sábado, 5 de octubre de 2019

LA INVENCIÓN DE MOREL: NOTES ABOUT TERRITORY AND OBSOLESCENCE Camilo Lozano-Rivera** 1

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https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-68482017000100143
versión On-line ISSN 0717-6848
Acta lit.  no.54 Concepción jul. 2017
http://dx.doi.org/10.4067/S0717-68482017000100143 
ARTICULO
LA INVENCIÓN DE MOREL: ANOTACIONES SOBRE EL TERRITORIO Y LA OBSOLESCENCIA*
LA INVENCIÓN DE MOREL: NOTES ABOUT TERRITORY AND OBSOLESCENCE
Camilo Lozano-Rivera** 1  
1 Universidad de Caldas. Manizales, Colombiacamilo.lozano@ucaldas.edu.co.
En este trabajo se explora la densidad metafórica de la noción de "isla" y su utilidad para la conceptualización del territorio. Esto se realiza con base en algunas anotaciones inspiradas por el estudio de la novela La invención de Morel del escritor argentino Adolfo Bioy Casares, publicada en 1940. Se argumenta en favor de la pertinencia de la obra literaria en general y sus interpretaciones como fuentes de conocimiento académicamente válido, en particular, porque se presenta La invención de Morel como una pieza significativa de la intertextualidad necesaria en la producción de conceptos alusivos al territorio, sobre todo cuando contemplan la obsolescencia como una cualidad importante en la comprensión de las territorialidades y las formas de territorialización.
Palabras clave: Metáfora isla; conceptualización del territorio; heterotopias; imagen y obsolescencia; La invención de Morel
This paper explores the metaphorical density of "island" notion and it's functionality to conceptualize territory. This is made by linking some notes inspired on the study of the novel La invención de Morel, written by renowned Argentinian author Adolfo Bioy Casares (1940). The paper argues for the appropriateness of literary references in general and it's several interpretations as a valuable source for academic knowledge. In particular because this paper presents La invención de Morel as a meaningful part of the required intertextuality for producing concepts about territory, especially when obsolescence is taken into account as an important quality to comprehend territorialities and ways of territorialisation.
Keywords: Island-metaphor; conceptualizing territory; heterotopies; image and ob solescence; La invención de Morel
INTRODUCCIÓN
Unos raros eventos que anidan replegados en la memoria de un náufrago1 se reorganizan uno tras otro a medida que son plasmados en clave escrita. El náufrago compone durante días una reflexiva transcripción de sus recuerdos en la superficie de un diario estropeado. Estas transcripciones, arborescentes, se confabulan y juntas dan cuerpo a un relato que discurre en una atmósfera singular, una atmósfera que es húmeda, caliente, espesa y salina como el aire de una isla. Es la isla de La invención de Morel. Aunque este ensayo no busca hacer justicia literaria a la novela de Bioy Casares, sí busca emprender una pesquisa de ciertos simbolismos que concurren en ella. En la base de estos simbolismos se identifica uno en particular, edificado sobre un medio material muy concreto perteneciente a la dimensión inevitable del espacio: me refiero a la isla. En los límites de una isla recóndita se despliega toda la trama y en buena medida es la isla el eje que la articula, partiendo de la situación espacial contingente de la huida con que comienza la historia hasta la locación insólita del naufragio y las ficciones de virtualidad, fantásticas pero no sobrenaturales -como precisaría Borges al prologar el trabajo de Bioy- con que se desenvuelve la novela y que serán descritas más adelante.
Intentaré aprovechar la densidad metafórica de la noción de isla en el análisis ofrecido a continuación. La relevancia de este análisis estriba en que una lectura en clave espacial de La invención de Morel puede constituir una alternativa de interpretación sobre esta importante obra literaria, así como una participación en el repertorio creciente de las formas de con-ceptualizar el Territorio. Es necesario destacar que hay varias propuestas de gran calidad sobre La invención de Morel que anteceden esta. Un rasgo compartido entre las que revisé hasta ahora, es que tienen como finalidad ensayar puntos de vista interpretativos sobre esta obra en particular, lo cual pone de manifiesto su indiscutible fertilidad cuando se las lee conjuntamente. Esta novela ha sido históricamente un objeto de análisis abordado desde perspectivas diversas entre sí tales como la teoría literaria, la teoría de la imagen, la crítica cultural o la sociología del arte, entre otras (Meehan, 2006Snook, 1979Paz Soldán, 2007Tamargo, 1976).
La isla como metáfora
Como punto de partida seleccionaré arbitrariamente para el desarrollo del ensayo dos rasgos representativos de la isla cuando se piensa en ella como una metáfora, a saber, el confinamiento y el aislamiento. El confinamiento enlaza con la idea de la isla-prisión sobre la cual hay suficientes materiales rastreables2. Esta idea refiere un enclave terrestre cercado y delimitado por un cuerpo de agua que lo excede y lo rodea, limitando así las posibilidades de la movilidad de quienes se hallan dentro del enclave en un momento determinado. El aislamiento por su parte remite, entre otras posibilidades, a la búsqueda de unas condiciones apartadas de la vigilancia, búsqueda que se orienta a fines de ejercer actividades conducentes al placer. Estas actividades no son necesariamente convencionales e incluso pueden estar decididamente apartadas de lo convencional. El entorno insular aparece como un contexto espacial atractivo según la laxitud de las formas de control sobre las formas del placer y los comportamientos socialmente reglamentados. El confinamiento y el aislamiento vistos de esta manera expresan un contraste entre el control absoluto y la absoluta libertad respectivamente, siendo ambas representaciones claras de la utopía (Bittner y Lozano, 2014).
La selección de estos rasgos aguarda también una utilidad imprevista con respecto a la conceptualización del territorio como entidad antropológica, caracterizada por la producción de sentido figurado sobre el espacio y por funcionar como un vehículo de la expresividad del deseo sobre esa dimensión de la existencia. Aunque un grado de arbitrariedad se reconoce de entrada en esta selección de rasgos, esto no se asume en contravía con la precisión conceptual. Por el contrario, como una defensa anticipada argumentaré que así como la similitud o la simetría entre dos objetos resulta o fracasa según los criterios empleados para definirla por parte de quien compara (Tversky, 1977Reynoso, 2011), la selección de los rasgos de una metáfora que se definen como representativos, tienen un valor de acuerdo con el servicio que prestan para el análisis: por la utilidad práctica que comportan en el abordaje de un problema (Gaddini, [1976] 2005).
El confinamiento como uno de los rasgos de la isla insinúa en su prac-ticidad una connotación negativa. Esto se debe a su fácil asociación con el confinamiento como un producto negativo de técnicas espaciales específicas ejercidas sobre los cuerpos, por ejemplo las que describen la institucio-nalidad punitiva que es la prisión o, en todo caso, los estados de excepción sobre los que se funda un poder de orden absoluto que da forma al espacio político (Agamben, 1997). La isla-prisión no es así sólo una idea, si por ello se entiende una abstracción desprovista de vínculos con el mundo real; también es una concreción de determinada configuración del poder y una ilustración del modo como el poder se realiza a través del ejercicio de las distribuciones de los cuerpos en el espacio (Foucault, 2009). La asociación del confinamiento y la isla, en la imagen de la isla-prisión, corporiza una metáfora densa, una elaboración cultural robusta que se expresa en representaciones sociales variadas y que se hallan ampliamente distribuidas entre distintas poblaciones (Hay, 2006: 9), con el apoyo del uso que se hace de la metáfora en la cultura popular.
En La invención de Morel encontramos un viraje paradójico de la metáfora de la isla-prisión. Ya que huye desde tierra firme hacia la isla por una necesidad de conservación de la propia vida, el personaje principal de la novela es inicialmente un prófugo. La isla es desde su punto de vista una alternativa positiva, que en principio se concibe prácticamente como un símbolo de la propia capacidad de autodeterminación del sujeto: la isla representa para el prófugo un haz de libertad en la oscuridad de saberse perseguido. Aunque quepa prever los límites espaciales de la isla como límites existenciales, sólo en el marco de dichos límites es posible para el náufrago continuar existiendo y por ende esos límites, lejos de concebirse como obstáculos irrebatibles, devienen posibilidades de conocimiento a largo plazo. Producto de esta ilusión y en el diario que comienza a escribir, el prófugo expone al lector la llegada a la isla como el resultado de una fuga necesaria aunque ardua, que culmina en un arribo exitoso en último lugar. La necesidad extrema de la fuga tiene como motivo el desertar de una horrible vida, una vida tan execrable que la decisión del periplo es inmune a cualquier intento de disuasión, así el prófugo no sepa con qué va a encontrarse y se decida sobre la base movediza de la incertidumbre, sobre la base del riesgo ya que se dice de la isla que allí se halla dispersa una enfermedad mortal:
[...] remé exasperadamente, llegué a la isla (con una brújula que no entiendo; sin orientación; sin sombrero; enfermo; con alucinaciones); el bote encalló en las arenas del este (sin duda los arrecifes de coral que rodean la isla estaban sumergidos); me quedé en el bote, más de un día, perdido en episodios de aquel horror, olvidando que había llegado (Bioy Casares, 2009 [1940]: 17).
Esta viva descripción del tránsito desde tierra firme hasta la isla caracteriza el alto coste general de la experiencia del desplazamiento. La experiencia resulta tan intensa que incluso conlleva un cambio de estatus en el viajante que sale de tierra firme como prófugo y arriba a la isla como náufrago. La raíz etimológica per de origen indoeuropeo, admite considerar el efecto de la circulación en los territorios y la territorialización de las acciones que, por lo demás, producen sentido a partir de estos dinamismos. Así, el periplo, la experiencia, la experticia o el peregrinaje, aluden a la circulación y a los emplazamientos territoriales, que pueden comprenderse mejor al relacionar el acto de "poner" con la motivación que el deseo representa para la acción: el deseo que subyace la apropiación o la pertenencia3.
El desplazamiento en un espacio que es además discontinuo admite una caracterización adicional. En este caso identificando la discontinuidad con la exigencia de la navegación en mar abierto como condición necesaria para llegar hasta la Isla, situación en la que ciertamente ese tránsito por mar abierto es una expresión sobrecogedora de la exposición y el peligro. La discontinuidad del espacio y su inherente lógica fragmentaria especifican una distinción considerable con respecto a la concepción euclidiana de la dimensión espacial; se aproxima a la idea de que no obstante el esfuerzo filosófico sostenido en el tiempo para dar cuenta de él, "el espacio ha seguido siendo un sinvergüenza y es difícil enumerar lo que engendra. Es discontinuo como un estafador" (Bataille, 2003: 64). En el espacio propio de la representación de la obra de arte4 como es el caso en La invención de Morel, la elaboración de imágenes alusivas a lo fragmentario y la discontinuidad, impugna incluso a los preceptos realistas de representación fidedigna de lo real exterior5.
El recorrido en La invención de Morel desde tierra firme a la isla y el subsiguiente cambio de estatus que produce, sugiere que la circulación y la movilidad tienen siempre un correlato simbólico eficaz en el devenir de la cotidianeidad del sujeto. También que los intersticios entre espacios fragmentarios no siempre pueden transitarse con el movimiento pedestre, sino que es necesaria una potencialización del alcance y la resistencia del cuerpo humano, alcanzables por medio de los artefactos, por ejemplo un vehículo que viabilice el desplazamiento. En el caso del prófugo de La invención de Morel ante los límites corporales del movimiento se acude a un bote robado. La figura del bote como mediador, articula con la transición espacial necesaria para ejecutar el desplazamiento entre dos fragmentos terrestres y sitúa la imaginación en lo que ocurre en el intersticio; el bote pasa a ser un medio finito de movilidad que aunque posee un inmenso valor durante el desplazamiento, al mismo tiempo impone una experiencia de confinamiento espacial que antecede a la experiencia de confinamiento de la isla y es diferente de ella, más extrema. El bote, además, se agota en su pura instrumentalidad, que está definida por la posibilidad que ofrece de entrar y salir de la isla casi a la manera de un servicio. A causa del confinamiento espacial extremo que impone la experiencia del bote incluso con un grado de consciencia de parte del prófugo sobre su función y utilidad instrumental, no admite una prolongación en el tiempo:
Sé el infierno que encierra ese bote. Vine de Rabaul hasta aquí. No tenía agua para beber, no tenía sombrero. A remo, el mar es inagotable. La insolación, el cansancio eran mayores que mi cuerpo. Me aquejaron una ardiente enfermedad y sueños que no se cansaban (Bioy Casares, 2009 [1940]: 25).
El prófugo de La invención de Morel en tránsito de convertirse en náufrago, recompone la premisa de que en tierra firme, navegando, soñando o en la isla, la existencia es inseparable de la experiencia del espacio (Casey, 1996Raffestin, 1986). Cuando se consuma el tránsito entre la tierra firme y la isla el ahora náufrago se encuentra comprendido por esa isla, paradójicamente confinado en su convicción de haber alcanzado la libertad. Una vez inserto en la isla aunque sea por vías azarosas -como lo ejemplifica el que nunca antes había estado allí e incluso que el camino y los instrumentos para recorrerlo hasta llegar a la isla, le eran completamente ajenos- el náufrago no tiene más oportunidad que aceptar su inscripción en ese nuevo orden limitante del existir (Mudimbe, 2010). Confinado en la isla y al mismo tiempo libre en la medida en que la desconoce, el náufrago comienza a recorrerla con el objetivo de situarse en alguna parte dentro de ella y ejercer placentera y ampliamente su autodeterminación, al asumir que estar en un lugar es estar en una posición para percibirlo (Casey, 1996).
Esto es lo mismo que decir que el náufrago, abocado a un proceso de conocimiento sobre la base del aislamiento como circunstancia positiva, encuentra nuevas rutas en su búsqueda del placer. Así, el escrutinio progresivo de la isla; el sentido que esta actividad experimental adquiere para él; la exploración emprendida con el fin de habitar esa isla y la ilusoria libertad con la que sondea ese nuevo escenario de la vitalidad, convierten progresivamente ese fragmento espacial del confinamiento, la autodeterminación, la libertad limitada y la ignorancia, en el propio territorio. La presencia como un indicador sólido de la territorialidad es expresada por el náufrago cuando concluye para sí que "[...] no es imposible que toda ausencia sea, definitivamente, espacial..." (Bioy Casares, 2009: 73).
Una metáfora de segundo grado
Es notable que en una concepción autorizada de aquello en lo que consiste una metáfora, Lakoff (1992) haga alusión a una representación espacial: una metáfora -escribe Lakoff- consiste en el mapeado entre dos dominios de conocimiento. Esta concepción es importante porque señala que el proceso de comprensión de una cosa en términos de otra es un fenómeno que trasciende los límites de lo verbal e incluso del lenguaje y ocurre como un fenómeno del pensamiento6. En otras palabras, que el mapeado entre dominios de conocimiento diferentes entre sí es un fenómeno cognitivo que desborda los contornos del ámbito lingüístico. Un mapa por otra parte, consiste en una representación del territorio y, en ese sentido, constituye una abstracción sobre lo concreto, estableciendo así una cualificación crucial entre dos niveles que no deben confundirse, a saber, el mapa y el territorio (Bateson, 2011). Las implicaciones que tiene hacer un mapa de un mapa son inusitadas. Sin embargo, un lineamiento específico de la capacidad cognitiva humana radica precisamente en el potencial virtualmente ilimitado para crear representaciones sobre representaciones.
Este potencial, según lo expone Carrithers (1995), se encuentra relacionado con el hecho de que los humanos, como otros animales, tenemos una propensión a hacer "de ciertas situaciones un objeto de reflexión" (89) dando lugar con ello a la intencionalidad. Los niveles en los que la intencionalidad escala a medida que se afianza nuestra capacidad de representar sobre representaciones ya constituidas y representarnos las representaciones de otras personas, pueden ascender hasta los límites del absurdo: "Creo que te das cuenta que pienso que comprendes que la intencionalidad de orden superior es un asunto bastante corriente entre los hombres" (Carrithers, 1995: 90). Estas alusiones a la capacidad cognitiva que posibilita el uso de la intencionalidad y la representación, desplegadas en toda su amplitud y complejidad dentro de la vida social humana, nos introducen en la fuerza expresiva que ostentan las metáforas de segundo grado.
En La invención de Morel hay una profusión de metáforas de segundo grado. Por ejemplo, encontramos a la vez y en una coexistencia alucinada, a la isla y al aislado que cumplen el rol de ser simultáneamente constitutivos. René Magritte, en su cuadro de 1966 titulado "La vérité agréable", pintó al óleo sobre la superficie de un lienzo una superficie sobre la cual algo más ya estaba pintado. La superficie que Magritte pintó sobre la superficie del lienzo bien podría ser el muro de una prisión. En este muro, en el que algo ya estaba pintado, se observa una mesa dispuesta con una cena frugal: unas cuantas manzanas, pan y vino7. Bioy Casares representa en La invención de Morel la dialéctica entre una isla y alguien seducido que está aislado en el confinamiento al que la isla le reduce, situación que como ya vimos es concebida por el náufrago como una expresión tan concreta como paradójica de la libertad. Esta situación esboza no obstante la relación complementaria y existencial entre un lugar y quien está emplazado en él ("¿enlugarado?"). En este orden de ideas, el náufrago es náufrago únicamente en tanto está emplazado en la isla y, al mismo tiempo, la absorbe para sí y mutuamente se re-constituyen (Casey, 1996).
La isla como territorio
Ante la llegada inminente de un grupo de extraños a la isla, el náufrago pasa los días divisando a lo lejos esa nueva presencia que lo impugna y atemoriza:
Después de la fuga, después de haber vivido no atendiendo a un cansancio que me destruía, logré la calma; mis decisiones tal vez me vuelvan a ese pasado o a los jueces; los prefiero a este largo purgatorio. Ha empezado hace ocho días. Entonces registré el milagro de la aparición de estas personas; a la tarde temblé cerca de las rocas del oeste (Bioy Casares, 2009: 27).
Teme que lo que ha convertido en su territorio se desvanezca tanto en el espacio como en el tiempo. Al principio cree que alucina y entonces su temor crece a medida que la certeza de la unicidad de sí mismo escapa entre sus dedos, como la arena de la playa. El náufrago intuye y teme la obsolescencia: lo que creía bajo su propio dominio progresivamente deja de estarlo y el valor asignado a las cosas tendrá que comenzar a virar, a transformarse abrazando las restricciones que impone elaborar con otros una convención a propósito del entorno compartido.
De entre ese grupo de extraños una mujer se aparta cada tarde para sentarse frente al mar y contemplar el ocaso en soledad, la mujer del pañuelo que deviene imprescindible para él. El náufrago se oculta para observarla a ella, muy atento y siempre desde lejos. El temor que le supone al náufrago el ser descubierto por los visitantes le obliga, paradójicamente, a aislarse dentro de la isla, confinándolo a una zona baja y limítrofe en la cual para conciliar el sueño o entregarse a un simple descanso, tiene que sortear las intrincadas dificultades de las mareas, los insectos y el calor. Así, el náufrago se encuentra de repente en otra instancia de su situación dentro de la isla: aislado en el aislamiento, confinado en el confinamiento. Los extraños se han instalado en el único lugar de la isla donde hay una construcción útil para fines humanos, que consiste en una colección de edificios que el náufrago exploró durante la etapa de conocimiento de la isla y en los que halló sótanos en los que funcionan unos extraños motores, salas amplias y vacías en la parte alta, mobiliario sencillo en algunas habitaciones y una cocina. Ese fragmento de espacio humanizado de la isla donde los extraños se alojan cómodamente es además un claro. Esta característica lo convierte en una dimensión de la isla resueltamente impenetrable desde el punto de vista de quien no quiere ser descubierto.
Sin embargo, la enigmática mujer rápidamente se convierte para el náufrago en una ilusión que todo lo vale y que es necesario enfrentar, como un deseo que para anularse debe ser consumado. Decide ir a verla desarrollando una estrategia silenciosa, meticulosa. Sin embargo su sorpresa es infinita cuando dos o tres veces en presencia de la mujer e incluso frente a su rostro, el náufrago debe presenciar que ella se comporta inmutable exactamente como si él no estuviera ahí. Tras una serie de intentos fallidos que acrecientan en el náufrago la sospecha de haberse convertido en un ser espectral, obsolescente, decide una tarde anticiparse al horario de la mujer y disponer antes de su llegada habitual, un pequeño jardín en el lugar exacto en el que ella se sienta cada tarde. El náufrago confía en que esta alternativa podrá promover la interacción y es por ello que constituye para el náufrago, en palabras de Bioy Casares, "su último recurso poético". Pero el recurso del jardín, no funciona.
El jardín como una producción particularmente vinculada con el uso del espacio, fue identificado por Michel Foucault con lo que él denominaba una heterotopía. La heterotopía tiene, según este autor, el potencial de impugnar los espacios convencionales ya que encarna una faceta de negatividad que da sentido por contraste a lo que se encuentra establecido. Es por esto que su función es la impugnación. Por otro lado, la heterotopía con esta función de impugnación permite la yuxtaposición e incluso la coexistencia en el mismo espacio de tipos de lugares que son excluyentes entre sí en términos funcionales, como bien expresa la diferencia entre el lugar que uno selecciona para sentarse a observar el ocaso y el que se elige para disponer un jardín. Por la relación que guarda con la figura espacial del jardín y el modo como ésta es elaborada por Foucault, vale la pena la reproducción in extenso de la referencia en la que se refiere específicamente a este tema:
[...] quizás, el ejemplo más antiguo de este tipo de heterotopías, en forma de ubicaciones contradictorias, viene representado por el jardín. No podemos pasar por alto que el jardín, sorprendente creación ya milenaria, tiene en Oriente significaciones harto profundas y como superpuestas. El jardín tradicional de los persas consistía en un espacio sagrado que debía reunir en su interior rectangular las cuatro partes que simbolizan las cuatro partes del mundo, con un espacio más sagrado todavía que los demás a guisa de punto central, el ombligo del mundo en este medio (ahí se situaban el pilón y el surtidor); y toda la vegetación del jardín debía distribuirse en este espacio, en esta especie de microcosmos. En cuanto a las alfombras, eran, al principio, reproducciones de jardines. El jardín es una alfombra en la que el mundo entero alcanza su perfección simbólica y la alfombra es una especie de jardín portátil. El jardín es la más minúscula porción del mundo y además la totalidad del mundo. El jardín es, desde la más remota Antigüedad, una especie de heterotopía feliz y universalizadora [...] (Foucault, 1997).
A causa del fracaso del jardín, este "último recurso poético", el náufrago teme que sea la mujer quien en efecto exista como un ser espectral. Ella, en parte un deseo y así un territorio de pretendida apropiación, no cesa de mirar al horizonte, imperturbable. Ante el fracaso del jardín, cuando ya está comprobado que la mujer se halla incluso fuera del alcance de lo poético, la reiteración obsesiva de los mismos actos, las mismas palabras y los mismos gestos todos los días, incitan al náufrago a pensar que ella no es más que una imagen que se repite. Pero, ¿se esfuma ella, en calidad de objeto de deseo por el hecho de ser una imagen repetitiva?
El territorio duplicado
Ya he dicho que en La invención de Morel el referente espacial de la isla entorna el discurrir de toda la historia y que dentro de la isla hay un fragmento de espacio humanizado en el que se alza una colección de edificaciones que el náufrago exploró a su llegada. Vimos también que el fracaso del náufrago en sus acercamientos a la mujer hace que comience a poner en duda la condición de humanidad de ambos. Esta situación es por poco intolerable dado que se trata de un ser por el que el náufrago experimenta sentimientos muy fuertes, incluso amor. El único intento que le resta al náufrago, ya desdichado en este punto de la trama, es filtrarse entre el grupo de extraños visitantes que llegó a la isla con la mujer. Para ello, debe moverse con sigilo hasta las edificaciones donde los visitantes se alojan. Oculto, silencioso, con una persistente sensación de temor y ansiedad, el náufrago observa y observa empleando en ello el mismo método de aprendizaje que utilizamos todos durante la vida: el de la exposición a un contexto de socialización buscando establecer el principio de las conductas y sus invariantes dentro de un colectivo. De su estancia en esas condiciones de observador el náufrago deduce que no únicamente los movimientos y las palabras de la mujer son reiterativos sino que también lo son los de cada miembro del grupo y los de todo el grupo en su conjunto.
Los extraños motores encendidos en los sótanos de la edificación se le ofrecen como una explicación parcial a este desconcertante fenómeno. Esos motores tienen una función productiva: replican constante y repetitivamente una realidad pasada, actualizándola en la(s) forma(s) de una imagen dinámica tridimensional. En esta imagen se reproduce hasta el más mínimo e inestable de los detalles con total verosimilitud o, para decirlo de otro modo, con la intensidad exacta de la información que caracteriza la percepción que tenemos de lo real (Niiniluoto, 2011); así lo ejemplifican los olores que circulan en el aire de los salones por los que náufrago se mueve casi reptando. Esta virtualidad es, entonces una "utopía tecnológica", una "complicada fotografía tridimensional que estamos en capacidad de observar desde su interior" (Niiniluoto, 2011: 26).
Dado que la mujer, su grupo y todos los detalles del entorno son reales sólo desde esta perspectiva de la virtualidad, como una imagen de tres dimensiones proyectada en el espacio y susceptible de ser vista desde dentro, la virtualidad en el espacio constitutivo de la isla en La invención de Morel se plantea como un territorio duplicado, es decir, un territorio que por definición incluye la instancia de la humanización del espacio por vía de la significación, pero también un reflejo de sí proyectado en sí mismo por la mediación tecnológica. Esta proyección del territorio en el territorio mismo funge como una instancia alternativa para la experiencia del náufrago, que al desenmarañar el artificio se dedica a desear fervorosamente dejar de ser él y pasar a ser una imagen de sí y de este modo quedar habilitado para interactuar con la mujer que, en este punto podemos afirmarlo, es una entidad doblemente imaginada. También propone otro grado de reflexión para el análisis territorial ya que la ocupación del lugar de lo real efectuada por la imagen tomada como un constructo sociológico (Baudri-llard, 1993), constituye no únicamente un interesante caso de coincidencia en la dimensión del espacio entre lo real y lo virtual, sino también un punto de partida para interpretar aspectos de la conformación y transformación de las subjetividades contemporáneas, así como de las conductas en las plataformas virtuales y ubicuas de interacción social, constitutivas de la vida cotidiana de millones de individuos en el presente: el espacio de las plataformas virtuales como un territorio proyectado sobre sí mismo en el que la proyección individual por vía tecnológica encuentra un anclaje de sentido, de pertenencia, de apropiación.
Obsolescencia
La actividad deseante del náufrago para pasar a ser una imagen de sí se le convierte rápidamente en una fuente de perturbación. El saberse real él mismo y no una proyección de sí, lo ancla a una posición fija que no puede dirimir, situándolo en una perspectiva única para la observación de las imágenes repetitivas de la mujer virtual que observa el ocaso, sus atributos y sus compañeros. Aunque él mismo fuera una imagen, se trata en ese caso de una imagen obsoleta ya que no fue capturada al mismo tiempo ni es técnicamente producida por los mismos artefactos que producen la imagen de la mujer y los otros visitantes de la isla. Esta imposibilidad ontológica representada en el abismo que hace de la interacción con esa mujer una ocasión imposible, genera en el náufrago un proceso de degradación voluntario, de obsolescencia. Decide con una lógica de Quimera que sólo su desaparición purgará la frustración de hallarse separado por una distancia insondable del objeto de su amor.
La inminencia de la muerte del náufrago es expresada por Bioy Casares en el abandono del impulso de conservación de la vida que llevó al prófugo a la isla y lo hizo náufrago. La decisión de abandonar la conservación de la vida es tomada por el náufrago cuando enfrenta la inmanencia de la imagen tridimensional que descubrió proyectada en la isla cuando ésta dejó ya de ser su territorio. De cierto modo, se entiende que la fuerza de la obsolescencia golpea al náufrago cuando la certeza de que su experiencia de la proyección de la mujer y los visitantes será siempre una experiencia solitaria, en la cual no es posible desarrollar en vía doble un vínculo de orden social. Es decir, el náufrago no podrá estar nunca, paradójicamente, en el mismo territorio que los co-habitantes de la isla. La insuficiencia de su capacidad de proyectar emociones propias sobre la mujer que en este caso es un objeto virtual, se revela cuando el tormento individual tiene como causa que en tanto ella misma es una proyección técnicamente producida, no podrá devolverle jamás al náufrago ninguna clase de expresión retributiva, puesto que él para ella sencillamente no existe. La imposibilidad ontológica de la interacción con el objeto virtual de deseo se pone de manifiesto de otro modo, por último, cuando incluso la capacidad que el náufrago sí tiene de observar desde dentro la colección de imágenes tridimensionales proyectadas en su propio territorio, se revela humanamente incompleta en tanto no es mutua y, en consecuencia, no puede dar lugar a la cooperación. El espacio y su duplicación se revela entonces como algo que desborda definitivamente la capacidad de experimentación: "¡Cuánto más grande es el espacio que el pájaro movedizo!" (Bioy Casares, 2009: 14).
REFERENCIAS
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*Este ensayo es un avance del proyecto de investigación doctoral que desarrollo ac tualmente en el Doctorado en Estudios Territoriales (ICSH- Universidad de Caldas), con la dirección del Dr. Carlos Reynoso (UBA-Argentina) y el apoyo de una beca otorgada por COLCIENCIAS
1En La invención de Morel el personaje principal creado por Bioy Casares es llamado siempre el fugitivo. Los apelativos de náufrago y prófugo que emplearé en adelante hacien do referencia a ese personaje, no tienen ningún objetivo distinto al de aportar claridad a la temática que se aborda dentro de los límites de este ensayo.
2Algunos ejemplos cargados de historia al respecto son Ushuaia en la Patagonia ar gentina, Gorgona en el pacífico colombiano o Alcatraz en la bahía de San Francisco, en los Estados Unidos de América.
3La posibilidad del vínculo entre la raíz etimológica per con la territorialización de las acciones, me fue entregada por el antropólogo Dr. Carlos Vladimir Zambrano en un seminario doctoral impartido por él en el año 2016 en la Universidad de Caldas, Colombia.
4Adorno (2004) traza una equivalencia entre el espacio de representación del arte y "el ámbito interior de los hombres". Uno accede a través de esta equivalencia a una ela boración más sobre la discontinuidad espacial que se imbrica con la realidad, aunque la experiencia de lo real pueda presentársenos como continua.
5Un argumento contrastante es el que propone Byung-Chul Han, cuando define que la experiencia estética en la contemporaneidad se orienta al placer de lo liso y lo pulido (con tinuo por definición), ámbito de las texturas en las que convergen el IPhone 6, la superficie de un Ferrari o la depilación brasileña (Han, 2015: 12).
6Esta perspectiva cognitiva sobre la metáfora es opuesta a la que defiende Álvaro Cua dra en su ensayo "La invención de Morel: metáforas, imaginación y virtualidad". Cabe de cir que la concepción de la metáfora como un fenómeno que excede el plano lingüístico que se defiende aquí, cuenta con un amplio cuerpo de investigaciones soportado en evidencia recabada experimentalmente (cfr. Gick y Holyoak, 1983; Gentner, 1988; Bowdle y Gentner, 2005; Minervino, 2007).
7De ser una prisión, la mesa frugal sobre ese muro frío representaría bastante bien la idea lacaniana del deseo como una entidad bicéfala, que puede ser al mismo tiempo una fuerza (i.e, un motivo) o una ausencia.
Recibido: 21 de Junio de 2016; Aprobado: 09 de Octubre de 2016
** Grupo de Investigación Filosofía y Cultura. ORCID: 0000-0002-2395-6684
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viernes, 4 de octubre de 2019

Henri de Régnier, de Rimbaud, de Lugones,Neruda, Poe,behavioristas, ETC. Bioy Casares. Diarios íntimos. Borges.


Viernes, 7 de junio. 1963.
Come en casa Borges.
Leemos poemas de
Henri de Régnier, de Rimbaud, de Lugones. De Régnier, leemos «Le
vase» y otro. BORGES: «Qué tono forense, de grandes discursos». De
Rimbaud, leemos «Le bateau ivre». BORGES: «Verso por verso aparecen
fealdades; pero qué impulso: es un gran poema». SILVINA: «Verlaine no
tiene nada comparable». De Lugones, leemos «Luna campestre». BORGES:
«Todo lo que dice del campo parece cierto». Leemos después «El
dorador»:

Si has llorado también, lo que se debe
llorar con dignidad y fortaleza;
si ha sabido oponer a toda plebe
antepecho de mármol tu firmeza.

1. «Así es la vida, Federico, aquí tienes/ las cosas que te puede ofrecer mi amistad/ de
melancólico varón varonil» [«Oda a Federico García Lorca». In: Residencia en la tierra. Segunda
parte (1931-5)].
2. «El crimen fue en Granada» [La guerra (1937)].
3. «Walt Whitman» [Humoresca (1929)].
4. ¿«Rugby Chapel» [New Poems (1867)]?
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1963
BORGES: «Tiene demasiados adornos. Sin embargo balaustrada era
mejor que antepecho, como corrigió Lugones por consejo de Obligado.
Balaustrada será una imagen decorativa, pero uno ve algo; antepecho no
sabemos muy bien qué es». BIOY: «Y por el contexto, en ese momento
preciso, está mal antepecho, porque sugiere un pecho mal dicho».
Leemos finalmente «La visita». BIOY: «Qué bien mantenido está el
tono. No hay esos cambios de tono y de estilo que advertimos en las
odas a Whitman y a Lorca, de Neruda. Lugones sabe lo que hace». BORGES:
«Aunque viviera quinientos años, Neruda no podría escribir un
poema así. Neruda es genial o no es nada».

***
Domingo, 9 de junio. 1963.

(...)

Leemos la «Epístola Satírica y Censoria» de Quevedo. BORGES: «ES
muy inferior. Ya tenemos los retruécanos. Ya tenemos el juego de simétricas
oposiciones. Y ¿por qué esos razonamientos impertinentes de que
Dios es la verdad? El tono de toda la "Epístola a Fabio" está bien: es un
tono digno, de limpieza moral. Una epístola moral debe estar escrita en tono
moral. La de Quevedo tiene un tono desagradable. Se descubre nada
más que el propósito de escribirla. Tenía razón Cansinos: Quevedo,
como satírico, es una calamidad. Quevedo era un hombre muy reaccionario,
que aplaudía todos los errores del gobierno de su época. No es
raro que le fuera mal en el matrimonio: debía de ser muy mandón».
BORGES: «El español tiene mayor pureza de sonidos que otras lenguas.
Está libre de la ü del francés, del exceso de consonantes del inglés.
Es un idioma excelente: yo observo tan sólo que no produjo tantos escritores
buenos como el francés o el inglés.

(...)
BIOY: «LOS otros días discutí sobre la recitación de versos. Me parece
mal leer los versos como si no fueran versos. Según me contó Silvina, Delia
Garcés y otros, que habían recitado versos de Lugones y tuyos, come-
900
1963
cometieron ese error. Imagino que los franceses, que tienen que volver aceptables
para los espectadores piezas de teatro en verso —en alejandrinos
pareados, por demás monótonos— tratan de que el verso pase inadvertido.
Pero una cosa es leer alejandrinos franceses en un teatro, otra leer
un soneto español. De todos modos, creo que un poema lírico, aunque
sea de Racine, aunque sea parte de una obra dramática, si se lee separadamente
no debe leerse dramáticamente: deben marcarse los versos».
BORGES: «Algunos actores leen los versos como si estuvieran mal medidos.
Hacen pausas en cualquier parte, salvo al final de los versos. Yo conozco
los míos y los de Lugones; por momentos me parece que están mal
medidos». BIOY: «Leen así, porque no les gustan los alejandrinos. Porque
no les gustan los alejandrinos, perjudican a toda la poesía». BORGES: «Seguramente,
cuando Racine escribió, a la gente le gustaba el verso pareado;
después el gusto cambió. Lo mismo vale para los versos de Shakespeare:
uno es un problema de actores, que quieren hacer pasar una
tragedia escrita en 1600 como algo actual; otra cosa es leer un poema».
Hablamos de Poe. BORGES: «Nada más difícil que el lujo en literatura.
Todo oro por escrito es lata; toda alhaja, pacotilla. Poe fracasó; Huysmans,
también. "Ligeia", "Morella", "Berenice"... esos cuentos de Poe con nombres
de mujeres son bastante absurdos. Mucha imaginación no tenía...
Disimulaba la falta de imaginación con cosas rarísimas, lechos nupciales
rodeados de sarcófagos». BIOY: «Fue un rasta y debió de ser muy ignorante.
No sólo me parecen absurdos los cuentos que mencionaste. "The
Man in the Crowd" también». BORGES: «¿El final, también?». BIOY: «El final,
el medio, el principio. Lo mejor que escribió es Gordon Pym. Eso Eso está
bien inventado». BORGES: «Quizá todo Poe esté en Hawthorne».

***
Sábado, 15 de junio. 1963.

Come en casa Borges.
BORGES: «Qué triste cuando el
hombre llega a ese momento de la vida en que se convierte en un autómata,
en un muñeco. Para los behavioristas nunca somos más que eso, pero
el mecanismo no se nota porque es muy complejo».



jueves, 3 de octubre de 2019

Ezra Pound,Chesterton,Leconte de Lisie,Flaubert,Hugo, Verlaine, Toulet, Mallarmé,Neruda, etc. Bioy Casares. Diarios íntimos. Borges.


Miércoles, 5 de junio. 1963.
 Come en casa Borges. Sobre el nuevo divancito
dice: «Qué lindo diván. Parece que él mismo descansara... Cómo no va
1. Véanse declaraciones de Bioy en: El Búho, nº 5 (1963) [«PREGUNTA: ¿En qué consistirá
el Arte poética que está escribiendo? BIOY: Mi poética acaso consistirá en una suerte de
extracto de mi experiencia de ese arte. Un ABC o cartilla para escritores que empiezan, con
listas de lecturas»]; Cl, 16/12/76 [«Pensamos hacer un libro sobre técnicas literarias o, mejor
dicho, una suerte de ordenamiento alfabético, un diccionario de temas literarios, libros
y autores. Un poco como el ABC de la lectura de Ezra Pound»]; La Opinión, 14/12/77 [«Hace
un tiempo entusiasmé a Borges con la idea de escribir un diccionario de procedimientos literarios,
algo así como la retórica desde adentro»].
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1963
a ser cómodo, si él mismo descansa». Se pregunta: «¿Se dice: "Cuatro sillas
sentadas a la mesa"?».
Leemos «Le jaguar» de Leconte de Lisie:
Sous le rideau lointain des escarpements sombres
la lumière, par flots écumeux, semble choir;
et les mornes pampas où s' allongent les ombres
frémissent vaguement à la fraîcheur du soir.1
BORGES: «Lástima que puso rideau. Si quería describir un mundo primitivo,
no debió emplear palabras así. En este sentido está bien Chesterton:
cuando describe un mundo primitivo no emplea palabras de la civilización;
Milton, en cambio, pone teatros... Les escarpements revelan al
europeo que no puede, aunque se lo proponga, imaginar un paisaje sin
montañas. Además vio en el mapa los Andes, de modo que no se priva de
ellos. Los dos últimos versos de esta estrofa están bien. Justifican la afirmación
de Groussac, de que Leconte de Lisie intuyó la pampa... La intuyó
a golpes de enciclopedia». Leo:
Des marais hérissés d'herbes hautes et rudes,
des sables, des massifs d'arbres, des rochers nus,
montent, roulent, épars, du fond des solitudes,
de sinistres soupirs au soleil inconnus.
La lune, qui s'allume entre des vapeurs blanches,
sur la vase d'un fleuve aux sourds bouillonnements,
froide et dure, à travers l'épais réseau des branches,
fait reluire le dos rugueux des caïmans.
Les uns, le long du bord traînant leurs cuisses torses,
pleins de faim, font claquer leurs mâchoires de fer;
d'autres, tels que des troncs vêtus d'âpres écorces,
gisent, entre-bâillant la gueule aux courants d'air.2
1. [Bajo el lejano telón de las escarpaduras sombrías,/ la luz cae como en mareas de espuma;/ y
las tristes pampas donde las sombras se alargan/ tiemblan vagamente ante la frescura de la noche.]
2. [Desde los pantanos, erizados de hierbas altas y ásperas,/ desde las arenas, macizos de árboles
y los roquedales desnudos;/ se elevan, rodando en desorden desde el fondo de las soledades,/ suspiros si-
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BORGES: «LOS caimanes —que son figurantes— están de más. En ese
paisaje hay demasiada botánica y demasiada mineralogía: recuerda esas
láminas de enciclopedias en que están la fauna y la flora de una región;
los animales están mirando para el mismo lado, unos al lado de los otros,
y no se dan cuenta de los que tienen cerca». Leo:
Mais voici qu'il [el jaguar] se tait, et, tel qu'un bloc de pierre,
immobile, s'affaisse au milieu des rameaux:
un grand boeuf des pampas entre dans la clairière,
corne haute et deux jets de fumée aux naseaux.1
BORGES: «NO está bien esta entrada de los animales. Parece que los empujaran;
no tienen vida: parecen animales embalsamados». BIOY: «Además,
uno siente que el autor se propuso el poema como un tema; composición,
tema: El jaguar. En ningún momento se deja llevar por la inspiración; uno
pediría hasta un abandono a una ocasional negligencia». BORGES: «No, se
mató todo con este poema. ¿Cómo no se dio cuenta, cuando trabajaba
tanto, que con esos personajes no conseguiría mucho? Un grand boeuf des
pampas, el jaguar y los caimanes, como figurantes, en un paisaje hecho à
coup d'encyclopédie. Más aceite da un ladrillo. Pero está bien que se vea el
miedo del toro; están bien el jaguar y los ojos del jaguar:
l'oeil mi-clos et le mufle en avant...».2
BIOY: «LO malo es que uno ve los aciertos meramente como pasajes bien
resueltos». BORGES: «La poesía no puede ser eso. ¿Por qué le gustaría tanto
a Groussac? Porque era un escritor serio, no un macaneador». BIOY: «Serio
es, desde luego, pero con una seriedad sin vida». BORGES: «George Moore
compara a Leconte de Lisie con una visita al Palacio de Justicia por donde
corre un chiflón frío. Tiene el sistema de Flaubert: se documenta bien y essiniestros
que no conoce el día.// Entre blancos vapores encendida, la luna,/ sobre el limo de una corriente
que barbotea sordamente,/ fría y dura, a través del espeso ramaje,/ hace relucir el lomo rugoso
de los caimanes.// Unos, estirando morosamente sus patas torcidas a lo largo de la orilla,/ chasquean
hambrientos sus mandíbulas de hierro;/ otros, como troncos cubiertos de ásperas cortezas,/ yacen con
las fauces entreabiertas a las corrientes de aire.]
1. [Pero entonces (el jaguar) se calla, y, como un bloque de piedra,/ inmóvil, se hunde en medio del
ramaje:/ un gran toro de las pampas ha entrado en el claro,/ cuernos en alio y dos chorros de humo en los
ollares.]
2. [el ojo entrecerrado y el hocico hacia adelante].
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1963
escribe. Yo creo que aspiraban a no equivocarse; no a acertar, sino a no equivocarse.
Entonces no hubieran debido tomar temas lejanos. Si uno escribe
sobre la China, no importa que no se equivoque: la impresión de falsedad
la da igual. Mejor me parece el sistema de Longfellow, que escribió su poesía
sobre los pieles rojas,1 y les inventó mitos. Valencia imitaba sin duda a
Leconte de Lisle, pero de cualquier modo, sin mayor esfuerzo. También Rafael Obligado
sigue el sistema de cuadritos». BIOY: «Cuadritos poblados de animales
embalsamados, de botánica que proviene de listas preparadas de antemano
». BORGES: «En casa, Carriego leía una traducción de Pérez Bonalde
del "Cuervo" de Poe. En el libro había grabados en acero: en uno está el
cuervo y, escuchándolo, la cara del mismo Poe». BIOY: «Pedro Miguel [Obligado]
tradujo "To my Mother"».2 BORGES: «La traducción no será peor que
otras. No será peor que el original».
Hablamos de grandes poetas franceses: Hugo, Verlaine, Toulet, Mallarmé
sin duda, Baudelaire, por momentos Rimbaud. BORGES: «Racine
ha de ser un gran poeta. ¿Y Henri de Régnier no será bueno? Todos los
poetas de este continente han de corresponder a uno u otro de estos poetas
franceses». BIOY: «SÍ, se los repartieron». BORGES: «¿Por qué Samain
gustaría tanto a Lugones? Otro misterio es Éluard. Los otros días, no sé
quién, que hablaba con conocimiento, atinadamente, de Toulet, después
reconoció que, es claro, Éluard era un gran poeta». BIOY: «¿A quién se
parecerá? A Molinari. Un Molinari más azucarado: no por buen gusto
Molinari no es azucarado, sino porque todo él es reseco». BORGES: «¿NO
habrá franceses que escriban poemas tan insensatos como los de Neruda?
¿Vos creés que allá también habrá santones, como acá? Qué absurda
la idea de Heredia, de suponer que de toda la Historia sólo quedarían
cuadritos. Ese poema grotesco de Rimbaud sobre el cura,3 ¿no
está bien? (Pausa) Aunque no está muy bien... En cuanto a Baudelaire,
todo es tan feo y tan lujoso... Wilde, que no era buen poeta, hacía lo
mismo, pero un poco en broma. Poe, que tampoco era buen poeta, se le
parecía mucho. Bueno, tal vez Poe sea un poco mejor». BIOY: «NO creo.
Todo es demasiado fabricado».
Leemos a Apollinaire. BORGES: «ES muy casual. Llevado por la rima
puede tomar para cualquier rumbo. En sus mejores momentos está muy
bien: en "La jolie rousse", en "Cors de chasse" hay versos que uno qui-
1. The Song of Hiawatha (1855).
2. POE, Edgar Alian, «A mi madre» [H, nº 1279 (1934)].
3. «Les premières communions» (c. 1871)
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1963
quisiera repetir. En Neruda no hay versos que uno quisiera repetir. Además,
si uno lee a Apollinaire, tiene la impresión de que, por momentos al menos,
siente lo que dice y lo dice porque quiere. Neruda no ha de recordar
sus propios poemas. Nadie puede recordarlos, y si alguien se los leyera
y salteara un verso, Neruda no se daría cuenta... Apollinaire puede
ser sentimental. Los franceses no temen ser sentimentales, y lo hacen
bien. Escribe sus versos con un poco de descuido, por momentos como
si no le importaran mucho. Eso está bien. Los argentinos (y sudamericanos)
que lo imitan son más secos: los poemas les resultan muertos. Apollinaire
es un poeta que uno puede admirar, pero no respetar mucho».
BIOY: «Y hasta querer un poco». BORGES: «Neruda cambia de estilo y de
tono en un poema, sin darse cuenta. Es un bruto. Empieza bien el poema
sobre Walt Whitman porque sin duda le quedó en el oído el ritmo de
versos de Whitman que estaría leyendo, pero después llega al disparate y
de pronto se le llena de negros el poema, que se convierte en otro: en un
poema contra los Estados Unidos.1 Es un discípulo de Lorca, mucho
peor que Lorca. El mejor Lorca es el que escribe poemas andaluces y gitanos.
Cuando creyó que podía escribir de todo, cuando escribió los versos
libres de Poeta en Nueva York, escribió poemas horribles. Estos poetas,
en cierto modo, son muy hábiles. No se les puede acusar de insensatos,
porque están jugando a ser insensatos. De todos modos, una barba con
mariposas o una barba marinera2 son ridiculeces bastante feas». BIOY: «Neruda
gusta porque a veces es cursi sin asco. Gusta a gente a quien gusta
Pedro Miguel (que es mucho mejor), pero que sabe que Pedro Miguel
está desacreditado. Aquí pueden abandonarse al placer de la cursilería,
porque viene entre modernidades feas y concretas, que les garante que
el poeta no es cursi, sino moderno». BORGES: «Pero, ¿cómo les gusta? Esa
gente ¿nunca leyó un buen poema de Bécquer? ¿Ignora el placer que da
un buen poema? Yo creo que Neruda está por debajo de Molinari. Siquiera
Molinari es un poco misterioso». BIOY: «Octavio Paz, con dolor en
el alma, condenaba en Neruda al hombre y admiraba al poeta. Estaba
muy apenado».
1. «Yo no recuerdo/ a qué edad, / ni dónde, / si en el gran Sur mojado/ o en la costa/
temible, bajo el breve/ grito de las gaviotas, / toqué una mano y era/ la mano de Walt Whitman:
[...] Pero no sólo/ tierra/ sacó a la luz/ tu pala:/ desenterraste/ al hombre/ y el/ humillado/
esclavo, / contigo, balanceando/ la negra dignidad de su estatura, / caminó conquistando/
la alegría» [«Oda a Walt Whitman». In: Nuevas odas elementales (1956)].
2. «[...] he dejado de ver tu barba llena de mariposas» [«Oda a Walt Whitman». In: Poeta
en Nueva York (p. 1 9 4 0 ) ] .
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Leemos poemas de Neruda y de Paz. Los de Paz, no libres de fealdades
y estupideces, parecen mejores. BORGES: «En la "Oda a Lorca", Neruda
hacia el final habla de su melancolía de hombre varonil.1 Está escribiendo
sobre un manflora y que no vayan a confundirlo: qué miseria.
Incomparablemente mejor es el poema de Machado sobre la muerte de
Lorca:2 tiene inspiración. Yo le decía a Amorim que el poema de Martínez
Estrada sobre Whitman3 era mejor que el de Neruda. "¿Cómo vas a
comparar —me preguntaba— a ese viejo confuso con un gran poeta?" Yo
le decía: "Olvidate de Martínez Estrada, olvidate de Neruda: leé los poemas,
compará los poemas". El pobre Amorim no tuvo suerte. Era muy
cordial, muy amigo de todos, pero no creo que Neruda ni nadie lo recuerde...
». BIOY: «Por una razón misteriosa, quedó huérfano de apoyos.
Ni los uruguayos ni los comunistas, que valoran tanto lo que tienen, se
interesan mayormente por él».
BORGES: «Hay un poema de Matthew Arnold en que se pregunta: si
la vida es tan breve, ¿por qué todo ese esplendor de palabras?».4 Dice los
versos y observa: «La idea está bien y no fue expresada antes. Arnold escribió
poemas espléndidos, como el admirable "Dover Beach", pero también
muchos muy fríos».
Fuente:

Autor: ADOLFO BIOY CASARES
Título: BORGES
Edición al cuidado de Daniel Martino
Destino, 2006, 1ª edición – Colección Imago Mundi, 101
Cartoné editorial y sobrecubierta ilustrada – 1663 páginas – 23x15 cm

miércoles, 25 de septiembre de 2019

Sabato,Gaspard Hauser,Rimbaud,Mallarmé,Valéry,Unamuno,Victoria Ocampo,Poe, Wilde, Mallarmé, etc. BIOY CASARES. DIARIOS ÍNTIMOS.BORGES.


Martes, 28 de mayo. 1963.
Come en casa Borges. Le leo una engorrosa
carta de Sabato, ahora dispuesto a la reconciliación. BIOY: «Sabato me ex-
1. «Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas
condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente
favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.»
2. En la selva, un hombre resbala y cae sobre su machete. El cuento describe brevemente
su agonía y su muerte.
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plica que él ha sido cruel con mucha gente, incluso consigo mismo: sin
duda cree que esta frase me conmoverá. Para mí su carta significa el esfuerzo
de contestarla. Esfuerzo no menor, porque hay alguna dificultad
en escribir una respuesta fiel a la verdad y no mezquina, generosa y no
hipócrita». BORGES: «NO es un gentleman. Sir Thomas Browne describe al
gentleman como una persona que trata de no dar molestias».


***
Domingo, 2 de junio. 1963
.
(...)
Con agrado leemos «Gaspard Hauser». Explica: «Tengo que hablar
sobre Verlaine en La Plata. ¿Qué se puede decir de Verlaine? Sus poemas
son excelentes, pero no sirven para el análisis. Debí elegir un poeta que
me gustara menos, pero que diera más materia para el análisis. Nicolson
tiene un buen libro sobre Verlaine.1 Al final le dan rabia los franceses y
dice: "Our serious neighbours" y afirma que hay críticos franceses que se
creen capaces de entender a Shakespeare y aun a Goethe». BIOY: «Es
raro, porque ha escrito más de un libro sobre escritores franceses. Recuerdo
uno sobre Constant»

(...)

Hablamos también de Rimbaud, de Mallarmé. BIOY: «De toda esa cáfila
el mejor es Verlaine». BORGES: «También podría decirse: "de toda esa
barra", "de toda esa mersa"». BIOY: «Rimbaud escribió el poema más inspirado,
de mayor impulso,1 pero sus aciertos son momentáneos». BORGES:
«Es un momentáneo». BIOY: «Mallarmé también tiene poemas agradables
». BORGES: «Frecuentemente es ridículo».
BORGES: «Victoria despreciaba a no sé quién porque en lugar de "il
faut tenter de vivre", como escribió Valéry, puso: "il faut vivre ma vie". Despreciaba
a ese individuo porque ella tenía de su lado a Valéry y le parecía
improbable que Valéry se equivocara.2 Además, creo que el otro
era un militar. Sin embargo, "il faut vivre ma vie" es una frase más interesante
que "il faut tenter de vivre". Al fin y al cabo es el desacreditado argumento
de autoridad, como cuando Remy de Gourmont acotaba unas
enmiendas de Albalat a grandes escritores, con frasecitas irónicas
como: "Es una lástima que Fénelon no haya contado con la ayuda de
M. Albalat para redactar sus obras". No hay que decir eso. Hay que ver
si las correcciones están bien o no». Le recuerdo a Unamuno sobre Clemencín:
«Mejor lo hubiera apañado nuestro Clemencín», etcétera. Según
Borges, Unamuno al decir eso no tenía mala fe, sino indignación
estúpida.
BORGES: «Cuando traduje para Victoria unos versitos muy sentimentales,
de Gide,3 suprimí algunas repeticiones completamente idiotas.
Victoria dijo: "No, no se debe hacer eso, el espíritu de Gide se pierde".
Lo que pasa es que una vez que algo aparece en letras de molde, en un
libro, ¡ah!, ya es sagrado, no se puede tocar, solamente puede ser como
es... Como si lo que escribimos no fuera resultado de vacilaciones, resueltas
a veces de cualquier modo. Como decíamos las otras noches de
esos imaginarios probables traductores de Los trabajos de Persiles y Sigismunda,
que se esforzaron y no pudieron dar el sabor y la fluidez del original.
En el original no hay fluidez ni sabor ni nada; está todo a la vista
de cualquiera que estire la mano y lo lea; pero no importa, porque nadie
1. «Le bateau ivre» (1871).
2. Victoria Ocampo reunió sus críticas contra este curioso «Essai de traduction en vers
français» (1930) del «Cimetière», hecho por el coronel Godchot, en «Shakespeare or, What
you will» [S, nº 289-90 (1964)].
3. Perséphone [Sur, 1936].
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lee. En Texas van a publicar El hacedor.1 Le dejan el nombre así, en español.
Yo les propuse que le pusieran The Maker. Me dijeron que no, que
había algo en El hacedor que se perdía al traducirlo por The Maker. La verdad
es que a mí primero se me ocurrió el título en inglés, The Maker, y lo
traduje por El hacedor. ¿No pensaron en "Lament for the Makers"? Nadie
sabe nada de nada». BIOY: «Mi traductora al inglés propone como una
versión del título para "La trama celeste", "The Celestial Plot"». BORGES:
«Qué horror. Si todo el libro está traducido tan literalmente, no se entenderá
una palabra». Me sugiere: «The Pattern in the Sky». Dice que un
profesor francés ponderó el sabio orden del original del Hacedor. BORGES:
«El orden es débilmente cronológico, si no enteramente casual».
BORGES: «Fatalmente, un día se descubre que los escritores de gusto
exquisito tienen gusto pésimo. Véanse Poe, Wilde, Mallarmé. Los que no
aspiran a la exquisitez, como Mark Twain, resisten mejor. El mal gusto de
Poe aparece sobre todo en algunos poemas. Cuando está suficientemente
interesado en el argumento de un cuento, no tiene mal gusto.
Milton y Goethe tienen como una tendencia a la bobería grandiosa. Aunque
Ibarra fue injusto cuando dijo que Goethe era un señor que quería
asustar con demonios. Byron tal vez también esté entre los elegidos del
mal gusto, pero si hubiese vivido más, hubiera sido un escritor de otro
tipo. En el Don Juan es irónico». BIOY: «En el Don Juan está más allá del
bien y del mal...». BORGES: «Y tenía una facilidad tan grande... Un momento
de mal gusto no importa, porque en seguida pasa a otra cosa. Eso
sí: nadie alcanzó peor gusto que Herrera y Reissig».
Se encontró en la calle con una muchacha alta y moro

FICHA TÉCNICA:
Autor: ADOLFO BIOY CASARES
Título: BORGES
Edición al cuidado de Daniel Martino
Destino, 2006, 1ª edición – Colección Imago Mundi, 101
Cartoné editorial y sobrecubierta ilustrada – 1663 páginas – 23x15 cm

sábado, 21 de septiembre de 2019

Los manuscritos, Chaucer,Los trabajos de Persiles y Sigismunda, Mallarmé,Verlaine , Leemos «El almohadón de pluma». Bioy Casares. Diarios íntimos. Borges.


Domingo, 7 de abril.  1963.
Come en casa Borges.
Dice, mientras orina en mi baño: «En cierto modo la invención de la imprenta fue perjudicial.
¿Te das cuenta? Los manuscritos serían raros, difíciles de conseguir. Leerlos
sería muy importante. Además, exigirían un esfuerzo material para la
lectura: la letra a veces sería mala o confusa; habría errores. La lectura se
haría a toda conciencia». Habla de Chaucer, que llegó a Inglaterra con
los manuscritos de la Divina Comedia, de Petrarca y de Boccaccio: «Estuve
leyendo Troilus and Criseyde: es lo mejor de Chaucer. Yo he sido injusto
con él. Todo juicio adverso es previo. Aborrecemos a un autor porque no
lo hemos leído; no lo hemos leído, porque lo aborrecemos. Siempre es
así. A lo mejor Lope de Vega es bueno. Tiene que ser bueno, si escribió
los sonetos. ¿Un día descubriremos que Calixto Oyuela es admirable?
No, la capacidad de admiración no llega para tanto».

***
Miércoles, 1º de mayo. 1963.
(...)
Leemos Los trabajos de Persiles y Sigismunda. BORGES: «Cervantes comprendió
la unidad esencial de los hombres. Hace que todos hablen igual:
el relator, Periandro, Taurisa». Leemos el prólogo, la dedicatoria. BORGES:
«Esto está bien. Hay algo vivo. Pero el Persiles está muerto. Los primeros
capítulos son una orgía de disparates».

***
Lunes, 20 de mayo. 1963.
(...)
Habla de Mallarmé: «Suele ser cursi y dulzón: dado el tipo de poesía
que se propone, eso está muy mal:
C'était le jour béni de ton premier baiser.
[...]
et j'ai cru voir la fée au chapeau de clarté [...].1
Es como los escritores norteamericanos: quieren ser duros y son meramente
cursis y sentimentales».

***
Miércoles, 22 de mayo. 1963.
(...)
BORGES: «Éste es mucho mejor». Agrega: «Qué raro: parece de Toulet.
Lo que nos da un gran poeta es único, irremplazable. El placer que
nos da Verlaine no podemos encontrarlo en otros».
Leemos a Góngora. BORGES: «ES más duro, más viril. Bueno, por momentos
es duro como almidonado, como acartonado: duro y seco.
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles, ya que no doradas!».
BIOY: «El motivo de la salvedad debe ser el gusto por el ya que no, por
el movimiento mental impuesto. Les encantaba el vaivén dialéctico».
BORGES: «SÍ: las formas del pensamiento, no la práctica».1

***
.
Lunes, 27 de mayo. 1963.

Come en casa Borges. BORGES: «Mastronardi me
contó el último cuento de Bernárdez; es un cuento perfecto, porque
prueba más de una cosa, todas contra Bernárdez. El propio Bernárdez se
encargó de difundirlo. Parece que al saber que el intendente Prebisch
había leído su poema "La casa", Bernárdez le envió un juego de fotografías
de la casa en cuestión, que está en La Calera, en Córdoba. Este
cuento muestra, ante todo, el afán de adulación de Bernárdez; luego, su
engreimiento, al suponer que Prebisch tendrá destino para esas fotografías;
que es importante la casa que él canta en su poema, la casa donde
el poeta vivió. Es un cuento perfecto, porque revela fácilmente el carácter
de Bernárdez, que es astuto, ávido y tonto».
Afirma que misteriosamente el prestigio de Bernárdez es sólido, y
que lo fue desde el comienzo. Por ejemplo, siempre se lo consideró su-

1. El Guadalquivir, a diferencia del Dauro, no llevaba oro. Cf. declaración en FERRARI
(1987): 173: «Con Bioy Casares hemos discutido aquello de: "Oh, gran río, gran rey de Andalucía,
/ de arenas nobles, ya que no doradas" [...] y Bioy me dijo que precisamente esa
idea de tal cosa, aunque no otra, era lo que le gustaba a Góngora».
1963

superior a González Lanuza; éste aparece como un pelafustán de las letras,
en comparación con Bernárdez, que encarna al poeta. Aunque últimamente
haya escrito periodismo, esto no lo afecta. «Está tan seguro —comenta—
que puede usar cualquier palabra, como tratativas.» Cuando alguien
es muy amistoso con uno es difícil hacerlo a un lado. Borges señala
más que nadie los defectos de Bernárdez; pero cuando le dan una comida
a Bernárdez, asiste.
Tiene la peor opinión de Quiroga. Leemos «El almohadón de
pluma», extraordinariamente débil. BORGES: «Leer ese cuento es poco saludable;
persuade al lector de la imposibilidad de escribir. Para toda sucesión
de tres palabras hay un cambio de sujeto. A veces recurre al pronombre
él, a veces uno cree que quien entró en el cuarto es la alfombra.
La factura del cuento no es mejor. Muchos detalles del principio no tienen
ninguna razón de ser al final; hay mucha arquitectura, pero los personajes
parecen solos en el mundo, sin familia ni amigos. La sirvienta, que
aparece al final, no existió hasta ese momento. El autor padece de la manía
de colocar el sujeto al fin de la frase, lo que produce momentos de suspenso
poco estimulantes, en que uno no sabe a quién corresponde lo que
va leyendo. Para concluir hay un párrafo, que no parece de cuento, sino
de recomendaciones de un periódico para las amas de casa».1
Después leemos dos cuentos de Los desterrados: «El hombre muerto» y
«La cámara oscura». El argumento del primero no es de cuento, sino de
poema;2 el segundo, a pesar de algunas ambigüedades, es pobre; pero
la verdad es que ambos están bien escritos, sobre todo si se los compara
con «El almohadón de pluma». BIOY: «Creo que habrá pasado un tiempo
entre la publicación del primero y de los segundos; en ese tiempo Quiroga
aprendió a escribir. Me congratulo de haber sacado de la lista de mis
obras los libros anteriores a La invención de Morel Juzgado por ellos yo también
sería un animal». BORGES: «LO que se ve es la voluntad de escribir
cuentos. De escribirlos, aun sin ideas, sin argumento, sin nada».

Ficha técnica:

Autor: ADOLFO BIOY CASARES
Título: BORGES
Edición al cuidado de Daniel Martino
Destino, 2006, 1ª edición – Colección Imago Mundi, 101
Cartoné editorial y sobrecubierta ilustrada – 1663 páginas – 23x15 cm

jueves, 19 de septiembre de 2019

Zuleika Dobson,The Importance of Being Earnest,Anatole France,L'Immortel de Daudet, etc. Bioy Casares. Diarios íntimos. Borges.


Domingo, 16 de diciembre. 1962.

(...) Este libro me recuerda Zuleika Dobson, de Beerbohm, un libro
que tiene una fama que no merece. Bueno, The Importance of Being Earnest
es también una obra encantadora, pero muy superior. Nos envuelve porque
está llena de bromas y de situaciones absurdas. Wilde takes us away with
it. No vas a comparar a Wilde con Anatole France. Macedonio opinaba
que más irónico que Anatole France era el público que decía que Anatole
France era irónico».1 Agrega que presume que France descuella en el diálogo
en que varios interlocutores traslucen idiotez.
Dice de la profecía de una sibila que está leyendo en islandés:2 «Caramba,
no es gran cosa. La poesía debe ser de vez en cuando exclamativa,
debe tener algo de grito —sin llegar a los extremos de Lorca y de Alberti—.
Ésta es expositiva».
BORGES: «Uno lee a Poe como si todos los cuentos formaran un libro;
y uno lo lee porque ya lo ha leído muchas veces; pero si llegara por primera
vez a mis manos, quizá no seguiría leyéndolo».
***

Viernes, 28 de diciembre. 1962.

(...)
Leemos L'Immortel de Daudet. BORGES: «Lo mejor que hemos leído.
¿Viste cómo imagina todo? Es un autor económico; en las primeras páginas
ya te presenta varios personajes importantes y una situación que in-
853
1962
interesa. Tal vez no te guste el mundo descripto, pero hay que reconocer
que está bien. Comparado con Daudet, Merimée parece un chico. ¿Por
qué no gusta? ¿Porque es demasiado trabajador? Parecería que tiene
poca poesía y nada de épica. Los personajes están muy bien. El autor no
se casa con ninguno. No llega a la caricatura. Frase por frase está muy
bien escrito».

***
Sábado, 29 de diciembre. 1962.
(...)
Hablando sobre mejores candidatos para el Premio Nobel que Stein¬
beck (que lo ganó), dice: «Cualquier otro». Convenimos de inmediato
en Eric Linklater.
***
Martes, 1º de enero. 1963.
(...)
BORGES: «Al paso que progresamos en la lectura, este libro empeora.
Es una sucesión de cuadros, no muy buenos, no muy inspirados, de moeurs
parisiennes. Las grandes novelas no están hechas así. Ni el Quijote ni Crimen
y castigo están hechas así. Son más orgánicas. Tal vez un defecto de l'Immortel
sea que uno sigue el destino de varias personas, no de una». BIOY:
«En Dickens también es así. Pero Dickens tiene más envión». BORGES:
«Mucho más envión». BIOY: «Tal vez L'Immortel sea una prueba de la imposibilidad
de componer novelas realistas». BORGES: «La novela está bien
hecha, pero no satisface.

(...)


Dice que Adela Grondona no podría escribir si no se enterara de lo
que pasa en su familia: «No puede inventar nada. Qué tragedia dedicarse
al género imaginativo y no tener imaginación».

***

Sábado, 9 de febrero. 1963.

En Mar del Plata. Con Silvina al desayuno, hablamos de
de Borges, cuya dirección en Europa ignoramos. SILVINA: «ES un
caso extraordinario: el de un hombre que ha sido muy desdichado y que
llegó a la felicidad. Porque mirá que fue desdichado. Miro hacia el recuerdo.
Me parece ver, como en charcos de confusos pantanos, caras de
mujeres: Estela, Silvina Bullrich, la bailarina aquella».1 BIOY: «Y ahora es
muy feliz. Está en la cúspide de su vida. Le va bien. Pobre, da lástima».
SILVINA: «Da lástima una persona feliz, porque la sabemos tan cerca de la
desdicha. Recorrerá Europa en un paseo triunfal, en esa postura de gran
hombre, con el bastón al frente, agarrado con las dos manos. Con tal de
1. Cecilia Ingenieros.
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1963
que no le pase nada con la madre. Aunque él está protegido por la
fama». BIOY: «Nadie está protegido. Nada pueden nuestras humildes brujerías
contra the hard facts of life. Ojalá que no le pase nada. Es feliz porque
tejió su felicidad, como un pájaro su nido. No es feliz al aire y al
viento, con lo que venga: es feliz con la fama que ha cosechado, con el
anglosajón, con la Biblioteca. Es como un chico obediente; escuchó lo
que le decían las personas grandes: "Tenés todo para ser feliz". Cada cual
oyó alguna vez el consejo, irritante por sabido y por teórico... él lo escuchó.
Empezó a ser feliz cuando perdió dos de las mayores condiciones de
felicidad: cuando perdió la vista y cuando renunció a escribir. Bueno, escribe
poemas admirables, pero nada de prosa, ni siquiera artículos; no
inventa cuentos. Esto parece lo más doloroso: dejar de inventar; además,
en Borges, resulta casi incomprensible, porque basta haber colaborado
alguna vez con él, para saber hasta qué punto es inventivo, espontáneamente,
inconteniblemente». SILVINA: «Él depende de su madre. La persona
a quien dictamos influye en nosotros. Hay que tomarla en cuenta.
La madre tiene que preferir los poemas...». BIOY: «Y él está más libre,
adentro de los poemas... Hay gente que no entiende los poemas, que se
queda afuera, confundida por la rima y el metro. ¿Antes de perder la
vista daba conferencias?». SILVINA: «No. Cuando vino aquí todavía no se
había largado a hablar». Aquí, en esta casa, se le soltó la retina.

***

Domingo, 3 de marzo. 1963.

En Mar del Plata. Leo un negligente artículo
de Marasso sobre Joaquín V. González. Mis padres tenían gran simpatía,
aun admiración, por Joaquín V. González. Borges lo menosprecia; no lo
menciona sin soltar la risa. Creo que exagera. González tiene algo de Sarmiento
en miniatura; Sarmiento minus el talento y tante cose; pero lo que
queda es respetable: en un medio hostil, una energía en favor de la civilización.
También Cané es motivo de burla para Borges.
Martes, 12 de marzo. En Mar del Plata. Con Borges alguna vez, en
una suerte de snobismo al revés, convinimos en que había lugares en que
no podía uno situar un cuento. Palermo, el Palermo de los lagos, era uno;
Mar del Plata, otro. Nos parecía que situar la acción en Mar del Plata y
lograr que todo el relato no se tiñera de trivialidad era una prueba superior
a nuestras fuerzas.

Ficha técnica:

Autor: ADOLFO BIOY CASARES
Título: BORGES
Edición al cuidado de Daniel Martino
Destino, 2006, 1ª edición – Colección Imago Mundi, 101
Cartoné editorial y sobrecubierta ilustrada – 1663 páginas – 23x15 cm

lunes, 16 de septiembre de 2019

Robert Graves,Bomarzo, Stendhal ,Verlaine o a Mallarmé,etc. Bioy Casares. Diarios íntimos. Borges.


Viernes, 30 de noviembre. 1962.
(...)
De Robert Graves dice: «Cada veinte poemas suyos que leo entiendo
cinco. Esos cinco me parecen admirables. Deduzco que si los entendiera
también hallaría admirables a los otros». De Sabato, en cambio, dice: «Al
enérgico mal gusto, la desenfrenada egolatría, la sincera preocupación
por el propio y continuado triunfo, hay que agregar la melancolía porque
éste no sea mayor y el entusiasmo con que acoge los modestos productos
de su mente activa y mediocre».


***
Sábado, 1º de diciembre. 1962.

Comen en casa Peyrou y Borges. Peyrou
dice que Bomarzo es un libro lábil, superficial y tumultuoso. Borges protesta
y pregunta si no nos gusta Los ídolos. BIOY: «Todo Mujica Lainez me
parece de mala calidad. Hay en él errores de gusto y de discernimiento,
verdaderas vulgaridades, como tomar por dignas cosas que son secundarias,
que son meras derrotas o triunfos de la vanidad. Lo que admiro en
él es una energía intelectual muy superior a la mía; la capacidad, por lo
menos aparente, de improvisar un soneto, con frases bien terminadas,
con expresiones no exentas de gracia. En el tiempo en que yo venzo la
obnubilación, la opresión que sobre mi conciencia ejerce el saber que
otros aguardan el resultado de mis facultades, la pereza y torpeza propias
de dichas facultades, él es capaz de escribir, no un soneto, sino un libro
de sonetos. Cuando lo oigo hablar con el certero calificativo y la frase
fluida y bien gobernada, me digo: "Su energía intelectual es grande".
Cuando leo sus libros pienso: "Es un escritor, pero esos mismos libros y
1962
sus discursos leídos, todo lo que preparó en su casa con tiempo, están viciados
de superficialidad". Como dijo Peyrou, es frecuentemente tonto y
vanidoso, no descubre nada esencial, casi nunca es noble, ni épico, ni patético,
ni siquiera muy verdadero: es la fatua expresión de sentimientos
y pensamientos corrientes, no decantados. En su discurso de agradecimiento
a la comida que le dieron por Bomarzo, cómo se tomó en serio,
qué largamente expresó las verdades de la Palisse de la relación de un autor
con el libro que escribe. Preparó ese discurso con tiempo y no descubrió
que todo lo que diría era trivial, trillado, vanidoso. Es ágil, pero la
índole de su alma es barata y lo que saca de sí no es de buena calidad».

***

Jueves, 6 de diciembre. 1962.
Come en casa Borges. Leemos unas páginas
de Los últimos románticos, de Baroja. Malo, aburrido, escrito de cualquier
modo. Leemos Le juif de Stendhal: extraordinariamente bien contado,
en estilo muy directo; la historia es curiosa, muy entretenida. Al protagonista
sólo le interesa el dinero; las sumas con que trafica son muy modestas;
las recuerda todas. BORGES: «El protagonista dice que él fue de
una gran belleza física. Está bien, no importa que lo diga él: uno le cree,
porque el protagonista no es vanidoso; no le importa ser feo o lindo; sólo
piensa en el dinero. ¿Así que Souvenirs d'un gentilhomme italien es plagiado?
¿Y Mina de Vanghel también? Bueno, es una forma de escepticismo
». Dice que Stendhal por exceso de caracterización no propone
personajes imaginables y que por lo mismo, porque todo el tiempo explica
y analiza, no logra intimidad: «Todo está contado de lejos. Estos
cuentos no parecen cosas vistas por él, sino cosas que le llegaron de oídas.
Tienen algo de chismes; él, de chismoso».

***

Sábado, 8 de diciembre. 1962.
Comen en casa Borges, Peyrou y Ema Risso
Platero. Leemos La vida es sueño. Borges observa que en el teatro clásico
español se advierte la prisa de los autores por pasar a otra cosa. Después
de oír las primeras escenas comenta: «Qué inteligente era entonces el
público, si podía entender esto. ¿O no había nada que entender? Es
claro, esto no significaba nada, son frases echadas al azar». Dice que Rubén
Darío admiraba a poetas franceses de segundo orden: «Para lo que
él quería, le servían. En ellos encontraba el simbolismo, mientras que en
Verlaine o Mallarmé encontraría a Verlaine o a Mallarmé, además del
simbolismo».

***
Domingo, 9 de diciembre.  1962.
Come en casa Borges. Leemos, después de
largadas fracasadas, Le rose et le vert, de Stendhal.
Me habla de un escritor de escasos conocimientos: «Su bagaje de ignorancia
es verdaderamente considerable y variado, acaso universal.
Confunde thriller con trailer. Lo malo es que reveló esta ignorancia en una
frase, destinada a señalar la ignorancia de terceros, que no sabían que
1. Cf. «La señora mayor» (1970).
847
1962
thriller era una suerte de remolque. Esta circunstancia lo ponía a uno en
una situación difícil, porque por un lado había que reconocer con él que
esa gente era extremadamente ignorante y por otro corregir su error de
confundir el thriller, un causante de estremecimientos, con un trailer, un
remolque».



sábado, 14 de septiembre de 2019

Psicoanálisis y Literatura, aversiones, Voltaire,Azorín,Quevedo, Horacio Dondo,Nerval, etc. Bioy Casares. Diarios íntimos. Borges.


Jueves, 25 de octubre. 1962.

Come en casa Borges. Sobre el psicoanálisis
dice: «Qué raro que se expliquen textos literarios o actos de la conducta
humana por hipótesis que no se han demostrado, que tal vez no sean demostrables
». Con el mayor desprecio me refiere una interpretación psi¬
coanalítica de las novelas policiales: «El detective representa al niño que
fuimos, indagando las relaciones sexuales entre sus padres». «Tristes locuras
obscenas», comenta. Trata con no menos desprecio a la investigación
psicológica por estadísticas, en cuyos resultados no cree: «La resis-
1. Según el dictamen, fueron premiados Los nombres de la muerte, de Mª Esther Vázquez,
y las obras de Celia de Diego.
825
1962
resistencia criolla a que se metan en la vida de cada cual me parece mejor que
el candor norteamericano de contestar sumisamente cualquier pregunta,
en aras de la ciencia».

(...)
Tiene desprecio por el periodismo y asco físico por el
papel de diario.

***
Lunes, 29 de octubre. 1962.
(...)
 Los cuentos de Voltaire son admirables, pero Voltaire
hace todo con bromas. Éste es mucho más profundo. Aún más: yo creo
que Las mil y una noches se convirtió en una obra famosa porque fue dada
a conocer por Galland. Si se hubiera conocido por la versión de Burton
habría quedado como una curiosidad.
***

Miércoles, 31 de octubre. 1962.

Hablamos de Azorín. BIOY: «A mí, hacia 1930, me gustaba mucho y
no hay duda de que a otros les gusta todavía hoy. ¿Cuál será la razón de
ese agrado?». BORGES: «Azorín representaba una orientación hacia Francia,
en el estilo; una reacción contra las frases largas, contra el estilo retórico,
contra los españoles que se llaman Cienfuegos. Empezó atacando
a los autores clásicos aceptados; a Quevedo entre otros». BIOY: «En ese
sentido, el de la Historia de la literatura, Azorín es entonces muy importante;
pero yo no lo admiré por reacción contra nada: lo admiré en un
momento de pasión por la literatura, en que admiraba con igual ardor
los autores de estilos y tendencias más opuestos». BORGES: «Gómez de la
Serna escribió algo sobre Azorín que está muy bien: "No debemos olvidar
que Azorín nos enseñó a deletrear la realidad".1 Es claro que Azorín
siguió deletreándola, nada más que deletreándola». BIOY: «Imagino
que el agrado que produce Azorín es el de un cierto orden, una austeridad
sencilla y conforme, una decencia. Tiene buen gusto; pero no un
buen gusto cifrado en modas, sino el de las cosas pobres y desnudas: una
pared blanqueada, una mesa tendida, limpia y humilde, con un pan. Según
mis recuerdos, la historia que Azorín refiere siempre es la misma, de
un viajero que llega a un cuarto de hotel, con vista sobre los tejados del
pueblo, y que dispone sus pocas pertenencias, su maleta sobre la silla, el
papel y el lápiz sobre la mesa frente a la ventana». BORGES: «Descubrió un
procedimiento, que es el de hacer una crítica, que empieza por la descripción
de sí mismo, después de las cartillas blancas, después de las tapas
y formato del libro en cuestión. Si la crítica es de una pieza de teatro,
lo vemos a Azorín cuando llega, cuando se sienta, cuando espera que levanten
el telón».
1. Azorín (1923).
829
1962
***

Lunes, 5 de noviembre. 1962.

Come en casa Borges. Ha muerto Osvaldo
Horacio Dondo. BIOY: «Me da la pena que provoca siempre la inesperada
muerte de un conocido. Ni más ni menos». BORGES: «¿Sería mejor
o peor que Augusto Mario Delfino? Le llevaba la ventaja de no ser
un gran muchacho. Delfino sugería la calle Corrientes. Dondo podía ser
de cualquier parte. Parecía un chacarero italiano. Era de Villa Devoto,
casi rural, mejor que de la calle Corrientes... Qué raro que fuera escritor.
Bueno, no era escritor. Pero qué raro que se creyera, que hiciera
como si lo fuese, que estuviera dedicado a escribir libros». Pregunto si
Dondo habrá escrito algún buen verso (verso, en el sentido de linea).
BORGES: «NO sé, pero mejoró: empezó con Esquemas del silencio y acabó
con Oda menor a la poesía. El último recuerdo que tengo de él es su
enojo porque en una audición de televisión dijeron que había sido premiado
y no que había sido dos veces premiado; y su enojo porque no lo
enfocaron. "No me enfocaron, no me enfocaron", repetía. Ansiaba la
figuración. Qué figuración.

***

1962
Miércoles, 7 de noviembre.

Voy a lo de Borges, donde va a tomar el
té el almirante Rojas. Allí están un grupo de damas, un verdadero ramillete:
la Quica; Bebé Elía; la señora de Rojas; la madre de Borges, a la que
encuentro un poco temblorosa (sordera y temblor son novedades de este
año, primeros síntomas —que yo advierto— de vejez) ; Norah; miss Ward,
hija del ex embajador inglés, célebre por su conocimiento de Blake. Por
último, pero not least, está Milleret, el famoso miles gloriosus, héroe de veras,
aunque fanfarrón, vanidoso, charlatán y muy simpático. Como dice
después, divertido, Borges: «Rojas tuvo que play second fiddle. He couldn't
get a word in edgewise [ quedó reducido a un papel secundario. No pudo expresar
una sola opinión]». Desde luego, ante Milleret, coronel de la Resistencia,
Compagnon de la Libération, Croix de Guerre, Légion d'Honneur, Medalla de
Servicio Distinguido Norteamericano (sólo doce extranjeros la tienen),
hombre que ha estado en verdaderos combates, no cabía otro recurso
que decir: «Santa palabra, mi amo», o mejor «mi coronel». De Rojas dice
después Borges: «No parece un señor. Parece que se dio una mano de betún
». En ningún momento Milleret soltó la palabra. Aita, que también
estaba, planeaba en la más sombría melancolía. Este aspecto de Aita lleva
a Borges a compararlo con el héroe del soneto:
Je suis le ténébreux —le veuf,— l'inconsolé,
le prince d'Aquitaine à la tour abolie:
ma seule étoile est morte —et mon luth constellé
porte le soleil noir de la Mélancolie.1
Sobre el soneto comenta Borges: «Bric-à-brac. Agradable bric-à-brac,
pero bric-à-brac. Que este poema sea uno de los más famosos del mundo
equivale a reconocer que la poesía no es seria. Nada más falso que este
poema, hecho con elementos de utilería». Milleret dice que el error de
la Revolución fue no matar a Perón, y que ahora habría que matar también
a Frigerio y a Frondizi.
Después, traigo a Borges a comer a casa. Leemos La española inglesa.
BORGES: «Porque hablan como en un discurso casi no puede contar el
cuento. Es como si gesticulara continuamente. No desdeña, sin embargo,
los recursos de folletín: las mujeres muy lindas, las casualidades muy prodi-
1. [Yo soy el tenebroso —el viudo—, el desolado/ Príncipe de Aquitania del castillo abolido;/ mi
única estrella ha muerto, —mi laúd constelado/ ostenta, melancólico, un sol oscurecido, so] NERVAL,
G. de, «El Desdichado» [Les Chimères (1854)].
834
1962
prodigiosas. Parece un cuento muy ingenuo. Está mal que uno descubra que las
actitudes de los personajes no sirven para mostrar su carácter sino para permitir
el argumento (Clotaldo, que a pesar de la orden del conde de Lesti, se
roba a la niña española, para que haya cuento; la reina, que posterga el casamiento
y despacha a Ricaredo a hacer méritos, para que encuentre a los
padres de la chica). Está mal que describa más el traje de Isabela que a las
personas. ¿Y te fijaste en las precauciones que toma para asegurar que todos
tienen buena intención? Los cuentos de Las mil una noches están escritos
con mucha mayor libertad y sabiduría. El mismo Cervantes, cuando escribió
el Quijote, escribió con más soltura. Escribió con más soltura porque escribía
en broma y aquí escribe en serio, y por respeto a los personajes, al lector, al
comisario,1 está entorpecido. Las descripciones de Inglaterra son vagas, pero
no más vagas que las de España. Para expresar que, pese a su extrema juventud,
la prudencia volvía a Isabela y Ricaredo maduros, Cervantes dice:
"los hacía ancianos". Parece chino... chino de Bramah».2

Ficha técnica:
Autor: ADOLFO BIOY CASARES
Título: BORGES
Edición al cuidado de Daniel Martino
Destino, 2006, 1ª edición – Colección Imago Mundi, 101
Cartoné editorial y sobrecubierta ilustrada – 1663 páginas – 23x15 cm

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Comida de Mujica Lainez, por Bomarzo, «Milton» [Lives of the English Poets (1779, etc. Bioy Casares. Diarios íntimos. Borges.



Jueves, 4 de octubre.

Vamos con Borges a la comida de Mujica Lainez,
por Bomarzo, en el Lar Gallego. El discurso de Borges es muy bueno; después
los demás evolucionan subterráneamente. Soldi, a companion from
whom little could be expected (como dice Johnson del eremita, compañero de
camino de Milton)arranca carcajadas por bromas tontas, de los tontos.
1. [un compañero del que poco podía esperarse] «Milton» [Lives of the English Poets (1779-
1962
Adolfito Mitre mezcla la fealdad de palabras, como me plazco hondo, con soberbia
aristocrática; el hilo de sus ideas se pierde de vista a lo largo de una
interminable peregrinación por terrenos pantanosos en los que patina y patalea
debilitado no sólo por el alcohol. Mujica Lainez, en un discurso que
merecerá la aprobación de Borges, largamente describe la relación de todo
autor con su libro en proceso, relata y afirma situaciones y sentimientos obvios
y, evidentemente, se toma demasiado en serio; ni por un instante tiene
el pudor de buen tono de hacerse a un lado y proponer que hablemos de
otra cosa. No: habla de su libro y de él mismo, con la satisfacción de un gour¬
met que dilatadamente devora un platazo, dispuesto, eso sí, a no tolerar
abreviaciones de su placer; habla, por cierto, con absoluta seriedad. En esta
comida para Mujica hubo no menos de trescientas personas; años atrás le
dieron otra, de cubierto más barato, a la que asistieron setecientas. Nadie
congrega tanta gente como un homenajeado a quien todo el mundo odia.
***
Martes, 9 de octubre. 1962.

BORGES: «Madariaga dijo que mejor que las dictaduras comunistas de
nuestros días era la Inquisición, ya que permitió que hubiera grandes satíricos,
como Quevedo. Bueno, Quevedo como satírico es muy raro. No
se arriesgaba mucho: satirizaba, en España, a los franceses, a los reyes de
Inglaterra... Se mantenía en el safe side. ¿Dijo algo contra los reyes de España,
contra la religión católica? Satirizar gordos, cornudos, sastres, médicos,
no es satirizar a nadie. De Quevedo me dijo Cansinos-Assens: "Luciano
de Samosata hacía el gasto"».

***


Miércoles, 10 de octubre. 1962.

Come en casa Borges. BIOY: «Hoy almorzaron
en casa Victoria y el novelista francés Butor, una especie de ave de
rapiña, necio y torpe. Muy contrario a los Estados Unidos, en cuyas universidades
enseña, conviene conmigo en que allí "les gens du peuple sont
1. [Titila, tilila, estrellita./ ¡Cómo me pregunto quién serás!] TAYLOR, Ann y Jean, «The Star»
(1806).
2. El poema es, quizá, «Evocación gallega» [LP, 28/10/28]: «¡Pinos que he cantado un
día!.../ Decidme, decidme pinos, / vuestra ancestral sinfonía».
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des braves gens", pero asegura que todas las personas de algún modo vinculadas
al gobierno son horribles, llevan algo podrido en el alma». BORGES:
«¿Y también los del ejército, que murieron dos veces por Francia, y
con una cortesía que nadie en Europa continental hubiera tenido, de dejarlos
entrar primero en París? Qué desagradecido de mierda».

***

Viernes, 12 de octubre.

Come en casa Borges. Explica que la forma
clásica de poema chino es la estrofa de cuatro versos, de cuatro palabras
que son cuatro sílabas por verso, que riman primero con tercero, segundo
con cuarto. Improvisa, en español, una estrofa clásica china:
No sé quién soy
sin luz ni sal.
Un rey que hoy
va bien al mal.

***
Domingo, 14 de octubre. 1962.

Come en casa Borges. Leemos juntos libros
presentados al Fondo de las Artes, del que soy asesor con Peyrou: una novela
de Celia de Diego bastante pasable; unos cuentos de Pilar de Lusa¬
rreta, chabacanos y pésimos; unos cuentos de Antonio Stoll, poca cosa.2

BORGES: «Cómo un hombre con talento puramente verbal, como
1. En el sexto piso (Nota de ABC).
2. De Celia de Diego: Eli, Eli, Lama Sabactani y El forastero; de Pilar de Lusarreta, El manto
de Noé, de Antonio Stoll, Los bebedores de sangre.
821
1962
Joyce, no comprendió que lo que no debía escribir era una novela.
Ojalá que la fama de Joyce pase, porque es de veras una calamidad:
idiotiza a los escritores y aun los induce a imitaciones lamentables. Muchas
veces me es imposible dialogar, por los elogios del Ulysses y del Fin¬
negans que hacen mis interlocutores, y sobre todo por su tranquila certeza
de que comparto su entusiasmo... ¿Y por qué esas mismas personas
que admiran el Ulysses admiran esos cuentos sentimentales y estúpidos
de Dubliners?».

(...)

Observa que un defecto argentino es la falta de convicción: «Nuestros
libros son malos, no por lo que dicen, sino porque están escritos con
indiferencia. Shaw dijo que cada cual tiene el estilo que la fuerza de su
convicción le permite. Por todo esto, la crítica a Lugones de que escribe
como quien hace ejercicios es justa; y por eso también Almafuerte merece,
en cambio, algún respeto: será un bruto, pero es un bruto orgánico
» (dicho sin ironía).
BORGES: «La afirmación de estos novelistas franceses, Robbe-Grillet y
Butor, de que yo influí en ellos no tiene sentido. ¿Cómo puedo influir en
esos libros larguísimos? Algunas novelas no ocurren en la realidad, sino
en la cartografía, y el autor se extravía en indicaciones cardinales. Otras
veces el afán de precisar movimientos y posiciones relativas de personajes
y objetos pierde al novelista, como a Larreta en los párrafos finales de
Zogoibi. Una novela, que narra la vida en un quebrachal, empieza con la
descripción de la ciudad de donde parte el protagonista. ¿Para qué la
describe tanto? Si el protagonista la dejará para no volver... Qué imbécil.
En esta otra, los objetos parecen más importantes que los personajes:
primero se describen los objetos y después, más o menos de cualquier
modo, se esparce por aquí y por allá algún personaje... Otros autores parecen
trabados por el temor de no dejar todo bien ajustado en la frase;
de manera que si dicen la escupidera, no continúan con un que, sino con
la cual. En Conrad todo esto es muy visible». Sospecha que Conrad durará
más que Henry James.

***


Autor: ADOLFO BIOY CASARES
Título: BORGES
Edición al cuidado de Daniel Martino
Destino, 2006, 1ª edición – Colección Imago Mundi, 101
Cartoné editorial y sobrecubierta ilustrada – 1663 páginas – 23x15 cm














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