sí: tal fue la razón (como todos saben
en ese reino junto al mar)
de que soplara un viento nocturno
congelando y matando a mi Annabel Lee.

Pero nuestro amor era mucho más fuerte
que el amor de nuestros mayores,
de muchos que eran más sabios que nosotros,
y ni los ángeles arriba en el Cielo,
ni los demonios abajo en lo hondo del mar,
pudieron jamás separar mi alma
del alma de la hermosa Annabel Lee.

Pues la luna jamás brilla sin traerme sueños
de la bella Annabel Lee;
ni las estrellas se levantan sin que yo sienta los ojos luminosos
de la bella Annabel Lee.
Así, durante toda la marea de la noche, yazgo al lado
de mi adorada -mi querida- mi vida y mi prometida,
en su tumba junto al mar,
en su tumba que se eleva a las orillas del mar.

  1. 9. LARRA Y DOLORES ARMIJO:
 
Mariano José de Larra y Sánchez de Castro (Madrid, 24 de marzo de 1809 – Madrid, 13 de febrero de 1837) fue un escritor, periodista y político español y uno de los más importantes exponentes del romanticismo español.

Es considerado, junto con Espronceda, Bécquer y Rosalía de Castro, la más alta cota del romanticismo literario español.

Se casó en 1829 y tuvo tres hijos, pero su matrimonio con Josefina (Pepita) Wetoret, una joven de la burguesía madrileña (Cuentan los rumores de la época que era una chica superficial y caprichosa, por lo que evidentemente poco o nada podía a aportar a la compleja personalidad de Larra) nunca se caracterizó por el amor. Dos años más tarde conoce a Dolores Armijo, una mujer casada con la que mantuvo una intermitente relación. Él estaba profundamente enamorado, sin embargo, ella mantuvo una relación con él intermitente.

Así las cosas, decide marcharse, en 1835, a París (donde conoce a Alejandro Dumas y a Víctor Hugo) y Londres durante poco más de un año. A su regreso, se convierte, con 27 años, en articulista de "El Español", el diario más importante de la época, erigiéndose, al poco tiempo, como el periodista más prestigioso y mejor pagado en España. Sin embargo, esto no es suficiente, y sufre otro importante revés amoroso: Dolores le devuelve todas sus cartas de amor. Por si fuera poco, Larra, con gran vocación política liberal (moderada) con cierto aire pre – regeneracionista, perdió su escaño como diputado tras el golpe de Estado progresista de agosto de 1836.

De esta forma, descontento con su país, con la sociedad, con la clase política, con el porvenir de España, el 13 de febrero de 1837, recibe la visita en su casa de Dolores Armijo, quien termina definitivamente con la relación, pidiéndole que le deje en paz y que le dé todas las cartas que ella le había escrito. A los pocos minutos de marcharse de casa de Larra, éste se pega un tiro en la cabeza, frente al espejo.

  1. 10. ESPRONCEDA Y TERESA MANCHA:
http://www.poesia-inter.net/Jose_de_Espronceda.htmhttp://www.poesia-inter.net/Jose_de_Espronceda.htm



Pincha aquí

José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda y Delgado (Pajares de la Vega, cerca de Almendralejo, Badajoz, 25 de marzo de 1808 – Madrid, 23 de mayo de 1842), fue un célebre escritor de la época del Romanticismo, considerado como el más destacado poeta romántico español.

En Lisboa, Espronceda conoció a una joven de 16 años llamada Teresa Mancha, hija de un militar español emigrado a Lisboa por sus ideas liberales. A finales de 1827 Espronceda realiza numerosos viajes.
En 1831 se trasladó a Londres, donde la familia Mancha llevaba una vida de honrada miseria.

Cuando Espronceda regresa a Londres, la situación de estrechez había conducido a Teresa a casarse con Gregorio del Bayo, rico comerciante vizcaíno-español establecido en Londres, quien le daba todo a su esposa, menos amor, puesto que le llevaba muchos años.

Al reencontrarse con su amado, renació en Teresa el recuerdo de su amor en Lisboa, anidando en ambos la idea de la fuga. Teresa tenía que ir a París con su marido y allí la esperó Espronceda. En la noche del 15 de octubre de 1831 ella abandonó el hotel donde se hospedaba y se fugó con su amante. En 1833, acogiéndose a la amnistía general a favor de todos los liberales emigrados, los amantes José y Teresa, pasan a España, a vivir en Madrid, dejando este breve periodo en el ánimo del poeta, imborrables recuerdos.

Pero quien fue capaz de abandonar a su esposo y a un hijo que había tenido en su matrimonio, lo fue también al ir olvidando aquel amor e irlo sustituyendo por caprichos de casquivana. El genio altanero de Espronceda tampoco contribuyó a la paz del hogar, y así vino a suceder que Teresa se fugara a Valladolid cierto día con un tal don Alfonso, abandonando a Espronceda y a Blanca, la hija de ambos. El poeta logra reunirse con ella en dicha ciudad, durando la reconciliación poco tiempo, pues Espronceda es nuevamente perseguido por sus ideas liberales y tiene que refugiarse en casa de un amigo. Teresa, siguió llevando una vida inquieta, hasta que en 1839 murió de tuberculosis, siendo enterrada de limosna en Madrid.


Canto a Teresa
¡Oh, Teresa! ¡Oh, dolor! Lágrimas mías
¡ah!, ¿dónde estáis, que no corréis a mares?
¿Por qué, por qué como en mejores días
no consoláis vosotras mis pesares?
¡Oh, los que no sabéis las agonías
de un corazón que penas a millares,
¡ay!, desgarraron y que ya no llora,
¡piedad tened de mi tormento ahora!
¡Oh, dichosos mil veces, sí, dichosos
los que podéis llorar, y, ¡ay! , sin ventura
de mí, que entre suspiros angustiosos
ahogar me siento en mi infernal tortura!
¡Refuércese entre nudos dolorosos
mi corazón, gimiento de amargura!
También tu corazón, hecho pavesa,
¡ay!, llegó a no llorar, ¡pobre Teresa!
¿Quién pensará jamás, Teresa mía,
que fuera eterno manantial de llanto
tanto inocente amor, tanta alegría,
tantas delicias y delirio tanto?
¿Quién pensara jamás llegase un día
en que perdido el celestial encanto
y caída la venda de los ojos,
cuanto diera placer causara enojos?

¡Pobre Teresa! ¡Al recordarle siento
un pesar tan intenso…! Embarga impío
mi quebrantada voz mi sentimiento,
y suspira tu nombre el labio mío;
para allí su carrera el pensamiento,
hiela mi corazón punzante frío,
ante mis ojos la funesta losa
donde, vil polvo, tu beldad reposa.

  1. 11. ÓSCAR WILDE Y LORD ALFRED DOUGLAS:
 http://amediavoz.com/wilde.htmhttp://amediavoz.com/wilde.htm



Pincha aquí

Oscar Fingal O’Flahertie Wills Wilde (n. 16 de octubre de 1854, en Dublín, Irlanda, entonces perteneciente al Reino Unido – 30 de noviembre de 1900, en París, Francia) fue un escritor, poeta y dramaturgo irlandés. Wilde es considerado uno de los dramaturgos más destacados del Londres victoriano tardío; además, fue una celebridad de la época debido a su gran y puntilloso ingenio. Hoy en día, es recordado por sus epigramas, obras de teatro y la tragedia de su encarcelamiento, seguida de su temprana muerte.

Alfred Douglas consideraba a Oscar Wilde como la representación del éxito, la brillantez y el mundo artístico. Cuando se conocieron, Wilde no era muy atractivo, sin embargo, Oscar compensaba sus carencias con ingenio y una conversación brillante.

En 1891 se conocieron, Alfred apenas tenía 21 años mientras que Wilde 37. Juntos exploraron el camino de la prostitución masculina en Londres durante la época victoriana. Al respecto Oscar Wilde comparaba estas practicas con «cenar con panteras» aludiendo a su peligrosidad. En alguna ocasión, uno de estos chicos, Albert Wood, se apoderó de algunas cartas que Wilde enviaba a Douglas y demandó una suma de dinero para devolverlas.

Alfred era un joven un tanto egoísta muchas veces propenso a las rabietas y otro tipo de escenas en público, las cuales irritaban a Oscar. Además tenía ojos azules y cara de niño. Incluso, absorbía la mayor parte del tiempo de Wilde y le imposibilitaba escribir.

Alfred Duglas a quien llamaban Bosie, había sido acusado de no corresponder al amor de Wilde, de quien aprovechaba su dinero y su generosidad. De igual manera, Alfred lo quiso a su manera y quizás su único error fue ser demasiado joven.

La vida de Wilde no fue fácil, muchas veces parecía caminar hacia la autodestrucción, en el fondo vivía atormentado por su homosexualidad. El escritor demandó en 1895 al padre de su amante, el marqués de Queensberry. El marqués presentó pruebas referidas a la homosexualidad de Wilde (la cual era considerada un delito). A raíz de ello, Oscar fue sentenciado a dos años de trabajos forzados por el crimen de sodomía. Sin embargo, tuvo la oportunidad de huir a París cuando se supo que la sentencia le iba a ser desfavorable, pero, en contra de los consejos de sus amigos, no lo hizo.

Luego de tener varias novias, se casó en 1824 con Constance Lloyd a los 29 años, para ocultar su homosexualidad. Su esposa era una mujer bella y leal que intentó por todos los medios comprenderle. Con ella, tuvo dos hijos que la estropearon por lo que él empezó a sentir horror ante cualquier contacto y la convenció para que no tuvieran relaciones sexuales.

En 1886, la vida de Wilde cambió; le sedujo Robert Ross, un muchacho de diecisiete años que se convertiría en su amigo/amante incondicional hasta el final.

Durante su cautiverio escribió una bella carta a Bosie, De Profundis, que terminaba así: «Viniste a mí para aprender el Placer de la Vida y el Placer del Arte. Acaso se me haya escogido para enseñarte algo que es mucho más maravilloso, el significado del Dolor y su belleza. Tu amigo que te quiere, Oscar Wilde».

  1. 12. LEWIS CARROLL Y ALICIA LIDELL:
 
Lewis Carroll es el seudónimo por el que es conocido en la historia de la literatura Charles Lutwidge Dodgson (Daresbury, Cheshire, 27 de enero de 1832 – Guildford, Surrey, 14 de enero de 1898), diácono anglicano, lógico, matemático, fotógrafo y escritor británico, conocido sobre todo por su obra Alicia en el país de las maravillas y su secuela, Alicia a través del espejo.

Carroll era un hombre tímido y soltero que inventaba historias para las hijas de un amigo suyo. La más pequeña era su preferida, Alicia Lidell, a ella dedicó todo su talento y su morbo. Con estas tres niñas salía a pasear por las cercanías de Oxford y en estas excursiones el hombre relataba sus historias, que luego convirtió en el famoso libro.

La sordidez de aquella amistad entre el hombre y la niña Alicia Lidell no pudo ser probada completamente. Sin embargo, la ruptura de la amistad con la familia resulta sospechosa e inexplicable.

Algunos dicen que a la señora Lidell le parecieron extrañas las cartas de amor que le escribía a su hija, sus regalos y la foto en la que la inmortalizó, vestida de mendiga con el pecho descubierto. Otros cuentan que pidió la mano de la niña que tenía once años contra los 31 de él.

Carroll convirtió aquella pasión enfermiza en un libro que publicó en 1864, cuando ya ni siquiera tenía contacto con ella. Pero, al parecer, nunca la olvidó.

En 1885 cuando aquella niña había crecido y era Alicia Hargreaves (antes Liddell), recibió una carta del escritor, que salió a la luz en la exposición por su centenario (Reflections in a Looking Glass: A Lewis Carroll Centenary Exhibition):

"Voy percibiendo lo que significa la pérdida de memoria en un hombre viejo, y me refiero a nuevas amistades (por ejemplo, hice amistad, hace unas pocas semanas, con una niña de unos doce años, con la que di un paseo, ¡y ni siquiera puedo recordar su nombre en este momento!); pero mi memoria visual de aquella que fue, a través de tantos años, mi ideal amiga-niña, es más clara que nunca. Desde aquella época he tenido docenas de amigas-niñas, pero con ellas todo ha sido diferente…"

El profesor, también amante de la fotografía, conservaba un tesoro hecho de montones de cuerpos infantiles desnudos que sonreían desde las cartulinas. Cuando murió en 1898, dejó la orden de destruirlas, su última voluntad.

  1. 13. BÉCQUER Y JULIA ESPÍN Y CASTA ESTEBAN:
http://www.poesia-inter.net/Gustavo_Adolfo_Becquer.htmhttp://www.poesia-inter.net/Gustavo_Adolfo_Becquer.htm



Pincha aquí

Gustavo Adolfo Domínguez Bastida (Sevilla, 1836 – Madrid, 1870), más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo, aunque escribió en una etapa literaria perteneciente al Realismo. Por ser un romántico tardío, ha sido asociado igualmente con el movimiento Posromántico. Aunque fue moderadamente conocido mientras vivió, comenzó a ganar prestigio cuando al morir se publicaron muchas de sus obras.

Hacia 1858 conoció a Josefina Espín, y empezó a cortejarla, pero pronto se fijó en la hermana de Josefina, la cantante de ópera Julia Espín, la que sería su musa, de ojos negros, e hija del músico Joaquín Espín. Gustavo se enamoró irremediablemente y empezó a escribir sus primeras Rimas, como Tu pupila es azul, pero la relación no se consolidó porque a ella no le agradaba la vida bohemia que llevaba el poeta, que aún no había alcanzado la fama.

Te vi un punto y flotando ante mis ojos
la imagen de tus ojos se quedó,
como la mancha oscura orlada en fuego
que flota y ciega si se mira al sol.

A dondequiera que la vista clavo
torno a ver sus pupilas llamear;
mas no te encuentro a ti, que es tu mirada,
unos ojos, los tuyos, nada más.

De mi alcoba en el ángulo los miro
desasidos fantásticos lucir:
cuando duermo los siento que se ciernen
de par en par abiertos sobre mí.

Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche
llevan al caminante a perecer:
yo me siento arrastrado por tus ojos,
pero adónde me arrastran no lo sé.

En 1860 publica Cartas literarias a una mujer en donde explica la esencia de sus Rimas que aluden a lo indescriptible. En casa del médico Francisco Esteban, conoce a su futura esposa, Casta Esteban Navarro. Contrajeron matrimonio en 1861. Bécquer, gracias a su amigo Rodríguez Correa, consigue un puesto de redactor en El Contemporáneo, fundado por González Bravo, y dirigido por José Luis Albareda. En este periódico el poeta trabaja para la nueva familia haciendo de todo: crónica de salones, política, literatura hasta que desaparezca en 1865.En 1862 nació su primer hijo, Gregorio Gustavo Adolfo, en Noviercas (Soria), donde Bécquer tuvo una casita para su descanso y recreo, perteneciente a familia de Casta. Para ganar dinero para su pequeña familia, empieza a escribir de manera forzada, creando así algunas de sus Leyendas.

En 1866 ocupa de nuevo el cargo de censor hasta 1868; un año trágico para Bécquer, donde la suerte se le quiebra: Casta le es infiel, su libro de poemas desaparece y los disturbios revolucionarios le llevan a Toledo breve tiempo. En diciembre de ese año nace en Noviercas el tercer hijo de Bécquer, Emilio Eusebio, lo que significa el fin para la relación conyugal, pues se dice que este último hijo es del amante de Casta, pero sin embargo los esposos se escriben.

Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas,
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de dónde estaba.

Cayó sobre mi espíritu la noche
en ira y en piedad se anegó el alma
¡y entonces comprendí por qué se llora!
¡y entonces comprendí por qué se mata!

Pasó la nube de dolor… con pena
logré balbucear breves palabras…
¿Quién me dio la noticia?… Un fiel amigo…
Me hacía un gran favor… Le di las gracias.

  1. 14. RIMBAUD Y VERLAINE:
 http://amediavoz.com/rimbaud.htmhttp://amediavoz.com/rimbaud.htm



Pincha aquí
 
http://amediavoz.com/verlaine.htmhttp://amediavoz.com/verlaine.htm



Pincha aquí

Jean Nicolas Arthur Rimbaud (Charleville, 1854 – Marsella, 1891) fue uno de los más grandes poetas franceses, adscrito unas veces al movimiento simbolista, junto a Mallarmé, y otras al decadentista, junto a Verlaine (Francia, 1844-1896). Escribió sus primeros versos cuando apenas contaba con quince años y dejó para siempre la literatura a la prematura edad de veinte. Para él, el poeta debía de hacerse "vidente" por medio de un "largo, inmenso y racional desarreglo de todos los sentidos".


Fuente: http://juanberpor.wordpress.com/2011/06/23/1461/

lunes, 16 de septiembre de 2013

CARLOS FUENTES, DEL LIBRO: "EN ESTO CREO".

EDUCACIÓN


La educación se ha convertido en la base de la productividad. Entramos al siglo XXI con una evidencia: El crecimiento económico depende de la calidad de la información y ésta de la calidad de la educación. El lugar privilegiado de la modernidad económica lo ocupan los creadores y productores de información, más que de productos materiales. Cine, televisión, casetes, las industrias de la telecomunicación y las productoras de los instrumentos y equipos procesadores de información están hoy en el centro de la vida económica global. Los ricos de antaño producían acero (Carnegie, Krupp, Manchester). Los ricos de hogaño producen equipos electrónicos (Bill Gates, Sony, Silicon Valley). Esto es cierto y por eso hay que contrastarlo con los hechos. El abismo de la pobreza en los países del llamado tercer mundo se traduce en niveles decrecientes de educación. Hay 900 millones de adultos iletrados en el mundo, 130 millones de niños sin escuela y cien millones de niños que abandonan sus estudios en los grados primarios. Las naciones del Sur cuentan con el 60 por ciento de la población mundial de estudiantes pero con sólo el 12 por ciento del presupuesto mundial para la educación. En México, la tasa de escolaridad es de seis años y medio. En Argentina es de nueve y en Canadá de doce. En la secundaria y la preparatoria, sólo 28 de cada cien jóvenes entre los 16 y los 18 años reciben instrucción en México, y en las universidades, sólo el 14 por ciento de los jóvenes entre 19 y 24 años alcanza ese nivel educativo. Y en el posgrado, sólo el 2 por ciento de los egresados de las universidades hace maestrías y un 0,1 por ciento doctorados. El tercer mundo sólo cuenta con el 6 por ciento de los científicos mundiales. Entre este número, sólo el 1 por ciento son latinoamericanos. El 95 por ciento de los científicos pertenecen al primer mundo.

El derecho a la educación, dice Nadine Gordimer, es un derecho humano tan esencial como el derecho al aire y al agua. El mundo gasta anualmente 800.000 millones de dólares en armamento pero no puede reunir los 6.000 millones al año necesarios para dar escuela a todos los niños del mundo en el año 2010. «Tan sólo un uno por ciento de rebaja en gastos militares en el mundo sería suficiente para sentar frente a un pizarrón a todos los niños del mundo» (datos de Unesco y Banco Mundial). Un avión de caza para una fuerza aérea latinoamericana cuesta tanto como ochenta millones de libros escolares.

La base de la desigualdad en América Latina es la exclusión del sistema educativo. La estabilidad política, los logros democráticos y el bienestar económico no se sostendrán sin un acceso creciente de la población a la educación. ¿Puede haber desarrollo cuando sólo el 50 por ciento de los latinoamericanos que inician la primaria, la terminan? ¿Puede haberlo cuando un maestro de escuela latinoamericano sólo gana cuatro mil dólares anuales, en tanto que su equivalente alemán o japonés percibe cincuenta mil dólares al año?

Soluciones. Fortalecer la continuidad educativa, la cadena de pasos que impida los dramáticos vacíos que hoy se dan entre la educación básica y la educación para la tecnología y la informática. Fortalecer el magisterio.

No es posible exigirle al maestro latinoamericano cada vez más labor y más responsabilidad, pero con salarios cada vez más mermados y con instrumentos de trabajo cada vez más escasos. El futuro de América Latina se ilumina cada vez que un maestro recibe mejor entrenamiento, mejora su estatus y aumenta su presencia social. Además, en el acelerado pero aún difícil proceso de democratización de nuestros países, el maestro tiene el derecho de todo ciudadano de participar en política, pero también tiene una obligación más exigente de ampliar en la clase el concepto de politización, más allá de la militancia partidista, pero no por la vía de una abdicación o un disimulo, sino mediante la inteligencia de que es en la escuela donde se implanta el concepto de politización, trasladándolo del concepto de poder sobre la gente al de poder con la gente. Hoy, la ampliación de la democracia en la escuela consiste en saber qué es el poder; cómo se distribuye entre individuos, grupos y comunidades; cómo se reparten los recursos de países ricos poblados por millones de pobres; y entender que la militancia ciudadana no se limita a los partidos, sino que se puede ejercer, efectivamente y en profundidad, desde la pertenencia a clase social, sexo, barrio, etnia o asociación.

El capitalismo triunfó sobre el feudalismo porque multiplicó oportunidades para la ciudadanía, empezando por la educación. Los capitalistas latinoamericanos deben contribuir a la creación de bancos nacionales para la educación en cada uno de nuestros países, con fondos y administración mixtas y representación de la empresa, el Estado y la sociedad civil, que con espíritu de justicia, de eficiencia y de provecho para todos los factores, invierta en la base educativa del país, distribuya préstamos y también donaciones y becas, tanto a los planteles más necesitados como a los más necesarios, desde las escuelas rurales y artesanales a las de alta tecnología. Y desde luego, a la universidad.

Creo en la universidad. La universidad une, no separa. Conoce y reconoce, no ignora ni olvida. En ella se dan cita no sólo lo que ha sobrevivido, sino lo que está vivo o por nacer en la cultura. Pero para que la cultura viva, se requiere un espacio crítico donde se trate de entender al otro, no de derrotarlo —y mucho menos, de exterminarlo: universidad y totalitarismo son incompatibles. Para que la cultura viva, son indispensables espacios universitarios en los que prive la reflexión, la investigación y la crítica, pues éstos son los valladares que debemos oponer a la intolerancia, al engaño y a la violencia.

En la universidad, todos tenemos razón pero nadie tiene razón a la fuerza y nadie tiene la fuerza de una razón única.

Y en la universidad, aprendemos, al cabo, que nuestro pensamiento y nuestra acción pueden fraternizar. Ciencias y Humanidades. Lógica unívoca y poética plurívoca. ¿No caben, no se complementan, no florecen juntas estas plantas en el terreno y bajo el techo de la universidad?

Pero la universidad es un estadio —el superior, sin duda— de un proceso educativo que parte de la escuela primaria y se prolonga hoy en la escuela permanente: la educación vitalicia. Repito: No hay progreso sin conocimiento y no hay conocimiento sin educación. De allí que la educación, de manera explícita, encabece hoy la agenda en todas las naciones del mundo, las más desarrolladas así como las que se encuentran en vías de desarrollo.

Aceptemos, desde luego, que la cultura precede a la nación y a sus instituciones. La cultura, por mínima y rudimentaria que sea, es anterior a las formas de la organización social, a la vez que las exige. Distintas formas de cooperación y división del trabajo han acompañado, desde el alba de la historia, el desarrollo de las técnicas, la difusión de conocimientos y los conflictos surgidos de las fricciones entre lenguas, costumbres y territorios, entre la generosidad materna, que abraza a todos los hijos por igual, y la necesidad paterna que los separa, designa primogénitos, divide la tierra, hereda los bienes, instala poderes y establece la obligación de defender, preservar, aumentar el patrimonio y ahuyentar al otro, al demonio, a la catástrofe natural, al dios enemigo y a la muerte, vista como crimen original, como asesinato divino. A lo largo de este proceso se van creando maneras de ser, maneras de comer, de caminar, de sentarse, de amar, de comunicarse, de vestir, de cantar y bailar. Maneras de soñar también. Todo ello conforma día a día una cultura, creando lo que Ortega y Gasset llamó una constelación de preguntas a las cuales respondemos con una constelación de respuestas. Éste es el proceso de la cultura: preguntas y respuestas. Y añade el filósofo español: Puesto que muchas respuestas son posibles, ello significa que muchas culturas han existido y existen. Lo que nunca ha existido es una cultura absoluta, es decir, una cultura que dé respuesta satisfactoria a todas las preguntas. Por ello, la cultura y la universidad como eje de la misma aspiran, doblemente, a tener raíz y vuelo, a tocar el piso local y a ascender al firmamento universal.

Radiquémonos pues, para empezar, en nuestro suelo, mexicano y latinoamericano.

Y seamos francos: nuestra extraordinaria continuidad cultural latinoamericana no ha encontrado aún, plenamente, continuidad política y económica comparables.

Una nación, nos recuerda Isaiah Berlín, se construye a sí misma a partir de las heridas que ha sufrido. Herida por sí misma y por el mundo —conquista, colonia, revoluciones, imperialismo—, la América Latina, a pesar de sus agravios, ha logrado crear naciones que, en lo esencial, mantienen las fronteras de la época independentista y aun de la administración colonial: no somos los Balcanes. No perdamos ni nuestra unidad nacional propia ni nuestra fraternidad iberoamericana compartida, a fin de alcanzar, al cabo, una posición internacional generosa y abierta, sin chovinismos ni xenofobias.

La base para todo ello es consolidar la identificación de nación y cultura. La nación es fuerte si encarna en su cultura. Es débil si sólo enarbola una ideología. Mi pregunta es ésta: ¿Puede la educación ser el puente entre la abundancia cultural y la paucidad política y económica de la América Latina? No, no se trata de darle a la educación el carácter de curalotodo que le dimos a la religión en la Colonia (resignaos), a las constituciones en la independencia (legislad), a los Estados en la primera mitad del siglo XX (nacionalizad) o a la empresa en su segunda mitad (privatizad). Se trata, más bien, de darle su posición y sus funciones precisas en el proceso educativo tanto al sector público como al privado, sin satanizar ni a uno ni al otro, pero sujetando a ambos a las necesidades sociales del conjunto manifestadas y organizadas por el tercer sector, la sociedad civil.

La sabiduría clásica nos dice que de la diversidad nace la verdadera unidad. La experiencia contemporánea nos dice que el respeto a las diferencias crea la fortaleza de un país, y su negación, la debilidad. La memoria histórica nos confirma, en fin, que el cruce de razas y culturas está en el origen de las grandes naciones modernas. No hay educación latinoamericana que no atienda a las particularidades nacionales y regionales del continente. Podemos confiar en que de nuestra diversidad respetada nacerá una unidad respetable.

La educación, en todas partes, requiere un proyecto público que la apoye. En su ausencia, la explosión de la demanda puede conducir a un submercado de baja calidad para la población, aunque de alta rentabilidad para sus dueños. Defendamos la educación pública.

Pero el proyecto público requiere la cooperación del sector privado, que sin un proyecto público acabará marginando a sus posibles consumidores, toda vez que no es concebible en ninguna parte del mundo mayor producción sin mayor educación, ni mejores niveles de vida sin ambos.

Requiere también, me apresuro a añadir, el apoyo del tercer sector, que incluye a buena parte del capital humano del país. A veces, donde la burocracia es ciega, la sociedad civil identifica los problemas de la aldea perdida, de la mujer que es madre y trabajadora, de barrio urbano donde habitan «los olvidados» de Luis Buñuel: la favela, la villa miseria, la ciudad perdida... La chabola.

Creo que la educación debe ser un proyecto público apoyado por el sector privado y dinamizado por el sector social. Su base es la educación primaria: que ningún hombre o mujer de dieciséis años o menos se encuentre sin pupitre. Su meta es la educación vitalicia: que ningún ciudadano deje jamás de aprender. La enseñanza moderna es un proceso inacabable: mientras más educado sea un ciudadano, más educación seguirá necesitando a lo largo de su vida. Su prueba —la prueba de la educación— es ofrecer conocimientos inseparables del destino del trabajo. Educación artesanal para los reclamos de la aldea, del barrio, de la zona aislada. Educación para la salud. Educación para el ahorro. Todo esto nos exige la base social de nuestros países. Y educación, en fin, para la democracia y en la democracia en la nueva latinidad americana. Tenemos que activar las iniciativas ciudadanas, la vida municipal, las soluciones locales a problemas locales, todo ello dentro de un marco legal de división de poderes, elecciones transparentes y fiscalización de las autoridades.

Nadie pierde conocimientos si los comparte.

Las culturas se influencian unas a otras.

Las culturas perecen en el aislamiento y florecen en la comunicación.

La universidad está llamada, por su nombre mismo, a mediar entre las culturas, desafiando prejuicios, extendiendo nuestros límites, aumentando nuestra capacidad para dar y recibir y nuestra inteligencia para entender lo que nos es ajeno.

En la universidad podemos abrazar la cultura del

Otro a fin de que los Otros puedan abrazar nuestra propia cultura.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Roberto Bolaño. Entre paréntesis. Libro.

 
Miércoles 20 de junio de 2001

 
Los editores suelen ser malas personas. Los editores y los críticos y los lectores de las editoriales y los miles de empleadillos que recorren los pasillos tenebrosos o iluminados de las editoriales. Pero los escritores suelen ser peores, porque, entre otras cosas, creen en la perdurabilidad o en un mundo regido por leyes darwinistas o tal vez porque en sus almas anida un espíritu cortesano aún más innoble.

Yo he tenido la desgracia de conocer a varios editores que eran una penalidad incluso para sus madres y también he tenido la suerte de conocer a varios, unos siete u ocho, que eran y son unas personas responsables, algo tristes (la melancolía es una marca del gremio), inteligentes y con grandes dosis de audacia o humor, editores empeñados, por ejemplo, en publicar autores y libros que de antemano se sabe que se venderán muy pocos ejemplares.

Hace poco se entregó el premio Targa d´Argento, en su segunda edición, al mejor editor europeo y lo recibió mi editor, Jorge Herralde, pasando por delante de numerosos editores, algunos a punto de ser ungidos o ya ungidos por un aura legendaria.

Ahora Herralde publica el libro "Opiniones mohicanas", El Acantilado, 2001, la casa de otro notable editor y escritor, Jaume Vallcorba. Leer este libro, recopilación de artículos variados e incluso de pequeñas notas de no más de veinte líneas, es sumergirse en la historia reciente de la edición barcelonesa y de la edición europea y latinoamericana, además de entrar en el círculo de los amigos de Herralde, de sus conflictos como editor, del cambio político vivido en España desde el fin de la dictadura.

En sus páginas desfila un variadísimo número de escritores. Bukowski, a quien Herralde y Lali Gubern visitan en California. Patricia Highsmith, con quien cenan en Madrid con el alcalde Tierno Galván de anfitrión. Carlos Monsiváis, el grandísimo Sergio Pitol, Carlos Barral, sobre cuyo fantasma aún pesa la marca infamante de haber rechazado "Cien años de soledad". Soledad Puértolas, Carmen Martín Gaite, Esther Tusquets, Belén Gopegui, probablemente las cuatro mejores prosistas españolas. Además de una multitud de escritores británicos, franceses, italianos, norteamericanos, y algunos latinoamericanos y catalanes.

¿Qué puedo decir yo de Herralde que luego nadie, ni el propio Herralde, me pueda echar en cara? Podría decir que su prosa es elegante e irónica, como el propio Herralde. Pero eso es decir muy poco. En realidad lo que tendría que decir es que una vez, durante un viaje que hice montado en la paranoia más radical, al llegar al país adonde iba me encontré varios fax de Herralde en mi hotel, en donde éste me decía que no me preocupara y ponía todos los medios a su disposición para que, en caso de que mi paranoia se agravase, pudiese salir de aquel país lo antes posible.

También recuerdo otra ocasión, en su oficina, en que, tras yo decirle que no pensaba acudir a una fiesta a la que me habían invitado por desconocer el uso que debía darles a los cinco tenedores, seis cucharas y cuatro cuchillos que seguramente harían guardia junto a mi plato, Herralde, con suma paciencia, me explicó el uso específico de cada uno de los cubiertos y el tempo de uso y desuso de tales instrumentos. De más está decir que, mientras Herralde explicaba esto yo lo miraba entre perplejo, admirado y rabioso. En este sentido Herralde es un orgullo de la burguesía catalana. Una burguesía ilustrada y nada cobarde que desaparece a pasos de gigante.

¿Y qué más puedo decir de él? Pues que la literatura en lengua castellana no sería la misma si no hubiese existido nunca la editorial Anagrama, y que si algún día me voy de la editorial (en donde he publicado siete libros) probablemente echaré de menos, más que a Herralde, a Lali Gubern, a Teresa, a Ana Jornet, a Noemí, a Ema, a Marta, a Izaskun, a la ya jubilada y entrañable María Cortés, entre tantas chicas guapas (e inteligentes) que trabajan allí, pero que también echaré de menos a Herralde, las tardes interminables en que discutíamos de anticipos, sus frases cortas y siempre acertadas, sus opiniones demoledoras, las comidas en El Tragaluz y las cenas en el Giardinetto, más opiniones demoledoras, más recuerdos confrontados desde distintas perspectivas, su independencia de jefe de los irreductibles mohicanos.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Vicente Leñero. Premio Xavier Villaurrutia 2000.


Novelista, narrador, dramaturgo, guionista de cine, reportero, articulista, crítico e ingeniero civil, son las facetas de Vicente Leñero quien este 9 de junio celebra su cumpleaños 80.

• En el marco de este festejo colegas suyos hablan de su obra.
La característica fundamental de la obra de Vicente Leñero es que ha hecho un retrato muy cabal de la sociedad mexicana, además de que sabe recoger de forma excelsa el lenguaje cotidiano del pueblo a través de una escritura muy coloquial y accesible a la mayor parte de la gente, expresó en entrevista con Conaculta el director de la Academia Mexicana de la Lengua, Jaime Labastida, a propósito de que este 9 de junio Vicente Leñero cumple 80 años.


Amor y crítica serían las palabras que definirían su obra: amor por lo que describe y por sus personajes, los cuales a veces quiere transformar y cambiar porque no está de acuerdo con su forma de ser, pero los respeta, ama y comprende. Crítica, porque cuestiona el ámbito de la prensa en México y la forma de escribir en el periodismo, además de su interés por hablar de la corrupción, agregó el también poeta, periodista, ensayista, filósofo y académico mexicano Jaime Labastida.

Vicente Leñero Otero nació en Guadalajara, Jalisco, el 9 de junio de 1933. Estudió ingeniería y periodismo. Se recibió de ingeniero en la Escuela Nacional de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1959 y de periodista en la Escuela Carlos Septién García en 1956.

Es novelista, narrador, dramaturgo, guionista de cine, reportero, articulista, crítico e ingeniero civil que se dio a conocer en el mundo de las letras en 1959 como cuentista con La polvareda y otros cuentos, un texto que de forma magistral retrató temas de la ciudad y del campo.

"Sin embargo son tres las facetas en las que ha destacado fundamentalmente: primero como novelista de tipo realista, casi, casi de no ficción, tipo Truman Capote. Después la de dramaturgo y finalmente la de guionista y adaptador, ya que toma una novela y la convierte en una película mexicana exitosa", detalló también en entrevista el novelista, cuentista, ensayista, editor y catedrático mexicano Hernán Lara Zavala.


Del cuento a la novela; de la novela al teatro; del teatro al periodismo y del periodismo al cine
A pesar de que los inicios de Vicente Leñero se dieron en el cuento, el escritor ha comentado que en algún momento renegó de este género y pensó que ya no escribiría más. Entonces se lanzó a escribir novela. Su primera obra fue La voz adolorida (1961) una pieza importante en su carrera literaria porque en ella Leñero encontraría su propio estilo: dejar paso abierto a la voz de su personaje que narra, vive, sueña.

"Esta obra fue la que permitió a Leñero descubrir la que para mí ha sido su mejor faceta: novelista, con una ágil prosa suelta, que en sus obras da vida a personajes populares, que escribe con pulcritud y sentido del humor, y que maneja una línea temática: la crítica a la sociedad contemporánea en sus diversos aspectos", reveló en entrevista el escritor, dibujante, pintor, diplomático y académico mexicano Fernando del Paso.

Entre las obras de Vicente Leñero se encuentran: El Cordoncito (1997); Los Pasos de Jorge Ibargüengoitia (2009); Teatro completo II (2011); Vivir del teatro (2012) y Más gente así (2013). Pero también: Los albañiles (1963); Estudio Q (1965); El garabato (1967); Redil de ovejas (1972); Los periodistas (1978); El evangelio de Lucas Gavilán (1979) y Asesinato (1985).

Para el director de la Academia Mexicana de la Lengua, de estas obras la más importante es Los albañiles, "que lo marcó para siempre ya que fue con la que le dijo al público mexicano la clase de magnífico escritor que es y mostró que era un hombre preocupado por los problemas sociales. Además de que en ella reflejó con mucha exactitud y con sentido crítico la vida cotidiana y su profesión inicial: ingeniero civil".

Mientras que para Hernán Lara Zavala, son obras que muestran cómo Vicente Leñero "es el autor de novelas periodísticas de no ficción que dan cuenta de aspectos importantes en nuestra vida política, cultural y social de México de una manera muy sabrosa, en donde con sus personajes y lo que dicen te involucra en la lectura de forma profunda que te dan ganas de leerlo sin parar".

Otro de los intereses de Vicente Leñero es escribir teatro, ya que siempre tuvo ese "cosquilleo" porque su padre era "muy de teatro" y lo llevaba a ver Don Juan Tenorio, obra de la que se sabía el primer acto de memoria. A partir de ese gusto empezó una carrera exitosa de dramaturgo en donde abordó el teatro histórico y de denuncia, el drama testimonial y urbano, y el de adaptación de sus propias novelas o de obras de otros autores.

Para Estela Leñero, hija del escritor, dramaturga, crítica, docente y directora teatral, esta faceta de dramaturgo de Vicente Leñero es la que más lo asemeja, porque retrata dos aspectos que siempre lo han identificado como persona: su generosidad y honestidad. Además de que es un género que le ha permitido expresarse y exponer los temas que le interesan: la realidad política y social que le ha tocado vivir, las relaciones humanas y los principios éticos.

"Es una faceta en donde vemos cómo ha sido un escritor que destaca en la experimentación, en la investigación y en la construcción de propuestas basadas en la creatividad y en la precisión en el lenguaje. Estos elementos me han inspirado, porque veo que dan vida a un trabajo intensivo y apasionado. Cuando hablo de ellos con mi padre tengo una relación enriquecedora que me ha abierto muchos caminos para poder investigar en mi dramaturgia", expresó Estela Leñero.

Entre sus trabajos en esta área se encuentran: La noche de Hernán Cortés, Los albañiles, La Carpa, Estudio Q, Los hijos de Sánchez del libro homónimo de Oscar Lewis; Las noches blancas de la novela de Dostoievski; Compañero basada en la vida, actuación política y muerte de Ernesto Che Guevara; El juicio, síntesis de las versiones sobre el juicio popular seguido a José de León Toral y a Concepción Acevedo de la Llata, acusados del asesinato de Álvaro Obregón.

"Estas son obras –añade Estela Leñero– en donde se muestra la pluralidad de sus propuestas que lo hacen un hombre importante, con un lugar en la literatura. Pero también ver cómo su mayor aportación sería la posibilidad de experimentación desde lo más arriesgado y formal, hasta lo más profundo y personal".

A las anteriores obras se añaden: La mudanza; Martirio de Morelos, Nadie sabe nada, censurada por el gobierno ya que aborda el tema de la relación prensa-poder y de la corrupción en el medio periodístico, El Infierno una versión de la Divina Comedia hecha como homenaje a Dante y Pueblo rechazado, obra que Vicente Leñero comentó en diversas entrevistas, fue el inicio titubeante de su carrera teatral.

"Al final es una obra fallida, de estructura indecisa. La estrenamos el 12 de octubre, poco después de Tlatelolco, cuando había un hervidero muy grande. Armó mucho escándalo: el papa, la autoridad eclesiástica, imponiéndose y prohibiendo el psicoanálisis", comentó en diversas entrevistas Vicente Leñero.

"Son obras –añade Jaime Labastida– en donde el escritor aborda los temas que desde entonces ha desarrollado en sus trabajos: la crítica de las costumbres y de la vida del periodismo en México, sobre los valores religiosos, el amor y la amistad. También son obras en donde vemos que lo que ha aportado a la literatura mexicana es ese vigor de las clases bajas del pueblo y ha hecho un retrato muy cabal de la sociedad mexicana".

Hace unos meses Vicente Leñero reveló a Christopher Domínguez Michael autor del texto Entrevista a Vicente Leñero. El realista en el mundo publicado en la revista Tierra Adentro que comenzó a estudiar periodismo porque pensaba que ahí le enseñarían a escribir.

"Me costaba un gran esfuerzo escribir, siempre me ha costado, no soy un escritor aunque he escrito muchas cosas, la mitad debí no haberlas escrito. Y sí, aprendí a escribir porque había clases de redacción y fui autodidacta, me esforcé por aprender los secretos del lenguaje escrito".

De esta manera comenzó su carrera como periodista, en la cual comenta Hernán Lara Zavala "ha destacado porque tiene un oído y un ojo muy agudo que le ha permitido encontrar y retratar los elementos dramáticos de nuestra sociedad".

Esta faceta de Vicente Leñero lo ha llevado a colaborar en publicaciones del país y del extranjero, entre los que destacan: los diarios El Heraldo de México y Excélsior, y en las revistas Claudia y Revista de Revistas, de las que fue director de 1969 a 1972 y de 1973 a 1976, respectivamente, y subdirector del semanario Proceso desde su fundación en 1976 hasta hace unos años en que se retiró del ejercicio periodístico diario.

Para el escritor, investigador literario y periodista Alejandro Toledo, Vicente Leñero ha hecho aportaciones importantes al periodismo, "con esos juegos en los que aplica a la información la libertad imaginativa, como en aquella crónica sobre Pátzcuaro o el relato de un concierto del cantante español Raphael en la Alameda.

"En el fondo, me parece, son textos en donde están inmersas una serie de preguntas sobre la condición mexicana, pues reincide en señalar aquello que nos define para mal, como la corrupción, que es hermana de la malicia como rasgo oscilante, positivo a veces y negativo casi siempre".

Vicente Leñero ha realizado varios guiones para televisión y cine, entre los que destacan: Los de abajo (1976); Cadena perpetua (1978); El callejón de los milagros (1995); La ley de Herodes (1999), El crimen del padre Amaro y La habitación azul (2002).

"Ha destacado como creador de guiones cinematográficos –añade Hernán Lara– porque tiene un buen oído para retratar cómo habla la gente, algo que también es parte de su formación periodística, y luego, su habilidad para crear argumentos cinematográficos ya que tiene una concepción muy clara de la estructura interna, es decir, de porqué o cómo una novela puede funcionar en términos de una película".

Reconocimientos a una larga trayectoria

Vicente Leñero Otero fue becado a España por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid en 1956. Fue también becario del Centro mexicano de Escritores (1961-1962, 1963-1964) y de la Fundación Guggenheim (1967-1968). En 1958 obtuvo el primer y segundo lugar en el Concurso Nacional del Cuento Universitario.

Ha recibido diversas distinciones; Premio Seix Barral en 1963 por su novela Los albañiles; Premio Juan Ruiz de Alarcón a la mejor obra estrenada en 1969 por Los albañiles y en 1979 por La mudanza.

El primer premio otorgado por la Agrupación de Periodistas Teatrales de México por Nadie sabe nada (1988); el Premio Manuel Buendía en 1994 por su trayectoria periodística; el Premio Xavier Villaurrutia (2000) y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura (2001).

Fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua y tomó posesión de la silla XXVIII el 12 de mayo de 2011 con el discurso "En defensa de la dramaturgia" y el 21 de septiembre de 2011 fue galardonado, junto a José Agustín, con la Medalla Bellas Artes que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes.

Estos reconocimientos permiten ver que Vicente Leñero es "un hombre amable –añade Alejandro Toledo– un espíritu crítico y autocrítico; hay quien no entiende ese sentido suyo de la sinceridad y la honradez, el modo como observa su propia escritura, por ejemplo, pues estamos acostumbrados a los autores que todo el tiempo son promotores de sí mismos.

"Leñero no es así, y acepta sus desvíos narrativos, en la época en que se contagió del ‘conductismo’ y el ‘nouveau roman’, como también reconoce con humildad sus logros, que son muchos", apuntó Alejandro Toledo.

LCL
México / Distrito Federal


Fuente: http://www.conaculta.gob.mx/detalle-nota/?id=27448#.UjKnFy2jljo

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Juan Villoro. Premio Xavier Villaurrutia 1999. Novela.


 


 

Juan Villoro.

BIOGRAFÍA

 
Juan Villoro nació en México, en el Distrito Federal, el 24 de septiembre de 1956. Estudió Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Iztapalapa.

Condujo el programa de Radio Educación, "El lado oscuro de la luna" de 1977 a 1981 y fue agregado cultural en la Embajada de México en Berlín Oriental, dentro de la entonces República Democrática Alemana, de 1981 a 1984.

Ha ejercido como director del suplemento "La Jornada Semanal" de 1995 a 1998, además de impartir talleres de creación y cursos en instituciones como el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Universidad Nacional Autónoma de México.

Como redactor ha colaborado en las revistas Cambio, Gaceta del Fondo de Cultura Económica, Universidad de México, Crisis, La Orquesta, La Palabra y el Hombre, Nexos, Vuelta, Siempre!, Proceso y Pauta, de la cual fue jefe de redacción, así como en los periódicos y suplementos La Jornada, Uno más uno, Diorama de la Cultura, El Gallo Ilustrado, Sábado, entre otros.

De 1976 a 1977 fue becario del INBA en el área de narrativa y del Sistema Nacional de Creadores Artísticos de 1994 a 1996.

Villoro ha sido profesor en la Universidad Autónoma de Madrid , en Yale y en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. También ha traducido, entre otras obras, 'Memorias de un antisemita', de Gregor von Rezzori, y 'Un árbol de noche', de Truman Capote, publicadas en Anagrama, y 'Aforismos', de Georg Christoph Lichtenberg.




BIBLIOGRAFÍA

Juan Villoro nació en México, en el Distrito Federal, el 24 de septiembre de 1956. Estudió Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Iztapalapa.

Condujo el programa de Radio Educación, "El lado oscuro de la luna" de 1977 a 1981 y fue agregado cultural en la Embajada de México en Berlín Oriental, dentro de la entonces República Democrática Alemana, de 1981 a 1984.

Ha ejercido como director del suplemento "La Jornada Semanal" de 1995 a 1998, además de impartir talleres de creación y cursos en instituciones como el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Universidad Nacional Autónoma de México.

Como redactor ha colaborado en las revistas Cambio, Gaceta del Fondo de Cultura Económica, Universidad de México, Crisis, La Orquesta, La Palabra y el Hombre, Nexos, Vuelta, Siempre!, Proceso y Pauta, de la cual fue jefe de redacción, así como en los periódicos y suplementos La Jornada, Uno más uno, Diorama de la Cultura, El Gallo Ilustrado, Sábado, entre otros.

De 1976 a 1977 fue becario del INBA en el área de narrativa y del Sistema Nacional de Creadores Artísticos de 1994 a 1996.

Villoro ha sido profesor en la Universidad Autónoma de Madrid , en Yale y en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. También ha traducido, entre otras obras, 'Memorias de un antisemita', de Gregor von Rezzori, y 'Un árbol de noche', de Truman Capote, publicadas en Anagrama, y 'Aforismos', de Georg Christoph Lichtenberg.


PREMIOS

Premio Cuauhtémoc de traducción, 1988

Premio Xavier Villaurrutia, 1999.

Premio Mazatlán 2001

Premio del International Board on Books for the Young,

Premio Herralde, 2004


Fuente: https://www.escritores.org/biografias/190-juan-villoro

La casa pierde

Juan Villoro


¿Hasta qué punto desconocemos a quienes nos rodean y hasta qué punto es mejor no saber quiénes son?

La casa pierde es una reunión de diez historias cuya trama, sencilla y directa, conduce a un complejo sistema de intercambios personales que se resuelven en una inquietante sugerencia: todos los que nos rodean, tanto los amigos y las parejas, como los extraños, nos resultan igualmente desconocidos. Cada historia explora esos meandros donde la duda secreta, el rencor fielmente guardado o el dolor punzante y eterno obligan a crear situaciones tensas, a enfrentar rechazos y a ejercer una violencia desarmada contra los otros y contra sí mismos.

¿Acaso un secreto revelado haría perder la intimidad y el afecto de una persona? Los personajes de La casa pierde se preguntan: ¿qué milagro, qué tragedia conduce a cualquiera a una situación desesperada? La respuesta queda oculta bajo la certeza de que aquello que para uno es sólo un dato sin referencia o un simple gesto vejatorio, para otro es el impulso que determina, al menos por el momento, su completa existencia.

Diez historias que exponen, sin concesiones aunque con delicado sentido del humor, la condición de estos hombres que súbitamente han dejado de ser jóvenes y se encuentran frente a frente con el progresivo fracaso y el amplio coto de su soledad.

Fuente: http://www.alfaguara.com/es/libro/la-casa-pierde/

lunes, 9 de septiembre de 2013

IGNACIO SOLARES. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 1998. NOVELA.



El sitio, Ignacio Solares, Alfaguara, México D.F., 1998, 290 pp.

En su tendencia de capturar la provisionalidad que dinamiza la sociedad moderna, el escritor mexicano Ignacio Solares (Ciudad Juárez, Chihuahua, 1945) postula en El sitio una realidad interferida –y regulada– por sueños, miedos y extrañezas.

Este modo de pensar lo social se vale de metáforas en tomo al metabolismo de los lazos humanos, articuladas literariamente en el centro de la ciudad de México, dentro de un edificio sitiado.

Para percatamos de la turbiedad relacional que propone Solares, no hay que caer en la idea de un sistema cerrado, pues el entramado propuesto es un sistema vivo, y un sistema de estas características nunca resulta estático, por más que los protagonistas del encierro se vean involucrados en un proceso donde los intercambios de información tienden a fragmentarse.

Además, nada puede existir si no es observado, y estas imágenes nos llegan a través de un sacerdote alcohólico que inicia, como único camino transitable, un viaje fantasmal donde su catolicismo se deja sentir tanto como los mecanismos imaginarios de la embriaguez.

El horizonte clausurado favorece las pesadillas de semejante narrador, contradictorio, zambullido en el extrañamiento que le proponen sus espectros.

Como el trágico pater–whisky de El poder y la gloria, este cura vive la experiencia de Dios allí donde se muestra su enemigo, y a partir de esta premisa, cabe definir su conflicto de acuerdo con el epígrafe que abre la novela de Greene, quien a su vez lo toma de Dryden: «El cerco se estrecha; el poder sagaz de los sabuesos y de la muerte amenaza de hora en hora».

Así es como, en su ironía, Solares plantea la intervención de lo sobrenatural para destacar a través de su narrador las disidencias entre lo demostrable y lo interpretativo.

De una parte, la confianza en Dios lo empuja hacia la consumación personal, pero de otra, sirve de nexo a sus confusiones.

El sentido de esta obra no es único y el cura explicador verifica en qué medida difiere de los dictados de la Iglesia, recortando de paso una lectura política sobre la crisis de otras instituciones que ordenan la convivencia.

De hecho, atrapados en la insularidad del edificio, los vecinos extreman sus cautelas y, al cabo, refinan lo peor de sí mismos: su monótona opacidad y lo trivial de sus querellas.

No es ocioso recordar en este punto que El sitio es la reelaboración de un cuento semejante, inspirado además en sueños del autor.

Todo esto parece muy explicable.

Hablando de fantasmas o nocturnidades, encaja en su escritura la contigüidad biográfica, pues Ignacio Solares entiende el alcoholismo de su padre y además prueba, por fermento educativo, una vocación sacerdotal que acaba enlazando con su preferencia por curas literarios como los de Bernanos y el mentado Greene.

Hecha esta salvedad y puestos a matizar el perfil, concluiremos este comentario con la gracia de otro creador de clérigos, Chesterton, citado por Solares en una reciente charla; y es que, según el británico, el cristianismo no es un club de santos, sino un sanatorio de enfermos.

Fuente:
http://www.thecult.es/Cronicas/el-sitio-de-ignacio-solares.html

Archivo del blog

FILOSOFÍA Y LITERATURA

  FILOSOFÍA Y LITERATURA. Ejemplos de Novelas Filosóficas: "El Extranjero" de Albert Camus Resumen: La historia de Meursault, un h...

Páginas