miércoles, 9 de marzo de 2016

Jorge Luis Borges.HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA 301 EL IMPOSTOR INVEROSÍMIL TOM CASTRO...


HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA 301

EL IMPOSTOR INVEROSÍMIL TOM CASTRO
Ese nombre le doy porque bajo ese nombre lo conocieron por calles
y por casas de Talcahuano, de Santiago de Chile y de Valparaíso,
hacia 1850, y es justo que lo asuma otra vez, ahora que
retorna a estas tierras —siquiera en calidad de mero fantasma y
de pasatiempo del sábado.1 El registro de nacimiento de Wapping
lo llama Arthur Orton y lo inscribe en la fecha 7 de junio
de 1834. Sabemos que era hijo de un carnicero, que su infancia
conoció la miseria insípida de los barrios bajos de Londres y que
sintió el llamado del mar. El hecho no es insólito. Run away to
sea, huir al mar, es la rotura inglesa tradicional de la autoridad
de los padres, la iniciación heroica. La geografía la recomienda y
aun la Escritura (Psalmos, CVII): Los que bajan en barcas a la mar,
los que comercian en las grandes aguas; ésos ven las obras de Dios
y sus maravillas en el abismo. Orton huyó de su deplorable suburbio
color rosa tiznado y bajó en un barco a la mar y contempló
con el habitual desengaño la Cruz del Sur, y desertó en el puerto
de Valparaíso. Era persona de una sosegada idiotez. Lógicamente,
hubiera podido (y debido) morirse de hambre, pero su confusa
jovialidad, su permanente sonrisa y su mansedumbre infinita le
conciliaron el favor de cierta familia de Castro, cuyo nombre adoptó.
De ese episodio.sudamericano no quedan huellas, pero su gratitud
no decayó, puesto que en 1861 reaparece en Australia, siempre
con ese nombre: Tom Castro. En Sydney conoció a un tal Bogle,
un negro sirviente. Bogle, sin ser hermoso, tenía ese aire reposado
y monumental, esa solidez como de obra de ingeniería que tiene
el hombre negro entrado en años, en carnes y en autoridad. Tenía
una segunda condición, que determinados manuales de etnografía
han negado a su raza: la ocurrencia genial. Ya veremos
luego la prueba. Era un varón morigerado y decente, con los antiguos
apetitos africanos muy corregidos por el uso y abuso del
calvinismo. Fuera de las visitas del dios (que describiremos después)
era absolutamente normal, sin otra irregularidad que un
pudoroso y largo temor que lo demoraba en las bocacalles, recelando
del Este, del Oeste, del Sur y del Norte, del violento vehículo
que daría fin a sus días.
Orton lo vio un atardecer en una desmantelada esquina de
Sydney, creándose decisión para sortear la imaginaria muerte. Al
1 Esta metáfora me sirve para recordar al lector que estas biografías infames
aparecieron en el suplemento sabático de un diario de la tarde.
!?02 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS
lato largo de mirarlo le ofreció el brazo y atravesaron asombrados
los dos la calle inofensiva. Desde ese instante de un atardecer
ya difunto, un protectorado se estableció: el del negro inseguro
v monumental sobre el obeso tarambana de Wapping. En setiembre
de i 865, ambos leyeron en un diario local un desolado aviso.

El  IDOLATRADO HOMBRE MUERTO
En las postrimerías de abril de 1854 (mientras Orton provocaba
las ekisiones de la hospitalidad chilena, amplia como sus
patios) naufragó en aguas del Atlántico el vapor Mermaid, procedente
de Rio de Janeiro, con rumbo a Liverpool. Entre los que
perecieron estaba Roger Charles Tichborne, militar inglés criado
en Francia, mayorazgo de una de las principales familias católicas
de Lnglaterra. Parece inverosímil, pero la muerte de ese joven
afrancesado, que hablaba inglés con el más fino acento de París
v despertaba ese incomparable rencor que sólo causan la inteligencia,
la gracia y la pedantería francesas, fue un acontecimiento
iraseendental en el destino de Orton, que jamás lo había visto.
Lady Tichborne, horrorizada madre de Roger, rehusó creer en
su muerte y publicó desconsolados avisos en los periódicos de
más .amplia circulación. Uno de esos avisos cayó en las blandas
manos funerarias del negro Bogle, que concibió un proyecto genial.
Fuente: Editorial EMECÉ Editores. Buenos Aires, Argentina. 1972.

martes, 8 de marzo de 2016

Jorge Luis Borges. Historia Universal de la Infamia. 1935.

(En la gráfica: Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges).

HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA. (1935).
EL MÉTODO
Los caballos robados en un Estado y vendidos en otro fueron
apenas una digresión en la carrera delincuente de Morell, pero
prefiguraron el método que ahora le aseguraba su buen lugar en
una Historia Universal de la Infamia. Este método es único, no
solamente por las circunstancias sui generis que lo determinaron,
sino por la abyección que requiere, por su fatal manejo de la
esperanza y por el desarrollo gradual, semejante a la atroz evolución
de una pesadilla. Al Capone y Bugs Moran operan con
ilustres capitales y con ametralladoras serviles en una gran ciudad,
pero su negocio es vulgar. Se disputan un monopolio, eso
298 JORGE LUIS BORGES-^OBRAS COMPLETAS
es todo. . . En cuanto a cifras de hombres, Morell llegó a comandar
unos mil, todos juramentados. Doscientos integraban el Consejo
Alto, y éste promulgaba las órdenes que los restantes ochocientos
cumplían. El riesgo recaía en los subalternos. En caso de
rebelión, eran entregados a la justicia o arrojados al río correntoso
de aguas pesadas, con una segura piedra a los pies. Eran con
frecuencia mulatos. Su facinerosa misión era la siguiente: '
Recorrían —con algún momentáneo lujó de anillos, para inspirar
respeto— las vastas plantaciones del Sur. Elegían un negro
desdichado y le proponían la libertad. Le decían que huyera de
su patrón, para ser vendido por ellos una segunda vez, en alguna
finca distante. Le darían entonces un porcentaje dé! precio de su
venta y lo ayudarían a otra evasión. Lo conducirían después a
un Estado libre. Dinero y libertad, dólares resonantes de plata
con libertad, ¿qué mejor tentación iban a ofrecerle? El esclavo
se atrevía a su primera fuga.
El natural camino era el río. Una canoa, la cala de un vapor,
un lanchón, un'a gran balsa como un cielo con una casilla en
la punta o con elevadas carpas de lona; el lugar no importaba,
sino el saberse en movimiento, y seguro sobre el infatigable río.
Lo vendían en otra plantación. Huía otra vez a los cañaverales o
a las barrancas. Entonces los terribles bienhechores (de quienes
empezaba ya a desconfiar) aducían gastos oscuros y. declaraban que
tenían que venderlo una última vez. A su regreso le darían el
porcentaje de las dos ventas y la libertad. El hombre se dejaba
vender, trabajaba un tiempo y desafiaba en la última fuga el riesgo
de los perros de presa y de los azotes. Regresaba con sangre,
con sudor, con desesperación y con sueño.

***
LA LIBERTAD FINAL *
Falta considerar el aspecto jurídico de estos hechos. El negro
no era puesto a la venta por los sicarios de Morell hasta que el
dueño primitivo no hubiera denunciado su fuga y ofrecido una
recompensa a quien lo encontrara. Cualquiera entonces lo podía
retener, de suerte que su venta ulterior era un abusó de confianza,
no un robo. Recurrir a la justicia civil era un gasto inútil, porque
los daños no eran nunca pagados.
Todo eso era lo más tranquilizador, pero no para siempre. El
negro podía hablar; el negro, de puro agradecido o infeliz, era
capaz de hablar. Unos jarros de whisky de centeno en el prostíbulo
de El Cairo, Illinois, donde el hijo de perra nacido esclavo
iría a malgastar esos pesos fuertes que ellos no tenían por qué
darle, y se le derramaba el secreto. En esos años*'un Partido AboHISTORIA
UNIVERSAL DE LA INFAMIA 299
licionista agitaba el Norte, una turba de locos peligrosos que negaban
la propiedad y predicaban la libertad de los negros y los
incitaban a huir. Morell no iba a dejarse confundir con esos
anarquistas. No era un yankee, era un hombre blanco del Sur
hijo y nieto de blancos, y esperaba retirarse de los negocios y ser
un caballero y tener sus leguas de algodonal y sus inclinadas
filas de esclavos. Con su experiencia, no estaba para riesgos inútiles.
El prófugo esperaba la libertad. Entonces los mulatos nebulosos
de Lazarus Morell se trasmitían una orden que podía no pasar
de una seña y lo libraban de la vista, del oído, del tacto, del día,
de la infamia, del tiempo, de los bienhechores, de la misericordia,
del aire, de los perros, del universo, de la esperanza, del sudor
y de'él mismo. Un balazo, una puñalada baja o un golpe, y las
tortugas y  los barbos del Mississippi recibían la última información.

***

LA CATÁSTROFE
Servido por hombres de confianza, el negocio tenía que prosperar.
A principios de 1834 unos setenta negros.habían sido "emancipados"
ya por Morell, y otros se disponían a seguir a esos precursores
dichosos. La zona de operaciones era mayor y era necesario
admitir nuevos afiliados. Entre los que prestaron el juramento
había un muchacho, Virgil Stewart, de Arkansas, que se destacó
muy pronto por,su crueldad. Este muchacho era sobrino de un
caballero que había perdido muchos esclavos. En agosto" de 1834
rompió su juramento y delató a Morell y a los otros. La casa de
Morell en Nueva Orleans fue cercada por la justicia. Morell, por
una imprevisión o un soborno, pudo escapar.
. Tres días pasaron. Morell estuvo escondido ese tiempo en una
casa antigua, de patios con enredaderas y estatuas, de la calle Toulouse.
Parece que se alimentaba muy poco y que solía recorrer
descalzo las grandes habitaciones oscuras, fumando pensativos
cigarros. Por un esclavo de la casa remitió dos cartas a la ciudad
de Natchez y otra a Red River. El cuarto día entraron en la casa
tres hombres y se quedaron discutiendo con él hasta el amanecer.
El quinto, Morell se levantó cuando oscurecía y pidió una navaja
y se rasuró cuidadosamente la barba. Se vistió y salió. Atravesó
con lenta serenidad los suburbios del Norte. Ya en pleno campo,
orillando las tierras bajas del Mississippi, caminó más ligero.
Su plan era de un coraje borracho. Era el de aprovechar los
últimos hombres que todavía le debían reverencia: los serviciales
negros del Sur. Éstos habían visto huir a sus compañeros y no
los habían visto volver. Creían, por consiguiente en su libertad.
•500 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS
El plan de Morell era una sublevación total de los negros, la
toma y el saqueo de Nueva Orleans y la ocupación de su territorio.
Morell, despeñado y casi deshecho por la traición, meditaba
una respuesta continental: una respuesta donde lo criminal se
exaltaba hasta la redención y la historia. Se dirigió con ese fin
a Natchez, donde era más profunda su fuerza. Copio su narración
de ese viaje:
"Caminé cuatro días antes de conseguir un caballo. El quinto
hice alto en un riachuelo para abastecerme de agua y sestear.
Yo estaba, sentado en un leño, mirando el camino andado esas
horas, cuando vi acercarse un jinete en un caballo oscuro de
buena estampa. En cuanto lo avisté, determiné quitarle el caballo.
Me paré, le apunté con una hermosa pistola de rotación y le
di la orden de apear. La ejecutó y yo tomé en la zurda las riendas
y le mostré el riachuelo y le ordené que fuera caminando delante.
Caminó unas doscientas varas y se detuvo. Le ordené que se desvistiera.
Me dijo: 'Ya que está resuelto a matarme, déjeme rezar
antes de morir'. Le respondí que no tenía tiempo de oír sus oraciones.
Cayó de rodillas y le descerrajé un balazo en la nuca. Le
abrí de. un tajo el vientre, le arranqué las visceras y lo hundí
en el riachuelo. Luego recorrí los bolsillos y encontré cuatrocientos
dólares con treinta y siete centavos y una cantidad de papeles
que no me demoré en revisar. Sus botas eran nuevas, flamantes, y
me quedaban bien. Las mías, que estaban muy gastadas, las hundí
en el riachuelo.
"Así obtuve el caballo que precisaba, para entrar en Natchez."


Fuente: Obras Completas. Editorial EMECÉ Editores. Año

Carlos Fuentes.LA GRAN NOVELA LATINOAMERICANA. FRAGMENTO). (Primera entrega).


(LA GRAN NOVELA LATINOAMERICANA. FRAGMENTO).
(Primera entrega).
«Cada lector crea su libro, traduciendo el acto finito de escribir en el acto infinito de leer.»
Este ensayo propone un recorrido por la evolución de la novela en Latinoamérica, desde el descubrimiento del continente hasta nuestros días. Quienes emprendan esta ruta hallarán en ella a las grandes figuras de la novela latinoamericana y sus temas constantes: la naturaleza salvaje, los conflictos sociales, el dictador y la barbarie, la épica del desencanto, el mundo mágico de mito y lenguaje, pero sobre todo su vocación de canibalizar y carnavalizar la historia, convirtiendo el dolor en fiesta, creando formas literarias y artísticas entrometidas unas en las otras, como lo son las de Borges, Neruda y Cortázar, sin respeto de reglas o géneros. Literatura de textos prestados, permutados, mímicos, payasos. Textos en blanco, asombrados entre el desafío del espacio de una página, lenguaje que habla del lenguaje, de Sor Juana y de Sandoval y Zapata, a José Gorostiza y a José Lezama Lima.
Obra de referencia y materia de estudio, este ensayo es una lección magistral de literatura y prueba de que, en efecto, «el significado de los libros no está detrás de nosotros. Al contrario: nos encara desde el porvenir».

Carlos Fuentes
La gran novela latinoamericana
Carlos Fuentes, 2011. Diseño de portada: Leonel Sagahón
A Silvia, mi mujer.
A Cecilia, Natasha
y Carlos, mis hijos

  1. Advertencia pre-ibérica
Un notable moralista mexicano, Mario Moreno «Cantinflas», le dijo en cierta ocasión a un señor con el que discutía: «Pero oiga, mire nomás, ¡qué falta de ignorancia!».
Cantinflas era un maestro de la paradoja, pero su broma contenía una gran verdad. Existe una cultura no escrita que se manifiesta en la memoria, la transmisión oral y el cultivo de la tradición. En el habla de todos los días. Para conocerla —Cantinflas tiene razón— hace falta un poco de ignorancia.
El filósofo español José Ortega y Gasset, a principios del siglo XX, llevó a cabo una encuesta entre campesinos andaluces, que no sabían leer ni escribir, llegando a una conclusión: «¡Qué cultos son estos analfabetas!». Lo mismo podría decirse, hoy, de muchos grupos indígenas y campesinos de indo-afro-hispano América: ¡Qué cultos son estos analfabetas!
La «ignorancia» alabada por Cantinflas acaso sea sinónimo de «sabiduría» no escrita —ancestral-tradicional—. «Ignorante» para nosotros, es «sabia» en tanto cultura dicha, no registrada, memoriosa, que somos nosotros quienes la ignoramos.
Digo lo anterior para dejar sentado, de arranque, que la aproximación a la palabra no puede ser excluyente o restrictiva. La lengua es como un río caudaloso a veces, apenas un arroyo otras, pero siempre dueño de un cauce —la oralidad, el «¿Te acuerdas?», «Buenos días», «Te quiero mucho», «¿Qué hay para cenar?», «Nos vemos mañana»—. Toda esta profusa corriente de la oralidad corre entre dos riberas: una es la memoria, la otra es la imaginación. El que recuerda, imagina. El que imagina, recuerda. El puente entre las dos riberas se llama lengua oral o escrita.
Quisiera darle la mayor amplitud posible a la literatura porque con demasiada frecuencia la limitan y empobrecen las restricciones ideológicas, cuando no la persiguen y excluyen las tiranías políticas.
Las literaturas del continente americano se inician (y se perpetúan) en la memoria épica, ancestral y mítica de los pueblos del origen. América —el hemisferio occidental— fue una vez un continente deshabitado. De origen asiático o polinesio, la población indígena del hemisferio dijo nuestra primera palabra. Rememoró la creación del mundo en el Popol Vuh y la destrucción del mundo en el Chilam Balam. En medio se escucharon hermosos cantos de amor y enseñanza y acentos bélicos de combate y sangre.
Estas palabras se han prolongado en la literatura oral, de los indios pueblos del norte a los mapuches del sur. Su ritmo, su recuerdo, acaso su melancolía, subyacen en la literatura en castellano de América, cuyo signo es la escritura, en contraste con la oralidad prevalente en los mundos previos a Colón y Vespucio.
José Luis Martínez exploró la multiplicidad de sus culturas y lenguas, así como sus temas centrales, anteriores a la llegada de los europeos, empezando por Alaska: esquimales cercanos a la creación de la Tierra y los astros, y a las interrogantes, ya, sobre el origen y la muerte. Los kutenais de Canadá y sus cantos al Sol y a la Luna. Los nez-percé de Oregón y los pawnees de Nebraska y Kansas, religiones de matrimonios espectrales y de hijos pródigos. Los natchez de Luisiana y la creación del mundo. Los navajos de Arizona y la tensión entre caminar o permanecer.
Y ya en lo que hoy es México, los coras de Nayarit, donde la Semana Santa y la figura de Cristo se han transformado en celebraciones de la creación del mundo y el Dios creador anterior al mundo. Los tarascos de Michoacán y la muerte de los pueblos. Los mixtecos de Oaxaca y el origen del mundo (preocupación constante de los pueblos cercanos aun al principio de las cosas). Los cunas en Panamá, aprendiendo a llorar, y en América del Sur, los chocos colombianos y la memoria del Diluvio Universal, los chasis y las leyendas del sueño, los záparos brasileños y la reacción de los animales de la selva. También en Brasil, los ñangatú —la danza y el amor—, los mapuches chilenos y la rebeldía de los hijos de Dios. Los guaraníes del Paraguay y el recuerdo del primer padre.
Todos ellos al lado de las grandes culturas protagonistas. Los toltecas y los nahuas en el México central y en la costa del Golfo los primeros, los olmecas, provisionalmente desplazados al museo de antropología de Xalapa (Veracruz). Los mayas en Yucatán y los quechuas en Perú y el altiplano.
Oralidad y corporeidad, arquitectura y música: tales fueron, nos indica Enrique Florescano, los instrumentos de su cultura y de la transmisión de la misma. Y si llegaron hasta nosotros, es porque intuyeron el poder hereditario y de supervivencia de lengua, cuerpo y mirada.
En México, con una población total de unos cien millones de habitantes, diez millones son indígenas y, aunque cada vez más culturizados en la corriente general mestiza, la mayoría de ellos retienen casi siempre sus lenguas originales, más de cuarenta, tan diferentes entre sí como puede serlo el sueco del italiano.
Viajar a las tierras de los huicholes en Jalisco, los tarahumaras en Chihuahua, los nahuas en el México Central, los zapotecas en Oaxaca o los mayas en Yucatán es descubrir que, aun cuando son iletrados, los indígenas no son ignorantes y aun cuando son pobres, no están desposeídos de una cultura.
Lo que poseen es un extraordinario talento para recordar o imaginar sueños y pesadillas, catástrofes cósmicas y deslumbrantes renacimientos, así como los minuciosos detalles de la vida diaria, las primeras palabras de un niño, las gracejadas del payaso de la aldea, la fidelidad del perro casero, las comidas preferidas, la memorable muerte de los abuelos…
Fernando Benítez, el gran cronista de los indios de México, dijo en una ocasión que, al morir un indio, muere con él toda una biblioteca. Y es que en un mundo derrotado que debió hacerse invisible para no ser, una vez derrotado, notado, la oralidad es más segura que la literalidad. Pasar de la invisibilidad y oralidad de siglos a la visibilidad y literalidad modernas es un paso gigantesco pero difícil para el mundo indígena de las Américas. Sus rebeliones esporádicas deben dar lugar a una relación digna, permanente y mutuamente enriquecedora.
De la primera rebelión chiapaneca de 1712, desencadenada por la visión milagrosa de la niña María Candelaria, a la última rebelión chiapaneca de 1994, desencadenada por la visión igualmente milagrosa de que México ya era un país del primer mundo, resulta curioso notar la presencia —si no, precisamente, la dirección— de cabecillas criollos o mestizos: Sebastián Gómez de la Gracia en 1712, Marcos en 1994, que si no son, o dicen no ser, quienes conducen la rebelión, sí son quienes le dan voz pública y esa voz, nos guste o no, se la dan en español.
Y es que el movimiento que hoy se extiende por las antiguas tierras aborígenes de América reivindica la gran tradición oral de los pueblos indígenas —nahua, aymará, guaraní, mapuche— pero sabe —sabemos— que su voz universal, la que liga sus reivindicaciones muy respetables a la comunidad social y política mayor de cada país nuestro, es la voz castellana. El guaraní de Paraguay no se entenderá con el maya de Yucatán, pero apuesto a que ambos se reconocen en la lengua común, la castilla, el español, el esperanto de América.
De tal suerte que, aun en nombre de la autonomía y el reconocimiento culturales de los pueblos indígenas, el español es lengua de co-relación, de comunicación, de reconocimiento incluso de lo que no es en español. El castellano es la lengua franca de la indianidad americana.
En maya o en quechua traducido al castellano, los indios de América nos harán saber a nosotros, los habitantes de las ciudades blancas y mestizas del continente, lo que desean, lo que recuerdan, lo que rechazan. A nosotros, ¿qué nos corresponde sino escuchar, poner atención y saber respetar a esa parte de nuestra comunidad indoeuroamericana?
A nosotros nos corresponde saber si nos interesa participar de los frutos de la comunidad indígena, su pureza ritual, su cercanía a lo sagrado, su memoria de lo olvidado por la amnesia urbana.
A nosotros nos corresponde decidir si podemos respetar los valores del indio, sin condenarlos al abandono, pero salvándolos de la injusticia.
Los indios de América son parte de nuestra comunidad policultural y multirracial. Olvidarlos es condenarnos al olvido de nosotros mismos. La justicia que ellos reciban será inseparable de la que nos rija a nosotros mismos. Los indios de América son el fiel de la balanza de nuestra posibilidad comunitaria. No seremos hombres y mujeres satisfechos si no compartimos el pan con ellos.
Pero ellos, al cabo parte y no todo de un nosotros, deben aceptar también las reglas de la convivencia democrática, no deben escudarse en la tradición para perpetuar abusos autoritarios, ofensas a las mujeres, rivalidades étnicas o la respuesta paralela al racismo blanco, que es el racismo contra el blanco o el mestizo o, como le dice un indio mixteco a Benítez: «Me quieren matar porque hablo español».
«¡Colón al paredón!», gritaba un grupo de indígenas mexicanos en torno a la estatua del navegante genovés en 1992. Sí, Colón al paredón —pero con la venia de los indigenistas a ultranza, tenían que gritarlo en español.
También me ocupo aquí de la negritud americana: es otra historia. Llegados de África en barcos esclavistas, rindieron sus lenguas originales y debieron aprender las del colonizador.
Pero mi tema central es la escritura en lengua española, y a veces portuguesa, del Nuevo Mundo.

Fuente: Editorial Alfaguara, 2011. Barcelona. España.

domingo, 6 de marzo de 2016

Historia Universal de la Infamia. (Fragmento). 1935. EL LUGAR... Jorge Luis Borges.

*(En la gráfica: Borges y Betina Edelberg).
Historia Universal de la Infamia. (Fragmento). 1935.
EL LUGAR
El Padre de las Aguas, el Mississipi, el río más extenso del
mundo, fue el digno teatro de ese incomparable canalla. (Álvarez
de Pineda lo descubrió y su primer explorador fue el capitán
Hernando de Soto, antiguo conquistador del Perú, que distrajo
los meses de prisión del Inca Atahualpa, enseñándole el juego
del ajedrez. Murió y le dieron por sepultura sus aguas.)
El Mississipi es río de pecho ancho; es un infinito y oscuro
hermano del Paraná, del Uruguay, del Amazonas y del Orinoco.
296 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS
Es un río de aguas mulatas; más de cuatrocientos millones de
toneladas de fango insultan anualmente el Golfo de Méjico, descargadas
por él. Tanta basura venerable y antigua ha construido
un delta, donde los gigantescos cipreses de los pantanos crecen
de los despojos de un continente en perpetua disolución, y donde
laberintos de barro, de pescados muertos y de juncos, dilatan las
fronteras y la paz de su fétido imperio. Más arriba, a la altura del
Arkansas y del Ohío, se alargan tierras bajas también. Las habita
una estirpe amarillenta de hombres escuálidos, propensos a la
fiebre, que miran con avidez las piedras y el hierro, porque entre
ellos no hay otra cosa que arena y leña y agua turbia.
LOS HOMBRES
A principios del siglo diecinueve (la fecha que nos interesa) las
vastas plantaciones de algodón que había en las orillas eran trabajadas
por negros, de sol a sol. Dormían en cabanas de madera,
sobre el piso de tierra. Fuera de la relación madre-hijo, los parentescos
eran convencionales y turbios. Nombres tenían, pero podían
prescindir de apellidos. No sabían leer. Su enternecida voz
de falsete canturreaba un inglés de lentas vocales. Trabajaban en
filas, encorvados bajo el rebenque del capataz. Huían, y hombres
de barba entera saltaban sobre hermosos caballos y los rastreaban
fuertes perros de presa.
A un sedimento de esperanzas bestiales y miedos africanos habían
agregado las palabras de la Escritura: su fe por consiguiente
era.la de Cristo. Cantaban hondos y en montón: Go down Moses.
El Mississippi les sei'vía de magnífica imagen del sórdido Jordán.
Los propietarios de esa tierra trabajadora y de esas negradas
eran ociosos y ávidos caballeros de melena, que habitaban en
largos caserones que miraban al río — siempre con un pórtico
pseudo griego de pino blanco. Un buen esclavo les costaba mil
dólares y no duraba mucho. Algunos cometían la ingratitud de
enfermarse y morir. Había que sacar de esos inseguros el mayor
rendimiento. Por eso los tenían en los campos desde el primer sol
hasta el último; por eso requerían de las fincas una cosecha anual
de algodón o tabaco o azúcar. La tierra, fatigada y manoseada
por esa cultura impaciente, quedaba en pocos años exhausta: el
desierto confuso y embarrado se metía en las plantaciones. En
las chacras abandonadas, en los suburbios, en los cañaverales apretados
y en los lodazales abyectos, vivían los poor whites, la canalla
blanca. Eran pescadores, vagos cazadores, cuatreros. De los negros
solían mendigar pedazos de comida robada y mantenían en su
HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA 297
postración un orgullo: el de la sangre sin un tizne, sin mezcla,
Lazarus Morell fue uno de ellos.
EL HOMBRE
Los daguerrotipos de Morell que suelen publicar las revistas
americanas no son auténticos. Esa carencia de genuinas efigies de
hombre tan memorable y famoso, no debe ser casual. Es verosímil
suponer que Morell se negó a la placa bruñida; esencialmente
para no dejar.inútiles rastros, de paso para alimentar su misterio.
. . Sabemos, sin embargo, que no fue agraciado de joven y
que los ojos demasiado cercanos y los labios lineales no predisponían
a su favor. Los años, luego, le confirieron esa peculiar majestad
que tienen los canallas encanecidos, los criminales venturosos
e impunes. Era un caballero antiguo del Sur, pese a la
niñez miserable y a la vida afrentosa. No desconocía las Escrituras
y predicaba con singular convicción. "Yo lo vi a Lazarus
Morell en el pulpito", anota el dueño de una casa de*" juego en
Baton Rouge, Luisiana, "y escuché sus palabras edificantes y vi
las lágrimas acudir a sus ojos. Yo sabía que era un adúltero, un
ladrón de negros y un asesino en la faz del Señor, pero también
mis ojos lloraron".
Otro buen testimonio de esas efusiones sagradas es el que suministra
el propio Morell. "Abrí al azar la Biblia, di con un
conveniente versículo de San Pablo y prediqué una hora y veinte
minutos. Tampoco malgastaron ese tiempo Crenshaw y los compañeros,
porque se arrearon todos los caballos del auditorio. Los
vendimos en el Estado de Arkansas, salvo un colorado muy brioso
que reservé para mi uso particular. A Crenshaw le agradaba
también, pero yo le hice ver que no le servía."
Fuente: Obras Completas. Editorial EMECÉ Editores, año 1972. Buenos Aires, Argentina.

sábado, 5 de marzo de 2016

Jorge Luis Borges. Historia Universal de la infamia. (Fragmento).


Historia universal
de la infamia
(1935)

) 289 (
PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN
Los ejercicios de prosa narrativa que integran este libro fueron
ejecutados de 1933 a 1934. ¿Derivan, creo, de mis relecturas de
Stevenson y de Chesterton y aun de los primeros films de von
Sternberg y tal vez de cierta biografía de Evaristo Carriego, Abusan
de algunos procedimientos: las enumeraciones dispares, la
brusca solución de continuidad, la reducción de la vida entera
de un hombre a dos o tres escenas. (Ese propósito visual rige
también el cuento "Hombre de la Esquina Rosada".) No son, no
tratan de ser, psicológicos.
En cuanto a los ejemplos de magia que cierran el volumen,
no tengo otro derecho sobre ellos que los de traductor y lector, A
veces creo que los buenos lectores son cisnes aun más tenebrosos
y singulares que los buenos autores. Nadie me negará, que las
piezas atribuidas por Valéry a su pluscuamperfecto Edmond Teste
valen notoriamemte menos que las de su esposa, y amigos.
Leer, por lo pronto, es una actividad, posterior a la de escribir:
más resignada, más civil, más intelectual.
J. L. B.
Buenos Aires, 27- de mayo de 1935.
1
) 291 (
PRÓLOGO A LA EDICIÓN DE 1954
Yo diría que barroco es aquel estilo que deliberadamente agota
(o quiere agotar) sus posibilidades y que linda con su propia
caricatura. En vano quiso remedar Andrew Lang, hacia mil ochocientos
ochenta y tantos, la Odisea de Pope; la obra ya era su
parodia y el parodista no pudo exagerar su tensión. Barroco
(Baroco) es el nombre de uno de los modos del silogismo; el siglo
XVIII lo aplicó a determinados abusos de la arquitectura y de
la pintura del xvn; yo diría que es barroca la etapa final de todo
arte, cuando éste exhibe y dilapida sus medios. El barroquismo
es intelectual y Bernard Shaw ha declarado que toda labor intelectual
es humorística. Este humorismo es involuntario en la
obra de Baltasar Oración; voluntario o consentido, en la de John
Donne.
Ya el excesivo título de estas páginas proclama su naturaleza
barroca. Atenuarlas hubiera equivalido a destruirlas; por eso
prefiero, esta vez, invocar la sentencia quod scripsi, scripsi (Juan,
19, 22) y reimprimirlas, al cabo de veinte años, tal cual. Son el
irresponsable juego de un tímido que no se animó a escribir
cuentos y que se distrajo en falsear y tergiversar (sin justificación
estética alguna vez) ajenas historias. De estos ambiguos ejercicios
pasó a la trabajosa composición de un cuento directo —Hombre
de la Esquina Rosada— qu\e firmó con el nombre de un abuelo de
sus abuelos, Francisco Bustos, y que ha logrado un éxito singular
y un poco misterioso.
En su texto, que es de entonación orillera, se notará que he
intercalado algunas palabras cultas: visceras, conversiones, etc.
Lo hice, porque el compadre aspira a la finura, o (esta razón excluye
la, otra, pero es quizá la verdadera) porque los compadres
son individuos y no hablan siempre como el Compadre, que es
una figura platónica.
Eos doctores del Gran Vehículo enseñan que lo esencial del
universo es la vacuidad. Tienen plena razón en lo referente a esa
mínima parte del universo que es este libro. Patíbulos y piratas
lo pueblan y la palabra infamia aturde en el título, pero bajo
los tumultos no hay nada. No es otra cosa que apariencia, que
una superficie de imágenes; por eso mismo puede acaso agradar.
El hombre que lo ejecutó era asaz desdichado, pero se entretuvo
escribiéndolo; ojalá algún reflejo de aquel placer alcance a ios
lectores.
En la sección Etcétera he incorporado tres piezas nuevas.
/. /., H
LA CAUSA REMOTA
En 1517 el P. Bartolomé de las Casas tuvo mucha lástima de los
indios que se extenuaban en los laboriosos infiernos de las minas
de oro antillanas, y propuso al emperador Carlos V la importación
de negros, que se extenuaran en los laboriosos infiernos de las
minas de,oro .antillanas. A esa curiosa variación de un filántropo
debemos infinitos hechos: Tos bluesde Handy, el éxito logrado
en París por el pintor doctor oriental D. Pedro Figari, la buena
prosa cimarrona del también oriental D. Vicente Rossi, el tamaño
mitológico de Abraham Lincoln, los quinientos mil muertos de
la Guerra de Secesión, los tres mil trescientos millones gastados
en pensiones militares, la estatua del imaginario Falucho, la
admisión del verbo linchar en la decimotercera edición del Diccionario
de la Academia, el impetuoso film Aleluya, la fornida
carga a la bayoneta llevada por Soler al frente de sus Pardos y
Morenos en el Cerrito, la gracia de la señorita de Tal, el moreno
que asesinó Martín Fierro, la deplorable rumba El Manisero, el
napoleonismp arrestado y encalabozado de Toussaint Louverture,
la cruz y la serpiente en Haití, la sangre de las cabras degolladas
por el machete del papaloi, la habanera madre del tango, el candombe.
Además: la culpable y magnífica existencia del atroz redentor
Lazaras Morell'
Fuente: Obras Completas. Editorial EMECÉ Editores, 1972. Buenos Aires Argentina.

jueves, 3 de marzo de 2016

Jorge Luis Borges. Discusión. LESHE D. WEATHERHEAD: After Death (The Epworth Press London, 1942).


Jorge Luis Borges. Discusión. Obras Completas. Editorial EMECÉ Editores, 1972.
LESHE D. WEATHERHEAD: After Death (The Epworth Press London,
1942).

Yo he compilado alguna vez una antología de la literatura
fantástica. Admito que esa obra es de las poquísimas que un
segundo Noé debería* salvar de un segundo diluvio, pero delato
la culpable omisión de los insospechados y mayores maestros del
género: Parménides, Platón, Juan Escoto Erígena, Alberto Magno,
Spinoza, Leibniz, Kant, Francis Bradley. En efecto,_¿qué son los
prodigios de Wells o de Edgar Alan Poe —una flor que nos llega
del porvenir, un muerto sometido a la hipnosis— confrontados
con la invención de Dios, con la teoría laboriosa de un ser que
DISCUSIÓN 281
de algún modo es tres y que solitariamente perdura fuera del
tiempo} ¿Qué es la piedra bezoar ante la armonía preestablecida,
quién es el unicornio ante la Trinidad, quién es Lucio Apuleyo
ante los multiplicadores de Buddhas del Gran Vehículo, qué
son todas las noches de Shahrazad junto a un argumento de Berkeley?
He venerado la gradual invención de Dios; también el
Infierno y el Cielo (una remuneración inmortal, un castigo inmortal)
son admirables y curiosos designios de la imaginación
de los hombres.
Los teólogos definen el Cielo como un lugar de sempiterna
gloria y ventura y advierten que ese lugar no es el dedicado a
los tormentos infernales. El cuarto capítulo de este libro muy
razonablemente, niega esa división. Arguye que el Infierno y el
Cielo no son localidades topográficas, sino estados extremos del
alma. Plenamente concuerda con André Gide (Journal, página
677) que habla de un Infierno inmanente, ya declarado por el
verso de Milton: Which way I fly is Hell; myself arn Hell; parcialmente
con Swedenborg, cuyas irremediables almas perdidas
prefieren las cavernas y los pantanos al esplendor insoportable
del Cielo. Weatherhead propone la tesis de un solo heterogéneo
ultramundo, alternativamente infernal y paradisíaco, según la
capacidad de las almas.
Para casi todos los hombres, los conceptos de Cielo y de felicidad
son inseparables. En la década final del siglo xrx, Butler proyectó,
sin embargo, un Cielo en el que todas las cosas se frustraran
ligeramente (pues nadie puede tolerar una dicha total)
y un Infierno correlativo, en el que faltara todo estímulo desagradable,
salvo los que prohiben el sueño. Bernard Shaw, hacia
1902, instaló en el Infierno las ilusiones de la erótica, de la abnegación,
de la gloria y del puro amor imperecedero; en el Cielo,
la comprensión de la realidad (Man and Superman, tercer acto).
Weatherhead es un mediocre y casi inexistente escritor, estimulado
por lecturas piadosas, pero intuye que la directa persecución
de una pura y perpetua felicidad no será menos irrisoria del otro
lado de la muerte que de éste. Escribe: "La concepción más alta
de las experiencias gozosas que hemos denominado Cielo es la de
servir: es la de una plena y libre participación en la obra
de Cristo. Esto podrá ocurrir entre otros espíritus, tal vez en
otros mundos; quizá podremos ayudar a que el nuestro se salve."
En otro capítulo afirma: "El dolor del Cielo es intenso, pues
cuanto más hayamos evolucionado en este mundo, tanto más
podremos compartir en el otro la vida de Dios. Y la vida de
Dios es dolorosa. En su corazón están los pecados, las penas,
todo el sufrimiento del mundo. Mientras quede un solo pecador
282 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS
en el universo, no habrá felicidad en el Cielo." (Orígenes, afirmador
de una reconciliación final del Creador con todas las criaturas,
incluso el diablo, ya ha soñado ese sueño.)
No sé qué opinará el lector, de tales conjeturas semiteosóficas.
Los católicos (léase los católicos argentinos) creen en un mundo
ultraterreno, pero he notado que no se interesan en él. Conmigo
ocurre lo contrario; me interesa y no creo.

Jorge Luis Borges. Obras Completas. Editorial EMECÉ Editores, 1972, GILBERT WATERHOUSE: A Short History of Germán Literature (Methuen, London, 1943). Discusión.


Jorge Luis Borges. Obras Completas. Editorial EMECÉ Editores, 1972,
GILBERT WATERHOUSE: A Short History of Germán Literature (Methuen,
London, 1943). Discusión.
Equidistantes del marqués de L'aplace (que declaró la posibilidad
de cifrar en una sola fórmula todos los hechos que serán,
que son y que han sido) y del inversamente paradójico doctor
Rojas (cuya historia de la literatura argentina es más extensa que
la literatura argentina), el señor Gilbert Waterhouse ha redactado
en ciento cuarenta páginas una historia no siempre inadecuada
de la literatura alemana. El examen de este manual no
incita ni al agravio ni al ditirambo; su defecto más evidente,
y acaso inevitable, es el que De Quincey reprocha a los juicios
críticos alemanes: la omisión de ejemplos ilustrativos. Tampoco
es generoso conceder exactamente una línea al múltiple Novalis
y abusar de esa línea para ubicarlo en un catálogo subalterno de
novelistas cuyo modelo fue el Wilhelm Meister. (Novalis condenó
el Wilhelm Meister; Novalis famosamente dijo de Goethe: "Es
un poeta práctico. Es en las obras lo que en la mercadería son
los ingleses: pulcro, sencillo, cómodo, resistente".) La tradicional
exclusión de Schopenhauer y de Fritz Mauthner me indigna, pero
no me sorprende ya: el horror de la palabra filosofía impide que
los críticos reconozcan, en el Woerterbuch de uno y en los Parerga
unrid Paralipoména de otro, los más inagotables y agradables
libros de ensayos de la literatura alemana.
Los alemanes parecen incapaces de obrar sin algún aprendizaje
alucinatorio: pueden librar felices batallas o redactar lánguidas e
infinitas novelas, pero sólo a condición de creerse "arios puros".
280 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS
o vikings maltratados por los judíos, o actores de la Gemianía
de Tácito. (Sobrevesta singular esperanza retrospectiva Friedrich
Nietzsche ha opinado: "Todos los germanos auténticos emigraron;
la Alemania de hoy es un puesto avanzado de los eslavos y
prepara el camino para la rusificación de Europa." Una respuesta
análoga merecen los españoles, que se proclaman nietos de los
conquistadores de América: los nietos somos los sudamericanos,
nosotros; ellos son los sobrinos.. .) Notoriamente, los dioses han
negado a los alemanes la belleza espontánea. Esa privación define
lo trágico del culto shakesperiano alemán, que de algún
modo se parece a un amor desdichado. El alemán (Lessing, Herder,
Goethe, Novalis, Schiller, Schopenhauer, Nietzche, Stefan
George. . .) siente con misteriosa intimidad el mundo de Shakespeare,
al mismo tiempo que se sabe incapaz de crear con
ese ímpetu y con esa inocencia, con esa delicada felicidad y con
ese negligente esplendor. Unser Shakespeare —"nuestro Shakespeare"
dicen, o dijeron, los alemanes, pero se saben destinados
a un arte de naturaleza distinta: arte de símbolos premeditados
o de tesis polémicas. No se puede recorrer un libro como el de
Gundolf —Shakespeare und der deutsche Geist— o como el
de Pascal —William Shakespeare in Germany— sin percibir esa
^nostalgia o discordia de la inteligencia alemana, esa tragedia
secular cuyo actor no es un hombre, sino muchas generaciones
humanas.
Los hombres de otras tierras pueden ser distraídamente atroces,
eventualmente heroicos; los alemanes requieren seminarios de
abnegación, éticas de la infamia.
De las historias breves de la literatura alemana, la mejor, que
yo sepa, es la de Karl Heinemann, publicada por Kroener; la
más evitable y penosa, la del doctor Max Koch, invalidada por
supersticiones patrióticas y temerariamente inferida al idioma español
por una editorial catalana.

***

martes, 1 de marzo de 2016

GERALD HEARD. Jorge Luis Borges.


GERALD HEARD: Pain, Sex. and Time (Gassell).
A principios de 1896, Bernard Shaw percibió que en Friedrich
Nietzsche había un académico inepto, cohibido por el culto supersticioso
del Renacimiento y los clásicos (Our Theatres in the
Nineties, tomo segundo, página 94). Lo innegable es que Nietzsche,
para comunicar al siglo de Darwin su conjetura evolucionista
del Superhombre, lo hizo en un libro carcomido, que es una desairada
parodia de todos los Sacred Books of the East. No arriesgó
una sola palabra sobre la anatomía o psicología de la futura
especie biológica; se limitó a su moralidad, que identificó (temeroso
del presente y del porvenir) con la de César Borgia y los
vikings.1
1 Alguna vez (Historia de la eternidad) he procurado enumerar o recopilar
todos los testimonios de la doctrina del Eterno Regreso que fueron anteriores
a Nietzsche. Ese vano propósito excede la brevedad de mi erudición y de la
vida humana. A los testimonios ya registrados básteme agregar, por ahora,
el del Padre Feijoo (Teatro crítico universal, tomo cuarto, discurso doce).
Éste, como Sir Thomas Browne, atribuye la doctrina a Platón. La formula
así: "Uno de los delirios de Platón fue, que absuelto todo el circulo del año
magno (así llamaba a aquel espacio de tiempo en que todos los astros, después
de innumerables giros, se han de restituir a la misma postura y orden
que antes tuvieron entre sí) , se han de renovar todas las cosas; esto es, han
de volver a aparecer sobre el teatro del mundo los mismos actores a representar
los mismos sucesos, cobrando nueva existencia hombres, brutos, plantas,
piedras; en fin, cuanto hubo animado e inanimado en los anteriores
.siglos, para repetirse en ellos los mismos ejercicios, los mismos acontecimienlos.
los mismos juegos de la fortuna que tuvieron en su primera existencia,"
278 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS
Heard corrige, a su modo, las negligencias y omisiones de Zarathustra,
Linealmente, el estilo de que dispone es harto inferior;
para una lectura seguida, es más tolerable. Descree de una superhumanidad,
pero anuncia una vasta evolución de las facultades
humanas. Esa evolución mental no requiere siglos: hay en los
hombres un infatigable depósito de energía nerviosa, que les
permite ser incesantemente sexuales, a diferencia de las otras
especies, cuya sexualidad es periódica. "La historia", escribe Heard,
"es parte de la historia natural. La historia humana es biología,
acelerada psicológicamente."
La posibilidad de una evolución ulterior de nuestra conciencia
del tiempo es quizá el tema básico de este libro. Heard opina
que los animales carecen totalmente de esa conciencia y que su
vida discontinua y orgánica es una pura actualidad. Esa conjetura
es antigua; ya Séneca la había razonado en la última de las
epístolas a Lucilio: Animalibus tantum, quod brevissimum est in
transcursu, datum, prcesens. . . También abunda en la literatura
teosófica. Rudolf Steiner compara la estadía inerte de los minerales
a la de los cadáveres; la vida silenciosa de las plantas a la
de los hombres que duermen; las atenciones momentáneas del
animal a las del negligente soñador que sueña incoherencias. En
el tercer volumen de su admirable Woerterbuch der. Philosophie,
observa Fritz ÍVlauthner: "Parece que los animales no tienen
sino oscuros presentimientos de la sucesión temporal y de la duración.
En cambio, el hombre, cuando es además un psicólogo
de la nueva escuela, puede diferenciar en el tiempo dos impresiones
que sólo estén separadas por 1/500 de segundo." En un
libro postumo de Guyau —La Genése de l'Idée de Temps, 1890—
hay dos o tres pasajes análogos. Uspenski (Tertlum Organum, capítulo
IX) encara no sin elocuencia el problema; afirma que el
mundo de los animales es bidimensional y que son incapaces de
concebir una esfera o un cubo. Todo ángulo es para ellos una
Son palabras de 1730; las repite el tomo LVI de lá Biblioteca de Autores
Españoles. Declaran bien la justificación astrológica del Regreso.
En el Timeo, Platón afirma que los siete planetas, equilibradas sus diversas
velocidades, regresarán al punto inicial de partida, pero no infiere de ese
vasto circuito una repetición puntual de la historia. Sin embargo, Lucilio
Vanini declara: "De nuevo Aquiles irá a Troya; renacerán las ceremonias
y religiones; la historia humana se repite; nada hay ahora que no fue;
lo que ha sido, será; pero todo ello en general, no (como determina Platón)
en particular." Lo escribió en 1616; lo cita Burton en la cuarta sección de
la tercera parte del libro The Anatomy of Melancholy. Francis Bacon (Essay,
LVIII, 1625) admite que, cumplido el año platónico, los astros causaran los
mismos efectos genéricos, pero niega su virtud para repetir los mismos tutlividuos.
DISCUSIÓN 279
moción, un suceso en el tiempo. .. Como Edward Carpenter, como
Leadbeater, como Dunne, Uspenski profetiza que nuestras mentes
prescindirán del tiempo lineal, sucesivo, y que intuirán el universo
de un modo angélico: sub specie ceternitatis.
A la misma conclusión llega Heard, en un lenguaje a veces
contaminado de patois psiquiátrico y sociológico. Llega, o creo
que llega. En el primer capítulo de su libro afirma la existencia
de un tiempo •inmóvil que nosotros los hombres atravesamos. Ignoro
si ese memorable dictamen es una mera negación metafórica
del tiempo cósmico, uniforme, de Newton o si literalmente afirma
la coexistencia del pasado, del presente y del porvenir. En el
último caso (diría Dunne) el tiempo inmóvil degenera en espacio
y nuestro movimiento de traslación exige otro tiempo...
Que de algún modo evolucione la percepción del tiempo, no
me parece inverosímil y es, quizá, inevitable. Que esa evolución
pueda ser muy brusca me parece una grátuidad del autor, un
estímulo artificial.
Fuente: Obras Completas. Editorial EMECÉ Editores, año 1972.

lunes, 29 de febrero de 2016

Jorge Luis Borges. H. G. WELLS Y LAS PARÁBOLAS.


H. G. WELLS y LAS PARÁBOLAS: The Croquet Player. Star Begotten
Este año, Wells ha publicado dos libros. El primero —The Croquet
Player— describe una región pestilencial de confusos pantanos
en la que empiezan a ocurrir cosas abominables; al cabo com-.
prendemos que esa región es todo el planeta. El otro —Star Begotten—
presenta una amistosa conspiración de los habitantes de
Marte para regenerarla humanidad por medio de emisiones de
rayos cósmicos. Nuestra cultura está amenazada por un renacimiento
monstruoso de la estupidez y de la crueldad, quiere significar
el primero; nuestra cultura puede ser renovada por una
generación un poco distinta, murmura el otro. Los dos libros son
dos parábolas, los dos libros plantean el viejo pleito de las alegorías
y de los símbolos.
Todos propendemos a creer que la interpretación agota los
símbolos. Nada más falso. Busco un ejemplo elemental: el de
una adivinanza. Nadie ignora que a Edipo le interrogó la Esfinge
tebana: "¿Cuál es el animal que tiene cuatro pies en el alba,
dos al mediodía y tres en la tarde?". Nadie tampoco ignora qué
Edipo respondió que era el hombre. ¿Quién de nosotros no percibe
inmediatamente que el desnudo concepto de hombre es inferior
al mágico animal que deja entrever la pregunta y a la
asimilación del hombre común a ese monstruo variable y de
setenta años a un día y del bastón de los ancianos a un tercer
pie? Esa naturaleza plural es propia de todos los símbolos. Las
alegorías, por ejemplo, proponen al lector una doble o triple
intuición, no unas figuras que se pueden canjear por nombres
sustantivos abstractos. "Los caracteres alegóricos", advierte acertadamente
De Quincey (Writings, onceno tomo, página 199),
"ocupan un lugar intermedio entre las realidades absolutas de
la vida humana y las puras abstracciones del entendimiento lógico."
La hambrienta y flaca loba del primer canto de la Divina
Comedia no es un emblema o letra de la avaricia: es una
loba y es también la avaricia, como en los sueños. No desconfiemos
demasiado de esa duplicidad; para los místicos el mundo
concreto no es más que un sistema de símbolos...
De lo anterior me atrevo a inferir que es absurdo reducir
una historia a su moraleja, una parábola a su mera intención,
una "forma" a su "fondo". (Ya Schopenhauer ha observado que
276 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS
el público se fija raras veces en la forma, y siempre en el fondo.)
En The Croquet Player hay una forma que podemos condenar o
aprobar, pero no negar; el cuento Star Begotten, en cambio, es
del todo amorfo. Una serie de vanas discusiones agotan el volumen.
El argumento —la inexorable variación del género humano
por obra de los rayos cósmicos— no ha sido realizado; apenas si
los protagonistas discuten su posibilidad. El efecto es muy poco
estimulante. jQué lástima que a Wells no se le haya ocurrido
este libro!, piensa con nostalgia el lector. Su anhelo es razonable:
el Wells que el argumento exigía no era el conversador
enérgico y vago del World of Williarn Clissold y de las imprudentes
enciclopedias. Era el otro, el antiguo narrador de milagros
atroces: el de la historia del viajero que trae del porvenir una
ñor marchita, el de la historia de los hombres bestiales que gangosean
en la noche un credo servil, el de la historia del traidor
que huyó de la luna.
Fuente: Emecé Editories, 1972. Buenos Aires, Argentina.

domingo, 28 de febrero de 2016

BORGES. DIÁLOGO CON ENRIQUE KRAUZE (9 de noviembre de 1978).


DIÁLOGO CON ENRIQUE KRAUZE
(9 de noviembre de 1978)

Desayuno more geométrico

Después de Schopenhauer, Hume y Berkeley, Spinoza es, quizá, el filósofo más querido para Borges. En sus ensayos y cuentos hay varias menciones explícitas a Spinoza que, como acostumbraba el propio filósofo, omiten toda referencia a su, biografía y abordan, en cambio, el corazón de su sistema metafísico. Borges evoca, por ejemplo, la famosa sentencia "Todas las cosas quieren persistir en su ser", y lo hace tanto para explicar la presunción de inmortalidad del constructor de la Muralla China, como para lamentar que eternamente, al igual que la piedra que persevera en ser piedra y el tigre en ser tigre, él deba quedar en el otro Borges. Junto a Parménides, Platón. Kant y Bradley, Borges distingue siempre a Spinoza en la genealogía idealista. Algunos de los adjetivos que aplica al dios spinoziano resumen largos teoremas y escolios, como cuando lo llama "inagotable" o "indiferente". De la Etica, Borges acude principalmente a las dos partes iniciales, las que definen a Dios y al espíritu. En cambio, apenas toca las dos secciones intermedias en las que Spinoza desciende al plana de los hombres, explica la naturaleza de los sentimientos y previene contra la servidumbre humana. El libro quinto de la Etica, sobre "la potencia del entendimiento o la libertad humana", devuelve al hombre a la divinidad y quizá por eso atrae nuevamente la atención borgiana.

Que a Borges le interesa la invención de Dios mucho más que la vertiente normativa en el sistema de Spinoza, resulta evidente en los dos sonetos que ha dedicado al filósofo de Amsterdam. En ellos se encuentran cinco maneras distintas de nombrar el parto de Dios en la Etica: Spinoza sueña un claro laberinto, construye a Dios, lo engendra, lo labra, lo erige. No obstante, aparte de las evocaciones habituales a su oficio de pulidor de lentes y a su origen judío, Borges desliza también dos lineas centrales en la biografia del filósofo: a Spinoza "no lo turba la fama" ni "el temeroso amor de las doncellas". Sobre ambas libertades han escrito capítulos enteros los "arduos" eruditos. Los dos versos finales del soneto más reciente, expresan, con una economía digna del amor dei intellectualis, la "Beatitud' spinoziana:

el más pródigo amor le fue otorgado,
el amor que no espera ser amado

¿ Ha contribuido el laberinto racionalista de Spinoza a labrar algunos cuentos de Borges? Quizá la Cábala o el idealismo de Berkeley proponen una metafisica que consiente mejor su conversión en literatura fantástica que la infinita divinidad de Spinoza. Para ejecutar ese otro milagro, Borges habría tenido que ser no "un argentino extraviado en la metafísica", sino en la moral.


La cafetería del Hotel Camino Real no es precisamente la Spinozahuis de La Haya, pero Borges pasó por México y con una generosidad y paciencia en verdad spinozianas, accedió a hablar sobre la vida del filósofo y su relación con él, sobre el Spinoza, que no está en los ensayos y los sonetos y sobre otros temas que pudieran resonar.

Krauze: Borges, usted había prometido a sus lectores un libro sobre Spinoza ¿lo esta escribiendo ahora?

Borges: No. Yo junté muchos libros, empecé a leerlos y me di cuenta de que mal podia explicar a los otros lo que no podía explicarme a mí mismo y me he corrido a Swedenborg, que es más fácil. Creo entenderlo, creo que fue el maestro de Blake y que lo que hay de pensamiento en Blake se debe a Swedenborg. Luego, con María Kodama, estamos escribiendo ya un libro sobre Snorri Sturlusson, el gran historiador islandés.

Krauze: ¿De cuándo data su cercanía con Spinoza?

Borges: Mi padre fue profesor de Psicología en Buenos Aires. Tenía una gran biblioteca inglesa pues una de mis abuelas era inglesa. Yo me eduqué en la biblioteca de mi padre y, entre esos libros, estaba la Historia biográfica de la filosofía de Lewis, un judío que fue amante de George Eliot. Hay allí un capítulo, sobre todo emotivo, sobre Spinoza. De modo que diremos que data de siempre... Usted sabe que yo me enseñé alemán en 1977, llevado por Carlyle. Yo adquirí el Buch der lieder de Heine, la novela El Golem de Meyrink...

Krauze: Heine fue un poco el San Pablo del spinozismo. En su libro sobre Alemania.. .

Borges: Me encontré una frase mucho muy linda sobre Heine. StevensOn lo cita y dice "el más perfecto de los poemas del más perfecto de los poetas". Qué lindo que él diga eso ¿no? Sobre todo Stevenson. Bueno, sabía lo que decía. Las mejores obras que Heine escribió fueron las últimas "wer von euch ist Jehuda ben Halevi" Aunque siempre fue un gran poeta. Hasta cuando escribía poemas que un muchacho argentino que no sabía alemán podía entender. Decía Heine que los alemanes que lo visitaban en París se encargaban de curarlo de la nostalgia... Yo he encontrado que hay dos escritores que se parecen mucho. Las frases de uno pueden ser de otro. Los versos no, los versos de Heine son superiores, pero, digamos, el humor, las bromas, son Oscar Wilde y Heine. Y los dos con el culto, para mí incomprensible, de Napoleón. Yo no admiro a Napoleón, yo creo que si uno admira a Napoleón uno está obligado a admirar a Hitler. Yo me rehuso. A diferencia de Carlyle, yo detesto a los dictadores.

Krauze: ¿Usted piensa que hay un momento anterior en la crítica de Dios comparable al Tractatus Theologico Politicus?

Borges: Le voy a contestar de un modo evidente. Es Descartes. Yo creo que Spinoza es la continuación lógica de Descartes. Descartes se dejó llevar por esa pequeña secta de la cual yo abomino, por esa secta protestante, por esa herejía que es la Iglesia de Roma; pero si se aceptan las premisas de Descartes, salvo que uno llegue al solipsismo, se llega al spinozismo. Eso quiere decir que Spinoza fue un pensador más coherente y, desde luego, mucho más valiente que Descartes. La valentía es para mí, sencillamente porque yo soy cobarde, una virtud esencial. Yo admiro mucho el valor, quizá porque soy de familia de militares: el coraje, la virtus, lo propio del hombre.

Krauze:  ¿Y anterior a Descartes?

Borges: Yo encontraría uno, pero esto que yo digo no tiene ningún valor porque yo soy un ignorante. Yo diría que Escoto el Erígena. Yo no sé si usted esté de acuerdo conmigo, pero Escoto es un pensador extraordinario. Creo que corresponde al siglo IX. Desarrolló un sistema y un sistema, además, que es un poco 'more geometrico', como el de Spinoza. Usted recuerda que él empieza:

Por aquello que no es creado y crea, que es Dios
Por aquello que es creado y crea, son los arquetipos
Por aquello que es creado y no crea, somos nosotros
Por aquello que no es creado y no crea, somos nosotros cuando volvemos a la divinidad.

Tiene ese amor de la simetría típico de Spinoza, que es lo que estorba ahora la lectura de su obra.

Krauze: Hay quien piensa que ese método geométrico proviene de la Cábala.. .

Borges: Bueno, es muy curioso, porque él habla mal de los cabalistas; pero desde luego está cerca de la Cábala. A mí me ha interesado mucho la Cábala. Yo he leído versiones del Zohar, del Sefer Yetzirah, aunque quizá lo único que he entendido es el libro de Gerhard Scholem. Yo lo conocí en Tel-Aviv. El gobierno había arreglado que yo tenía que pasar media hora con Scholem, media hora dedicado a visitar una fábrica de jabón, otra media hora para saludar un gasómetro. Son cosas que se les ocurren únicamente a los gobiernos. Yo les dije, bueno, que el gasómetro se embrome ¿no? A mí la fábrica de jabones... yo soy indigno de ella. Y me pasé toda la tarde y toda la tarde siguiente conversando con Scholem, que me enseñó muchas cosas. Scholem me mandó su libro porque Roger Caillois le dijo que yo había escrito un poema sobre el Golem y que había usado como rima Scholem (que era la única posible). Lo decepcioné. Yo no era lo suficientemente exótico, yo era un señor cualquiera.. Es lo que ocurre con Argentina, el país que felizmente tiene menos color local del mundo. El país más insípido. Usted sabe que ahora, si uno quiere ver gauchos, uno tiene que ir a Brasil. Gauchos, en Buenos Aires, ya no quedan, Quería decirle otra cosa: la palabra "gaucho" y la palabra "pampa" no se usan jamás en el campo. Si usted dice "pampa" o dice "gaucho", se hace ver enseguida que es porteño, porque la gente dice "el campo" y "un paisano" pero nadie en el mundo, salvo Martín Fierro, que es un gaucho creado por la literatura, dice "soy un gaucho". Nadie jamás se jactó de ser gaucho. Yo recuerdo a mi madre decir: si alguien dice"soy gaucho", es un bruto, no un gaucho.

Krauze: Pero volviendo a la Cábala, hay una cosa que sorprende sobre la Cábala y Spinoza, es...

Borges: No, no. Yo creo que él habla en alguna parte de los delirios cabalistarum.

Krauze: . . . y sin embargo, esa relación tiene algo de cabalista: el valor numérico de la palabra Dios, en hebreo, es el mismo que el de la palabra naturaleza, 86: una confirmación del 'Deus sive natura'.

Borges: Es claro que a Spinoza, que no tenía una mente literaria o retórica, tenían que desagradarle las metáforas, los símbolos, el hecho de que los libros de la Cábala fueran escritos para señalar un camino. Yo creo que todo en el Zohar está escrito para ser interpretado por el maestro, para ser explicado. No se propone enseñar las cosas, se propone indicar caminos. Aunque Spinoza tiene que haberlo leído. El dominaba el hebreo, sobre eso no hay ninguna duda ¿no es cierto?

Krauze: No, ninguna. Y tampoco hay duda de que leyó libros sobre el Zohar.. .: ¿ Usted ha notado la buena prensa que ha tenido siempre Spinoza entre los socialistas, a partir de Marx?

Borges: No, pero he notado que Spinoza ha tenido esa virtud de inspirar devociones. Por ejemplo, recuerdo los famosos ensayos de Renan, de Arnold. Posiblemente el Spinoza de Novalis no fuera exactamente el que fue, ni el de Coleridge tampoco, pero todos lo ven como un santo y se siente la santidad de Spinoza.

Krauze: Quizá la devoción socialista por Spinoza tenga que ver con su supuesto ateísmo.. .

Borges: Como se confunde ateísmo y panteísmo.

Krauze: ... y eso a pesar de que Heine escribió que nadie se ha expresado sobre la divinidadde manera más sublime que Spinoza.

Borges: Von Gott gezungen, sí, nimmer.. . Le voy a contar una anécdota de Coleridge. Parece que de él y Wordsworth se sospechaba que eran partidarios de la Revolución Francesa y se les veía un poco como posibles traidores. Entonces los siguió alguien y comunicó que estaban hablando todo el tiempo de un espía y ese espía era.. . Spy-Nousá. Se pusieron a buscar al espía Nousa. Además Nousa es una persona que se mete en las cosas, que está 'nousing around'... '¿who can Spy Nousa be?' Entonces dejaron de molestar a Wordsworth y a Coleridge y se fueron a buscar al que era, evidentemente, la cabeza.

Krauze: Justamente esa devoción romántica ¿en qué se originaba? ¿por qué se identificaban con Spy-Nousa?

Borges: Lo buscaban huyendo un poco del dios personal, que yo no he entendido, por lo demás. Recuerdo esa frase de Bernard Shaw, tan linda: 'God is in the making', y 'the making' somos nosotros.

Krauze: Un tema fascinante y misterioso es la excomunión de Spinoza. El antecedente de Uriel da Costa.. .

Borges: Conozco el nombre, nada más.

Krauze: ... este hombre se suicidó en Amsterdam en 1640 (Spinoza tenía ocho años de edad) por un conflicto de creencias, de identidad, parecido al que catorce años después separaría a Spinoza de la Sinagoga. Da Costa era originalmente católico, estudió en la Universidad de Coimbra, huyó de Portugal a Holanda...

Borges: Es lindísima la Universidad de Coimbra, no sé si usted la conoce. Portugal es un país lleno de melancolía. Una cosa rara. Portugal sabe que ha perdido un imperio. Los españoles no saben que lo han perdido. Los españoles creen, por ejemplo, que usted y yo somos, no subditos, pero sí, desde luego, virreinales. Usted sabe que Julián Marías propuso en un artículo verdaderamente bochornoso que La Nación le publicó, que por qué, en lugar de decir México, Colombia, Uruguay, no decíamos "Las Españas". ¿No es increíble éso? Pero en España no es raro.

Krauze: El virrey Ortega y Gasset no pensaba otra cosa., . pero volviendo a la excomunión ¿debió significar una tragedia para Spinoza?

Borges: Yo creo que no. Y sin embargo, trataron de asesinarlo. Yo he leído que él corrió peligro personal...

Krauze:  ... alguien sacó un puñal después de una función de teatro. El conservaba el gabán con la huella...

Borges: Sé también que fue un buen patriota holandés y que se jugó por la patria, porque Holanda representaba entonces la República, la tolerancia. Yo soy de ascendencia española, desciendo de conquistadores españoles del Río de la Plata, pero cuando yo leí The rise of the Dutch Republic estaba de parte de Holanda... Yo no sé qué es una excomunión, pero sin embargo creo que él tiene que haber sentido el hecho de ser rechazado por sus hermanos. Vamos a ponerlo de un modo más módico y personal: yo he firmado declaraciones opuestas a una posible guerra con Chile. Entonces, mucha gente ha dicho que yo no soy argentino. A mí me ha dolido eso, aunque no sé muy bien qué es ser argentino, pero ya el hecho de pensar que había compatriotas míos y vecinos míos, que me veían como un forastero y como un traidor, me dolió. De modo que tiene que haber dolido; además, era una comunidad pequeña...

Krauze: Es curioso que Spinoza llame la atención de los judios en las márgenes del judaismo...

Borges: Porque Spinoza está equidistante de la Iglesia y la Sinagoga.

Krauze: ... y ambas lo reclaman, a veces, para sí, y lo rechazan también.

Borges: A mí me han pedido en la Hebraica conferencias sobre Spinoza que yo he hecho como he podido, pero ahora los nacionalistas judíos lo usan. Es lo malo ¿eh? Bernard Shaw dijo que "la única tragedia en la vida es ser usado para fines innobles". Ser usado es horrible. Ahora, yo no digo que los fines de quienes usan a Spinoza sean innobles, pero ser usado es horrible, aún en el amor: tiene algo de soborno.

Krauze: Pero en fin, que como Spinoza vivió en los albores de la época de la Razón debió sentirse seguro, protegido por la nueva Diosa.

Borges: No, no. Usted sabe que Milton dejó un libro de doctrina cristiana que se acerca al panteísmo. Ese libro se publicó póstumamente y los manuscritos él los había mandado a Holanda. Creyó que en Holanda uno podía decir cualquier cosa, en Inglaterra no. Ese libro de Milton es muy curioso porque se acerca al panteísmo. En todo caso, él dice que el universo es el cuerpo de Dios. Un panteísmo un poco moderado por el hecho de que Milton empezó siendo puritano, calvinista y algo le quedó siempre. Siempre queda algo de calvinismo o de cualquier fe.

Krauze: El panteísmo fue alguna vez una tendencia Importante en la religión judía.

Borges: Si, pero en el Antiguo Testamento no, en el Antiguo Testamento, al contrario, es el Dios personal. Es, además, el Dios que ha hecho un pacto ¿le parece poco un pacto con la divinidad?

Krauze: No, me parece lo más personal del mundo.

Borges: Dígame, ¿usted sabe hebreo? entonces puede enseñarme algo que he estado buscando toda mi vida. En inglés, la Biblia inglesa traduce 'I am that I am' no 'ego sum qui sum' ¿por qué? ¿está relacionado con el hebreo? Debería ser yo soy aquel que soy, pero jamás yo soy el que soy. Ahora, según Buber, eso tiene una razón mágica: se pensaba que si alguien daba su nombre, se ponía en poder del otro. Entonces Dios elude toda información. Cuando Moisés pregunta su nombre, Dios contesta soy el que soy, es decir, no contesta. Hay unos versos de Amado Nervo -yo no soy devoto de Amado Nervo- pero él escribió: "Dios si existe. Nosotros somos los que no existimos" que vendría a ser, un poco, el comentario a soy el que soy, es decir, ustedes son adjetivos míos, que es lo que pensaría Spinoza, además.

Krauze: No, no creo que yo le pueda aclarar esto, pero quizá Buber tuviera buenas razones.

Borges: ...claro que sería una lástima. Sería mejor que ese Dios fuera el Dios de los teólogos, que la teología haya ido enriqueciendo a Dios.

Krauze: Por cierto, Buber pertenece a una larga genealogía de pensadores que comienza con Mendelssohn y Lessing y llega hasta nuestros días, que trata con piedad a Spinoza.

Borges: Bueno, es que hablando de un personaje muy distinto, hablando de Edgar Allan Poe con Octavio Paz, yo le dije que Poe había legado una imagen muy vívida de sí mismo. Quizá la obra de todo escritor sea eso y Spinoza nos ha dejado una imagen vívida, él que no se proponía ser vívido absolutamente.. . Hay una página en prosa mía y es esta: un hombre se propone dibujar el universo. Tiene una pared, que nada nos cuesta imaginar como infinita, adelante, y en ella va dibujando anclas, torres, espadas, etc... y luego llega así al momento de su muerte. Entonces ve ese vasto dibujo. Le es dado ver ese dibujo infinito y ve que ha dibujado su propia cara. Ahora, yo creo que eso es lo importante en un escritor. Es el caso de Poe o el caso de Spinoza que son tan disímiles, aunque Poe escribió "Eureka", que es un sistema panteista. Podemos imaginarlos.

Krauze: Y aunque Spinoza no haya escrito casi ninguna página sobre si mismo...

Borges: Todo eso ha ido dibujando su cara, como en la parábola mía. Bueno, siento haberlo defraudado. Usted me ha dado una mañana muy linda.

Krauze: Adiós Borges ¿Recuerda lo que dijo esta mañana sobre los románticos y Spinoza? Usted tiene también la virtud de inspirar devociones.

Borges: No, no. Ustedes se equivocan conmigo. Yo soy una alucinación colectiva.

Fuente:
Jorge Luis Borges (1899 - 1986)
Algunos textos sueltos
Editorial: EMECÉ Editories. Buenos Aires, Argentina.

miércoles, 24 de febrero de 2016

EL DR. JEKYLL Y EDWARD HYDE, TRANSFORMADOS. Jorge Luis Borges.


(Discusión. Obras Completas. Jorge Luis Borges. Editorial EMECÉ Editores, 1972).
EL DR. JEKYLL Y EDWARD HYDE,
TRANSFORMADOS
Hollywood, por tercera vez, ha difamado a Robert Louis Stevenson.
Esta difamación se titula El hombre y la bestia: la ha
perpetrado Víctor Fleming, que repite con aciaga fidelidad los
errores estéticos y morales de la versión (de la perversión) de
Mamoulian. Empiezo por los últimos, los morales. En la novela
de 1886, el doctor Jekyll es moralmente dual, como lo son todos
los hombres, en tanto que su hipóstasis —Edward Hyde— es malvada
sin tregua y sin aleación; en el film de 1941, el doctor
Jekyll es un joven patólogo que ejerce la castidad, en tanto que
su hipóstasis —Hyde— es un calavera, con rasgos de sadista y de
acróbata. El Bien, para los pensadores de Hollywood, es el
noviazgo con la pudorosa y pudiente Miss Lana Turner; el Mal
(que de tal modo preocupó a David Hume y a los heresiarcas
de Alejandría), la cohabitación ilegal con Fróken Ingrid Bergman
o Miriam Hopkins. Inútil advertir que Stevenson es del
todo inocente de esa limitación o deformación del problema.
En el capitulo final de la obra, declara los defectos de Jekyll:
la sensualidad y la hipocresía; en uno de los Ethical Studies
—año de 1888— quiere enumerar "todas las manifestaciones de lo
verdaderamente diabólico" y propone esta lista: "la envidia, la
malignidad, la mentira, el silencio mezquino, la verdad calumniosa,
el difamador, el pequeño tirano, el quejoso envenenador
de la vida doméstica." (Yo afirmaría que la ética no abarca los
hechos sexuales, si no los contaminan la traición, la codicia, o
la vanidad.)
La estructura del film es aun más rudimental que su teología.
En el libro, la identidad de Jekyll y de Hyde es una sorpresa:
el autor la reserva para el final del noveno capítulo. El relato
alegórico finge ser un cuento policial; no hay lector que adivine
que Hyde y Jekyll son la misma persona; el propio título nos
hace postular que son dos. Nada tan fácil como trasladar al cinematógrafo
ese procedimiento. Imaginemos cualquier problema
policial: dos actores que el público reconoce figuran en la trama
(George Raft y Spencer Tracy, digamos); pueden usar palabras
análogas, pueden mencionar hechos que presuponen un pasado
común; cuando el problema es indescifrable, uno de ellos absorbe
la droga mágica y se cambia en el otro. (Por supuesto, la buena
286 JORGE LUIS BORGES—OBRAS COMPLETAS
ejecución de este plan comportaría dos o tres reajustes fonéticos:
la modificación de los nombres de los protagonistas). Más civilizado
que yo, Víctor Fleming elude todo asombro y todo misterio:
en las escenas iniciales del firm, Spencer Tracy apura sin
miedo el versátil brebaje y se transforma en Spencer Tracy con
distinta peluca y rasgos negroides.
Más allá de la parábola dualista de Stevenson y cerca de la
Asamblea de los pájaros que compuso (en el siglo XII de nuestra
era) Parid ud-din Attar, podemos concebir un film pan teísta
cuyos cuantiosos personajes, al fin, se resuelven en Uno, que es
perdurable.

Archivo del blog

POESÍA CLÁSICA JAPONESA [KOKINWAKASHÜ] Traducción del japonés y edición de T orq uil D uthie

   NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN   El idioma japonés de la corte Heian, si bien tiene una relación histórica con el japonés moderno, tenía una es...

Páginas