domingo, 5 de enero de 2020

Francis Bacon Ensayos.



«Essays or Counsels Civil and Moral». Colección de 28 ensayos o «consejos políticos y morales» de Francis Bacon (1561-1626), publicados los diez primeros en 1597, aumentados hasta 38 en la edición de 1612 y luego hasta 58 en la edición impresa en Londres. En 1638 se publicó una traducción latina, debida toda o en parte al propio Bacon, con el titulo «Sermones fideles sive interiora rerum». Independientemente de su valor específico les «Ensayos» imprimieron un sello indeleble en la literatura inglesa, en la cual, la tradición ensayista se perpetúa hasta hoy; influyeron por su tendencia a la sencillez que casi se convierte en sequedad, a la frase breve y densa de sentido, a las imágenes escultóricas y raras. Junto a estas dotes estilísticas, se nota en ellos la influencia (casi antitética) de su época de eufuísmo, de poesía «metafísica», imaginativa con cierta tendencia a la extravagancia.

En sus «Ensayos» Bacon sigue los textos y las tesis autorizadas con cómoda sabiduría, que tiene cuenta de la experiencia de la vida; y por ser él, hombre de mundo ávido de honores y de triunfo social, sus ensayos son «consejos civiles y morales» con un fin utilitario: enseñar a comportarse para medrar en esta vida, y a pesar de su tono elevado y su originalidad verbal, están inspirados en un maquiavelismo inferior sin impulsos generosos, sin dudas ni luchas interiores. Es característico a este respecto el «Ensayo sobre la unidad en la religión». En una época trastornada por violentas luchas religiosas, Bacon no se plantea el problema religioso: acepta servilmente la religión de Estado, condenando genéricamente toda forma de herejía, de fe individual y toda discusión que ahonde en ello. No ve la urgencia ni la utilidad de hacer lo contrario: lo que importa es la paz en la Iglesia, que según Bacon trae la paz de la conciencia. Primer deber, la calma; Dios no es un ideal, sino una blanda cotidianidad.


 Francis Bacon

 Ensayos

 

 

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oronet 15.11.2019





 PRÓLOGO

La vida de Francisco Bacon (1561-1626), estadista, filósofo y literato, ofrece un conjunto de contradicciones si se la considera en esas tres facetas de su actuación; pero, sea cualquiera la conclusión a la que se llegue, no se le puede negar a Bacon notable preeminencia intelectual.
La época en que vivió Bacon fue un tiempo decisivo para la historia de Inglaterra, segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII. Aún no había llegado para Inglaterra la hora de su poderío, pero empezaban a apuntar los brotes que se convertirían en su predominio marítimo y su vasto imperio mundial. Todavía era España la nación más poderosa, e Inglaterra procuraba fortalecerse provocando encubiertamente al poderoso monarca español. Estaba reciente la separación de la Iglesia inglesa de la obediencia al Papa. Isabel I alentaba las empresas marítimas que, años más tarde, darían a Inglaterra el máximo poderío mundial. España fracasó, con su Armada Invencible, en castigar las audaces piraterías de Drake y Sir Walter Raleigh. Shakespeare escribía y representaba sus obras geniales. La ciencia y la filosofía inglesas iban siendo imprescindibles en la cultura europea. Jacobo I unió bajo su reinado Escocia e Inglaterra. En fin, Gran Bretaña imponía paso a paso su personalidad de nación importante en la historia de Europa. Como estadista, Francisco Bacon alcanzó los puestos más altos en la gobernación de Inglaterra, pero si en conseguirlos desplegó su capacidad intelectual no intervino menos su capacidad para la intriga, su deslealtad para con los amigos y su inmensa ambición. Precisamente su actuación en la vida pública inglesa ha perjudicado su reputación en sus otros aspectos de filósofo y escritor y a nadie, mejor que a él, se puede aplicar lo del moralista que no sigue sus propios consejos.
Su conducta con respecto al conde de Essex, del que era amigo íntimo, consejero privado y protegido, tiene difícil justificación. Sin duda, el conde de Essex era culpable de los delitos de traición a la Corona, y sólo cabría discutir la mayor o menor culpabilidad, pero Bacon figuró entre los acusadores y redactó personalmente, por encargo de la reina, la acusación contra Essex. No es suficiente decir que, como abogado, cumplía su deber. También el deber de la amistad y de la lealtad le debió obligar que buscara la forma de abstenerse de semejante acusación. Pero la oportunidad política para medrar, el deseo de conquistar el favor de la reina, la ambición, en una palabra, le impulsaron a obrar sin detenerse en escrúpulos sentimentales ni de lealtad hacia el amigo y protector. Más de la mitad de su vida pasó Bacon tratando de alcanzar lo que su ambición le dictaba. Su turbio proceder no le sirvió para alcanzar el tan ansiado favor de la reina. Cuando ésta murió, Bacon tenía 42 años. El sucesor, Jacobo I, le fue más propicio y con él consiguió los máximos cargos ambicionados. Pero no supo, una vez en la cima como Lord Canciller, ser leal a la confianza depositada en él. Se le acusó de haber cometido en su cargo veintitrés delitos de prevaricación. Cierto es que Bacon, según iba ascendiendo, perdía las amistades y llegó a tener muchos más enemigos que amigos. Bacon se reconoció culpable y apenas pudo, con su defensa, aminorar la gravedad de las inculpaciones. Después de la condena y de la pérdida de todos sus cargos, se retiró a una posesión familiar y se dedicó al estudio y a sus tareas filosóficas y literarias.
Como filósofo, a Bacon se le suele considerar fundador de la filosofía moderna, en su tendencia empírica, y padre de la moderna investigación científica; pero ambas cosas resultan exageradas. Bacon tuvo el mérito de considerar insuficiente el escolasticismo y tratar de exponer un nuevo método de investigación mediante el conocimiento minucioso de la naturaleza, prescindiendo de todos los prejuicios que procedieran de las ideas aceptadas sin comprobación o de opiniones de autoridades antiguas tenidas como dogmas. Pero él mismo no fue demasiado consecuente con sus propósitos, y, en su filosofía, hay todavía mucho de escolasticismo y de prejuicios aceptados sin examen. Aspiró a superar, en su Instauratio Magna, la autoridad (entonces casi absoluta) de Aristóteles, cuya influencia, sobre todo en las ciencias naturales, impedía investigar libremente. Con ese mismo fin escribió su Novum Organum, en el que exponía un nuevo método de razonamiento inductivo mediante la observación minuciosa que sustituyera al método deductivo basado en la abstracción y en las autoridades antiguas. Trató de que el conocimiento se basara en la experiencia sensible ayudada por el intelecto, pues la observación había de completarse con la reflexión metódica y con la experimentación. Negaba la existencia de las ideas innatas. Los prejuicios de los que debía huir el investigador eran clasificados por Bacon en cuatro grupos a los que llamaba idola (ídolos) y eran los prejuicios procedentes de la propia especie humana; de la personalidad individual; de las relaciones con las demás personas y de las autoridades antiguas y contemporáneas.
El inconveniente de la labor filosófica de Bacon, de indudable valor en su intención, es que su autor no profundizó suficientemente y nunca pasó de ser un simple aficionado en sus investigaciones, en las que ni siquiera aplicó los métodos que propugnaba. No sintió demasiada curiosidad por la ciencia de su tiempo y así ignoró o desdeñó los trabajos decisivos de Copérnico, Keplero, Galileo y Vesalio.
Su labor como literato (entroncada, como es lógico, con su labor filosófica) abarca temas diversos y es importante en la historia de la lengua inglesa. Su prosa concisa, directa, anfibológica a veces por excesiva economía en las palabras, es una valiosa contribución al aún titubeante idioma inglés de su tiempo.
Su biografía de Enrique VII, independientemente de su veracidad como retrato, es uno de los primeros intentos de dar a las biografías un fondo psicológico para explicar los actos y la personalidad del biografiado.
Gran parte de su fama descansa, sobre todo, en sus Ensayos. La denominación de Essays (ensayos) no tiene del todo la acepción que modernamente se da a ese género, sino la de reflexiones e intentos de sopesar y valorar un tema cualquiera. Los 58 ensayos abarcan temas muy diversos, desde los proyectos ideales para la construcción de un palacio o la de unos jardines, hasta los aspectos característicos del matrimonio y la soltería, con otros tradicionales sobre la ira, la envidia, etc., y otros muchos dedicados a temas políticos y de gobierno.
Por una parte, debido a la variedad de temas, son interesantes los detalles particulares que presentan respecto a una etapa decisiva en la historia de Inglaterra. Por otra, las ideas de su autor sobre tantos y tan variados puntos están llenas de reflexiones y experiencias. Por eso su lectura no debe apartarse nunca de la consideración histórica de la época y circunstancias en que fueron escritas. Hay algunas contradicciones en las opiniones sustentadas en diversos ensayos y hay en ellos indudables influencias de autores clásicos y de otros más cercanos a Bacon, como Luis Vives y Miguel Montaigne, cuyos dos primeros libros de Essais se publicaron en 1580, y pronto se hizo una traducción inglesa.
Los Ensayos de Bacon están escritos en la prosa inglesa más condensada y sencilla que jamás se haya escrito; por eso su lectura requiere mucha atención. Aunque Bacon rechazaba el escolasticismo y la dogmática aceptación de autoridades antiguas, sus ensayos están cuajados de citas latinas; pero en sus tiempos eso no era una dificultad para el lector culto, ya que el latín seguía siendo el idioma científico y filosófico y de cuantas obras pretendieran un mínimo nivel de seriedad en el mundo del saber.
En vida de Bacon se hicieron tres ediciones de los Ensayos. La primera, en 1597, contenía diez ensayos. La segunda, de 1612, suprimía el que lleva el número 55 y agregaba otros 29, en total 38 ensayos; la tercera edición, de 1625, volvió a incluir el 55 y agregaba otros 19 ensayos, en total 58.
La presente traducción sigue una edición inglesa que reproduce la tercera, de 1625. Bajo el título de cada ensayo hemos puesto, entre paréntesis, la fecha en que apareció por primera vez. Todas las citas han sido traducidas al pie de página.
Hemos aludido a la condensación y sencillez de la prosa de Bacon y a cómo su concisión resulta, a veces, anfibológica. Esta dificultad para el lector inglés moderno se refleja también en esta traducción, porque hemos tratado de ser lo más fieles posible al original respetando el estilo cortado de la frase y la forma condensada de las ideas.
LUIS ESCOLAR BARREÑO

 RESUMEN BIOGRÁFICO DE BACON

1561— (22 de enero): Nace Francis Bacon (más adelante barón Verulam de Verulam y vizconde de San Albano) en York House, en el Strand de Londres. Su padre fue durante dos años Lord del Sello Privado y Gran. Canciller durante el reinado de Isabel I. Su madre era una mujer culta, profundamente calvinista. Su tío, Sir William Cecil (más tarde Lord Burghley) fue Secretario de Estado.
1573—75 (12-14 años): Estudia en el Trinity College, Cambridge.
1576— y ss. (15… años): Estudia leyes en Gray’s Inn. Va a Francia como agregado del embajador.
1579— (18 a.): Regresa a Inglaterra por muerte de su padre. Como hijo octavo no le corresponde nada de la herencia paterna y tiene que dedicarse a la abogacía.
1582— (21 a.): Comienza a actuar como abogado ante los tribunales.
1584— (23 a.): Miembro del Parlamento al que seguirá perteneciendo durante muchos años.
1586— (25 a.): Consejero del Gray's Inn.
1589— (28 a.): Entra al servicio del Consejo de la Cámara Estrellada (cierto tribunal especial).
1591— (30 a.): Al no obtener apoyo de su tío Sir William Cecil, ni servirle de mucho la restante influencia familiar, se hace amigo íntimo y consejero privado del conde de Essex, favorito de la reina Isabel I.
1593— (32 a.): Soltcita, sin éxito, ser Procurador General. Pierde el favor de la reina al oponerse en el Parlamento a una petición de subsidios presentada por ella. Apuros económicos de B. El conde de Essex le regala una finca y B. la vende.
1596— (35 a.): El conde de Essex dirige la expedición naval que atacó y saqueó Cádiz. A su regreso a Inglaterra es aclamado como héroe popular. Desatiende los consejos de Bacon para que no se deje envanecer con el triunfo y trate de reforzar su influencia con la reina.
1597— (36 a.): Primera edición de los Essays (10 ensayos).
1599— (38 a.): La reina Isabel nombra al conde de Essex gobernador de Irlanda, pero poco después le depone de su cargo y le hace volver a Inglaterra, donde es acusado de traición a la Corona por quererse apoderar por la fuerza del gobierno y destronar a la reina. Bacon, como abogado, figura entre los acusadores.
1601— (40 a.): Escribe la acusación contra el conde de Essex por encargo de la reina. El conde de Essex es ejecutado. Bacon sigue sin recuperar el favor de la reina.
1603— (42 a.): Muere la reina Isabel. La sucede Jacobo VI de Escocia, que se denomina Jacobo I de Gran Bretaña. El rey nombra caballero a Bacon, el cual mejora de fortuna.
1604— (43 a.): Consejero privado real.
1605— (44 a.): Publica Proficience and Advancement of Learning (Progreso y avance del saber).
1606— (45 a.): Se casa con Alice Barnham, hija de un juez de distrito.
1607— (46 a.): Registrador de la Cámara Estrellada. Procurador General.
1608— (47 a.): Secretario del Consejo de la Cámara Estrellada.
1609— (48 a.): Publica De sapientia veterum (Sabiduría de los antiguos).
1612— (51 a.): Juez de distrito. Segunda edición de los Essays (38 ensayos).
1613— (52 a.): Fiscal General.
1614—17 (53-56 a.): Escribe la New Atlantis (Nueva Atlántida), aunque se suele datar en 1624.
1617— (56 a.): Guardasellos real.
1618— (57 a.): Lord Canciller. Recibe el título de barón Verulam de Verulam. Halla un nuevo protector en el duque de Buckingham.
1620— (59 a.): Publica el Novum Organum (Nuevo instrumento).
1621— (60 a.): Recibe el título de vizconde de San Albano. Se le acusa de veintitrés delitos de prevaricación; le juzgan; confiesa haber recibido regalos pero que éstos no han influido en sus sentencias; se le condena a una multa de 40.000 libras, a ser encarcelado en la Torre durante el tiempo que el rey quiera, y a perder todos sus cargos. El rigor de la sentencia queda muy aminorado en la realidad: se le perdona la multa y su encarcelamiento sólo dura cuatro días. Pero su vida pública está terminada. Se retira a la posesión familiar de Gorhambury (condado de Hertford), donde se dedica al estudio y a redactar nuevas obras.
1622— (61 a.): Publica Historia regni Henrici septimi (Historia del reinado de Enrique VII); Historia vitae et mortis; (Historia de la vida y de la muerte); Phenomena Universi (Fenómenos universales).
1623— (62 a.): Publica De dignitate et augmentis scientiarum (De la dignidad y ampliación de las ciencias), que es una ampliación y traducción al latín de su anterior obra Prof. and. Adv. of Learning (publicada en 1605).
1624— (63 a.): El rey le concede su perdón completo y le señala una pensión, con la que continúa su vida de magnificencia y extravagancia, pero no recupera sus cargos.
1625— (64 a.): Muere Jacobo I. —Tercera edición de los Essays (58 ensayos).

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