viernes, 30 de agosto de 2013

CARLOS MONSIVÁIS. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 1995. CRÓNICA. LOS RITUALES DEL CAOS.

En Los rituales del caos, de
Carlos Monsiváis (1938), queda revelada la imagen más fiel de este
autor mexicano: manías, obsesiones, delirios, tributos y ritos se
concentran. Los rituales...
significan una fotografía, una radiografía (el caso sería el mismo,
pues lo que la primera pone en evidencia, la segunda lo revela tal
cual, concretando en el conocimiento siempre) en donde Monsiváis
propone, respecto de la sociedad mexicana de fin de milenio ?y tal vez
no tan lejana de otras nacionalidades: posmoderna, vertiginosa y
violenta?, en donde las multitudes que la conforman explotan por todos
lados, identificándose como pertenencientes al clan consumidor y
variopinto de la Virgen de Guadalupe, Julio César Chávez, el niño
Fidencio o Santo, el enmascarado de Plata, sin olvidar ?por supuesto? a
Luis Miguel, Madonna y Gloria Trevi. No basta, al parecer, ser un
número más en la especie, sino que se requiere de una etiqueta extra en
la frente.Monsiváis en este libro se desvive por ordenar y
?taxonomizar? a los seres afectos a otro tipo de mercancías: desde el
coleccionismo y sus vaivenes en México, hasta el sexo en la joven
sociedad de masas, sin olvidar a los fanáticos admiradores de Satán y
los brujos de Catemaco, Veracruz, pasando lista también a los que hacen
del mexicano un ser teledivertido, non pensante y atrapado por el
control remoto (adviértase que el nombre corresponde al objeto) o la
enferma afición del mexicano por las estatuas y monumentos nacionales,
mismos que amenazan con crecer ad infinitum conforme los sexenios
presidenciales se suceden. El autor de Amor Perdido
expone una radiografía de las demencias, aficiones, vicios, y
diversiones de ?la gleba?, ?el pópolo?, ?la grey astrosa?, situando su
campo de acción, encuentro, batalla, donde se concentran los bandos: el
California Dancing Club, el Palacio de los Deportes, el Zócalo
Capitalino, la Basílica Guadalupana, un vagón del Metro, el Salón
México o el Estadio de la Ciudad Universitaria. Los hijos del
consumismo parafernalio, de la diversión a la hora ?que usted mande?,
junto con sus padres y madres (entiéndase Los Protagonistas que motivan
el tumulto y provocan el movimiento de la masa a todas Horas) conforman
el caos geo/demográfico que es la Ciudad de México: el único lugar
donde la gente pulula, más que habitar; sobrevive, más que respirar y
disfruta, más que cualquier otra cosa. Ante el evento que inmortalice
su existencia, el espectador consume los 15 minutos que Warhol
ofreciera para alcanzar la fama y la gloria entre los mortales, pues
qué otra cosa sino el don divino es el asistir a cantar ?¡Ay Jalisco,
no te rajes!? con Sting o ?New York, New York? con Sinatra, lo mismo
que ir a celebrar al Ángel de la Independencia, acto que reafirma el
orgullo patriótico y continental; o salir sano, salvo y sin mancha
alguna de la aventura moderna que es llegar a tiempo al trabajo, tras
abordar una ?pesera? o el Metro en la Ciudad que no descansa nunca y
que siempre tiene auditorio suficiente para cuanto evento se realice,
por insólito que resulte: la asistencia está asegurada.En todas las
actitudes antes mencionadas estaría comprendida la personalidad de
Monsiváis, pues si se quiere identificar al Cronista sería con la
música, la historia, la política y el cine, obsesiones que lo han
llevado lo mismo a cantar y grabar un cd con Las mañanitas que a participar en una película y ganar, por su desempeño en el cuadro, un Ariel. Carlos
Monsiváis ambienta en este libro deseos y obsesiones en su discurso
ensayístico, ordenándolo en parábolas que más que moralizar apelan tan
sólo a las multitudes y su atención valiosa y de las cuales formamos
parte alguna vez, pues lo mismo aceptamos cantidades y productos como
resultado de la explosión demográfica que nos aletarga en el infinito
juego del somos..., mueren..., eran..., seremos..., habrán...



Fuente: http://www.netsaber.com.br/resumos/ver_resumo_c_54969.html

 

 

Carlos Monsiváis es justamente célebre por sus indagaciones, tan ingeniosas como conocedoras, en las múltiples y complejas realidades de la cultura mexicana: la que conocemos como cultura popular y la "alta cultura. En este volumen el autor desmenuza, con su humor y saber acostumbrados, distintos rituales de la ciudad de México y de la sociedad mexicana en general: rituales religiosos, cívicos, mercantiles, musicales e instantáneos; antros y basílicas, estadios y coliseos, mallsy puestos, bares y estatuas, y se interesa por ídolos de los mexicanos como El Santo y Julio César Chávez. Por si fuera poco, Monsiváis ofrece aquí un ensayo lleno de recovecos sobre las minucias del ritual del coleccionismo.


Fuente: http://www.edicionesera.com.mx/index.php?page=shop.product_details&product_id=571&option=com_virtuemart&Itemid=3



 

jueves, 29 de agosto de 2013

PROUST Y GEORGE PAINTER.

En los años 80 del siglo pasado me aventuré a leerme los 7 volúmenes de EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO( en la Edición de ALIANZA TRES), viaje   hermoso. Es quizá Proust conjuntamente con Dostoviesky y Thomas Mann los autores que más quiero en lengua extranjera.


Su lectura fue una aventura lenta, lentísima -de dos años creo- pero, al final no me decepcionó para nada. Por el contrario aprendí mucho de la psicología y comportamiento del ser humano porque, EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO, además, de una gran obra literaria, es un verdadero Tratado de Psicología. Después, me leí las cartas a sus Editores y su lento peregrinaje de las publicaciones.


Estudio o crítica literaria que caía en mis manos acerca de mi escritor preferido, lo leía con gran interés pero aquello no me bastaba porque, aparte de la estructura novelística, del lenguaje utilizado, del tratamiento del tiempo, de sus temáticas, me faltaba – y debo confesarlo- conocer al hombre detrás de la obra. ¿Por qué? Pienso, que curiosidad y una veneración larvada que siempre le he tenido a Marcel Proust. Fue así y por azar del Universo –y no del Destino- que en la Cooperativa de Libros de la Universidad de Costa Rica, una tarde me encontré en uno de los estantes la mayor y descomunal biografía jamás escrita sobre Proust. Su autor:  George D Painter (1000 páginas o más) dedicada a Marcel Proust. Desde luego que la compré y la leí. Hoy, han pasado decenas de años y sigo pensando que valió la pena no solo leerme EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO sino también la  descomunal biografía del inglés George D Painter.

J.Méndez-Limbrick.




Cuenta George D. Painter, en su biografía de Proust, que el escritor consideraba a su criada Céleste el único ser que lo comprendía. Uno de sus amigos más asiduos, Antoine Bibesco, era, asimismo, de la opinión de que solo había querido realmente a dos personas: a su madre y a la propia Céleste.

De ahí la trascendencia de la decisión que esta mujer, una campesina trasladada a París en 1912 con motivo de su matrimonio con el taxista Odilon Albaret, tomó seis decenios después de haber conocido al autor de A la recherche du temps perdu: escribir el testimonio de los nueve años que pasó junto a él, los últimos de su vida dedicados casi exclusivamente a la culminación de su obra. Tanto es así que en una de las páginas finales de este libro escrito con la ayuda de Georges Belmont, se narra que cuando el novelista le anunció que había puesto fin a su oceánica novela, añadió sin inmutarse: "Ahora puedo morir".

Es muy de agradecer este otro género de biografías de grandes literatos redactadas desde la perspectiva humana de quienes estuvieron a su servicio y compartieron con ellos su intimidad. La de Céleste Albaret nos llega, sin embargo, con un cierto retraso, pues su primera edición data de 1973, y en este interregno han podido aparecer entre nosotros, por cierto, obras semejantes, como la de Jovita Iglesias sobre Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares o la de la mucama de Borges, Epifanía Uveda de Robledo, Fanny.

Resulta normal que estas biografías posean un cierto tono apologético, como también lo sería la posibilidad exactamente contraria. Proust le dedicó a Céleste una foto firmando como su "odiado tirano", y la narración de la vida cotidiana compartida por ambos da sobrado pie para ello. Céleste demuestra aquí, amén de una férrea memoria, una notable inteligencia natural y una cierta cultura, inducida por las conversaciones con su amo, quien, por ejemplo, le aconsejaba leer a Balzac. De hecho, habiendo comenzado a servirle como recadera, pronto pasó a criada para convertirse luego en gobernanta, en confidente e, incluso, en secretaria que escribía al dictado con "ortografía enternecedoramente incorrecta", según Painter. No faltan por ello en Monsieur Proust ciertas referencias literarias, una de ellas al duque Des Esseintes, el personaje de Huysmans que siempre me pareció un tipo humano precursor del propio Proust, que vivía prácticamente enclaustrado, apenas se alimentaba, inhalaba polvos quemados para aliviar su asma y hacía pasar su correspondencia por un recipiente lleno de formol.

Amén de estos detalles y del relato de ciertas anécdotas curiosas, la aportación de Céleste Albaret no deja de tener interés desde el punto de vista estrictamente literario. Como interlocutora privilegiada que era del autor, conoce por él mismo la dedicación absoluta a su obra, fundamentada en "un fabuloso don de observación y una memoria implacable" (página 203). Y sabe puntualizar muy certeramente que los modelos posibles de sus personajes son múltiples para cada uno de ellos, con la impronta final de la imaginación creadora. Nos ilustra con muy interesantes datos acerca del modus operandi del escritor también en el aspecto puramente material de sus abigarrados manuscritos, y en el terreno biográfico aborda de forma claramente elusiva el tema de la homosexualidad de Proust, pero sobre todo nos ofrece un relato puntual y privilegiado de los últimos días de su vida, cuando no hizo nada por curarse una gripe, que evolucionó a neumonía y septicemia, para no interrumpir la corrección de las pruebas de La Prisonnière.

Fuente: N.N.

sábado, 24 de agosto de 2013

PAUL VALERY

 
Paul Valéry
Nació el 30 de octubre de 1871 en Sète (Francia).

Cursó estudios en la Universidad de Montpellier. En 1892 se trasladó a París uniéndose al círculo literario del poeta simbolista
Stéphane Mallarmé.

Sus primeros poemas, escritos sobre 1889 y recopilados en Álbum de versos antiguos (1921), reciben las influencias del simbolismo. Sus dos primeras obras en prosa se ocupan del dominio de las técnicas intelectuales. En Introducción al método de
Leonardo da Vinci (1895), Valéry analiza el método creativo de uno de los grandes genios universales. La obra de ficción El señor Teste (1895), es decir, el 'Señor Cabeza', analiza los procesos introspectivos de su protagonista, un hombre dotado de una mente prodigiosa.

Trabajó como funcionario (1897-1900) y además colaboró con una agencia de información (1900-1922). Fue en este periodo en el que continuó con sus estudios de matemáticas. No quiso publicar su poesía hasta 1917, fecha en que apareció el poema alegórico La joven parca.

Su escritura muestra una visión del mundo entendido como una combinación de las fuerzas de la vida y las esencias absolutas. En obras posteriores, como El cementerio marino (1920) y muchos de los poemas de Cármenes (1923), realiza un extraño análisis de la conciencia que el ser humano tiene de sí mismo en un estilo rigurosamente clásico, combinado con descripciones sensuales y naturalistas con técnicas musicales.

Los últimos escritos en prosa de Valéry son estudios filosóficos y meditaciones. En Eupalinos o el arquitecto (1923), desarrolla una teoría sobre la Arquitectura como la forma artística más afín a la Música. En Miradas al mundo actual (1933), hace hincapié en las bases ideológicas de la política moderna.

Fue admitido, en 1925 en la Academia Francesa y a partir de 1937 dio clases de política en el Colegio de Francia. Paul Valéry falleció el 20 de julio de 1945 en París.


Obras

Introduction à la méthode de Léonard de Vinci (1895)
La soirée avec monsieur Teste (1896)
La Jeune Parque (1917)
Album des vers anciens (1920)
Charmes (1922)
Variétés I (1924)
Variétés II (1930)
Regards sur le monde actuel (1931)
Variétés III (1936)
Variétes IV (1938)
Mauvaises pensées et autres (1942)
Tel quel (1943)
Variétes V (1944)
Vues (1948)
?uvres I (1957)
?uvres II (1960)
Cahiers I (1973)
Cahiers II (1974)
Corona & Coronilla. Poèmes á Jean Voilier (2008)





Fuente: http://www.buscabiografias.com/bios/biografia/verDetalle/1766/Paul%20Valery



El Cementerio Marino

Por Paul Valery
Version De Javier Sologuren
¡Oh alma mía, no aspires a la vida inmortal,
pero agota toda la extensión de lo posible.
Pindaro, Píticas III.



Calmo techo surcado de palomas,
palpita entre los pinos y las tumbas;
mediodía puntual arma sus fuegos
¡El mar, el mar siempre recomenzado!
¡Qué regalo después de un pensamiento
ver moroso la calma de los dioses!

¡Qué obra pura consume de relámpagos
vario diamante de invisible espuma,
y cuánta paz parece concebirse!
Cuando sobre el abismo un sol reposa,
trabajos puros de una eterna causa,
el Tiempo riela y es Sueño la ciencia.

Tesoro estable, templo de Minerva,
quietud masiva y visible reserva;
agua parpadeante, Ojo que en ti guardas
tanto sueño bajo un velo de llamas,
¡silencio mío!... ¡Edificio en el alma,
mas lleno de mil tejas de oro. Techo!

Templo del Tiempo, que un suspiro cifra,
subo a ese punto puro y me acostumbro
de mi mirar marino todo envuelto;
tal a los dioses mi suprema ofrenda,
el destellar sereno va sembrando
soberano desdén sobre la altura.

Como en deleite el fruto se deslíe,
como en delicia truécase su ausencia
en una boca en que su forma muere,
mi futura humareda aquí yo sorbo,
y al alma consumida el cielo canta
la mudanza en rumor de las orillas.

¡Bello cielo real, mírame que cambio!
Después de tanto orgullo, y de tanto
extraño ocio, mas pleno de poderes,
a ese brillante espacio me abandono,
sobre casas de muertos va mi sombra
que a su frágil moverse me acostumbra.
A teas del solsticio expuesta el alma,
sosteniéndote estoy, ¡oh admirable
justicia de la luz de crudas armas!
Pura te tomo a tu lugar primero:
¡mírate!... Devolver la luz supone
taciturna mitad sumida en sombra.

Para mí solo, a mí solo, en mí mismo,
un corazón, en fuentes del poema,
entre el vacío y el suceso puro,
de mi íntima grandeza el eco aguardo,
cisterna amarga, oscura y resonante,
¡hueco en el alma, son siempre futuro!

Sabes, falso cautivo de follajes,
golfo devorador de enjutas rejas,
en mis cerrados ojos, deslumbrantes
secretos, ¿qué cuerpo hálame a su término
y qué frente lo gana a esta tierra ósea?
Una chispa allí pienso en mis ausentes.

Sacro, pleno de un fuego sin materia;
ofrecido a la luz terrestre trozo,
me place este lugar alto de teas,
hecho de oro, piedra, árboles oscuros,
mármol temblando sobre tantas sombras;
¡allí la mar leal duerme en mis tumbas!

¡Al idólatra aparta, perra espléndida!
Cuando con sonrisa de pastor, solo,
apaciento carneros misteriosos,
rebaño blanco de mis quietas tumbas,
¡las discretas palomas de allí aléjalas,
los vanos sueños y ángeles curiosos!

Llegado aquí pereza es el futuro,
rasca la sequedad nítido insecto;
todo ardido, deshecho, recibido
en quién sabe qué esencia rigurosa...
La vida es vasta estando ebrio de ausencia,
y dulce el amargor, claro el espíritu.

Los muertos se hallan bien en esta tierra
cuyo misterio seca y los abriga.
Encima el Mediodía reposando
se piensa y a sí mismo se concilia...
Testa cabal, diadema irreprochable,
yo soy en tu interior secreto cambio.

¡A tus temores, sólo yo domino!
Mis arrepentimientos y mis dudas,
son el efecto de tu gran diamante...
Pero en su noche grávida de mármoles,
en la raíz del árbol, vago pueblo
ha asumido tu causa lentamente.

En una densa ausencia se han disuelto,
roja arcilla absorbió la blanca especie,
¡la gracia de vivir pasó a las flores!
¿Dónde del muerto frases familiares,
el arte personal, el alma propia?
En la fuente del llanto larvas hilan.

Agudo gritos de exaltadas jóvenes,
ojos, dientes, humedecidos párpados,
el hechicero seno que se arriesga,
la sangre viva en labios que se rinden,
los dedos que defienden dones últimos,
¡va todo bajo tierra y entra al juego!

Y tú, gran alma, ¿un sueño acaso esperas
libre ya de colores del engaño
que al ojo camal fingen onda y oro?
¿Cuando seas vapor tendrás el canto?
¡Ve! ¡Todo huye! Mi presencia es porosa,
¡la sagrada impaciencia también muere!

¡Magra inmortalidad negra y dorada,
consoladora de horroroso lauro
que matemal seno haces de la muerte,
el bello engaño y la piadosa argucia!
¡Quién no conoce, quién no los rechaza,
al hueco cráneo y a la risa eterna!

beshabitadas testas, hondos padres,
que bajo el peso de tantas paladas,
sois la tierra y mezcláis nuestras pisadas,
el roedor gusano irrebatible
para vosotros no es que bajo tablas
dormís, ¡de vida vive y no me deja!

¿Amor quizás u odio de mí mismo?
¡Tan cerca tengo su secreto diente
que cualquier nombre puede convenirle!
¡Qué importa! ¡Mira, quiere, piensa, toca!
¡Agrádale mi carne, aun en mi lecho,
de este viviente vivo de ser suyo!

¡Zenón! ¡Cruel Zenón! ¡Zenón de Elea!
¡Me has traspasado con tu flecha alada
que vibra, vuela y no obstante no vuela!
¡Su son me engendra y mátame la flecha!
¡Ah! el sol... ¡Y qué sombra de tortuga
para el alma, veloz y quieto Aquiles!

¡No! ¡No!... ¡De pie! ¡En la era sucesiva!
¡Cuerpo mío, esta forma absorta quiebra!
¡Pecho mío, el naciente viento bebe!
Una frescura que la mar exhala,
ríndeme el alma... i Oh vigor salado!
¡Ganemos la onda en rebotar viviente!

¡Sí! Inmenso mar dotado de delirios,
piel de pantera, clámide horadada
por los mil y mil ídolos solares,
hidra absoluta, ebria de carne azul,
que te muerdes la cola destellante
en un tumulto símil al silencio.

¡Se alza el viento!... ¡Tratemos de vivir!
¡,Cierra y abre mi libro el aire inmenso,
brota audaz la ola en polvo de las rocas!
¡Volad páginas todas deslumbradas!
¡Olas, romped con vuestra agua gozosa
calmo techo que foques merodean!


viernes, 23 de agosto de 2013

ROBERTO BOLAÑO: TROVADORES (Entre Paréntesis).

 
 
Trovadores

Miércoles 13 de junio de 2001
¿Qué nos dicen los trovadores hoy? ¿En dónde radica su gracia, su excelencia? No lo sé. Recuerdo que empecé a leerlos influido por Pound y, sobre todo, tras los estudios deslumbrantes de Martín de Riquer. A partir de ese momento, poco a poco fui atesorando libros y antologías en donde aparecían los nombres de Arnaut Daniel, Marcabrú, Bertrán de Born, Peire Vidal, Giraut de Bornelh.

La mayoría fueron, por gajes del oficio, viajeros y trotamundos. Los hubo que sólo recorrieron una o dos provincias, pero también hubo algunos que cruzaron Europa, que ejercieron el oficio de soldados, que naufragaron en el Mediterráneo, que visitaron tierras islámicas.

Carlos Alvar hace una distinción entre trovadores, trouvères y minnesinger. En realidad la distinción básicamente se funda en fronteras geográficas. Los trovadores eran, en su mayoría, de la Francia meridional, occitanos, aunque también hubo catalanes. Los trouvères son de la Francia del norte. Los minnesinger, alemanes. El tiempo, que ha sido incapaz de borrar sus nombres y algunas de sus obras, finalmente borrará también estas diferencias nacionales.

Cuando yo era joven, en México DF, por juego, nos dividíamos a nosotros mismos en cultivadores del trobar leu y del trobar clus. El trobar leu era, por supuesto, el cantar claro, sencillo, inteligible para todos. El trobar clus, por el contrario, era el cantar oscuro, cerrado, formalmente complicado. Pese a su riqueza conceptual, sin embargo, el trobar clus en no pocas ocasiones podía ser más violento y más brutal que el trobar leu (que generalmente era delicado), como si dijéramos Góngora escrito por un presidiario, o, más acertadamente, como si en el trobar clus se prefigurara la estrella negra de Villon.

No sabíamos, pues éramos jóvenes e ignorantes, que el trobar clus, a su vez, se dividía en dos categorías, el trobar clus propiamente dicho, y el trobar ric, que como su nombre indica es una poesía suntuosa, llena de miriñaques, y generalmente vacía. Es decir: el trobar clus encerrado en la universidad o en la corte, el trobar clus despojado del vértigo de las palabras y de la vida.

Sabíamos que sin la poesía trovadoresca no hubiera existido el dolce stil novo italiano, y sin éste no hubiera existido Dante, pero lo que más nos gustaba era la vida descarriada de algunos trovadores. Por ejemplo: Jaufre Rudel, que se enamoró literalmente de oídas de una condesa que vivía en Trípoli, que viajó por el Mediterráneo, como cruzado, en busca de ella, que enfermó y que finalmente acabó sus días en una pensión de Trípoli, adonde acudió la condesa, sabedora de que ese hombre la había ensalzado en muchas canciones y poemas, y en cuyo regazo inclinó la cabeza Rudel, cuando ya lo único que quedaba por hacer era morirse.


No sé qué nos dicen, hoy, los trovadores. Parecen lejanos allá en su siglo XII y parecen ingenuos. Pero yo no me fiaría demasiado. Sé que inventaron el amor, y también inventaron o reinventaron el orgullo de ser escritor, siempre y cuando uno sepa meter la cabeza en el pozo.


jueves, 22 de agosto de 2013

FRANCISCO HERNÁNDEZ. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 1994. POESÍA: "Moneda de tres caras".




Archivo.
El poeta veracruzano Francisco Hernández presentó, dentro de la Feria Universitaria del Libro UANLeer 2013, su obra 'Moneda de tres caras'.

Mediante una nueva forma de representar el retrato en el arte literario, el poeta veracruzano Francisco Hernández presentó, dentro de la Feria Universitaria del Libro UANLeer 2013, su obra 'Moneda de tres caras', en donde enmarca la historia de tres grandes literatos.

En dicha obra, según explicó, convergen elementos como pasiones prohibidas, la locura, la soledad y el miedo a la muerte, que desencadenan en el lector el desencanto de la realidad en la que se vive.

El escritor Rodrigo Alvarado señaló que para esto el autor tiene que salir a la búsqueda del otro para reconocerse y con ello realizar la identificación del Yo y así formar una identidad poética que da vida a los personajes de 'Moneda de tres caras': el compositor Robert Schuman y los poetas Friedrich Hölderlin y George Trakl.

Según explicó Margarito Cuellar, integrante del presidio, este factor se vuelve una herramienta vital para que el lector pueda encontrar poemas sorprendentes y llenos de magia en las obras de Hernández, debido a que "su poética apunta hacia extremos que el lector tiene que unir en una parte".

Además, comentó que rutas desconocidas y una galería de fantasmas son parte del camino que tienen que recorrer las personas que leen a este autor.

Hernández aprovechó para dar lectura a algunos fragmentos de su obra, como también recordó las anécdotas que lo llevaron a darle valor poético a su 'Moneda de tres caras'.

Añadió que para ser artista se necesita de locura y refirió que "ésta es un ingrediente muy socorrido en la poesía porque tiene que ver mucho con la hipersensibilidad y no se puede ser artista sino estás un poco loco".
FUENTE: http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=654007



Los textos de Francisco Hernández suelen ser breves. Los temas abordados en su obra son el desencanto por el mundo, el amor-erotismo y la violencia, sobre todo, además del tiempo, la muerte, la palabra y, más raramente, la poesía. Estos temas se articulan por medio de motivos recurrentes en la obra: agua (mar, lluvia, río), sueño-enfermedad (delirio), cuerpo-mujer, el viaje, la luz. También pueden destacarse el empleo del humor, así como de estrategias y lenguaje importados de campos como la publicidad, el cine y la televisión, en una parte de su obra, ya que otra parte (los libros premiados, de corte "neo-romántico") se caracterizan por una visión trágica de la existencia.

Asimismo es notable su cultivo del "retrato poético" de personas, paisajes, obras plásticas, visuales o musicales, que parece no tener parangón en la literatura mexicana. Este ejercicio que privilegia la vista ha dado como resultado un tipo particular de texto cuya estructura es fija: las poetografías. Se trata de textos ecfrásticos muy breves que no llegan a la página de extensión, escritos en endecasílabos asonantes dispuestos como si fuesen prosa, y lo normal es que partan de alguna fotografía.


Algo de la producción de Francisco Hernández se halla publicado bajo el nombre de Mardonio Sinta, supuesto heterónimo. Éste es un jaranero veracruzano que escribe coplas octosilábicas en estrofas rimadas. Entre los libros atribuidos a Mardonio Sinta están: Coplas a barlovento (1993), Una roja invasión de hormigas blancas (1994) y ¿Quién me quita lo cantado? (1999)

Fuente: wikipedia.

miércoles, 21 de agosto de 2013

HERMANN BROCH: UN GRAN ESCRITOR POCO CONOCIDO E INFRAVALORADO.

ARCHIVO.

Hermann Broch, de cuya muerte se cumplen hoy 50 años, es un escritor poco conocido y poco valorado. Sin embargo, su obra tiene méritos suficientes para reconocerlo como integrante de ese grupo de creadores (del que forman parte, por ejemplo, Franz Kafka y James Joyce) que llevaron a cabo, en los primeros años del siglo XX, una renovación radical de la novela.

Nació en Viena el 1 de noviembre de 1886. Su dedicación plena a la literatura no se produjo hasta 1928, tras abandonar la que había sido su profesión hasta entonces: director de las fábricas textiles de su familia. En 1938, tras la ocupación de Austria por las tropas hitlerianas, fue encarcelado por la Gestapo, en la cárcel de Alt-Ausse. La detención duró únicamente cinco semanas, gracias a las gestiones hechas por algunos amigos suyos (James Joyce, Stephen Hudson y Edwin Muir). Después de recuperar la libertad, emigró a Inglaterra, y poco después a Estados Unidos, donde residió desde entonces. En su país de exilio obtuvo varias ayudas para poder continuar con su labor literaria (por ejemplo, del Trust Oberlaender de Filadelfia y de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation). Murió en New Haven, Connecticut, el 30 de mayo de 1951.

Su primera gran obra es la trilogía titulada Los sonámbulos, publicada entre 1931 y 1932. Cada uno de los tres volúmenes que la forman está centrado en un personaje y situado en una época concreta de su país. La primera parte se titula Pasenow o el romanticismo; la segunda, Esch o la anarquía, y la tercera, Huguenau o la objetividad. En conjunto, la trilogía refleja las transformaciones habidas en el paso del siglo XIX al siglo XX: la decadencia de los valores tradicionales de la moral y la cultura en los que se había basado la sociedad decimonónica. Dichas transformaciones, o evolución, están reflejadas, individualmente en cada parte de la trilogía, a través de la historia personal de tres personajes centrales: Pasenow, el romántico que se refugia en la nostalgia; Esch, el anarquista que se proyecta en la rebelión, y Huguenau, realista y oportunista, que representa el triunfo de los nuevos valores sociales.

Formalmente, las dos primeras novelas tienen estructuras narrativas tradicionales. La tercera, por su parte, conjuga partes en verso y ensayísticas con una narración estructurada en distintos planos, que constituye una primera muestra de lo que él denominaba novela polihistórica o polimática.

Su obra principal, La muerte de Virgilio, fue publicada en 1945. Narrada en tercera persona y con escasos episodios exteriores, la novela es, esencialmente, un largo monólogo del poeta moribundo, que abarca sus últimas horas de vida, en las que cae en un estado a medio camino entre la consciencia y la inconsciencia. Virgilio llega a Brindisi después de un viaje a Grecia. Ha realizado la travesía a bordo de una escuadra imperial. Es recibido por la multitud con gran júbilo y llevado al palacio del emperador Octaviano Augusto. Al día siguiente, recibe la visita de dos amigos suyos, Plocio Tucca y Lucio Vario, con los que conversa sobre varios temas, sobre todo de arte y de literatura, y a los que manifiesta su intención de quemar el manuscrito de su obra Eneida, ya que considera que tiene el atributo de la belleza, pero carece de lo fundamental: el conocimiento, la verdad ('La Eneida es indigna, sin verdad, nada más que bella', declara Virgilio en cierto momento. Y más adelante: '¡Es terriblemente incompleta! ¡Tengo que destruir lo que carece de conocimiento!'). Después de una visita del médico de la corte, llega Octaviano Augusto. Éste logra convencer al poeta para que salve la obra, y Virgilio se la regala como un gesto de amor al emperador. Después, Virgilio muere. Más allá de la trama, lo esencial de la novela son las reflexiones internas de Virgilio, en las que se funden presente y pasado, sueño y vigilia, lo tangible y la alucinación. El poeta analiza minuciosamente su entorno físico y mental, planteándose cuestiones como la posibilidad del conocimiento y las funciones de la poesía y el arte en la sociedad.

La muerte de Virgilio es un largo poema en prosa, barroco, delirante como el propio Virgilio antes de morir, escrito como una investigación profunda de las posibilidades del lenguaje y como un desafío a las normas de la narrativa tradicional. Hermann Broch realiza en esta novela una combinación maestra de lírica, reflexión filosófica y análisis psicológico, cuyo resultado es una de las obras imprescindibles de la narrativa del siglo XX.

En 1950 publicó Los inocentes, formada por la combinación de algunas de sus primeras narraciones breves con otras posteriores, creando una novela que él mismo denominó 'novela en once relatos'. En ella se entrelazan las historias de varios personajes: por ejemplo, Hildegard, baronesa fría, calculadora y sin escrúpulos; Andreas, joven burgués, rico gracias al negocio de los diamantes y amante de la vida fácil, que ha renunciado a su responsabilidad moral en la sociedad, y Zacarías, profesor de matemáticas mediocre, sin criterio propio, y, por tanto, capaz de afiliarse al nacionalsocialismo sólo porque es una ideología en alza, cuando antes era socialdemócrata. Ambientada en una pequeña ciudad de la Alemania prehitleriana, la novela ofrece una visión de la situación social existente en el periodo histórico durante el que la narración se desarrolla, y constituye un alegato contra quienes abrieron el camino al nacionalsocialismo y contra quienes se comportaron de forma indiferente con la barbarie que éste trajo consigo.

Las novelas citadas (las principales entre las que escribió) tienen dos características comunes: la utilización de una gran variedad de recursos técnicos y el enfoque metafísico de la realidad (la experiencia vital tiene una dimensión metafísica esencial, y en ella hay un acercamiento a la realidad desde lo mental).

Además de novelista, Hermann Broch fue también ensayista (por ejemplo, Poesía e investigación, publicado póstumamente, en 1955), autor teatral (por ejemplo, Los negocios del barón Laborde, de 1934), de relatos cortos (por ejemplo, Zarpar con brisa ligera, de 1933) y de un volumen de poemas (Cantos, de 1913, cuando aún escribía sólo de forma esporádica). Fue un hombre culto, un intelectual con una personalidad orientada al conocimiento en profundidad del mundo, y un gran escritor, que merecería ser reconocido como uno de los principales creadores de la novela moderna.

Roberto Ruiz de Huydobro es escritor

FUENTE: http://elpais.com/diario/2001/05/30/cultura/991173611_850215.HTML

JORGE LÓPEZ PÁEZ. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 1993. NOVELA.

Nacido en Huatusco, Veracruz, en 1922, Jorge López Páez se trasladó a la ciudad de México desde muy joven, donde estudió Derecho. El dato, que podría parecer insustancial, se vuelve importante al leer su obra narrativa: los espacios principales de las historias que cuenta suceden en ambas latitudes y, algo aún más notable, tal ubicación determina la personalidad y actitudes de los actores; es decir, no son escenarios gratuitos, accidentales, sino elementos indispensables en los cuentos y novelas del autor: sin esa determinación geográfica, la literatura de López Páez sería otra. O no sería.

Aunque, según noticias, Jorge incursionó en la dramaturgia con La última visita (1951), su vocación se decidió por la narrativa, y así dio a conocer en 1955 el breve volumen de cuentos titulado Los mástiles. Pero fue su primera novela El solitario Atlántico (1958), la que le atrajo la atención de los lectores especializados, quienes la consideraron una de las mejores piezas de su especie en mucho tiempo.

La consideración no es gratuita, pues además de su belleza formal y narrativa contiene una suerte de primicia en la literatura nacional: la asimilación de los niños como figuras protagónicas de primer orden. Aunque a estas alturas el hecho pueda parecer nimio y hasta inverosímil, basta revisar la producción narrativa para encontrar que la presencia de infantes en cuentos y novelas era meramente circunstancial, aparecían sólo como comparsas, como elementos decorativos, nunca como figuras centrales y definitivas. Andrés, protagonista narrador de El solitario Atlántico debe figurar por ese solo hecho entre lo más notable de nuestra historia literaria. Y la novela en sí anuncia lo que sería una de las obras más prolíficas, intensas e inquietantes de cuantas hay en México.

Es necesario volver al tema de la infancia: es uno de los asuntos más entrañables para López Páez: la mayoría de sus relatos tiene que ver con ello, y si se hiciera una necesaria selección de esos textos nos toparíamos con una galería impresionante de infantes-personaje, vistos desde las perspectivas más disímbolas y a la vez enriquecedoras: los hay llenos de ternura, pero también de desesperanza, de indefensión y hasta de maldad: cada uno representa distintos estadios del alma y el espíritu humanos en su forma embrionaria pero fundamental, esos que devendrán personalidades tal vez inmodificables y que el escritor retrata con sobrada exactitud en sus novelas, sobre todo las del periodo más reciente.

En efecto, la novelística del veracruzano contiene tipos en plena adultez cuyo comportamiento no puede desligarse un ápice de su experiencia infantil. Tal es el caso de Hacia el amargo mar, Mi hermano Carlos (estimada por Emmanuel Carballo como una de las mejores novelas mexicanas) y Pepe Prida (todas ellas publicadas en 1965). Mas es en lo que podría llamar obras de madurez donde Jorge concreta su conocimiento del siempre convulso y conflictivo interior del Hombre y lo vuelca al papel con mayor profundidad: La costa (1980), Silenciosa sirena (1988), Los cerros azules (1993) y Ana Bermejo (1996).

Jorge López Páez posee una virtud poco común en nuestro ámbito: de gente en apariencia común y corriente y hasta anodina, de situaciones a simple vista irrelevantes, es capaz de extraer los rasgos más desconcertantes, los pliegues más secretos y oscuros, y de ese modo da vida —gran vida— a lo inane. Así, un cantinero, un agricultor, un comerciante; un ama de casa, una secretaria, un estudiante, etcétera, son sacados de la modorra existencial gracias al agudísimo ojo del escritor: como un alquimista, Jorge se mete en el cuerpo y en el alma de sus personajes y los moldea a su arbitrio, para beneplácito de los lectores: descubrimos oro donde antes sólo mirábamos arcilla; fuego, donde antes percibíamos apenas cenizas. Por eso, luego de conocer a gente como los protagonistas de Los cerros azules (para mí uno de los mayores trabajos del huatusqueño), o de Ana Bermejo, uno aprende a ver la gente, las cosas, el mundo, de otro modo: sabe uno que detrás de cualquier gesto, de todo hecho, por nimios que puedan parecer, hay torrentes de vida, cascadas de experiencia humana. Uno aprende, en suma, a leer de otra forma el universo.

A lo largo de sus cuentos y novelas, a Jorge López Páez le inquietan tópicos como la fidelidad y su contraparte la traición; la soledad en medio del tumulto; la incomprensión de la gente ante hechos que les parecen lejanos no obstante estar casi frente a sus narices; y sobre todo, la muerte. Ésta es, junto con el mundo infantil, una de las constantes en su literatura. ¿Es que ambas, niñez y muerte, van de la mano, son sombra una de la otra, forman un trazo inescindible, sin remedio?

Y todo ese complejo sistema de relaciones humanas, de indudable tono filosófico, se da en la narrativa de este autor con una naturalidad pasmosa, porque sabe atemperar lo dramático con un cierto aire poético, porque atenúa lo esencialmente trágico con su preciso e implacable sarcasmo, con su sentido del humor fino y, a veces, demoledor. Es por eso que muchas de sus criaturas más castigadas por la vida pueden parecer en ocasiones cantantes de opereta; y al contrario: personajes de oropel se convierten de pronto en paradigmas de la catástrofe interior más severa. Y es quizá por lo mismo —el sarcasmo, el humor— que algunos críticos acusan a Jorge López Páez de algún desaliño prosístico; yo creo que más bien se trata de la naturalidad puesta al servicio de lo que ha de contarse: ¿para qué complicarse la vida —y complicársela al lector— cuando se están bordando asuntos de lo más complejo, acaso irresolubles? (Y aquí vale la pena destacar la fidelidad de los diálogos construidos por el autor: es una de sus armas narrativas más importantes. Debe observarse también su capacidad para cambiar de voz: hombres maduros, jóvenes, mujeres, niños... son bien correspondidos en el retrato que Jorge hace de ellos: por ejemplo, cuando "escuchamos" a Andrés, en El solitario Atlántico, jamás dudamos de su autenticidad: estamos frente a él. Somos él.)

Diré, por último, que en la literatura de Jorge López Páez hay siempre una propuesta en favor de la felicidad, aun a sabiendas de que ésta suele ser un arma caliente.

Otros libros del autor son Los invitados de piedra (1961); In memoriam, tía Lupe (1974); Doña Herlinda y su hijo y otros hijos (1993); Los cerros azules (1993, Premio Xavier Villaurrutia); y Lolita, toca ese vals (1994, Premio Internacional de Cuento "La palabra y el hombre").

Advertencia: Jorge López Páez parece tener preferencia por la narrativa de largo aliento, por lo que la mayoría de sus cuentos son muy largos, y alcanzan a veces las dimensiones de la noveleta; eso impide incluir en esta selección los que me parecen sus mejores relatos: rebasarían las proporciones establecidas por el editor. Sin embargo, en los textos —que no desmerecen en modo alguno respecto de los más logrados— el lector hallará varios de los rasgos característicos del mundo alucinante del veracruzano que he destacado, como su inclinación por el tema de la niñez y la muerte y, también, su sarcasmo y sentido del humor.


Ignacio Trejo Fuentes

FUENTE: http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=259&Itemid=31&limit=1&limitstart=1

martes, 20 de agosto de 2013

DANIEL SADA. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 1992. CUENTO.

 
 


Daniel Sada
Poeta y narrador. Nació en Mexicali, México, el 25 de febrero de 1953; y falleció en la Ciudad de México, el 18 de noviembre del 2011. Estudió la Licenciatura en Periodismo, en la Escuela "Carlos Septién García". Publicó los libros de relatos Un rato (1985), Juguete de nadie y otras historias (1985), Los siete pecados capitales (Colectivo, 1989), Registro de causantes (1992, Premio Xavier Villaurrutia), Tres historias (1991), Antología presentida (1993), El límite (1996), Todo y la recompensa (2002) y Ese modo que colma (2010); las novelas Lampa vida (1980), Albedrío (1988), Una de dos (1994), llevada al cine en 2002, Porque parece mentira la verdad nunca se sabe (1999, Premio Nacional de Literatura "José Fuentes Mares"), Luces artificiales (2002), Ritmo Delta (2005, Premio Nacional de Narrativa Colima), La duración de los empeños simples (2006), Casi nunca (2008, Premio Herralde de Novela) y Ese modo que colma (2010); y los poemarios Los lugares (1977), El amor es cobrizo (2005) y Aquí (2008). El18 de noviembre del 2011, el día de su muerte, le otorgaron el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011, en la categoría de Lingüística y Literatura.

FUENTE: http://arteycultura.uanl.mx/2012/03/20/presentacion-del-libro-de-poemas-el-amor-es-cobrizo-de-daniel-sada/

lunes, 19 de agosto de 2013

VICENTE QUIRARTE. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 1991. POESÍA: "El ángel es vampiro".

Vicente Quirarte (Ciudad de México, 19 de julio de 1954- ) es un poeta y escritor mexicano. Obtuvo el doctorado en Letras Mexicanas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1998. Fue elegido miembro de la Academia Mexicana de la Lengua en el año 2002, tomó posesión de la silla XXXI el 19 de junio de 2003.1 Ha sido director de la Biblioteca Nacional de México del 2004 al 2008.2
 
 
Nació en la ciudad de México el 19 de julio de 1954. Poeta, narrador y ensayista. Estudió la maestría en lengua y literaturas hispánicas y en letras mexicanas, y el doctorado en letras en la FFyL de la UNAM. Ha sido profesor de la UIA, la ENEP-Acatlán, la UAM-Azcapotzalco, el Austin College, Texas (profesor visitante), la División de Estudios de Posgrado y la FFyL de la UNAM; investigador del IIFL de la UNAM; director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas; miembro de la comisión consultiva del CONACULTA; director general de publicaciones de la UNAM; fundador de la colección El Ala del Tigre; fundador y miembro del consejo de redacción de Sin Embargo; miembro del consejo de redacción de Vaso Comunicante; secretario de redacción de Revista Universidad de México, y de Amatlacuilo; director de la Biblioteca Nacional. Colaborador de Amatlacuilo, El Economista (columnista de Geografía Literaria), Revista Universidad de México, Sin Embargo, Unomásuno y Vaso Comunicante. Miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua desde 2003. Becario del INBA/FONAPAS, 1977. Miembro del SNCA en 1997 y 2000. Miembro del SNI desde 2004. X Premio Punto de Partida 1977. Premio Nacional de Poesía Joven de México Elías Nandino 1979 por Vencer a la blancura. Medalla Gabino Barreda 1989 para estudios de posgrado. Premio Nacional de Ensayo Literario José Revueltas 1990 por El azogue y la granada: Gilberto Owen en su discurso amoroso. Premio Xavier Villaurrutia 1991 por El ángel es vampiro. En 1994 recibió la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en el área de Creación Artística y Extensión de la Cultura. Premio Sergio Magaña 2000. Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde 2011.

Obra publicada

Crónica: Enseres para sobrevivir en la ciudad, Conaculta/ICA, Los Cincuenta, 1994. || Nuevos viajes extraordinarios, Colibrí/Secretaría de Cultura de Puebla, Aguamarina, 2004. || Un paraguas y una máquina de coser, Terracota (La escritura invisible), 2012.
Cuento: Plenilunio de la muñeca (plaquette), Oasis, Los Libros del Fakir, 1984. || El amor que destruye lo que inventa, UAM, 1988. || El amor que destruye lo que inventa. Historia de la Historia, Conaculta (Lecturas Mexicanas), Tercera Serie, núm. 96, 1995.
Ensayo: La poética del hombre dividido en la obra de Luis Cernuda, UNAM-IIF, 1985. || Perderse para reencontrarse. Bitácora de Contempóraneos, UAM, 1985. || El azogue y la granada. Gilberto Owen en su discurso amoroso, UNAM, Biblioteca de Letras, 1990. || Peces del aire altísimo. Poesía y poetas en México, UNAM/El Equilibrista, Manatí, 1993. || Tras las huellas del niño centenario (sobre Jean-Arthur Rimbaud), IMC, Cuadernos de Malinalco, 1995. || Sintaxis del vampiro. Una aproximación a su historia natural, Verdehalago, 1996. || La ciudad como cuerpo, ISSSTE, ¿Ya LeÍSSSTE?, 1999. || Vergüenza de los héroes. Armas y letras de la guerra entre México y Estados Unidos, Umbral, El Tule, 1999. || Elogio de la calle. Biografía literaria de la Ciudad de México (1850-1992), Cal y Arena, 2001.
Novela: La invensible, Planeta, 2012.
Poesía: Teatro sobre el viento armado, UV, Cuadernos del Caballo Verde, 1980. || Fra Filippo Lippi. Cancionero de Lucrezia Buti, UNAM, 1982. || Puerta del verano, Cuarto Menguante, Guadalajara, 1982. || Vencer a la blancura, Premiá, 1982. || Bahía Magdalena, UV, Luna Hiena, 1985. || Fragmentos del mismo discurso, UAM, Correo Menor, 1986. || La luz no muere sola, Gernika/SEP, El Nigromante, 1987. || El cuaderno de Aníbal Egea, IMC, Cuadernos de Malinalco, 1990. || El ángel es vampiro, Ediciones Toledo, 1991. || Luz de mayo, Toque, Poesía, Guadalajara, 1994. || Desde otra luz, DDF, 1996. || El dolorido sentir (en colaboración con Rubén Bonifaz Nuño), CONACULTA/CECUT/UNAM, Ars Amandi, 1998. || Vicente Quirarte (antología), UNAM, Material de Lectura, Serie Poesía Moderna, 1998. || El peatón es asunto de la lluvia, FCE, Letras Mexicanas, 1999. || Aníbal Egea, Brevedad, 2000. || Como a veces la vida (antología), Pre-Textos, Valencia, 2000. || Razones del samurai (1979-1999), UNAM, Poemas y Ensayos, 2000. || Zarabanda con perros amarillos, Colibrí/Secretaría de Cultura de Puebla, As de Oros, 2002; Écrits des forges poésie/Plan C, (edición bilingüe), 2004.
Teatro: La hija de Rapaccini, Era, 1990.
Antología: Cicatrices de varias geografías, Fundación Lola Buberek, Bogotá, Colombia, 1992. || Dramaturgia de las guerras civiles e intervenciones (1810-1867), CONACULTA, Teatro Mexicano Historia y Dramaturgia, 1994. || Republicanos en otro imperio. Viajeros mexicanos a Nueva York (1830-1895), UNAM/Coordinación de Humanidades/Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Ida y Regreso al Siglo XIX, 2009.

Recursos electrónicos

Noticias: "Recibe Vicente Quirarte Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde", zacatesonline.com.mx, 19 de junio de 2011.
Semblanza: César Gándara: "Vicente Quirarte: el elogio de la memoria".
FUENTE: http://www.literatura.bellasartes.gob.mx/acervos/index.php/catalogo-biobibliografico/1039?showall=1

domingo, 18 de agosto de 2013

JOSÉ LUIS RIVAS. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 1990.POESÍA.



JOSÉ LUIS RIVAS.

(Tuxpan, Veracruz, 1950) es desde hace años uno de los grandes poetas de México e hispano-américa, también un gran traductor, ensayista y editor (FCE y Universidad Veracruzana). Con su primer libro, Tierra nativa (FCE, 1982), obtuvo el Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer 1982, con La transparencia del deseo (Joaquín Mortiz, 1987) obtuvo el Aguascalientes y en 1990 el Xavier Villaurrutia por su poemario Brazos de mar (Gob. del Edo. de Veracruz) y su traducción de la Poesía completa de T. S. Eliot (UAM, 1990). Buena parte de sus versos ha sido reunida en Raz de marea. Obra poética (1975-1992) (FCE, 1994) y Ante un cálido norte (1993-2003) (FCE, 2006), donde se incluyen traducciones de Derek Walcott y Shakespeare. Es autor también de Luz de mar abierto (Vuelta, México, 1992), Un navío, un amor (Era-Conaculta, 2004) y Pájaros (UANL-Trilce, 2005). Formó parte del equipo de las revistas Diálogos y La Gaceta del Fondo. Obtuvo en 2009 el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en la rama de Lingüística y Literatura. Nos ha enviado un poema que sintetiza de manera extraordinaria su trabajo en este género, un trabajo de celebración del mundo.


Conaculta rinde homenaje al vate en el 61 aniversario de su nacimiento, que se cumple este 28 de enero
A través de casi treinta años de trabajo José Luis Rivas Vélez (28 de enero de 1950) ha construido un proyecto poético basado en el deseo de poder transmitir algo que genere una emoción semejante a la que él experimenta al escribir. Su incesante y prolífico trabajo poético recoje su visión sobre el mundo, su percepción de la vida del ser humano, sus emociones, sus sueños, su devenir en la historia. Conaculta le rinde homenaje en ocasión del 61 aniversario de su natalicio.

José Luis Rivas lamenta que la mayoría de las personas no cultiven al niño que todos llevamos dentro, que lo abandonemos "en pos de las necesidades del mundo, de la necesidad tan machaconamente repetida de producir y ser útil".

El poeta expresa que tuvo una infancia "bella en muchos aspectos, desde el punto de vista de lo bello natural. Nací muy cerca de un río y la fascinación que ejerció desde que tuve conciencia ha estado siempre, ese río desemboca a diez kilómetros en el mar y bueno esas imágenes han estado siempre en mi imaginación y en mi escritura también, hay además ciertos sueños de infancia, más bien ensoñaciones que tenían que ver con una pequeña balsa rudimentaria que yo había construido una pequeña arca de Noé selectiva en la que yo seleccionaba a los animales las personas y las plantas que harían conmigo un viaje y que terminaba desvaneciéndose en el sueño".

Nacido en Tuxpan, Veracruz, poeta, ensayista y traductor, Rivas Vélez estudió filosofía y letras españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Ha sido investigador en el Centro de Investigaciones y Servicios Educativos y en el de Estudios Sociales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México; redactor de la revista Diálogos; jefe del Departamento de Educación en el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC); fundador y miembro del consejo de la revista Caos.

Como editor ha sidocoordinador de La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, que coordinó junto a Adolfo Castañón, Jaime Moreno Villarreal, Christopher Domínguez y Alejandro Katz.

Durante 14 años que estuvo al frente de la Dirección General Editorial de la Universidad Veracruzana, tiempo en el que consolidó el prestigio de la institución puesto que amplió el catálogo con nombres como Octavio Paz, Joseph Roth, Heimito von Doderer, Joseph Conrad, Fernando Savater, Alberto Manguel, Jerzy Andrzejewski y Jean Genet, entre muchos otros.

Sobre el trabajo de José Luis Rivas en la UV, el rector Raúl Arias Lovillo, ha expresado: "Esta condición de todo editor que se precie de serlo, se cumple con creces en el caso de José Luis, cuya fiebre por la cultura se pone de manifiesto en los libros de filosofía, historia, psicología, poesía y narrativa que ha editado. Incluso después de dejar la Dirección Editorial, el impulso y la orientación que supo darle a las ediciones de esta casa de estudios se mantienen hasta el día de hoy, y muchos de los volúmenes publicados por él siguen siendo una referencia ineludible entre todos aquellos que se interesan por la literatura y la cultura en general".

José Luis Rivas ha tenido, también, una importante carrera como traductor, labor que practica desde hace varios años. A él debemos la primera traducción al castellano de la Poesía completa de T. S. Eliot, publicada por la Universidad Autónoma Metropolitana en 1990, trabajo que junto con Brazos de mar le valieron el Premio Xavier Villaurrutia en ese año.

También tradujo las obras de Saint-John Perse, editadas por Era; la Poesía completa de Arthur Rimbaud; el Omeros de Derek Walcott; una versión de La violación de Lucrecia de Shakespeare; un volumen de elegías eróticas de John Donne; las Odas de Píndaro; y versiones y recreaciones de obras de Pound, Joseph Brodsky, Aimé Césaire, Pierre Reverdy, al egipcio Georges Schehadé, Michel Tournier, Jean Marie C. Le-Clezio, Henri Bosco, Georges Schehadé y Jules Supervielle.

Rivas afirma que: "Traducir exige una especie de compenetración completa con la obra que necesitamos trasladar" y asegura que este oficio le ha permitido reescribir sólo las obras que a él le hubiera gustado escribir.

Recientemente trabajó en la traducción de una novela en verso de Les Murray, poeta australiano, que está nominado desde hace años al Premio Nobel.

José Luis Rivas ha escrito a lo largo de su carrera en medios como Agua que Pasa, Caos, Crítica, Enlace, Extensión, La Gaceta del FCE, Letras Libres, Novedades, Pauta, Revista de la Biblioteca de México, Revista Universidad de México, Sábado, y Vuelta. Ha sido becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) en 1989 y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 1994.

Ha sido distinguido con el Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer en 1982 por Tierra Nativa; Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 1986 por La transportación del deseo; Premio Nacional de Periodismo 1987; Premio Nacional de Traducción de Poesía 1990 por Poetas metafísicos ingleses. Premio Ramón López Velarde 1996 por Río; Medalla Gonzalo Aguirre Beltrán 2002, y en diciembre del 2009 galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la categoría de Lingüística y Literatura.

Su poemario La transparencia del deseo se incluye en la compilación Premio de Poesía Aguascalientes 30 años, 1978-1987.

El escritor Hernán Lara Zavala refiere que "José Luis Rivas es una de las voces más originales de la poesía mexicana y, me atrevería a decir, de la poesía contemporánea en lengua española. Es único y perfectamente identificable en el mundo de habla hispana".

Entre otros libros, José Luis Rivas ha publicado, en Poesía: Fresca de risa, Martín Pescador, 1981; Tierra nativa, FCE, Letras Mexicanas, 1982; Relámpago la muerte, Martín Pescador, 1985; La balada del capitán, UAM, Molinos de Viento, 1986; La transparencia del deseo, Joaquín Mortiz, 1987; Brazos de mar, Gob. del Edo. de Veracruz, Escritores Veracruzanos, Serie Los Voladores, 1990; Asunción de las islas, UAM, 1992; Luz de mar abierto, Vuelta, 1992; Ras de marea (poesía reunida 1975–1992), FCE, 1993; Río, publicado simultáneamente por la UAZ y el FCE, 1996; Estuario, publicado simultáneamente por Conaculta, Práctica Mortal y Norma, Bogotá, 1998; Por mor del mar, publicado simultáneamente por Ditoria y Visor Libros, Madrid, 2002; Ante un cálido norte (poesía reunida 1993-2003), FCE, 2005; Pájaros, Trilce/UANL, Tristán Lecoq, 2005; y Un navío, un amor, ERA, 2005.

YUL
México / Distrito Federal


Fuente: http://www.conaculta.gob.mx/detalle-nota/?id=10979#.UhEG1y2jmP8

Brazos de mar


Todo enmudece. Tal vez sólo aprestándose a rayar... La
mar sin una arruga semeja un cuévano del que colgaran
mondas lucientes de piel de niño...

Delante de los bohíos hay una hilera de atarrayas que
escurren todavía cuando un anciano sin dientes,
ayudado de una hueca brizna de papayo, se alista
a beber en su hamaca el agua de un coco.

Sólo destellos en viaje por la arena... Mueve el viento la
mar rizando menudas olas mientras el vuelo abismado
de un águila marina apunta el latir imperceptible
del alba.

Todo enmudece. Tal vez sólo aprestándose a nombrar... La
mar es lisa otra vez, como guijas centelleando al pie
de una escarpa en las treguas del rompiente.

Preeminencia del milagro para sí mismo, porque a nosotros
sólo nos es dable vivirlo como emanación de algo
que a cielo abierto nos rehuye.

Tal vez la dicha de vivir llega siempre con eso que sabemos
a hurto de nuestro anhelo.

¿Cómo prestar al sueño
alas
que no sean las tuyas,
mar
de mis brazos abiertos en el aire?


 

sábado, 17 de agosto de 2013

CARMEN BOULLOSA. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 1989.NOVELA.

Carmen Boullosa (Ciudad de México, 4 de septiembre de 1954) es una poeta, novelista, guionista1 y dramaturga mexicana. Forma parte de la generación sin nombre que se agrupó alrededor del Taller Martín Pescador, a la que pertenecieron Roberto Bolaño, Verónica Volkow y otros.


Wikipedia.

Carmen Boullosa (ciudad de México, 1954). Dramaturga, narradora, poeta y editora. Estudió lengua y literaturas hispánicas en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Becaria Salvador Novo (1976), del INBA/FONAPAS (1979), del Centro Mexicano de Escritores (1980), de la Fundación Guggenheim (1992). En 1998 ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte de México; después participó en el New York Public Library’s Center for Scholars and Writers (2001). Recibió el Premio Xavier Villaurrutia (1989) por Antes, La Salvaja y Papeles irresponsables. Premio Liberatur (1996), Frankfurt, Alemania, por la versión alemana de La milagrosa. Premio Anna Seghers (1997), de la Academia de las Artes de Berlín, por el conjunto de su obra. Premio de Novela Café Gijón (2008) por El complot de los románticos (Siruela, 2009).

Ha sido profesora visitante en San Diego State University (1990) y en Georgetown University (1998). Ocupó la Cátedra Alfonso Reyes de la Sorbonne (2001), así como la Cátedra Andrés Bello del King Juan Carlos Center de New York University (2002-2003), Columbia University (2003-2004). Fue becaria de las siguientes instituciones: Fundación Guggenheim (1992), Künstlerprogramm DAAD, Berlín (1996), LiBeraturpreis, Fráncfort del Meno (1997), Anna Seghers-Preis, Berlín (2001), Centro para Escritores y Académicos de la Biblioteca Pública de Nueva York, hoy Cullman Center.

Se han puesto en escena numerosas obras suyas: Vacío; 13 señoritas; X-E-Bubulú, en colaboración con Alejandro Aura: Cocinar hombres y Los totoles.

Su obra publicada incluye cuento: La Midas, Limusa, 1986; El fantasma y el poeta, Sexto Piso, Narrativa, 2007. Ensayo: Cuando me volví mortal, Cal y Arena, 2010. Novela: Mejor desaparece, Océano, 1987; Antes, Vuelta, 1989; Punto de Lectura, 2007; Son vacas, somos puercos, ERA, 1991; Isabel (novela por entregas), Unomásuno, 1992; Llanto, ERA, 1992; El médico de los piratas, Siruela, 1992; La milagrosa, ERA, 1993; Duerme, Alfaguara, Madrid, 1994; Quizá, Monte Avila Editores, Caracas, 1995; Cielos de la tierra, Alfaguara, 1997; Treinta años, Alfaguara, 1999; Punto de Lectura, 2007; De un salto descabalgaba la reina, Debate, 2002; La otra mano de Lepanto, Siruela/FCE, 2005; La novela perfecta, Alfaguara, 2006; El Velázquez de París, Siruela, España, 2007; La virgen y el violín, Siruela, 2008; El complot de los románticos, Siruela, España, 2009; Las paredes hablan, Siruela, España, 2010. Poesía: El hilo olvida, La Máquina de Escribir, 1978; La memoria vacía, Martín Pescador, 1978; Ingobernable, UNAM, Cuadernos de Poesía, 1979; Lealtad, Martín Pescador, 1981; Abierta, Práctica de Vuelo, 1983; La salvaja, FCE, 1988; La delirios, FCE, 1998; Sangre, Taller Tres Sirenas, 1991; Soledumbre, UAM, Al Margen, 1992; Envenenada: antología personal, Pequeña Venecia, Caracas, 1993; Niebla, Martín Pescador, Michoacán, 1997; Jardín Eliseo, Elyssian Garden, trad. Psiche Hugues, litografías de Phillip Huges, Artegráfico, Monterrey, 1999; La Delirios, FCE, Letras Mexicanas, 1998; Agua, El Taller Martín Pescador, 2000; La bebida, FCE, 2002; Salto de mantarraya-Jump of the Mantarray, The Old School Press, 2002; Salto de mantarraya (y otros dos), FCE, 2005; Allucinata e selvaggia (poesie 1989-2004) [Edición bilingüe italiano-español], LietoColle, Italia, 2008; La patria insomne, UANL/Hiperión, 2011. Teatro: Cocinar hombres: obra de teatro intimo, Ediciones La Flor, 1985; Teatro herético (Aura y las 11 mil vírgenes, Cocinar Hombres y Propusieron a María), UAP, 1987; Mi versión de los hechos, Arte y Cultura, 1987; Pesca de piratas: audiolibro, Radio Educación, 1993; Los Totoles, Alfaguara, 2000.

Fuente: http://www.lanovelacorta.com/index.php?option=com_content&view=article&id=175&Itemid=171

viernes, 16 de agosto de 2013

ERNESTO DE LA PEÑA. PREMIO XAVIER VILLAURRUTIA 1988. CUENTO.

La sabiduría no se oculta. La generosidad, tampoco. Sabiduría y generosidad son los dos pilares que sostienen a Ernesto de la Peña

La sabiduría no se oculta. La generosidad, tampoco. Sabiduría y generosidad son los dos pilares que sostienen a Ernesto de la Peña, al erudito sin pedantería, a ese extraño ombudsman de la cultura quien ha animado como pocos y con minuciosidad de relojero la mesa de la cultura.

Si De la Peña no ha logrado masificar la lectura de los clásicos, su persistencia nos ha hecho ver que ellos, los clásicos, allí están y tienen muchas cosas de actualidad qué decirnos.

"Es obligado, dice, leer a los clásicos y es necesario alejarse de los libros de moda". Tiene razón: los libros accesorios son eso, accesorios, y los esenciales los que subsisten generación tras generación, los que en realidad pueden acompañarnos.

Poeta, ensayista, cuentista, novelista Ernesto de la Peña es una de las máximas autoridades del mundo en materia de religiones. Para cristianos, judíos, musulmanes es una referencia inevitable. A los creyentes los invita a leer los Evangelios sin miedo a condenarse y a los ateos a encontrar en los ritos religiosos ese humanismo que muchas veces nos hace falta. Con él podremos enterarnos, por ejemplo, que Jesucristo no nació el 24 de diciembre pero, también, que su doctrina del perdón, que anula el pasado, nos puede humanizar.

Ernesto de la Peña nació en una biblioteca el 21 de noviembre de 1927. Estudió letras en la UNAM y allí, griego, latín, ruso, árabe, sánscrito, chino, lingüística indoeuropea y hebreo. En la actualidad domina más de treinta idiomas y conoce, como muy pocos, ese lenguaje universal que es la música. No en vano es uno de los comentaristas de The Metropolitan Opera House.

Aunque es autor de pocos libros a él debemos una de las labores de difusión cultural más constantes en nuestro país. Desde los setentas incursionó en los medios electrónicos con programas o secciones especializados en literatura, música, lingüística. El fue uno de los pioneros y principales divulgadores de las etimologías de manera masiva en televisión. "Sopa de letras", programa en el que varios eruditos de manera amena indagaban sobre el origen de las palabras que el público les pedía, hizo época.

Una de sus últimas incursiones en ese sentido las hizo en el primer programa dedicado al fenómeno migratorio, "Conexión México", con la cápsula "Espanglés" en la que despejaba las dudas de ciertas expresiones idiomáticas o palabras utilizadas por los migrantes mexicanos en Estados Unidos. Es lástima que De la Peña ya no cuente con un espacio en la televisión y radio culturales para que comparta su erudición lingüística en forma amena.

Por fortuna aún conserva espacios en la radio donde puede reflexionar, por ejemplo, sobre Shakespeare y la ciencia ficción, o sobre el interminable universo de la llamada música clásica.

Este 21 de noviembre será homenajeado en Bellas Artes por sus ochenta años. Qué bueno, pero el mejor homenaje consistiría en reeditar sus libros que no son muchos y que no son fáciles de conseguir. "Las estratagemas de Dios" (Premio Xavier Villaurrutia 1988), "Las máquinas espirituales" (1991); "El indeleble caso de Borelli" (1991), Mineralogía para intrusos (1993); "El centro sin orilla" (1997), "Las controversias de la fe" (1999), "Los evangelios según Mateo, Marcos, Lucas y Juan" (versión directa del griego) y "Palabras para el desencuentro" (2005).

Podrían también editarse en forma de disco o de libro sus programas sobre opera, literatura o religiones , como ya se hizo con "El centro sin orilla"y reunir sus excelentes traducciones y ensayos sepultados en las hemerotecas como los que dedicó a Proust, Valéry, Mallarmé, Eliot, Rilke, Ezra Pound, Prokofiev, Homero, Anaxágoras, Bach, Wagner, Mata Hari.

La tradición de los medios electrónicos es el olvido. Buena parte del trabajo de divulgación cultural de Ernesto de la Peña lo ha hecho en esos medios. Ojalá y no permitamos que su vasto saber forme parte de esa tradición. Siempre es provechoso para todos tener acceso al saber ardiente.

Fuente:

http://www.esmas.com/noticierostelevisa/noticieros/678428.HTML


jueves, 15 de agosto de 2013

ALBERTO RUY SÁNCHEZ LACY. Premio Xavier Villaurrutia 1987.

Alberto Ruy Sánchez Lacy (Ciudad de México, 7 de diciembre de 1951), es un editor y escritor mexicano, autor de más de veinte libros de ensayo, poesía, cuento y novela.

Desde 1988 es Director General de la revista Artes de México y Presidente del Consejo de la empresa editorial que la publica. Sin duda la publicación de arte y cultura líder en América Latina, con más de cien premios nacionales e internacionales en su primera década. Doctorado por la Universidad de París, ha sido profesor invitado en varias universidades, incluyendo Stanford y Middlebury, e imparte con frecuencia conferencias y seminarios en Europa, África, Asia y todo el continente americano. Su obra ha sido elogiada por Octavio Paz, Juan Rulfo, Severo Sarduy, Alberto Manguel, Claude-Michel Cluny entre otros, y ha sido premiado por varias instituciones. Como narrador es un autor de culto cuyos libros no dejan de reeditarse y como ensayista es un respetado e influyente crítico cultural cuyas ideas crean opinión.


FUENTE: WIKIPEDIA.

Los nombres del aire

«Los nombres del aire es una sorpresa. No invención de un lenguaje sino un lenguaje inventor de atmósferas insólitas.» Octavio Paz

Esta novela es una exploración de la sensibilidad deseante de las mujeres. Así como su novela hermana, En los labios del agua, interroga el deseo de los hombres; y una tercera, Los jardines secretos de Mogador, es una búsqueda de sus encuentros en fugaces paraísos.

Todas se sitúan en la ciudad imaginaria de Mogador. Donde se tejen los deseos, donde los cuerpos voraces se transforman imaginariamente, donde todo nos recuerda la profunda vena arábigo-andaluza de nuestra cultura, como una cicatriz olvidada detrás de nuestro sexo.

La prosa de Los nombres del aire es un espacio envolvente, lleno de placeres minuciosos. Está muy cerca de la poesía y su estructura minuciosa es como un poema extenso: es seductora prosa de intensidades

http://www.alfaguara.com/mx/libro/los-nombres-del-aire-1/

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LOS PLACERES DE LA LITERATURA LATINA PIERRE GRIMAL FRAGMENTO

 CAPÍTULO I La primera poesía La literatura latina comenzó con la poesía, que debutó al mismo tiempo que la epopeya y el teatro. Hay múltipl...

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