Diario de una resurrección es un libro esencial en la obra del autor. En él
combina de manera personalísima, y con una capacidad única los contenidos
existenciales con los experimentales para lograr uno de los grandes libros de
amor de la poesía española del siglo XX.
Luis Rosales
Diario de una resurrección
ePub r1.0
Titivillus 12.01.2019
Luis Rosales, 1979
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.0
ADVERTENCIAS AL LECTOR
— Las frases entrecomilladas en el texto son citas de distintos autores:
Salinas, Altolaguirre, Gerardo Diego…
— El título de la parte I, ESTO QUE ES OBEDIENCIA YO QUISIERA
QUE FUESE OFRECIMIENTO, es el arranque de un soneto de Quevedo.
— El título de la parte II, MI ESPERANZA TE HA HECHO TAL
COMO ERES CADA DÍA, es un verso de Leopoldo Panero.
— El título del poema «Un puñado de pájaros», lo vi en una pintada en la
esquina de la calle Tutor, que decía: Un puñado de pájaros contra la gran
costumbre. Es la única pintada que ha hermoseado la ciudad.
¡Tú, tú, tú, mi incesante
Primavera profunda,
Mi río de verdor
Agudo y aventura!
¡Tú, ventana a lo diáfano:
Desenlace de aurora,
Modelación del día:
Mediodía en su rosa,
Tranquilidad de lumbre:
Siesta del horizonte,
Lumbres en lucha y coro:
Poniente contra noche,
Constelación de campo,
Fabulosa, precisa,
Trémula hermosamente,
Universal y mía!
JORGE GUILLÉN
I
ESTO QUE ES OBEDIENCIA YO QUISIERA QUE
FUESE OFRECIMIENTO
PALABRAS PARA ALGO MÁS QUE UN DOLOR
TAL VEZ SÓLO ES POSIBLE QUE PODAMOS AMARNOS
MIENTRAS QUE DURA UN BESO
O si se quiere una ardentía
que, poco más o menos, es una lástima de incendio,
quizá una lágrima de incendio,
y no puede vivir sino acabándose,
como la duración de una palabra sólo nos dice su verdad cuando está
terminada
y deja su memoria en el oído.
Tal vez tengo un cansancio dirimente
y he llegado hasta ti como el náufrago si le empujan las olas puede
llegar hasta la playa,
y he comenzado a andar con unos pasos tartamudos
hasta quedar extenuado,
y esto es ya como ver la espalda al día,
esto ya no es amar sino caer,
seguir cayendo sobre tu cuerpo como la noche cae en el mundo,
mientras siento crujir mis huesos y mis besos.
TAL VEZ ES CIERTO Y SIN EMBARGO ES TRISTE
que nuestro amor sólo puede durar mientras que dure un beso,
pero al besarte el tiempo se establece,
y tu cuerpo comienza a ser una pregunta,
cada una de tus manos tiene su gesto propio,
y el mirar de tus ojos empieza a conjugarse en voz pasiva.
Así me voy llenando de música y de tiempo,
y la música es sed,
y la sed es tan corta que tiene que nacer continuamente
como nacen mis ojos cuando el vestido empieza a resbalar sobre tus
caderas
y aparecen tus hombros soleados,
tu momentánea piel,
y tu cuello de miel agonizante,
y tu cintura que es de agua,
y recorro, una vez y otra vez, el corto territorio de tu vientre,
con un mirar infinitesimal,
con un encendimiento que cada vez se hace mayor
y que al fin se convierte en bautismo
sobre un pecho pequeño que cabe en un dedal
y unas rodillas fuertes y despiertísimas que alguna vez como las
nubes tienden a separarse,
y las manos te nacen de repente igual que brota un manantial,
y las caricias vienen del origen del mundo,
ya que cuando se ama
todo el cuerpo termina siendo labio.
Y NO PUEDO OLVIDAR QUE ESTO ES UN PREMIO,
amiga mía,
un premio que me han dado para identificarme con la nieve,
mientras te miro
y se borra poco a poco tu rostro como se empañan los cristales
pues estoy atendiendo a otro diálogo,
y este diálogo es una lágrima que tengo ya en el ojo,
puesta a punto
y nunca acaba de caer,
y se va convirtiendo en araña,
y siento su temblor,
su velludo temblor parpadeándome,
y es un poco de miedo
o una embolia
que toca con su hielo esta vida que es mía
y la contabiliza, hora tras hora, como se cierra un inventario.
Y esto no es doloroso,
amiga mía,
esto es así,
como una mano que te agarra por dentro
pensando en que la carne se encienda sin arder,
y la demora se convierta en culpa
y el beso que te doy deje de ser una caricia
y sea más bien una pregunta,
esa pregunta destituyente
que no me atrevo a hacer sino en tu boca,
pues todo lo que soy depende de ella,
depende de saber que nuestro amor pudo resucitarnos
—ésta fue su misión y la ha cumplido—
pero
sólo puede durar
mientras que dure un beso.
2 de agosto de 1976
LA ABSOLUCIÓN
«SI TÚ ME LO PIDIERAS»,
si tú me lo pidieras cuando llega esa hora
en que la vida empieza a hacer preguntas sin respuesta,
como se hace un raspado de matriz
o se pone en las venas una inyección de aire;
y después,
pero inmediatamente,
oyeses algo más terminante aún:
Una respuesta sin pregunta;
y el viento caminara con muletas,
y el mar dejase a nuestras plantas
sus indefensas olas de puntos suspensivos,
y todo ese mañana que hemos vivido juntos
se hiciera sibilante y disimilador
como las ruedas de un tren chirrían cuando se pone en movimiento,
y la rosa de un solo pétalo se convirtiera en una serpiente coral,
que levantara su cabeza,
lela y bamboleándola,
de tu cuerpo a mi cuerpo
como se cierra una interrogación.
ESTO PUEDE OCURRIR,
esto puede ocurrir a cualquier hora,
no me digas que no, quizá va a acontecer
mañana o esta noche
mientras las ramas y las hojas caen,
las hojas y las horas,
y se quedan suspensas en el aire como se borra en la memoria una
advertencia inútil,
pues
de algún modo,
amiga mía,
ese asombro que siento junto a ti
ya no es vivir sino velar tu cuerpo.
Y SIN EMBARGO, SI TÚ ME LO PIDIERAS,
si tú me lo pidieras aunque ya fuese al despedirte,
si
yo
pudiese oírlo,
aunque fuera una sola vez,
tal vez sería posible que la carne agrietada se volviera a juntar como
se juntan en el labio unas palabras de perdón,
y la vida ya no sería un gurruño,
y el cuerpo que aún me queda sonaría,
comenzaría a recuperarse como un río se evapora,
y se convierte en un temblor dialogado y concéntrico
sobre la piel tirante de tu vientre
cuando llega esa hora en que la absolución es algo más que una
palabra,
cuando llega esa hora
en que despierta al fin el jardín de los pájaros,
y siento que sus alas me golpean en el rostro
buscando la salida y hallando la alegría,
y el cuerpo se hace música,
música tiritante,
una vez
y otra vez,
con su empujón de lluvia y de violetas húmedas,
hasta sentirme tuyo,
hasta nacerme,
ya
que
si tú me lo pidieras,
no sé cómo,
pero si tú me lo pidieras,
en ese instante mismo nacería.
4 de agosto de 1976
ALGUNAS RELACIONES ENTRE EL DINERO Y EL
FRÍO
A Jaime Delgado
EL DINERO SE PAGA,
hay personas que tienen millones como hay ballenas que tienen tos
porque nunca salieron del Polo,
y son sietemesinas a la chita callando,
y no saben qué hacer con el dinero,
y no saben qué hacer con el frío,
pues el dinero es acromegálico
y a veces hace crecer tanto
que se han visto ballenas que son mayores que una ciudad,
ballenas millonarias,
que no dejan dormir a nadie con su sola respiración en diez
kilómetros a la redonda,
y esto es lo grave
ya que los marineros suelen decir que quien las oye respirar por la
mañana queda cesante un año,
y quien las oye respirar por la noche
se queda tramitado y ya no vuelve a recobrar el uso de ser hombre.
EL DINERO SÓLO ES DINERO CUANDO SE GASTA,
dicen los libros y los niños,
y este principio puede vacunarnos
ya que el dinero acumulado suele tener consecuencias muy
perniciosas:
distancia al hombre de sí mismo,
le da el poder incomunicativo de expresar su agradecimiento con un
cheque,
le entumece los pies alucinándolo,
y en esto se parecen el dinero y el frío.
Tendríamos que aprenderlo para hacer palmas con las orejas,
ya que el dinero, como si fuera un espejismo,
que no lo es,
todo lo hace posible,
todo lo hace posible y al mismo tiempo sucedáneo,
y tiene tanta fuerza que puede trasladar un monte o destruir una
ciudad,
pero no puede dar una alegría,
sólo brinda satisfacciones,
satisfacciones retaceadas, pluscuamperfectas, convergentes,
que año tras año
dejan su anonimato sobre el rostro
igual que la sonrisa se congela en la boca del muerto.
EL DINERO HA PERDIDO LA INOCENCIA,
si es que la tuvo alguna vez,
por tanto,
cuando llega el momento en que una hora vale más que una vida,
sólo debe importarte
distinguir claramente entre tener satisfacciones y tener alegrías,
ésta es la clave del vivir,
no hay otra,
puesto que el alquiler de las ballenas suele durar un año,
el alquiler de las mujeres suele durar dos meses
y el alquiler de los políticos suele durar el tiempo que se tarda en
hacer una firma.
Y es cierto,
desde luego,
y contraproducente,
que la riqueza nos convence de todo, pues tiene arcángeles
reumáticos
que pueden conseguirnos hasta las olas en que el año pasado nos
bañamos,
además
es idólatra
y crea de vez en cuando un nuevo Dios que no nos sirve para nada,
pues no basta hacer dioses, es necesario creer en ellos,
y la facilidad es descreída,
no lo olvides,
ya que nos dice la experiencia que quien consigue cuanto quiere,
suele tener un aborto de corazón,
y le sobra la vida,
y ya no sabe lo que hacer con ella.
DICEN LOS DIPUTADOS QUE LOS MUERTOS TIENEN
CONVERSACIONES ADMIRABLES;
las ballenas se convierten en islas;
hay olivos, hormigas, enfermedades súbitas,
libros que se han escrito en pie,
pueblos desmoronándose
y cantantes,
demasiados cantantes que siempre están protestando de algo.
Sí,
es cierto,
ya sabemos que hay cosas muy distintas:
dividendos,
gobiernos insepultos sobre todo en España,
castraciones,
desperdicios y esperanza de mejorar,
amores transitivos e intransitivos,
y besos que se dan a noventa días como letras de cambio
donde no se tramita la saliva,
y siempre son el mismo beso hereditario,
la misma ruina tenacísima
y desde luego el mismo frío aglutinado y uniforme
que llega hasta nosotros desde los cuatro puntos cardinales.
Y es curioso observar que con el frío,
llega también un día
en que es preciso que vayamos al Banco para pedir prestada una
peseta
y entonces cae sobre nosotros lo que algunos filósofos llaman la
nevada del pobre
y buscamos el Banco entre la lluvia y la nevisca a la buena de Dios,
y empezamos a andar cada vez más atónitos,
más ateridos,
y cuando arrecia la tormenta
queremos esperar pero no queda tiempo,
queremos resguardarnos pero no quedan árboles
porque algún industrial ha convertido el bosque en palillos de dientes,
y cada vez está más claro que en torno nuestro
sólo hay nieve,
nieve caída y manufacturada,
nieve monosilábica y cayendo,
y seguimos andando durante toda nuestra vida para encontrar el
Banco,
pero andamos cada vez con más frío,
con más impedimento y poquedad,
y al fin tropiezas en tus pies,
y caes,
y vuelves a caer
hasta que ya no puedes levantarte,
y te quedas quietecito y sabiendo
que la nieve interior es más fría que la nieve exterior,
y en torno tuyo la soledad se convierte en un crimen,
y todo es cielo y una sola nube,
y todo es nieve y una misma nieve
cuando ya el cuerpo te amortaja y te viste de muerto,
y al contraerte tienes un vómito que se hiela al contacto del aire
y se queda colgando, como una barba amarillenta, sobre el rostro,
y comprendes que ya no puede sucederte nada
pues has llegado al éxtasis y sólo vives para ti,
el cuerpo ha decretado tu expulsión,
y te rellena,
pero de afuera a adentro
mientras la vida se repliega, se sume, par
pa
dea
hasta que sólo queda en ti una oscura conciencia prenatal,
y comprendes que has muerto porque empiezas a ser feliz,
y la nieve va cubriéndote el rostro. …
y es tan dulce mirar sin ver la luz…
y es tan dulce no sentir en el cuerpo ni siquiera el latir del corazón…
no saber dónde cantan los pájaros…
porque tú ya no escuchas,
y te quedas al fin deshabitado,
y en esto se parecen el dinero y el frío.
25-26 de agosto de 1976
ESTA LENTA ESCISIÓN DE LA CARNE Y EL
CUERPO
NO ES EL CUERPO, ES LA CARNE LO QUE SIENTO,
la carne silenciosa y sucedida
que me empieza a dictar su propia vida
y me lega mi cuerpo en testamento.
4 de agosto de 1978
EL ANDAMIO
TE HE DICHO INNUMERABLES VECES QUE NOSOTROS NO
SOMOS ÚNICOS
ni mucho menos,
por diversas razones, entre otras
porque nunca quisimos disfrazarnos de amantes,
y además no tenemos esos ojos que se asemejan a una pantalla,
en la cual
todos cuantos se miran sienten su conversión;
quiero decir,
que por el hecho de mirarnos
se convierten sin más ni más en televidentes,
y empiezan a vivir,
paralíticos y necrosándose,
en la televisión de la mirada.
No es eso, por supuesto,
y nadie va a pedirnos cuentas de nuestra alegre podredumbre,
ya que no nos ha sido necesario llevar un tren en el bolsillo,
ni queremos que todas las semanas llegue la primavera,
ni hemos juzgado a nadie,
y cuando hablamos con amigos nunca estamos inquietos
como anguilas escurridizas
esperando la menor ocasión para hacer la del humo.
MUCHAS COSAS NOS HACEN DIFERENTES,
es cierto,
pero no somos únicos,
ni nos hemos sentido culpables,
ni siquiera llevamos una escafandra sobre el sexo
para hacer el amor sin ahogos;
y por si todos estos razonamientos fueran inútiles,
que lo son,
puesto que hay que contar con la inutilidad de casi todo lo que
hacemos,
fuerza es reconocer
que no tenemos lepra ministerial,
ni hemos sido tan ordenados
que pudiéramos anunciar nuestra defunción en la tarjeta de visita,
ni llevamos una hormiga en la lengua que nos haga reír a la hora
justa.
Y tú sabes que en esto estriba nuestra suerte,
nuestra corriente alterna,
ya que somos mortales y vivimos la limosna diaria
y contamos los años por latidos y somos
laminaciones de estupor,
ceniza indivisible y volandera
pero ¡qué importa esto!
qué nos importa lo que pueda venir si la mentira es una prórroga,
y nosotros no queremos mentir,
no nos queremos prorrogar,
no lo necesitamos para ser contumaces como dos seres que se aman,
como dos tartamudos que se apoyan para encontrar su identificación
en una sola sílaba,
en una sola huella
o en una sola lágrima
que se va desplazando entre nosotros hasta que se convierte en una
lágrima dialogada,
mientras se juntan nuestros labios
con esa lenta espontaneidad con que se van uniendo los bordes de una
herida,
y nuestros corazones suben una vez más,
con esfuerzo testarudo y discípulo,
un amor
o un andamio,
un andamio de huesos que nos lleva a esa altura donde la mesa se
hace pan
y todo queda vinculado,
mientras sigues subiendo como puedes
un amor compartido
o un andamio,
ese andamio de juntura y perdón en que consiste la alegría.
3 de agosto de 1976
¿EN DÓNDE EMPIEZA NUESTRA SOMBRA?
SABES QUE LLEGA UN DÍA EN QUE EL SUELO QUE PISAS
SE CONVIERTE EN PARED,
ésta es la gran lección
y la medianería que separa los muertos de los vivos;
los extremos se tocan,
no podemos salir de su contigitidad,
más tarde o más temprano
en cada orilla queda un muerto nuestro.
14 de agosto de 1978
LA ESPERA FORMA PARTE DE LA ALEGRÍA
CUANDO VUELVAS
mis ojos estarán extenuados
como sí en estos meses dejativos y transeúntes
nunca hubieran dejado de andar para mirarte.
La ausencia pesa tanto que es preciso convertirla en espera,
apaciguarla
igual que se hace un torniquete sobre el brazo para evitar la pérdida
de sangre;
y ahora quiero decir
que en cada uno de los sitios en donde nos citamos
la esperanza de verte tiene un nivel distinto,
cada lugar tiene su profecía,
éste es el rito de la espera.
Dicen, amiga mía, «que el humo sabe adónde va»,
y por lo tanto en esta hora sólo tengo que hacer un sustraendo,
una ligera operación mental,
y recordar los ruiseñores absolutos,
las sombras disponibles,
los membrillos,
las llagas,
y así he llegado hasta tu calle,
y ahora me encuentro ante tu puerta
para quedarme quieto, sin llamar, porque la dilación forma parte de la
alegría,
y sé que el corazón hay que reunirlo poco a poco,
hay que reunirlo prematuramente
para poder tenerlo junto en el momento necesario.
LA PUERTA ES UN ESPEJO QUE SE MUEVE
y al acercarme
pesa tanto la mano que no la puedo levantar para tocar el timbre,
no llego hasta esa altura,
hay días en que la muerte está tan cerca que no se puede alzar la
mano;
y a causa de ello
he iniciado el retorno
para seguir callejeando sólo un momento más,
sólo un momento,
detenido,
igual que el agua fría se bebe sorbo a sorbo,
o también
como a veces se detiene el orgasmo,
cuando la dicha es tan intensa que no queremos que se agote,
y volver a empezar se parece a morir.
LOS AMIGOS ME DICEN QUE CUANDO ESTÁS EN LA PLAYA
BAÑÁNDOTE LAS NUBES SE ADELANTAN A LAS OLAS,
y yo estoy solo ante tu casa
tratando de vivir este momento previo,
y salgo a la avenida
en donde todos los portales tienen el mismo número igual que las
arterias tienen la misma sangre,
y las casas sienten de tal manera su vecindad que abandonan la acera
y tienden a acercarse como las letras de una sílaba,
y todas las ventanas comienzan a cerrarse,
todavía no, mi amor, espera un poco, hay que acabar este paseo
y demorar los pasos y los ojos hasta entrar en el cine
cumpliendo un rito de purificación,
ya
que
lo cierto es como un parto,
y al entrar en la sala te adentras en la sombra,
y en el silencio escuchas la sangre dialogada,
y sientes un calor primigenio y anónimo que te taladra con una
especie de rubor corporal,
¿no has observado que al sentarte en el cine te inmovilizas y tardas
mucho tiempo en atreverte a mirar hacia tus compañeros de
butaca por temor a encontrarlos desnudos?
y desnudos están,
configurándose,
en la antesala del vivir,
y si entonces les tocaras los ojos tocarías la esperanza.
Esto pudiera sucederme
ahora,
si no salgo a la calle para desplacentarme,
—tengo que hacerlo pronto—
y al salir estoy viendo que los políticos de izquierdas hablan
siempre del pueblo,
y los políticos de derechas hablan siempre de España,
¡qué difícil es hablar sin mentir!
todavía no, mi amor, espera un poco, hay que alargar este paseo,
y tú estarás ahora con el cuerpo dormido bajo el sol,
mientras las casas convecinas,
las casas que tantas veces vimos juntos,
continúan acercándose y estrechando la calle,
estrechando la calle para hacerla más íntima y más tuya
igual que las paredes de la alcoba,
cuando llega la noche,
se empiezan a abrazar para darnos facilidades.
ASÍ LLEGO HASTA EL BAR QUE ESTÁ VACÍO,
pero lleno de huellas,
como queda la tierra coceada donde hubo una estampida.
Ayer quizá fue día de fiesta,
y el inmenso salón me recuerda una playa
en cuyo extremo hay un sofá de terciopelo rojo,
y en el extremo del sofá está sentada una pareja
que ha venido al café para esperar;
y ambos se esperan aunque están mirándose,
pues algo de ellos no ha llegado aún,
y ambos tienen una misma desolación
que les está neutralizando
como si se tuvieran que suicidar ahora para hacer el amor a la salida.
(Hay personas así, que tienen el amor despavorido
y el miedo no les da nunca cesantía).
Y yo fui acostumbrándome a este bar
en donde veo dos gatos que se están generalizando
—la cafetera lagrimeante, el anaquel, la tortilla difunta—
y una mujer muy rubia que como no tiene nada que hacer deposita su
rostro en el espejo,
y otra mujer muy cierta que entra ahora, se sienta junto a mí y está
moreneando,
mientras que los amantes venideros,
los amantes que deshabitan el sofá se empiezan a tocar de una manera
exánime,
y siento que el reloj es un goteo de sangre en la muñeca,
y el tiempo se hace un grito,
y me bebo de un sorbo el café solo,
y la sangre se mueve por mis venas con ese miedo líquido de la
felicidad
cuando salgo a la calle
todavía no, mi amor, espera un poco, hay que alargar este paseo
y siento ya bajo la lengua la miel anticipada
como un interruptor que apaga el mundo
todavía no, mi amor, espera un poco
y comienza a entreabrirse una puerta,
todavía no, mi vida,
y tú estás encuadrada en el dintel,
espera un poco
y al fin puedo mirarte para seguir creyendo en lo que veo.
5 y 6 de agosto de 1976
NADIE ES PROFETA EN SU ESPEJO
DIME, ¿SIENTES AÚN LA ANTIGUA HERIDA
cuando el amor te baña en su oleaje
y el beso es luz como el amor es traje
y el labio es sed como la noche es vida?
Dime que sí, que sí, como me dices
que no con la tristeza arrinconada
cuando ya el beso se convierte en nada
en los mártires labios aprendices.
Tú, mi instantaneidad, mi únicamente,
la lluvia que vino a vivir conmigo,
trigo es mi voz cuando te nombra, trigo,
puente es mi cuerpo al abrazarte, puente.
Tú, mi diaria eternidad primera,
la noche que se junta con el día
cuando cruje en la carne la alegría
y a la puerta del cuarto el mar espera,
y el espejo es un agua tiritando,
y el agua sube lentamente un monte,
donde tu cuerpo llena el horizonte
y veo lo mismo en lo que estoy soñando.
7 de agosto de 1976
GUARDO LUTO POR ALGUIEN A QUIEN NO HE
CONOCIDO
COMO LA AUSENCIA EN UN CRISTAL QUE NO SE EMPAÑA
estoy viendo tus ojos cuando cierro los míos.
Vienen desde el dolor
y continúan mirándome igual que siempre me miraron:
desde lo abierto de la herida,
y tienen un color de tabaco quemándose,
de tabaco con miedo,
y ahora estoy recordando que los vi de repente entreabrirse como se
abre una grieta en la tierra.
Parecían una sala de hospital,
una sala vacía,
y me miraban ya con ese mandamiento que es igual que una esponja,
una esponja que ha enjugado el dolor muchas veces,
deletreándolo,
para que sus distintos elementos no vuelvan a reunirse,
y ya nada en la vida nos pueda doler junto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario