domingo, 30 de mayo de 2021

INFIERNO. CANTO XII. LA DIVINA COMEDIA. ANOTACIONES.

 


[L1]Dante parece referirse a una región entre Verona y Trento llamada Slavini di Marco, para describir la pendiente entre el sexto y el séptimo círculo.

 [L2]El Minotauro, que concibió Pasifae, mujer de Minos, rey de Creta, de un toro del que se había enamorado por instigación de Neptuno, para lo cual hizo que el arquitecto Dédalo le fabricase una vaca artificial.

 [L3]El Duque de Atenas es Teseo, que mató al Minotauro encerrado en el la­berinto, gracias a la ayuda de la princesa Ariadna, poniendo así fin al tributo humano que los atenienses debían pagar al rey de Creta.

 [L4]Esta ruina se produjo cuando Cristo murió y, según Mateo, XXVII, 51, tembló la tierra. La gran presa alude a la posterior bajada de Cristo a los infier­nos ya comentada en Infierno, IV. Virgilio, en efecto, en su primer viaje, pudo ver aún intacto este lugar.

 [L5]Virgilio sigue aquí la doctrina de Empédocles que sostenía que el cosmos se mantenía por la discordia de los cuatro elementos, y que el amor entre ellos los llevaría a mezclarse y regresar al caos primigenio. Virgilio creyó que aquel terremoto pudiera ser la vuelta a dicho caos.

 [L6]Se trata del río Flegetonte, que ya había descrito Virgilio en la Eneida.

 [L7]Los centauros, con su doble naturaleza humana y equina, representan las fuerzas de la violencia ciega, al igual que Minotauro.

 [L8]Neso se enamoró de Deyanira, esposa de Hércules, a la que ayudaba a vadear un río sobre su grupa, a intentó violarla, por lo cual Hércules lo mató con sus flechas.

 [L9]Quirón no era hermano del resto de los centauros y fue maestro y educa­dor de Aquiles y otros héroes griegos. Destacaba entre los otros por su sabidu­ría y prudencia.

 [L10]Folo fue uno de los centauros que intentaron violar a las mujeres de los lapitas en las bodas de Piritoo a Hipodamia.

 [L11]Alejandro de Macedonia, o acaso Alejandro, tirano de Fero, en Tesalia (siglo IV a.C). El otro tirano es Dionisio el Viejo, tirano de Siracusa (431-­367 a.C.)

 [L12]Ezzelino III da Romano (ll94‑1259), señor de Verona, Padua y Vicen­za, fue durante muchos años tirano en la Marca de Treviso y fue el principal sostenedor de la causa gibelina en el norte de Italia.

 [L13]Obiao II de Este, señor de Ferrara, fue muerto al parecer por su hijo bastardo Azo VII.

 [L14]En este círculo Virgilio aconseja a Dante que escuche las palabras del

centauro que le serán de más provecho que las suyas.

 [L15]Guido de Monforte mató en una iglesia de Viterbo a Enrique, sobrino que dio

del rey Eduardo I de Inglaterra, para vengar la muerte injusta que este último fue

había dado a su padre. El corazón del príncipe fue trasladado a su patria y colo‑ cado en una copa que sostenía una estatua en la abadía de Westminster. El hecho ocurrió en 1271 y Guido murió prisionero en Sicilia dieciséis años después.

 [L16]Atila es, por supuesto, «El Azote de Dios»; jefe de los hunos, muerto en 453.

 [L17]Pirro es acaso un hijo de Aquiles de quien habla VirgiLo en Eneida, II que dió muerte a Polixena, hija de Hécuba, sobre la tumba de su padre. Sexto hijo de Pompeyo, que manchó con su crueldad la memoria respetada de su padre.

 [L18]Raniero de Cornetto y Ranier Paso fueron dos nobles de baja condición que se dedicaron al bandidaje en la Toscana.

CANTO XII

 

Era el lugar por el que descendimos

alpestre y, por aquel que lo habitaba,

cualquier mirada hubiéralo esquivado.                                 3

 

Como son esas ruinas que al costado

de acá de Trento azota el río Adigio,

por terremoto o sin tener cimientos,                                     6[L1] 

 

que de lo alto del monte, del que bajan

al llano, tan hendida está la roca

que ningún paso ofrece a quien la sube;                               9

 

de aquel barranco igual era el descenso;

y allí en el borde de la abierta sima,

el oprobio de Creta estaba echado                                        12[L2] 

 

que concebido fue en la falsa vaca;

cuando nos vio, a sí mismo se mordía,

tal como aquel que en ira se consume.                                  15

 

Mi sabio entonces le gritó: «Por suerte

piensas que viene aquí el duque de Atenas,                         17[L3] 

que allí en el mundo la muerte te trajo?                                18

 

Aparta, bestia, porque éste no viene

siguiendo los consejos de tu hermana,

sino por contemplar vuestros pesares.»                                 21

 

Y como el toro se deslaza cuando

ha recibido ya el golpe de muerte,

y huir no puede, mas de aquí a allí salta,                              24

 

así yo vi que hacía el Minotauro;

y aquel prudente gritó: «Corre al paso;

bueno es que bajes mientras se enfurece.»                            27

 

Descendimos así por el derrumbe

de las piedras, que a veces se movían

bajo mis pies con esta nueva carga.                                      30

 

Iba pensando y díjome: «Tú piensas

tal vez en esta ruina, que vigila

la ira bestial que ahora he derrotado.                                    33

 

Has de saber que en la otra ocasión

que descendí a lo hondo del infierno,

esta roca no estaba aún desgarrada;                                      36

 

pero sí un poco antes, si bien juzgo,

de que viniese Aquel que la gran presa

quitó a Dite del círculo primero,                                           39[L4] 

 

tembló el infecto valle de tal modo

que pensé que sintiese el universo

amor, por el que alguno cree que el mundo                          42

 

muchas veces en caos vuelve a trocarse;                               43[L5] 

y fue entonces cuando esta vieja roca

se partió por aquí y por otros lados.                                      45

 

Mas mira el valle, pues que se aproxima

aquel río sangriento, en el cual hierve                                   47[L6] 

aquel que con violencia al otro daña.»                                  48

 

¡Oh tú, ciega codicia, oh loca furia,

que así nos mueves en la corta vida,

y tan mal en la eterna nos sumerges!                                    51

 

Vi una amplia fosa que torcía en arco,

y que abrazaba toda la llanura,

según lo que mi guía había dicho.                                         54

 

Y por su pie corrían los centauros,

en hilera y armados de saetas,                                              56[L7] 

como cazar solían en el mundo.                                            57

 

Viéndonos descender, se detuvieron,

y de la fila tres se separaron

con los arcos y flechas preparadas.                                       60

 

Y uno gritó de lejos: «¿A qué pena

venís vosotros bajando la cuesta?

Decidlo desde allí, o si no disparo.»                                     63

 

«La respuesta ‑le dijo mi maestro­-

daremos a Quirón cuando esté cerca:

tu voluntad fue siempre impetuosa.»                                               66

 

Después me tocó, y dijo: «Aquel es Neso,                           67[L8] 

que murió por la bella Deyanira,

contra sí mismo tomó la venganza.                                       69

 

Y aquel del medio que al pecho se mira,

el gran Quirón, que fue el ayo de Aquiles;                           71[L9] 

y el otro es Folo, el que habló tan airado.                             72[L10] 

 

Van a millares rodeando el foso,

flechando a aquellas almas que abandonan

la sangre, más que su culpa permite.»                                               75

 

Nos acercamos a las raudas fieras:

Quirón cogió una flecha, y con la punta,

de la mejilla retiró la barba.                                                   78

 

Cuando hubo descubierto la gran boca,

dijo a sus compañeros; «¿No os dais cuenta

que el de detrás remueve lo que pisa?                                              81

 

No lo suelen hacer los pies que han muerto.»

Y mi buen guía, llegándole al pecho,

donde sus dos naturas se entremezclan,                               84

 

respondió: «Está bien vivo, y a él tan sólo

debo enseñarle el tenebroso valle:

necesidad le trae, no complacencia.                                      87

 

Alguien cesó de cantar Aleluya,

y ésta nueva tarea me ha encargado:

él no es ladrón ni yo alma condenada.                                  90

 

Mas por esta virtud por la cual muevo

los pasos por camino tan salvaje,

danos alguno que nos acompañe,                                         93

 

que nos muestre por dónde se vadea,

y que a éste lleve encima de su grupa,

pues no es alma que viaje por el aire.»                                  96

 

Quirón se volvió atrás a la derecha,

y dijo a Neso: «Vuelve y dales guía,

y hazles pasar si otro grupo se encuentran.»                         99

 

Y nos marchamos con tan fiel escolta

por la ribera del bullir rojizo,

donde mucho gritaban los que hervían.                                102

 

Gente vi sumergida hasta las cejas,

y el gran centauro dijo: « Son tiranos

que vivieron de sangre y de rapiña:                                      105

 

lloran aquí sus daños despiadados;

está Alejandro, y el feroz Dionisio                                       107[L11] 

que a Sicilia causó tiempos penosos.                                    108

 

Y aquella frente de tan negro pelo,

es Azolino; y aquel otro rubio,                                              110[L12] 

es Opizzo de Este, que de veras                                           111[L13] 

 

fue muerto por su hijastro allá en el mundo.»

Me volví hacia el poeta y él me dijo:

«Ahora éste es el primero, y yo el segundo.»                                   114[L14] 

 

Al poco rato se fijó el Centauro

en unas gentes, que hasta la garganta

parecían, salir del hervidero.                                                 117

 

Díjonos de una sombra ya apartada:

«En la casa de Dios aquél hirió ‑                                          119[L15] 

el corazón que al Támesis chorrea.»                                      120

 

Luego vi gentes que sacaban fuera

del río la cabeza, y hasta el pecho;

y yo reconocí a bastantes de ellos.                                        123

 

Asi iba descendiendo poco a poco

aquella sangre que los pies cocía,

y por allí pasamos aquel foso.                                                           126

 

«Así como tú ves que de esta parte

el hervidero siempre va bajando,

‑dijo el centauro‑ quiero que conozcas                                 129

 

que por la otra más y más aumenta

su fondo, hasta que al fin llega hasta el sitio

en donde están gimiendo los tiranos.                                               132

 

La diving justicia aquí castiga

a aquel Atila azote de la tierra                                              134[L16] 

y a Pirro y Sexto; y para siempre ordeña                              135[L17] 

 

las lágrimas, que arrancan los hervores,

a Rinier de Corneto, a Rinier Pazzo                                     137[L18] 

qué en los caminos tanta guerra hicieron.»                           138

Volvióse luego y franqueó aquel vado.


 [L1]Dante parece referirse a una región entre Verona y Trento llamada Slavini di Marco, para describir la pendiente entre el sexto y el séptimo círculo.

 [L2]El Minotauro, que concibió Pasifae, mujer de Minos, rey de Creta, de un toro del que se había enamorado por instigación de Neptuno, para lo cual hizo que el arquitecto Dédalo le fabricase una vaca artificial.

 [L3]El Duque de Atenas es Teseo, que mató al Minotauro encerrado en el la­berinto, gracias a la ayuda de la princesa Ariadna, poniendo así fin al tributo humano que los atenienses debían pagar al rey de Creta.

 [L4]Esta ruina se produjo cuando Cristo murió y, según Mateo, XXVII, 51, tembló la tierra. La gran presa alude a la posterior bajada de Cristo a los infier­nos ya comentada en Infierno, IV. Virgilio, en efecto, en su primer viaje, pudo ver aún intacto este lugar.

 [L5]Virgilio sigue aquí la doctrina de Empédocles que sostenía que el cosmos se mantenía por la discordia de los cuatro elementos, y que el amor entre ellos los llevaría a mezclarse y regresar al caos primigenio. Virgilio creyó que aquel terremoto pudiera ser la vuelta a dicho caos.

 [L6]Se trata del río Flegetonte, que ya había descrito Virgilio en la Eneida.

 [L7]Los centauros, con su doble naturaleza humana y equina, representan las fuerzas de la violencia ciega, al igual que Minotauro.

 [L8]Neso se enamoró de Deyanira, esposa de Hércules, a la que ayudaba a vadear un río sobre su grupa, a intentó violarla, por lo cual Hércules lo mató con sus flechas.

 [L9]Quirón no era hermano del resto de los centauros y fue maestro y educa­dor de Aquiles y otros héroes griegos. Destacaba entre los otros por su sabidu­ría y prudencia.

 [L10]Folo fue uno de los centauros que intentaron violar a las mujeres de los lapitas en las bodas de Piritoo a Hipodamia.

 [L11]Alejandro de Macedonia, o acaso Alejandro, tirano de Fero, en Tesalia (siglo IV a.C). El otro tirano es Dionisio el Viejo, tirano de Siracusa (431-­367 a.C.)

 [L12]Ezzelino III da Romano (ll94‑1259), señor de Verona, Padua y Vicen­za, fue durante muchos años tirano en la Marca de Treviso y fue el principal sostenedor de la causa gibelina en el norte de Italia.

 [L13]Obiao II de Este, señor de Ferrara, fue muerto al parecer por su hijo bastardo Azo VII.

 [L14]En este círculo Virgilio aconseja a Dante que escuche las palabras del

centauro que le serán de más provecho que las suyas.

 [L15]Guido de Monforte mató en una iglesia de Viterbo a Enrique, sobrino que dio

del rey Eduardo I de Inglaterra, para vengar la muerte injusta que este último fue

había dado a su padre. El corazón del príncipe fue trasladado a su patria y colo‑ cado en una copa que sostenía una estatua en la abadía de Westminster. El hecho ocurrió en 1271 y Guido murió prisionero en Sicilia dieciséis años después.

 [L16]Atila es, por supuesto, «El Azote de Dios»; jefe de los hunos, muerto en 453.

 [L17]Pirro es acaso un hijo de Aquiles de quien habla VirgiLo en Eneida, II que dió muerte a Polixena, hija de Hécuba, sobre la tumba de su padre. Sexto hijo de Pompeyo, que manchó con su crueldad la memoria respetada de su padre.

 [L18]Raniero de Cornetto y Ranier Paso fueron dos nobles de baja condición que se dedicaron al bandidaje en la Toscana.

sábado, 29 de mayo de 2021

INFIERNO. CANTO XI. LA DIVINA COMEDIA. ANOTACIONES.



CANTO XI. ANOTACIONES.

  [L1]El papa Anastasio II (496‑98), según una tradición no comprobada, acep­tó las doctrinas de Fotino de Tesalónica, que negaba el nacimiento divino de Cristo.

 [L2]Aquí comienza la descripción de la geografía y la estructura moral del In­fiemo dantesco. Espero que el lector no encuentre demasiadas dificultades para hacerse una idea del mismo. Tres son los círculos infernales que restan: el sépti­mo está dividido a su vez en tres recintos: el primero castiga a los violentos contra el prójimo; el segundo, a los violentos contra sí mismos; y el tercero, los violentos contra Dios y sus designios: blasfemos, homosexuales y usureros.

Como veremos, el octavo círculo llamado Malasbolsas es donde se castigan las muy diversas formas de fraude. En el noveno, por fin, se condenan las di­versas formas de traición.

 [L3]La bíblica Sodoma, destruida a causa de sus pecados (ver XVIII‑XIX) da nombre a la homosexualidad; Cahors, ciudad francesa famosa por los usureros.

 [L4]La Ética de Aristóteles.

 [L5]Los pecados que se castigan en los primeros círculos son aquellos causa­dos por la incontinencia, no por la maldad. Tienen un alcance individual y no colectivo y por ello merecen un castigo más leve, aunque no por ello menos eterno.

 [L6]En efecto, las palabras de Aristóteles en las que se basa este pasaje se encuentran al comienzo de su Física.

 [L7]La naturaleza actúa imitando a Dios y el hombre siguiendo a la natu­raleza.

 [L8]Traducido libremente, pero conservando la idea que Dante quiere expre­sar, siguiendo las palabras de Génesis, III, 19: «Comerás el pan con el sudor de tu frente.» El verso original es «... convene / prender sua vita ed avanzar la gente».

 [L9]El usurero, en efecto, busca su sustento en el préstamo de dinero, lo que contradice el mandato divino.

 [L10]Nos hallamos en el amanecer del nuevo abril, cuando la constelación de Piscis surge sobre el horizonte, y la Osa Mayor se encuentra en la dirección del Coro o viento del nordeste.

CANTO XI

 

Por el extremo de un acantilado,

que en circulo formaban peñas rotas,

llegamos a un gentío aún más doliente;                                3

 

y allí, por el exceso tan horrible

de la peste que sale del abismo,

al abrigo detrás nos colocamos                                             6

 

de un gran sepulcro, donde vi un escrito

«Aquí el papa Anastasio está encerrado                               8[L1] 

que Fotino apartó del buen camino.»                                               9

 

«Conviene que bajemos lentamente,

para que nuestro olfato se acostumbre

al triste aliento; y luego no moleste.»                                               12

 

Así el Maestro, y yo: «Compensación

‑díjele‑ encuentra, pues que el tiempo en balde

no pase.» Y él: «Ya ves que en eso pienso.                          15

 

Dentro, hijo mío, de estos pedregales                                              16[L2] 

‑luego empezó a decir‑ tres son los círculos

que van bajando, como los que has visto.                             18

 

Todos llenos están de condenados,

mas porque luego baste que los mires,

oye cómo y por qué se les encierra:                                      21

 

Toda maldad, que el odio causa al cielo,

tiene por fin la injuria, y ese fin

o con fuerza o con fraude a otros contrista;                         24

 

mas siendo el fraude un vicio sólo humano,

más lo odia Dios, por ello son al fondo

los fraudulentos aún más castigados.                                               27

 

De los violentos es el primer círculo;

mas como se hace fuerza a tres personas,

en tres recintos está dividido;                                                           30

 

a Dios, y a sí, y al prójimo se puede

forzar; digo a ellos mismos y a sus cosas,

como ya claramente he de explicarte.                                              33

 

Muerte por fuerza y dolientes heridas

al prójimo se dan, y a sus haberes

ruinas, incendios y robos dañosos;                                       36

 

y así a homicidas y a los que mal hieren,

ladrones e incendiarios, atormenta

el recinto primero en varios grupos.                                      39

 

Puede el hombre tener violenta mano

contra él mismo y sus cosas; y es preciso

que en el segundo recinto lo purgue                                     42

 

el que se priva a sí de vuestro mundo,

juega y derrocha aquello que posee,

y llora allí donde debió alegrarse.                                         45

 

Puede hacer fuerza contra la deidad,

blasfemando, negándola en su alma,

despreciando el amor de la natura;                                       48

 

y el recinto menor lleva la marca

del signo de Cahors y de Sodoma,                                       50[L3] 

y del que habla de Dios con menosprecio.                           51

 

El fraude, que cualquier conciencia muerde,

se puede hacer a quien de uno se fía,

o a aquel que la confianza no ha mostrado.                          54

 

Se diría que de esta forma matan

el vínculo de amor que hace natura;

y en el segundo círculo se esconden                                     57

 

hipocresía, adulación, quien hace

falsedad, latrocinio y simonía,

rufianes, barateros y otros tales.                                           60

 

De la otra forma aquel amor se olvida

de la naturaleza, y lo que crea,

de donde se genera la confianza;                                          63

 

y al Círculo menor, donde está el centro

del universo, donde asienta Dite,

el que traiciona por siempre es llevado.»                              66

 

Y yo: «Maestro, muy clara procede

tu razón, y bastante bien distingue

este lugar y el pueblo que lo ocupa:                                      69

 

pero ahora dime: aquellos de la ciénaga,

que lleva el viento, y que azota la lluvia,

y que chocan con voces tan acerbas,                                    72

 

¿por qué no dentro de la ciudad roja

son castigados, si a Dios enojaron?

y si no, ¿por qué están en tal suplicio?»                                75

 

Y entonces él: «¿Por qué se aleja tanto

‑dijo‑ tu ingenio de lo que acostumbra?,

¿o es que tu mente mira hacia otra parte?                             78

 

¿Ya no te acuerdas de aquellas palabras

que reflejan en tu ÉTICA las tres.                                        80[L4] 

inclinaciones que no quiere el cielo,                                      81

 

incontinencia, malicia y la loca

bestialidad? ¿y cómo incontinencia

menos ofende y menos se castiga?                                       84

 

Y si miras atento esta sentencia,

y a la mente preguntas quién son esos

que allí fuera reciben su castigo,                                           87

 

comprenderás por qué de estos felones

están aparte, y a menos crudeza

la divina venganza les somete.»                                            90[L5] 

 

«Oh sol que curas la vista turbada,

tú me contentas tanto resolviendo,

que no sólo el saber, dudar me gusta.                                               93

 

Un poco más atrás vuélvete ahora

‑díjele‑‑, allí donde que usura ofende

a Dios dijiste, y quítame el enredo.»                                    96

 

«A quien la entiende, la Filosofía

hace notar, no sólo en un pasaje

cómo natura su carrera toma                                                 99

 

del divino intelecto y de su arte;

y si tu FÍSICA miras despacio,

encontrarás, sin mucho que lo busques,                                102[L6] 

 

que el arte vuestro a aquélla, cuanto pueda,

sigue como al maestro su discípulo,

tal que vuestro arte es como de Dios nieto.                          105[L7] 

 

Con estas dos premisas, si recuerdas

el principio del Génesis, debemos

ganarnos el sustento con trabajo.                                          108[L8] 

 

Y al seguir el avaro otro camino,                                          109[L9] 

por éste, a la natura y a sus frutos,

desprecia, y pone en lo otro su esperanza.                            111

 

Mas sígueme, porque avanzar me place;

que Piscis ya remonta el horizonte

y todo el Carro yace sobre el Coro,                                      114[L10] 

y el barranco a otro sitio se despeña.


 [L1]El papa Anastasio II (496‑98), según una tradición no comprobada, acep­tó las doctrinas de Fotino de Tesalónica, que negaba el nacimiento divino de Cristo.

 [L2]Aquí comienza la descripción de la geografía y la estructura moral del In­fiemo dantesco. Espero que el lector no encuentre demasiadas dificultades para hacerse una idea del mismo. Tres son los círculos infernales que restan: el sépti­mo está dividido a su vez en tres recintos: el primero castiga a los violentos contra el prójimo; el segundo, a los violentos contra sí mismos; y el tercero, los violentos contra Dios y sus designios: blasfemos, homosexuales y usureros.

Como veremos, el octavo círculo llamado Malasbolsas es donde se castigan las muy diversas formas de fraude. En el noveno, por fin, se condenan las di­versas formas de traición.

 [L3]La bíblica Sodoma, destruida a causa de sus pecados (ver XVIII‑XIX) da nombre a la homosexualidad; Cahors, ciudad francesa famosa por los usureros.

 [L4]La Ética de Aristóteles.

 [L5]Los pecados que se castigan en los primeros círculos son aquellos causa­dos por la incontinencia, no por la maldad. Tienen un alcance individual y no colectivo y por ello merecen un castigo más leve, aunque no por ello menos eterno.

 [L6]En efecto, las palabras de Aristóteles en las que se basa este pasaje se encuentran al comienzo de su Física.

 [L7]La naturaleza actúa imitando a Dios y el hombre siguiendo a la natu­raleza.

 [L8]Traducido libremente, pero conservando la idea que Dante quiere expre­sar, siguiendo las palabras de Génesis, III, 19: «Comerás el pan con el sudor de tu frente.» El verso original es «... convene / prender sua vita ed avanzar la gente».

 [L9]El usurero, en efecto, busca su sustento en el préstamo de dinero, lo que contradice el mandato divino.

 [L10]Nos hallamos en el amanecer del nuevo abril, cuando la constelación de Piscis surge sobre el horizonte, y la Osa Mayor se encuentra en la dirección del Coro o viento del nordeste.

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