sábado, 8 de septiembre de 2018

NOTAS Y COMENTARIOS A EL CONDE DE MONTECRISTO DE ALEJANDRO DUMAS. DÍA 2.



EL CONDE DE MONTECRISTO.






LOS CONSPIRADORES: CADEROUSSE, DANGLARS, FERNANDO Y VILLEFORT.
Nunca he leído una novela tan violenta y con tanta sed de venganza como el Conde de Montecristo.

Más allá de ser catalogada - en la mayoría de los casos- como una novela de aventura en el Conde de Montecristo se esconde un tema que hasta donde yo he podido investigar siempre se ha soslayado o al menos no se hace – creo - un análisis riguroso y es: el aspecto ético y moral de la obra".
J. MÉNDEZ-LIMBRICK

"Yo mismo, cuando veo brillar de rabia los ojos de un acusado, me animo, me exalto; entonces ya no es un proceso, es un combate; lucho con él, y el combate acaba, como todos los combates, en una victoria o en una derrota. A esto se le llama acusar; ésos son los resultados de la elocuencia. Un acusado que se sonriera después de mi réplica me haría creer que hablé mal, que lo que dije era pálido, flojo, insuficiente. Figuraos, en cambio, qué sensación de orgullo experimentará un procurador del rey cuando, convencido de la culpabilidad del acusado, le ve inclinarse bajo el peso de las prue­bas y bajo los rayos de su elocuencia... La cabeza que se inclina caerá inevitablemente".
EL CONDE DE MONTECRISTO. PÁGINA 48.
Editorial Porrúa.
1999.México DF.

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